Higienización y esterilización de la fe
Muchos pensarán que la Cuaresma ha terminado y que incluso ha terminado el tiempo de Pascua. Por supuesto, el calendario nos dice que ya hemos celebrado la Ascensión y Pentecostés; sin embargo, el momento histórico por el que estamos pasando está lejos de ser “Pascua”. Y dado que las palabras Cuaresma y cuarentena en nuestra lengua son sinónimos, podemos decir que aún no ha llegado el momento de salir de nuestras tumbas. Al menos no del todo. De hecho, parece que el tiempo se ha expandido repentinamente y el día de Viernes Santo se está desarrollando lentamente en una secuencia muy densa en el contexto de nuestro tiempo de trabajo sin precedentes. Un verdadero “Tiempo de Pasión” lejos de ser metafórico, lejos de terminar.
De hecho, podríamos decir que la Cuaresma para nosotros comenzó el 24 de febrero y aún no ha terminado, ya que pasó la Pascua sin que la gente pueda celebrarla. Por supuesto, todos han hecho todo lo posible para crear “celebraciones hogareñas” intentando imitar la Sagrada Liturgia. Pero ese es el punto. Era una mera “imitación”, una “misa falsa”, virtual. Oramos, ayunamos y de alguna manera celebramos. ¿Pero qué celebramos? Una fiesta muy esperada ciertamente, pero desafortunadamente, sin el cumpleañero. La espera por lo tanto continúa.
Ciertamente, este año muchos maestros y predicadores han podido decir con verdad que Cristo “ha resucitado en nuestros corazones” ya que, según ellos, la resurrección no es un hecho histórico, real y que, por lo tanto, debe celebrarse, sino que es algo puramente interior y simbólico. Y era tan interior que pocos se dieron cuenta, y en cualquier caso la gente no podía “correr hacia el sepulcro” para darle gloria y testimonio. Pienso en particular en los muchos que iban a misa sólo en Navidad y Pascua, como quizás el último recurso para no perder del todo el contacto con su fe y salvar sus almas. Este año también se les negó esta gracia. Un pico y pala devastador por lo tanto para la fe de los pequeños. De hecho, hay que aclarar un punto: no todos estudian teología o “examinan” las Escrituras; y, entre otras cosas, no se requiere que una persona bautizada lo haga, sino que basta participar en los medios “normales” de salvación, es decir, en los sacramentos. Sí, eso forma parte de los Cinco Preceptos Generales de la Iglesia, una de esas cosas que se han dejado de enseñar desde hace un par de generaciones. Por lo tanto, fue fácil y cómodo eliminar el precepto dominical (este año también el precepto pascual) para aquellos que ya no creían en él.
Después de más de cincuenta años de espiritualización (sería más correcto decir “evaporación”) de los dogmas católicos en los que la predicación ha mirado más a las razones del ecumenismo y el diálogo interreligioso, resulta que la nueva pastoral se ha concentrado hasta la implosión en los medios de gracia “extraordinarios”. Al degradar los sacramentos y la liturgia de la Iglesia como expresión de “una comunidad eclesial”, hoy finalmente hemos alcanzado un objetivo más, un punto sin retorno. Pero la emergencia de salud también ha hecho mella sobre el comunitarismo posconciliar, barrido por un escobazo, o más bien, por una tos. Del grito “más misa y menos misas” de los sacerdotes obreros sesentayocheros, hemos llegado a “la misa ha terminado, quédense en casa”. Era inevitable.
Después de una primera fase de suspensión total y repentina de los sacramentos sin ninguna indicación para los fieles, pasamos a la “misa continua”, a la “digitalización de la fe” y a una virtualización de la vida cristiana. Por lo tanto, mientras la sociedad civil todavía está entre la fase 1 y la fase 2, los católicos modernistas (que, en cuanto a la revolución, no siguen al mundo sino que lo preceden), ya nos han presentado en la fase 3, es decir, la fase de la misa por los sanos, la misa por los cristianos responsables, la misa para aquellos que aceptan someterse a una nueva ley, la del cristiano desinfectado, desinfectado y finalmente “esterilizado”.
Quienes no puedan someterse a este “tratamiento sanitario de la fe”, serán excluidos de la vida de la Iglesia y de la celebración de los misterios sagrados. ¿Alguien pensó que el problema será solo el de las vacunas obligatorias sin las cuales ya nadie podrá ir a trabajar y hacer sus compras? La iglesia también tendrá su protocolo de salud para acceder a las iglesias.
