EL Rincón de Yanka: noviembre 2020

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lunes, 30 de noviembre de 2020

LIBRO "LA REBELIÓN DE LAS MASAS" POR JOSÉ ORTEGA Y GASSET 💥




Este libro
es el más conocido y el peor entendido de la obra de Ortega. Su lectura superficial -y, probablemente, parcial- desde un punto de vista político, ha dado lugar a los mayores malentendidos. Ortega escribe para «cabezas claras» y su lectura implica una actitud dialogante, activa y abierta.
En el libro, nos expone su preocupación ante el cariz que están tomando los acontecimientos en Europa y el mundo, analizando las causas y consecuencias de este hecho. Lo primero que sorprende es constatar que se nos está describiendo una situación en 1930 que es, si cabe, más vigente en la actualidad del siglo XXI. Por un lado, se ha producido un formidable avance en la técnica, en la capacidad de producción y disfrute de objetos, una subida del «nivel histórico» que permite a las mayorías gozar de los privilegios contemplados antes para unos pocos, y aún más. Por otro lado, -y como consecuencia de lo anterior- se ha instalado en el poder un tipo de hombre -que no una clase social- que es el «hombre-masa»: «El especialista [científico, técnico, político, etc.] nos sirve para concretar enérgicamente la especie [de hombre-masa] y hacernos ver todo el radicalismo de su novedad. Porque antes los hombres podían dividirse, sencillamente, en sabios e ignorantes. Pero el especialista no puede ser subsumido bajo ninguna de esas dos categorías. 

No es sabio porque ignora formalmente cuanto no entra en su especialidad; pero tampoco es un ignorante, porque es «un hombre de ciencia» y conoce muy bien su porciúncula de universo. Habremos de decir que es un sabio-ignorante, cosa sobremanera grave, pues significa que es un señor el cual se comportará en todas las cuestiones que ignora no como un ignorante, sino con toda la petulancia de quien en su cuestión especial es un sabio». (Cap. XII, «La barbarie del «especialismo»») Hoy, el hombre medio -especialista o no- posee una enorme cantidad de información, de datos, pero, inversamente a lo que cabría imaginar, es más hermético, más inflexible en sus opiniones e ideas. Es un sabio-ignorante incapaz de «escuchar», de reconocer, de dejarse orientar por los que verdaderamente saben. Y esta esencial desorientación dirige nuestros destinos.

Dice Ortega: «La vida humana, por su naturaleza propia, tiene que estar puesta a algo, a una empresa gloriosa o humilde, a un destino ilustre o trivial. Se trata de un condición extraña, pero inexorable, escrita en nuestra existencia. Por un lado, vivir es algo que cada cual hace por sí y para sí. Por otro lado, si esa vida mía, que sólo a mí me importa, no es entregada por mí a algo, caminará desvencijada, sin tensión y sin «forma». Estos años asistimos al gigantesco espectáculo de innumerables vidas humanas que marchan perdidas en el laberinto de sí mismas por no tener a qué entregarse. […] Vivir es ir disparado hacia algo, es caminar hacia una meta. La meta no es mi caminar, no es mi vida; es algo a lo que pongo ésta y que por lo mismo está fuera de ella, más allá. Si me resuelvo a andar sólo por dentro de mi vida, egoístamente, no avanzo, no voy a ninguna parte; doy vueltas y revueltas en un mismo lugar». Es necesario, por tanto, tener un proyecto, un programa de vida a futuro que nos oriente, que nos discipline moralmente, que nos obligue a superarnos día a día. Y esta empresa, para Europa, consiste en convertirse en una idea nacional; en la concreción de un «gigantesco Estado continental» capaz de ser un referente para el resto del mundo.

En la actualidad, contemplamos cómo se está construyendo artificiosamente una Europa muy alejada del sentir del pueblo, basada en criterios puramente económicos, falta de espíritu y de capacidad para ilusionar. Por otro lado, la revolución tecnológica de los últimos años y la aceleración de los acontecimientos han aumentado el desfasaje entre el estado «vital» en que se encuentra el hombre y su «potencialidad» -el estado en que podría estar-. Esto significa mayor desazón para la gente. El novedoso fenómeno de la mundialización, el continuo intercambio de objetos y personas (migración) están dando lugar a la idea de nación mundial -idea que trasciende a la de nación continental, pero que pasa por ella-. Hoy, más que nunca, se percibe la necesidad de un nuevo principio de vida para superar la crisis actual; un proyecto, una decisión… la de ponernos a «la altura de los tiempos».
Las páginas de «La rebelión de las masas» rezuman de la filosofía de Ortega y Gasset porque éste es un libro de filosofía, escrito sobre el sustrato de un pensamiento estructurado que, necesariamente, queda reflejado, a veces, de forma larvada o insinuada. Su lectura invita a la reflexión sobre la situación que estamos viviendo y nuestra propia posición al respecto.

ORTEGA-Y-GASSET-La-Rebelion... by José Luis Bru Litrán

domingo, 29 de noviembre de 2020

ADVIENTO 2020: ESPERA LA VIRGEN PURA 🎄


«Espera la Virgen pura», 
Francisco Vaquerizo
Espera la Virgen pura,
el momento ya inminente,
en que dé a luz al Infante
que ha concebido en su vientre,
porque va a nacer el día
veinticuatro de diciembre.
En la grávida doncella[1]
un gozo especial se advierte
y hay un brillo en su mirada
que sobrepasa con creces
la belleza y el candor
que imaginarse uno puede.
Espera la Virgen pura,
el momento ya inminente,
en que la familia humana,
sumida en sombras de muerte[2],
con la venida del Niño,
la claridad recupere
y se sienta hija de Dios
y heredera de sus bienes.
Espera la Virgen pura,
el momento ya inminente,
en que aparezca en la tierra
el que será Rey de Reyes
y el que abra al hombre las puertas
de las moradas celestes[3].
Mientras llega ese momento,
la esperanza la mantiene
en una íntima vigilia
de ternuras y quereres,
siempre atenta a los anuncios
que a su Niño se refieren
porque sabe a ciencia cierta
que, ya en el mismo Pesebre,
será preciso que empiece
a cumplir con sus deberes.
Gozosa mira a José,
ensimismada y silente,
mientras piensa que su Niño
llenará el globo terrestre
de amor e instaurará un reino
que durará eternamente.

[1] grávida doncella: bella formulación; grávida vale ʽencinta, embarazadaʼ.
[2] sumida en sombras de muerte: alude al pecado y, por extensión, a todo el mal que se extiende por el mundo. La antítesis sombras / claridad es evidente.
[3] el que abra al hombre las puertas / de las moradas celestes: Cristo, con su muerte y resurrección, redimirá al género humano.


