EL Rincón de Yanka: junio 2020

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martes, 30 de junio de 2020

EL LEGADO DEL COVID: "DAD TODO AL CÉSAR" 🔆⛪ PORQUE EL ENEMIGO #1 ES LA EUCARISTÍA


EL LEGADO DEL COVID:
"DAD TODO AL CÉSAR"

Abajo la máscara: 
el enemigo número uno es la Eucaristía
«La epidemia ha puesto en evidencia la precariedad humana y ha desenmascarado la mentira del individualismo que ha propiciado la ruptura de vínculos con la familia, con la tradición y con Dios». «La Santa Misa es el cielo en la tierra y sin ella el hombre desfallece». El Coronavirus es un golpe a «la soberbia del globalismo y de la sociedad tecnocrática», pero también para la Iglesia que ahora debe «volver a las cuestiones básicas que afectan a la salvación humana». Juan Antonio Reig Pla
¿Tenemos el gran estado litúrgico que indica que la Eucaristía es el enemigo público número uno y los obispos mandarines que lo hacen? Ellos están de acuerdo. Quítate la máscara y admítelo: el enemigo es el Pan Angélico. Era necesario guardar la semilla, exponerla, adorarla, confiarla. En cambio, lo quitamos de la vista de todos, arrestados en el altar y ahora lo señalamos como un vehículo de contagio, enemigo público número uno. Habiendo perdido su credibilidad en el momento de la prueba, ¿con qué autoridad puede hablar desde sus sillas enseñando y amonestando?

No nos engañemos y dejemos que la píldora no se dore: esta larga y agotadora temporada de epidemia -que no de pandemia- nos ha dejado un gran legado que enfrentar: un ataque sistemático a la Eucaristía. Llamamos a las cosas por sus nombres y tomamos nota de que cuando todo vuelve a la normalidad, aunque con dificultad, la víctima es precisamente el Cuerpo de Cristo. Estábamos acostumbrados a verlo atacado en los sacrilegios, en las procesiones blasfemas de los LGBT, pero fueron demasiado llamativos e impresionaron, fuimos más allá y no reparamos.

Estamos acostumbrados a verlo bajo ataque en doctrinas progresistas, en concesiones casuísticas para divorciados y vueltos a casar u homosexuales viviendo juntos y bendiciendo, en "qué quieres que sea el pecado", pero incluso aquí la Iglesia ha pospuesto, parloteando sobre "misericordia" y de rigidez

Y ahora lo vemos bajo ataque diabólico y oculto en forma de higiene. Y, sin embargo, los obispos no lo notan, cegados por el miedo a molestar a un estado que ahora se ha convertido en el funcionario en sotana y carrete.

El viernes por la noche, el Comité Científico Técnico llegó a escribir esta bestialidad: "El momento litúrgico de la Eucaristía que el oficiante primero se dirige a sí mismo y luego distribuye a los fieles representa una de las fases más críticas para la posibilidad de que el ser humano propague el virus".

¿Todavía no entendemos? La Eucaristía es el riesgo, el mayor peligro. El anfitrión es la crisis. El Pan Celestial es el enemigo público número uno y esta convención expresada con complacencia por un comité de pseudocientíficos, cuyos nombres y apellidos no conocemos, de un gobierno ateo aceptado sin ser cuestionado por los obispos que permiten que esto se diga del Cuerpo de Cristo. Con esta lógica, la Eucaristía representará un peligro también para todos los demás virus del futuro. Llegará el virus bichotox o la bacteria Pablo Iglesias: el primero en perder será usted, y con usted, nosotros.

Es evidente que para escribir tal bestialidad, que entre otras cosas no tiene base científica porque incluso los niños ahora saben que, siempre que no tosen frente a los fieles o estornuden frente a él, la transmisión del virus no está allí, el centro de coordinación de aletas sanitarias ha tenido carta blanca y manos libres. Una concesión que pudo tomar porque los obispos y cardenales italianos han renunciado a su papel de guía, dando precisamente la guía a un comité de salud pública que ha dictado las reglas a voluntad. 

Pero al final, estos obispos han hecho un pequeño esfuerzo para aceptar estas bofetadas ministeriales que derrocaron el Cuerpo de Cristo como un mero alimento de la despensa y redujeron su autoridad a la de mandarinas capaces ahora de pedir permiso al Estado incluso para quitarse un par de guantes: ya habían aceptado las bofetadas en la Eucaristía con las deriva doctrinales, con las herejías más o menos enmascaradas de la Eucaristía como un derecho. 

Luego vino la cuarentena, la parada en las misas con la gente y luego nos dijeron que teníamos que consolarnos con la comunión espiritual: lo hicimos domesticados. Mientras tanto, se nos ha prohibido ir a la iglesia para poder recibirlo fuera de la misa. Alguien pensó en enviarte como paquete a los fieles en casa: e incluso aquí hemos guardado silencio.

Experimentamos el punto más bajo con la incursión de los policías en la iglesia durante la misa, justo cuando el pan de los hombres se convirtió en pan divino. La Eucaristía detenida, el sacerdote multado y aquí también: todo en silencio. Ningún obispo indignado, nadie que alzó la voz por un sacrilegio que solo Vittorio Sgarbi, ¿entiendes? - sintió que tenía que presentarse ante la justicia. 

Con la reanudación de las misas en mayo, revisamos la Eucaristía, pero nos la dieron con guantes de látex sacrílegos y obligatoria en la mano. Los párrocos más atrevidos incluso han aconsejado no arrodillarse, obviamente sin explicar cómo se transmitiría la infección. Y ahora, estamos anteayer, podremos recibirlo nuevamente sin los guantes, pero no en la boca. Mientras tanto, las devociones eucarísticas más queridas, como la Procesión del Corpus Christi, han saltado sin un golpe.

En abril y mayo, obispos y lacayos clericales idolatraron a los científicos como héroes, independientemente de lo que muchos de ellos patrocinaran. También se pagaron honores semidivinos al profesor Massimo Galli de Milán, pero nadie le respondió a la cara cuando dijo que "la misa no es necesaria, ni una prioridad" al reducir el anfitrión a cualquier pan. Nadie le respondió en rimas, nadie defendió la Eucaristía. 

El resultado es este: la Eucaristía como enemigo público número uno.

