EL Rincón de Yanka: julio 2008

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CALENDARIO CUARESMAL 2024

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miércoles, 30 de julio de 2008

SÍNDROME DE DIÓGENES



Este comportamiento patológico se aproxima más a la imagen tradicional del avaro. Debería por ello haberse bautizado por ejemplo, de Síndrome de Euclión, el avaro protagonista de la Aulularta, la comedia de Plauto, punto de partida de todos los avaros de la literatura occidental, desde el Shylock de Shakespeare, al de Molier.
Generalmente estas personas se vuelven negligentes con su higiene personal y del hogar y tienden a acumular mucha basura en sus domicilio. Con frecuencia viven voluntariamente en condiciones de extrema pobreza, mientras que acumulan compulsivamente dinero sin ser conscientes de ello, pues su sensación de pobreza, les lleva a guardar grandes cantidades de basura y desperdicios sin ninguna utilidad, por creer que acumulan bienes que ellos consideran indispensables en previsión del futuro...

Si lamentable y triste es la situación de quien cae en esta enfermedad, no lo es menos la de los vecinos que tienen que convivir en la misma casa de uno de estos enfermos. Periódicamente aparecen en la prensa noticias de que los servicios municipales han retirado de la vivienda de una de estas personas toneladas de basura y objetos desparramados por toda la casa.


¿Qué es?
La observación de casos repetidos de mayores con comportamientos extremadamente huraños que vivían recluidos en sus propios hogares y rehuían cualquier contacto con otras personas motivó la aparición en la década de los 60 de un trabajo científico que detallaba este extraño patrón de conducta. En 1975 fue bautizado como Síndrome de Diógenes, en referencia a Diógenes de Sínope, un filósofo de la época de Aristóteles famoso por preconizar un modo de vida austero y renunciar a todo tipo de comodidades.


Síntomas
Aislamiento social, reclusión en el propio hogar y abandono de la higiene son las principales pautas de conducta. Las personas que lo sufren pueden llegar a acumular grandes cantidades de basura en sus domicilios y vivir voluntariamente en condiciones de pobreza extrema. El anciano suele mostrar una absoluta negligencia en su autocuidado y en la limpieza del hogar. Suelen reunir grandes cantidades de dinero en su casa o en el banco sin tener conciencia de lo que poseen. Por el contrario, piensan que su situación es de pobreza extrema, lo que les induce a ahorrar y guardar artículos sin ninguna utilidad. Es frecuente que almacenen cantidades grandísimas de basura y desperdicios sin ninguna utilidad. Incluso se han visto casos de personas que atesoraban billetes antiguos sin curso legal, bombonas de butano o latas de pintura.


Tratamientos
En primera instancia, el tratamiento para estas personas va dirigido a tratar las posibles complicaciones derivadas del mal estado nutricional e higiénico. Sin embargo, acto seguido es necesario instaurar medidas preventivas para que el cuadro no vuelva a repetirse. Para ello se necesita un apoyo social suficiente, a través de una institución geriátrica o de asistencia domiciliaria. El problema es que los propios afectados suelen rechazar la ayuda social. Si no están incapacitados por motivo de alguna patología psiquiátrica de base o una demencia, no pueden ser ingresados en una residencia sin su consentimiento, con lo que termina volviendo a su tipo de vida anterior.



Otros datos
Quién la padece suele darse en ancianos con cierta tendencia al aislamiento, aunque también intervienen otros factores estresantes de la edad tardía como las dificultades económicas o la muerte de un familiar, y sobre todo, la soledad. La posición socioeconómica no protege de su aparición, ya que se conocen casos de personas que padecían el síndrome que poseían títulos universitarios, con un alto nivel económico y carreras profesionales brillantes. Consejos a las familias Los familiares deberían vigilar a sus mayores que viven solos especialmente si han observado algún factor de riesgo, como un comportamiento huraño o un aislamiento voluntario. No obstante, con frecuencia resulta difícil ayudarlos ya que son ellos los que evitan todo tipo de atención. Esto hace que a veces llegue incluso a debatirse si se trata realmente de una enfermedad o sólo un estilo de vida.



VER VIDEO IMPACTANTE SOBRE SÍNDROME:
http://www.youtube.com/watch?v=vPBsE7A-Xsg




martes, 29 de julio de 2008

QUE NO ME TOQUEN... LAS PALABRAS


"Las palabras deben estar al servicio de la política
 y no la política al servicio de las palabras".

Dicho por el insensato,  necio y mastuerzo de Zapatero, que dice sólo enlabios.

[La anterior demagógica frase no es verdad porque las palabras deben estar al servicio de la verdad. La misma constitución y el estado de derecho se fundamenta en el significado legítimo de las palabras. Ya está bien de tanto politiquismo egocéntrico de lo políticamente (in)correcto. Ya que mas bien es y debe ser "lo humanamente correcto"].

"La memoria fortalece la cultura, alimenta la esperanza
y humaniza al ser humano". Elie Wiesel

"Sin memoria no hay cultura; sin cultura no hay moral;
sin moral no hay progreso ni civilización". Yanka

La memoria es esencial para la cultura, para el progreso, para la civilización; sin ésta el lenguaje jamás se hubiera desarrollado y por lo tanto, el hombre no hubiera podido significar el mundo y compartirlo de manera inmediata. La memoria es la capacidad que permite comprender, interpretar y compartir la información en diferentes momentos del tiempo. Sin la memoria la capacidad de creación sería nula.





