EL Rincón de Yanka: LA SOCIEDAD PERDIDA (II): "HIPOCRESÍA DE VANGUARDIA", "INDIGENCIA MORAL" y "EL PRINCIPITO Y EL FAROLERO" por ANTONIO HR

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viernes, 26 de abril de 2024

LA SOCIEDAD PERDIDA (II): "HIPOCRESÍA DE VANGUARDIA", "INDIGENCIA MORAL" y "EL PRINCIPITO Y EL FAROLERO" por ANTONIO HR


LA SOCIEDAD PERDIDA (II)

Hipocresía de vanguardia

Ahora también se van a creer “la Guerra de Ucrania” “como si” fuera una invasión de Rusia por ocurrencia repentina o apetencia casual, como se creyeron “como si” hubiera una epidemia, o como hoy se quieren creer a base de cabezazos en la pared y vivir “como si” hubiera Democracia y Libertad. El infinito laberinto del “como si“.

¿No eran los de la socialdemocracia, ideología de prácticamente todos los partidos del Estado en Europa, y que los españoles votan en las urnas, los que querían a J. Biden y echar a D. Trump? Sí, esos del “No a la guerra“. Esos que hacen propaganda de la igualdad y los Derechos sociales. Los de lo “políticamente correcto“. Esos que votan a los partidos del Estado de la Monarquía de Franco, esos, los del consenso originario de “Los Pactos de la Moncloa“. Los de los Derechos humanos. Esos de la igualdad social. Esos del cínico y rancio progresismo autoritario herederos del Régimen dictatorial franquista. Esos que votan a sus propios verdugos después de la Transacción española y que votan a expoliadores y corruptos. Esos que mantienen la corrupción a base de fanatismo, indecencia e ignorancia ratificando listas de empleados de partidos que no los representan. Esos que votan a Vox, a PODEMOS, al PP, al PSOE… ¿Ahora van a rezar por Ucrania con el bozal o cualquier otro ridículo trapo en la cara, y luego van ustedes a reivindicar por los Derechos sociales y la igualdad social? Lo cierto es que han sido ustedes quienes han financiado todo esto, sí, lo han apoyado ustedes en las urnas ¿Ahora lo condenan cuando lo han pedido a gritos? ¿Ahora atienden a la propaganda del “No a la guerra” y de “Invasión rusa“? No pensé nunca que la anomalía mental y moral era de tal alto grado en las calles de España.

Lo primero que deben hacer los españoles como Nación, si es que acaso haya alguien que tenga tal conciencia de ser nacional español y miembro de una nación y un pueblo llamado España, es entender y llegar a tomar conciencia de lo que les sucede a ellos, que no lo han hecho aún; al menos en estas últimas cuatro décadas. Porque la sociedad española sigue fustigándose después de más de ochenta años de su Guerra Civil sin haber superado ese hecho ni haberlo entendido, ni como hecho histórico ni como hecho político. Todos sabemos que la hubo, pero pocos son los que pueden decir el porqué de aquellos hechos objetivamente sin agarrarse a sus modos y sentimientos ideológicos que lleven a la gresca y en ocasiones a la violencia. Es decir, superar ese hecho que hoy, casi un siglo después, absurda y lamentablemente, en cambio, es la inquietud que más les trasciende a los españoles y les condiciona. Deben entender también en qué Régimen de poder es en el que viven, y saber, qué clase de libertades y Derechos tienen y si tienen constitución o no la tienen, que tampoco lo saben. Preguntarse si hay Democracia o no la hay y dejar vivir de tópicos recalcitrantes y creencias personales, con afán animal de querer llevar la razón como ofuscados sin cabeza. Antes de querer hablar de hechos que, realmente, apenas influyen directamente en la vida cotidiana de los españoles, miren en sus casas primero.

“No a la guerra“, pero van a votar y a mantener a la socialdemocracia que se constituye mediante todas las facciones estatales de casi todos los Estados miembros de la Unión Europea en Bruselas, que es el origen y la causa de tal guerra, quien la apoya, la promueve y la comparte, con sus alianzas occidentales (OTAN) y con la pancarta en sus medios del “No a la guerra“. El cinismo característico de esta ideología rancia de la socialdemocracia es lo que ustedes apoyan y miman en las urnas, la que prepondera en Europa y está acabando con las sociedades y la cultura de las naciones del continente, con sus valores, ensuciando su moral y humillándola psicológicamente.