Quítate la máscara y admítelo: el enemigo es el Pan de los Ángeles. Era necesario guardar la semilla, exponerla, adorarla, confiarla. En cambio, lo hemos eliminado de la vista de todos y ahora lo señalamos como un vehículo de contagio, enemigo público número uno. Habiendo perdido su credibilidad en el momento de la prueba, ¿con qué autoridad puede hablar desde sus sillas enseñando y amonestando?
San Francisco de Sales: "Los enemigos declarados de Dios y de la Iglesia deben ser atacados y censurados con toda la fuerza posible. La caridad obliga a gritar al lobo cuando un lobo se ha deslizado al medio del rebaño y aún en cualquier lugar que se lo encuentre” 
Santo Tomás de Aquino: “Si soportar las injurias que nos alcanzan personalmente (y respetar a las personas que las profieren) es un acto virtuoso, soportar las que atañen a Dios es el colmo de la impiedad”.
Quien No Se Encoleriza Santamente Cuando lo Exige La Razón, Peca: San Juan Crisóstomo: “Sólo aquel que se indigna sin motivo se vuelve culpable; quien se indigna por un motivo justo no tiene culpa alguna. Pues, si faltase la ira la ciencia de Dios no progresaría, los juicios no tendrían consistencia y los crímenes no serían reprimidos. Más aún: aquel que no se indignare cuando la razón lo exige, comete un pecado grave; pues la paciencia no regulada por la razón, propaga los vicios, favorece las negligencias y lleva al mal, no solamente los malos, sino sobre todo los buenos”. (Hom. XI, In Nath.)

LA EPIDEMIA O CORONAVIRUS, LA EXCUSA PERFECTA 
PARA LOS FALSOS Y ASALARIADOS 
PASTORES DE LA ANTI-IGLESIA, 

LA NUEVA (SUB) NORMALIDAD EN LA MISA
ESTO OCURRE EN MÉXICO - ARGENTINA - ESPAÑA ETC, ETC. 


MASCARILLAS, TAPABOCAS, GUANTES, ALCOHOL EN GEL, DISTANCIA SOCIAL  Y LA MISA  NOVUS ORDO (Nuevo Orden de los Siglos) aparece en el reverso del Gran Sello de los Estados Unidos, diseñado por primera vez en 1782 e impreso en la parte de atrás del billete de un dólar estadounidense desde 1935. CADA VEZ PEOR...

LA EUCARISTÍA: ENEMIGO PÚBLICO N°1
ITALIA COMO ESPAÑA, EL GOBIERNO ATACA A LA EUCARISTÍA 
ANTE EL SILENCIO Y COMPLICIDAD DE ROMA. 
Relata Enzina Pasquali texto de Andrea Zambrano 
"LA HERENCIA DEL COVID"



Los cristianos que andan repitiendo como un loro, "no debes mezclar la fe con la política" y usan pasajes bíblicos descontextualizados como "dad al César las cosas que son del César y a Dios las cosas que son de Dios" (Mateo 22:20-22), son los mismos que se quejan constantemente de la calidad del sistema de escuelas públicas de sus hijos, que los políticos no están haciendo lo suficiente por ellos, que el gobierno está sumido en la corrupción y son los primeros en apoyar y votar por candidatos que prometen falsos paraísos en la tierra con su políticas estatistas destructivas.

Pero nunca me han respondido cuando les pregunto: ¿y qué es lo que le pertenece a César?

Les diré qué NO le pertenece al César:

1. Nuestro trabajo.
2. Nuestras familias.
3. La educación de nuestros niños.
4. Nuestra propiedad.
5. Nuestra conciencia.
6. Nuestra libertad.
7. Nuestra vida.

Pero, ¡entonces qué le pertenece al César! me responderán indignados los cristianos idólatras del Estado.
Sencillo: la moneda que imprime con su semejanza deificada en un intento de expropiarse de nuestra riqueza y nuestras vidas vía el monopolio tributario. Que César se quede con su moneda, y nosotros con nuestra riqueza. Pues nuestra Vida entera, desde nuestro intelecto hasta nuestra capacidad creativa para transformar el mundo material que nos rodea según con nuestros diseños y deseos, lleva impreso la clara imagen de nuestro verdadero Señor: "Imago Dei", la imagen de DIOS. Nuestra vida y su labor pertenece a DIOS, no a César.

En palabras del célebre economista francés, Frédéric Bastiat:

“Gozamos el obsequio de DIOS que incluye a todos los demás. Este obsequio es la Vida—la vida física, intelectual y moral.
Pero la vida no se puede mantener por sí sola. El Creador de la vida nos ha entregado la responsabilidad de preservarla, desarrollarla, y perfeccionarla. Para que podamos lograr esto, Él nos ha otorgado muchas facultades maravillosas. Él nos ha puesto en medio de una variedad de recursos naturales. Al aplicar nuestras facultades a estos recursos naturales, los convertimos en productos, y los usamos. Este proceso es necesario para que la vida pueda desarrollar su curso designado.
La Vida, las facultades, la producción—en otras palabras, la individualidad, la libertad, la propiedad—esto es el hombre. Y a pesar de la astucia de los líderes políticos diestros, estos tres obsequios de DIOS preceden toda la legislación humana, y son superiores a ella”. (La Ley, 1850)

¿Qué le pertenece al César? En suma: nada. ¿Qué le pertenece a DIOS? Absolutamente todo, pues aún el César es un instrumento de juicio en Sus manos para castigar a aquellas poblaciones que se olvidan de ÉL, y ponen su confianza en el hombre.
Entienda quien pueda …

MASCARILLEIROS
DIMISIÓN JULIÁN BARRIO BARRIO
AVISO sobre el uso de mascarilla en el interior 
de la Catedral de Santiago de Compostela
Coruña Galicia

Lo que no es cristiano ni fraterno es que las iglesias o catedrales utilicen el mundano "reservado o derecho de admisión" como si fuera un club o un bar. La Iglesia no es privado, es público. La Iglesia es sociedad de hermanos y nunca se reserva el derecho de admisión, siempre deben están abiertas las puertas para todos sin distinción. El Derecho de Admisión, se encuentra en el artículo 14 de la constitución Española y cita lo siguiente:

“Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”. Finalmente si el titular de dicho establecimiento público indica una admisión que no sea legal ni esté establecida por la ley, deberá ser aprobado por las autoridades pertinentes, ya que el régimen de aplicación de normas se regula de la misma manera que las condiciones de admisión. El derecho de admisión se debe ejercer con respeto a la integridad de los ciudadanos y a sus derechos fundamentales, tal como indica la constitución, sin que en ningún caso ocurran actos de discriminación alguna, bien sea por nacionalidad, raza, sexo, religión, opinión y cualquier otra condición o circunstancia personal o social.
Damián Galerón: NIMROD
Un vídeo rabiosamente de actualidad; que aborda, entre otros acontecimientos actuales, el viaje de Bergoglio a Irak, a través del cual el historiador establece un paralelismo histórico que anuncia la llegada del anticristo. El título: "Nimrod"; el primer dictador del mundo, predecesor del que está por aparecer.
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IMPACTANTE VÍDEO QUE DEBERÍAN VER LOS SACERDOTES PARA DESPERTAR DE UNA VEZ

Muy recomendable que este vídeo sea compartido especialmente con los sacerdotes. En él vemos primeramente a un sacerdote reconociendo que actuaron mal, muy mal, y pide perdón a la gente, a los fieles, pero sobre todo, a Jesús Eucaristía. Ojalá que ese examen de conciencia sea fructífero en él y en muchos más sacerdotes.
La segunda parte del vídeo es CONMOVEDORA, porque son escenas de la película Romero, y vemos lo que sí ha de hacer un buen pastor, DAR LA VIDA POR SUS OVEJAS, amando más a Dios que a su propia vida.Damián Galerón: NIMROD
Un vídeo rabiosamente de actualidad; que aborda, entre otros acontecimientos actuales, el viaje de Bergoglio a Irak, a través del cual el historiador establece un paralelismo histórico que anuncia la llegada del anticristo. El título: "Nimrod"; el primer dictador del mundo, predecesor del que está por aparecer.