"La corrección política es la incapacidad para pensar con claridad: Lo que no se puede decir no se puede pensar, no es que no se pueda decir lo impensable, es que no se puede pensar lo indecible. Alain Badiou




"La Objetividad no debería existir en el periodismo", 
porque "el deber supremo del periodista de izquierda 
no es servir a la verdad, sino a la revolución". 
Salvador Allende
.

DEFINICIONES
.


MEMORIA: Facultad de recordar.

CONCIENCIA: Conocimiento que el ser humano tiene de sí mismo y del mundo que le rodea.

CONOCIMIENTO: Facultad de entender y juzgar las cosas.

INTELIGENCIA: Facultad de conocer, comprender y entender las cosas.

ENTENDIMIENTO: Facultad humana de comprender, juzgar las cosas o inducir y deducir otras de las que ya se conocen.

JUICIO: Facultad de entendimiento que permite discernir y juzgar.

CRITERIO: Norma para conocer la verdad.

CRÍTICA: Arte de juzgar y evaluar las cosas fundadas en una serie de principios.

CULTURA: Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo en una época, grupo social, etc.


La palabra "concepto" viene del latín conceptum y este del verbo concipere, que significa concebir. Concipere deriva de capere, o sea agarrar o capturar algo. Concebir es unir dos (o más) entidades para formar una tercera distinta de las anteriores. Al decir que "la madre concibió un hijo", se hace alusión a la unión del óvulo con el esperma, "concibiendo" el cigoto posterior, que ya es único. Otro ejemplo, decir "esto es inconcebible", por reprochar un acto censurable, se hace alusión a que no se puede unir, por ejemplo, la idea de "persona civilizada", por ejemplo, con el mal comportamiento que ha tenido. De concipere también deriva la palabra "concepción".

La palabra concepto, se refiere a una idea que concibe o forma entendimiento. Es decir, es una abstracción retenida en la mente que explica o resume experiencias, razonamientos, o imaginación. En la mente almacenamos una gran cantidad de información. El concepto nace de esa información y le da sentido. La unión de todos los conceptos forman nuestro paradigma.

Cada uno de nuestros conceptos, nos permite entender la realidad. Yo explicaría la formación de un concepto de esta manera:

Principio

Empecemos por el principio (del latín principĭum). El DRAE lo define como: Base, origen, razón fundamental sobre la cual se procede discurriendo en cualquier materia. y Cada una de las primeras proposiciones o verdades fundamentales por donde se empiezan a estudiar las ciencias o las artes. Esto lo podríamos considerar como nuestro paradigma inicial.

¿Pero de dónde proviene esta base, cuando todavía no formamos ningún conocimiento? Bueno, cuando nuestro cerebro se forma, en realidad no es una página en blanco, sino que nacemos con unas sinapsis ya formadas. Estos conocimientos son los que heredamos de nuestros antepasados y nos permiten percibir sensaciones básicas como hambre, dolor, cariño, etc.

Percepción
Percepción viene del latín perceptio, compuesto del prefijo per (intensidad), el verbo capere (capturar) y el sufijo tio (ción, acción y afecto). Es la manera en que capturamos nueva información. Esto puede ser una imagen, un sonido, un olor, etc. Nuestro cerebro forma conexiones de neuronas (sinapsis) cada vez que percibimos algo. La percepción es el concepto que formamos cuando sentimos algún estímulo. Los estímulos los sentimos por medio de nuestros sentidos (vista, gusto, tacto, oído y olfato). Cuando percibimos algo que creemos que es nuevo, formamos nuevas conexiones de neuronas. Cuando percibimos algo que ya hemos visto, lo conectamos a neuronas que forman un concepto que ya tenemos en la mente.

Clasificación
Clasificación viene del latín classificare, formado de classis (clase, grupo de cosas o personas que tiene atributos similares) y ficare (hacer). Entonces clasificación es la unión de percepciones que tienen atributos similares. Cuando percibimos algo, nuestro cerebro une esa percepción con otras que creemos que son similares.

Experiencia
La palabra experiencia viene del latín experientia, formada del prefijo ex -(echar afuera) y la raíz indoeuropea *per-5 (intentar, arriesgar), es decir lo que se aprende al intentar o probar. Esto unos lo llaman "conocimiento empírico" o "un conocimiento a posteriori". Es como aprendemos a hacer las cosas, es decir, es la base de la inteligencia concreta (habilidad mecánica, física o corporal), pero no nos ayuda mucho a formar la inteligencia abstracta (comprensión y el uso de la lógica, matemática, lingüística, música, etc.).

Seriación
La palabra seriación deriva del latín series, y este del verbo serere (juntar). Seriación es un paso más avanzado que la clasificación. En la clasificación, nuestro cerebro sólo une nuestras percepciones por sus atributos. En la seriación nuestro cerebro los pone en orden. Este orden puede ser basado por la intensidad de sus atributos (e.g. del más grande al más pequeño, o del más brillante al más opaco) o puede ser en relación al tiempo (e.g. esto pasa primero y después esto otro). La seriación es un elemento esencial de la inteligencia abstracta. Nos ayuda encontrar patrones. Estos patrones nos pueden revelar elementos que faltan en una serie y el lugar donde faltan (al principio, en el medio, o al final).

Premisa
La palabra premisa viene del latín praemissus, formada del prefijo prae- (antes) y emittere (enviar), es decir mandar por adelantado. Esta es una de las demostraciones de la inteligencia abstracta. Por ejemplo, cuando reconocemos que falta un elemento en una serie, hacemos una premisa que ese elemento puede existir. Otro ejemplo, cuando reconocemos un patrón de tres pasos y vemos que han ocurrido los dos primeros, hacemos la premisa que el tercero está por ocurrir.

