EL Rincón de Yanka: GÉNERO

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jueves, 19 de diciembre de 2024

GATO POR LIEBRE 🐈🐇: IDEOLOGÍA POR CIENCIA por ALFONSO BASALLO y BIOIDEOLOGÍAS: UN CREDO HERÉTICO AL SERVICIO DE UN NUEVO ORDEN GLOBALISTA por NILO VIEJO (REVISTA LA ANTORCHA Nº 6) 🔥

🔦 Gato por liebre:
Ideología por ciencia
Temas como la crisis climática, la bomba demográfica, o la transexualidad están contaminados de ideología e intereses creados bajo un ropaje de objetividad científica. 

La sociedad está admitiendo, con actitud acrítica, algunos mitos de la crisis climática, exagerada por los gobiernos con escaso respeto por la objetividad científica. El primer motivo para sospechar es que la mayor parte de las catástrofes anunciadas no se han cumplido: 

“Las Maldivas estarán bajo el agua en treinta años” (1988); “El Ártico se quedará sin hielo en 2015” (2013); “Solo quedan quinientos días antes del caos climático” (2014) etc. El segundo motivo es que no hay consenso entre los expertos. 
Frente al Grupo de Naciones Unidas (IPCC), otro grupo de mil ochocientos científicos –dos de ellos Premio Nobel– sostiene que “el calentamiento global es mucho más lento de lo que el IPCC asegura, y que acabar con las emisiones de CO2 en 2050 puede ser contraproducente”. 

El físico Steve Koonin señala en El clima: No toda la culpa es nuestra que “los cambios producidos por la influencia humana son pequeños o sutiles y tardan décadas en producirse”; que “el tratamiento de los informes y su transmisión a la población está repleto de interpretaciones maniqueas” y que “es preciso rebajar la histeria periodística”. 

¿Quién tiene razón? Nadie cuestiona que estamos en una etapa de calentamiento global. Más discutible es que sea catastrófico; y que tenga un origen fundamentalmente antropogénico. Hay que tener en cuenta "la imprecisión de las mediciones", indica a "La Antorcha", Javier del Valle, doctor en Geografía (Climatología), y coautor de Premoniciones: 

Cuando la alerta climática lo justifica todo. El entorno de muchos termómetros cambia “por urbanización, aumento del tráfico, de las calefacciones o de los aires acondicionados, fuentes de calor que alteran las mediciones”. Y “no hay evidencia estadística de que el calentamiento global esté provocando incendios, inundaciones o huracanes”. 

Cosa distinta –matiza– es que hayan aumentado los efectos de estos fenómenos porque “ha aumentado la exposición debido a que hay más población en la Tierra, más infraestructuras, zonas urbanizadas, vías de comunicación, por lo que ante un evento similar al que pudo ocurrir hace años, las consecuencias actuales son mayores”. 

Otra previsión discutible es la subida del nivel del mar. Koonin recuerda una portada de National Geographic (de 2013) que representaba a la Estatua de la Libertad medio sumergida, y aclara que tal cosa era ciencia ficción porque, de acuerdo con un mareógrafo situado a tres kilómetros de la estatua, el nivel sólo ha subido treinta centímetros desde 1855, con lo que, a ese ritmo, las aguas tardarán más de 20 000 años en tragarse a Lady Liberty.

El nivel del mar ha aumentado algo por la pérdida de hielo de glaciares continentales, explica del Valle, pero el deshielo del Ártico no afecta a la masa oceánica pues se trata de agua congelada, y al fundirse ocupa el mismo volumen que antes ocupaba el bloque de hielo –lo mismo que pasa cuando se derrite un cubito en un refresco–. 
Acabar con las emisiones de CO2 en 2050, como proponen las cumbres del clima, puede ser contraproducente. 
“No es un contaminante como tal, si se mantiene dentro de determinados valores” afirma del Valle. Pero se le “ha demonizado, a pesar de que sirve de alimento de las plantas en la fotosíntesis; a la vez que se minimizan otros gases de efecto invernadero como el metano o el vapor de agua”. 

Por supuesto, que “es preciso ir disminuyendo las emisiones en conjunto” pero de “una forma progresiva, sin forzar a la sociedad y siempre con carácter global”. ¿A qué obedece entonces el alarmismo peliculero de Antonio Guterres (ONU): “El tic-tac de la bomba climática ha iniciado la cuenta atrás”? ¿A quién beneficia la descarbonización? 

 “En los seis primeros meses de 2023 se superaron los 360 millones de dólares en inversiones en energías renovables que dependen del mantenimiento del alarmismo climático”, apunta Fernando Pino en su blog. Y muchas empresas de combustibles fósiles han invertido grandes sumas en energías renovables; lo mismo que muchos países productores de petróleo. 

Hay, en suma, juego de intereses y condicionamientos ideológicos en un asunto multifactorial. “El investigador –subraya Javier del Valle– siempre se tiene que plantear dudas, y no dar nada por supuesto, mientras no se demuestre. El debate científico permite avanzar, mientras que el dogma es un lastre”. Para favorecer “el debate abierto e informar a la sociedad, de forma veraz y rigurosa, sobre el conocimiento actual de la ciencia del clima” está en proceso de constitución en España, la Asociación de Realistas Climáticos, a imagen de otras similares en otros países, indica del Valle.

Llueve sobre mojado. Muchos se tomaron en serio las predicciones de Paul Ehrlich sobre la escasez de recursos en La bomba de la población (1968), a pesar de que el profeta no era demógrafo sino estudioso de los lepidópteros. Predicciones que jamás se cumplieron: que morirían por inanición cientos de millones en los años 80, o que el Reino Unido quedaría reducido a islas habitadas por personas hambrientas. Mientras no se demuestre, no hay que dar nada por supuesto. 

El debate científico permite avanzar, mientras que el dogma es un lastre" Ehrlich proponía reducir el número de bocas: “tener más de dos hijos –decía– es egoísta”. Igual que el filme Cuando el destino nos alcance (1974), adaptación de la novela Hagan sitio, hagan sitio, que abogaba por recortar la pirámide de población por la base (anticoncepción) y por el vértice (eutanasia). Coincidía esta moda con otro plan ideado por Henry Kissinger, asesor del presidente Nixon. En Implicaciones del crecimiento de la población mundial para la seguridad de los EE.UU. afirmaba que el exceso de población en el tercer mundo generaba inestabilidad, lo cual dificultaba los planes de EE.UU. para obtener minerales de esos países. Solución: neutralizar ese crecimiento mediante políticas antinatalistas a cambio de ayudas al desarrollo.

La ONU impuso esos programas en Asia, América del Sur y África. En un solo año, 1976, el Gobierno indio esterilizó a 6,2 millones de hombres. Uno de los socios estratégicos de la ONU fue Planned Parenthood, la multinacional del aborto. Hoy en día las farmacéuticas fabrican anticonceptivos a precios bajos en la India, se los venden a la ONU, y esta los comercializa triplicando el precio. 

“Las políticas del informe Kissinger se podrían considerar una forma de colonialismo, no extractivo, pero sí ideológico, al tratarse de una intrusión en los valores de esos países” indica a "La Antorcha", Alejandro Macarrón, autor de Suicidio demográfico de Occidente y medio mundo. Cree que La bomba de Ehrlich “pudo estar manipulada”, y tampoco descarta que lo fueran “las previsiones pesimistas del Club de Roma” en Los límites del crecimiento (1972), para el año 2000, según las cuales, yacimientos de crudo del planeta estarían agotados, por culpa de… la explosión demográfica. 