Camina la Virgen pura
de Egipto para Belén
y a la mitad del camino
pidió el Niño de beber.
- No pidas agua, mi vida,
no pidas agua, mi bien,
que los ríos bajan turbios
y no se puede beber.
Allá arriba en aquel alto,
hay rico naranjel
y el hombre que lo cuida,
es un ciego que no ve.
- Ciego dame una naranja,
pa este niño que trae sed.
- Coja usted las que usted quiera
las que sea menester.
El Niño como era niño
no dejaba de coger
las que cogía la Virgen
volvían a florecer.
Apenas se va la Virgen
el ciego a ver.
¿Quién ha sido esa señora?
¿Quién ha sido esa mujer?
que en los ojos me ha dado luz
y en el corazón también.
Ha sido la Virgen Pura
que va de Egipto a Belén.

Guitarra y voz: Joaquín Díaz
Guitarra: Jesús Angel Martinez



POPULAR - CAMINA LA VIRGEN PURA

Diana Navarro - Brillará (Villancico)

sábado, 28 de noviembre de 2020

CÓMO AFRONTAR LA VENIDERA DICTADURA DESTRUCTORA 💥💀👿


Cómo afrontar la venidera dictadura

Son muchos los factores que pueden incidir en la división de una sociedad. De hecho, las sociedades siempre están fraccionadas de múltiples formas: por clases sociales (aunque dicho concepto no se corresponda con el marxista), por categorías laborales, algunas claramente favorecidas (como el funcionariado), por rupturas generacionales, pues las nuevas generaciones siempre suponen un cierto grado de quiebro con las anteriores, por intensas diferencias culturales, por motivos religiosos, etc.

Pero dichas divisiones, habitualmente, suponen una interacción provechosa y una evolución, más que una ruptura en bloques antagónicos. Así, los cambios tecnológicos provocan una irrupción brutal que incrementa los saltos generacionales, como estamos viendo con la revolución digital. Nuestro mundo no tiene nada que ver con el de la generación anterior y ni siquiera con lo que era nuestra propia vida hace treinta o cuarenta años. Pero sería difícil decir que la vida ahora es peor que antes, salvo para los nostálgicos eternos que se niegan a avanzar.

Se nos aterroriza con los cambios en el mercado laboral que abren la globalización y la revolución tecnológica, pero quienes lo hacen obvian la historia, que demuestra que tales avances, aunque acaben con muchos trabajos que se quedan obsoletos, siempre producen muchos más nuevos trabajos y para más gente, como ocurrió durante la revolución industrial o como se puede comprobar cuando se estudia el mercado laboral de hace sólo cien años y se comprueba que más del 95% de los trabajos que había en 1920 han desaparecido, pero que no sólo ahora hay muchos más trabajos distintos sino que hay trabajo para muchos más millones de personas.

Éstas, por el contrario, casi siempre obedecen a otra causa, siempre muy presente y bien definida, y es la política. Quienes más politizan, más quiebran las sociedades. Cuando toda vivencia de la sociedad civil es tratada como una forma de política, se quiebra la sociedad. Cuando la política incide en las formas de organización social como la familia y en espacios que deberían ser privados, como la educación, se quiebran las sociedades.

Es difícil culpar a la parte sociológicamente denominada de derechas de quebrar la sociedad, puesto que si analizamos lo que normalmente es considerado de derechas podremos comprobar que los conservadores generalmente intentan mantener sus formas de vida y de educación, pero suelen ser tolerantes con las diferencias ajenas, del mismo modo que los demócrata-cristianos y, por supuesto, los liberales, cuya ideología no sólo les permite ser los más tolerantes sino que deben ser intolerantes con la intolerancia y se acercan mucho en sentido sociológico al libertarismo de permitir que cada cual viva según sus propias creencias, siendo el único límite el respeto a los demás. En cambio, si uno analiza los programas de izquierdas puede comprobar que éstos siempre intentan imponer sus creencias a los demás, por cualquier medio.

La imposición es lo que quiebra las sociedades. La izquierda es la única responsable de la quiebra de las sociedades. Y si te opones a sus imposiciones te acusarán a ti de quebrar la sociedad. Ellos, por supuesto, son inocentes porque lo único que pretenden es crear una sociedad mejor según su único y excluyente credo y cualquiera que se oponga a sus propósitos debe ser mal considerado y, por supuesto, lo suficientemente odiado por encarnar el mal del mundo.

Este marco mental sólo es posible desde el totalitarismo que encarnan hoy, en Occidente, la izquierda y el islam político. No por casualidad son aliados en contra del mundo libre. Durante la guerra fría los bloques se denominaban con propiedad el mundo libre y el bloque soviético. Hoy, tendríamos que denominar también mundo libre al que pueda escapar de la acaparación totalitaria de la izquierda que se apropia de todos los ámbitos de la sociedad mediante las prácticas dictatoriales más descarnadas y que, es de temer, nos lleven a nuevas luchas fraticidas en Europa en pocas décadas. El artículo de hace unos días de este periódico referido a las presiones sufridas por Decatlhon por parte de la extrema izquierda francesa para no anunciarse en una determinada cadena de televisión que se niega a plegarse al pensamiento políticamente correcto no es más un síntoma menor de una gangrena que se extiende por Europa y EE.UU. de una forma acelerada y que amenaza con un éxito sin precedentes: acabar con la civilización occidental en muy poco tiempo.

A estas alturas y a la vista de la deriva totalitaria del PSOE en España y del Partido Demócrata en EE.UU. no es una alarma gratuita ni exagerada y quienes se nieguen a verlo serán la misma clase de ingenuos que se negaron a ver que se avecinaban las guerras mundiales del siglo pasado, los inocentes optimistas de siempre que son atacados y que no quieren verlo. Se dice que han caído los grandes relatos que integraban nuestras sociedades hace tan sólo unas décadas, como la religión cristiana, y que han dejado un gran vacío espiritual. Es cierto. Pero también lo es que hay quienes están construyendo relatos para llenar ese vacío y tales relatos que, como todo relato siempre es una ficción y nunca es la verdad, están teniendo éxito. Los ejemplos de dos dirigentes de empresas importantes en el mercado español diciendo que el capitalismo no funciona es un síntoma, y afirmaciones que sólo podrían producirnos hace algún tiempo la conmiseración de considerar simplemente estúpidos a quienes las dicen, ahora han de verse no sólo como tonterías puntuales sino como un síntoma de algo mucho más profundo: el descrédito del sistema que ha hecho posible las más altas cotas de libertad y prosperidad de la historia. 