Hipótesis
La palabra hipótesis viene del griego ὑπόθεσις, formada de ὑπό (hypo = debajo) y θέσις (thesis = tesis, conclusión). La hipótesis es una idea que va a ser evaluada usando el método científico, es decir:
Primero se identifica una pregunta o problema.
Se formula una hipótesis que intenta contestar la pregunta o resolver el problema.
Se hacen experimentos (tests, pruebas) para comprobar o desmentir la hipótesis.
Se observan y analizan los resultados de los experimentos.
Se forman conclusiones.

Demostración
La palabra demostración viene del latín demonstratio formada del prefijo de- (indica dirección de arriba a abajo), el verbo monstrare (mostrar, poner a algo a la vista) y el sufijo -tio (indica acción y afecto). Entonces entendemos por demostración la acción y afecto de mostrar los experimentos, resultados y conclusiones a la comunidad científica.

Teoría
La palabra teoría viene del griego θεωρία (ver, mirar, buscar la verdad), y tiene la misma raíz θέα (thea = visión) de teatro. Una teoría es una hipótesis que ha pasado una serie de experimentos, ha sido demostrada y es considerada válida (hasta que no se pruebe lo contrario) por la comunidad científica.

Máxima
La palabra máxima viene del latín maxima y esta de la frase "maxima propositio" refiriéndose a una premisa máxima, es decir, una premisa que se ha aceptado como verdad por la comunidad científica.

Axioma
La palabra axioma viene del griego αξιωμα (axioma = autoridad),. Se refiere a una verdad por sí misma, que es aceptada sin ninguna demostración. Son esas verdades que aceptamos sin haber pasado por el método científico.

Teorema
La palabra teorema viene del griego θεώρημα y lleva la misma raíz (thea = visión) que teoría y teatro. Se refiere a proposiciones que se pueden demostrar lógicamente usando axiomas.

ESPAÑA Y SUS CHAVISTAS: CHORIZOS Y CHULOS | 
EXPEDIENTES DEL CHAVISMO #PastillasDeMemoria

VER +:






SIN MEMORIA = BORREGUIZACIÓN







"SIN MEMORIA NO HAY LIBERTAD NI DEMOCRACIA NI FUTURO"

lunes, 28 de julio de 2008

ENTRE DOS AGUAS DE PACO DE LUCÍA

Entre Dos Aguas - Paco De Lucia





domingo, 27 de julio de 2008

RELÁJATE...


Relajación-
clasica, celta y espirituaL - lA musica de lOs dioses - Musica
Instrumental



Greensleeves - Sally Fletcher - Harp



Arabesque - Debussy




jueves, 24 de julio de 2008

RÍO DE PALABRAS




"Si las palabras no sirven
para refrescar en los otros, el recuerdo
y lograr que ahí florezca la memoria de Dios,
no sirve para nada".
Tomado del libro "Malinche",

de Laura Esquivel

RÍO DE PALABRASPOR DIEGO CRUZ


Ha sido, de nuevo, otro libro leído y terminado, quien me ha conducido, como tantas otras veces, hasta el jardín de las palabras. Apenas me faltaban unas páginas, y ya, la propia literatura, como química infalible, me ha ido inyectando en la sangre esas imparables y urgentes ganas de escribir. Ultimas páginas leídas con el ansia de finiquitarlas, de digerirlas rápidas, pese a los parsimoniosos subrayados o la toma de notas que, a su vez, me han ido ocupando. Y todo, para ir a otras palabras.

Palabras que uno siente alborear del fondo de si mismo como un lento e inacabable río del lenguaje, en cuyas orillas, a veces, te sientes requerido. Un requerimiento continuo, a deshora, altamente sorpresivo, que se alargará de una manera imprevisible y cuyo final irónico está siempre por dilucidar.

He comenzado, antes de nada, a disfrutar de esa liturgia consabida, propia, que uno conoce bien y de la que es y ha sido siempre tan devoto. Ese amor a los propios símbolos, a las manías, al ritual repetitivo que se sucede en cada acto. Consiste en elegir la pluma de siempre, cuya escritura sabemos de antemano que es fácil y rápida, y que nos facilitará bastante la impresión de nuestra letra, alocada e indomable. Luego, tal vez, el recrearse en esos folios eminentemente blancos, de vértigo, que nos producen un miedo atroz si no conseguimos inscribir nada sobre ellos. Nuestra meta final es desvirgar la página, desposeerla de su perfecta quietud, llenarla de nosotros, de nuestra torrentera de sentimientos, de nuestro sentir incesante y por goteo; hacerla completamente nuestra en medio de un silencio hondo y solidario que, para nosotros, es el lecho perfecto para semejante acto de amor.

Muchas veces me pregunto de qué parte, o de dónde viene nuestra prosa. Esa prosa aún no nacida, acaso ni pensada, ni imaginada, tal vez, pero que sin embargo más tarde será algo así como un hontanar del sentir tratando de desembocar su lirismo sobre los invisibles márgenes de un texto. Esa prosa que es un compendio de palabras, corriente arriba por el caudal de nuestra sangre, trayendo siempre noticias de ese decir profundo y radical. La prosa insobornable, raíz mineral de los estratos más profundos, que da a luz, debido a una íntima tensión que sacude las entrañas.

