El mercurio es una neurotoxina que puede generar efectos graves sobre las personas y el ambiente. Globalmente, la principal fuente de contaminación por mercurio proviene del uso en las actividades de extracción de oro de pequeña y mediana escala. En el país esta forma de contaminación está poniendo en grave riesgo a la población que habita la Amazonía venezolana, en especial los más vulnerables. En este contexto, el presente informe busca conocer las violaciones de los derechos humanos a niños, mujeres, indígenas y trabajadores producto de la intoxicación por mercurio derivado de la actividad de extracción de oro al sur del país. Una de las fuentes utilizadas para recopilar información para este trabajo fue la realización de una encuesta entre informantes clave. La mayoría de los encuestados consideran que existe un uso generalizado del mercurio en toda la región, es de relativa fácil obtención y existen diferentes fuentes para obtenerlo. Asimismo, reportan haber observado posibles casos de intoxicación por mercurio y consideran que no se están haciendo esfuerzos suficientes para controlar su tráfico, educar a las personas en riesgo y atender a las personas afectadas.
Por otra parte, se hizo una triangulación de la información disponible para determinar la extensión de la contaminación. Este método permitió identificar áreas con altos niveles de contaminación, un primer grupo de 6 áreas gravemente afectadas y un segundo de cinco áreas críticas con información insuficientes. Existe evidencia clara de que esa forma de contaminación está afectando de manera grave a los niños, niñas y adolescentes, mujeres, comunidades indígenas y trabajadores de la región. Ello a pesar de que existen convenios internacionales y legislación nacional que obligan a los Estados a protegerlos contra este tipo de contaminación. Estos resultados permiten resaltar grandes temas que están incidiendo sobre este problema: • Existen enormes vacíos de información en todos los aspectos relacionados con el tema de la contaminación por mercurio en Venezuela. Parte de este problema nace de la política de opacidad gubernamental. • Hay una ausencia de respuestas eficaces ante el grave problema que representa la contaminación por mercurio. Tal situación ocurre a pesar que existe un Decreto donde se prohíbe la tenencia y uso del mercurio en Venezuela. Por otra parte, hasta el momento el Estado venezolano no ha ratificado el Convenio de Minamata, un tratado mundial para proteger la salud humana y el medio ambiente de los efectos adversos del mercurio. • Los efectos de la contaminación, aún a pesar de la poca información, se debe considerar como una forma de violencia sobre la población. En conclusión, el Estado venezolano está cometiendo graves violaciones a los derechos humanos de los pobladores de la Amazonía venezolana al permitir, ocultar y en algunos casos promover la contaminación por mercurio y no proteger a la población contra sus efectos.
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“Con mucha tristeza hay que reconocer que estamos ante una bomba de tiempo, que esto no tiene precedente alguno, que no se va a resolver con que cambiemos de gobierno a lo inmediato. Al sur del estado hay muchos intereses y por eso es todo lo que nos está pasando; para recuperar todo eso nos va a costar muchos años, quizá no lo veremos nosotros”, me dice la misma maestra del estado Bolívar y agrega que por eso ella tiene la necesidad urgente de formar al relevo para que puedan visualizar la problemática del estado.
Ni siquiera las sanciones económicas son una excusa para decir que la minería es el único camino. La emergencia humanitaria compleja, generada por el mismo gobierno, tampoco. Venezuela no es un país petrolero, ni minero, ni forestal, ni agrario, ni turístico. Venezuela es un país megadiverso. Esta es la mejor manera de definir nuestras potencialidades.
“No todo el mundo se quiere meter en este meollo de mirar y hacer cosas porque hay mucho temor, hay muchos investigadores a los que les da terror venir al sur. A todos nosotros nos da miedo, pero tenemos que meternos allá”, insiste la maestra.
Y me vuelve el miedo como un remolino de denuncias, amenazas, masacres, desapariciones forzadas; pero también de informes, diagnósticos, mapeos, nombres de los actores que controlan este extractivismo criminal. Sacar la mano del remolino, tal vez sea, acompañar a las personas en los territorios y dinamizar alternativas económicas concretas para no seguir mirando cómo se traslada la muerte en los camiones repletos con las arenas del sur del Orinoco.
Canaima
El paraíso envenenado
por el oro
A tan solo 23 kilómetros del famoso Salto Ángel, la caída de agua más alta del planeta que inspiró a la película Up, hay al menos una veintena de balsas mineras y un yacimiento de oro a cielo abierto a donde acuden a diario cientos de indígenas a trabajar.
Tras un recorrido aéreo y más de 30 horas de navegación fluvial, Runrun.es comprobó en directo cómo trabajan los mineros del Parque Nacional Canaima, un territorio que la Unesco declaró Patrimonio Mundial de la Humanidad y que desde el año pasado está en “alerta naranja” como consecuencia del extractivismo y su acción devastadora en el ambiente y sus pobladores.
En Canaima, los yacimientos son controlados por sus propios habitantes originarios: los pemones, quienes empujados por el desplome del turismo se han dedicado a la minería ilegal para subsistir.
El oro extraído de este paisaje milenario sale a bordo de avionetas turísticas, cuyo propietario es un empresario local a quien el Ministerio Público venezolano señala como miembro de una red de contrabandistas que traslada el mineral desde Venezuela hasta islas del Caribe.
Ese mismo personaje está vinculado a una posada de lujo dentro del parque en donde, según los pemones, se fraguó el ataque armado ordenado por Nicolás Maduro del 8 de diciembre de 2018 "para acabar con la minería", un hecho que cambió por completo a Canaima y sus habitantes.
La extracción de oro en Canaima cuenta con el aval de organizaciones indígenas que, de acuerdo con fuentes consultadas, surgió en el último lustro para organizar la actividad minera.
La minería trae consigo la contaminación con mercurio de las aguas, fauna y población indígena, además de la deforestación de la selva y sedimentación del río Carrao, un afluente del ya contaminado río Caroní que desemboca en el Embalse de Guri, donde se genera 85% de la electricidad de un país que atraviesa una grave emergencia de energía.
”El Ojo del Amazonas” una obra representada por una mujer indígena sobre la esencia y los desafíos de la Amazonía venezolana, la crítica situación del Arco Minero del Orinoco y los derechos de los pueblos indígenas en Venezuela, producida por la organización de derechos humanos, Provea, con el apoyo de SOS Orinoco, Odevida, Chunikai y más.
El “Ojo del Amazonas” es más que un cortometraje; es un viaje visual y narrativo que destaca la importancia del Amazonas y las culturas indígenas que lo habitan. El corto nace como una respuesta a los desafíos ambientales y sociales que enfrenta el país ante el Arco Minero del Orinoco. A través de una narrativa visual poderosa y conmovedora, el filme busca denunciar los impactos negativos de la minería ilegal, así como educar y sensibilizar al público sobre la preservación de nuestros recursos naturales y la riqueza cultural de las comunidades indígenas. ¿Qué está pasando? ¿Cuáles son los daños? ¿Quiénes son los afectados? ¿Qué sigue? Estas serán algunas de las respuestas a descubrir en la pieza visual.
INFORME PROVEA: EL CRIMEN L... by Yanka
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