Aunque algunos lo nieguen, hay quien dirige para influir en los demás e implantar una nueva metafísica. A muchos que no caemos en esa tentación se nos hace difícil comprender que haya gente así. Tendemos a pensar que se trata de movimientos espontáneos, ofuscaciones puntuales, reacciones desmesuradas. Pero basta rascar un poco para comprender que movimientos como Metoo, Black Lives Matter o Antifa no son casualidad, ni manifestaciones espontáneas, sino que están dirigidos desde un lugar concreto, desde una ideología concreta, y con unos fines muy determinados. No verlo supone no estar alerta ante el peligro. No comprender que la vocación mesiánica de muchos es un peligro para los demás, es vivir en la más peligrosa de las ignorancias. Estos movimientos, como muchos otros, todos alentados por la izquierda, por el progresismo, se ocultan bajo la máscara de grandes causas, como la igualdad o la justicia social. Y su apariencia provoca que, incluso quienes miran con desconfianza tales movimientos, sean tímidos en su oposición pues, piensan, nadie puede oponerse a principio justos como la igualdad o la justicia social. Es difícil manifestar que uno está en contra de la justicia social. Por eso es necesario hacer un ejercicio serio de proselitismo, pues hay que tener convicciones profundas y ser muy firme en los principios y oponerse a esos movimientos, a los cuales basta quitarles la careta para descubrir lo que esconden: el socialismo del siglo XXI, esto es, el totalitarismo, la dictadura.

La avalancha de propaganda en contra de los principios contrarios a la imposición del socialismo es brutal: apenas unos pocos medios, tanto en EEUU como en España, mientras que la inmensa mayoría, con un prestigio falso creado por sí mismos para sí mismos, nos sumergen en océanos de falsedades, medias verdades y manipulaciones: desde The New York Times, cuya verdadera historia es la vergüenza del periodismo, y casi todas las televisiones menos la Fox, además de Twitter y Facebook están patrocinando la creación del Frío Monstruo en Estados Unidos. En España, este activismo informativo está patrocinado, como siempre, por el grupo Prisa y El País y la SER, además de todos los medios de comunicación públicos y casi todas, con una sola excepción, de las televisiones privadas. Contener tal maremoto de información es muy difícil. Defenderse de la mentira ante tal ofensiva, casi imposible. Aunque lo que se intente imponer atente contra la realidad y contra los sentimientos más básicos de la mayoría de las personas. Es muy difícil resistir psicológicamente ante la mentira repetida constantemente, mucho más cuando dicha mentira se nos hace tragar envuelta en emociones de lo más diverso, especialmente la victimización de grupos e identidades mediante los cuales se exacerban las diferencias entre los miembros de la sociedad hasta el punto de intentar hacernos creer que es imposible la convivencia de modo que no quepa otra opción que estar con quienes precisamente imponen esas diferencias.

Estos mensajes de locura generalizada no cesan ni un minuto y tampoco esto es casualidad sino una estrategia de manual que puso por escrito Saul Alinsky y cuyos efectos estamos viendo actualmente con una fuerza que parece insalvable. En EE.UU. se han celebrado unas elecciones sobre las que penden sombras serias de fraude. Esto no es lo peor. Lo peor es que la mitad del país acepta como bueno que se practique dicho fraude con tal de expulsar del poder a quien se opone a las políticas del pensamiento políticamente correcto patrocinado por la izquierda. Esto supone que la mitad del país acepta que es moralmente admisible el fraude con tal de que gobiernen los suyos. Independientemente de que realmente se haya producido o no el fraude, aceptar dicho principio supone que la mitad de la población de EE.UU. está preparada para el socialismo, para la dictadura. El pensamiento de la izquierda, sobre el que se pontifica mucho, no existe: no es pensamiento, es mentira, emoción y odio. Recientemente he leído un tuit que dice: "Por un pluralismo sin gente de derechas". Esto es la izquierda. Esto es el ejemplo perfecto de lo que busca y consigue el pensamiento de izquierdas: pluralismo, porque hay que llamarlo así en el mundo de la izquierda donde la mentira es la verdad, pero donde se niega la misma esencia del pluralismo. 

Por supuesto, la culpa es de la derecha, por mucho que ésta sea constitucionalista y respete el Estado de Derecho y la Ley. De este modo no abrazar sus principios políticos es la causa del conflicto. No dejarte someter es la culpa de la polarización política. No aceptar el vasallaje y la esclavitud es la causa de la ruptura de la sociedad. 

Conclusión: no dejarte someter al progresismo y a la izquierda te convierte en culpable de la polarización de la sociedad. En cualquier caso, el culpable eres tú por no aceptar la sumisión. Como si el esclavo fuera el culpable de la esclavitud. Nada nuevo en la izquierda. Si bien es algo nuevo en EE.UU., donde el Partido Demócrata jamás ha estado tan radicalizado, no lo es en España: ya lo vimos en el PSOE de la II República, del cual el de Pedro Sánchez no es sino una réplica aún algo deslucida. Desde la liquidación de la libertad de enseñanza, las amenazas a la oposición en el Parlamento, el cambio de leyes para favorecer a los socios golpistas, la amenaza a la libertad de expresión, el control de los medios, el apuñalamiento de la propiedad privada, el ataque al idioma de la nación, el golpe de Estado judicial intentado y que volverá, el proceso constituyente, las leyes habilitantes y la sociedad subsidiada junto al Frente Popular con comunistas, separatistas y golpistas y herederos del terrorismo configuran un cuadro que no es casual, sino una estrategia determinada para obtener un resultado final deliberado que no puede ser otro que la imposición del socialismo del siglo XXI en un país europeo. Sus mitos han cambiado de nombre, pero no de cara: 

multuculturalismo, feminismo, ideología de género, radicalismo ecológico, animalismo, identitarismo, exclusión... Se impone todo ello hasta que la sociedad no tenga otra opción que una sola política: la socialista, que se presenta como solución cuando es la causa. Ingeniería social al alcance de cualquier observador con un mínimo de sentido crítico y que guarde algún resquicio de sentido común y de sentido de la realidad. Alguien dijo que en cada generación hay un selecto grupo de idiotas convencidos de que el fracaso del colectivismo se debió a que no lo dirigieron ellos. Habría que añadir que en cada generación hay ingentes masas de aún más idiotas convencidos de la bondad y veracidad del mensaje. Este acelerado adoctrinamiento para zombis obedece a un plan evidente para cambiar la sociedad desde su raíz. No pudieron cambiar las sociedades occidentales por la lucha de clases y sólo pudieron imponerlo a base del terror donde lo lograron por lo que comprendieron que en Occidente sólo se podría imponer pudriendo las sociedades desde dentro. Y si hace treinta años, cuando cayó el muro de Berlín, cualquiera daba por finiquitado el socialismo, ahora nos lo encontramos como un muro infranqueable. Se hace muy difícil imaginar una reversión de esta situación que no implique un uso intensivo de la violencia, pues los que se oponen realmente son muy pocos. 

En EE.UU. lo ha hecho Trump y por eso es tan odiado (no comparte su lucha todo el partido Republicano), y en España sólo un partido, con más o menos fortuna, se opone a esa agenda. La violencia con que la izquierda y el progresismo se oponen a la libertad no puede ser opuesta con pasividad. El órdago ha llegado a tal extremo que actualmente defender la libertad, la propiedad privada y la libertad de expresión son principios sospechosos, casi una nueva contracultura, y nos convierte a quienes lo hacemos en revolucionarios frente al poder políticamente correcto de casi todo el arco político.

En Francia, su presidente, Macron, se apresta a la lucha contra el islamismo radical: "El combate de nuestra generación en Europa será un combate por nuestras libertades". Se le olvida incluir a la izquierda y al progresismo entre los enemigos, tal vez porque él también es parte del ‘establisment’ de lo políticamente correcto, pero al menos llama a la lucha contra una forma de totalitarismo.

En cambio, en España, nuestro presidente no sólo no llama a lucha alguna por nuestras libertades, sino que nos las está robando a manos llenas día a día, a una velocidad inconcebible. Y sus socios no esconden sus intenciones: una España rota. Esta fractura de la sociedad y este totalitarismo que ya sufrimos supone un viaje de vuelta desde la civilización a la barbarie. A las mismas ideas fallidas del pasado que entones llamaban comunismo y que ahora ocultan bajo otros nombres. Sólo buscan implantar un progresismo, una metafísica, que no es nueva, que es en realidad el socialismo del pasado, el mismo que ha fracasado tantas veces como se ha intentado.

La agenda de la izquierda y del progresismo no es ni más ni menos que el viejo socialismo disfrazado. Cómo afrontar la venidera dictadura es la única pregunta razonable a estas alturas.

viernes, 27 de noviembre de 2020

LIBRO "PANDEMIA CONTRA ESPAÑA": ESPAÑICIDIO Y ENDOFOBIA 〰🔆〰👿💀💥


Pandemia contra España 

Davy Rodríguez, Ernesto Ladrón de Guevara, Blanca García Martín, José Antonio Bielsa Arbiol, Carlos Martínez-Cava, Carlos X. Blanco, Sergio Fernández Riquelme y Alba Lobera analizan en este libro los devastadores efectos políticos, económicos y sociales que la pandemia del coronavirus ha producido en nuestro país. "No vamos a salir reforzados. Nada de eso. Esta pandemia servirá únicamente para convertirnos, si cabe más aún, en esclavos. En unos esclavos dóciles, atemorizados, revueltos unos contra otros. En unos esclavos ignorantes, que ya no recordarán cómo ni cuándo les cargaron de cadenas".

Nunca hubo gobernantes más funestos, idiotas y pérfidos. Los “constitucionalistas” nos quieren convencer de que la marca A de constitucionalismo es mejor que la marca B, cuando en realidad todo es mentira.

El libro "Pandemia contra España" se suma a esa legión, pequeña pero valerosa, de textos breves mas hechos de acero, que pugnan por romper el “pensamiento único” y las versiones oficialistas de una catástrofe que, a modo de síntesis y convergencia de males, asola hoy España. La catástrofe del Coronavirus. Asola al mundo entero, pero con peculiaridades hispanas.
De un modo muy similar a la convergencia de catástrofes del año 711, tenemos hoy una crisis económica nunca vista en generaciones, una invasión extranjera y un reemplazo étnico, una carencia absoluta de soberanía, una sumisión absoluta a los poderes eurocráticos y mundialistas, un adoctrinamiento descarado y feroz, una reinterpretación ideológica de la historia, un blanqueo del terrorismo y del golpismo separatista, una colonización cultural afro-árabe y yanqui, un ataque a muerte a la Religión Católica, una degradación galopante del Estado del Bienestar, una explotación laboral cruel, una analfabetización planificada de los niños y jóvenes… Si todos estos males que asolan a España no recuerdan la gran crisis que precedió “la pérdida de España” en la Batalla de la Janda o del Guadalete, que venga el propio Señor, como suele decirse, y lo vea.

Antes de una gran invasión, y además de esas que suponen una alienación cultural, religiosa, identitaria que durará siglos, viene siempre una convergencia de catástrofes. También los godos de Hispania se perdieron en luchas intestinas y desgarradoras. Witizianos y rodriguistas se mataban entre sí, como algún día harán estos que hoy se llaman “constitucionalistas”. Por mucho menos se perdió un Reino. La peste que venía asolando Europa y el Mediterráneo desde hacía siglos, se intensificó en la Hispania romanogoda de inicios del siglo VIII, luminaria del Catolicismo, la Hispania de San Isidoro y de los ilustres Concilios, la heredera de la Civilización romana en su parte occidental, sólo equiparable entonces a Bizancio. El hambre y la injusticia social, sin embargo, el desarraigo del pueblo ante los señores, el cainismo y el frío, las malas cosechas y las reformas necesarias siempre aplazadas… Todas las pulgas acudieron al perro flaco. Tal parece como si la historia se repitiera.

Justo antes de una invasión, y repitiendo éstos o análogos males, España recibe en 2020 el virus, y España reacciona con su acostumbrada o congénita ineficacia, improvisación, mezquindad, ignorancia. Qué enfermedad aqueja al ser medular de España, que hace que desde abismos profundos sólo levante cabeza por obra de milagros (don Pelayo y los Reyes Caudillos de Asturias, Navas de Tolosa, Reyes Católicos, Austrias Mayores…esos fueron los milagros)… Qué enfermedad sufre este país cainita y laxo, salvando los “momentos milagro”, un país excesivamente mediocre e indulgente consigo mismo, es algo que no sé. De sus varias mezclas de sangre, quizá la peor combinación es la que más fácilmente se extiende y se da a conocer, sepultando a lo noble y batallador que hay en nosotros.

Me honra figurar en la recopilación Pandemia contra España junto a una selecta y pequeña compañía de plumas afiladas y armadas de lucidez. Desde los más variados ángulos, como el legal y legislativo, el periodístico, el educativo, político-económico, social, e incluso teológico, “el problema de España”, su propia existencia como Nación y como comunidad viable se plantea ante una Pandemia que, con independencia de su origen (natural o intencionado) ha trastocado el panorama geopolítico y ha dado pie a la emergencia de nuevos actores poderosos que lideran la capacidad de controlar catástrofes de dimensión internacional no sólo en el plano militar y en el comercial, sino en el estrictamente sanitario (Rusia y China). La agenda “digitalizadora”, con la consiguiente pérdida masiva de empleos y los cambios culturales que van a suponer un confinamiento sine die de baja intensidad, es ya una realidad que se impone. La religión “Greta Thunberg”, es decir, una agenda “verde” digital idiotizante, con una nueva regionalización de los impulsos globalistas, en vez de una globalización sin restricciones, también formará parte de esta dictadura mundial. Y mientras los colegios se pliegan a las herramientas del Papá Google para que la educación se vaya privatizando, y los ambulatorios despiden a los médicos españoles (excelentemente formados) para traernos a facultativos extranjeros formados en universidades selváticas y tercermundistas, los españoles seguiremos votando a políticos delincuentes, corruptos y analfabetos funcionales. Mientras la Unión Europea admite productos agrícolas norteafricanos en competencia desleal con los nuestros, y los yanquis y gabachos arman al Sultán marroquí hasta la médula, haciéndole la corte como “llave” del Mediterráneo y supuesto “dique” contenedor del yihadismo, España misma se convierte en colonia de África. España quiere ser colonia de los mahometanos y africanos, pues pone su territorio (antes soberano) a su disposición, junto con café caliente y “todo gratis”, en detrimento de lo nuestro.

Nunca hubo gobernantes más funestos, idiotas y pérfidos. Los “constitucionalistas” nos quieren convencer de que la marca A de constitucionalismo es mejor que la marca B, cuando en realidad todo es mentira. Aferrarse al mito de una “Constitución” avanzada en su día, que rompió con la “dictadura fascista” o permitió una “transición de ley a ley” es creer en el Cuento de Caperucita. La historia es otra: la oligarquía azul se amplió en 1977 hasta abarcar a una nueva oligarquía roja, morada y hasta de color marrón excrementicio. Todos a saquear en nombre de esa nación que se salvó una vez en Covadonga, y cien veces más ante los moros, los franceses, los ingleses, los turcos, los berberiscos… Pero ya no poseemos moneda propia ni ejército que guarde nuestras fronteras y cuide de nuestra soberanía, sino que hace unos como “Erasmus” otanescos en las fronteras con Rusia. Adivino que la pandemia cortará aún más las posibilidades de crear una “guerrilla” en medio de esta España invadida y echada a perder, esa guerrilla tan famosa que logró expulsar en su día a Napoleón o que puso en jaque a los ejércitos masónico-liberales madrileños en nombre de la Tradición. De las cabalgadas de la Reconquista hasta la acción de relojería perfecta y heroísmo de los Tercios de Flandes, pasando por los formidables cañoneos y abordajes de nuestros galeones y galeras, hasta las guerrillas hispanísimas y raciales del XIX, llegamos a la España acojonada, hundida bajo mascarilla, sin aire y confinada. Los autores de esta obra diagnosticamos y ponemos el dedo en la llaga.

El Apocalipsis español

Este texto de vulgarización metapolítica funda el esqueleto de sus tesis y conclusiones en el comenta­ rio de tres realidades ocultadas al desinformado es­ pañol de a pie, a saber:
  1. La mecánica eugenésica -ergo genocida­ de los dispositivos político-sociales y económicos imperantes en nuestra patria por obra y gracia del Régimen del 78, encaminados a implantar la Agenda 2030, cueste lo que cueste y caiga quien caiga.
  2. La propagación exponencial de armas de guerra psicológica (alcanzando con la actual -y vir­tual- plandemia en curso su cénit), en cuanto meca­nismos aceleradores del referido programa mundia­lista, dictados por los centros de creación de significado y legitimados por la "prensa canalla" y su po­licía del pensamiento.
  3. La indeseable ratificación de la extinción a medio/largo plazo del español autóctono, a tenor de la lectura y cotejo de diferentes investigaciones médicas alternativas -léase independientes de la siempre impune mafia farmacéutico-industrial y sus omnipresentes terminales de poder-, relativas a la creciente esterilidad de las nuevas generaciones­ cobaya de tercera y cuarta generación, ultravacuna­ das e hipermedicadas, en tanto portadoras de un ADN "dañado" y/o "contaminad o" tras la devasta­ dora política sanitaria iatrogénica aplicada durante las últimas seis décadas (amén de la aberrante desna­turalización de los alimentos consumidos por una masa poblacional que ha perdido el vínculo natural con el cultivo de la tierra, con las formas solidarias de la vida tradicional).
Para que el lector pueda profundizar en la comprensión de estas inquietantes realidades se precisa de una mente abierta y sin prejuicios, puesto que de lo contrario correremos el honroso riesgo de ser tildados de conspiranoicos, desinformadores, negacionistas, difusores de bulos y demás epítetos acuñados por la infecta neolengua de la corrección política, omnipresente en España a través del mass media y de plataformas digitales como Maldita.es o Newtral, abyectos carcinomas psicosociales que en poco difieren subliminalmente de publicaciones to­talitarias como Granma o Pravda. Ante esta avalancha de terrorismo (des)infonnativo, urge ponerse la armadura dialéctica y hacer la guerra a tan inmunda caterva de psicópatas, técnicos-histriones y celebri­dades pagadas del Sistema.
La muerte del General Franco y el consi­guiente desmantelamiento del Movimiento Nacional iban a traer consigo la mayor jugada maestra de la historia perpetrada por las fuerzas ocultas contra España (en connivencia con el sionismo internacional): la imposición del Régimen del 78 permitía al fin abrir el baúl de la infamia al infectar nuestro so­lar patrio de toda clase de degeneraciones debilitan­ tes: corrupción política, terrorismo, consumo indiscriminado de drogas, pornografía, aborto industrial, suicidios, etcétera; de estos azotes, el del aborto iba a ser el más lucrativo y exitoso para acelerar el ge­nocidio español; un texto clave de hace un lustro -el Informe sobre el aborto en España, treinta años después (1985-2015), a cargo del Instituto de Política Fami­liar- fijaba en 2.103.430 los abortos realizados en nuestra patria; cifra en verdad escalofriante, superior a la población de las comunidades de Cantabria...

VER+:
"EL NEGACIONISTA"

Un video dedicado a los médicos y científicos que plantaron cara a las élites, y como no, a todos aquellos que pusieron su granito de arena. Porque no fue la vacuna quien salvó millones de vidas, fueron los negacionistas.

Pandemia contra España

Falso #EstadodeAlarma y la lucha por la libertad con Rafapal

jueves, 26 de noviembre de 2020

ESPAÑICIDIO 2020: SAQUEO DEL ESTADO Y DESTRUCCIÓN DE LA NACIÓN 💥


España 2020: Españicidio
saqueo del Estado y destrucción de la nación.


Si sigue usted la actualidad jurídica y política española, ¿sabe que el número de muertos por Covid-19 en España, en noviembre, ya superó las 60.000 personas? ¿Sabe qué contenían las maletas de Delcy cuando pasaron la frontera de Barajas y qué pasó con ellas y su contenido? ¿Sabe usted que el Producto Interior Bruto ya ha caído más del 12% en los nueve primeros meses del año, que hay 1,5 millones más de parados en nueve meses, que han cerrado o a punto de cerrar más de 300.000 empresas, que empieza a haber colas de subsistencia y que, a pesar de ello, los ministros se han subido el sueldo? ¿Sabe usted que la lengua española, la segunda más hablada del mundo, ya no es obligatoria en parte del territorio español, por decisión de la mayoría gubernamental y contrariamente no solo a los preceptos constitucionales sino también a las tendencias geopolíticas del momento, pues China acaba de eliminar el inglés como segunda lengua, para substituirlo por la enseñanza del español? Una gran parte del electorado no es consciente de todo lo que sucede, porque al confinarnos, nos tienen separados de los centros de debate social, como son los bares, restaurantes, clubes, asociaciones… , y porque, además, existe una censura velada en los medios de comunicación. Y yo me pregunto ¿qué ha pasado en España?, ¿quiénes son los piratas que nos están gobernando y robando nuestras libertades, cómo han llegado ahí y qué objetivo tienen? 
Las respuestas son complejas, pero necesarias para tomar las buenas decisiones estratégicas que nos liberen de la presión ambiental y jurídica que nosotros mismos hemos ido creando con nuestra inacción: 

