Héroes del progreso,
parte 37: James Elam y Peter Safar
Alexander C. R. Hammond destaca la contribución de los médicos James Elam y Peter Safar a salvar millones de vidas mediante el descubrimiento y popularización del método moderno de reanimación cardiopulmonar.
Hoy presentamos la parte No. 37 de una serie de artículos publicados por HumanProgress.org titulada “Héroes del Progreso”. Esta columna provee una breve introducción a los héroes que han realizado una contribución extraordinaria al bienestar de la humanidad.
Esta semana, nuestros héroes James Elam y Peter Safar, los dos médicos que descubrieron y popularizaron la técnica moderna reanimación cardiopulmonar, también conocida como RCP. El método moderno de RCP de Elam y Safar se enseña a la gente alrededor del mundo como la manera de resucitar a una persona inconsciente. El Foro Económico Mundial ha estimado que la técnica de reanimación de RCP ya ha salvado a 5 millones de personas y continúa salvando a cientos de miles de personas cada año.
Antes del RCP, la gente utilizaba muchos métodos peculiares de reanimar a los pacientes inconscientes. En la era medieval, se usaba la flagelación. En los 1500s, la gente comúnmente utilizaba los fuelles de una chimenea para soplar viento caliente y humo hacia la boca del paciente. A fines de los 1800s, se recomendaba estirar la lengua de una persona inconsciente mientras se le hacía cosquillas en la garganta con una pluma. Hasta la década de 1950, a la gente se le recomendaba reanimar a los pacientes levantando los brazos de la persona inconsciente y aplicándole presión a su pecho. Sin embargo, estos métodos de reanimación ineficaces en gran medida han sido abandonados gracias al trabajo de Elam y Safar.
James Elam nació el 31 de mayo de 1918 en Austin, Texas. Elam nació prematuro, pesando solo dos libras al momento de nacer. Por lo tanto, cuando era un niño, tuvo problemas respiratorios. Luego recordaría que sus experiencias en la infancia con las dificultades respiratorias influyeron en sus decisiones acerca de su carrera profesional. En 1942, Elam se graduó con un título de Bachiller en Artes de la Universidad de Texas. Tres años después, obtuvo su título de medicina de la Escuela de Medicina de John Hopkins.
Luego de una pasantía en el Hospital Naval de EE.UU. en Bethesda, Maryland en 1946, Elam decidió seguir entrenándose en medicina en la Universidad de Minnesota. Durante su tiempo en Minnesota, Elam se interesó en la respiración. Luego de escuchar que las parteras en Europa tuvieron algo de éxito utilizando la técnica de respiración boca a boca para reanimar a los recién nacidos, empezó a imaginar si habría una manera más efectiva de resucitar a los pacientes que la existente técnica de levantar los brazos y presionar el pecho.
Luego de pasar un par de años estudiando cirugía en el Hospital Barnes en St. Louis, Elam empezó a enfocarse en la fisiología respiratoria. Aunque no fue el primero en crear un respirador, Elam creó varios y estos demostraron ser capaces de asistir a los pacientes hospitalizados. Elam sabía que sus respiradores serían inútiles para los pacientes que experimentaban dificultades respiratorias fuera de un hospital y, como resultado de esto, empezó a trabajar en lo que se llegaría a conocer como “la respiración de rescate”.
En 1954, Elam fue capaz de demostrar que el aire exhalado era exitoso para proveer la oxigenación adecuada para la reanimación. Trató de capturar la atención en torno a sus hallazgos de la comunidad médica y el público en general. Sin embargo, no fue hasta que recibió ayuda de Peter Safar que el descubrimiento de Elam se convertiría en sabiduría común.
Peter Safar nació el 12 de abril de 1924 en Viena, Austria. Safar empezó a estudiar medicina a los 19 años en la Universidad de Viena. Se graduó con un título de medicina en 1948. En 1949, aceptó una residencia en cirugía en la Universidad de Yale.