El economista Julian Simon (19321998) puso las cosas en su sitio al constatar que los recursos naturales no tienen un límite definible, y que quien los acrecienta no es otro que el ser humano, lo que deja en evidencia a Malthus (“el gran festín de la naturaleza no ha puesto cubiertos para tantos”). La prueba es que en la segunda mitad del siglo XX la tecnología aplicada a los cultivos ha posibilitado que 1.500 millones de agricultores alimenten a 7.700 millones de personas, según destacaba Guy Sorman en The modern food miracle (City Journal, 2020) La ideología también ha suplantado a la ciencia en la transexualidad. 

 “Es hora de que dejemos de llamarnos mujeres trans, somos mujeres” ha dicho la primera actriz trans en ganar el Festival de Cannes. Una persona así –indica a "La Antorcha", Nicolás Jouve, catedrático emérito de Genética–, “merece todo el respeto y es muy libre de manifestar lo que quiera, pero no es una mujer”. 
Podrá operarse, hormonarse e implantarse órganos sexuales femeninos, o vestir como una mujer “pero no podrá cambiar jamás su DNI genético: 

su dotación cromosómica XY”. “La sexualidad humana es un rasgo biológico objetivo binario”, porque su finalidad no es otra que la reproducción de la especie subraya el Colegio Americano de Pediatras. Es verdad, puntualiza Jouve, que existen trastornos del desarrollo sexual gonadal que pueden implicar una disgénesis estructural o funcional. Pero son desviaciones (término estadístico sin connotaciones peyorativas) de la norma sexual binaria, estadísticamente poco relevantes (desde 1 caso por cada 1000 hasta 1 por cada 99 000). 

“Nadie nace con un género, todo el mundo nace con un sexo biológico”, afirma el catedrático; y el género (el sentimiento de uno mismo como hombre o mujer) es un concepto sociológico y psicológico, no un concepto biológico objetivo.

Bioideologías:
un credo herético al servicio
de un Nuevo Orden Mundial



Descritas en 2009 por el profesor Dalmacio Negro, las bioideologías son el sustituto de las ideologías tradicionales, y buscan enmendar la obra de Dios para crear una especie de superhumanos… que, sin embargo, acabarían subyugados por los caprichos de una élite globalista
Hace unas semanas, Elon Musk las amalgamaba bajo el difuso slogan de “virus woke”, a propósito de la “transición de género” de su hijo Xavier. Pero, aunque hoy parezcan una suerte de “mal ambiental”, abstracto y con mil y una variantes, la realidad es que lo que el fundador de Tesla criticaba era –es– una corriente de pensamiento perfectamente definida, estructurada, planificada, implementada y financiada desde hace años: las bioideologías.

Fue el catedrático de Ciencia Política e Historia de las Ideas de la Universidad CEU San Pablo, y miembro de la Real Academia de las Ciencias Morales y Políticas, Dalmacio Negro, quien las definió pormenorizadamente en 2009 en su obra El mito del hombre nuevo (Ediciones Encuentro).

Y quince años después, sus palabras no sólo resultan proféticas –y alarmantes–, sino que desvelan hasta qué punto las bioideologías son el corpus doctrinal que permea la cultura, la educación, la política, el ocio, la acción social y hasta la economía internacional de nuestros días, con una clara “vocación totalitaria” y una confesa intención de modificar el plan de Dios. 

“Superar las deficiencias de la raza humana”

Como explica Dalmacio Negro en su obra, las ideologías clásicas, que propugnaban la transformación de la sociedad a través de la política y la economía, han evidenciado su incapacidad para construir el paraíso terrenal que habían prometido. Pero lejos de ser orilladas, han sido sustituidas a lo largo del siglo XXI por las nuevas bioideologías.
Estas, aupadas “en el darwinismo social”, y “tanto en el dogma socialista de la lucha de clases como en el particularismo del nacionalismo burgués”, sostienen la posibilidad, e incluso la necesidad, de emplear todos los progresos que permitan la ciencia y la tecnología para “superar las deficiencias de la raza humana para acabar con el conflicto social”, en palabras de Negro.

Con discursos grandilocuentes y mesiánicos, y presentándolas bajo la capa de un “humanitarismo compasivo”, casi de “un gesto de amor”, sus promotores han visto cómo hoy “la ciencia hace posible orientar directamente la política hacia la organización total de la vida, desde su origen hasta la muerte”. O lo que es lo mismo, el control absoluto de la persona en todos los aspectos de su vida, a partir de una enmienda a la ley natural, a la creación divina y a la historia humana.

Tres grandes bloques totalitarios

Conscientes de la revolución social que implica su imposición, los promotores de las bioideologías han dado origen “a la biopolítica” y “al bioderecho”, con los que “aceleran los cambios sociales, con leyes coercitivas que buscan transformar la moral, el pensamiento y la actuación de las masas”. Todo para crear un ser humano nuevo, mitificado y todopoderoso… que en realidad acabaría prisionero de aquellos que gobernasen un nuevo orden mundial basado en la sumisión y en la tiranía cientificista.
Sus promotores han visto que es posible el control absoluto de la persona en todos los aspectos de su vida"
Y aunque este nuevo credo puede parecer un conglomerado de inconexos postulados (o desbarres), Negro hace una catalogación pormenorizada de cada uno de ellos, sistematizándolos en tres bloques.

1. Sexuales: Feminismo, homosexualidad, transexualidad e ideología de género.

Son los más extendidos en el ámbito político, cultural y económico. Y también los más financiados por las élites globalistas que abominan de Dios e idolatran el cientificismo materialista. Según esta concepción, el sexo fisiológico e incluso el cuerpo humano son aspectos que pueden ser modificados y alternados, no sólo al margen, sino incluso en contra de la propia naturaleza. De hecho, ven en la naturaleza humana, y de un modo especial en el sexo, el origen de un mal que se debe erradicar.
“Sostienen que el hombre es capaz de alterar arbitrariamente no sólo las leyes humanas positivas, como las que rigen el matrimonio y la familia, sino las leyes de la naturaleza, como la diferencia de sexos”, dice Negro.

2. Ecologistas: Ambientalismo, animalismo, veganismo, antiespecismo, transespecismo.

Aunque surge como una “actitud beneficiosa frente a excesos concretos, condenables por el sentido común, del industrialismo y el progreso”, su carácter totalitario hace que “se pervierta cuando idealiza o diviniza la naturaleza –una naturaleza imaginaria–”. De hecho, “mitifica y rediviniza la naturaleza, proclamando que el ser humano es su mayor enemigo y declarando la guerra total a los que no comparten sus medios o sus fines”. Como explica Dalmacio Negro, “en sus formas extremas es indiscutible su carácter de religión fundamentalista, centrada en la divinización de la Tierra, para los antiguos la diosa Gea, como la naturaleza, que el cristianismo había desmitificado. Aunque, en verdad, lo que mitifica o sacraliza ni siquiera es la Tierra, como los paganos, sino lo que supone que es el medio ambiente en toda su pureza”.
Y “por su romanticismo, su apariencia inocua y benéfica, y sus argumentos de aparente sentido común, apoyados en ideas cientificistas, es la más persuasiva de las bioideologías. Su capacidad de seducción y su efecto paralizador la hacen terriblemente peligrosa” porque convierten al ser humano en el objetivo a eliminar o a controlar.