VACUNARSE VENENO ES UN ACTO CRIMINAL


VER+:



La asociación Liberum asegura que acudirá a los tribunales si la Fundación Catedral no retira en 24 horas la exigencia del protector para acceder a la basílica














Nosotros los católicos lo que esperamos de nuestros pastores es que nos faciliten y defiendan el derecho que como fieles tenemos a practicar el culto y a recibir los sacramentos.

Los Centros de Espiritualidad Ignaciana mantendrán el distanciamiento social y de protección higiénico-sanitaria



lunes, 29 de junio de 2020

HÉROES DEL PROGRESO 13: JAMES ELAM Y PETER SAFAR; CESARE BECCARIA; CHARLES DOTTER Y ANDREAS GRUENTZIG 🔬



Héroes del progreso, 
parte 37: James Elam y Peter Safar
Alexander C. R. Hammond destaca la contribución de los médicos James Elam y Peter Safar a salvar millones de vidas mediante el descubrimiento y popularización del método moderno de reanimación cardiopulmonar.
Hoy presentamos la parte No. 37 de una serie de artículos publicados por HumanProgress.org titulada “Héroes del Progreso”. Esta columna provee una breve introducción a los héroes que han realizado una contribución extraordinaria al bienestar de la humanidad. 
Esta semana, nuestros héroes James Elam y Peter Safar, los dos médicos que descubrieron y popularizaron la técnica moderna reanimación cardiopulmonar, también conocida como RCP. El método moderno de RCP de Elam y Safar se enseña a la gente alrededor del mundo como la manera de resucitar a una persona inconsciente. El Foro Económico Mundial ha estimado que la técnica de reanimación de RCP ya ha salvado a 5 millones de personas y continúa salvando a cientos de miles de personas cada año.

Antes del RCP, la gente utilizaba muchos métodos peculiares de reanimar a los pacientes inconscientes. En la era medieval, se usaba la flagelación. En los 1500s, la gente comúnmente utilizaba los fuelles de una chimenea para soplar viento caliente y humo hacia la boca del paciente. A fines de los 1800s, se recomendaba estirar la lengua de una persona inconsciente mientras se le hacía cosquillas en la garganta con una pluma. Hasta la década de 1950, a la gente se le recomendaba reanimar a los pacientes levantando los brazos de la persona inconsciente y aplicándole presión a su pecho. Sin embargo, estos métodos de reanimación ineficaces en gran medida han sido abandonados gracias al trabajo de Elam y Safar.

James Elam nació el 31 de mayo de 1918 en Austin, Texas. Elam nació prematuro, pesando solo dos libras al momento de nacer. Por lo tanto, cuando era un niño, tuvo problemas respiratorios. Luego recordaría que sus experiencias en la infancia con las dificultades respiratorias influyeron en sus decisiones acerca de su carrera profesional. En 1942, Elam se graduó con un título de Bachiller en Artes de la Universidad de Texas. Tres años después, obtuvo su título de medicina de la Escuela de Medicina de John Hopkins.
Luego de una pasantía en el Hospital Naval de EE.UU. en Bethesda, Maryland en 1946, Elam decidió seguir entrenándose en medicina en la Universidad de Minnesota. Durante su tiempo en Minnesota, Elam se interesó en la respiración. Luego de escuchar que las parteras en Europa tuvieron algo de éxito utilizando la técnica de respiración boca a boca para reanimar a los recién nacidos, empezó a imaginar si habría una manera más efectiva de resucitar a los pacientes que la existente técnica de levantar los brazos y presionar el pecho. 

Luego de pasar un par de años estudiando cirugía en el Hospital Barnes en St. Louis, Elam empezó a enfocarse en la fisiología respiratoria. Aunque no fue el primero en crear un respirador, Elam creó varios y estos demostraron ser capaces de asistir a los pacientes hospitalizados. Elam sabía que sus respiradores serían inútiles para los pacientes que experimentaban dificultades respiratorias fuera de un hospital y, como resultado de esto, empezó a trabajar en lo que se llegaría a conocer como “la respiración de rescate”.
En 1954, Elam fue capaz de demostrar que el aire exhalado era exitoso para proveer la oxigenación adecuada para la reanimación. Trató de capturar la atención en torno a sus hallazgos de la comunidad médica y el público en general. Sin embargo, no fue hasta que recibió ayuda de Peter Safar que el descubrimiento de Elam se convertiría en sabiduría común. 

Peter Safar nació el 12 de abril de 1924 en Viena, Austria. Safar empezó a estudiar medicina a los 19 años en la Universidad de Viena. Se graduó con un título de medicina en 1948. En 1949, aceptó una residencia en cirugía en la Universidad de Yale. 
Luego de un breve tiempo entrenándose en anestesióloga en la Universidad de Pennsylvania, Safar se mudó a Lima, Perú y fundó el primer departamento académico de anestesióloga en el país. En 1954, Safar se convirtió en el jefe del Departamento de Anestesiología en el Hospital John Hopkins en Baltimore, Maryland. Dos años después, Safar se reunión con Elam en la reunión de la Sociedad Americana de Anestesiólogos en Kansas City. 

Mientras compartían un traslado de vuelta a Baltimore, el par debatió acerca de las ventajas y desventajas de los métodos de reanimación. Luego de que Elam explicara que había tenido éxito demostrando que el aire exhalado era un gas adecuado para la reanimación, Safar sugirió y luego condujo una serie de experimentos para demostrar que el aire exhalado de la respiración boca a boca podía mantener niveles de oxígenos satisfactorios en un paciente que no estaba respirando. 

Juntos, los dos perfeccionaron los pasos iniciales del RCP, el cual incluía la maniobra de inclinar la cabeza para abrir la vía respiratoria del paciente, y el método preciso de la respiración boca a boca. Estos experimentos resaltaban el fracaso de los métodos comunes de reanimación de presionar el pecho y levantar los brazos, y documentaba la superioridad de la técnica del aire exhalado.
En 1957, Safar escribió un libro titulado The ABC of Resucitation que combinó (según sus siglas en inglés) los métodos del RCP: la A (vía respiratoria), y la B (la respiración) con la C (compresiones en el pecho). En 1958, Safar publicó los descubrimientos de sus experimentos del RCP en un estudio publicado en el Journal of the American Medical Association.
En 1959, Elam escribió un panfleto instructivo titulado Rescue Breathing que era mucho más breve y resaltaba su método de RCP. El éxito de la publicación condujo a Elam a producir sus propios films demostrando la técnica. El par también contribuyó al desarrollo del maniquí para practicar el método de RCP, denominado Resusci Anne.

