EL Rincón de Yanka: CELTA

inicio














Mostrando entradas con la etiqueta CELTA. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta CELTA. Mostrar todas las entradas

lunes, 9 de octubre de 2023

CANCIÓN CELTA CRISTIANA "ORACIÓN POR LA PAZ" (PRAYER FOR PEACE) por DAVID HAAS


Prayer for Peace - David Haas

Oración por la paz
Prayer for Peace

Paz ante nosotros, paz detrás de nosotros, 
paz bajo nuestros pies.
Peace before us, peace behind us, 
peace under our feet.
Paz dentro de nosotros, paz sobre nosotros, 
que todo a nuestro alrededor sea paz.
Peace within us, peace over us, 
let all around us be peace.
Amor delante de nosotros, amor detrás de nosotros, 
amor bajo nuestros pies.
Love before us, love behind us, 
love under our feet.
Amor dentro de nosotros, amor sobre nosotros, 
que todo lo que nos rodea sea amor.
Love within us, love over us, let all around us be love.
Luz ante nosotros, luz detrás de nosotros, 
luz bajo nuestros pies.
Light before us, light behind us, 
light under our feet.
Luz dentro de nosotros, luz sobre nosotros, 
que todo lo que nos rodea sea luz.
Light within us, light over us, 
let all around us be light.
Cristo delante de nosotros, Cristo detrás de nosotros, 
Cristo bajo nuestros pies.
Christ before us, Christ behind us, 
Christ under our feet.
Cristo dentro de nosotros, Cristo sobre nosotros, 
que todo lo que nos rodea sea Cristo.
Christ within us, Christ over us, let all around us be Christ.
Aleluya.
Alleluia.
Paz ante nosotros, paz detrás de nosotros, 
paz bajo nuestros pies.
Peace before us, peace behind us, 
peace under our feet.
Paz dentro de nosotros, paz sobre nosotros, 
que todo a nuestro alrededor sea paz.
Peace within us, peace over us, 
let all around us be peace.

Autores de la canción: 
David Haaz


Oh, Señor, ve delante de nosotros para guiarnos.
Ve detrás de nosotros para impulsarnos.
Ve debajo de nosotros para levantarnos.
Ve sobre nosotros para bendecirnos.
Ve alrededor de nosotros para protegernos.
Ve dentro de nosotros para que con cuerpo y alma 
te sirvamos para gloria de tu nombre. 
Amén. 

N Söderblom

martes, 16 de mayo de 2023

LIBRO Y PELÍCULA "EL AMOR QUE TÚ ME DISTE" (THE LUCK OF THE IRISH) LA SUERTE DE LOS IRLANDESES 1948 💰💕💎

THE LUCK OF THE IRISH 
(LA SUERTE DE LOS IRLANDESES)
THERE WAS A LITTLE MAN
(HABÍA UN HOMBRECILLO)

"Vayas donde vayas, hagas lo que hagas, 
¡que la suerte de los irlandeses te acompañe!”. 
“Si tienes la suerte de ser irlandés... ¡tienes la suerte!” 
“Que tu día sea tocado por un poco de suerte irlandesa, 
iluminado por una canción en tu corazón 
y calentado por las sonrisas de las personas que amas.

“Un rayo de sol para calentarte, 
buena suerte para encantarte. 
Un ángel protector, para que nada pueda dañarte. 
Risas para animarte, amigos fieles cerca de ti, 
y cada vez que ores, el cielo para escucharte”.

Todos tenemos un ángel a nuestro lado… 
lo creas o no lo creas.
 
En una de aquellas salidas que suelo hacer con mi familia a diferentes pueblos, estuvimos alguna vez en San Antonio de Prado durante las fiestas decembrinas. Aquella tarde, había un programa de música religiosa en el atrio de la iglesia por el que mi pequeño hijo y yo nos sentimos atraídos. Dejamos al resto de la familia en una cafetería y fuimos a ver parte de aquel concierto. Buscando tener un ángulo desde donde pudiéramos ver a los artistas, nos tocó pararnos en medio de una calle por la que, supuse, no había tráfico alguno. Ubiqué al niño delante de mí, puse mis manos sobre su pecho y nos dispusimos a escuchar con sumo interés. Pasados cerca de 20 minutos, una motocicleta irrumpió repentinamente dejándose venir a toda velocidad sobre nosotros. En ese preciso instante, sentí que alguien me tomó del cuello de la camisa y me tiró hacia atrás al tiempo que yo arrastraba al niño. La moto nos pasó rozando. Sin poder salir del susto, me di vuelta para darle las gracias a quien nos había salvado… y no había nadie, absolutamente nadie, detrás nuestro ni a los costados. Puede usted interpretarlo como a bien tenga, pero yo estoy seguro que aquella vez, como en otras ocasiones, han sucedido cosas que están más allá de lo que vemos con nuestros ojos. Y sé que hay innumerables personas, que se han sentido alguna vez en su vida, “inexplicablemente” protegidas.

¡Qué curioso! Al catalogar “EL AMOR QUE TÚ ME DISTE”, no puede decirse “no es nada del otro mundo”, porque sí tiene mucho del otro mundo, del amor que nos protege y del poder espiritual. Y tampoco puede clasificarse como cine de fantasía porque, lo que sucede, es de lo más real que ocurre con frecuencia en el mundo. Los que no ven es porque no quieren ver, les basta consigo mismos para sentirse infelices.