3. Sanitarios: Abortismo, eugenesia, eutanasia y transhumanismo.

El paraíso terrenal puede alcanzarse a través de la ciencia y la tecnología, que serán capaces de controlar cuándo, cómo y a quién le llega la muerte o el dolor. Con este postulado, las bioideologías sanitarias convierten la salud física en un tótem al que ofrecer sacrificios, y en aras de un bienestar “justifica el genocidio del aborto o la eutanasia al tiempo que su ideal oculto, raramente explícito, es conseguir la inmortalidad”. Por eso mismo, es la “sustituta de la salvación del alma por la salud corporal”.

Esto hace que, a la vez, se oculte el significado y la trascendencia de la muerte, “como si fuese una vergüenza que el hombre no haya conseguido la inmortalidad”. “Tan potente como difusa, tiene atemorizadas a las gentes y extiende el concepto de enfermedad a todo aquello que impide la satisfacción del deseo”, ya sea eliminando un hijo no deseado, mediante el aborto, o fabricándolo a través de la reproducción artificial, y considerando ambos hechos como un derecho. El miedo natural al dolor es su mayor aliado y, como en el ecologismo, al partir de un fin noble que acaba por pervertirse al absolutizarlo, “está consiguiendo la medicalización de la sociedad, y el progreso de las técnicas médicas se paga con un aumento del control social y una disminución global de la alegría de vivir”.
Como resultado, se estigmatiza a quien está enfermo, que es considerado un lastre social prescindible, por ser contrario al fin utópico de crear “un mundo transhumano o poshumano, poblado por hombres inmortales, física, mental y moralmente superiores” … capaces de pagarse sus propios progresos técnicos.

Y concluía Dalmacio Negro con una advertencia: “La destrucción del sentido común y de las tradiciones de la conducta, la politización totalitaria de la naturaleza humana, la amoralidad nihilista, el predominio de la religiosidad secular que da pábulo a toda clase de utopías y supersticiones –sobre todo las cientificistas–, la alianza demagógica de la política con la ciencia –en especial con la biología utilizando los pretextos que le da el igualitarismo pseudodemocrático– y en suma la pérdida de la realidad, todo ello podría llevar, de la mano del estatismo –el Estado como la iglesia de la democracia totalitaria–, no a un tipo humano nuevo, propio de la era tecnológica, sino a experimentos y desenlaces imprevisibles”.

jueves, 14 de diciembre de 2023

👉 "MÁS ALLÁ DEL BIEN Y... DEL MAL" por JESÚS LAÍNZ


Más allá del bien
y del mal
El pensamiento progresista ha proclamado que el bien y el mal ya no dependen de los hechos, sino de quién los cometa y contra quién se cometan.
Allá por los albores del siglo XX, Unamuno recomendó a los izquierdistas españoles que, si querían llegar a gobernar algún día, fueran abandonando sus malos hábitos. Porque mientras no dejaran de pegar alaridos, de proponer la muerte de los burgueses y de presumir de disolutos, seguirían provocando el rechazo de la mayoría de la gente sensata.

Décadas les costó comprenderlo, sobre todo en aquel periodo republicano en el que, salvo excepciones, hicieron de todo menos comportarse civilizadamente. Pero desde que pisaron alfombras en 1982, no hay quien les gane a sueldazos, mansiones y dietas alangostadas.
Pero el cambio mayor no llegó por la conversión de los libertadores del proletariado en burgueses explotadores, sino por la extinción de dicho proletariado para dejar paso a una clase media universal. Por eso La Internacional, cubierta de caspa y telarañas, hace mucho que se pudre en la estantería de los cuplés pasados de moda.

Lo que no ha cambiado es ese ressentiment que Nietzsche escribió en francés y que conforma el núcleo de un izquierdismo siempre envidioso, siempre disolvente, siempre amargado. Superada la lucha de clases por inexistencia de éstas, a la variedad posmoderna del izquierdismo no le ha quedado más remedio que agitar mil y un enfrentamientos para poder seguir presentándose como el bando defensor de los oprimidos.

El asunto se resume fácilmente redactando dos columnas, la primera con las categorías opresoras y la segunda con las oprimidas. En la primera van los hombres, los blancos, los europeos, los cristianos y los heterosexuales. En la segunda, las mujeres, los negros, los asiáticos, los musulmanes y los homosexuales. El colmo del infortunio, por lo tanto, es acumular varias categorías de la primera columna: fundamentalmente ser varón, blanco y heterosexual. El ayuntamiento socialista de Gijón adornó hace algunos años sus calles con paneles en los que se leía "Soy puta. Soy negro. Soy marica. Soy moro. Soy sudaca. Soy mujer. El diferente eres tú, imbécil". Bien claro lo dejó el cineasta Eduardo Casanova, icono de la modernidad: "El que nos oprime es el hombre blanco heteronormativo".

Finalmente, no olvidemos que en el caso concreto de España hay que añadir otro antagonismo: en la primera columna, los castellanos opresores, y en la segunda, todos los demás, los oprimidos.
Dependiendo de la pertenencia de cada cual a una o varias de estas categorías, sus acciones serán valoradas de un modo u otro, y se puede llegar al extremo de que lo que en unos casos sea un crimen, en otros sea una virtud, algo condenable o justificable, culpa del criminal o de la víctima. Recuérdese al respecto el "algo habrá hecho" y el "conflicto" con los que se ha cargado la culpa de los crímenes etarras a las víctimas.

Los ejemplos se cuentan por miles y los vemos todos los días: si un hombre asesina a una mujer, se trata de violencia machista. Pero un asesinato de un hombre a manos de una mujer nunca será calificado como violencia feminista. Además, en el primer caso se tratará de un ataque, y en el segundo, de una defensa. Si un hombre mata a sus hijos, la prensa anunciará que han sido asesinados. Pero si la que los mata es la madre, sus hijos bajarán de asesinados a simplemente muertos. Si un padre se suicida arrojándose por el balcón junto a su vástago, la noticia será: "Un hombre asesina a su hijo tirándose con él por el balcón". Pero si la protagonista es una mujer, la noticia rezará: "Una mujer y su hijo fallecen al caer por un balcón". Además, el primer caso se debe a la maldad congénita de él. Y el segundo, a algún trastorno psicológico de ella. Casualidades de la vida: según escribo estas líneas leo en un periódico estadounidense que su abogado pide la absolución de una madre que estranguló a sus tres hijos por encontrarse "tremendamente sobremedicada".

En segundo lugar viene la raza. Si el asesino es blanco y el asesinado negro, el primero es culpable por el crimen y por el mero hecho de ser blanco. A lo que habrá que añadir el agravante de racismo y, por supuesto, el delito de odio, esa suprema aberración jurídica que faculta al juzgador a suponer la intención de una persona al cometer un crimen, pero no por sus hechos o palabras, sino por el simple color de su piel. Y por supuesto, se justificarán los saqueos, linchamientos y asesinatos que puedan desatarse porque se tratará de una justa explosión de ira de los oprimidos. Pero si es un negro el que asesina a un blanco, no habrá racismo ni delito de odio. Además, se atenuará su responsabilidad por la discriminación sufrida por sus ancestros y se alegarán trastornos mentales.