Las palabras las buscamos y las escribimos porque somos conscientes de que son asideros perfectos para retardar la muerte. A ellas solemos ir dedicándole una lectura atenta por entre las páginas de un libro o, movidos por un grado más alto de osadía, intentando perfilar algún mensaje que se ha hilvanado en la memoria, para luego dejarlo fluir entre la compañía hipotética del folio. Pero de una forma u otra, conscientes de nuestra dramática finitud, lo que hacemos es asirnos como posesos a su contenido, a su sustancia, a su verdad musical, para de esta forma poder ralentizar y encumbrar a grado sumo la triste decrepitud de los instantes. Esos instantes que, sin remedio, se escapan en silencio por los jirones que el tiempo nos va haciendo en la edad y que, si no fuera por el siempre bienvenido auxilio de las palabras, muchos perecerían en los barrancos insondables del olvido. Palabras, pues, para celebrar la alta ironía de nuestra existencia, tal vez artísticamente literaria, y como tal, arropada de sueños y mentiras.

¿Cuántas veces no nos hemos valido de las palabras para traer a colación una miscelánea de tiempo con sabor de infancia?. Nos hemos servido de ellas como un útil para la regresión mientras caminábamos, a veces con dificultad, por las galerías de la memoria, para traer hasta nuestro presente, inmediato y urgente, aquellas briznas de vida, latentes aún en el fondón de la conciencia, que sin embargo necesitaban la mano tendida de la escritura para hacérnosla llegar hasta nosotros. Una vez descrito aquél concreto ámbito, aquella porción de nosotros, aquél paréntesis de edad por donde fuimos y ya jamás seremos -al menos como antes: nunca se puede beber dos veces del mismo río.-, lo que sí conseguimos es inmortalizar un lapso de nuestro existir que ya permanece, de esta forma, inmutable y para siempre. La vida, sí, triunfando por los derroteros de la ilusión, sobre la muerte.

Hay palabras, que si no fuera por ellas, o por su contenido esencial donde va implícito un lírico significado, sería más bien un abismo de la abstracción del existir cayendo en el gélido y penoso océano de lo anónimo; de lo no sido, de lo inexistente, del absoluto vacío, de la nada más aséptica, de la muerte triunfante, de lo no acaecido como rotunda eternidad, del asesinato más vil de un tiempo sin sustancia. Con ellas dejamos constancia de un beso lento y dulce, fruta emergiendo de un paréntesis de labios, en viaje metafísico hasta la posada sinuosa de otra boca. Con ellas perfilamos la musicalidad de una mirada cuyos ojos profundos son capaces de crear en los nuestros un aluvión henchido de metáforas. Con ellas describimos un poético atardecer, almibarado instante, por donde se trasluce un abanico de tonos que no son, sino, un himno de colores hipnotizando al horizonte que termina por involucrarse en ellos, hasta acabar en perfecta fusión, y diluirse. Con ellas podemos viajar por el aire mermando las distancias, entrar en el fondo de un ser, en las habitaciones de su intimidad más recóndita, tatuando con nuestro decir ese lienzo absorbente ubicado en su memoria. Con las palabras, sí, renacemos de nuevo en cada instante, o morimos menos, o retardamos la muerte mientras nosotros nos hospedamos en ese oasis esencial donde es pleno su significado.

No me refiero, claro está, a la palabra oral, rápida farsa, cuyo resultado es un apresuramiento del lenguaje que luego se desvanece en el aire como un plagio de humo. No me refiero a ese lenguaje manido, estereotipado, comercial, hijo de la costumbre, que ya sale apelmazado y sin significación elemental desde la misma boca. No. No me refiero a esa palabra; claro que no, puesto que ésta, aun pareciendo la misma, provista de los mismos signos de la otra a la que me refiero, sin embargo no nos dice nada importante, ni nos logra impregnar en su absoluto contenido, ni nos inunda el alma, ni se queda entretejida en las galerías del cerebro.

La palabra que yo imploro, y busco en cada instante, es aquella no demasiado usada; o que, incluso utilizada a veces, en cada ocasión irrepetible y suprema, nos suena bien distinta. Busco esa palabra que transmite, que nos dice, que incluso nos hiere alguna veces porque entra a tumba abierta en el fondo de nosotros mismos. Esa palabra que entre sus suaves letras ya lleva implícita una musicalidad especial. Esa palabra incontaminada, sin dobles sentidos, verídica, alta, poética, lírica, humana, que nos traspasa mágicamente y se queda, ya, dentro de nosotros, como parte inseparable de nuestra propia biografía. Esa palabra que es capaz de grabarnos un sentir, y nos tatúa la piel a la que viene y donde luego anida. Esa palabra, como bello asidero en donde amarrar y entretener un poco la existencia, o incluso para imaginarnos que son como malecón de ensueño, donde rompen las olas líricas de nuestra vida.

Lo cierto es que la palabra llega a convertirse aquí en algo nutritivo, vitamínico; algo sin lo que nuestro corazón sería incapaz de latir y nuestra edad, por su carencia, saltaría en pedazos caóticos, síntoma de un final triste y previsible. Nos arropamos en ellas, nos acurrucamos, pasamos noches enteras oyendo su cadencia, su ritmo sinuoso, su respiración, su todo, mientras a veces, si insistimos, ellas son las encargadas de plasmar en papel un arrebato hondísimo que nos nace de muy adentro, o nuestra voz interior de auxilio.

Uno se hastía del lenguaje usual, externo, que aun estando en todas partes, lo rehuimos como un mal presagio. Huimos del saludo clonizado que sale de bocas pastosas sin intención de comunicarnos absolutamente nada. Huimos de los mensajes revestidos de falacia. Huimos del terrorismo del lenguaje, de su manipulación, de la mentira más descarnada y despiadada que un ser puede sufrir cuando se está apuntando con ello a la integridad más transparente de su yo insobornable Y en éstos casos es preferible paladear desde dentro una metáfora, ponemos como ejemplo, de Cortázar: “La penumbra de tus párpados”. La metáfora, que se convierte siempre en el edén o paraíso donde habitan las palabras, es capaz, aquí, de elevar nuestra alma hasta el infinito de las cosas, hasta la esencia misma, hasta el pedestal alto de lo artístico, hasta el centro enigmático donde el todo y la nada confluyen sobrecogedoramente; allí donde el sentimiento es más absoluto y al sentirlo y asimilarlo, no deja de producirnos cierto vértigo.