Luego de un breve tiempo entrenándose en anestesióloga en la Universidad de Pennsylvania, Safar se mudó a Lima, Perú y fundó el primer departamento académico de anestesióloga en el país. En 1954, Safar se convirtió en el jefe del Departamento de Anestesiología en el Hospital John Hopkins en Baltimore, Maryland. Dos años después, Safar se reunión con Elam en la reunión de la Sociedad Americana de Anestesiólogos en Kansas City.
Mientras compartían un traslado de vuelta a Baltimore, el par debatió acerca de las ventajas y desventajas de los métodos de reanimación. Luego de que Elam explicara que había tenido éxito demostrando que el aire exhalado era un gas adecuado para la reanimación, Safar sugirió y luego condujo una serie de experimentos para demostrar que el aire exhalado de la respiración boca a boca podía mantener niveles de oxígenos satisfactorios en un paciente que no estaba respirando.
Juntos, los dos perfeccionaron los pasos iniciales del RCP, el cual incluía la maniobra de inclinar la cabeza para abrir la vía respiratoria del paciente, y el método preciso de la respiración boca a boca. Estos experimentos resaltaban el fracaso de los métodos comunes de reanimación de presionar el pecho y levantar los brazos, y documentaba la superioridad de la técnica del aire exhalado.
En 1957, Safar escribió un libro titulado The ABC of Resucitation que combinó (según sus siglas en inglés) los métodos del RCP: la A (vía respiratoria), y la B (la respiración) con la C (compresiones en el pecho). En 1958, Safar publicó los descubrimientos de sus experimentos del RCP en un estudio publicado en el Journal of the American Medical Association.
En 1959, Elam escribió un panfleto instructivo titulado Rescue Breathing que era mucho más breve y resaltaba su método de RCP. El éxito de la publicación condujo a Elam a producir sus propios films demostrando la técnica. El par también contribuyó al desarrollo del maniquí para practicar el método de RCP, denominado Resusci Anne.
La evidencia contundente para su método de RCP significaba que, en las palabras del mismo Safar, el cambio desde la anterior técnica de presionar el pecho y levantar los brazos hacia la técnica de la respiración boca a boca fue “extremadamente rápido”. Para 1960, el método de RCP de Elam y Safar había sido adoptado por la Cruz Roja Americana, la Academia Nacional de Ciencias, y antes de que pasara mucho tiempo esta llegó a enseñarse alrededor del mundo.
En reconocimiento a su trabajo, Elam y Safar recibió una plétora de premios y honores. Elam recibió un Certificado de Logros por parte de las Fuerzas Armadas. En 1962, la Sociedad Médica del Estado de Nueva York le dio a Elam el honor más alto —el Premio Albert O. Bernstein. Safar recibió en 1999 el honor más alto para un civil en Austria, el Honor de la Cruz. En tres ocasiones, fue nominado al Premio Nobel de Medicina.
Posteriormente, Elam fundó la Sociedad de Anestesia y Perinatología Obstétrica. Hasta su muerte el 10 de julio de 1995, Elam continuó experimentando y modificando una variedad de dispositivos anestésicos.
Safar luego creó el primer departamento académico de anestesiólogía y el primer programa de entrenamiento en medicina de cuidados intensivos en la Universidad de Pittsburgh. Safar señaló que el objetivo a lo largo de su vida era “salvar los corazones y cerebros de aquellos que eran demasiado jóvenes para morir”. Continuó realizando sus investigaciones hasta que murió el 3 de agosto de 2003.
Gracias a los trabajos de James Elam y Peter Safar, la medicina de emergencia ha mejorado. El método moderno de RCP de ellos continúa siendo enseñado alrededor del mundo y se le atribuye a este el haber salvado a cientos de miles de vidas cada año. Por estas razones, James Elam y Peter Safar son nuestros Héroes del Progreso No. 37.
Héroes del progreso,
parte 38: Cesare Beccaria
Alexander C. R. Hammond destaca la contribución de Cesare Beccaria a la abolición del castigo capital en casi todo el mundo y al fin de los castigos crueles e inusuales.