Luego llega la religión, a menudo del brazo de la raza en el caso de los moros/musulmanes. Si un blanco/cristiano mata a un moro/musulmán, es un crimen racista provocado por el odio. Pero si es al revés, no hay racismo ni odio; es consecuencia de la opresión cristiana desde don Pelayo hasta Franco. Además, se tratará de un caso aislado, de una víctima del sistema y se alegarán antecedentes psiquiátricos. Hace pocos meses Sánchez y Feijóo demostraron por enésima vez su equivalencia ideológica publicando en twitter sus condolencias por el sacristán "fallecido" en Algeciras. Cierto: fallecido por las puñaladas que le asestó un marroquí al grito de "¡Alá es grande!".

Y políticos y periodistas intentarán ocultarlo porque aquí la tragedia no es el crimen, sino el posible aumento de la islamofobia, el racismo y la ultraderecha. Precisamente hace poco una dirigente izquierdista, cuyo nombre es indiferente porque sus argumentos siempre son idénticos, ha declarado que "debemos dar la nacionalidad a todos los inmigrantes para evitar el racismo que producen las noticias de violaciones a manos de extranjeros". Lo que les importa, por lo tanto, no es impedir que más mujeres sufran el horror de una violación, sino que aumente el rechazo a la inmigración y los votos de los partidos malvados. Lo mismo ha sucedido con las salvajes violaciones "en manada". Si los componentes son españoles, blancos y cristianos, arde Troya. Pero si son negros, suramericanos o moros, hay que comprenderlos, es su cultura, fue consentido, estaban borrachos y bla, bla, bla. Y eso, en el caso de que no se haya podido ocultar el hecho, que sería la solución ideal.

Y, finalmente, la orientación sexual. Porque si el que se lleva la peor parte en una pelea discotequera es homosexual, abre los telediarios, braman las ministras, arden las calles y se proclama que es un caso de homofobia, de delito de odio y de heteropatriarcalidad. Pero si se trata de un heterosexual, silencio absoluto.
El pensamiento progresista ha proclamado que el bien y el mal ya no dependen de los hechos, sino de quién los cometa, contra quién se cometan y la causa en cuyo nombre se cometan. Dos milenios y medio de filosofía griega, derecho romano y moral cristiana tirados a la basura.


miércoles, 25 de octubre de 2023

CUENTO "EL DEMONIO DE LA PERVERSIDAD" por EDGAR ALLAN POE y COMENTARIO DE JUAN MANUEL DE PRADA 👥 👿💀 y TEOLOGÍA "TRANS"

EL DEMONIO DE LA PERVERSIDAD

Siempre me ha impresionado mucho cierto pasaje de "El demonio de la perversidad", una de las 'narraciones extraordinarias' de Edgar Allan Poe que acaso no se cuente entre las más memorables literariamente hablando; pero que, desde luego, nos ofrece un diagnóstico escalofriante sobre la enfermedad que gangrena nuestra época, que no es otra sino el apetito autodestructivo. Permítaseme reproducir por extenso a Poe: 

«Nos hallamos al borde de un precipicio. Contemplamos el abismo. Sentimos vértigo y malestar. Nuestra primera intención es retroceder ante el riesgo. Pero, inexplicablemente, no nos movemos de allí. Paulatinamente, el malestar, el vértigo y el horror se confunden en un nebuloso e indefinible sentimiento. De forma gradual, [...] adquiere forma un sentimiento que hiela hasta la propia médula de nuestros huesos y les inculca la feroz delicia del horror. Nos asalta esta idea: ¿cuáles serán nuestras sensaciones durante el transcurso de una caída verificada desde tal altura? Y por la sencilla razón de que esta caída implica la más horrible, la más odiosa de cuantas odiosas y horribles imágenes de la muerte y del sufrimiento puede nuestra mente haber concebido, por esta sencilla razón, la deseamos con mayor intensidad. Y porque nuestro raciocinio nos aleja violentamente de la orilla, por esta misma razón nos acercamos a ella con mayor ímpetu. En la Naturaleza no hay pasión más diabólicamente impaciente que la del hombre que, temblando ante el borde de un precipicio, piensa arrojarse a él. Permitírselo, intentar pensarlo un solo momento, es, inevitablemente, perderse, porque la reflexión nos ordena que nos abstengamos de ellos, y por esto mismo, repito, no nos es posible».

Poe no está hablando de la pulsión suicida propia del desesperado, ni tampoco del trastorno propio de quien considera placentero o regocijante arrojarse al abismo. Se refiere a un impulso mucho más monstruoso que, sin interferencia de la angustia ni embotamiento alguno del discernimiento, nos impulsa a anhelar nuestro mal, a sabiendas del daño que nos va a ocasionar, a sabiendas del horror y la desdicha que traerá a nuestras vidas. Cuando se habla de posesiones demoníacas (no digamos cuando tales posesiones se representan en el cine) solemos recurrir a parafernalias de espumarajos, contorsiones y otros efectismos grimosos. Poe, mucho más lúcidamente, nos habla de la «delicia del horror» que paraliza nuestro raciocinio, nuestra voluntad, incluso nuestro instinto de supervivencia; y que finalmente nos empuja a arrojarnos al abismo. Creo que es ahí, exactamente ahí, donde nos hallamos, tanto a nivel personal como colectivo. 

Es como si la conciencia humana hubiese resuelto monstruosamente anhelar y codiciar el mal; pero no un mal que se confunde con el bien, sino un mal cuyas consecuencias asumimos con esa «pasión diabólicamente impaciente» a la que se refiere Poe. Sólo así se explican muchos de los fenómenos que se desenvuelven ante nuestros ojos: desde la paulatina 'normalización' de las drogas al belicismo frenético, desde la quimera 'trans' hasta la aceptación estólida de amnistías que ponen la supervivencia de la comunidad política en manos de sus más enconados enemigos, desde la adopción sumisa de religiones cientifistas que acabarán convirtiéndonos en esclavos hasta el harakiri insensato que se están haciendo urbi et orbi instituciones milenarias como la Iglesia católica.

Es como si una Humanidad descentrada, hastiada de vivir, devorada por un apetito nihilista, hubiese decidido adelantar el final de la Historia. Desde luego, en otras épocas se han repetido estos arrebatos autodestructivos; pero estaban causados por la angustia de situaciones extremas. Ahora nos hallamos ante la apoteosis de ese demonio de la perversidad que describía Poe: estamos tranquilos y somos conscientes del mal que nos aguarda si no nos detenemos; pero hemos decidido entregarnos a él, embriagados por el abismo de horror y muerte que se abre a nuestros pies, deseosos de saborear esa experiencia última de la aniquilación personal y colectiva, en volandas del demonio de la perversidad. «Bajo su influjo –volvemos a citar a Poe–, obramos sin una finalidad inteligible, por la simple razón de que no deberíamos hacerlo. Teóricamente, no puede existir una razón más irrazonable; pero, en realidad, no hay otra más poderosa. En condiciones determinadas, llega a ser absolutamente irresistible para ciertos espíritus. La seguridad del error que trae consigo un acto cualquiera es, frecuentemente, la única fuerza invencible que nos impulsa a ejecutarlo».
Estamos endemoniados. Y, si Dios no lo impide, vamos a consumar nuestra autodestrucción, a sabiendas de lo que nos aguarda.