La verdad es que nos enfrentamos a una guetización o exclusión social progresiva de la fe, con una sustracción de la autonomía y la libertad en la vida de la Iglesia, que ahora está bajo el control casi total de un estado totalitario y de una jerarquía que está sometida a él. Peor aún, de un asesor infame de un desmantelamiento espiritual sin precedentes.
Quizás nadie esperaba que la persecución contra la fe en Occidente comenzara de esta manera suave, humanitaria y sanitaria, motivada por una urgencia de salud pública aparentemente “muy razonable”. Sin embargo, ha comenzado. No solo en España sino también en otros países europeos. En Suiza, por ejemplo, en el Cantón del Ticino, la hora de la religión en la escuela se ha eliminado en bloque y sin ningún motivo (y tal vez sea bueno, aunque predecible) también en su forma de “aprendizaje a distancia”, mientras que las otras asignaturas han reanudado su curso habitual.
De hecho, el enemigo entendió muy bien que las persecuciones sangrientas son contraproducentes para él, porque, él lo sabe mejor que nosotros, la sangre de los mártires genera nuevos cristianos. San León Magno lo explica perfectamente: “si este enemigo cruel y orgulloso hubiera podido penetrar la sabiduría de la Divina Misericordia, habría tratado de endulzar y calmar el espíritu de los judíos en lugar de inspirarles un odio injusto por temor a perder la esclavitud de todos los pecadores, mientras perseguía la libertad de Aquel que no le debía nada” (Sermo 11 de Passione Domini).
En veinte siglos de historia de la Iglesia, a partir de la derrota que sufrió en la crucifixión y muerte de Cristo a través de todas las violentas persecuciones de la historia en detrimento de los cristianos, el enemigo ha acumulado, entre victorias y derrotas, una larga experiencia de estrategia militar. Entendió perfectamente que la colisión frontal, el odio feroz y la intención manifiesta debilitan su acción y la ponen de manifiesto. Por ejemplo, si hoy se aprobara un decreto como sucedió en México en la década de 1920 contra todos los católicos y sacerdotes que fueron fusilados en plazas públicas y todos los que manifiestan la fe cristiana en público fueran torturados y encarcelados, sería claro para todos el origen luciferino de estas leyes, y la fe recibiría un gran impulso y desarrollo, resultaría finalmente muy beneficioso.
Pero el vaciamiento de los dogmas, el agotamiento espiritual, la secularización de la vida cristiana reducida a la “protección de la salud” del cuerpo en lugar de un remedio para las enfermedades del alma, es una táctica mucho más fructífera para el enemigo que quiere traer tantas almas como sea posible, sin clamor ni revuelta, posiblemente incluso con su consentimiento motivado voluntario, dicen, por “sentido común”.
De hecho, ninguna persona cuerda si no fuera por una excelente razón (¿por ejemplo salud?) renunciaría espontáneamente a su libertad e intimidad. Por esta razón, la mayoría de los cristianos, como el resto de la población, no se dan cuenta de que son parte de un gran proceso de deconstrucción antropológica que, a través de la más que razonable “protección de la salud” y para hacer frente a una “emergencia de salud”, se dirige a grandes pasos hacia un sistema de control social cada vez más capilar e invasivo, extendido y generalizado.
QUE IMAGEN MÁS PATÉTICA Y ANTICRISTIANA Y ANTIEVANGÉLICA
Bajo el pretexto de la salud, es fácil manipular el pensamiento de alguien que piensa demasiado en la salud. Es obvio. “Donde esté tu tesoro, tu corazón también estará allí” (Mt 6:21). Una vez que se haya identificado el “tesoro” del hombre del siglo XXI, que es el ídolo de la salud y el bienestar, será fácil controlar su corazón. Romano Amerio lo había entendido bien cuando, en su obra maestra “Iota unum”, señaló a la somatolatría, el culto al cuerpo, como un ídolo no solo del mundo contemporáneo sino también de la Iglesia contemporánea, humana también: humana, y por lo tanto “comprometida” con los asuntos de la tierra. Y así fue que, desde la tan preciada y valorada “teología del cuerpo” se pasó a un “cuerpo sin teología”, ya que en el momento de la pandemia post-cristiana ya no puedes tomar en serio aquella advertencia evangélica: “no tengáis miedo de aquellos que matan el cuerpo, pero no tienen poder para matar el alma; más bien, temed al que tiene el poder de hacer que vuestra alma y vuestro cuerpo perezcan en la Gehenna“ (Mt 10:28).