Estamos, por suerte, rodeados de palabras. Palabras que escribimos, en una noche de arrebato, sobre la conocida página, mientras un pulso entregado, propio y combativo, notamos que se nos acelera. Son palabras latentes, que tiemblan, escritas en relieve, que incluso respiran por los párrafos. Palabras que luego viajan hacia otra parte, tal vez hasta el rincón de una mirada femenina que las disfrutará voluntariamente, mientras, acaso, en ese itinerario, orillas por donde discurrirá el flujo del mensaje, nos parezcan que duermen irremediablemente. Y no es cierto.

El lector despierta las palabras. Esas palabras viajeras, excursionistas por el itinerario de una carta. Las despierta, una vez frente a sus ojos, puesto que les imprime un ritmo de atención que vuelve a convulsionar lo allí escrito. La palabra, entonces, resurge de su minúsculo letargo, y se enciende, y cobra vida, y se ensancha, y produce esa fusión divina entre dos seres que, acaso, separe una cruel distancia.

Ahí está la palabra, viajando del corazón al aire, para aterrizar después frente a otros ojos iguales, o más poéticos. La palabra que nos rotula por completo el alma, y nos anima, y nos da ese empujón de vida en un momento de parada y de cansancio. La palabra que sentimos que nos nutre, que nos llena por completo la morada espiritual donde nosotros solemos guardar, bien escondido, la dulzura de un mundo propio y a veces no tan bien conocido, por poco escudriñado.

Sí, hay que hacer un monumental brindis por todas aquellas palabras que viajan ya con nosotros cómo si fueran nuestro apellido literario, inseparables de nuestra propia piel, grabadas a base de lecturas, tatuadas con el fuego de una expresión súbita que nos hizo y nos hace más anchos y profundos. Brindar por todas ellas. Por las que nos hicieron soñar con mundos de peluche, por las que nos hicieron llorar sintiendo que el corazón aún nos servía para algo, por las que supieron ilusionarnos en momentos de hastío y de desgana, por las que llevan siempre un mensaje más superior entre sus líneas, por las que cobran un renovado vigor con el pasar del tiempo, por las inscritas en alguna nota que nos sirve para siempre de recuerdo, por las que nos impulsaron a besar y a acariciar otro rostro con cariño, por las que nos propiciaron un encuentro, por las que retumban y nos proporcionan su continuo eco en las paredes de las sienes, por las que abrigan los más gélidos silencios, por las no dichas aún pero que sentimos latir en sus raíces. Brindar por todas aquellas palabras que siempre nos pueden decir algo nuevo, diferente, hondo, vivo, para asirnos con ellas al laberinto de un sueño vitalicio.

A veces, ya sé, uno no es capaz de encontrar la palabra precisa, en el momento oportuno, o cuando más lo necesita. Palabra que se resiste a retratarse en el marco de una página, a hacerse inmortal, mientras nosotros llevamos inmersos, tal vez unas cuantas horas, por la catedral del lenguaje, demandando su limosna. Momento dramático, sin duda, que tal vez debido a nuestra osadía de escribir, nos hace sentir cegados por el blanco sepulcral y absoluto de un folio, a la vez que un vacío que anula la expresión amenaza con aniquilar nuestra cabeza. Pero pasa, afortunadamente, tarde o temprano ese instante con temperaturas de alto invierno, y en la espera paciente comprobamos que, por suerte, vuelve otra vez la compañía requerida de las inseparables palabras. Ahí están de nuevo ellas, como recurso y asidero; como respiración, como único latir que aún nos mantiene ilusionadamente vivos.

Siempre la palabra. La palabra infatigable que se trae hasta una simple hoja, el sonido del mar, la mirada de un niño, el calor doméstico de un perro, el abrazo con su decir en silencio, el beso hondo que pasa de orilla a orilla los compartidos sentires, la caricia que aún sigue danzando por el fondo de nuestra alma sin agotarse nunca... La palabra. La palabra que consigue ser un arpegio musical en nuestro fondo abismal y lírico. La palabra que dice, que insinúa, que eleva, que transmite, que comunica, que dona ternura, que regala amistad, que ofrece amor por sus raíces primigenias. La palabra que es imposible adulterar, que es transparente, desnuda, luminosa, incansable, arrullo, sinfonía, lento latir. La palabra como valor absoluto, incalculable. La palabra, en fin, donde poder guarecerse, cuando a veces nuestra piel se viste de inexplicable escalofrío.

Se suelen salir del tiempo, y del vasallaje a que nos someten los horarios. Van por libre, desnudas, balanceándose en un enigma esencial que las cubre de poesía. Para disfrutarlas por completo requieren, eso sí, que no tengamos prisa, ni nos importe el minuto eutanásico y huidizo del compás de los relojes. Requieren nuestro tiempo; pero otro especial preñado de mimo, de lirismo, de entrega, de ilusión; de profunda ilusión, que no es sino antesala y zaguán de un sueño en construcción.