Hoy se marca la edición número 38 en una serie de artículos publicados por HumanProgress.org titulada “Héroes del Progreso”. Esta columna provee una breve introducción a los héroes que han realizado una contribución extraordinaria para el bienestar de la humanidad.
Esta semana, nuestro héroe es el criminólogo italiano del siglo XVIII, Cesare Beccaria.
Beccaria fue el primer escritor moderno para abogar por la abolición del castigo capital y el fin de los castigos crueles y tortuosos. Beccaria creía que las penalidades por crímenes por crímenes deberían ser proporcionales a la severidad de la ofensa y que los criminales no deberían ser castigados hasta que se demuestre su culpabilidad en una corte de Derecho. Muchos consideran que Beccaria es el padre de la justicia criminal. Gracias a su trabajo, muchas naciones se inspiraron para establecer profundas reformas legislativas que garanticen el debido proceso, y para acabar con la tortura y la pena capital.
Cesare Beccaria nació el 15 de marzo de 1738 en Milán, Italia. Su padre era un aristócrata con un ingreso moderado. A los 8 años de edad, Beccaria fue enviado a un internado jesuita en Parma. Beccaria se destacó en matemáticas, aunque sus primeros días como estudiante dieron poca indicación de su brillantez intelectual. Cuando era un niño, Beccaria era proclive a un temperamento volátil, que provocaba periodos de un entusiasmo inmenso, seguidos de periodos de depresión e inactividad —una característica que lo acompañaría el resto de su vida.
En 1754, Beccaria se inscribió en la Universidad de Pavia y para 1758, recibió su título de Derecho. A mediados de sus años veinte, Beccaria se hizo amigo de Pietro y Alessandro Verri —dos hermanos y escritores de la aristocracia de Milán. Juntos, estos jóvenes formaron una sociedad literaria llamada “La Academia de los Puños”. El grupo con un nombre divertido se dedicó a la promoción de reformas económicas, políticas y administrativas. La sociedad leía a muchos de los pensadores de la Ilustración francesa y británica y juntos establecieron su propia revista llamada Il Caffè. La revista fue realizada siguiendo el modelo del English Spectator y buscaba introducir a los italianos a las ideas de la Ilustración.
En 1763, inspirado por su participación en la Academia de los Puños, Beccaria volcó su atención al estudio del derecho criminal. Aunque no tenía experiencia previa trabajando con la justicia criminal, en 1764 Beccaria publicó su ensayo más influyente, titulado De los delitos y las penas.
El breve ensayo criticaba duramente el uso de la tortura, el poder discrecional de los jueces, la falta de consistencia e igualdad en las sentencias, y el uso de la pena capital. Beccaria argumentó que las sentencias deberían ser proporcionales a la severidad de la ofensa, y que solo deberían ser lo suficientemente severas como para garantizar la seguridad y el orden. Escribió que cualquier cosa más allá de eso constituiría una tiranía. El objetivo del ensayo de Beccaria era criticar el sistema legal existente, el cual sentía que era poco claro e impreciso, y en gran medida basado en una mezcla del Derecho romano y las costumbres locales, en lugar de estar basados en la racionalidad. Beccaria creía que la opacidad de las leyes era una forma deliberada que tenía el gobierno de controlar al pueblo.
El ensayo de Beccaria argumentó que le eficacia de la justicia criminal depende en gran medida de la certeza del castigo, en lugar de su severidad. A diferencia de muchas obras anteriores a esta, la publicación de Beccaria también abogó por el principio de que nadie debería ser sentenciado hasta que se demuestre su culpa en una corte de Derecho.