No creo que haya un pueblo más ridículo y más siniestro en todo el planeta tierra que el español, cada vez a peor y cada vez más muerto todo, más desesperación, crispación y locura generalizada, más pobreza, y lo peor, es que es una cuestión que les trasciende absolutamente. A ustedes, los socialdemócratas, les es indiferente el asunto y les es indiferente todo, nada más que arrimarse “al sol que más calienta”, de la mano del poder y el oportunismo para llevar a sus adeptos a la nada moral. Ustedes, los socialdemócratas, acogen la hipócrita propaganda del “buenismo” mientras la miseria llama a su puerta y la de su vecino. Pura y dura hipocresía de vanguardia. Muchos dirán que es una ofensa lo que aquí escribo, y con esas, van a votar a la corrupción de la socialdemocracia, que apoya y financia estos acontecimientos que suceden en el Este de Europa. Como también hay otros acontecimientos en otros lugares del mundo de igual carácter bélico, de los cuales los medios de la propaganda no se acuerdan, ni ustedes tampoco, pero que también, desde la socialdemocracia de todos los partidos estatales en España, se apoyan. La siguiente será, “pobres niños sirios“, o “qué pena de familias afganas” o “No a la guerra de Libia“, o “qué horrible el caso de los indígenas de Chiapas“. El caso que nos acoge aquí es mostrar el cinismo y el ridículo que hacen ustedes, los socialdemócratas, cada vez que se hace un manifiesto público. El motivo que nos concierne aquí, es mostrar que ustedes, los socialdemócratas, no pretenden nunca hablar de la verdad ni de lo cierto, ustedes se esconden bajo la buena fe y buena voluntad mientras prenden la llama del infierno; mientras niegan el hecho cierto de la ausencia de Democracia y Libertad Política Colectiva y mientras mantienen la corrupción de todas las instituciones en las urnas del Estado de partidos, prestan y siguen la falsedad de los medios y basan su vida en votar a facciones estatales ciegos y encolerizados con ustedes mismos, sin consciencia ni raciocinio ninguno, para terminar saliendo a la calle haciendo el ridículo con un trapo tapándose el rostro, y diciendo “No a la guerra“. (En la foto, la propaganda). Esa es la Socialdemocracia.

Para disimular la realidad, la propaganda de la Socialdemocracia para las masas utiliza el cinismo característico y propio de los Estados europeos, vistiéndose de paz, alardeando de Democracia y Libertad sin que exista ninguna de ellas, todo ello, para traer la Guerra, los totalitarismos de los Estados de partidos y los Derechos y libertades individuales otorgadas para mantener una sociedad atomizada y sobornada, y evitar, en cualquier momento y situación, a toda costa, la Libertad Política Colectiva, única Libertad verdadera y cierta, la Libertad Constituyente.

Indigencia moral

¿Ustedes no saben que hay consenso, que hay unanimidad de todos los partidos, y sindicatos, para estar juntos en el poder, que es un reparto de los poderes del Estado que dejó el Dictador, que no existe oposición política como tal ninguna, que no hay izquierda ni derecha, eso lo llegan ustedes a entender? Me refiero a los que votan o tienen intención de hacerlo. ¿Les quedan a ustedes fuerzas para aguantar la inmoralidad e indecencia pública que implica atender a los asuntos del Estado como son los órganos o facciones que lo componen (partidos políticos y sindicatos)?