Las palabras, sobre todo las más significativas para nosotros, hospedadas en cartas, se guardan en los mejores y más íntimos rincones. No vale el espacio neutro de documentos inútiles, al menos para estos menesteres; ni tampoco ese lugar común al que se acude a por múltiples cosas. Las palabras entrañables, si son también queridas por nosotros, se merecen un sitio de mimo; un lugar especial donde resguardarlas de lo más vulgar y cotidiano, del chorreón pegajoso de la rutina, de los gestos manidos por el uso, de la asepsia gris en la que nadamos y sobrevivimos. Las palabras, si nos son enviadas por algún remitente que se nos cuela de rondón en nuestros instantes íntimos, deberían de cobijarse en rincones exquisitos, junto a la dócil e inteligente quietud de nuestros libros, al pie de la mesilla cómplice que siempre es testigo de nuestros sueños, sobre la mesa donde, no sin dosis de osadía, nos empeñamos en escribir otras palabras... al lado, siempre, de lo más cercano por más nuestro.

Yo guardo palabras femeninas entre las páginas de los libros. Palabras que siempre alborean su significado en cada relectura. También están junto a determinados estantes, entre objetos adorables, entre fotografías de paisajes, entre el aroma de una tinta incansable y laboral, arrimadas a mis cosas más preciadas; toda una simbología que el existir se va inventando para el más puro disfrute. Palabras que asoman en el cajón de la mesilla, junto a cajas de cerillas, bocetos de poemas y una nieblecilla de recuerdo que asciende, pletórica, hasta el techo. Y así, la habitación donde me ubico, se convierte en un lírico vaho de palabras que yo, claro, suelo aspirar hasta la extenuación.

Hay otras palabras, leídas siempre, que por algún motivo nos dicen más que otras, y por eso las plagiamos sin pudor, aunque luego no las llevemos a la frase textual de donde partieron. Por este rincón se ha utilizado “hontanar” por culpa de Ortega; o “venir al pairo” por Rosa Montero; o “las galerías del cerebro” de Manuel Vicent... y tantas y tantas otras que nos quedaron cinceladas para siempre, evocándolas una y otra vez, ya sin remedio, por la modesta inclinación de un párrafo.

Dormirse entre palabras, al igual que la de aquellos cuentos que nos narraban de pequeños. Aquellas palabras que principiaban en nuestros oídos el largo amor que luego le hemos seguido profesando, de continuo, a las altas torres del lenguaje. Palabras que hoy resuenan como trinos en la cavidad del pecho y su eco imperecedero e infantil nos nutre las fibras desde donde solemos parir nuestra escritura. Palabras de siempre, con su himno de música sencilla, pero honda, dispuestas en todo momento a abrazar nuestro presente.

Hay palabras que no necesitan voz, que se pronuncian con una altísima espiritualidad, que no requieren la ayuda del aire para variar el tono. Son palabras que se asimilan en rotundo, desde una profundidad de espasmo, cuya significación orgásmica suele calar hasta la médula. Esas palabras que un día nos conmovieron a solas y nos visitaron, allí, en lo más hondo, mientras a nuestro alrededor nadie se enteró jamás de tamaño agasajo. Palabras envueltas en un cómplice silencio, encaramadas al pedestal de la memoria, creando con sus jugos múltiples, ambientes para dar la bienvenida a los recuerdos.

Y está la palabra sugerente, la no dicha, o dicha a medias, presumida y femenina. La palabra que erotiza nuestro deseo, y dan ganas de adivinarla, de abrirla en canal para saber de su misterio. Es una palabra que impacta, y luego nos electriza, y luego nos imanta con el peligro inminente de llegar a poseernos; todo es cuestión de voluntad o de otra cosa.

He venido hasta aquí, como otras tardes, donde existe un paisaje por el cual la primavera campa a sus anchas, los pájaros vuelven con sus trinos musicales a endulzar el aire y el tiempo no existe si no es en la interminable melodía de un verso. El sol es un dorado oasis geométrico entre la infinidad azul del cielo, cuyos haces de luz blanda se columpian, a sus anchas, por la sonrisa verídica de un niño. Las flores, en un lenguaje muy antiguo, le hablan de cerca y de tú a lo sentidos. La mirada concreta de un perro se convierte en algo así cómo en un imán de ojos por donde a tí te apetece viajar hasta su sinceridad más jugosa y más palpable. El silencio ayuda e invita a ese monólogo fructífero desde donde alguien, alguna vez, vio brotar la luz de la filosofía. Hay un minuto puntual, con humedad de besos, que de repente se posa en nuestras sienes volando más tarde, cuando intentamos retenerlo, como ave graciosa del recuerdo. He venido hasta aquí, como otras tardes, para comenzar un sueño que da a luz en la imaginación, sigue su curso a través de un poético caudal que lo lleva en volandas, para llegar hasta tí, hipotético lector, por éste río inmenso de palabras...
 
 

LOS PAÍSES MÁS Y MENOS FELICES DEL MUNDO







"El hombre es más feliz por lo que desea que por lo que posee". Bloch

"Si eres envidioso y soberbio, prepárate para ser solitariamente infeliz". Yanka


"El secreto de la felicidad no está en hacer lo que se quiere,
sino en querer siempre lo que se hace". León Tolstoi

"Ya lo decía mi querido viejo: '¡que amigos éramos cuando éramos pobres!' ".

"¡Aquel tiempo feliz en que éramos tan pobres!".

Una mujer se mira a sí misma en el reflejo de un escaparate

"Hay cada vez más infelices que dejan de "VER"
los reflejos infinitos de comunión de la "VIDA",
para encerrarse sólo en el ensimismado mirarse
al espejo de su propio vacío". 
Yanka

Dinamarca y Puerto Rico, los más felices.
El Instituto de Investigación Social de la Universidad de Michigan midió el grado de bienestar subjetivo durante 2007 en 97 países.
Dinamarca, Puerto Rico y Colombia son, por este orden, los países más felices del mundo, según un estudio divulgado hoy en el que se constata que la felicidad ha aumentado en la mayoría de los países.