La evidencia contundente para su método de RCP significaba que, en las palabras del mismo Safar, el cambio desde la anterior técnica de presionar el pecho y levantar los brazos hacia la técnica de la respiración boca a boca fue “extremadamente rápido”. Para 1960, el método de RCP de Elam y Safar había sido adoptado por la Cruz Roja Americana, la Academia Nacional de Ciencias, y antes de que pasara mucho tiempo esta llegó a enseñarse alrededor del mundo.
En reconocimiento a su trabajo, Elam y Safar recibió una plétora de premios y honores. Elam recibió un Certificado de Logros por parte de las Fuerzas Armadas. En 1962, la Sociedad Médica del Estado de Nueva York le dio a Elam el honor más alto —el Premio Albert O. Bernstein. Safar recibió en 1999 el honor más alto para un civil en Austria, el Honor de la Cruz. En tres ocasiones, fue nominado al Premio Nobel de Medicina.

Posteriormente, Elam fundó la Sociedad de Anestesia y Perinatología Obstétrica. Hasta su muerte el 10 de julio de 1995, Elam continuó experimentando y modificando una variedad de dispositivos anestésicos. 

Safar luego creó el primer departamento académico de anestesiólogía y el primer programa de entrenamiento en medicina de cuidados intensivos en la Universidad de Pittsburgh. Safar señaló que el objetivo a lo largo de su vida era “salvar los corazones y cerebros de aquellos que eran demasiado jóvenes para morir”. Continuó realizando sus investigaciones hasta que murió el 3 de agosto de 2003.
Gracias a los trabajos de James Elam y Peter Safar, la medicina de emergencia ha mejorado. El método moderno de RCP de ellos continúa siendo enseñado alrededor del mundo y se le atribuye a este el haber salvado a cientos de miles de vidas cada año. Por estas razones, James Elam y Peter Safar son nuestros Héroes del Progreso No. 37.
Héroes del progreso, 
parte 38: Cesare Beccaria
Alexander C. R. Hammond destaca la contribución de Cesare Beccaria a la abolición del castigo capital en casi todo el mundo y al fin de los castigos crueles e inusuales.
Hoy se marca la edición número 38 en una serie de artículos publicados por HumanProgress.org titulada “Héroes del Progreso”. Esta columna provee una breve introducción a los héroes que han realizado una contribución extraordinaria para el bienestar de la humanidad. 
Esta semana, nuestro héroe es el criminólogo italiano del siglo XVIII, Cesare Beccaria. 
Beccaria fue el primer escritor moderno para abogar por la abolición del castigo capital y el fin de los castigos crueles y tortuosos. Beccaria creía que las penalidades por crímenes por crímenes deberían ser proporcionales a la severidad de la ofensa y que los criminales no deberían ser castigados hasta que se demuestre su culpabilidad en una corte de Derecho. Muchos consideran que Beccaria es el padre de la justicia criminal. Gracias a su trabajo, muchas naciones se inspiraron para establecer profundas reformas legislativas que garanticen el debido proceso, y para acabar con la tortura y la pena capital.

Cesare Beccaria nació el 15 de marzo de 1738 en Milán, Italia. Su padre era un aristócrata con un ingreso moderado. A los 8 años de edad, Beccaria fue enviado a un internado jesuita en Parma. Beccaria se destacó en matemáticas, aunque sus primeros días como estudiante dieron poca indicación de su brillantez intelectual. Cuando era un niño, Beccaria era proclive a un temperamento volátil, que provocaba periodos de un entusiasmo inmenso, seguidos de periodos de depresión e inactividad —una característica que lo acompañaría el resto de su vida.
En 1754, Beccaria se inscribió en la Universidad de Pavia y para 1758, recibió su título de Derecho. A mediados de sus años veinte, Beccaria se hizo amigo de Pietro y Alessandro Verri —dos hermanos y escritores de la aristocracia de Milán. Juntos, estos jóvenes formaron una sociedad literaria llamada “La Academia de los Puños”. El grupo con un nombre divertido se dedicó a la promoción de reformas económicas, políticas y administrativas. La sociedad leía a muchos de los pensadores de la Ilustración francesa y británica y juntos establecieron su propia revista llamada Il Caffè. La revista fue realizada siguiendo el modelo del English Spectator y buscaba introducir a los italianos a las ideas de la Ilustración.

En 1763, inspirado por su participación en la Academia de los Puños, Beccaria volcó su atención al estudio del derecho criminal. Aunque no tenía experiencia previa trabajando con la justicia criminal, en 1764 Beccaria publicó su ensayo más influyente, titulado De los delitos y las penas.
El breve ensayo criticaba duramente el uso de la tortura, el poder discrecional de los jueces, la falta de consistencia e igualdad en las sentencias, y el uso de la pena capital. Beccaria argumentó que las sentencias deberían ser proporcionales a la severidad de la ofensa, y que solo deberían ser lo suficientemente severas como para garantizar la seguridad y el orden. Escribió que cualquier cosa más allá de eso constituiría una tiranía. El objetivo del ensayo de Beccaria era criticar el sistema legal existente, el cual sentía que era poco claro e impreciso, y en gran medida basado en una mezcla del Derecho romano y las costumbres locales, en lugar de estar basados en la racionalidad. Beccaria creía que la opacidad de las leyes era una forma deliberada que tenía el gobierno de controlar al pueblo.
El ensayo de Beccaria argumentó que le eficacia de la justicia criminal depende en gran medida de la certeza del castigo, en lugar de su severidad. A diferencia de muchas obras anteriores a esta, la publicación de Beccaria también abogó por el principio de que nadie debería ser sentenciado hasta que se demuestre su culpa en una corte de Derecho.

El ensayo de Beccaria se volvió un éxito y fue rápidamente traducido al francés, inglés, holandés, alemán y español. Inicialmente, por miedo de la reacción del gobierno, Beccaria eligió publicar el ensayo de manera anónima. Pero, luego de su veloz éxito, Beccaria pronto lo volvió a publicar revelando que él era al autor. Poco después de su publicación, Catalina la Grande de Rusia respaldó las ideas de Beccaria, y Thomas Jefferson y John Adams señalaron su importancia como guía para los Padres Fundadores, y como influencia para la Carta de Derechos y la Constitución de EE.UU. Las reformas legislativas en Suecia, Rusia y el Imperio Habsburgo fueron sumamente influenciadas por el tratado de Beccaria, y el ensayo ejerció una enorme influencia sobre las reformas de derecho criminal alrededor de otras partes del continente Europeo.
A fines de la década de 1760, Beccaria volcó su atención al estudio de la economía, aunque ninguno de sus trabajos posteriores adquirió el mismo éxito que De los delitos y las penas. En 1768, aceptó la cátedra de economía pública y comercio en la Escuela Palatina de Milán. Dos años después, Beccaria fue designado como miembro del Consejo Económico Supremo de Milán. Mientras estuvo en el cargo, Beccaria se enfocó en gran medida en asuntos relacionados a la educación pública y la política laboral. Uno de los reportes posteriores de Beccaria también jugó un papel importante influyendo en la posterior adopción en Francia del sistema métrico.