En el engaño de la omnipotencia médica, todos, incluso los católicos de buena fe, se olvidaron de preguntarse “¿Quién de vosotros, por mucho que les importe, puede agregar solo una hora a su vida?” (Lc 12,25). Y la jerarquía eclesiástica de hoy ha aceptado y deseado una devaluación radical de lo que sería más precioso, la liturgia y los sacramentos, renunciando a la celebración de los “misterios sagrados” incluso antes y sin que el estado lo pidiera (las iglesias estaban cerradas antes que los bares y restaurantes, ¿lo recordáis?). De hecho, creo que los misterios sagrados dejaron de ser auténticamente mistéricos desde la Reforma Litúrgica de 1969. Pero sobrevolemos esta cuestión.
¿Acaso pensabais mis queridos compañeros sacerdotes y obispos, de izquierda y derecha, tradicionalistas y progresistas, que después de haber quitado la misa y los sacramentos y habernos dado el sustituto virtual de lo sobrenatural, ahora la gente nos seguiría en la puesta en escena de la “misa esterilizada”, expresión grotesca de una fe esterilizada incapaz de atraer ni tan siquiera ni a un extraterrestre? Y si en otro tiempo a veces sucedía que un alma alejada de la fe entrara a la iglesia aunque fuese por error, movida por una intervención interior de la gracia, ya no será posible si esa persona no tiene todos los papeles necesarios y en regla, las manos limpias y la cabeza higienizada con solución hidro-alcohólica.
LA NUEVA (SUB) NORMALIDAD EN LA MISA
ESTO OCURRE EN MÉXICO - ARGENTINA - ESPAÑA ETC, ETC.
MASCARILLAS, TAPABOCAS, GUANTES, ALCOHOL EN GEL, DISTANCIA SOCIAL Y LA MISA NOVUS ORDO (Nuevo Orden de los Siglos) aparece en el reverso del Gran Sello de los Estados Unidos, diseñado por primera vez en 1782 e impreso en la parte de atrás del billete de un dólar estadounidense desde 1935. CADA VEZ PEOR...
En una iglesia de La Coruña:
HASTA FECHA DE HOY (15/09/2020)
CONFESIONES
Mientras dure la excepcionalidad no se utilizarán los confesionarios.
· Durante este tiempo, todavía incierto, pueden los fieles recibir el perdón sacramental haciendo un acto de contrición y recibir la absolución sub conditione con el compromiso de confesarse cuando sea posible.· Si con todo, alguien quiere confesarse, ha de avisar en la sacristía (o en Portería de Fonseca) y en un espacio amplio (salas de visitas/capilla de san Ignacio), guardar la distancia social de seguridad y colocarse mascarrilla confesor y penitente.· Al concluir el encuentro se procederá a limpiar las manos y la superficie de objetos con los que se ha estado en contacto. Apaga y vámonos...
MASCARILLEIROS
DIMISIÓN JULIÁN BARRIO BARRIO
AVISO sobre el uso de mascarilla en el interior
de la Catedral de Santiago de Compostela
Coruña Galicia
¡Cuántos vagabundos sin hogar y menos privilegiados que nosotros, he visto en mi vida entrando en las iglesias para buscar consuelo, temerosos de acercarse a la gente “de bien” y “limpia” porque no se creen dignos de ser contados como miembros de la sociedad, quizás haciéndose un signo de la cruz y sumergiendo esas manos sucias y malolientes en las pilas de agua bendita con la esperanza de que ese gesto infantil les sirviera para algo! Ahora ya no será posible porque “Iglesia 3.0” desde sus edificios esterilizados y estériles, colocará el letrero: “a los perros y a las personas irresponsables se les prohíbe entrar”. Bueno, de hecho, no. Los perros pueden entrar, se sabe que no transmiten el virus… Esta es la Iglesia de los últimos, de los marginados, de las periferias y del bla, bla, bla.