El ensayo de Beccaria se volvió un éxito y fue rápidamente traducido al francés, inglés, holandés, alemán y español. Inicialmente, por miedo de la reacción del gobierno, Beccaria eligió publicar el ensayo de manera anónima. Pero, luego de su veloz éxito, Beccaria pronto lo volvió a publicar revelando que él era al autor. Poco después de su publicación, Catalina la Grande de Rusia respaldó las ideas de Beccaria, y Thomas Jefferson y John Adams señalaron su importancia como guía para los Padres Fundadores, y como influencia para la Carta de Derechos y la Constitución de EE.UU. Las reformas legislativas en Suecia, Rusia y el Imperio Habsburgo fueron sumamente influenciadas por el tratado de Beccaria, y el ensayo ejerció una enorme influencia sobre las reformas de derecho criminal alrededor de otras partes del continente Europeo.
A fines de la década de 1760, Beccaria volcó su atención al estudio de la economía, aunque ninguno de sus trabajos posteriores adquirió el mismo éxito que De los delitos y las penas. En 1768, aceptó la cátedra de economía pública y comercio en la Escuela Palatina de Milán. Dos años después, Beccaria fue designado como miembro del Consejo Económico Supremo de Milán. Mientras estuvo en el cargo, Beccaria se enfocó en gran medida en asuntos relacionados a la educación pública y la política laboral. Uno de los reportes posteriores de Beccaria también jugó un papel importante influyendo en la posterior adopción en Francia del sistema métrico.
El último periodo de la vida de Beccaria fue manchado por dificultades familiares y problemas de salud. Las disputas en torno a propiedades entre sus hermanos resultaron en litigios, que lo mantuvieron distraído por años. Redujo el tiempo de su vista a París en 1766 debido a que extrañaba su casa y nunca volvió al extranjero. Durante muchos años, un nuevo mito creció en torno a que el silencio literario de Beccaria se debía a su expulsión del gobierno de Milán. En realidad, su silencio se debía a periodos recurrentes de depresión. Aunque Beccaría fue inicialmente entusiasta acerca de la Revolución Francesa, pasó los últimos meses entristecido por la violencia del “Reino del Terror”. Murió el 28 de noviembre de 1794 en su ciudad natal de Milán, Italia.
El trabajo de Beccaria cambió fundamentalmente y para bien los sistemas de justicia criminal en muchos países. Como el primer escritor moderno que abogó por la abolición de la pena capital, puede ser considerado como el fundador del movimiento en contra de la pena capital que todavía existe hoy en muchos países. Gracias a Beccaria, los castigos crueles e inusuales ya no son la norma en gran parte del mundo. Como resultado de su trabajo, una cantidad incomprensible de sufrimientos e injusticias se han evitado. Por estas razones, Cesare Beccaria es nuestro Héroe del Progreso No. 38.
Héroes del progreso,
Alexander C. R. Hammond destaca el trabajo pionero de los médicos Charles Dotter y Andreas Gruentzig, pioneros en angioplastia, un procedimiento que amplía los vasos sanguíneos estrechos o bloqueados.
Hoy presentamos la parte No. 39 de la serie de artículos realizados por HumanProgress.org titulada Héroes del Progreso. Esta columna provee una breve introducción a los héroes que han realizado una contribución extraordinaria al bienestar de la humanidad.
Esta semana, nuestros héroes Charles Dotter y Andreas Gruentzig —dos radiólogos que fueron pioneros en angioplastia, que es un procedimiento quirúrgico para ampliar vasos sanguíneos estrechos o bloqueados. Si no se trata esta condición, la arteriosclerosis arterial (esto es, la acumulación de placa en las venas) puede provocar graves problemas médicos, incluyendo la enfermedad coronaria, ataques cardiacos, infartos, etc. El Foro Económico Mundial estima que más de 15 millones de vidas se han salvado desde el descubrimiento inicial de Dotter y desde los posteriores avances en angioplastia de Gruentzig.
Charles Dotter nació el 14 de junio de 1920 en Boston, Massachusetts. Dotter asistió a la escuela de gramática y secundaria en Freeport, Long Island. Luego fue descrito como un niño brillante y curioso. Desde una edad temprana, Dotter estuvo interesado en los objetos mecánicos y derivó una gran satisfacción de desarmar y reconstruir máquinas. En 1941, Dotter recibió el título de Bachiller en Artes de Duke University. Ese mismo año, se inscribió en la escuela de medicina de Cornell University.