Teología 'trans'

No hay anhelo más humano que el de abandonar este cuerpo que la naturaleza nos asignó, cambiándolo por otro más hermoso o idóneo. Este anhelo nace de nuestra nostalgia de divinidad, pues –aunque nuestra razón se resista a aceptarlo, o incluso lo niegue furiosamente– nuestra alma sabe (al modo de una 'memoria genética') que nos aguarda una existencia eterna y 'transhumanada', una metamorfosis misteriosa que nos hará resplandecientes e inmortales, sin renunciar a nuestros cuerpos.
En el fondo de la ideología 'trans' subyace la vieja y errónea idea de considerar el cuerpo una cárcel que debe ser descerrajada
Esta vocación plenamente humana, alimentada de promesas divinas, encontró su parodia en aquella otra promesa que la antigua serpiente hizo a Eva en el Edén: «Seréis como dioses». Es decir, podréis rebelaros contra el acto creador de Dios, rechazar los beneficios de la Redención y anticipar el disfrute de una naturaleza gloriosa. Todas las triquiñuelas de la antigua serpiente se resumen, a la postre, en la promesa de un Paraíso en la Tierra que anticipe los gozos ultraterrenos y glorifique nuestra carne mortal. Y entre todas estas triquiñuelas ninguna tan sugestiva como 'hacernos como dioses', desembarazándonos de los límites biológicos de nuestra naturaleza. Así, el hombre deja de ser criatura, para convertirse en creador de sí mismo.

Fue Dante Alighieri en el canto primero del Paraíso quien primero habló de 'transhumanarse' para referirse a la meta última del hombre, que no es otra sino alcanzar tras la muerte la plenitud del ser, pasando de la condición de gusano a la de mariposa (como también leemos en el canto décimo del Purgatorio). Este concepto empleado por Dante lo rescataría muchos siglos después, en un sentido radicalmente contrario, el biólogo y eugenista Julian Huxley, hermano del célebre escritor, quien en un texto titulado significativamente Religion Without Revelation escribía: «La especie humana puede, si lo desea, trascenderse –no sólo esporádicamente, un individuo aquí de una manera, otro allí de otra forma– sino en su totalidad, como humanidad. Necesitamos un nombre para esta nueva creencia. Quizás Transhumanismo pueda servir: el hombre sigue siendo hombre, pero transcendiéndose, a través de la realización de nuevas posibilidades».

Huxley se inspira en el término de Dante para convertirlo en una parodia perversa, como la antigua serpiente convierte también en parodia perversa la alianza de Dios con los hombres, prometiéndoles ser como dioses mientras dure su andadura terrenal. La 'transhumanación' deja de ser una recompensa divina que permite al hombre dejar atrás las infelicidades y padecimientos propios de su vida mortal; y se convierte en una obra meramente humana, que puede superar las limitaciones de su naturaleza a través de la química, de la cirugía o de la tecnología, convertidas en sucedáneos chuscos de la Redención, atajos a través de los cuales se puede alcanzar en esta vida la metamorfosis en cuerpo glorioso. Se trataría, en definitiva, de parodiar grotescamente el acto creador de Dios, los beneficios de la Redención y las promesas de una vida futura de una tacada, en una compota teológica lograda a través de hormonas y bisturíes.

Pero esta parodia grotesca está más vista que el tebeo. Ya en sus Conclusiones filosóficas, cabalísticas y teológicas (1486), Pico della Mirandola escribe, poniendo sus palabras en la boca del mismísimo Dios (pero dando voz, en realidad, a la antigua serpiente): «No te he dado una forma ni una función específica, Adán. Por tal motivo, tendrás la forma y función que desees. La naturaleza de las demás criaturas la he dado de acuerdo a mi deseo. Pero tú no tendrás límites. Tú definirás tus propias limitaciones de acuerdo con tu libre albedrío. Te colocaré en el centro del universo, de manera que te sea más fácil dominar tus alrededores. No te he hecho mortal, ni inmortal; ni de la tierra, ni del cielo. De tal manera que podrás transformarte a ti mismo en lo que desees. Podrás descender a la forma más baja de existencia como si fueras una bestia o podrás, en cambio, renacer más allá del juicio de tu propia alma». Leyendo este pasaje, precursor de la ideología 'trans', advertimos que lo que nuestra época llama ideas nuevas no son más que las viejas herejías de siempre, convenientemente reformuladas.

En el fondo de la ideología 'trans' subyace la vieja y errónea idea de considerar el cuerpo una cárcel que debe ser descerrajada, para que nuestra humanidad alcance su plenitud. Contra esta vieja herejía, que ha destruido tantas vidas prometiendo mejorarlas, sólo se alza la nueva idea cristiana, más escandalosa y subversiva hoy que nunca: nuestro cuerpo, acechado por la decrepitud y la muerte, será 'transhumanado' a la vuelta de la esquina y para siempre. 



En la consideración de las facultades e impulsos de los prima mobilia del alma humana los frenólogos han olvidado una tendencia que, aunque evidentemente existe como un sentimiento radical, primitivo, irreductible, los moralistas que los precedieron también habían pasado por alto. Con la perfecta arrogancia de la razón, todos la hemos pasado por alto. Hemos permitido que su existencia escapara a nuestro conocimiento tan sólo por falta de creencia, de fe, sea fe en la Revelación o fe en la Cábala. Nunca se nos ha ocurrido pensar en ella, simplemente por su gratuidad. No creímos que esa tendencia tuviera necesidad de un impulso. No podíamos percibir su necesidad. No podíamos entender, es decir, aunque la noción de este primum mobile se hubiese introducido por sí misma, no podíamos entender de qué modo era capaz de actuar para mover las cosas humanas, ya temporales, ya eternas. No es posible negar que la frenología, y en gran medida toda la metafísica, han sido elaboradas a priori. El metafísico y el lógico, más que el hombre que piensa o el que observa, se ponen a imaginar designios de Dios, a dictare propósitos. Habiendo sondeado de esta manera, a gusto, las intenciones de Jehová, construyen sobre estas intenciones sus innumerables sistemas mentales. En materia de frenología, por ejemplo, hemos determinado, primero (por lo demás era bastante natural hacerlo), que, entre los designios de la Divinidad se contaba el de que el hombre comiera. Asignamos, pues, a éste un órgano de la alimentividad para alimentarse, y este órgano es el acicate con el cual la Deidad fuerza al hombre, quieras que no, a comer. En segundo lugar, habiendo decidido que la voluntad de Dios quiere que el hombre propague la especie, descubrimos inmediatamente un órgano de la amatividad. Y lo mismo hicimos con la combatividad, la idealidad, la casualidad, la constructividad, en una palabra, con todos los órganos que representaran una tendencia, un sentimiento moral o una facultad del puro intelecto. Y en este ordenamiento de los principios de la acción humana, los spurzheimistas, con razón o sin ella, en parte o en su totalidad, no han' hecho sino seguir en principio los pasos de sus predecesores, deduciendo y estableciendo cada cosa a partir del destino preconcebido del hombre y tomando como fundamento los propósitos de su Creador.