El último periodo de la vida de Beccaria fue manchado por dificultades familiares y problemas de salud. Las disputas en torno a propiedades entre sus hermanos resultaron en litigios, que lo mantuvieron distraído por años. Redujo el tiempo de su vista a París en 1766 debido a que extrañaba su casa y nunca volvió al extranjero. Durante muchos años, un nuevo mito creció en torno a que el silencio literario de Beccaria se debía a su expulsión del gobierno de Milán. En realidad, su silencio se debía a periodos recurrentes de depresión. Aunque Beccaría fue inicialmente entusiasta acerca de la Revolución Francesa, pasó los últimos meses entristecido por la violencia del “Reino del Terror”. Murió el 28 de noviembre de 1794 en su ciudad natal de Milán, Italia.
El trabajo de Beccaria cambió fundamentalmente y para bien los sistemas de justicia criminal en muchos países. Como el primer escritor moderno que abogó por la abolición de la pena capital, puede ser considerado como el fundador del movimiento en contra de la pena capital que todavía existe hoy en muchos países. Gracias a Beccaria, los castigos crueles e inusuales ya no son la norma en gran parte del mundo. Como resultado de su trabajo, una cantidad incomprensible de sufrimientos e injusticias se han evitado. Por estas razones, Cesare Beccaria es nuestro Héroe del Progreso No. 38.
Este artículo fue publicado originalmente en HumanProgress.org (EE.UU.) el 20 de febrero de 2020.




Héroes del progreso, 
Alexander C. R. Hammond destaca el trabajo pionero de los médicos Charles Dotter y Andreas Gruentzig, pioneros en angioplastia, un procedimiento que amplía los vasos sanguíneos estrechos o bloqueados.
Hoy presentamos la parte No. 39 de la serie de artículos realizados por HumanProgress.org titulada Héroes del Progreso. Esta columna provee una breve introducción a los héroes que han realizado una contribución extraordinaria al bienestar de la humanidad. 
Esta semana, nuestros héroes Charles Dotter y Andreas Gruentzig —dos radiólogos que fueron pioneros en angioplastia, que es un procedimiento quirúrgico para ampliar vasos sanguíneos estrechos o bloqueados. Si no se trata esta condición, la arteriosclerosis arterial (esto es, la acumulación de placa en las venas) puede provocar graves problemas médicos, incluyendo la enfermedad coronaria, ataques cardiacos, infartos, etc. El Foro Económico Mundial estima que más de 15 millones de vidas se han salvado desde el descubrimiento inicial de Dotter y desde los posteriores avances en angioplastia de Gruentzig.

Charles Dotter nació el 14 de junio de 1920 en Boston, Massachusetts. Dotter asistió a la escuela de gramática y secundaria en Freeport, Long Island. Luego fue descrito como un niño brillante y curioso. Desde una edad temprana, Dotter estuvo interesado en los objetos mecánicos y derivó una gran satisfacción de desarmar y reconstruir máquinas. En 1941, Dotter recibió el título de Bachiller en Artes de Duke University. Ese mismo año, se inscribió en la escuela de medicina de Cornell University. 
Luego de la escuela de medicina, Dotter completó una pasantía en el Hospital Naval de EE.UU. en el estado de Nueva York, y luego realizó su residencia en la Universidad de Nueva York. A tan solo sus 30 años, Dotter recibió la oferta de un trabajo como miembro de la facultad de la Escuela de Medicina de Cornell y dos años después asumió la posición de profesor y director del Departamento de Radiología en la Universidad de Oregon. Este nuevo trabajo resultó en que Dotter fuera hasta ese entonces el director más joven de un departamento de radiología en una escuela estadounidense de medicina importante.

Durante su tiempo en la Universidad de Oregon, Dotter tuvo grandes éxitos en varios proyectos. Dotter es generalmente considerado como el fundador de una especialidad médica nueva denominada como radiología de intervención —un grupo de técnicas que utiliza rayos equis, resonancias magnéticas e imágenes de ultrasonidos para guiar las terapias médicas hacia las estructuras externas del cuerpo. 
Una de las máquinas que Dotter estrenó para ayudar en el desarrollo de este nuevo campo fue el rollo de película para los rayos equis, el cual Dotter creó en 1950. Para los radiólogos, la manera ideal de visualizar el flujo de sangre de un paciente con la fluoroscopia de tiempo real (imágenes continuas de rayos equis). Antes de la máquina de Dotter, las imágenes radiográficas tenían que ser realizadas una a la vez y un técnico debía cambiar los cassettes de rayos equis manualmente para cada imagen nueva. Eso derivaba en importantes brechas entre cada imagen de rayos equis. El rollo de película para rayos equis de Dotter, en cambio, podía producir una imagen cada dos segundos.

Gran parte del trabajo de Dotter involucraba realizar estudios de imágenes de pacientes para los cirujanos. Como todos los radiólogos de su tiempo, Dotter insertaría un catéter (un tuvo vacío y suave) en la arteria del paciente, insertar un tinte a presión, luego tomar una imagen de rayos equis para analizar la circulación del paciente y revisar cualquier bloqueo potencial. Basándose en las imágenes de rayos equis tomadas por los radiólogos, los cirujanos entonces sabrían dónde operar. 
Sin embargo, Dotter teorizó que en lugar de simplemente utilizar el catéter para inyectar el colorante hacia la arteria bloqueada, él podría empujar el catéter a través del bloqueo mismo, abriendo así la arteria bloqueada y mejorando la circulación —sin necesidad de realizar una cirugía intrusa que requiera anestesia general.

En 1964, Dotter tuvo la oportunidad de poner su teoría a la prueba luego de que una paciente de 82 años fuese admitida en el Hospital de la Universidad de Oregon con un doloroso pie izquierdo. Dotter descubrió que la paciente tenía un bloqueo en la arteria femoral superficial, y que la falta de circulación sanguínea había causado una úlcera que no sanaba y pies gangrenosos. Todos los médicos del hospital habían recomendado la amputación de la pierna, pero la paciente se negó. El cirujano a cargo del caso sugirió que Dotter intentara su nueva técnica.
El 16 de enero de 1964, Dotter siguió adelante con su procedimiento. Empezó a introducir una serie de catéteres cada vez más grandes a través de la arteria bloqueada para lentamente dilatar el bloqueo. Dotter luego agregó un tubo, que era pequeño y de malla metálica para prevenir que la arteria se volviese a cerrar. El procedimiento fue un éxito y dentro de pocos minutos la pierna de la paciente se calentó. Una semana después, el dolor de la paciente había desaparecido, la úlcera sanó pronto y ella recuperó total movilidad. A pesar de su éxito inicial, las ideas de Dotter fueron en gran medida rechazadas por la comunidad quirúrgica vascular. Aquí es donde Andreas Gruentzig entra en nuestra historia.