Luego de la escuela de medicina, Dotter completó una pasantía en el Hospital Naval de EE.UU. en el estado de Nueva York, y luego realizó su residencia en la Universidad de Nueva York. A tan solo sus 30 años, Dotter recibió la oferta de un trabajo como miembro de la facultad de la Escuela de Medicina de Cornell y dos años después asumió la posición de profesor y director del Departamento de Radiología en la Universidad de Oregon. Este nuevo trabajo resultó en que Dotter fuera hasta ese entonces el director más joven de un departamento de radiología en una escuela estadounidense de medicina importante.
Durante su tiempo en la Universidad de Oregon, Dotter tuvo grandes éxitos en varios proyectos. Dotter es generalmente considerado como el fundador de una especialidad médica nueva denominada como radiología de intervención —un grupo de técnicas que utiliza rayos equis, resonancias magnéticas e imágenes de ultrasonidos para guiar las terapias médicas hacia las estructuras externas del cuerpo.
Una de las máquinas que Dotter estrenó para ayudar en el desarrollo de este nuevo campo fue el rollo de película para los rayos equis, el cual Dotter creó en 1950. Para los radiólogos, la manera ideal de visualizar el flujo de sangre de un paciente con la fluoroscopia de tiempo real (imágenes continuas de rayos equis). Antes de la máquina de Dotter, las imágenes radiográficas tenían que ser realizadas una a la vez y un técnico debía cambiar los cassettes de rayos equis manualmente para cada imagen nueva. Eso derivaba en importantes brechas entre cada imagen de rayos equis. El rollo de película para rayos equis de Dotter, en cambio, podía producir una imagen cada dos segundos.
Gran parte del trabajo de Dotter involucraba realizar estudios de imágenes de pacientes para los cirujanos. Como todos los radiólogos de su tiempo, Dotter insertaría un catéter (un tuvo vacío y suave) en la arteria del paciente, insertar un tinte a presión, luego tomar una imagen de rayos equis para analizar la circulación del paciente y revisar cualquier bloqueo potencial. Basándose en las imágenes de rayos equis tomadas por los radiólogos, los cirujanos entonces sabrían dónde operar.
Sin embargo, Dotter teorizó que en lugar de simplemente utilizar el catéter para inyectar el colorante hacia la arteria bloqueada, él podría empujar el catéter a través del bloqueo mismo, abriendo así la arteria bloqueada y mejorando la circulación —sin necesidad de realizar una cirugía intrusa que requiera anestesia general.
En 1964, Dotter tuvo la oportunidad de poner su teoría a la prueba luego de que una paciente de 82 años fuese admitida en el Hospital de la Universidad de Oregon con un doloroso pie izquierdo. Dotter descubrió que la paciente tenía un bloqueo en la arteria femoral superficial, y que la falta de circulación sanguínea había causado una úlcera que no sanaba y pies gangrenosos. Todos los médicos del hospital habían recomendado la amputación de la pierna, pero la paciente se negó. El cirujano a cargo del caso sugirió que Dotter intentara su nueva técnica.
El 16 de enero de 1964, Dotter siguió adelante con su procedimiento. Empezó a introducir una serie de catéteres cada vez más grandes a través de la arteria bloqueada para lentamente dilatar el bloqueo. Dotter luego agregó un tubo, que era pequeño y de malla metálica para prevenir que la arteria se volviese a cerrar. El procedimiento fue un éxito y dentro de pocos minutos la pierna de la paciente se calentó. Una semana después, el dolor de la paciente había desaparecido, la úlcera sanó pronto y ella recuperó total movilidad. A pesar de su éxito inicial, las ideas de Dotter fueron en gran medida rechazadas por la comunidad quirúrgica vascular. Aquí es donde Andreas Gruentzig entra en nuestra historia.