La falsedad que se manifiesta en una persona con la intención de corroborar y corroborando en el juego sucio al votar a cualquier facción estatal con excusa de tal o de cual o en nombre de quién o de qué, el poco o ningún espíritu de quién ya no le importa nada en la vida de participar en un fraude electoral sabiendo que sí lo es por la ausencia de representación y facultad de elección por parte del elector, es la mayor de las miserias morales que ha podido germinar en la humanidad de la mano del Estado de partidos. Un espíritu social que se mantiene hoy, y tras más de cuatro décadas, a base de golpes al propio votante, que vive, sabiendo y sin saber, apoyando y legitimando la mentira y la corrupción sistemática del Régimen que lo somete, dándole legitimidad, apostando por órganos del Estado que no le representan, solo por interés ideológico, ideologías que son obsoletas y son utilizadas únicamente para excusarse en son de la participación. Un rebaño de individuos, muchos de ellos indignados, apoyan la corrupción diciendo que, otro rebaño de individuos, que también legitiman la corrupción con su voto, están equivocados de ideología o de “bando”. Los votantes tienen un espíritu que se sustenta otorgándose la autoridad moral y arrogancia de presumir de la mejor ideología, y sin existir ninguna ideología política, son todos ellos partícipes y cómplices de la corrupción generalizada.
La cobardía y el deterioro de la moral es de tal grado, que el votante español jamás tendrá valor a mirar a la cara la verdad pública y política. Una putrefacción del alma y el espíritu empujado por la soberbia y la postura de obcecado irracional, fanático de la locura premeditada.
Una modo de vida pública desorientada por la falsedad y la cobardía, que se aleja de la verdad política a golpes de indigencia moral e impostura hacia el suicidio de la sociedad. El apoyo a la corrupción con el voto utilizando la excusa de combatirla. La infantil y estúpida lloradera de la expresión “y el otro más” ante la inútil cuestión de la partitocracia de quién es el más corrupto, siendo el Régimen partitocrático del 78 un Régimen que sólo puede funcionar con corrupción, siendo este factor de gobierno.

Le interesa votar al corrupto, al cobarde y al fanático, o al enterado, interesa porque de otra forma implicaría reconocer la verdad pública ante los demás, por eso, tantos cobardes hablan de política a base de opiniones y de escepticismo, porque conviene torcer la realidad única para seguir compartiendo la corrupción, porque son incapaces de desprenderse de su inmoralidad pública. No hay otra manera posible y además pacífica que no sea la de abstenerse, ya sólo por el mero hecho de guardar la dignidad de uno mismo. No hay manera, desde dentro del Estado, de cambiar un átomo de lo que hay, esa excusa, no le vale más que al cobarde que no quiere cambiar nada. Son las facciones precisamente las que se han apoderado del Estado, los que lo componen, quien no lo van a soltar ni van a renunciar a él, nadie servirá al oponente que es la Nación en contra de sus intereses de partido ni de intenciones personales honestas; incluso si nadie los votara, aunque no haya más que miseria y degeneración. La clase estatal anclada en el Estado ha hecho de un servicio público una profesión, y eso es lo que los votantes legitiman, alimentan a un monstruo sin control en manos de personas que nadie ha elegido para estar ahí.

Realidad política que no reside en ideologías, ni tampoco en opiniones ni modos de ver las cosas, pues estas opiniones no tienen valor ninguno al ser personales, no está tampoco la realidad de los españoles en la economía ni en las clases sociales, no está en la igualdad social o democracia material, tal idea es una utopía naturalmente. La realidad política se puede ver muy bien y de manera sencilla en los resultados políticos reales, los que sí se ven y están a la vista de cualquiera, donde cualquier persona sea responsable objetivamente y se mire al espejo y se diga así mismo si está representado políticamente por una persona que hable por él y por sus convecinos ante el poder, es decir, si elije a una persona en concreto para esa función y reconozca quién es, y si verdaderamente hay separación de los poderes del Estado, es decir, si hay constitución o no la hay. Todo lo demás que se diga es falso y es mentira, como podemos ver tras la experiencia y los hechos fehacientes, porque es en lo que se sostiene la excusa del cobarde y de la mentira.

El juego de la Partitocracia ha superado el hecho moral de la servidumbre voluntaria de quién se somete voluntariamente a un amo, eso ha quedado atrás, el asunto es más horrible porque, tal participación, depende del rencor personal y el odio ideológico al convecino, no se cree ya en el acto de votar, se hace por despropósito; de la indigencia moral, una conciencia podrida instalada y sujeta en aquellos que, sin pudor ni vergüenza ninguna, ni siquiera con la más mínima responsabilidad cívica, presumen de su color faccionario haciéndonos creer a los que no votamos a la corrupción por dignidad, que ellos son la solución al problema, sabiendo y siendo conscientes de la única verdad política anteriormente citada, que no hay Libertad Política Colectiva, lo cual no hay democracia y que no hay constitución ninguna en vigor. La cobardía se ha hermanado mediante los votantes a España, que se sostiene mediante la mentira y la inmoralidad pública. No se quejen entonces ustedes si cada vez todo es peor, se toque donde se toque.

Y es verdad que los gobiernos tienen los pueblos que merecen.