Hubiera sido más prudente, hubiera sido más seguro fundar nuestra clasificación (puesto que debemos hacerla) en lo que el hombre habitual u ocasionalmente hace, y en lo que siempre hace ocasionalmente, en cambio de fundarla en la hipótesis de lo que Dios pretende obligarle a hacer: Si no podemos comprender a Dios en sus obras visibles, ¿cómo lo comprenderíamos en los inconcebibles pensamientos que dan vida a sus obras? Si no podemos entenderlo en sus criaturas objetivas, ¿cómo hemos de comprenderlo en sus tendencias esenciales y en las fases de la creación?

La inducción a posteriori hubiera llevado a la frenología a admitir, como principio innato y primitivo de la acción humana, algo paradójico que podemos llamar perversidad a falta de un término más característico. En el sentido que le doy es, en realidad, un móvil sin motivo, un motivo no motivado. Bajo sus incitaciones actuamos sin objeto comprensible, o, si esto se considera una contradicción en los términos, podemos llegar a modificar la proposición y decir que bajo sus incitaciones actuamos por la razón de que no deberíamos actuar. En teoría ninguna razón puede ser más irrazonable; pero, de hecho, no hay ninguna más fuerte. Para ciertos espíritus, en ciertas condiciones llega a ser absolutamente irresistible. Tan seguro como que respiro sé que en la seguridad de la equivocación o el error de una acción cualquiera reside con frecuencia la fuerza irresistible, la única que nos impele a su prosecución. Esta invencible tendencia a hacer el mal por el mal mismo no admitirá análisis o resolución en ulteriores elementos. Es un impulso radical, primitivo, elemental.

Se dirá, lo sé, que cuando persistimos en nuestros actos porque sabemos que no deberíamos hacerlo, nuestra conducta no es sino una modificación de la que comúnmente provoca la combatividad de la frenología. Pero una mirada mostrará la falacia de esta idea. La combatividad, a la cual se refiere la frenología, tiene por esencia la necesidad de autodefensa. Es nuestra salvaguardia contra todo daño. Su principio concierne a nuestro bienestar, y así el deseo de estar bien es excitado al mismo tiempo que su desarrollo. Se sigue que el deseo de estar bien debe ser excitado al mismo tiempo por algún principio que será una simple modificación de la combatividad, pero en el caso de esto que llamamos perversidad el deseo de estar bien no sólo no se manifiesta, sino que existe un sentimiento fuertemente antagónico.

Si se apela al propio corazón, se hallará, después de todo, la mejor réplica a la sofistería que acaba de señalarse. Nadie que consulte con sinceridad su alma y la someta a todas las preguntas estará dispuesto a negar que esa tendencia es absolutamente radical. No es más incomprensible que característica. No hay hombre viviente a quien en algún período no lo haya atormentado, por ejemplo, un vehemente deseo de torturar a su interlocutor con circunloquios. El que habla advierte el desagrado que causa; tiene toda la intención de agradar; por lo demás, es breve, preciso y claro; el lenguaje más lacónico y más luminoso lucha por brotar de su boca; sólo con dificultad refrena su curso; teme y lamenta la cólera de aquel a quien se dirige; sin embargo, se le ocurre la idea de que puede engendrar esa cólera con ciertos incisos y ciertos paréntesis. Este solo pensamiento es suficiente. El impulso crece hasta el deseo, el deseo hasta el anhelo, el anhelo hasta un ansia incontrolable y el ansia (con gran pesar y mortificación del que habla y desafiando todas las consecuencias) es consentida.

Tenemos ante nosotros una tarea que debe ser cumplida velozmente. Sabemos que la demora será ruinosa. La crisis más importante de nuestra vida exige, a grandes voces, energía y acción inmediatas. Ardemos, nos consumimos de ansiedad por comenzar la tarea, y en la anticipación de su magnífico resultado nuestra alma se enardece. Debe, tiene que ser emprendida hoy y, sin embargo, la dejamos para anhelo hasta un ansia incontrolable y el ansia (con gran pesar y mortificación del que habla y desafiando todas las consecuencias) es consentida.

Tenemos ante nosotros una tarea que debe ser cumplida velozmente. Sabemos que la demora será ruinosa. La crisis más importante de nuestra vida exige, a grandes voces, energía y acción inmediatas. Ardemos, nos consumimos de ansiedad por comenzar la tarea, y en la anticipación de su magnífico resultado nuestra alma se enardece. Debe, tiene que ser emprendida hoy y, sin embargo, la dejamos para mañana; ¿y por qué? No hay respuesta, salvo que sentimos esa actitud perversa, usando la palabra sin comprensión del principio. El día siguiente llega, y con él una ansiedad más impaciente por cumplir con nuestro deber, pero con este verdadero aumento de ansiedad llega también un indecible anhelo de postergación realmente espantosa por lo insondable. Este anhelo cobra fuerzas a medida que pasa el tiempo. La última hora para la acción está al alcance de nuestra mano. Nos estremece la violencia del conflicto interior, de lo definido con lo indefinido, de la sustancia con la sombra. Pero si la contienda ha llegado tan lejos, la sombra es la que vence, luchamos en vano. Suena la hora y doblan a muerto por nuestra felicidad. Al mismo tiempo es el canto del gallo para el fantasma que nos había atemorizado. Vuela, desaparece, somos libres. La antigua energía retorna. Trabajaremos ahora. ¡Ay, es demasiado tarde! desaparece, somos libres. La antigua energía retorna. Trabajaremos ahora. ¡Ay, es demasiado tarde!

Estamos al borde de un precipicio. Miramos el abismo, sentimos malestar y vértigo. Nuestro primer impulso es retroceder ante el peligro. Inexplicablemente, nos quedamos. En lenta graduación, nuestro malestar y nuestro vértigo se confunden en una nube de sentimientos inefables. Por grados aún más imperceptibles esta nube cobra forma, como el vapor de la botella de donde surgió el genio en Las mil y una noches. Pero en esa nube nuestra al borde del precipicio, adquiere consistencia una forma mucho más terrible que cualquier genio o demonio de leyenda, y, sin embargo, es sólo un pensamiento, aunque temible, de esos que hielan hasta la médula de los huesos con la feroz delicia de su horror. Es simplemente la idea de lo que serían nuestras sensaciones durante la veloz caída desde semejante altura. Y esta caída, esta fulminante aniquilación, por la simple razón de que implica la más espantosa y la más abominable entre las más espantosas y abominables imágenes de la muerte y el sufrimiento que jamás se hayan presentado a nuestra imaginación, por esta simple razón la deseamos con más fuerza. Y porque nuestra razón nos aparta violentamente del abismo, por eso nos acercamos a él con más ímpetu. No hay en la naturaleza pasión de una impaciencia tan demoniaca como la del que, estremecido al borde de un precipicio, piensa arrojarse en él. Aceptar por un instante cualquier atisbo de pensamiento significa la perdición inevitable, pues la reflexión no hace sino apremiarnos para que no lo hagamos, y justamente por eso, digo, no podemos hacerlo. Si no hay allí un brazo amigo que nos detenga, o si fallamos en el súbito esfuerzo de echarnos atrás, nos arrojamos, nos destruimos.