Andreas Gruentzig nació el 25 de junio de 1938 en Dresden, Alemania. En 1951, Gruentzig es inscribió en la escuela secundaria Thomasschule, la escuela pública más antigua de Alemania. Habiéndose graduado de Thomasschule con honores en 1957, Gruentzig huyó a Heidelberg en Alemania Occidental justo antes de que los comunistas cerrarán la frontera para salir de Alemania Oriental. 
Gruentzig empezó a estudiar medicina en la Universidad de Heidelberg en el otoño de 1958. Se graduó seis años después. Durante los próximos 5 años, Gruentzig viajó de manera extensa y completó una serie de distintas pasantías alrededor de Alemania Occidental y el Reino Unido. A fines de la década de 1960, Gruentzig primero supo del procedimiento de angioplastia de Dotter en una presentación que Dotter dio en Frankfurt. Gruentzig se inspiró en los esfuerzos de Dotter y empezó a trabajar en distintas técnicas de angioplastia. Luego de toparse con la resistencia burocrática en Alemania Occidental, decidió mudarse a Suiza. En 1969, empezó a trabajar en el departamento de angioplastia del Hospital de la Universidad de Zurich. 

En 1971, Gruentzig empezó a utilizar la técnica de angioplastia de Dotter para tratar a pacientes. También empezó a jugar con la idea de agregar un globo a los catéteres de Dotter, los cuales luego podrían ser utilizados para expandir las arterias bloqueadas. Sin financiamiento alguno, Gruentzig trabajó sin descanso durante las noches y fines de semana para desarrollar su idea de pequeños globos que fuesen los suficientemente resistentes para inflarse estando dentro de las arterias. Dentro de dos años, Gruentzig tuvo éxito creando globos hechos a manos para catéteres. 
Gruentzig presentó sus descubrimientos y los éxitos que había tenido utilizando los catéteres con globos en animales ante la Asociación Americana del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés) en 1976. Aunque muchos de sus asistentes fueron escépticos de su trabajo, el Dr. Richard Myler del Hospital St. Mary’s en San Francisco, sugirió que los dos colaborasen en la primera angioplastia humana utilizando un catéter con globo. 

El 6 de septiembre de 1977, Gruentzig y Myler utilizaron los catéteres con globos de Gruentzig por primera vez en un paciente humano despierto. La técnica del globo de Gruentzig fue exitosa. Además, era tanto más rápido y más seguro que el método anterior de Dotter que deslizaba lentamente catéteres progresivamente más grandes a través de una arteria bloqueada. Un años después, cuando Gruentzig presentó los resultados de sus primeros cuatro casos de angioplastias con catéteres con globos ante la AHA, el público le dio una ovación y la angioplastia rápidamente fue aceptada a través de la comunidad científica.

Dotter se quedó en la Universidad de Oregon por 33 años, desde su llegada en 1952 hasta su muerte el 15 de febrero de 1985. Dotter es comúnmente conocido como el Padre de la Radiología de Intervención y la Universidad de Oregon tiene el Instituto de Intervenciones Dotter nombrado en su honor. Gruentzig emigró a EE.UU. en 1980. Llegó a ser director de medicina cardiovascular de intervención en Emory University. El 27 de octubre de 1985, Gruentzig y su esposa murieron luego de que se estrellara un avión que él estaba piloteando. El Centro Cardiovascular Andreas Gruentzig de Emory University fue nombrado en su honor. En 1978, Dotter y Gruentzig ambos fueron nominados para el Premio Nobel de Fisiología o Medicina por su trabajo pionero. 
Por crear todo un nuevo campo de estudio médico, y por estrenar un procedimiento que ha salvado más de 15 millones de vidas y prevenido millones de amputaciones, Charles Dotter y Andreas Gruentzig son con justa razón nuestros Héroes del Progreso No. 39.
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HÉROES DEL PROGRESO 12: 
ALAN TURING, ENRICO FERMI Y 
WILSON GREATBATCH 💻🏭🔬

domingo, 28 de junio de 2020

LIBRO "EPIDEMIAS Y SOCIEDAD": EL CORONAVIRUS (COVID-19) HA SACADO LO QUE REALMENTE SOMOS Y CREEMOS 🔆


EL CORONAVIRUS (COVID-19) HA SACADO 
LO QUE REALMENTE SOMOS Y CREEMOS


La peste negra, la mal llamada "gripe española" y otras enfermedades infecciosas no sólo han aniquilado a millones de personas durante siglos. También han marcado la política, la economía y las guerras, además de incentivar prejuicios sociales y raciales. Un nuevo libro del historiador estadounidense Frank Snowden "Epidemias y sociedad: de la peste negra al presente"(Epidemics and Society: from the black death to the present), analiza cómo distintas enfermedades infecciosas masivas influyeron en los vínculos humanos, la cultura, la política e incluso las guerras a lo largo de la historia. 
Lo publicó en octubre, justo antes del surgimiento de la crisis de coronavirus que paraliza al mundo y que, a su juicio, revive un viejo duelo de tiempos de epidemias, entre "lo mejor y lo peor de la humanidad".
"Las epidemias permiten entender la humanidad y la historia. Tocan las fibras más íntimas de nuestra naturaleza humana".
"Nos plantean preguntas de vida o muerte y nuestra actitud hacia ambas. Nos preguntan sobre nuestra ética. Nos muestran si nuestro mundo se preocupa por la gente más necesitada. Las epidemias son como mirarse en el espejo de la humanidad. Y puedo decirle que no todo es bello.
Tenemos un lado oscuro. Pero también un lado brillante, hay héroes en esta historia"
“Las enfermedades epidémicas no son hechos al azar que afligen a las sociedades caprichosamente y sin advertencia. Por el contrario, cada sociedad produce sus propias vulnerabilidades específicas. Estudiarlas es entender la estructura de esa sociedad, su estándar de vida y sus prioridades políticas”. Esta es parte de la introducción que escribe Frank Snowden, profesor de Historia de la Medicina, de la Universidad de Yale, en su nuevo libro "Epidemias y sociedad: de la peste negra al presente". A medida que el coronavirus sigue propagándose por el mundo, este texto se ha convertido en fuente de consulta casi obligada debido a su idea central: a pesar de que los patógenos son tan pequeños que es imposible observarlos a simple vista, han alterado el curso de la historia humana durante siglos y también han desnudado las peores falencias de las sociedades que han asolado.
“Las epidemias son una categoría de enfermedad que parece poner un espejo frente a la humanidad y que logra mostrarnos quiénes somos realmente. También reflejan nuestra relación con el ambiente, aquel que creamos y el ambiente natural que responde a eso. Las epidemias muestran las relaciones morales que tenemos entre nosotros como personas y eso es lo que estamos viendo hoy”.
Influencia social y cultural

En su libro, el profesor cuenta que el origen del mismo se remonta a un curso que él creó para estudiantes de Yale luego del surgimiento de males como el Síndrome respiratorio agudo grave (Sars), que apareció en 2002 en China, y el brote del ébola que se produjo entre 2013 y 2016 en África. Para Snowden, las epidemias como la provocada por el reciente coronavirus –que según el conteo oficial ya suma más de 130 mil casos confirmados- han moldeado la historia porque han obligado a que la humanidad reflexione sobre temas de fondo.