Los piratas del poder 

Ahora bien, para que los piratas del poder puedan tener éxito en sus estrategias de infiltración, es necesario que dispongan de los códigos culturales, así como de las aspiraciones utópicas de la nación como, por ejemplo, el ideal de igualdad, que se ha convertido en el estandarte legítimo de toda nación moderna. Con dichos códigos, los piratas actúan desviando el ideal igualitario de su función y transformándolo en el vehículo que los conduce al control del pensamiento popular (véase la campaña organizada en torno a la ‘paguita’) como paso previo a la implantación de un totalitarismo de casta, legitimada, ésta última, por su autodefinición como defensora de las aspiraciones populares de igualdad, frente a las antiguas élites, las cuales son estigmatizadas por su presuntamente arcaica y perversa obsesión por salvaguardar las injustas diferencias de clase del viejo régimen. ¿Cuál es la opción visible, en España, al margen de la oposición progre-facha? Es muy importante, por lo tanto, y más aún en el momento presente en que España está siendo infiltrada, que comprendamos que nadie está al abrigo de una implosión democrática de consecuencias catastróficas, provocada por la infiltración subrepticia, en nuestro sistema institucional, jurídico, financiero y político, de lo que yo denomino: los piratas del poder.

¿Quiénes son los piratas del poder y cómo reconocerlos?

Si observamos fríamente nuestro entorno socio profesional e institucional, podemos constatar la enorme capacidad de ciertos individuos y grupos para infiltrar las estructuras de las instituciones, aprovechando las brechas creadas en nuestras defensas por nuestro cándido idealismo o simplemente por nuestra ignorancia o por nuestra atonía conformista y falta de fuerza vital, tal y como lo haría un auténtico virus, sabiendo que estos últimos son harto eficaces cuando el cuerpo colonizado ya está enfermo o débil de defensas. El Covid-19 nos lo ha demostrado con su trágico legado, pero nuestra clase política no se queda a la zaga. ¿Qué medidas fueron tomadas por el Gobierno entre la primera ola y la segunda ola de la pandemia? Por lo tanto, es necesario averiguar si nuestro "corpus" social y sus fundamentos mantienen su salud y su vigor para elaborar las estrategias adecuadas de supervivencia. En este sentido, España no es diferente a los otros países europeos. 

¿Qué lugar ocupa Europa en este escenario? 

Para empezar, debemos preguntarnos si el proyecto europeo, tal y como fue definido al finalizar la II Guerra Mundial, ha sobrevivido a su propia criatura: la Unión Europea, y si ésta ha sabido hacer frente al fenómeno creciente de globalización multicultural con sus claroscuros, así como si ha sabido enfrentarse a la rápida interconexión financiera y a la fría constatación de la inaccesibilidad de los centros de poder que, por otro lado, son cada vez más difusos y opacos. Teniendo en cuenta estas circunstancias, que transforman el marco jurídico-económico europeo, si algo quedase de aquel proyecto, al menos en las formas, sería legítimo preguntarse qué fue de las bases estructurales del humanismo cristiano configurado a través de la Escuela de Salamanca, y que le dio la vida. 

Globalismo multicultural y Europa.

Asimismo, como hemos anunciado anteriormente, estando inmersos en el globalismo multicultural y financiero que marca con fuerza las dos primeras décadas del siglo XXI, nos enfrentamos al hecho de que el verdadero Gobierno del territorio europeo ya no tiene un rostro identificable salvo si al algoritmo financiero que controla las transacciones de bolsa, le podemos asociar una imagen, un icono, como pudiera ser la famosa manzana mordida, símbolo de nuestra expulsión del Paraíso y del acceso al conocimiento, por el cual aún pagamos con sangre, sudor y lágrimas. Constatamos pues que el multiculturalismo de este principio del siglo XXI afecta al poder de las instituciones, las cuales se debilitan día a día, paralelamente al avance de las tecnologías y de un consumo desenfrenado que conduce al menosprecio de la moral y de la espiritualidad, reduciendo el comportamiento humano a simples estímulos ‘paulovianos’ y, por último, a la difusa, manipulada o amalgamada identificación de valores comunes entre los europeos. Como consecuencia de lo cual, cabe preguntarse sobre el tipo de influencia que tanto Europa como sus naciones se ejercen entre sí y si podemos salvar aquel proyecto europeo nacido después dela Segunda Guerra Mundial, de los nuevos piratas, de los "piratas del poder", es decir, de aquellos que invaden nuestras instituciones, nacionales y europeas, y minan sus fundamentos basados en la tradición, en el humanismo cristiano y en la separación de estamentos y poderes, creando confusión y haciendo irreconocible la verdad y la mentira.

"Por lo tanto, salvar el proyecto europeo, el proyecto de una civilización que, como la romana o la hispánica, será inmortalizada en la historia de la humanidad, y salvar, por lo tanto, nuestras instituciones, nuestros principios y nuestras democracias, de los piratas del poder, implica, también, salvaguardar las identidades nacionales de los Estados miembros que componen y dan cohesión a dicha unión, sin las cuales, el nuevo ente pierde su esencia, su fuerza de adhesión, y es fácilmente corroído desde el interior". Para dar respuesta a nuestras dudas, adoptamos una perspectiva histórica. 2019: 

La última oportunidad 

“El año 2019 no será recordado como uno de los grandes momentos de la construcción del proyecto europeo, y menos aún de la consolidación de la unidad de España, ni de la estabilidad hispanoamericana”. En lo que concierne a la Unión Europea, ésta tuvo la oportunidad de rescatar su proyecto integrador comunicando sus principios o valores identitarios, al tiempo que explicase los logros alcanzados para el conjunto de los europeos, desde su creación en abril de 1957 hasta el momento presente, y de esta manera, hacer de las elecciones al Parlamento Europeo de 26 de mayo de 2019, el momento culmen del año y el de un nuevo empuje al proyecto, que se hubiera podido conseguir gracias a la adhesión de la juventud europea. Sin embargo, la atonía de sus instituciones, en parte carcomidas por corruptelas internas y, sobre todo, por el nepotismo que allí predomina, no consiguió despertar entre los jóvenes el sueño europeo, lo que se tradujo por una reducida tasa de participación en las elecciones y, por si fuera poco—pues los males nunca vienen solos—, se hizo patente la mala gestión de los movimientos migratorios, originarios fundamentalmente de África y concentrados en territorios de acogida extremadamente reducidos, lo que ha hecho renacer los conflictos interculturales, que algunos quieren transformar en étnicos, provocando, en ciertos países, la eclosión de nacionalismos excluyentes y el cierre indiscriminado de fronteras.

Esta situación, mal tratada por la prensa sensacionalista, con escasa o nula empatía institucional, fue aderezada por la larga e incomprensible negociación del ‘Brexit’ británico y por el conflicto separatista catalán, mientras la Unión Europea, con una sorprendente dosis de autismo, se deslizaba hacia una completa polarización de sus territorios y de sus ciudadanos, destruyendo sus cimientos y haciéndoles olvidar la esencia de sus culturas, identidades y tradiciones, así como los motivos de su largo, fecundo y hasta ahora satisfactorio, proceso de unión en libertad. 2020: ¿La caída del imperio de occidente? Al año 2019, le ha seguido la pandemia de 2020 que, al provocar el confinamiento de la población y la paralización de la actividad económica, generó el advenimiento de una crisis económica sin precedentes, la cual se está convirtiendo en una crisis social y política generalizada, que no es capaz de dar opciones de salida a unas poblaciones que, habiendo sido desposeídas de sus fundamentos espirituales, lo último que pueden aceptar es la ruptura de la cadena de consumo. Llegados a este punto, en el que vemos como se deteriora nuestro aparente principal patrimonio, sin reaccionar, ¿podemos imaginar y dar crédito a una política correctora de las presentes derivas, que emane de las instituciones en plaza, y que tenga probabilidades de éxito?

Responder a esta pregunta, implica definir previamente la complejidad del contexto en el que se encuentra inmersa Europa.

Para empezar, observamos que ciertos países y segmentos de la población europea, han acusado a la UE de ceder a la mundialización de los mercados. Los ejemplos son múltiples, como, por ejemplo, la concentración de las actividades de Bolsa en la City de Londres, la modificación de la normativa bancaria y de sus ratios prudenciales, haciendo desaparecer las Cajas de Ahorro y reduciéndose el crédito disponible para las pymes, así como la modificación de la normativa laboral, incentivando la movilidad del factor trabajo y creando masas de trabajadores aculturadas -con una identidad difusa- e intercambiables, completamente desposeídas de la transcendencia de su aportación al bien social por el trabajo. Además, esta cesión a la mundialización de los mercados también implica la disolución en un globalismo amorfo y sin rostro que desmoviliza a una parte importante de la juventud europea, provocando desconfianza y, en algunos, la amenaza manifiesta de una huida de la Unión. En este contexto, no habiendo sabido llevar la batalla cultural, con un trasfondo espiritual y épico, la ausencia de referencias culturales, sociopolíticas y espirituales, que puedan compensar la exclusividad del «soma consumo» ofrecido a los jóvenes, unida a la poca legitimidad adquirida por las instituciones europeas, sus sistemas de autoreproducción y sus procesos de funcionamiento, han producido un gran cansancio psicológico entre los europeos de larga tradición, volviéndolos apáticos. Además, tampoco se ha conseguido la adhesión al proyecto Europa de los nuevos europeos, completamente desconocedores del acervo generado por la Unión Europea en su larga historia y, sobre todo, constatamos que se ha provocado el progresivo abandono del proyecto por el cual lucharon enconadamente los fundadores de la Unión Europea en la complicada postguerra iniciada en 1945.

“La conjunción de todos estos factores y la falta de visión estratégica de nuestros dirigentes, perfectas emanaciones del cortoplacismo impuesto por el modus operandi del capital financiero, ha generado un riesgo suplementario, el riesgo de debilitamiento y muerte de nuestras democracias” 

El dominio de la finanza amenaza las democracias 

A esta situación se llega por el descrédito y la deslegitimación de nuestras instituciones, concomitante con el creciente anonimato del capital financiero—ya plenamente instalado en los Consejos de Administración de las principales empresas de nuestras economías — y la imposibilidad de ejercer un control territorial real sobre él. Así pues, si queremos seguir viviendo en democracia, tenemos la obligación moral de hacer todo lo posible para transmitir a la juventud europea la importancia de defender y reforzar—tanto desde el interior como desde el exterior— la legitimidad, la legalidad, la buena gobernanza y el peso decisorio de las instituciones creadas para dar vida al proyecto europeo, proyecto que además tiene el mérito de habernos dado el más largo período de paz y de prosperidad de nuestra historia, garantizando una constante mejora en nuestras condiciones de vida, tanto materiales como espirituales, por lo menos, en sus primeros años de recorrido, hasta que entramos en la dorada jaula del euro. Después, todo cambió. Está claro que, para vencer en esta lucha, debemos estar informados y desarrollar un espíritu crítico que nos permita sedimentar ideas propias, con las que convencer o persuadir, sin herir, pero ¿cómo?

La independencia económica y territorial de los pueblos de Europa 

En primer lugar, hay que tener en cuenta que, para mantener la fortaleza y vigor de nuestras instituciones, debemos garantizar la independencia económica y territorial de nuestros pueblos y asegurarnos de su perennidad, vinculando dicha independencia económica y territorial a la forja de una identidad nacional fuerte, porque solo así puede ésta, ser solidaria y por lo tanto, convertirse en el pilar de la unidad comunitaria. Lo contrario es ir a la disolución y al desastre de un nuevo totalitarismo sin rostro, extremadamente orwelliano. 

¿Son dichas condiciones, necesarias? 

“En la sociedad actual, dominada por el factor capital, un espíritu de consumo y un despotismo financiero, la única arma de negociación válida en los conflictos de poder es la independencia económica unida a la posibilidad del uso legítimo de la fuerza, para de esta manera, garantizar el equilibrio de fuerzas en la búsqueda del bien común de una determinada comunidad nacional que además pueda generar emulación entre los pueblos; y para ello es estrictamente necesario tener instituciones legítimas y fuertes, plebiscitadas por las poblaciones que representan, y garantes de su identidad nacional, en un marco estricto de separación de poderes”.

Cuando estos requisitos se cumplen las instituciones pueden defenderse contra los “piratas del poder”, entre otras cosas porque una identidad fuerte siempre está asociada a tradiciones y valores arraigados que vertebran toda institución, por eso, "cuando la cultura, los valores y el bienestar económico de una sociedad, se debilitan, el respeto de la ley, el sentido de la justicia y la solidaridad, también se debilitan, permitiendo que los ‘piratas del poder’ se infiltren en las Instituciones del Estado". El resultado de su acción manipuladora ha conseguido que, por ejemplo, en España, se le pida a la población que acepte encerrarse 100 días en sus casas, como jamás ha ocurrido en la historia de España, y lo han aceptado y cumplido rigurosamente. También se le ha pedido el porte de una mascarilla, comprada con su dinero, 20 veces más cara que en Portugal, por ejemplo, con el IVA máximo frente al reducido de los otros países europeos y todo esto aceptado sin rechistar, como cuando los ERTES esperados no acaban de llegar. ¿Cómo es posible que, frente a tanto desastre, la población baje la cabeza y calle, en un acto de sumisión incomprensible? ¿Cómo actúan estos piratas del poder? 