El principito y el farolero

Hubiera pasado exactamente lo mismo, que nadie había prestado la más mínima atención al respecto, como ha pasado con el absurdo de la “viruela del mono”, que con la “gripe aviar” o “las vacas locas”, como todo lo que sucede en este Régimen de partidos estatales, asuntos de una envergadura necia y jocosa evidente y carente de seriedad ninguna a la vez que impertinente su propaganda en los medios, con el asunto político-económico al que se asoció oficialmente con una crisis sanitaria estos dos últimos años atrás, de la que ya, al parecer, nadie se acuerda después de los arrestos domiciliarios y el hurto de algunos Derechos universales básicos como es el de salir a la calle o ver a familiares enfermos o en residencias, o hacer autopsias a familiares muertos por enfermedad, por decir algunos de ellos; como si hoy no siguiese muriendo personas por gripes y otras patologías y se haya parado de repente de morir las personas; así de anormal todo. Digo, que no hubiera ocurrido nada exagerado como lo fue todo los dos últimos años, de no ser si no hubiera tanta cobardía, tanta impostura y tanto cretino en España siguiendo la mentira y todo el mundo hubiera seguido una vida totalmente normal, precisamente como hice yo y sigo haciendo, de prudencia, de sensatez y sobretodo, ante una situación de represión y coacción estatal y devenido vicio público, de probidad o integridad como persona cuerda y responsable cívicamente ante la impostura del poder descontrolado y la procesión que lo sustenta, que son la mayoría de individuos en España. La locura no habría llegado tan lejos y se hubiera puesto en evidencia a los infames, no así en el caso de España, donde se ha sobrepasado con creces el límite de lo anormal y la inmoralidad pública, porque son los propios individuos que padecen quienes mantienen la mentira, unos por miedo, otros por oportunismo y otros por falta de cerebro; hasta tal punto se llega a lo inhumano, que no sólo es que se vea el crimen y no se haga nada, sino que se aplaude.

Vivimos en una sociedad podrida en todo sentido y con todas las palabras. Perdonen que os diga. El día que se ponga en evidencia a todos los integrantes del entramado sanitario, de la trama propagandística y que podemos llamar también correctamente “terrorismo de los medios”, a aquellos agentes de Seguridad del Estado que abusaron físicamente y por coacción a los transeúntes, a los responsables y encargados de muchas residencias de ancianos, farmacias, etc., y a los que, aún hoy, venden y sostienen la mentira hablando de “la vacuna” o llevando trapos en la cara, hasta ese día, yo no quiero estar relacionado ni conformar esta basura social de la que solo pueden ser partícipes los mentirosos, los canallas y los cretinos.

Y es que, esta es la prueba, para muchos incapaces mentales y demagogos, para decirles hoy, aquí, públicamente, que no hay ningún “PLAN”, ningún “NOM” ni cualquier otra insinuación de poderes extra oficiales u ocultos, como Agendas globalistas y demás paranoias para mentes ignorantes, retorcidas y hastiadas, sino que son la gran mayoría de los individuos de la sociedad, ellos mismos, voluntarios de la barbarie que desde el infame poder descontrolado se ofrece al público, y que este, por miedo y por pura putrefacción moral se trata, llegando a extremos ilimitados de locura e idiocia compartida y promovida, hasta tal punto de que, no sólo se pasa de largo sin poner en tela de juicio el crimen evidenciado, sino que el crimen es compartido. Me parece entonces muy normal pues, que la convivencia vecinal actualmente en España sea más insoportable cada día. Que haya llegado hasta tal punto la carcoma moral que a nadie ya nada le importa, que no se crea en nada, que no hay esperanzas de nada y que ya nada se respete, que se haya llegado a tal punto insano de la moral, donde no hay conciencia cívica ninguna, y donde, después de haber visto y vivido la corrupción y el crimen de Estado delante de nuestros propios ojos, aún, se siga hablando en positivo de ello, cuando verdaderamente, a todas aquellas personas que hablan o comparten estas prácticas holocausticas y de sometimiento de la población deberían de estar todas en una jaula con una camisa de fuerza por aduladores de lo indigno, enfermos mentales o si no por cretinos.

No cabe un idiota más en España porque no hay más sitio donde meterlo. Con tal de ir a votar, ver fútbol o a los toros y presumir de lo que no se tiene, principalmente de valor y dignidad e integridad y decencia pública, con eso, la gran mayoría de españoles de a pie creen que ya han cumplido con las generaciones venideras dejándolas como valor supremo la mentira y como ejemplo la cobardía. Recuerdo aquellos años donde aún había esperanza, había ilusión, había luz, hoy, tenemos ante nuestros ojos, ya sean de una clase social alta o baja, ya sean intelectuales o paletos, ya sean de pueblo o de ciudad, una sociedad infeliz, triste y hastiada, totalmente desesperanzada, que no cree en nada ni tiene ganas de levantar la cabeza cuando la humillan a diario.

Estancados en las chaladuras que emanan directamente del actual Régimen del 78, los españoles, no saben dónde está la salida a su problema, pero es que tampoco quieren saberlo. Ya sea porque ya lo saben todo o tienen sus creencias y opiniones; lo cual basta con evidenciar su situación social. No se hacen a la idea de un nuevo planteamiento de la situación pública, y añado que no estoy diciendo un cambio de tradición y costumbre, sino de feas manías, formas y modos de convivencia burdos y contumaces que llaman más a la ignorancia y al sinsentido, como la obediencia ciega, la resignación ante la injusticia, el rechazo al consejo o la indiferencia a lo desconocido, el método cándido de “es mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer”, precisamente lo que ha traído los españoles hasta donde están, extraviados absolutamente de su realidad pública.

Intentaré explicar antes de terminar este artículo, y como hecho destacado, una confusión que hay generalmente en casi todas las personas que ven el fruto, al paso de las generaciones, del Régimen donde viven, que no es más que beneficio de la mentira, de la corrupción y el vicio; en resumidas cuentas, de la ausencia de control al poder y también de responsabilidad para tenerlo. Y como esas herramientas básicas son la clave necesaria para llevar un camino al cambio en lo social y lo público en una sociedad medianamente decente y digna, lo que ocurre en España es el efecto contrario, por eso no hay decencia y no hay dignidad, hay degeneración. Esa confusión a la que quiero hacer referencia está en creer que esa degeneración de todo lo que vemos se produce porque el paso del tiempo en un régimen basado en la inmoralidad de quien lo funda y lo sostiene desgasta la tradición, pierde la costumbre y corrompe el valor de convivencia creando en la opinión un error monumental de pensar que es debido al paso del tiempo tal despropósito social. Lo que hace presa a una sociedad es su constitución política, es decir, cómo está regida, desde su origen y desde el primero al último. En España, en el Estado de partidos, en la Monarquía que puso el Dictador, no me cansaré de decirlo, no son las personas, ni los partidos, ni siquiera los gobiernos de turno, el resultado de esta badajada política de la mal llamada “Transición española” pone en evidencia el hecho sociopolítico en el mismo orden de tiempo de estas más de cuatro últimas décadas de partitocracia como forma de gobierno. Que la sociedad española languidece y merma en todo sentido, de la mano con el desgaste de fuerza y legitimidad que va marcando a cada golpe de urna la degeneración, en términos propios de la política, del Régimen de Franco, que es lo que hoy de desde el año 78 vemos en España. Es la forma de gobierno y la forma de Estado, y sobretodo, los modos originarios y originales que le dan partida los que marcan y nos señalan la realidad política que aquí estoy describiendo, el resultado sociopolítico depresivo que todo el mundo puede observar y contemplar, corrupción y crimen de Estado.

La ausencia de Libertad Política y de Democracia, es decir, de falta de control del poder, y también, como digo, de responsabilidad para tener tal control, es la única causa. Y es que, árbol que nace torcido, no hay barrote que lo enderece. El Régimen actual de los partidos políticos del Estado tiene su origen en la orden del poder, es decir, en términos políticos, en la Guerra Civil española, que es de donde nace y surge la legalidad del actual Régimen por medio de la Reforma política, y es legitimado por la mayoría de los españoles en las urnas del Estado de partidos. Hoy usted está viviendo la putrefacción sociopolítica que ofrece el consenso político entre los herederos de la Dictadura y los que se hacían llamar los partidos de la oposición, que dieron continuidad al franquismo por la vía en color, pero con la misma estructura sagrada de poder de la Dictadura, donde el poder no está controlado, creando en la sociedad un sentimiento de vergüenza y complejo moral; dígase también de salvaje.

“Esto no se arregla sólo con dinero“.