Colombia es el tercer país más feliz del mundo y el primero de América Latina, región en la que le siguen El Salvador, undécimo en la escala mundial, Guatemala (17 en el mundo), México (18), Venezuela (23), Brasil (30) y Argentina (32). Perú se sitúa a la cola de los países latinoamericanos (61 a escala mundial), junto con República Dominicana (42), Chile (41) y Uruguay (39). Por su parte, Estados Unidos ocupa la décimo sex ta posición mundial, el Reino Unido la número 21, Francia se sitúa en el puesto 37 y Japón en el 43.


España se sitúa en el puesto (44) de la lista, en la que la institución ha medido el grado de bienestar subjetivo.


Para el director del estudio, Ronald Inglehart, esta premisa es "sorprendente", ya que, "en general, se creía que era casi imposible elevar el nivel de felicidad de todo un país".

De acuerdo a los resultados del informe, los niveles básicos de felicidad se muestran estables a largo plazo y no cambian. Así, la libertad se erige como el principal motivo de felicidad mundial. "Los resultados muestran claramente que las sociedades más felices son aquellas que permiten que las personas tengan la libertad de elegir cómo vivir" concluyó Inglehart.



http://webarroba.wordpress.com/2008/07/05/pases-mas-felices-del-mundo/



REENCUENTRO Y CELEBRACIÓN DE LA VIII PROMOCIÓN

"FUE UN PLACER COINCIDIR 
EN ESTA VIDA"


Dedicado a la Celebración del 30 Aniversario de la
VIII promoción
24 de Julio de 1978 / 16 de Agosto de 2008.
Instituto Juan XXIII - Maristas
Punta Cardón - PENÍNSULA DE PARAGANÁ
(Edo. Falcón) Venezuela.



VIII PROMOCION 1978

A pesar
de las separaciones,
a pesar del tiempo transcurrido,
a pesar de las diferencias y de las in-diferencias,
de los cambios,
de los desengaños,
de las decepciones,
de los silencios,
de las ausencias,
de la incomunicación,
de las cartas no respondidas,
de las soberbias,
de los caminos y rutas que nos alejaron,
seguimos siendo -y nada ni nadie lo borrará-:
compañer@s "integrantes
de la VIII promoción de bachilleres.
24 de Julio de 1978.
Instituto Juan XXIII.
Maristas Punta Cardón.

Juan Carlos (Kuky)
Un integrante de la Promoción
Marista del 78

VER +:


Cuando me vaya - Melocos y Natalia


Miras atras, ves tu camino,
el que hicieron tus pies, y mandas ♥besos♥
para tod@s los que volverás a ver,
tantos recuerdos enlatados en fotos de carnet,
en lágrimas de ayer, en todos los momentos 
que a tu lado yo esperé...

Que cuando me vaya de aquí, de mi tierra, de mi gente,
de mi tierra, la que me vio nacer, la que me vio crecer,
la que me vio ganar y me enseñó a perder...
que sólo quede la amistad, tantos sueños que recordar...
y ya no entre por mi ventana, ese dulce olor a sal...
...que solo quede la amistad, tantos sueños que recordar...

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Presuntos implicados - Cómo hemos cambiado

                                                                    
  Hasta luego - Alex de Castro


Amigos - Alex Campos


Amigos - Enanitos Verdes

lunes, 21 de julio de 2008

¿CÓMO SE MIDE LA VIDA?

Hacer un AMIGO es una GRACIA.
Tener un AMIGO es un DON.
Conservar un AMIGO es una VIRTUD.
SER AMIGO es un HONOR y un PRIVILEGIO.
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VER+:

viernes, 18 de julio de 2008

1 ANIVERSARIO DEL RINCÓN DE YANKA





Amistad maravillosa

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¡Qué hermosa es la amistad!

¡Qué hermosa es la comunicación!

Cómo une los corazones,

liga pueblos y naciones

y propicia la hermandad.

Amistad maravillosa...

Generoso sentimiento

presente en cualquier momento,

de pena o felicidad.

Qué bonito cuando existe

esa sincera amistad,

que todo embate resiste

y sin regatear se da.

Qué maravilla tener

amigos con quien

poder disfrutar y compartir

la alegría de vivir.

La amistad es un tesoro...

Un regalo del Señor,

que hay que cuidar con decoro

y cultivar con amor.

Que tu amistad sepa oír...

Que tu amistad sepa dar...

Y sepa dar sin pedir

y comprender sin juzgar.

Que tu amistad nada tema

que, con verdad, alce la voz.

Que la verdad sea tu lema,

porque la verdad, es Dios.


Raquel Itzel Moreno
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El primer día fue el miércoles 18 de julio de 2007
A las 14:15

Mi primer post:




jueves, 17 de julio de 2008

EQUINOCCIO EN CHICHÉN ITZÁ (KUKULKÁN)


El equinoccio, fenómeno arqueoastrónimo, es el momento en que la tierra es iluminada por el sol de igual forma en el hemisferio norte y en el sur.

Al atardecer de los días 21 de marzo y 22 de septiembre, días del inicio de los equinoccios de primavera y otoño respectivamente, se observa en la escalera norte del Castillo de Chichén Itzá, una proyección solar serpentina, consistente en siete triángulos de luz, invertidos, como resultado de la sombra que proyectan las nueve plataformas de ese edificio, al ponerse el sol.