Stephen Fitzgerald (Tyrone Power), es un escritor que, de viaje por la bella Irlanda en compañía de un amigo, descubre en el campo a un singular “duende” que lo guía, le hace experimentar el paraíso, y luego lo tienta para probar su carácter. A su regreso a New York, un hombre “muy parecido” a este duende, llega a casa de Fitz “recomendado por empleos Acme”, y con las triquiñuelas necesarias consigue ganarse el puesto de sirviente. Y con la llegada de la dulce Nora, comienza entonces una encantadora historia de amor que tiene la venia del cielo, y otra que el “duendecillo” no ve con buenos ojos y entonces se las ingeniará para despertar la conciencia del buen Stephen, quien está a punto de ser víctima de la ambición y de otras salidas que traicionarán su carácter.

En algún momento, aquel “duende” -maravillosamente representado por Cecil Kellaway, quien se merecía un Oscar, pero solo lo nominaron- le dice a su protegido: “Yo te ofrecí oro, no es culpa mía si has preferido tener una piedrita”. 
Piedras –materia- es lo que elegimos cada día. Tardaremos todavía en saber que, el verdadero oro, es la causa del espíritu.


VER+:





Según cuenta la leyenda, los duendecillos irlandeses, conocidos como Leprechaun con capaces de encontrar monedas de oro enterradas en la tierra y las almacenan todas en una olla que está escondida en un lugar incierto. De hecho, estos duendes son famosos por esconder su olla de oro al final del arco iris. Algunos creen que los duendes necesitan el oro como un medio para engañar a los humanos y, dada la propensión de los duendes al engaño, esto es completamente posible. Esta es su historia:

Un hombrecillo de unos dos pies de altura estaba tumbado fuera de su tienda bajo un gran árbol junto a un arroyo. Era fácilmente encontrarlo por el ruido que hacía su martillo:

- Tap, tap, tap...

Y es que, el duende era zapatero y pasaba sus días haciendo zapatos que eran verdes con hebillas de oro y una punta larga y tacones. El duende hacía zapatos para las hadas que vivían en los bosques y las gentes de los pueblos cercanos. La gente sabía que era un duende porque habia muchas hadas como el que vivía fuera de los pueblos.

Las personas se acercaban hasta el hombrecillo para conseguir un par de zapatos y le pagaban con monedas de oro. Sin embargo, el duende, que era un poco avaro, necesitaba un lugar donde guardar su oro, ya que le gustaba guardarlo y contemplarlo en lugar de gastar.

Un buen día, comenzó a meter las monedas en una olla de oro y allí fue acumulándolas en una olla que guardaba en una estantería en su tienda de zapatos en el árbo. Un buen día, llegó un hombre llamado Tim a la zapatería del duende, quería un par de zapatos azul violeta con tacones. Mientras le explicaba al duende su idea, se fijó en la olla de oro llena de monedas.

Tim sabía que, como el zapatero era un duende, si podía capturarle se le concederían tres deseos. Porque os recuerdo, que los duendes son mágicos.

- Voy a venir de vuelta en unos días para recoger mis zapatos, dijo Tim al duende.

El duende que no tenía un pelo de tonto, enterró su olla de oro en un campo lleno de arbustos y siguió haciendo su trabajo.

Unos días después, Tim regresó y el leprechaun, le dio sus zapatos azul violeta al hombre. Pero cuando el duende se volvió para esconder las monedas, Tim le agarró por la espalda para conseguir sus tres deseos.

- Quiero mis tres deseos, dijo Tim, el primer deseo es saber dónde está la olla de oro, mi segundo deseo es que quiero cien pares de zapatos y, el terecero, tener otros tres deseos más.

- Puedo concederte los dos primeros deseos, pero el tercer deseo es un truco codicioso y no se puede conceder, dijo el leprechaun.

El duende llevó a Tim al campo y señaló el lugar donde había enterrado la olla de oro. Tim no tenía una pala para cavar, así que marcó el lugar con un palo para volver más tarde. Sin embargo, al regresar, no pudo creer lo que vio: había 200 palos sobre el campo.

Comenzó a cavar en todos ellos, pero no pudo encontrar el lugar donde estaba la olla de oro. Después de unas horas se rindió y se dio cuenta de que el duende le había engañado.

MIentras, el leprechaun necesitaba encontrar un mejor lugar para esconder su oro y evitar así que ningún hombre pudiera tomarlo. Sabia que los arcoiris eran magicos, nunca podrías decir dónde terminaba uno, por lo que decidió enterrar su oro al final de un arcoiris.

De esta manera, solo él sabría encontrarlo de nuevo. Así que eso es lo que hizo y la gente todavía intenta encontrar su oro, pero todavía hoy, después de tantos años, nadie ha logrado encontrarlo.

Pero, si paseas por el bosque, y escuchas este sonido...

- Tap, tap, tap

Sabrás que el leprechaun está cerca y, si eres muy amable con él, podrá concederte un deseo.

Fin
¿Qué son los Leprechaun?

La mayoría de las leyendas irlandesas de Leprechaun se remontan a los cuentos del siglo VIII. Algunas historias hablaban de espíritus que se fusionaron con un hada y desarrollaron una inclinación por beber en exceso. Según otros investigadores, el término Leprechaun en realidad proviene del término irlandés 'leath brogan', que significa zapatero.

Aunque estos duendes a menudo se asocian con la riqueza, particularmente con las monedas de oro, en realidad son zapateros que difícilmente presumirían de tener grandes bienes. Después de muchos siglos, el mito de los duendes o leprechaun y la olla de oro persiste y todavía hay gente que va en busca de este tesoro escondido.