Examinemos estas acciones y otras similares: encontraremos que resultan sólo del espíritu de perversidad. Las perpetramos simplemente porque sentimos que no deberíamos hacerlo. Más acá o más allá de esto no hay principio inteligible; y podríamos en verdad considerar su perversidad como una instigación directa del demonio sí no supiéramos que a veces actúa en fomento del bien.
He hablado tanto que en cierta medida puedo responder a vuestra pregunta, puedo explicaron por qué estoy aquí, puedo mostraron algo que tendrá, por lo menos, una débil apariencia de justificación de estos grillos y esta celda de condenado que ocupo. Si no hubiera sido tan prolijo, o no me hubiérais comprendido, o, como la chusma, me hubiérais considerado loco. Ahora advertiréis fácilmente que soy una de las innumerables víctimas del demonio de la perversidad.

Es imposible que acción alguna haya sido preparada con más perfecta deliberación. Semanas, meses enteros medité en los medios del asesinato. Rechacé mil planes porque su realización implicaba una chance de ser descubierto. Por fin, leyendo algunas memorias francesas, encontré el relato de una enfermedad casi fatal sobrevenida a madame Pilau por obra de una vela accidentalmente envenenada. La idea impresionó de inmediato mi imaginación. Sabía que mi víctima tenía la costumbre de leer en la cama. Sabía también que su habitación era pequeña y mal ventilada. Pero no necesito fatigaros con detalles impertinentes. No necesito describir los fáciles artificios mediante los cuales sustituí, en el candelero de, su dormitorio, la vela que allí encontré por otra de mi fabricación. A la mañana siguiente lo hallaron muerto en su lecho, y el veredicto del coroner fue: «Muerto por la voluntad de Dios».

Heredé su fortuna y todo anduvo bien durante varios años. Ni una sola vez cruzó por mi cerebro la idea de ser descubierto. Yo mismo hice desaparecer los restos de la bujía fatal. No dejé huella de una pista por la cual fuera posible acusarme o siquiera hacerme sospechoso del crimen. Es inconcebible el magnífico sentimiento de satisfacción que nacía en mi pecho cuando reflexionaba en mi absoluta seguridad. Durante un período muy largo me acostumbré a deleitarme en este sentimiento. Me proporcionaba un placer más real que las ventajas simplemente materiales derivadas de mi crimen. Pero le sucedió, por fin, una época en que el sentimiento agradable llegó, en gradación casi imperceptible, a convertirse en una idea obsesiva, torturante. Torturante por lo obsesiva. Apenas podía librarme de ella por momentos. Es harto común que nos fastidie el oído, o más bien la memoria, el machacón estribillo de una canción vulgar o algunos compases triviales de una ópera. El martirio no sería menor si la canción en sí misma fuera buena y el aria de ópera meritoria. Así es como, al fin, me descubría permanentemente pensando en mi seguridad y repitiendo en voz baja la frase: «Estoy a salvo».

Un día, mientras vagabundeaba por las calles, me sorprendí en el momento de murmurar, casi en voz alta, las palabras acostumbradas. En un acceso de petulancia les di esta nueva forma: «Estoy a salvo, estoy a salvo si no soy lo bastante tonto para confesar abiertamente.»
No bien pronuncié estas palabras, sentí que un frío de hielo penetraba hasta mi corazón. Tenía ya alguna experiencia de estos accesos de perversidad (cuya naturaleza he explicado no sin cierto esfuerzo) y recordaba que en ningún caso había resistido con éxito sus embates. Y ahora, la casual insinuación de que podía ser lo bastante tonto para confesar el asesinato del cual era culpable se enfrentaba conmigo como la verdadera sombra de mi asesinado y me llamaba a la muerte.

Al principio hice un esfuerzo para sacudir esta pesadilla de mi alma. Caminé vigorosamente, más rápido, cada vez más rápido, para terminar corriendo. Sentía un deseo enloquecedor de gritar con todas mis fuerzas. Cada ola sucesiva de mi pensamiento me abrumaba de terror, pues, ay, yo sabía bien, demasiado bien, que pensar, en mi situación, era estar perdido. Aceleré aún más el paso. Salté como un loco por las calles atestadas. Al fin, el populacho se alarmó y me persiguió. Sentí entonces la consumación de mi destino. Si hubiera podido arrancarme la lengua lo habría hecho, pero una voz ruda resonó en mis oídos, una mano más ruda me aferró por el hombro. Me volví, abrí la boca para respirar. Por un momento experimenté todas las angustias del ahogo: estaba ciego, sordo, aturdido; y entonces algún demonio invisible -pensé- me golpeó con su ancha palma en la espalda. El secreto, largo tiempo prisionero, irrumpió de mi alma.

Dicen que hablé con una articulación clara, pero con marcado énfasis y apasionada prisa, como si temiera una interrupción antes de concluir las breves pero densas frases que me entregaban al verdugo y al infierno.
Después de relatar todo lo necesario para la plena acusación judicial, caí por tierra desmayado.
Pero, ¿para qué diré más? ¡Hoy tengo estas cadenas y estoy aquí! ¡Mañana estaré libre! Pero, ¿dónde?

martes, 24 de octubre de 2023

EL LOBBY LGTB ES PUNTA DE LANZA DEL TOTALITARISMO MARXISTA Y AHORA TAMBIÉN, ASUMIDA Y PROMOCIONADA POR EL GLOBALISMO 👥



El  lobby  LGTB  es  punta  de  lanza 
del  totalitarismo  "neocapitalista"  (GLOBALISTA).


¿Qué es el lobby LGTB? Obviamente, un conjunto de intereses fácticos que dicen defender los derechos de los ciudadanos homosexuales, que se presentan románticamente, como casi luchadores sociales. Pero en el fondo lo único que les importa son dos aspectos. El primero es defender los fueros de su ideología que es el socialismo. Una curiosidad histórica es que en las dictaduras socialistas se haya perseguido y asesinado a homosexuales. Ernesto Guevara despreciaba y mataba a gays: pero ahora en algunas marchas salen gays con polos con el rostro de Guevara.
El segundo aspecto es la manutención de los “chiringuitos”, que es como se llama en España a los organismos que existen en el Estado, obviamente con presupuesto estatal, pero que en el fondo no tienen utilidad ya que solo contratan a los militantes, movilizadores políticos o simpatizantes del partido político gobernante. 

Muy relacionada al tristemente célebre lobby LGTB está la ideología de género, que es una conceptualización política (valga la redundancia) totalmente acientífica, porque cree que superior a la existencia de los dos sexos (mujeres y varones) que se demuestra biológica y genéticamente, es la “autopercepción” de las personas. Es decir, si un varón se “autopercibe” como mujer, todos debemos tratarlo así, a pesar que biológica y genéticamente sigue siendo varón.
En los países donde se implementa la ideología de género, el Estado coacciona a todo ciudadano para que “entienda” cómo otros ciudadanos se “autoperciben”. ¡Qué tal sin sentido común! Para la ideología de género, lo vital es que la construcción de una sexualidad no es un tema de la naturaleza humana (que ninguna operación ni mil inyecciones harán cambiar) sino cultural o psicológico, en base del maniqueísmo de la auto percepción.
Confío en que este breve artículo nos lleve a un mayor debate académico. Invito a leer “El libro negro de la nueva izquierda. Ideología de género o subversión cultural” de autoría de los intelectuales argentinos Agustín Laje y Nicolas Márquez, y el libro "El inicio de la nueva izquierda y la Escuela de Frankfurt" por Cristian Rodrigo Iturralde.