“Por ejemplo, el brote bubónico en el siglo XIV –conocido como la peste negra y que acabó con 50 millones de personas en Europa, Asia y África- puso en entredicho la relación del hombre con Dios. ¿Cómo podía ser que un evento de ese tipo pudiera ocurrir con una divinidad sabia, omnisciente y todopoderosa? ¿Quién podría permitir que los niños fueran torturados por esta enfermedad en números tan vastos? También tuvo un efecto enorme en la economía. La peste mató a la mitad de la población en continentes enteros y, por tanto, tuvo un efecto tremendo en el desarrollo de la revolución industrial, la esclavitud y la servidumbre”.

Precisamente, uno de los efectos colaterales de la peste negra -provocada por la bacteria Yersinia pestis y que causaba hinchazón de los nodos linfáticos y manchas negras en la piel- fue la caída dramática en la mano de obra de sirvientes que trabajaban los campos europeos. Los dueños se vieron obligados a arrendar sus tierras o pagar salarios cada vez más altos a los que habían sobrevivido para que las cultivaran, lo que debilitó el tradicional sistema feudal y dio origen a clases burguesas que fueron acumulando más capital.

Además, en 1348 el Papa Clemente VI emitió un decreto que, pese a los reparos de la época, ordenaba realizar exhaustivas autopsias de los muertos. Los doctores aprovecharon de inmediato la oportunidad de expandir lo que se sabía de la anatomía humana, elaborando textos médicos que junto a diversas innovaciones tecnológicas se convirtieron en caldo de cultivo para una verdadera revolución del conocimiento que se produjo en el siglo XV: el Renacimiento.
La peste –que habría llegado a Europa a través de los ejércitos mongoles y los mercaderes que recorrían la próspera “ruta de la seda”- también sacó a relucir facetas humanas más oscuras que volverían a resurgir en epidemias futuras. El 14 de febrero de 1349 dos mil judíos fueron quemados en la masacre de Estrasburgo, un acto que se repitió en ciudades como Basel y la región de Aragón, y que nació del rumor totalmente infundado que decía que estaban infectando los pozos de agua para propagar la enfermedad.

“Las enfermedades no afectan a las sociedades al azar o de maneras caóticas. Son eventos ordenados, porque los microbios se expanden selectivamente y se propagan a sí mismos para explorar nichos ecológicos que los seres humanos han creado. Esos nichos nos muestran quiénes somos, o si durante eventos como la Revolución Industrial en realidad nos importaba qué le ocurría a los trabajadores, a los pobres o las condiciones en que vivían los más vulnerables”.

Durante la revolución industrial las principales crisis de salud pública fueron provocadas por epidemias de tifus, viruela, tuberculosis y cólera. De hecho, en la Inglaterra de mediados del siglo XIX hubo cuatro brotes que acabaron con miles de vidas y la enfermedad llegó a ser apodada como “Rey cólera”. ¿Las causas? Las ciudades sobrepobladas, la polución y la carencia de infraestructura pública para atender a los enfermos.

“Una de las cosas que he aprendido de las epidemias es que cada enfermedad es como una persona. Cada una es un individuo distinto a cualquier otro. No son causas de muerte intercambiables. Depende de la naturaleza de cada individuo y de la manera en que las sociedades e incluso los artistas reaccionan a ellos. Depende de cuánta gente matan, si lo hacen de maneras terribles, si acaban con niños o jóvenes, o dejan huérfanos detrás”.

Jared Diamond concuerda con Snowden al señalar que tal como las epidemias han ido moldeando la historia de la civilización, los humanos también han influido en la manera en que se propagan. El geógrafo, historiador y antropólogo de la Universidad de California es conocido por su libro Armas, gérmenes y acero (1997), donde aborda la manera en que la transmisión de la viruela, el sarampión y otras enfermedades por parte de los europeos fue clave para la conquista de los indígenas americanos, africanos y australianos. En una entrevista con La Vanguardia, Diamond comentó que así como los brotes epidémicos durante la revolución industrial nacieron del hacinamiento de las ciudades, hoy “la globalización explica que el coronavirus se esté expandiendo a una velocidad mucho más elevada que otras epidemias del pasado”.

Un motor de estigmatización

El asesinato masivo de judíos ocurrido durante la peste negra es sólo un ejemplo de una idea que plantea Snowden en su libro: las epidemias son un espejo que refleja las relaciones que las personas de cada época tienen entre sí. Esto, porque muy a menudo la propagación de una enfermedad conlleva la estigmatización de ciertos grupos a los que se acusa de desatar los brotes.

El ejemplo más reciente es lo que ocurrió con los homosexuales y la irrupción del sida a comienzos de los 80. Grupos religiosos no sólo equipararon la homosexualidad con un pecado, sino que en los hospitales los funcionarios se negaban a alimentar a los enfermos, y en Estados Unidos el comentarista conservador William F. Buckley incluso hizo un llamado a marcar a los enfermos con tatuajes. En una conferencia de prensa realizada en 1982 en la Casa Blanca el reportero Lester Kinsolving llamó al sida “la plaga gay” y Larry Speakes, secretario de prensa de Regan, respondió diciendo que Kinsolving era gay simplemente porque algo sabía de la enfermedad. Todos los presentes rieron.

Chile no ha estado ajeno a los estigmas que nacen de ciertas enfermedades, tal como cuenta Laura Spinney, autora británica de varios libros sobre ciencia. Uno de ellos se llama El jinete pálido (1918: la epidemia que cambió al mundo), donde relata la historia de la “gripe española” que dejó cerca 100 millones de muertos en todo el planeta. En uno de sus capítulos, Spinney escribe: “En Chile, los doctores ni siquiera consideraron la posibilidad de la influenza. En 1918, los intelectuales chilenos estaban oscuramente convencidos de que su país iba en declive. La economía fallaba, las disputas laborales iban en alza y existía la creencia de que el gobierno estaba demasiado influenciado por potencias extranjeras. Cuando una nueva enfermedad invadió el país, y aun cuando habían leído reportes de una epidemia de gripe en las naciones vecinas, un grupo de eminentes doctores chilenos asumió que era tifus. Apuntaron a los pobres y los trabajadores, a los cuales llamaron ‘los culpables de la miseria’, debido a las abyectas condiciones sanitarias en que vivían… y actuaron acorde a ello”.

Producto de esa idea, la reacción fue brutal. Brigadas sanitarias salieron a combatir la supuesta epidemia de tifus –que se transmite vía piojos y pulgas- e invadieron las casas de la gente más pobre, a “la cual le ordenaron desnudarse, lavarse y afeitarse el vello corporal”. En Parral y Concepción, esos grupos “expulsaron a la fuerza a miles de trabajadores de sus casas, las cuales quemaron. Una estrategia que probablemente exacerbó la epidemia porque dejó a multitudes de gente sin hogar expuesta al contacto entre sí”.

Spinney explica que empezó a trabajar en su libro en 2013, cuando sus editores comenzaron a darle vueltas a la idea de conmemorar el centenario de la Primera Guerra Mundial. “En mi investigación de ese desastre, me topé una y otra vez con uno mucho mayor que era la epidemia de gripe de 1918 y del cual nadie estaba hablando. Era como si hubiese desaparecido de la historia”. Hoy los episodios de discriminación como el que narra Spinney o los que se dieron durante los albores del sida se asoman nuevamente con el Covid-19, ya que en varias ciudades se han producido ataques xenofóbicos hacia individuos asiáticos. Uno de ellos fue Jonathan Mok, un joven de Singapur que a fines de febrero recibió una golpiza en Londres por parte de una turba que le gritaba “No queremos tu coronavirus en nuestro país”.

Factor bélico

Las epidemias tienen profundos efectos en la estabilidad social y política: “Han determinado el resultado de guerras, y también es probable que sean parte del inicio de conflictos bélicos. Podemos decir que no existe un área importante de la vida humana que las enfermedades epidémicas no hayan tocado profundamente”. Su libro narra un episodio que quizás pocos conocen: la derrota de la Francia de Napoleón en Haití. Sus soldados no pudieron con la fiebre amarilla que transmitían los mosquitos y frente a la cual los esclavos africanos que se habían alzado tenían inmunidad.

“Eso llevó a la decisión de Napoléon de abandonar la expansión del poder francés en el Nuevo Mundo. En 1803, acordó con Thomas Jefferson la venta de Louisiana, lo que duplicó el tamaño de Estados Unidos”, comenta el académico en la revista. Pocos años después el líder francés sufriría una nueva derrota a manos de las enfermedades, una caída que sería mucho más trascendente para el destino del mundo. En 2005, científicos de la Université de la Méditerranée en Marsella analizaron restos de soldados galos hallados en fosas masivas y establecieron que la derrota que sufrieron en Rusia en 1812 no sólo fue producto del frío, sino que también tuvieron un rol clave el tifus y otras enfermedades transmitidas por piojos.

De los 500 mil soldados que Napoleón llevó en su campaña, sólo unos pocos miles sobrevivieron y el poder imperial de Francia empezó a tambalear. Al darse a conocer el reporte, Carol Reeves -doctora británica en historia de la medicina- comentó a BBC que “donde sea que haya una guerra siempre hay alguna enfermedad infecciosa. Hasta la Primera Guerra Mundial muchas de las muertes eran causadas por estas patologías en lugar de los combates”.

Maxine Whittaker es decana de la Facultad de Medicina de la Universidad James Cook, en Australia, y hace dos años publicó en el portal The Conversation un artículo titulado Cómo las enfermedades infecciosas han moldeado nuestra cultura, hábitos y lenguaje. En el texto, detalla otros escabrosos ejemplos en que las enfermedades han influido en las batallas que dieron origen a las naciones modernas: “La ‘guerra bacteriológica’ fue una estrategia usada en muchas instancias de colonización. Esto incluye las poblaciones indígenas de Norteamérica (hay reportes de mantas arrebatadas a cadáveres infectados con viruela y que fueron distribuidas deliberadamente entre esos grupos a fines de 1700)”.

Laura Spinney asegura que el recordatorio más duro de que la lucha actual contra las epidemias está lejos de ser ganada es que sólo existe una enfermedad infecciosa que ha sido eliminada globalmente: la viruela, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró como erradicada en 1980. En una revisión del libro de Frank Snowden publicada en octubre en la revista científica Nature, Spinney escribe que otras patologías que los optimistas de los 60 pensaron que hoy ya estarían extintas siguen presentando resistencia y podrían volver a activarse. 

“La República Democrática del Congo alberga mucho más que el ébola. Hay un brote de sarampión y también circula una cepa de polio que mutó a partir de la versión debilitada que contiene la vacuna oral. En otros lugares han existido erradicaciones exitosas, pero a menudo el resultado ha sido costoso. Una campaña sostenida que usaba DDT ayudó a eliminar la malaria en la isla italiana de Cerdeña en 1952, pero en 2001 el pesticida fue eliminado globalmente bajo la Convención de Estocolmo, tras determinarse que era dañino para la vida salvaje y el ambiente”.

Para Snowden, la principal lección de todos estos intentos por controlar las epidemias es que sus posibilidades de éxito crecen cuando doctores, políticos, farmacéuticas, medios de comunicación y ciudadanos trabajan juntos. “Ese es uno de los grandes mensajes que la OMS sigue discutiendo. La principal parte de la preparación para enfrentar estos eventos es que como seres humanos necesitamos darnos cuenta de que todos estamos juntos en esto, que lo que afecta a una persona en cualquier lado afecta a todos en todas partes, y por tanto somos de manera inevitable componentes de una especie. Necesitamos pensar de esa manera en lugar de enfocarnos en divisiones de raza, etnicidad o estatus económico”.

Otras influencias

Maxine Whittaker no sólo es decana la Facultad de Medicina de la Universidad James Cook. También es codirectora del Centro Colaborativo de Enfermedades Nacidas de Vectores y Enfermedades Tropicales Ignoradas de la Organización Mundial de la Salud. En el artículo que publicó en "The Conversation", la académica detalla otras maneras quizás más sutiles en que las enfermedades infecciosas han cambiado al mundo.

* Alimentos

Según la experta, los orígenes de muchos tabús ligados a la comida parecen estar ligados a enfermedades: “Estas incluyen prohibiciones para beber sangre cruda de animales, para compartir utensilios de cocina o comer cerdo en el judaísmo y el Islam (lo que se originó probablemente por la preocupación ante los gusanos que porta)”. Otros ejemplos que da la experta: “El consumo de la leche cruda que se ha vuelto ilegal en muchos países, para prevenir la tuberculosis bovina. También está la práctica de evitar el consumo de quesos blandos durante el embarazo para evitar la listeria”.

Existen varias expresiones cuyo origen se liga a enfermedades infecciosas. “Un término común que hoy se usa para una persona que no tiene síntomas de una de estas enfermedades, pero puede transmitirlas, es el de María Tifoidea. En 1906, Mary Mallon, una cocinera, fue la primera persona saludable identificada en Estados Unidos como portadora del bacilo que causa la fiebre tifoidea. Un experto en salud identificó un sendero de brotes que incluía todos los lugares donde ella trabajó. En Nueva York fue puesta en aislamiento y permaneció así hasta que murió treinta años después”.

Los griegos y los romanos ya usaban distintos términos para desear protección de una posible enfermedad tras un estornudo, pero el origen del popular “¡Salud!” data de un brote de la bacteria Yersinia pestis anterior a la peste negra y que empezó hacia el año 600 en Europa. Para combatir la enfermedad, el papa Gregorio Magno ordenó procesiones y plegarias constantes. 
La persona que estornudaba debía ser inmediatamente denunciada mediante la exclamación “¡Salud!”, que también funcionaba como una oración para bendecir el lugar y evitar la propagación.




EL VIRUS SACA LO QUE SOMOS

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