Como es lógico, una vez franqueadas las barreras, los piratas se instalan en las instituciones y comienzan a reproducirse para disponer de una red de apoyo clientelar que les permita no solo mantenerse, sino también alcanzar el poder y perpetuarse en él. Además, y esto podemos constatarlo en el actual proceso de desintegración de valores de nuestra sociedad, la escalada al poder en las instituciones del Estado, pasa necesariamente por la destrucción de valores y tradiciones culturales, sumergiendo a sus poblaciones en un magma anómico de consumo transnacional, hedonista, fetichista y sin principios, y también pasa por el crecimiento de la división de clases y la desaparición de la solidaridad entre territorios y entre personas según su sexo, su orientación sexual, su religión o su origen étnico-cultural.  ¿Acaso no lo estamos viendo en España? 

Dicho de otra manera, estos piratas del poder corrompen la identidad cultural y moral que une a los ciudadanos y rompen la división de poderes y la solidaridad que hasta ahora les protegía de los aleas del destino gracias a la permanencia de un espíritu de justicia, avalado por las instituciones. Llevando esta idea al extremo, los piratas del poder, después de infiltrar las instituciones del Estado, comienzan un fuerte y profundo trabajo de corrosión de los fundamentos de la nación, además, infectan el lenguaje, y al hacerlo nos hacen dudar de los principios previamente definidos para regir la vida de nuestras instituciones y de la realidad de los procesos que dieron lugar a las mismas (la Transición española, por ejemplo, que en un momento fue considerada ejemplar, está siendo constantemente denostada por los piratas), consiguiendo que no seamos aptos para salvaguardar nuestra independencia, pues ya no somos capaces de definir su contorno y sus límites; haciéndonos perder nuestra identidad (atomización regional y separatismo destructor de la solidaridad en España), y con ella, nuestra capacidad para reconocer si nuestro sistema de Gobierno es aún democrático, y lo que es peor aún, dudando de nuestra potestad intelectual y legal para plantearnos dicha cuestión sin ser acusados de anti sistema y de fascistas. 

Por último, y no menos importante, el control de la prensa multiplica el efecto de la manipulación del lenguaje. Un claro ejemplo de los efectos de este control lo ha dado el periódico El País, cuando al dar la noticia de los ERE y de la sentencia condenatoria al PSOE por corrupción y apropiación indebida de bienes en un importe superior a los 600 millones de euros, no solo no nombra al PSOE, sino que acaba relacionando la noticia con la corrupción del PP. Extracto del titular “El caso ERE supuso un fraude multimillonario muy superior al que condenó al PP en Madrid, pero a diferencia de la Gurtel, no hay blanqueo ni enriquecimiento …”. Se ve aquí un claro ejemplo del arte semiótico de la manipulación periodística del lenguaje, que a menudo vehicula unidad, patriotismo y nación con conceptos herederos del franquismo, fuente de todos los males, que nos ha dejado en herencia una Monarquía y una Constitución que impide, por el momento, que los piratas tomen completamente el poder. La tensión es fuerte pues se está intentando utilizar el lenguaje de la prensa controlada como la espada de Alejandro para romper el nudo gordiano de la Constitución del 78, con un intenso acoso a la Monarquía, representante de la unidad. 

Por ello, antes de que este proceso sea irreversible y la metástasis se extienda a todos los estamentos del Estado, debemos tener claro el siguiente precepto: 
“El Estado no debe, bajo ningún concepto, atacar la nación, su obligación es defenderla, garantizando su independencia, su identidad y su democracia, de los ataques de los piratas del poder. Por ello, es imprescindible dotar a las instituciones del Estado de mecanismos de autodefensa, como los organismos vivos tienen anticuerpos para defenderse de los agentes extraños que ponen en peligro su existencia”.
Este lema adquiere toda su relevancia en el marco de los Estados nación y en el marco de la Unión Europea, donde recordamos: “Las instituciones comunitarias, para guardar su legitimidad y un funcionamiento estable, deben garantizar la salvaguarda de las identidades de los Estados miembro que les han dado la vida”.
Puede que este análisis parezca demasiado teórico, sin embargo, basta que se observe con atención lo que está sucediendo en España actualmente y se acople a este escrito. Enseguida se hará evidente, que en el proceso de asalto a las instituciones llevado a cabo por los piratas del poder, se está siguiendo el guión al pie de la letra, como se puede constatar en mi artículo “Qué está pasando en España”.

Referéndum ilegal, políticos presos, políticos fugitivos, políticos enriquecidos, moción de censura, elecciones dudosas, nacionalismos periféricos como variante indigenista y conflicto catalán, entre muchas otras cosas.
El primero de junio de 2018, en una España convulsionada por la ofensiva nacionalista catalana y con un Gobierno incapaz de ver el Jaque mate que silenciosamente se estaba preparando contra su líder, se produjo el ataque final y tal como los astros predecían, Rajoy fue destituido. Todo estaba pactado de antemano y los observadores políticos pudieron constatar cómo una persona que tuvo los peores resultados electorales de la historia del PSOE, y que además fue repudiada por la mitad de su partido cuando Eva Matarín -ex-secretaria de inmigración del propio partido- denunció la colocación de urnas no verificadas, sin censo y sin nadie en la mesa de control. 
Pues bien, a pesar de lo dicho, de acusar a Sánchez de tramposo y de intento de pucherazo, a pesar de todas las chapuzas por las que le han denunciado, a él y su equipo, esta persona acabó siendo nombrada “Presidente del Gobierno”. Lo preocupante para una democracia como la española, no era - en principio - un cambio de Gobierno, pues no sería la primera vez que esto sucede, sino el hecho de que dicho cambio - anunciado como necesario para acabar con la corrupción del Gobierno precedente -, consistiese en poner a la cabeza del Ejecutivo a una persona acusada de tramposa, y que además está a la cabeza de un partido calificado por una parte de la prensa nacional como corrupto. Asimismo, resulta consternante que esto último se haya conseguido gracias a una coalición entre partidos que, en algunos casos, han apoyado abiertamente al terrorismo, y en otros, manifestado una clara ideología separatista, con comportamientos que, hay que decirlo, son provocadoramente inconstitucionales y antidemocráticos.
Dadas las circunstancias, no se debería actuar como si todo transcurriese con normalidad, pues dicho cambio está teniendo graves consecuencias para la unidad territorial del Estado español, para la paz social y para nuestra imagen en el exterior. (...)
Está claro que no hay soluciones simples, pero hay un camino a seguir, y por el momento ningún partido lo ha encontrado, los resultados del 28 de abril son la prueba de que estamos en plena batalla y los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo de 26 de mayo nos han dejado claro que las claves que determinan las tendencias en esta España que se busca, por el momento, son solo españolas y que, con voluntad política, aún se puede controlar la comunicación externa y volver a los cauces de un constitucionalismo sereno. Solo nos falta una cosa por saber, ¿qué impacto tendrá la sentencia del “proces” en las estrategias políticas de las negociaciones?