¿Curiosidades sobre los duendes irlandeses o Leprechaun?

La representación moderna de un Leprechaun es la de un hombre vestido completamente de verde. Sin embargo, el folclore irlandés describe a los duendes como hombres que vestían trajes rojos y sombreros de tres picos. Así es como el novelista irlandés Samuel Lover describe a los duendes en su obra de 1831 "Leyendas e historias de Irlanda".

No hay registro de que existan duendes femeninos. Esto, por supuesto, significa que los Leprechauns desafían las leyes típicas de la biología.
Aunque la leyenda del Leprechaun tiene más de mil años, hubo un avistamiendo de un Leprechaun recientemente. En 1989 el propietario de un pub llamado PJ O'Hare en Carlingford, Condado de Louth afirmó que escuchó gritos de un pozo y encontró los restos y la ropa de un duende que hoy en día se exhibe en su pub.

ESCUCHAR LA BALADA IRLANDESA: 

La luna pálida se elevaba sobre la montaña verde,
El sol se ponía bajo el mar azul;
Cuando me desvié con mi amor a la fuente de cristal puro,
Eso se encuentra en el hermoso Valle de Tralee.
Ella era hermosa y bella como la rosa del verano,
Sin embargo, no fue sólo su belleza lo que me ganó;
Oh no, era la verdad en sus ojos siempre amaneciendo,
Eso me hizo amar a Mary, la Rosa de Tralee.

Las frescas sombras de la tarde extendían su manto,
Y María toda sonriente me escuchaba;
La luna por el valle derramaba sus pálidos rayos,
Cuando gané el corazón de la Rosa de Tralee.
Aunque hermosa y hermosa como la rosa del verano,
Sin embargo, no fue sólo su belleza lo que me ganó;
Oh no, era la verdad en sus ojos siempre amaneciendo,
Eso me hizo amar a Mary the Rose of Tralee.

En los campos lejanos de la India, 
en medio de los espantosos truenos de la guerra,
Su voz fue un consuelo y un consuelo para mí,
Pero la fría mano de la muerte 
ahora nos ha partido en dos,
Me siento solo esta noche por la Rosa de Tralee.
Ella era hermosa y bella como la rosa del verano,
Sin embargo, no fue sólo su belleza lo que me ganó;
Oh no, era la verdad en sus ojos siempre amaneciendo,
Eso me hizo amar a Mary, La rosa de Tralee

martes, 9 de julio de 2019

📒 LIBRO "EL PASO DE LOS ESPAÑOLES". LA BATALLA DE GLENSHIEL: CUANDO EL HONOR ERA MÁS QUE UNA PALABRA

"CUANDO EL HONOR ERA MÁS QUE UNA PALABRA".



El pasado diez de junio se cumplieron 300 años de la Batalla de Glenshiel, uno de los episodios obviados en nuestros libros de Historia y que traté de rescatar del olvido con la que fue mi primera novela, "EL PASO DE LOS ESPAÑOLES", que tantas alegrías me ha dado.
Toda una gesta de esas de las de antaño, cuando el honor era más que una palabra.
En 1719, un plan urdido por el cardenal Giulio Alberoni, con la aprobación de Felipe V, envía tropas españolas a Escocia para, desde allí, preparar una invasión contra Inglaterra. Una tormenta en el Atlántico hace que el grueso de las tropas no consiga llegar a su destino. Solamente un pequeño contingente de soldados arriba a Escocia y, entre ellos, Alejandro Andía, pupilo del cardenal. Sin embargo, es en aquellas agrestes tierras donde Alejandro, a pesar de que un oscuro pasado le persigue, logra encontrar el amor y dar significado a las palabras honor y lealtad. Conoce aquella hazaña heroica y los hechos que vivieron esos soldados españoles que se aventuraron en las Highlands escocesas, dando lugar, con su gesta, a lo que todavía hoy se conoce como: “El paso de los españoles”.

CAZANDO VIENTOS

¿Sabe, capitán, que las derrotas elegidas
conforman el destino de nuestra existencia?

¿Sabe que aquellas nubes presagiosas de tormenta
invitan tras su marcha al lucero que todo lo guía?

¿No es peor la calma en la mar oceána
que el vaivén de las olas golpeando el casco?

Las batallas, capitán, se luchan hasta el final
y no se pierden hasta que la vida acaba,
pues las singladuras del destino, la pasión,
la lucha contra los elementos y la esperanza
son los vientos a los que debemos venerar
para que el viaje se convierta en aventura.

Así pues, capitán, alcemos el rostro a la mañana,
permitamos que el fiero a salitre invada nuestra venas
y con las velas henchidas de orgullo incierto
pongamos rumbo hacia ese horizonte desconocido
sin temor a extraviar el alma en el camino.

© Verónica Martínez Amat.
(Dedicado a los que aman el mar).


Carlos Nuñez, Brighde Chaimbeul - Battle of Glen Shiel



La Batalla de Glenshiel, escoceses y gallegos contra británicos

VER+:





El 10 de mayo de 1719, un pequeño contingente de combatientes hispanos se negó a rendir el castillo de Eilean Donan. Fueron derrotados, pero mantuvieron su honra intacta.
La contienda estaba enmarcada una «misión secreta» mediante la que los españoles buscaban acabar con los monarcas ingleses con ayuda de los jacobinos


Batalla de Glen Shiel by on Scribd



lunes, 30 de octubre de 2017

💀🎃 FRANCISCO ABUÍN FERREIRO: El sepulturero que lo sabe y lo escribe todo de los muertos

FRANCISCO ABUÍN FERREIRO: 
El sepulturero que lo sabe  
y lo escribe todo de los difuntos
💀🎃

Aprende cada día de quienes están enterrados; investiga los logros de las personas más ilustres y redacta sus historias.




«Aquí hai vida por todas partes». Lo dice así, Francisco Abuín Ferreiro, sepulturero de Pontevedra, Galicia, en medio del cementerio de San Mauro, en una mañana de sol a rabiar en la que la cercanía del día de Difuntos convierte el camposanto en un ir y venir de vecinos armados de cepillo y escoba para adecentar tumbas. Lo dice así y uno cree que se refiere a ese zafarrancho de limpieza que está presenciando. Pero no. Francisco Abuín es más profundo. Él ve vida en San Mauro aunque no haya nadie caminando por la necrópolis; ve vida cuando, en un día cualquiera del año, trabaja con las tumbas como únicas compañeras. 

La rica y heterogénea iconografía funeraria del cementerio de San Mauro. Un gato republicano, San Borondón y una iglesia abierta a todas las religiones destacan en la necrópolis municipal, contruida en 1879, así como los mausoleos construidos con mármol de Carrara.

¿Cómo puede ser eso? 
Lo explica citando a un autor al que nunca se cansa de leer:
«Gabriel García Márquez dicía que se ves a vida dende a morte descobres moitas cousas. E iso pásame a min. Estou aquí e aprendo cada día. Aprendo das persoas que son enterradas, moitas delas con vidas fascinantes, e aprendo a gozar do momento, a non perder o tempo xamais. A gozar de cousas tan sinxelas como o feito de que brille o sol cada día. ¿Paréceche que iso non é vida?», dice. Así, con Gabo como guía, empieza la visita al cementerio con Francisco. Él no es capaz de hablar estándose quieto. Necesita enseñar lo que hay detrás de cada panteón. Se para casi, casi en cada uno, sobre todo en la zona más antigua. Como un guía que enseña una ciudad al visitante, define arquitectónicamente cada tumba. Y, como un filántropo, trae al recuerdo a cada difunto.
«Aquí, no panteón dos Durán, está un home que veu embalsamado dende Cuba e doou no seu día o mármore de Carrara que ten a Virxe da Peregrina», cuenta. 

Sus ficheros
Es entonces cuando, para cerciorarse de la fecha de la muerte del señor Durán, uno se fija que coge su móvil, teclea, rebusca y enseguida encuentra el dato. No consultó Google. Resulta que Francisco lleva seis años compilando la historia de los muertos más ilustres de Pontevedra, buceando entre datos y haciéndoles homenajes de su puño y letra, que luego digitaliza. Así que ahora tiene un auténtico fichero.«Aprendín tanto deles...», dice con emoción.Ahí cuenta las vicisitudes de la vida de personajes pontevedreses como Alexandre Bóveda, cómo el entierro de Indalecio Armesto -que fuera presidente de la Diputación-, en la parte civil del cementerio se convirtió en una multitudinaria concentración de vecinos o rescata versos de Daría González. Pero también descubre a muchos anónimos.

«Escribín a historia dun home brasileiro que aínda segue vindo a visitar moi a miúdo a tumba da súa muller. Eles encontraron o amor no Amazonas, e tivéronse un ao outro para sempre», explica. El componedor de historias que es Francisco no deja fácilmente que uno componga la suya. Le cuesta dar datos. Pero acaba mirando en sí mismo. Nació en Ribadavia, en el barrio judío. Era hijo de un cantero y en sus genes venía el amor por la cultura del vino que define a su tierra ourensana. Él, que se enamoró de una maestra pontevedresa, trabajó desde bien joven en contacto con la muerte. Lo hizo, primero, en una fábrica de ataúdes. Luego, ya en Pontevedra, tuvo oficios dispares, pero todos con cierto aire distinto. Trabajó un tiempo en el campo de golf de A Toxa. Y, virtuoso de la carpintería y la pintura en madera como es, incluso dio clase de ebanistería en la cárcel de A Lama. Le quedó bien claro lo que vale «a liberdade».

Profesor en la cárcel
Acostumbrado a empaparse de historias, de la prisión se llevó algunas con él: 
«Recordo a un rapaz que levaba atracando bancos dende que era un adolescente... A esas persoas non podes ir alí contándolles unha milonga. O único que podía facer era demostrarlles que non era mal tipo e que podiamos pasar un rato agradable». Hace ocho años, salieron unas plazas de sepulturero y ni se lo pensó. Dice que no encontró un puesto de trabajo, que es mucho más que eso: 

«Isto é un oficio. 
A min cambioume a forma de entender a vida. É un orgullo enterrar aos teus veciños», señala con rotundidad. 
Seguimos recorriendo el cementerio. Continúa hablando de personajes ilustres. Cita ahora a Riestra, «gran benefactor». Y, fiel a su estilo, departe sobre la generosidad. Es citar esa palabra y que se le venga a la cabeza su personaje favorito:

«Eu non entendo o mundo sen Don Quijote.
Se por algo me sinto español é por el. Estou convencido de que se alguén ao que lle gustan as letras chega ao ceo sen ler a principal obra de Cervantes mándano de volta para abaixo, iso está claro. Eu necesito lelo a cada paso», cuenta. 
Uno le escucha, constata su entusiasmo y locuacidad, y hasta cree reconocer en él algún parecido con el hidalgo de la Mancha. Él no ve gigantes por molinos. Pero sí mucha vida donde otros solo observarían muerte. Todo un logro, desde luego. 

Su faceta poética 
Lo habitual es que Francisco compile en prosa datos curiosos sobre los personajes ilustres enterrados en San Mauro. Pero a veces también escribe poesía. Tiene una que habla sobre el cementerio civil, donde de cuando en vez un gato se empeña en colarse.

También escribió otra sobre una historia de amor que le llevó al alma. E incluso tiene versos cuyos protagonistas son la capilla que hay en el camposanto. 
«Non escribo moito, pero de vez en cando sáeme de dentro», dice sosteniendo uno de sus poemas.
Entre los visitantes que frecuentan a diario el camposanto de San Mauro se encuentra uno que no es humano. Es un gato, que ha encontrado en la zona del cementerio civil (que está plenamente integrada en el conjunto) un lugar que le resulta propicio para ponerse a la sombra o tomar el sol con la plena seguridad de que no habrá nadie que le moleste. 

El "gato republicano", como lo ha bautizado Francisco Abuín Ferreiro, no falta nunca a la visita diaria que efectúa a las tumbas de ilustres personajes de las familias Poza, Bóveda o Armesto. 
El propio supulturero le ha dedicado un verso al felino: 
"O gato do civil é republicano, na dos Poza toma o sol, ao fresco con Armesto, con Bóveda fai a cama e despois escapa pola porta republicana", señala en la composición poética, en la que se refiere a que el minino, después de la visita diaria, regresa a su hogar, situado en las inmediaciones del camposanto.

VER+:

Vivir aquí
é un dos máis simbólicos de Galicia



LUAR NA LUBRE - MEMORIA DA NOITE


Black Country Communion  

"Last Song For My Resting Place"

"La última canción para mi lugar de descanso"



LUAR NA LUBRE- ROMEIRO AO LONXE


jueves, 11 de mayo de 2017

LEYENDA DA POLA DE XESTA (RETAMA)

  

   

XESTA O RETAMA (Cytisus scoparius)

(LEYENDA DA POLA DE XESTA)

En mi tierra (Galicia) a la RETAMA (no confundir con el TOXO) se le llama así. “Xesta” y a las ramas de los árboles se les llama “polas”.

En Galicia, en el anochecer del último día de Abril existe la costumbre de cortar pequeñas ramas de xesta y colgarlas en los rincones de las habitaciones, en los negocios, en el coche a mucha gente le gusta ponerlas dentro de algún bolsillo resguardado de la cartera o agenda.

Es una tradición muy antigua que empezó con la gente del mar. Muchas de nuestras leyendas y costumbres vienen del mar. Cuentan que tiempo atrás un patrón de pesca atravesaba uno de los campos que rodean las villas marineras camino de la costa, camino de los muelles hacia el barco en el que iba a permanecer varios meses.

Era el último día del mes de Abril, de hace muchos, muchos años y la retama florecía en los márgenes del camino.

Tal vez, se le anticipo la nostalgia, la morriña, ese sentimiento que se nos arrima al alma a todos los gallegos cuando estamos lejos de casa. Se detuvo y arranco una pola pequeña de retama florida y se la guardo en el petate que llevaba al hombro.

Mas tarde, ya en alta mar, la colocó en el puente colgada de un trozo de red. Era un gesto tierno, pero innecesario, el poner un pedacito de su paisaje mas querido frente a los ojos, para no olvidar lo inolvidable y cuentan que esa marea estuvo llena de misteriosas ayudas, de pequeños milagros que se fueron sucediendo a lo largo de los días. Y aunque nunca quisieron precisar cuales habían sido esas ayudas, todo el grupo de aquella expedición estaba realmente convencido de que la ramita de retama era un amuleto…

La gente del mar suele contarse las cosas. Las buenas y las malas cosas. Se avisan, se advierten unos a otros. Tal vez la sensación de estar en una batalla en el mismo bando aunque en distintas coordenadas, les de este talante solidario

Así que desde aquellos días, se convirtió en algo habitual llevar una ramita de retama en el puente de los barcos. De ahí paso a las casas y más tarde a todo aquello que se intentaba proteger.

Ya era una planta sagrada para los druidas celtas y en Galicia entra a formar parte de muchos ritos de fertilidad, para alejar males, o de exaltación de la primavera y por tanto del renacimiento, de los inicios, de la vida, en fin.

El día de san Juan, precisamente, con sus ramas con las que se suelen hacer escobas, se barre la casa para purificarla y protegerla frente a los malos espíritus para el resto del año. El primer día de mayo se puede ver engalanadas con xestas en flor las puertas y ventanas de muchas casas, los aperos de labranza, en los barcos de pesca y en los coches y camiones, incluso en una gran ciudad como Vigo... todo ello para que su presencia aleje cualquier infortunio a lo largo del año.

También era la flor de los enamorados, que los jóvenes entregaban a las muchachas que pretendían: si éstas la tomaban, significaba que los aceptaban como pretendiente.

En algunas romerías como la de la Franqueira, en La Cañiza, aún hoy las jóvenes aciertan a hacer un nudo en sus ramas con un solo dedo, antes de llegar al santuario; si no se deshace, el próximo año vendrán acompañadas de su amado.

Qué cores de cereixa lle saíron ás fazulas [mofletes] 
a aquela rapaciña que, ao pasar, 
sorpresamos atafegada 
en darle voltas á ponla da xesta

En otras comarcas, el objeto de estos nudos es otro: cuando un niño está enganido, es decir, está debilitado o consumido, normalmente por la acción de un mal de ollo o por una meiga chuchona, o por el genio maléfico tarangano, que le chupan la sangre a la criaturita, en estos casos, una forma de curarlo consiste en hacer un nudo con la mano izquierda; si la xesta sobrevive con el nudo, el chaval sanará.


Uno de los muchos nombres populares que recibe esta planta es el de escoba o retama de escobas, porque con sus ramas se acostumbraba a fabricar escobas (los angloparlantes también conocen a esta planta como broom, escoba)... pero su utilidad va más allá de este prosaico uso, tan a ras del suelo. Esta planta está considerada por la cultura popular con grandes propiedades apotropaicas, palabro que viene a significar lo que aleja o aparta las influencias maléficas. De ahí que se pongan ramos, como hemos visto, en las puertas y ventanas de las casas y en los vehículos o aperos de labranza el primero de mayo para que su presencia aleje el mal durante todo el año.

El día de san Juan, igualmente, se barre la casa con escobas de retama para purificarla y protegerla frente a los malos espíritus para lo que resta del calendario.

Una de las prácticas de los pastequeiros, una especie de brujos que ejercen su trabajo en las parroquias de Bértola y Tomeza, al sur de la provincia de Pontevedra, es la de ordenar a las personas que sufren del meigallo que, durante tres mañanas consecutivas, en ayunas, barra su casa con una escoba de xesta. El polvo y los restos de la basura que ha recogido, debe depositarlos en un papel y dirigirse a la orilla de un río; una vez allí, por encima de su cabeza y de espaldas al río, tirará estos desechos al río, al tiempo que pronuncia la siguiente fórmula:
Así como esta broza foi botada,
mal e invexa da casa sexa cortada



MILLO VERDE - CANTIGAS DE ALDÁN



miércoles, 8 de marzo de 2017

🐟 XOSÉ IGLESIAS LAMELA O DRUIDA POETA DO MAR


Xosé, el poeta del Gran Sol
🐟
«Cando navego, pásanme 
metáforas pola cabeza»

"Escápolle ás rimas, 
o mar é libre e por iso 
son partidario do verso libre"

El singular marinero Xosé Iglesias Lamela, que recita sus versos en su barco y los cuelga en Youtube, publica su primer poemario (Ya ha publicado un segundo).

Xosé Iglesias Lamela es el patrón del barco de bajura Primero Villar. Cada día se levanta a las 3,30 horas de la madrugada y enfila el rumbo desde el puerto coruñés de Oza hacia algún caladero donde ganarse el pan de cada día. 

“Lo de ganarse el pan es un decir, porque si vieras lo que pescamos hoy es para echarse a llorar, pero así es el mar y últimamente las corrientes están muy revueltas”, explica llegando a puerto en este barco que compró hace una década con los ahorros de lo que había ganado embarcado en el Gran Sol. En el Primero Villar, un barco de nueve metros de eslora, lo acompaña desde hace cuatro años Hassane Diop, un muchacho senegalés de 24 años que carga con la historia cruel que se repite en cientos de subsaharianos: llegó con su padre en una patera y acabó en un centro de acogida hasta que le dieron una oportunidad para trabajar en el mar.

Pero este no es el inicio de una historia de miserias y tragedias sino que pretende ser una historia sobre la vida de un poeta. Un poeta y un marinero reivindicativo que en el año 2011 se hizo célebre con un vídeo en youtube donde se veía obligado a tirar al mar varias cajas de xarda, al tiempo que protestaba con rabia contra la marginación de Galicia en las cuotas pesqueras que establece la Unión Europea. El vídeo rápidamente se expandió por las redes y los internautas pudieron descubrir un interesante marinero con un canal propio en youtube con más de un centenar de grabaciones suyas, que recitaba con tono épico poemas en alta mar, emitiendo sonidos con una caracola y con su compañero senegalés Hassane como operador de cámara en el móvil.

TRANSFUSIÓN OCEÁNICA, 
Xosé Iglesias

Eu creo que son humano reconvertido
e sinto que nalgún momento
sufrín transfusión oceánica
porque este sangue do meu corpo
non é sangue é auga salgada
Sinto tamén que sufrín metamorfose
non é nariz o meu senón proa
non son brazos os meus senón amuras
e as miñas costelas cadernas.
Tras sumergirse en los versos de Transfusión oceánica resulta difícil distinguir si es Xosé Iglesias quien evoca al Océano o es el propio Océano quien nos habla a través del poeta. Cada página y cada verso nos inundan de olor a mar y a madera húmeda, nos zarandean con el sacrificio y la soledad, nos reclaman con un grito de protesta y libertad surgidos de lo más profundo de la Mar.
La vida del poeta y marinero Xosé Iglesias (Cee,1974) está marcada por el mar y sobre todo por su paso por el Gran Sol. Allí estuvo embarcado cerca de cuatro años en el “Troita” y allí vivió historias de tempestades y naufragios de compañeros sobre las que prefiere pasar página. En el noroeste de Escocia, en la temible y misteriosa roca de Rockall, una piedra en medio del océano a seis días navegando desde A Coruña, supo lo que era el respeto por el mar. “Allí se registró una ola de treinta metros de altura, la mayor ola jamás medida desde un barco”, explica Iglesias para contextualizar esta temible zona. En los largos días del Gran Sol, que evocan aquellos días narrados por Ignacio Aldecoa en la magnífica novela del mismo nombre, se desarrollaba también internamente su vena poética que ya arrastraba desde chaval y por la que fue premiado en algunos certámenes infantiles. Es ahí donde empieza a germinar “Transfusión Oceánica”, (Editorial Caldeirón), su primer poemario que estos días acaba de llegar a las librerías.
“El título del libro y lo que quiero plasmar en los poemas se podría explicar a diario cuando llego al puerto de Oza y veo a los viejos lobos de mar con esa mirada nostálgica perdida en el horizonte”, dice Iglesias para tratar de explicar ese sentimiento. En todos esos marineros jubilados que pasean entre las redes del puerto oteando el mar, detectó algo especial este poeta marinero: “el océano los marcó y penetró en su interior, provocando lo que llamo `transfusión oceánica’”.
A Iglesias le fascinan los lobos de mar, tanto el término como la vida interior de esos viejos marineros. Esa fascinación y esa sensibilidad fue captada por ese avispado zahorí de historias que es el músico y escritor Xurxo Souto. “Xosé no escribe del mar. Al revés, es el océano quien lo conforma y define las siluetas de su ser”, escribe Souto en el bonito prólogo del libro, en el que define estos versos como “poemas en los que el Atlántico explota en los ojos”.
Hace tres años que Souto conoció a Xosé Iglesias en un taller literario y desde entonces lo alentó para que aflorase el poeta que llevaba dentro, durmiente desde hace años. Después, el también poeta Paco Souto fue el que impulsó la edición de este libro de 36 poemas en la Editorial Caldeirón.
Cada día, después de regresar de faenar entre fanecas y salmonetes, Iglesias llegaba a casa y cincelaba estos versos que están tatuados de salitre y que evocan en muchos casos el universo poético del gran Manuel Antonio. En ese mundo de sextantes, rosas de los vientos e isobaras, reducido a una superficie que va de proa a popa, emergen los versos de Xosé Iglesias. Son versos de lucha, de las adversidades del mar y de las contradicciones de sentirse libre navegando, como comienza el titulado “Nove metros”, justo las medidas de su barco: “Merquei nove metros de liberdade / a cambio de ser escravo do mar”. Como le gusta decir a su autor, “son poemas hechos desde el océano”.

Después de cenar, Xosé hace y rehace sus poemas, pero sin muchos despistes horarios. Al día siguiente, a las 3,30 de la madrugada tiene que poner el Primero Villar en marcha. Saldrá unas doce horas a faenar, y aunque ahora no sea al Gran Sol ni a la inhóspita roca de Rockall, el respeto por el mar es el mismo. “Eso no cambia, lo único es que tal y como está todo casi volvemos a puerto con más poemas que pescado”, ironiza el poeta marinero. Por si acaso, Hassane Diob, el marinero camarógrafo, siempre tiene su móvil a punto en el barco para que el mundo pueda acceder a la épica de los versos de Xosé, el poeta que se forjó en el Gran Sol.

XOSÉ IGLESIAS: 
POEMA AL MAR
UN POEMA DEL POETA Y MARINO PESCADOR

Xosé Iglesias Lamela (Cee, A Coruña, 1974) es poeta y patrón de pesca de altura. Alterna su oficio con la poesía; había participado en varios libros colectivos y ‘Transfusión oceánica’ es su primer libro. Lleva un prólogo del narrador y cantante Xurxo Souto, que dice que “Xosé navega por un agua nueva. Estos versos son presencia, no travesía. Estancia, no viaje. Xosé no describe el mar. Al revés. Es el propio océano quien lo conforma, quien define con espumas la silueta de su ser”. 
Cada día, después de regresar de faenar entre fanecas y salmonetes, Iglesias llegaba a casa y cincelaba estos versos que están tatuados de salitre y que evocan en muchos casos el universo poético del gran Manuel Antonio. En ese mundo de sextantes, rosas de los vientos e isobaras, reducido a una superficie que va de proa a popa, emergen los versos de Xosé Iglesias. Son versos de lucha, de las adversidades del mar y de las contradicciones de sentirse libre navegando, como comienza el titulado “Nove metros”, justo las medidas de su barco: “Merquei nove metros de liberdade / a cambio de ser escravo do mar”. Como le gusta decir a su autor, “son poemas hechos desde el océano”.

A relixión do mar e que nos chega co aval de gañar o IX Certame de Poesía Victoriano Taibo, convocado polo Instituto de Estudos Miñoráns, entidade que publica os libros premiados. Tanto a celebración do concurso literario como a propia edición das obras forman parte, como se di no colofón, do abano de actividades coas que «O Instituto de Estudos Miñoráns e o Concello de Gondomar promoven unha campaña para que Galicia lle dedique un Día das Letras Galegas a Victoriano Taibo».
O libro ábrese con tres textos poéticos que tamén serven para explicar a forza espiritual do título: «Persignación», «Credo» e «Fe», todos tres con fortes estruturas paralelísticas como adoitan ser os textos dos devocionarios, concibidos para a oralidade.
A relixión do mar articúlase como un tratado, conmovedor, sobre a vida do mar e sobre a vida no mar, mesmo se se quere sobre o mar na vida, abrazado con convición e fe: «Creo no mar / útero azul / patria dos ronseis». 
Iglesias mergúllase no mesmo universo polo que navegaran López Abente, Avilés de Taramancos, Manuel Antonio, Bernardino Graña, Alexandre Nerium ou Miro Villar, e faino con voz propia para trazar un pentagrama cunha melodía de buguinas. Dálle forma, así, a unha cartografía senlleira, honesta e meritoria, que percorre derrotas, paisaxes íntimas e colectivas, da man de quen as percorre e vive día a día.

«Construír un deus (Estaleiro)» xunta dezanove textos que suceden en terra, de feito o poeta confesa o maxisterio que recibiu dos carpinteiros de ribeira, nomeadamente de Francisco de Fra en San Cibrao. Acompañado dos debuxos precisos de Pablo Outón, Xosé Iglesias compila nestes versos toda unha vella sabedoría sobre a construción de barcos, que agranda o volume Tamén navegar. Escolma de poesía galega sobre carpintería de ribeira e embarcacións tradicionais (Toxosoutos, 2011), coordinado por Francisco Fernández Naval e editado para o X Encontro de Embarcacións Tradicionais de Galicia que se celebrou en Carril. Algúns dos títulos dos poemas de Iglesias Lamela non deixan dúbida e fan lembrar aqueloutro magnífico de Avilés de Taramancos que se inicia co verso «Na outra banda do mar constrúen o navío». Velaí: «Chan de madeira», «Caderna mestra», «Quilla e roda», «Costelar», «Obra morta», «Obra viva» ou «Calafate», porque:

Construír un barco. 
É tallar na árbore a historia dun pobo

A voz de Xosé Iglesias Lamela é unha voz que se reclama herdeira dunha tradición que, na miña opinión, non é outra que a imaxinista e, tamén, a creacionista. A metáfora múltiple e a primacía da imaxe semellan ser obxectivos recorrentes. E no conxunto, logo da suma de poemas e poemas, encontrámonos cun pouso épico, como se, despois de todo, fose a xente do mar a que estivese nestes poemas a encontrar o seu voceiro.
«Os fillos dos mariñeiros da Coruña non queren ir ao mar», sentencia. «Cabréame moitísimo cando os inspectores de pesca están esperando por min e dinme como teño que traballar. Europa non sabe que Galicia é un territorio moi dependente da pesca e todas as leis van na nosa contra», analiza. Al acabar lo acompaño a la lonja. En unas cajas descansan las xibas y centollas que pescó y que al día siguiente serán subastadas. «Ves, no hai case ninguén. Nin un só barco do Gran Sol. Hai anos isto era unha pasada e agora?», comenta mientras su hijo guarda silencio.



Por Xosé IGLESIAS
[A mi bisabuelo Paco o garelo.]

Mi abuelo lobo de mar
tatuó en mi piel
los meridianos y paralelos 
de una cartografía salvaje.
Una rosa de los vientos
en la que uno a uno
proa al miedo
firmaron su paseo
el viento del norte
oeste vendaval.
El me enseñó
el olor del crepúsculo
en el descenso de las mareas.
El peso del ancla
que fija nuestros destinos
Fue la azuela firme
que moldeaba la cuaderna magistral
de mi vida.
Nací como un barco
clavo tras clavo
madera sobre madera
Asentando en la quilla
el lastre eterno de su aullido
Construyéndome
con el aspecto inmortal
de sus palabras
Una lágrima discurre
por los carriles del tiempo
en el desembarco en el océano
de mi cuerpo

*La ilustración es ‘Mar de Sargazos’, 
1946, de Urbano Lugrís. 
La traducción es mía, 

ORIGINAL EN GALLEGO
Por Xosé IGLESIAS

[Ao meu bisavó Paco o garelo]

O meu avó lobo de mar
tatuou na miña pel
os meridianos e paralelos
dunha cartografía salvaxe
Unha rosa dos ventos
na que un a un
proa ao medo
asinaron o seu paso
o norte nordés
oeste vendaval. 
El ensinoume
o cheiro do crepúsculo
na baixamar das mareas.
O peso da poutada
que ancora os nosos destinos.
Foi a eixola firme
a moldear a caderna maxistral
da miña vida
Nacín coma un barco
cravo tras cravo
madeira sobre madeira
Asentando na quilla
o lastre eterno do seu ouveo
Construíndome
coa fasquía inmortal
das súas palabras
Unha bágoa discorre
polos carrís do tempo
na botadura no océano
do meu corpo

-De ‘Transfusión oceánica’. 
Xosé Iglesias. A Coruña, 2014.


(Adicado o profesor José Baña Heim , 
autor do libro Costa de la muerte
Historia y anecdotario de sus naufragios)

Costa da morte

Camiña o vento na pedra
Nas árbores descarrilan as sombras
do semblante
Emerxe o alento místico da borrasca
O fío que cose os retais da dor
O martelo calafatea as feridas da noite
Nos cons están os coitelos
As voces dos afogados
As unllas que desgarran a mexilla
As baleas chaman os capitáns
No monte os bois
alumean o camiño do faro
O paso invisibel da santa compaña
Un carpinteiro de ribeira
constrúe un barco
Embarroa as cadernas
con unto de temporais
Un mariñeiro encarna as nasas
coa fame dos fillos
E dálle avante¡¡¡
Nos peiraos os lobos escriben
a historia de cada embarcación
Todo é luz todo é noite
Todo é calma todo é inferno
As situacións dos navíos
confúndese na xerfa.
Os crebeiros érguense cedo
para atopar restos do naufraxio
Cabo Fisterra, Vilán
Traba, Sisargas
Un home espido constrúe
un museo no argazo
Chove por riba dos bois
Levan nos cornos
os lóstregos da infamia
Dous rapaces famentos
ollan o horizonte


TORRE DE HÉRCULES

Luz... 
Todo horizonte no código morse. 
360 graos de lóstrego nos ollos. 
Na carta o cronómetro detense 
cada vinte segundos. 
Un gladiador ascende a chama. 
Catro sinais de vida. 
Esculpen no ceo o ecos da ribada. 
(Relixión do Mar)


A Relixión do Mar : videopoemas