Hay una sentencia del Señor que, sin embargo, generalmente no nos gusta a los pastores, y no porque sea dura, sino porque está escrita solo para nosotros: “¡Ay de vosotros, escribas e hipócritas fariseos, que cerráis el reino de los cielos a los hombres; porque de esta manera ni entráis, ni dejáis entrar a los que quieren entrar “(Mt 23,13)”. Y sobre el tema de la limpieza y la salud externas, el Señor nos previno: “¡Ay de vosotros, hipócritas escribas y fariseos, que limpiáis el exterior del vaso y el plato mientras que dentro estáis llenos de robo e intemperancia!” (Mt 23,25).
No temáis. No habrá necesidad de poner “guardias” en las puertas de las iglesias porque no habrá multitudes para entrar. Y si previamente nos quejábamos de la disminución en la afluencia de fieles, podemos estar seguros de que en poco tiempo nos quedaremos solo con un puñado de gérmenes en la mano, incluso ni eso, porque habremos convertido en aséptico (más bien mefítico) incluso el aire que respiraremos. Tampoco nos preocupemos mucho por respetar la distancia de dos metros: si somos diligentes y hacemos bien nuestro trabajo, habrá tan pocos fieles que tendremos cuatro, ocho o diez metros entre un (in)fiel y el otro. Pero seremos “párrocos responsables”, ejecutores obedientes de los nuevos dictados de la religión mundial de la salud.
Lo ridículo está llegando a la cumbre de lo grotesco. Habiendo ya pasado por las transformaciones de la Liturgia, estamos listos para el desarrollo, o más bien, para la puesta a punto de la religión humanitaria, elitista y medicalizada en la que la gente cantará no con el entusiasmo de hijos sino con la monotonía de esclavos: “Padre nuestro que estás en los cielos, sanitario sea tu nombre”
Sin embargo, lo que a nosotros pobres sargentos chusqueros, abandonados entre los silbidos de bala y las explosiones en las trincheras, sin comida ni municiones, nos ha quedado, son las palabras del único Doctor verdadero que puede poner las cosas en su sitio: “No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos.”(Mt 9:12). Y esto, queridos lectores, esto es un gran consuelo.
Termina una pandemia
que ha devastado la práctica religiosa
Son tantos los factores que explican o tratan de explicar la abrumadora crisis de la práctica religiosa en Occidente en los últimos años, una notable aceleración de un proceso iniciado ya saben ustedes cuándo, que parece ocioso singularizar uno. Sin embargo, no cabe duda de que la actitud de la jerarquía durante la pandemia es uno de los más notables.
La Organización Mundial de la Salud ha decretado que la peste de coronavirus, que ha cambiado el mundo para siempre, ha terminado. Y aunque no creemos que las enfermedades acaten los decretos humanos, nos parece un buen momento para recordar el daño que la cobardía y falta de visión sobrenatural de nuestros pastores hicieron a la práctica religiosa y, probablemente, a la fe de cientos de miles de fieles.
Obispos, conferencias episcopales y la propia Roma se dieron una prisa indecente en interrumpir el culto público totalmente durante meses. Se adelantaron, incluso, en muchas partes -España, por ejemplo- al propio poder político -al que ni soñaron en desafiar en defensa de los fieles-, y en la propia Roma el Papa ordenó a su vicario cerrar físicamente las iglesias en una iniciativa de la que tuvo en seguida que desdecirse ante la indignación generalizada.
De repente, todos aceptaron sin un murmullo de protesta -y sí, en algunos casos, de alivio- que la Misa no era, no es, un “servicio esencial”. Animaron a los fieles a seguir la celebración por la televisión o por Internet, y suspendieron la obligación de asistir a Misa o incluso a seguirla online con la mayor tranquilidad. Soportaron en silencio que abrieran muchos otros servicios, mientras los fieles se veían imposibilitados de acceder a los sacramentos. Se negaban confesiones, viáticos, unciones de enfermos, comuniones. Tampoco alzaron mucho la voz cuando la policía interrumpía el Santísimo Sacrificio, en algún caso el de todo un obispo en su catedral.
Cuando abrieron, impusieron medidas propias de la Peste Negra, como si la gente se estuviera muriendo por las calles: aforos, distancia de seguridad, hidrogel a granel entrando en el ritual y sustituyendo al agua bendita (que no ha regresado a todos los templos), mascarillas…
Por caridad, se decía. Lo que nadie se molestó en investigar si todo aquello servía realmente para algo, y ahora que vemos que Suecia, el país disidente que se negó a someterse a todo esta histeria sanitaria, es la nación de Europa con menor exceso de mortalidad, las razones para dudar son abrumadoras.
No, muchos fieles no vieron tanto ‘caridad’ como miedo y mundanidad. Les ha llamado la atención que el alto clero le diera súbitamente tan escasa importancia a los canales habituales de la gracia. También sorprendía que, en un momento en que incluso cardenales como Hollerich o McElroy -ambos elevados por Francisco- pueden cuestionar públicamente la doctrina perenne de la Iglesia sobre cuestiones incuesionadas como la actividad homosexual, lo que emanaba de la corrupta OMS y de las ideologizadas autoridades políticas se aceptase como verdades incuestionables.
Como la presunta vacuna, ese ‘acto de amor’ al que se nos empujaba desde los más altos púlpitos. Porque no era por ti, era por los demás, para no contagiar. No importa que el contagio llevase en la abrumadora mayoría de los casos a algo no peor que una gripe, o que a poco hubiera que reconocerse públicamente que el producto no paraba la transmisión y nunca se pretendió que lo hiciera. Extraño amor.
Pero dicen que la victoria tiene siempre muchos padres mientras que la derrota es huérfana. O, si se prefiere, que cuando los resultados de nuestras prédicas no son los esperados, todo el mundo pretende que nunca se ha dicho lo que se dijo.
Ahora la CEI, nos cuenta el autor del blog Secretum Meum Mihi, la Conferencia Episcopal Italiana quiere que se interrumpan los servicios de Misas en streaming. Dicen:
“Acogiendo la comunicación de la OMS, señalamos que todas las actividades eclesiales, litúrgicas y devociones piadosas pueden volver a ser vividas en las modalidades habituales precedentes a la emergencia sanitaria.
Sin perjuicio de la posibilidad de que los obispos diocesanos dispongan o sugieran algunas normas prudenciales como la higienización de manos antes de la distribución la Comunión o el uso de mascarilla para visitas a enfermos frágiles, ancianos o inmunodeficientes.
También creemos oportuno que las celebraciones retransmitidas vía streaming cesen, o al menos sean disminuidas en su número. Las actividades en los establecimientos sanitarios, sociosanitarias y de asistencia social seguirán las normas propias de los lugares en los que se desarrollen”.
Y es que online no se puede pasar el cepillo.
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En base a esta noticia de INFOVATICANA, conviene matizar algunos detalles. Hay que tener en cuenta que la mayoría de los obispos son masones, pertenecientes a una de la numerosas logias de las sociedades secretas, siendo una de ellas y, por cierto, muy poderosa, es la masonería eclesiástica, cuyo centro está en el Vaticano.
Todas estas sociedades secretas son de inspiracion satánica, la cual, está ampliamente extendida en todos los niveles y rangos jerárquicos dentro de la Iglesia Católica. Teniendo en cuenta esta noticia, se puede comprender porqué razón la gran mayoría de los obispos en todo el mundo se precipitaron ordenando el cierre de las iglesias. Es cierto que la orden fue dada personalmente por Francisco, pero ese cierre de todas las iglesias, ordenado por los propios obispos, se adelantó incluso a las normas sanitarias previstas por los gobiernos.
Eso quiere decir que, en el fondo, el cierre arbitrario de las iglesias por parte de los obispos durante la falsa pandemia, tenía el objetivo de apagar, de eliminar la fe en la mayoría de los fieles. Lo que estamos viviendo es el resultado de esa política suicida de la mayoría de la jerarquía actual de la Iglesia, carentes de fe y de carisma y vocación. (Damián Galerón)
LA IGLESIA DE LAODICEA
Y LOS NICOLAÍTAS
A veces me llegan preguntas pidiéndome ayuda para aclarar diferentes puntos de vista sobre la gran confusión que estamos viviendo, tanto desde un punto de vista político como religioso. En ocasiones esas preguntas contienen un cierto nivel de ansiedad al comprobar la notable confusión en todos los ámbitos sociales, políticos y religiosos. No son pocos quienes no entienden el porqué de toda esta situación que estamos viviendo, lo cual, lleva a numerosas personas a vivir en un estado de ansiedad e incluso de angustia. No me es nada fácil responder a estas preguntas.
La confusión que me exponen no pocos, no es de naturaleza política, porque todos entendemos la inmensa corrupción política que hay en todos los países, sino más bien es de tipo personal, de naturaleza religiosa o espiritual, confundidos ante los cambios radicales que proceden de quien debiera exponer lo que es el bien y el mal, en este caso de los mismos pastores de la iglesia.
Voy a poner un ejemplo. Resulta que, un viejo conocido mío, me contaba no hace mucho que se había casado de nuevo, estaba divorciado de un matrimonio anterior por la iglesia; que como su actual mujer, casados por lo civil, es un tanto religiosa, iban a misa y comulgaba como todos los demás. Ante esta situación que me expuso, traté de hacerlo ver que las cosas no eran así. Me respondió muy sorprendido afirmando que el cura le ha dicho que no hay problema y que el Papa Francisco ha confirmado que también puede comulgar a raíz del documento “Amoris letitia” sobre el tema matrimonial. Le expliqué brevemente que diga lo que diga el cura o Francisco, el asunto no es así que primero hay que obtener la nulidad por parte de la Iglesia para dar los siguientes pasos. Total que por unas razones u otras, no he vuelto a saber nada más de él.
Como podemos ver, es una confusión realmente impresionante. Y esto es lo que explico a personas que me escriben o que simplemente me preguntan. Es una confusión que no hay manera de pararla y, lo más sorprendente de todo, consiste en que esta confusión procede del interior de la propia iglesia, donde muchos pastores se han convertido en catedráticos de la mentira. A más de una persona he podido explicar con cierto detalle que, esta confusión esta descrita en algunos textos bíblicos, en los tres primeros capítulos del libro del Apocalipsis, donde san Juan escribe una serie de cartas a las primeras siete iglesias del siglo I en los inicios del cristianismo.
Esas cartas escritas a esas 7 iglesias de la iglesia primitiva, son como un retrato profético de lo que será la iglesia a lo largo de 2.000 años. San Juan, a partir del capítulo I, del Apocalipsis, comienza describiendo a la iglesia de Éfeso que, lo tenemos en el cap. 1-11, para describir a continuación el resto de las siete iglesias, como Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardes, Filadelfia y finalmente Laodicea. Todas esas iglesias quedarán retratadas con sus virtudes y defectos.
Lo que de una u otra forma está descrito de forma general en esas 7 iglesias, consiste en que en la medida que vaya pasando el tiempo, el mal irá progresando tanto en la iglesia como en la sociedad en general y, ese mal, culminará finalmente en la iglesia de Laodicea que, es en realidad una descripción de la iglesia actual. No vamos a describir el resto de las iglesias descritas por san Juan, como la de Esmirna, Sarde, Filadelfia, etc., porque esas iglesias pertenecen ya al pasado. Nos interesa conocer la situación presente y esa es la iglesia de Laodicea. Entonces, ¿qué representa la iglesia de Laodicea?; simboliza la corrupción de la iglesia y, esta corrupción, queda representada en la última traición a Dios, la cual se llevará a cabo a través del abandono de la fe, es decir, a través de la “apostasía”. Por lo tanto, por medio del relato que hace san Juan de las 7 iglesias del Apocalipsis, podemos observar la evolución histórica de la iglesia a lo largo de los siglos.
Para centrarnos en el tema, empezamos traduciendo la palabra “Laodicea”; quiere decir, “La voz del pueblo manda”. Como podemos observar, la palabra “pueblo” nos hace ver que, estamos ante la descripción de un sistema político que de una u otra forma ha contaminado el cuerpo legislativo de la iglesia. En este caso, en la Iglesia que representa Laodicea, ya no es el pastor quien dirige la fe del pueblo, sino que es el pueblo con sus gustos y pasiones quien intenta dirigir la iglesia. Lo que san Juan nos viene a advertir consiste en que, al final del tiempo histórico, la iglesia habrá abandonado la fe en Cristo cambiándolo por la forma de pensar del mundo; o, dicho de otra forma, la iglesia se habrá convertido en un organismo casi político y, actuará políticamente, de manera que en sus pastores se observará una actitud de rebeldía frente a lo que Dios ordenó para su iglesia. Y esto es lo que estamos viviendo en estos momentos de la historia.
Vamos a poner otro ejemplo para entenderlo mejor. Leemos en el A. Testamento que, Moisés recibió la ley de Dios y, enseñándola al pueblo a través de los 10 mandamientos; es decir, Dios trataba con su pueblo, pero siempre lo hacía a través de Moisés; y esto lo hemos visto siempre, cómo a través del tiempo Dios trató con su pueblo mediante los profetas, sacerdotes, pastores, etc., ¿Qué supone todo esto? pues que, si interpretamos literalmente la descripción que hace san Juan sobre la iglesia de Laodicea, nos encontramos con que la iglesia actual, es en realidad una iglesia política, dirigida por falsos pastores que han impuesto un sistema político muy parecido al republicano. Dicho de otra forma, si observamos la actual situación de la iglesia, se puede comprobar que, no es el pastor quien manda, sino los miembros que forman esa comunidad la que impone sus criterios sobre lo que hay que creer o no. Ante esto, una de las cartas de san Pablo a Timoteo, en la 2° carta a Timoteo, cap. 4, nos dice,
“Llegará un tiempo cuando nadie aceptará la sana doctrina; todo lo contrario, se negarán a escuchar, prefiriendo seguir a falsos maestros conforme a sus propios vicios”.
Por lo tanto, la iglesia de Laodicea es la iglesia actual que, representa una iglesia mundana adaptada a la forma de pensar del mundo y, en clara sintonía con la política. Al haber perdido la fe, la iglesia ya no se diferencia mucho de lo que es un partido político.
Y, esto podemos verlo en el silencio absoluto que mantienen los pastores, como por ejemplo los obispos, quienes mantienen un riguroso silencio ante los disparates que surgen de la cabeza de la iglesia. ¿Por qué guardan silencio? Porque si hay una mínima protesta les quitan el puesto de diputado, es decir, los expulsan del cargo de obispos. Esto viene a confirmar lo que san Juan expone en los capítulos 17 y 18, donde la iglesia, ha consumado su total apostasía, mostrándose como una iglesia sin autoridad, totalmente corrompida.
Si leemos lo que dice de la iglesia de Laodicea, vemos que es bastante parecido a lo que afirma de la iglesia de Pérgamo que es la iglesia que sigue unida al mundo debido a que permite la infiltración de ritos paganos; ritos paganos que, concretamente Francisco ha impuesto en la Iglesia como el culto a la Pachamama. Esto se percibe con claridad cuando en el cap, 2-15 dice lo siguiente sobre la Iglesia de Pérgamo; “tengo contra ti que tienes ahí a los que practican la doctrina de Balaam, 15 y también a los que retienen la doctrina de los nicolaítas, a los cuales Yo aborrezco”.
Es curioso pero los nicolaítas defendían la homosexualidad y la practicaban; y, como todos sabemos, la cúpula actual de la iglesia, no solo defiende la homosexualidad y la promociona, sino que la mayor parte de los altos cargos de la iglesia católica son abiertamente homosexuales. Se cumple con exactitud la profecía expuesta en el Apocalipsis, donde tanto la iglesia de Pérgamo como la de Laodicea, ambas representan la iglesia mundana, símbolo de lo que es la iglesia actual.
Por poner un ejemplo que lo tenemos en el evangelio, en Mt, capitulo 13, vemos la parábola del trigo y la cizaña. Quienes hayan visto las grandes extensiones de campos de trigo, habrán observado que tanto el trigo como la cizaña son bastante parecidos, pero la diferencia radica en que, la cizaña no tiene fruto, pero está en la misma espiga donde está el grano de trigo. Dicho de otra forma, tanto lo verdadero como lo falso están plantados juntos. Esto quiere decir que, la falsa religión que ya está en marcha, es muy parecida a la verdadera Iglesia y, de ahí procede la confusión que tienen muchas personas, aceptando como verdadero evangelio, lo que en realidad es falso.
Pues bien, centrándonos otra vez en la iglesia de Laodicea, en el versículo 15, leemos: “YO CONOZCO TUS OBRAS”; ¿qué quiere decir esto?, pues que tus obras proceden de tu orgullo y de tu rebeldía, el resultado de todo esto es, QUE NO ERES NI FRÍO NI CALIENTE”. “Dios aborrece la mediocridad que tiene la apariencia de piedad, pero que niega la eficacia de esa piedad”, esto lo leemos en la 2° carta a Tim. 3:5. ¿Cuántas personas se engañan asi mismas aparentando cierta religiosidad, cuando en realidad son auténticos estafadores?
En el versículo 16 dice: “COMO ERES TIBIO TE VOMITARE DE MI BOCA”; la tibieza, es la falta de ánimo, es la indiferencia. En la misma iglesia observamos la indiferencia y cómo ésta, se va volviendo cada vez más fría espiritualmente. Vemos que la iglesia de Laodicea es rica, tiene dinero y por lo tanto no le interesa nada. Tiene edificios, obispados, universidades, escuelas, congregaciones, tiene de todo, ¿qué más falta?... en lo material nada, pero en el fondo es una iglesia muerta. A Cristo lo han echado ya de casi todas las iglesias y lo han expulsado los mismos pastores que niegan a los fieles la verdad revelada a través del evangelio. ¿Cuál ha sido el resultado de su riqueza? Que ha perdido la fe, es una iglesia apóstata.
En el versículo 18, nos dice: “Te amonesto para que compres oro refinado en el fuego”, es decir para que saces de ti toda la corrupción que tienes dentro. Nos dice también, “unge tus ojos con colirio, para que veas.”, es una expresión que nos advierte que debemos estar atento para no ser engañado por los falsos pastores. En el versículo 20 dice: “He aquí Yo estoy a la puerta y llamo”. Sorprende este versículo que viene a confirmar que a Cristo lo han expulsado de la iglesia.
Y, finalmente, en el versículo 21 dice: “Al que venciere le daré que se siente conmigo en mi trono” En este caso, ¿vencer a qué se refiere? Se trata de enfrentarse a la forma de pensar de los demás, de vencer la presión social de quienes intentan aislarte porque no piensas como los demás.
Prof. Damián Galerón
Apuntes sobre textos bíblicos.
VER+:
El modus operandi CONSTANTE de JMB.
El vive sumergido en una constante estrategia masónica. Te las enumero brevemente:
1. Doble discurso masónico (double mind)
2. Medias verdades
3. Transferencia de culpa
4. Esconderse en el más absoluto descaro
5. Lenguaje confuso y ambiguo como sello de calidad demoníaca, pues el Señor dice: "vuestro lenguaje sea sí, sí, no, no, que lo que pase de ahí, viene del Maligno"
6. Dos pasos adelante, uno atrás (lema revolucionario)
7. Dejar que cada cual pueda interpretar un mismo discurso de formas opuestas para que reine el relativismo.
8. Desvirtuar el evangelio, el depósito de la fe, la tradición, el señorío de Jesús y la autoridad del papado.
En resumen, no confirmar en la fe, y sí en la confusión y el error, permitiendo que la gente se quede con medias verdades sin sospechar que son las peores mentiras.
AL QUE LLAMA "GOBIERNO MUNDIAL".
DENUNCIA TAMBIÉN LOS DAÑOS QUE HA CAUSADO ESTA VACUNA A NIVEL MUNDIAL Y EL CIERRE DE IGLESIAS, ETC.
Nosotros los católicos lo que esperamos de nuestros pastores es que nos faciliten y defiendan el derecho que como fieles tenemos a practicar el culto y a recibir los sacramentos.
Los Centros de Espiritualidad Ignaciana mantendrán el distanciamiento social y de protección higiénico-sanitaria
LA EPIDEMIA O CORONAVIRUS, LA EXCUSA PERFECTA
PARA LOS FALSOS Y ASALARIADOS
PASTORES DE LA ANTI-IGLESIA
ESCUCHEN ESTO SACERDOTES ! Y GENTE DE IGLESIA, ESCUCHEN !
BERGOGLIO, SACERDOTES Y OBISPOS COVIDIANOS
DEBEN RESPONDER A DIOS
Un vídeo rabiosamente de actualidad; que aborda, entre otros acontecimientos actuales, el viaje de Bergoglio a Irak, a través del cual el historiador establece un paralelismo histórico que anuncia la llegada del anticristo. El título: "Nimrod"; el primer dictador del mundo, predecesor del que está por aparecer.
IMPACTANTE VÍDEO QUE DEBERÍAN VER LOS SACERDOTES PARA DESPERTAR DE UNA VEZ
Muy recomendable que este vídeo sea compartido especialmente con los sacerdotes. En él vemos primeramente a un sacerdote reconociendo que actuaron mal, muy mal, y pide perdón a la gente, a los fieles, pero sobre todo, a Jesús Eucaristía. Ojalá que ese examen de conciencia sea fructífero en él y en muchos más sacerdotes.
La segunda parte del vídeo es CONMOVEDORA, porque son escenas de la película Romero, y vemos lo que sí ha de hacer un buen pastor, DAR LA VIDA POR SUS OVEJAS, amando más a Dios que a su propia vida.
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