Andreas Gruentzig nació el 25 de junio de 1938 en Dresden, Alemania. En 1951, Gruentzig es inscribió en la escuela secundaria Thomasschule, la escuela pública más antigua de Alemania. Habiéndose graduado de Thomasschule con honores en 1957, Gruentzig huyó a Heidelberg en Alemania Occidental justo antes de que los comunistas cerrarán la frontera para salir de Alemania Oriental.
Gruentzig empezó a estudiar medicina en la Universidad de Heidelberg en el otoño de 1958. Se graduó seis años después. Durante los próximos 5 años, Gruentzig viajó de manera extensa y completó una serie de distintas pasantías alrededor de Alemania Occidental y el Reino Unido. A fines de la década de 1960, Gruentzig primero supo del procedimiento de angioplastia de Dotter en una presentación que Dotter dio en Frankfurt. Gruentzig se inspiró en los esfuerzos de Dotter y empezó a trabajar en distintas técnicas de angioplastia. Luego de toparse con la resistencia burocrática en Alemania Occidental, decidió mudarse a Suiza. En 1969, empezó a trabajar en el departamento de angioplastia del Hospital de la Universidad de Zurich.
En 1971, Gruentzig empezó a utilizar la técnica de angioplastia de Dotter para tratar a pacientes. También empezó a jugar con la idea de agregar un globo a los catéteres de Dotter, los cuales luego podrían ser utilizados para expandir las arterias bloqueadas. Sin financiamiento alguno, Gruentzig trabajó sin descanso durante las noches y fines de semana para desarrollar su idea de pequeños globos que fuesen los suficientemente resistentes para inflarse estando dentro de las arterias. Dentro de dos años, Gruentzig tuvo éxito creando globos hechos a manos para catéteres.
Gruentzig presentó sus descubrimientos y los éxitos que había tenido utilizando los catéteres con globos en animales ante la Asociación Americana del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés) en 1976. Aunque muchos de sus asistentes fueron escépticos de su trabajo, el Dr. Richard Myler del Hospital St. Mary’s en San Francisco, sugirió que los dos colaborasen en la primera angioplastia humana utilizando un catéter con globo.
El 6 de septiembre de 1977, Gruentzig y Myler utilizaron los catéteres con globos de Gruentzig por primera vez en un paciente humano despierto. La técnica del globo de Gruentzig fue exitosa. Además, era tanto más rápido y más seguro que el método anterior de Dotter que deslizaba lentamente catéteres progresivamente más grandes a través de una arteria bloqueada. Un años después, cuando Gruentzig presentó los resultados de sus primeros cuatro casos de angioplastias con catéteres con globos ante la AHA, el público le dio una ovación y la angioplastia rápidamente fue aceptada a través de la comunidad científica.
Dotter se quedó en la Universidad de Oregon por 33 años, desde su llegada en 1952 hasta su muerte el 15 de febrero de 1985. Dotter es comúnmente conocido como el Padre de la Radiología de Intervención y la Universidad de Oregon tiene el Instituto de Intervenciones Dotter nombrado en su honor. Gruentzig emigró a EE.UU. en 1980. Llegó a ser director de medicina cardiovascular de intervención en Emory University. El 27 de octubre de 1985, Gruentzig y su esposa murieron luego de que se estrellara un avión que él estaba piloteando. El Centro Cardiovascular Andreas Gruentzig de Emory University fue nombrado en su honor. En 1978, Dotter y Gruentzig ambos fueron nominados para el Premio Nobel de Fisiología o Medicina por su trabajo pionero.
Por crear todo un nuevo campo de estudio médico, y por estrenar un procedimiento que ha salvado más de 15 millones de vidas y prevenido millones de amputaciones, Charles Dotter y Andreas Gruentzig son con justa razón nuestros Héroes del Progreso No. 39.
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HÉROES DEL PROGRESO 12:
ALAN TURING, ENRICO FERMI Y
WILSON GREATBATCH 💻🏭🔬
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