El descenso simbólico de Kukulkán
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El Castillo o Pirámide de Kukulkán es el monumento más impresionante de Chichén Itzá, la grandiosidad y perfección en su construcción se presentan en medio de una gran explanada, alrededor de la cual se elevan otros magníficos edificios; y gracias a sus excelentes proporciones y diseño se la puede admirar a gran distancia. Es sin duda una obra maestra de la arquitectura maya-tolteca. El edificio se cataloga como un mausoleo por la gran cantidad de tumbas que se han hallado. La pirámide, que está sostenida por una base cuadrada de 55.5 m. de lado, se construyó en honor a Kukulkán. Es un monumental edificio de nueve cuerpos escalonados y cuatro fachadas ornamentadas con representaciones de serpientes y tigres. Las cuatro escalinatas tienen 91 peldaños cada una, mismos que sumados a la de la entrada del templo superior equivalen a los 365 días del año. Por lo que algunos expertos piensan que es posible que se haya edificado con el fin de adorar al Sol. La escalera principal está ubicada en la parte norte del monumento, la cual se puede localizar con facilidad dado que al pie de cada una de las balaustras se encuentra una colosal cabeza de serpiente emplumada de piedra. La cabeza descansa en el suelo, el cuerpo erguido para formar el fuste y la cola de cascabel doblada para sostener el dintel.

Este es un fenómeno único en el mundo en que es posible ver el descenso Simbólico de kukulkán solo visto el 21 de marzo y 21 de septiembre de cada año con este acontecimiento los mayas identificaban el inicio de la primavera y periodo de siembra así como el de cosecha. Esta es la manera como los mayas plasmaron su calendario solar en la pirámide de kukulcan o Castillo de una manera magistral y admirable que hasta el día de hoy tiene maravillado a todo el mundo, tanto que los expertos siguen buscando una explicación de este fenómeno. Es posible observar de inicio a fin como desciende la luz y sombra dando forma a la figura que representa a la serpiente emplumada (kukulkán).




VER +:


Poema inspirado en mi viaje a Chichén Itzá, una ruta que no quería hacer, ya que estaba muy a gusto en la playa. Cuando íbamos caminando por el camino blanco hacia el cenote sagrado bajo una lluvía muy fina, sentí una sensación extraña, una gran negatividad, parecía que el corazón se me salía del pecho. Fue algo que me impresionó mucho, después me informé que era el sitio que se autosacrificaban donando el propio corazón, los que ganaban en juego de la pelota -como premio-,  para entregarlo al cenote:

 


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miércoles, 16 de julio de 2008

LA LEYENDA DE QUETZALCÓATL (KUKULKÁN)





Esta leyenda nace a partir del gobernante Ce Acatl Topiltzin Quetzalcóatl y es una de las más importantes y famosa del mundo mesoamericano, pues tiene una asociación con la Conquista española.Como se mencionó Ce Acatl Topiltzin Quetzalcoatl gobernó Tula al rededor de los años 925 y 950 D.C.
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Hijo del también mencionado Mixcóatl, se cree que no nació propiamente en Tula sino en una zona del actual estado de Morelos. Tras la muerte de su progenitor, Ce Acatl Topiltzin se esconde de los enemigos personales de su padre y siendo él joven se enfrenta a ellos y termina matando a Tepoztecatl, con lo que venga a Mixcóatl y es aclamado para que gobierne Tula. Durante su mandato, es llamado Ce Acatl Topiltzin Quetzalcoatl , pues se convierte en el sacerdote principal del dios y es la representación de dicha divinidad en esta tierra, por lo que debe llevar una vida ejemplar y casta. Sin embargo, no todos los habitantes de Tula lo ven con buenos ojos y comienza a tener enfrentamientos con los adoradores de Tezcatlipoca, y son ellos, por medio de engaños, quienes hacen que se embriague y falte a su celibato rompiendo su estado de castidad.Debido a su terrible falta, Ce Acatl Topiltzin Quetzalcoatl debe abdicar y decide partir a un exilio. Él y sus seguidores, el cual los llevará hasta la península de Yucatán, no sin antes prometiendo su regreso. Ce Acatl Topiltzin Quetzalcoatl, nos dice la leyenda, no muere en el exilio, sino que se embarca de nuevo en las costas del Golfo y desaparece en las aguas, tornándose en "la estrella de la mañana".El historiador Chimalpain hace referencia del ansiado regreso de Quetzalcoatl y nos dice:
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"Así hablaban los viejos de tiempos antiguos, en verdad vive el mismo Quetzalcoatl, no ha muerto aún; una vez habrá de venir a reinar". Prometió regresar en un año Ce Acatl, siglos después en el año vaticinado, en 1519 llegan los españoles a México con lo cual se atemorizan los mexicas, herederos de la misma cultura.Tula habría de perder su grandeza y perderse en la obscuridad de los tiempos, pero el legado del pueblo tolteca, indirectamente permanecería en los pueblos mesoamericanos del Posclásico, principalmente en los aztecas o mexicas, quienes en la búsqueda de un pasado glorioso, se proclamarían como los sucesores de aquellos gloriosos toltecas, pueblo guerrero y de noble estirpe.

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BIBLIOGRAFIA LOS TOLTECAS. Alvarez José Rogelio (Dir).Cobean Robert H.1989 Dehil Richard A.1983
THE TOLTEC CAPITAL OF ANCIENT MEXICO. República Democrática Alemana, Thames and Hudson.Davies Nigel.19951995
HISTORIA ANTIGUA DE MEXICO. Vol III, El Horizonte Preclásico. INAH/UNAM Porrúa, México.Palomar de Miguel Juan1991
DICCIONARIO DE MEXICO, Ed Panorama, MéxicoPiña Chán Román1987 TULA ARQUEOLOGICA. I.N.A.H. México.Sabloff Jeremy A.1995

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VER +: