EL Rincón de Yanka: noviembre 2021

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martes, 30 de noviembre de 2021

LIBRO "LA ECONOMÍA EN UNA LECCIÓN por HENRY HAZLITT 🏪🏬🏭🗽



PREFACIO 

Este libro contiene un análisis de los sofismas económicos que han alcanzado en los últimos tiempos preponderancia suficiente hasta convertirse casi en una nueva ortodoxia. Tan sólo hubo de impedirlo sus propias contradicciones internas, que han dividido, a quienes aceptan las mismas premisas, en cien «escuelas» distintas, por la sencilla razón de que es imposible, en asuntos que tocan a la vida práctica, equivocarse de un modo coherente. Pero la única diferencia entre dos cualesquiera de las nuevas escuelas consiste en que unos u otros de sus seguidores se dan cuenta antes de los absurdos a que les conducen sus falsas premisas y desde ese momento se muestran en desacuerdo, bien por abandono de tales premisas, bien por aceptación de conclusiones menos nocivas o fantásticas que las que la lógica exigiría. 

Con todo, en este momento no existe en el mundo un gobierno importante cuya política económica no se halle influida, cuando no totalmente determinada, por la aceptación de alguna de aquellas falacias. Quizá el camino más corto y más seguro para el entendimiento de la Economía sea una previa disección le los aludidos errores y singularmente del error central del que todos parten. Tal es la pretensión del presente volumen y de su título un tanto ambicioso y beligerante. 

El libro ofrece, ante todo, un carácter expositivo, y no pretende ser original en cuanto a las principales ideas que contiene. Trata más bien de evidenciar cómo muchos de los que hoy pasan por brillantes avances e innovaciones son, de hecho, mera resurrección de antiguos errores y prueba renovada del aforismo según el cual quienes ignoran el pasado se ven condenados a repetirlo. 

Sospecho que también el presente ensayo es vergonzosamente «clásico», «tradicional» y «ortodoxo». Al menos, éstos son los epítetos con los que, sin duda, intentarán desvirtuarlo aquellos cuyos sofismas se analizan aquí. Pero el estudioso, cuya intención es alcanzar la mayor cantidad posible de verdad, no ha de sentirse intimidado por tales adjetivos ni creer que ha de andar siempre buscando una revolución, un «lozano arranque» en el pensamiento económico. Su mente debe, desde luego, estar tan abierta a las nuevas como a la viejas ideas; y se complacerá en rechazar lo que es puro afán de inquietud y sensacionalismo por lo nuevo y original. Tal vez, como Morris R. Cohen ha apuntado, «la idea de que podemos desentendernos de las opiniones de cuantos pensadores nos han precedido, quita todo fundamento a la esperanza de que nuestra obra sea de algún valor para los que nos sucedan» (Reason and Nature (1931), pag. X.)

Por tratarse de una obra expositiva, me he valido libremente de ideas ajenas sin indicar su origen, con la salvedad de raras notas y citas Esto es inevitable cuando se escribe sobre materia que ha sido ya tratada por muchas de las más esclarecidas mentes del mundo. Pero mi deuda para con un mínimo de tres escritores es de naturaleza tan especial que no puedo pasar por alto su mención. En primer lugar, y por lo que atañe al tipo de argumentación expositiva empleado en mi obra, mi deuda es con el ensayo de Federico Bastiat Ce qu'on voit et ce qu'on ne voit pas, con casi un siglo de antigüedad. El presente trabajo puede, en efecto, ser considerado como una modernización, ampliación y generalización de lo contenido en aquel opúsculo. 

Mi segunda deuda es con Philip Wicksteed; y particularmente los capítulos sobre salarios y el resumen final deben mucho a su Commonsense of Political Economy. La tercera alude a Ludwig von Mises. Además de todo lo que en este tratado elemental pueda deber al conjunto de sus escritos, lo que de una manera más específica me obliga a él es su exposición de la forma como se ha extendido el proceso de inflación monetaria. 

He considerado todavía menos procedente mencionar nombres en el análisis de los sofismas. El hacerlo hubiera requerido una especial justicia para cada escritor criticado, con citas exactas y teniendo en cuenta la particular importancia que concede a este o al otro punto, las limitaciones que señala y sus personales ambigüedades, incoherencia, etc. Por ello creo que a nadie le importará demasiado la ausencia en estas páginas de nombres tales como Carlos Marx, Thorstein Veblen, Mayor Douglas, Lord Keynes, profesor Alvin Hansen y tantos otros. El objeto de este libro no es exponer los errores propios de determinado escritor, sino los errores económicos en su forma más frecuente, extendida e influyente. Las falsedades, una vez pasan al dominio público, se hacen anónimas, perdiendo las sutilezas o vaguedades que pueden observarse en los autores que más han cooperado a su propagación. La doctrina se simplifica; y el sofisma, enterrado en una maraña de distingos, ambigüedades o ecuaciones matemáticas, surge a plena luz. En su consecuencia, espero no se me acuse de injusto ante el hecho de que cualquier doctrina en boga, en la forma en que la presento, no coincida exactamente tal y como la formulara Lord Keynes o algún otro autor determinado Lo que aquí nos interesa son las creencias sostenidas por grupos políticamente influyentes o que deciden la acción gubernamental y no sus orígenes históricos. 

Espero, finalmente, ser perdonado por las escasas referencias estadísticas contenidas en las siguientes páginas. He tratado de escribir este libro con cuanta sencillez y ausencia de tecnicismo eran compatibles con la necesaria precisión, de modo que pueda ser perfectamente comprendido por el lector que carece de una previa preparación económica. Aunque fue compuesto de un modo unitario, tres de los capítulos de este libro se publicaron como artículos sueltos, y desde aquí deseo expresar mi agradecimiento a The New York Times, The American Scholar y The New Leader por su autorización para reproducir lo anteriormente aparecido en sus páginas. Quedo reconocido al profesor Von Mises por la lectura del manuscrito y sus sugerencias, que tan útiles me han sido. Y, naturalmente, asumo la responsabilidad de las opiniones que aquí se expresan. 
H. H.


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La economía en una lección - Henry Hazlitt (reseña)

lunes, 29 de noviembre de 2021

NEOS, LA PLATAFORMA DISIDENTE Y LIBERTARIAMENTE HUMANISTA QUE NACE PARA DEFENDER LAS CONVICCIONES MÁS PROFUNDAS 🔥 Y MARÍA SAN GIL, HEROÍNA DE LA LIBERTAD


La plataforma disidente y cristianamente humanista 
que nace «para defender las convicciones 
más profundas»
🔥
Frente al “todo vale”

Nuestra sociedad está siendo atacada por un frente organizado que pretende destruir nuestras convicciones y valores más esenciales. Se trata de un proyecto cultural totalitario, expresión de un relativismo extremo, en el que los conceptos del bien y del mal no existen. Representa un proyecto global y total de ingeniería social. El silencio, la resignación, la incomparecencia cultural no pueden ser sus principales aliados ni deben tener cabida en nuestra sociedad.

Frente a todo ello, NEOS constituye el esfuerzo de presentación de una Alternativa Cultural, asentada sobre los fundamentos en los que se ha instalado la crisis. No somos ni queremos ser un partido político. Nuestra prioridad y nuestro debate se sitúan en otro ámbito.

Hoy hacemos frente a un proyecto social y político que constituye una verdadera “moda dominante”, cuyo objetivo es el de sustituir, reemplazar y destruir un orden social basado en los fundamentos cristianos, cuna de la civilización occidental. Se trata de un proyecto totalitario basado en el relativismo, donde todo es bueno o malo según interesa, y con un discurso que no admite réplica: a quien no lo acepta se le etiqueta de antidemócrata, insolidario o insensible.
En esta tendencia, que afecta a todo Occidente, España se ha puesto a la vanguardia en los últimos años, con una amplia batería de iniciativas culturales, políticas y legislativas que ponen en riesgo los verdaderos cimientos de nuestra sociedad.
Vivimos un falso progresismo que nos está llevando a un desorden social sin precedentes.

Es urgente y necesaria una respuesta


Pero no todo vale. Y ya no hay margen para seguir callados. Porque ha quedado claro que mirar a otro lado sólo ha servido para perder terreno.
Ahora bien, contestar a esta corriente no es tarea fácil. Es necesario construir una respuesta sólida, inequívoca, desacomplejada, basada en esos mismos fundamentos que están siendo atacados y de cuyo debilitamiento proviene esta crisis. Una respuesta que sirva para desmontar los argumentos relativistas y plantear una verdadera alternativa.
Esa es la razón de ser de NEOS: dotar de argumentos sólidos y servir de nexo de unión a los centenares de entidades y millones de españoles que comparten nuestras ideas y la convicción de que es preciso dar una respuesta firme ante lo que está sucediendo en España: la imposición de un proyecto de ingeniería social.

Nuestros Pilares

Desde la referencia de los cuatro puntos cardinales que conforman nuestra identidad, NEOS pretende ser esa brújula necesaria frente a la desorientación que intencionadamente genera el relativismo.
No somos ni queremos ser un partido político. Nuestra prioridad y nuestro debate se sitúan en otro ámbito -el cultural-, centrando nuestra actividad en siete ejes esenciales:

La Defensa de la VIDA
Porque la vida es un don, un privilegio, al que ningún ser humano puede poner fin.

La Defensa de la VERDAD
Porque existe una verdad incuestionable que no está sujeta al arbitrio de gobiernos ni de mayorías.

La Defensa de la DIGNIDAD DE LA PERSONA Y LA FAMILIA
Porque cuestionar el valor de la naturaleza humana o de la familia sólo puede conducir al suicidio de nuestra sociedad.

La Defensa de la LIBERTAD
Porque ningún gobierno puede imponer y ocupar espacios de decisión que sólo corresponden a las personas y familias.

La Defensa ESPAÑA
Porque ser español es un orgullo; porque sin nación no hay democracia ni libertad ni seguridad.

La Defensa de la CORONA
Porque la Monarquía Parlamentaria es la mejor garantía de estabilidad y convivencia.
La lucha contra las AMENAZAS GLOBALES

Porque estamos ante una crisis de civilización que trasciende el ámbito nacional.
Capacidad de resistencia, movilización social y perseverancia serán los atributos esenciales de nuestra iniciativa.

Frente a ella, planteamos una alternativa basada en los siguientes pilares:
  • Apostamos por una Europa con alma y con el vigor de sus raíces cristianas.
  • Nos negamos a que organismos no elegidos decidan nuestro futuro.
  • La defensa de la vida de los más débiles debe ser un valor europeo fundamental.
  • Denunciamos las injustificadas agresiones de las instituciones europeas a los países que protegen a los no nacidos.
  • La familia natural es nuestro futuro: dejémonos de experimentos y ayudémosla.
  • Debemos convertir Europa en el paraíso de la vida y la familia.
  • Queremos una Europa que sume y respete, no una Europa que elimine las naciones.
  • Europa, cuna de la Universidades, debe ser buscadora y defensora de la Verdad, no del relativismo.
  • Sin familia no hay Europa; sin naciones no hay Europa.
  • Queremos un futuro para Europa; abordemos la crisis demográfica.
  • La protección de la vida y de la naturaleza deben ir de la mano
  • Europa debe recuperar su alma si quiere garantizar la paz.
La razón de ser de NEOS



La expolítica vasca María San Gil llamó a los cristianos a profesar una vivencia pública de la fe, pese a las diversas formas de persecución.

"No podemos seguir enfadándonos en casa al ver la televisión y poco más. Hay que reactivarse": quien habla es María San Gil, una de las impulsoras de Neos, sobre la consigna que le llevó a profesar y "defender los principios del humanismo cristiano" desde esta organización en el ámbito civil.
En conversación con el programa de Creo TV, De par en par, la expolítica vasca valoró las principales amenazas actuales a la vivencia de esos principios en la vida pública, materializadas entre otras "en la perversa agenda 2030".

Perversa porque bajo un "magnífico envoltorio" compuesto por los Objetivos de Desarrollo Sostenible -"habría que ser muy malvado para oponerse a ellos por principio", dice-, no hay más que "un caramelo envenenado".

La Agenda 2030, un "ataque directo" al cristianismo

"Si uno escarba un poco y se fija en sus metas, se da cuenta que es un contrabando ideológico y que debajo de buenas palabras nos meten ideología de género y atacan nuestra libertad. Quieren manipular nuestra forma de vida, es un ataque directo y claro a la formas de vida basada en el humanismo cristiano", denuncia.

Buena parte de esos ODS se plasman en la regulación de la natalidad, la anticoncepción y el aborto, extendidos en buena parte de las naciones occidentales. En el caso español, acusa directamente al "gobierno de la muerte" que legisla a favor "de que no nazcan niños y de que la gente mayor que moleste pueda ser eutanasiada", así como a otras "tropelías" como que "los menores se autodeterminen y mutilen en función de género".

Aspectos que le hacen suponer que las próximas generaciones acusarán a la presente de "salvaje" por "no proteger al ser más indefenso de la tierra que es el no nacido mientras protegemos el huevo del águila o casi no puedes matar una rata". Se trata, en su opinión, de las consecuencias de seguir "la corriente políticamente correcta" aunque sea a pesar de la ciencia, "que muestra que existe vida desde el momento de la concepción".
En este sentido, San Gil se mostró partidaria a la hora de actuar "a contracorriente" y animar a organizaciones como 40 Días por la Vida frente a los ataques gubernamentales que quieren penalizar a quien reza cerca de un abortorio.

La educación de los hijos en libertad

En semejantes términos se refirió a los ataques a la familia. San Gil calificó como "un drama" que padre y madre "ya no son una institución", y aunque entiende que "pueden haber separaciones o divorcios", potenciar la natalidad o ayudar a las familias -especialmente las numerosas- son unos de los aspectos clave del ideario de su organización.

Precisamente por ello cuestionó la conocida como Ley Celáa avalada recientemente por el Tribunal Constitucional, por la que las asignaturas de corte ideológico, la supresión de Religión o la desprotección del español en las aulas son más que una mera hipótesis, entre otras amenazas a la libertad de elección educativa por parte de los padres.

"El Estado no puede decir a los padres como tienen que educar a sus hijos porque nadie quiere lo mejor para ellos tanto como sus propios padres, por eso nos parece importantísimo poder educar a nuestros hijos de la manera en que nosotros queramos", subrayó.

"Aunque nos persigan, hay mucho trabajo por hacer"

Las consigas pronunciadas por San Gil responden a su convicción de que "defender la verdad debe ser uno de los objetivos diarios" frente al relativismo. Algo que abarca desde el rechazo a los postulados ideológicos de género o la leyenda negra a, especialmente, "vivir de puertas a fuera la religión".

San Gil se considera "una privilegiada" por tener el don de la fe: "Cuando te sientes orgulloso de tener algo, lo cuentas. No entiendo por qué no puedo hacer bandera de mi religión y de mi fe. Estamos en un momento en que la religión católica está perseguida, los católicos molestamos, les incomoda que levantemos la voz porque seamos felices viviendo nuestra fe de forma pública".

La expolítica nunca se ha avergonzado de expresar su vivencia de la fe, como cuando salió "feliz, transformada y contenta" de un retiro de Emaús. Precisamente aludió a este y otros movimientos diocesanos que permiten esa profesión pública de la fe y que muestran también un "cierto protagonismo" que los laicos están asumiendo en la labor apostólica. Especialmente por la "alegría y la felicidad" de la fe que sus integrantes muestran al mundo con afán evangelizador.

La Iglesia, dijo parafraseando a Mayor Oreja, "es como un gigante dormido y hay que agitarla para que reaccione. La sociedad civil tiene la responsabilidad de hacer gala de la fe para que otros la puedan compartir también", destacó.

Con todo, llamó a no caer en el conformismo, en la tibieza o a no "pasar por la vida sin defender aquello en lo que se cree". Aunque nos persigan, concluyó, "hay mucho trabajo por delante que te dignifica por hacer aquello en lo que crees, y eso gratifica".

María San Gil: “Los católicos no podemos estar callados”

LIBRO "CANTAR DE LOS CANTARES": UN COMENTARIO PARA NUESTRO TIEMPO 💕

Chus Villarroel O.P.

UN COMENTARIO PARA NUESTRO TIEMPO
La razón del Cantar de los Cantares no es otra que la de ayudarte si sientes tirón místico y esponsalicio por Jesucristo para que puedas aumentarlo o llegar a él con la misma pasión que la protagonista del Cantar con su esposo. No desprecies esa intención porque este libro es palabra de Dios que viene en tu ayuda. A un experimentado sin entrar en el Cantar le faltaría lenguaje y algo más. Por eso, lector, te encontrarás con una teología diluida en los distintos temas que no te apartará de este fin.
INTRODUCCIÓN

Me pongo a escribir esta introducción cuando el libro está a punto de entrar en la recta final. Ya sé, más o menos, lo que va a dar de sí. Ahora ya te puedo informar, querido lector, de cómo se ha desarrollado esta aventura. Sí, digo aventura porque atreverse a decir algo sobre el Cantar de los Cantares requiere atrevimiento. Yo lo estoy teniendo con la ayuda de una serie de factores que me lo permiten. De momento publicaré la primera parte, o sea, los tres primeros poemas de seis de los que se compone el libro. Más adelante, si Dios es servido y me concede tiempo y salud, intentaré terminarlo ya que ganas e ilusión no me faltan. 

En primer lugar quiero decir que lo estoy escribiendo en medio de una pandemia. Un patógeno del género Coronavirus, llamado Covid 19, nos tiene recluidos en casa desde el mes de marzo del 20 hasta febrero del 21 que es cuando escribo esta introducción. Un año de confinamiento a veces total, otras no tanto. No son solo las autoridades las que nos confinan sino el miedo, la duda, la intranquilidad de la población. Esta peste se ha llevado por delante a muchos amigos y conocidos y cuando hay tantos difuntos de por medio la cosa se pone seria. Hasta ahora, ocho frailes, amigos del alma de toda la vida, contando sólo los más cercanos, han sido mi alcabala. Hay mucha prevención y apenas te atreves a salir de casa. La parte buena es que se te amplía el tiempo para estar en la habitación, para rezar, meditar y escribir, y a la vez, hemos aprendido a utilizar métodos nuevos para reunirnos y predicar por telemática.

Otro factor que me empuja a escribir es el de reivindicar para el pueblo una cosa tan bella como este libro. Sí, lo digo porque estos poemas se ven desde el pueblo como algo exclusivo de los grandes místicos o, al menos, de los grandes santos. Fuera del matrimonio espiritual y de la más alta intimidad divina, el libro se convierte en tabú y nadie se atreve ni siquiera a acercarse. Pues bien, yo creo que esto no le gusta al Espíritu Santo. En sus versos se alude a un amor humano que todos conocemos el cual, ungido por el Espíritu, nos puede hacer penetrar en el misterio del amor con que nos ama el Señor. Que me bese con los besos de su boca. Una niña novia, que puedes ser tú, se dirige a un ser superior para que su amado le bese con los besos de su boca. Esto es un anhelo que tiene cualquier niña que le pide a Dios que su novio la quiera. Es como una oración que puede hacer cualquiera. Yo lo aplico a mi situación y le pido al Padre del cielo que su hijo Jesucristo me bese con los besos de su boca. Yo sé que el beso de Jesucristo es el Espíritu Santo. Aunque yo no sea santo ni místico, no me quiero perder este lenguaje bellísimo en mi oración y en mi relación con Dios. 

He descubierto al escribir estas páginas que el beso humano es la mejor parábola, comparación, símil o símbolo del amor divino. El Cantar fue escrito por algún poeta humano describiendo un himeneo o epitalamio de bodas. Este hecho no desmerece sino que aumenta la relación con Dios haciéndola muy real para nosotros. ¡Qué bello es todo lo humano cuando nos sirve para unirnos con Dios! El Papa Benedicto XVI ha intentado convencernos en su primera encíclica “Deus Charitas est” de que el amor de Dios, sobre todo el manifestado en Jesucristo, tiene que ser erótico y pasional. Si en ese amor no están implicadas las hormonas algo en la relación se desfigura. 

Siendo esto así, agradezco pertenecer a la cultura del beso. En Oriente les va a costar un poco más entrar en el misterio que el beso preconiza. Viajando un día de Seúl a Tokio con una monja japonesa me hablaba de su cultura. Hay muchas palabras cristianas que no entienden y apenas ahora entran en su diccionario. Son palabras como perdón, indulgencia, compasión, cruz, gracia, clemencia y tantas otras. También hay muchos gestos que les resultan contraculturales como por ejemplo el beso. He viajado bastante por oriente y siempre he tenido algún embarazo con el tema. Si saludas con un poco de cariño o te cortan o, al menos, percibes la rigidez del saludado que te avisa de que no debes pasarte. 

La cultura nunca debe ser maestra porque en gran parte es hija del pecado. Ni siquiera en las mejores cosas de la vida como pueden ser las virtudes tenemos que obedecerla. Santo Domingo de Guzmán dijo que si él sabía de algún fraile que pensara salvarse por el cumplimiento de las constituciones iría a su celda y le rompería su códice con la navaja. El místico dominico alemán Maister Eckhart, del siglo XIV, dice que las virtudes y, por ende, la cultura, no nos hacen buenos; somos nosotros los que las tenemos que hacer buenas a ellas. Esto lo digo pensando también en nosotros. Entre nosotros hay gente culturalmente malsana a las que un pudor, modestia o recato morboso les impide leer con soltura los requiebros y piropos del Cantar. Nos viene bien a todos buscar fuentes de bondad superiores a lo que nosotros solemos producir. 

Otro factor que me importa aclarar es el de mis fuentes. Alguien me puede preguntar: ¿de dónde sacas tú todo eso? Bueno, pues de donde puedo. Agradezco la experiencia del Espíritu de la que estoy disfrutando desde hace años. Te confieso que no he consultado con nadie, ni he abierto ningún libro ni he entrado en ninguna biblioteca, a no ser Google, para escribirlo. Tampoco lo he hecho yo solo. Tengo una comunidad preciosa con la que vivo mi crecimiento que me ayuda siempre con el compartir y con su testimonio. 

Alguno me ha dicho que debajo de lo que digo hay una teología. Claro, eso es evidente porque no puede ser de otra manera. El que escriba cosas de fe sin una teología debajo es un iluminado o fideísta peligroso. La fe es visión pero nuestra inteligencia de la fe se realiza mediante un silogismo cuya mayor es de fe, la menor de razón, y la conclusión de ambas. Hubo una época en mi vida en que yo abandoné todo discurso racional para conocer a Dios, invitándome a ello las mociones del Espíritu que recibía a partir de mi bautismo en el Espíritu. En estas mociones se da un conocimiento vivencial o místico que es la cumbre de nuestra cercanía a Dios. Ahora bien, cuando yo predico o escribo sobre lo que he entendido de Dios tengo que hacerlo con una menor de razón, es decir con una teología, porque, de lo contrario, podría tomarse mi conocimiento por algo emocionalista y subjetivo. 

La razón en este caso me sirve para comunicarme con los demás y aunque no está capacitada para juzgar mi conocimiento y ni siquiera mi lenguaje, sí me advierte de mis posibles excesos que delatan que no voy por buen camino. Alumbrados, iluminados, fideístas, gnósticos, herejes, ideólogos y los sectarios de toda especie, son gente que se han alimentado con una mala teología. La razón del Cantar de los Cantares no es otra que la de ayudarte si sientes tirón místico y esponsalicio por Jesucristo para que puedas aumentarlo o llegar a él con la misma pasión que la protagonista del Cantar con su esposo. No desprecies esa intención porque este libro es palabra de Dios que viene en tu ayuda. A un experimentado sin entrar en el Cantar le faltaría lenguaje y algo más. Por eso, lector, te encontrarás con una teología diluida en los distintos temas que no te apartará de este fin. Es más, también te encontrarás con una filosofía porque debajo de una teología siempre habrá una filosofía de la vida. Procura que la filosofía sea también racional y equilibrada respetando la ley natural y el recto sentir ya que de lo contrario tu teología no conectará con la realidad y la historia en la que los hombres nos movemos. 

Lo divido en tres poemas siguiendo al libro. En la numeración el dígito indica el poema y el número el capítulo correspondiente. Por ejemplo, 2. 15, significa segundo poema capítulo quince. No tengas miedos ni recelos. Es todo muy sencillo. Entra en el libro y lo verás.

PRIMER POEMA

1. 01 QUE ME BESE

Que me bese con un beso de su boca (Ct 1, 1). Yo creo que vivimos actualmente un momento privilegiado del Espíritu y, por lo tanto, de la fe. Hay, hoy día, suficiente gente a la que se les da un oído de discípulo para poder escuchar y gustar la obra de Dios. Siempre una minoría absoluta, pero amplia. Hoy se puede predicar del Espíritu Santo sin que te tomen por un extraterrestre. En mi juventud no se mencionaba, más tarde se hablaba del gran desconocido del que se sentía cierta necesidad, hoy son muchos los que reclaman su presencia si queremos un cambio en la Iglesia, en la Teología y en la Espiritualidad. 

Cuando llega una época grande del Espíritu vuelven los grandes temas como la humanidad de Jesucristo, la Carta a los Romanos y el Cantar de los Cantares. En los cistercienses se escribieron en su primer siglo de existencia, siglo XII, once comentarios al Cantar de los Cantares, después ha habido mucho silencio durante ocho siglos, hasta hoy que se empieza a mover algo. De esto me han informado los propios cistercienses. Ahora se está volviendo a la espiritualidad. La gente la necesita y echa de menos. Parece que vuelven de nuevo las ganas de Dios porque no es lo mismo creer en Dios que tener ganas de Dios. Al Dios manifestado en Jesucristo. Pienso que en tiempos próximos habrá bastante gente que se atreva a orar con esta expresión: Que me bese con un beso de su boca. 

La verdad es que mucha gente busca hoy espiritualidad porque dignifica y da pedigrí pero quieren una espiritualidad sin religión y sin Dios. Por eso, la renovación espiritual de la que hablo, parece que no va a tener su pista de aterrizaje preparada. La cultura actual no la reclama. Hoy en día la pérdida de la fe y el endurecimiento son tan grandes que parece que todo está en bancarrota y a punto de desaparecer. Algunos esperan para pronto la gran apostasía. Solo son espejismos. El poder del mundo y del mal son muy pequeños y se resquebrajan con facilidad. Un pequeño virus patógeno nos tiene en este momento humillados y desconcertados después de siglos de ensalzar a la ciencia como poderosa y omnipotente. Dios deja que sucedan cosas y que se llegue a pobrezas muy grandes para que la renovación sea radical. Está claro que el pecado no ha hecho todavía todo su recorrido y se pueden esperar cosas grandes, incluso la gran apostasía, pero el resto, los siete mil varones que no doblarán su rodilla ante Baal, también estarán ahí. 

El que se vea impelido a buscar espiritualidad, pues, que siga adelante y deje al mundo seguir su camino. Vale más, decía San Juan de la Cruz, un hombre en alto grado místico que todo lo que hace la Iglesia con una caridad mediana. Yo veo cosas que pueden facilitar la llegada de una gran espiritualidad. Aparte de la honda nostalgia humana de trascendencia está la cultura vivencial que hoy predomina en la sociedad. La gente está harta de ideas y de ideologías; lo abstracto, lo ideal y lo utópico nos dejan fríos. Las ideologías que son las madres de lo rígido y pecaminoso porque matan la caridad, pueden llegar a producir hartazgo. Hoy todos estamos a la búsqueda de experiencias y vivencias. Puede parecer el nuestro un mundo sentimentalista pero hay más profundidad de la que parece. Para que yo le pueda decir a Dios: Que me bese, que Cristo me bese con un beso de su boca, necesito conocer y disfrutar de vivencias semejantes. Por otra parte, si el amor de Dios no es apasionado, ¿qué es? 

Las ideologías no entienden ni una palabra de todo esto. Y ¡cuidado! porque son sinuosas y las llevamos muy adentro, en subconscientes muy profundos. Yo he necesitado un toque del Espíritu para salir de su cautividad. Mi conocimiento sabroso de Jesucristo nunca se me hubiera dado sin él y mucho menos en el beso. La exégesis racionalista hace mucho daño a cantidad de personas ya que reduce el Cantar a un epitalamio secular con lo que lo desmitifica eliminando el misterio y la sobrenaturalidad de los personajes y, por tanto, la acción del Espíritu Santo que nos los pone como modelos. Quitar la santidad a la chica del Cantar es matar toda unción reduciendo su lectura a cosas viejas del pasado. Así tenemos nuestros monasterios contemplativos llenos de obras y de rezos pero con muy poco amor. 

La Magdalena representa otro modelo de sabiduría. Hubiera dado un mundo por un beso de Cristo cuando le descubrió en el huerto. No era el momento, pero sí era el ideal. En ella habría mucho de humano todavía. Pero, ¿cuál fue su espiritualidad el resto de su vida? Nos lo dice el Cantar “Que me bese”. ¿Puede haber otra mística superior a esta? Y es que Magdalena tenía ganas de Cristo. Lo que nos falta a nosotros son esas ganas pero la gran renovación puede llegar con ellas y pienso que el Espíritu Santo lo está haciendo ya. Es una gracia. Desechemos toda mentalidad de méritos. Estamos en un reino de gratuidad. Aquí el agente principal es el Espíritu Santo. Si escribimos sobre el Cantar es porque, pese al racionalismo, ya hay demanda, ya hay muchas personas que sienten el tirón de Cristo y la necesidad de un lenguaje y una pasión de amor como la que se expresa en este librito. El viejo moralismo nos ha saturado de pudores insanos que no nos ayudan a acoger el beso de Cristo. 

Durante esta pandemia de coronavirus en la que estoy escribiendo se celebran muchas misas y otros actos religiosos por telemática. En otra época, más platónica, hubiéramos sido del todo felices ya que nos librábamos del contacto con la materia, mas ahora no somos así. El mismo Papa Francisco dijo en varias homilías del tiempo inicial de la pandemia que está bien la telemática pero que nunca dejemos de echar de menos el calor y la ternura de la carne y del estar juntos. La Iglesia necesita el contacto carnal de los unos con los otros. La Iglesia es pueblo y en el pueblo se camina juntos con el mismo sudor y fatiga, no instalados en un diván cada cual en su propia casa. Si no hay otra posibilidad bueno es, y de hecho esta experiencia en la pandemia está siendo fructífera y nos abre muchas posibilidades. 

Por falta del calor y ternura de la carne tampoco podemos interpretar el Cantar de los Cantares relacionando a la novia con Dios, al alma con Dios, como hacen casi todos los comentaristas. Las novias no se enamoran de lo abstracto. Dios es un concepto, un abstracto. No es un sujeto vivencial sino analógico. Interpretando el Cantar espiritualmente, el novio no puede ser otro que el Cristo de la Magdalena, el Señor resucitado pero humano. Sabemos que un beso de Cristo es un beso de Dios no solo por la unión hipostática sino porque es camino verdad y vida; ahora bien, nuestra espiritualidad humana solo se plenifica vivencialmente cuando se relaciona en directo con el hombre Jesús, ya resucitado. No con Jesús de Nazaret sino con el Jesús de la fe, el Resucitado que, como sabemos, es el mismo en distinta situación. 

Sin embargo, podemos preguntarnos: ¿Dónde besa Jesucristo a la novia? 
O de otra manera: ¿De dónde brotan los suspiros de ella? Todos los místicos se han roto el cerebro descubriendo ese lugar: Unos que en el centro, otros que en lo más hondo de uno mismo, otros que en lo profundo del alma. Para mí siempre ha sido más fácil utilizar la antropología de cuerpo, alma y espíritu, que la griega de cuerpo y alma. Con esta antropología, que la utilizan también Orígenes y Guillermo de Saint-Tierry, está claro que el beso se da en el espíritu de ella y no en su cuerpo o su psicología. Jesús, el Resucitado, que es espíritu se une con el hombre en el espíritu del hombre. 

La racionalidad es algo específico del hombre en relación con los animales pero con Dios tiene que haber un lugar donde el hombre esté capacitado para el nivel del Espíritu, de los dones del Espíritu, y es ahí donde suceden la fe, la esperanza y la caridad. Ahí es donde se da la oración más honda y el diálogo interior. Ahí es donde Dios se revela, donde se celebra la boda, donde se da la experiencia mística y las mociones más hondas del Espíritu. Con la antropología griega de alma y cuerpo se nos hablaba de la potencia obediencial que hay en el hombre, es decir, la capacidad de ensancharse que tiene el hombre para recibir los regalos de Dios. Creo que es mucho más claro que en vez de potencia obediencial digamos espíritu. 

Al adentrarnos en el comentario al Cantar nos daremos cuenta de que no es un simple epitalamio o un simple canto nupcial, que puede ser que fuera en su origen, pero que es susceptible de una profundidad inaudita. Parece que no es nada: Epi=sobre, tálamos=cama. Lo que pasa sobre la cama. Si sobrepasamos la interpretación puramente erótica, el Espíritu nos puede regalar el ver al amor humano como un sacramento del amor con que Dios nos ama. Benedicto XVI intentó hacernos comprender esta realidad con su encíclica “Deus Caritas est”. 

Al que sí hemos de tener en cuenta es al que los griegos llaman paraninfo, que es el padrino de la boda, el que anuncia a la novia la llegada del novio, una figura muy importante en las bodas griegas porque él lo revisaba todo y lo dirigía todo. En la dimensión espiritual en la que nos vamos a mover es el Espíritu Santo. Es este Espíritu el que nos va a presentar a Jesucristo para que nos bese. La experiencia del Cantar en las almas cristianas solo se puede dar en el nivel del don. La fe vulgar y principiante que se mueve a nivel racional y de virtudes no alcanza este rango de vivencias; le parecen extrañas y exóticas y no les da importancia. 

Yo no me voy a meter en una exégesis más o menos científica. No es mi tema. Mi realidad está en la historia. A pesar de que el Cantar es un libro en apariencias puramente humano, donde no se cita a Dios, lo cierto es que fue admitido en el canon judío y de ahí pasó al cristiano con sumo respeto. Evidentemente la interpretación alegórica cabe perfectamente. Algunos rabinos definieron el libro diciendo: “Los libros de la Sagrada Escritura son santos, el Cantar es el Santo de los santos”. Este libro conserva un hechizo tanto entre los judíos como entre los cristianos que, aunque algunos desmitificadores lo ven contraproducente, en el elenco de la palabra de Dios, nadie se atreve ni se ha atrevido a tocarlo. 

Yo lo he llevado siempre en el corazón. Todo mi cristianismo sin la dimensión a la que me abre el Cantar se hubiera quedado orgánico y estructural. Reconozco que va con mi temperamento y el modo de relacionarme con el mundo y las personas. Lo puedo llamar empatía o simpatía por las criaturas; lo puedo llamar afecto, amistad, cariño; puede ser que tenga inclinación a lo lírico, a lo bucólico, a lo suave y enternecedor; puede ser esa mi tendencia. La verdad es que las imágenes de este libro penetran con facilidad en lo más interior de mi más íntima oración. Me encanta que yo pueda dirigirme a Dios como la novia del Cantar diciendo que me bese con un beso de su boca refiriéndome a Jesucristo. 

San Juan de la Cruz se queja de todos los mensajeros que recibe y que le hablan de Dios pero que no saben de cirle lo que él quiere. Sotos umbríos, naturaleza bella, montes y collados, la hermosura toda de la creación. Es verdad, nada vale: ni los discursos de los grandes predicadores, ni la liturgia, ni la palabra de Dios, ni los sacramentos: todo son figuras, anticipo de lo real. Él busca la realidad. Ni siquiera la eucaristía pasa de ser figura. En el cielo no habrá eucaristía de pan y de vino. Allí nos encontraremos con la realidad: el beso. En el beso está la realidad íntima, el gozo, el disfrute, la vida y felicidad eterna. 
Ay, ¡quién podrá sanarme! 
Acaba de entregarte ya de vero; 
no quieras enviarme 
de hoy más ya mensajero, 
que no saben decirme lo que quiero.
(San Juan de la Cruz, 
Cántico espiritual. Estrofa 6).

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Entrevista Chus Villarroel O.P.: "Cantar de cantares"

Llévame en pos de ti

Que me bese con los besos de su boca
Mejor que el vino son tus amores
Mejores al olfato tus perfumes, amor
Ungüento derramado es tu nombre
Llévame en pos de ti, corramos
Llévame en pos de ti
Llévame en pos de ti, corramos, amor
Llévame en pos de ti
El Rey me ha introducido en sus mansiones
Por ti exultaremos nos alegraremos
Evocaremos tus delicias amor
Con que razón eres amado
Llévame en pos de ti, corramos
Llévame en pos de ti
Llévame en pos de ti, corramos, amor
Llévame en pos de ti
Llévame en pos de ti, corramos
En pos de ti, Señor
Llévame en pos de ti, tras de tu amor
Llévame en pos de ti
Llévame en pos de ti


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El Instituto Cervantes y Vaso Roto presentaron esta edición definitiva del Cantar de cantares de Salomón, de Fray Luis de León (Belmonte, Cuenca, 1528), y editada por Víctor García de la Concha, director del Instituto Cervantes entre 2012 y 2017 y de la Real Academia Española entre 1998 y 2010. Fray Luis de León abrió un camino nuevo dentro de la prosa armonizando el ritmo del latín clásico con el decir cotidiano, que se admira en el Cantar de cantares de Salomón, uno de los libros fundamentales de la Biblia. A mediados del siglo XVI Fray Luis de León tradujo el original hebreo. Censurado y prohibido por la Inquisición, no fue publicado hasta 1798.

(1) Uno es dialogal: comunicación recíproca, en la que cada uno muestra su hermosura al otro, de manera que ambos se descubren vinculados, siendo iguales o equivalentes, como suele suceder en las parejas humanas.
(2) Otro es de engendramiento (= maternal): la hermosura del Amado es superior, de manera que con ella embellece a la amante, como hemos señalado en CB 32-33. Ambos se miran (plano dialogal), pero lo hacen desde la hermosura superior del Amado (que es como padre-madre trascendente). Desde aquí citamos ya el comentario que San Juan de la Cruz ha puesto en boca de la amante. Es un comentario intenso, que traza los momentos y claves de la contemplación mutua.

Y vámonos a ver en tu hermosura.
Que quiere decir: hagamos de manera que,
por medio de este ejercicio de amor ya dicho,
lleguemos hasta vernos en tu hermosura en la vida eterna.
Que de tal manera esté yo transformada en tu hermosura,
que, siendo semejante en hermosura,
nos veamos entrambos en tu hermosura,
teniendo ya tu misma hermosura;
de manera que, mirando el uno al otro,
vea cada uno en el otro su hermosura,
siendo la una y la del otro tu hermosura sola,
absorta yo en tu hermosura: y así,
te veré yo a ti en tu hermosura, y tú a mi en tu hermosura,
y yo me veré en ti en tu hermosura,
y tu te verás en mí en tu hermosura;
y así parezca yo tú en tu hermosura,
y parezcas tú yo en tu hermosura; y así
seré yo tú en tu hermosura, y serás tú yo en tu hermosura,
porque tu misma hermosura será mi hermosura;
y así, nos veremos el uno al otro en tu hermosura
(Coment 36, 5).

domingo, 28 de noviembre de 2021

ADVIENTO Y MARANATHA: ¡VEN, SEÑOR JESÚS!



ADVIENTO Y MARANATHA (VEN SEÑOR JESÚS) 
Y ¡MARAN ATHA! (¡EL SEÑOR VIENE!
Eso significa Adviento (en latín) o Parusía (en griego) o Maranatha (en arameo): Venida. Un substantivo y, sobre todo, un verbo conjugado en todos los tiempos: Vino, Ven, Viene, Vendrá, más allá del tiempo que marcan nuestros relojes exactos.

La expresión o exclamación ¡Maranatha!, se encuentra íntimamente ligada con la llamada “Parusía”, del Señor. Unos tienen una clara idea de lo que significan estos dos términos, otros tienen una vaga idea acerca de ellos, y para otros esto es como si le hablarán en chino. Sin entrar en complejas etimologías, muchas veces discutibles y discutidas, al menos si conviene tener una noción del significado de estos dos términos.
El término “Parusía”, es de origen griego y denota la presencia de alguien, así este término, es usado varias veces por San Pablo en sus epístolas, una veces para hacer referencias a la presencia de terceras personas, (1Co 16; 2Co 10; 2Co 7,6; 2Ts 2,9), otras para referirse a la “Parusía” del Señor (1TS 2; 1Ts 3; 1Ts 4; 1Ts 5; 2Ts 2). También Santiago y San Juan en sus epístolas emplean este término. Pero el término “Parusía”, por antonomasia se emplea para referirse a la segunda venida de nuestro Señor
La “Parusía”, o segunda venida del Señor, tiene su fundamento en diversos pasajes evangélicos, de ellos hay cuatro, que destacan por su claridad e importancia y de los cuatro, dos son de San Mateo, el primero nos dice: “27 Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus obras.28 Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán antes de ver al Hijo del hombre, cuando venga en su Reino”. (Mt 16,27-28).

En el segundo nos dice: “26 Si les dicen: "El Mesías está en el desierto", no vayan; o bien: "Está escondido en tal lugar", no lo crean. 27 Como el relámpago que sale del oriente y brilla hasta el occidente, así será la Venida del Hijo del hombre. 28 Donde esté el cadáver, se juntarán los buitres 29 Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, la luna dejará de brillar, las estrellas caerán del cielo y los astros se conmoverán. 30 Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre. Todas las razas de la tierra se golpearán el pecho y verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo, lleno de poder y de gloria. 31 Y él enviará a sus ángeles para que, al sonido de la trompeta, congreguen a sus elegidos de los cuatro puntos cardinales, de un extremo al otro del horizonte. 32 Aprendan esta comparación, tomada de la higuera: cuando sus ramas se hacen flexibles y brotan las hojas, ustedes se dan cuenta de que se acerca el verano. 33 Así también, cuando vean todas estas cosas, sepan que el fin está cerca, a la puerta. 34 Les aseguro que no pasará esta generación, sin que suceda todo esto. 35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. 36 En cuanto a ese día y esa hora, nadie los conoce, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre.37 Cuando venga el Hijo del hombre, sucederá como en tiempos de Noé.38 En los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta que Noé entró en el arca; 39 y no sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre. 40 De dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro dejado. 41 De dos mujeres que estén moliendo, una será llevada y la otra dejada. 42 Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor”. (Mt 24,26-42). La claridad del texto es meridiana, pero como el mismo es y ha sido siempre indigerible, sobre todo para aquellos que quieren jugar con dos barajas, en sus relaciones con Dios, su interpretación sido variada.

En los dos mil años que han pasado desde que el Señor, pronunció estas palabras, unos han querido ignorarlas diciendo que esto ya sucedió y que el Señor se refería al sitio de Jerusalén y la destrucción del Templo por los romanos en el año 70, porque el Señor predicó claramente que: “32 Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda”. (Lc 21,32) Y efectivamente fue así, la generación que lo vio morir, fue la misma que lo vio volver, debido a su Resurrección al tercer día. El Señor profetizó la caída de Jerusalén y su destrucción pero también nos dejó profetizada su segunda venida su “Parusía”, y no se puede confundir una cosa con la otra

Con la idea de que el fin del mundo está próximo, siempre han existido teorías, vaticinios y predicciones. Por ejemplo, antes de que se llegase del primer milenio existían ya vaticinios sobre el fin del mundo. En época contemporánea, sobretodo en ambientes protestantes surgen teorías y predicciones como lo fueron las de épocas pasadas, así William Miller en Norteamérica, predijo que Cristo volvería el año de 1843, que fue desarrollado luego al 22 de octubre de 1844. Esta creencia se basaba en el principio día-año y una interpretación de los 2.300 días mencionados en Daniel 8:14 que predijo que "el santuario sería purificado". Actualmente, ahora ya tenemos un nuevo vaticinio para el 2012, de acuerdo con las indicaciones del calendario Maya. Pero claramente el Señor nos dijo que: “42 Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor. 43 Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa. 44 Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada”. (Mt 24,42-44).

Por supuesto que la Iglesia católica no niega la “Parusía”, pero ella como todo tema encuadrado en la escatología, es difícil de examinar y opinar, pues existen múltiples teorías. Indudablemente el Señor vendrá, pues su Reino ha de ser implantado en la tierra, y esto ha de ocurrir con anterioridad al fin del mundo. El Catecismo de la Iglesia católica hace menciones de este tema en los parágrafos 673 y 674 al decir estos que: "673 Desde la Ascensión, el advenimiento de Cristo en la gloria es inminente (cf. Ap 22,20) aun cuando a nosotros no nos "toca conocer el tiempo y el momento que ha fijado el Padre con su autoridad" (Hch 1,7; cf. Mc 13,32). Este acontecimiento escatológico se puede cumplir en cualquier momento (cf. Mt 24,44: 1 Ts 5,2), aunque tal acontecimiento y la prueba final que le ha de preceder estén "retenidos" en las manos de Dios (cf. 2 Ts 2,3-12)”.

Y el parágrafo siguiente nos dice que: "674 La venida del Mesías glorioso, en un momento determinado de la historia (cf. Rm 11, 31), se vincula al reconocimiento del Mesías por "todo Israel" (Rm 11,26; Mt 23,39) del que "una parte está endurecida" (Rm 11,25) en "la incredulidad" (Rm 11,20) respecto a Jesús. San Pedro dice a los judíos de Jerusalén después de Pentecostés: "Arrepentíos, pues, y convertíos para que vuestros pecados sean borrados, a fin de que del Señor venga el tiempo de la consolación y envíe al Cristo que os había sido destinado, a Jesús, a quien debe retener el cielo hasta el tiempo de la restauración universal, de que Dios habló por boca de sus profetas" (Hch 3,19-21). Y San Pablo le hace eco: "si su reprobación ha sido la reconciliación del mundo ¿qué será su readmisión sino una resurrección de entre los muertos?" (Rm 11,5). La entrada de "la plenitud de los judíos" (Rm 11,12) en la salvación mesiánica, a continuación de "la plenitud de los gentiles (Rm 11,25; cf. Lc 21,24), hará al pueblo de Dios "llegar a la plenitud de Cristo" (Ef 4,13) en la cual "Dios será todo en nosotros" (1 Co 15,28)”.

Para el cristianismo actual la segunda venida del Señor, no tiene el sentido gozoso que tenía entre los primeros cristianos y que repetidamente pronunciaban el término arameo “Maranatha”, que era una aclamación cuya traducción era “Ven, Señor”. San Pablo la primera carta a los corintios, la termina diciendo: “El saludo va de mi mano, Pablo. El que no quiera al Señor, ¡sea anatema! “Maranatha”. ¡Que la gracia del Señor Jesús sea con vosotros! Os amo a todos en Cristo Jesús. ¡Ven, Señor nuestro!”. (1Co 16,20-24).

Según el predicador de la Casa pontificia, Raniero Cantalamesa, “Maranatha”, quería decir dos cosas, dependiendo de la manera de pronunciarlo, a saber: “¡Ven Señor!”, o “El Señor está aquí”. Podía expresarse un anhelo de la vuelta de Cristo, o bien una respuesta entusiasta a la epifanía litúrgica de Cristo, es decir a su manifestación en medio de la asamblea reunida en oración”.
Juan Pablo II en su Carta apostólica “Dies domini”, nos dice que: “En realidad, la espera de la venida de Cristo forma parte del misterio mismo de la Iglesia y se hace visible en cada celebración eucarística. Pero el día del Señor, al recordar de manera concreta la gloria de Cristo resucitado, evoca también con mayor intensidad la gloria futura de su retorno” y más adelante añade: “Cristo es el Señor del tiempo, su principio y su cumplimiento; cada año, cada día y cada momento son abarcados por su Encarnación y Resurrección, para de este modo encontrarse de nuevo en la "plenitud de los tiempos".
Para el teólogo Rico Pavés: “La “Parusía” en cuanto último acto de la historia de la salvación, es lisa y llanamente la pascua de la creación, su paso a la configuración escatológica definitiva mediante la anulación del desfase aún vigente entre Cristo y su obra creadora. La humanidad del mundo no es aún lo que llegará a ser, según la promesa incluida en la resurrección de Cristo; precisamente por eso aguardamos la “Parusía”. Así lo expresa San Pablo: “…cuando aparezca Cristo, vida vuestra, también vosotros apareceréis gloriosos con Él”. (Col 3,4).

Era el clamor de los primeros cristianos: Maranatha, Ven Señor Jesús. Expresaba el deseo de que el Señor se mostrara como Rey de la Iglesia, de las naciones y del universo, como juez que da la victoria a los buenos y provoca el derrumbe de los malos. La Iglesia espera este acontecimiento, espera con impaciencia el Adviento final, el retorno glorioso del Señor y la entrada definitiva en la eternidad.
Toda nuestra vida es un largo adviento, una época que exige una actitud específica, una actitud de firmeza.
Lo dice San Pablo en la carta que hoy hemos escuchado: El Señor os mantendrá firmes hasta el final, para que no tengan de qué acusaros en el tribunal de Jesucristo Señor nuestro. Tal debe ser nuestra actitud en esta vida: permanecer firmes en la fe, firmes en el Señor Así lo dijo el mismo Jesús en la Última Cena: permaneced en mí, permaneced en mi amor.

Nuestra actitud en esta espera larga debe ser, entonces: estar firmes, no dejarse llevar por las falsas ideologías y los errores del tiempo, no sucumbir a la tentación del paraíso en la tierra, no perder nunca de vista la patria definitiva, los ojos fijos en la eternidad.
Un ingrediente de la firmeza deberá ser la vigilancia, según nos lo recomienda el Señor en el Evangelio de hoy: vigilad, velad. Vigilar para que no pase inadvertido el momento de Dios. Vigilancia que debe unirse con la sobriedad: ser sobrio es no abusar de las cosas de este mundo, no echar raíces demasiado profundas en esta tierra, porque la figura de este mundo desaparece.

Los hombres de hoy no quieren oír hablar de un fin de la historia e intentan afirmarse contra el fin de su tiempo.
Frente a esta actitud autónoma y cerrada de nuestra época, el Señor nos pide firmeza, vigilancia y sobriedad. Estamos aquí de paso. Estamos en espera, no angustiosa, sino serena y confiada.

Que este tiempo de Adviento nos prepare, pues, para la doble venida del Señor para aquella que ya sucedió en Belén pero que debe renovarse en nuestros corazones; y para aquella otra que esperamos con confianza para el fin de los tiempos.
Ven, Señor Jesús, ven a nuestros corazones, re naciendo en la fiesta de Navidad; ven al fin de los tiempos, clausurando la historia del mundo.
Pero ven también ahora en la Eucaristía, en este sacramento que, según lo encargó, debemos celebrar hasta que vuelvas. Cuando entres, Señor en nuestras almas, deposita en ellas la semilla de la esperanza. Haz que no tomemos carta de ciudadanía en este mundo pasajero. Adelanta, Señor en esta cita eucarística, lo visita navideña, y que constituya a la vez un preanuncio de la Parusía final.

Desde la perspectiva de un mundo que todavía espera al Mesías como Salvador de su propia historia, desde la experiencia comunitaria de una Iglesia que tiene que avivar el sentido de la espera y la llama de la esperanza, desde la propia experiencia de pobreza y de indigencia que hacen no superflua sino necesaria la presencia del Señor, podemos vivir el misterio del Adviento. Una acumulación de deseos, decía Teilhard de Chardin, hará explotar la Parusía del Señor.
Por eso la oración que resume la espiritualidad del Adviento, el Marana-thá puede ser el grito de la Iglesia que ansía, espera e invoca una nueva venida del Señor. Una oración que desde el corazón puede ir impregnando de liturgia cotidiana el trabajo de cada día. Y una oración coralmente celebrada en la Liturgia de las Horas y en la Eucaristía como expresión cabal de una Iglesia, Esposa en vela que anhela y espera al Esposo, mientras no deja de anunciar su venida a toda la humanidad.

¡Maranatha! ¡Qué glorioso encuentro!

Acoustic Talca - Maranatha (Ministerio Avivah - Maranata versión) Letra

 
El Espíritu y la Novia dicen: "¡VEN, SEÑOR JESÚS!" (12 idiomas)

 
Rorate Cæli – Gregorian chant for Advent