A LA SOCIEDAD LES HAN HECHO CREER 
QUE SON DERECHOS SOCIALES 
PARA IRLES SUPRIMIENDO SUTILMENTE 
DE FORMA VOLUNTARIA LOS DERECHOS FUNDAMENTALES 
DE LA LIBERTAD Y DE LA INDIVIDUALIDAD
Estos son los signos de los tiempos que corren. Un tiempo indigente, catastrófico y perverso que como no tiene nada real que ofertar en reemplazo de lo que ataca se complace en llenar la mente de las desvalidas masas occidentales con utopías absurdas y con odios negadores. Es la Rebelión de la Nada. Todas sus potestades y dominaciones son tan estériles e impotentes para crear y construir algo nuevo que sirva al hombre que hasta sus “críticas” tienen que envolverlas con las viejas palabras que acuñara nuestra derrotada civilización. Palabras equívocas y engañadoras a las que se les ha hecho perder todo su significado. Orgullo de nuestra civilización fue el concepto del libre albedrío. La decadencia de la libertad es hoy tan enorme, que esa voz sólo suena en los altoparlantes mundiales con dos sentidos que le son contradictorios. Uno de ellos es el de “liberación”, que usan las termitas de la “Revolución Cultural” para arremeter contra los resabios de la dignidad humana.
Un ideólogo es alguien que reduce, contamina y falsifica la realidad.
La esencia más intima de la Ideología es la subversión de lo accidental contra lo substancial, de lo múltiple contra lo uno, de lo contingente contra lo necesario, de la cantidad contra la calidad, de lo inferior contra lo superior, de la NADA contra EL SER.
Por si puede serles de utilidad debo decirles que hoy, en gran medida, estamos sufriendo en España una gran parte de las conclusiones y consecuencias que determinó aquella ideología izquierdista. Se llamaba Herbert Marcuse. Cuando se derrotó la revolución por parte del conservadurismo francés y la habilidad del presidente De Gaulle, Marcuse lo dejó muy claro.
Las revoluciones ya no podían ganarse con tonterías como “la lucha de clases”, “acabar con el capitalismo” o “terminar con la burguesía”. Los obreros vivían ya muy bien en las democracias occidentales. Había que encontrar otra fórmula más imaginativa, más sibilina, mucho más eficaz.

¿Cuál podía ser para Marcuse y sus seguidores? Apoyar y atraerse a todas las organizaciones contestatarias que aparecieran sobre la faz de la Tierra: feministas, ecologistas, homosexuales, proabortistas, proinmigrantes ilegales, pacifistas, etc.
Esta ideología no la descartó el felipismo en España a partir de 1982 hasta 1996. Sólo basta recordar las campañas de “ponerse al loro”, “póntelo, pónselo”, pornografía a discreción, leyes educativas socialistas en exclusiva, etc. Y culminó con el zapaterismo y continuaría con el sanchismo.
Por tanto, desde el año 2004 el apoyo del PSOE a estas nada despreciables minorías, a base de suculentas subvenciones a nivel estatal, autonómico y local, ha sido enorme. Saquen las cuentas los avispados economistas de ambos partidos, PP y Ciudadanos.

Estas nada despreciables minorías están influenciadas por la ideología izquierdista hasta el tuétano. La consecución de la defensa de sus inviolables “derechos” se ha plasmado en leyes y decretos presentados, la inmensa mayoría de ellos, por las izquierdas. Y en este caso por el PSOE. Por tanto, el apoyo a la “revolución socialista e izquierdista”, en general, ha quedado asegurado. Con dos premisas fundamentales: sólo las izquierdas tienen derecho a gobernar y sus leyes deben ser acatadas sin rechistar por muy anticonstitucionales o totalitarias que pudieran ser. Fue la fórmula de Marcuse.
A esta revolución tanto el PP como Ciudadanos llegaron tarde. Pero se han sumado a ella, en especial en relación con los homosexuales, con el poderoso lobby gay. Y se han pretendido sumar debido a sus complejos y pensando que sumándose a leyes y a actuaciones aberrantes iban a ganar adeptos, esto es, votos.
¿Creían que así podrían ganar adeptos en el más que ideologizado DÍA DEL ORGULLO, como lo llaman ahora? Fíjense: ya no es el día del orgullo gay. Ya sólo es el día del orgullo. Ya han ganado también esa partida dialéctica. A parecer, ya no existe más orgullo que ser homosexual. Ni orgullo de ser español, de nuestra Historia, de nuestros descubrimientos pasados y presentes… Nada. Aquí el único orgullo que existe es ser homosexual, transexual, etc.
LA NECESIDAD DE REINVENTAR EL MARXISMO

Es donde toman protagonismo Antonio Gramsci en Italia y Georg Lukács en Hungría que llegan a la misma conclusión: el fracaso del marxismo no se debía a lo imposible de sus ideas sino a las bases de la cultura occidental y del cristianismo, el enemigo ya no era Wall Street, ahora apuntaban al Vaticano.
Y Lukács decía al respecto:
…este cambio mundial de valores sólo puede llevarse a cabo mediante la aniquilación de los viejos y la creación de otros nuevos por los revolucionarios.
Por su lado Gramsci apuntaba que los trabajadores no entenderían sus verdaderos intereses hasta que se liberen de la cultura occidental y del yugo de la religión cristiana, fortaleciendo aquella famosa frase de Marx: “Die Religion sie ist das Opium des Volkes”. Dando a entender que el comunismo los liberaría de tal enceguecimiento revelándoles sus verdaderos intereses.

Si bien en la actualidad existen posturas que niegan la existencia del Marxismo Cultural, no es necesario ver mucho más allá de nuestra realidad para encontrarnos con pruebas de su existencia y alcance de sus ideas.
Cabe mencionar que si bien Marx creía necesaria la “reinvención” de la sociedad, él era un convencido de que la primera fase debería ser realizada de forma violenta y con los obreros muriendo en primera línea. Es Antonio Gramsci el gran cerebro detrás de toda esta ola de destrucción que de forma correcta debería llamarse Gramscismo Cultural.
Desde Marx y Engels que apuntaban a la destrucción de la familia para igualar a todos sus miembros a la simple calidad de obreros del Estado, previa toma del poder mediante una revolución armada, pasando por Gramsci y Lukács, que podríamos considerar los reinventores del marxismo, Fromm, Adorno, Horkheimer, llegando al célebre Marcusse y Habermas, la Escuela de Frankfurt nunca traicionó el proyecto con el que se había fundado.

Sus estudios como la “Teoría Critica”, el “Pensamiento Negativo”, la “Acción Afirmativa”, “La Dinámica de los Prejuicios”, “La Personalidad Autoritaria”, etc. Tenían como enemigo al capitalismo que tanto odiaban y culpaban de los males del mundo, y a toda la forma de vida que, gracias a este sistema económico, el hombre había alcanzado, que estos pensadores veían reflejada en la cultura occidental representada en la familia, en la iglesia y en los valores morales. La reivindicación de minorías supuestamente excluidas nunca fue un fin sino un medio para obtener lo que ellos anhelaban para sus propios intereses, al lograr hacer un frente común contra esos enemigos inventados: el hombre blanco primero y el individuo finalmente.

Vemos en la “Ideología de Género”, en la “Corrección Política”, y en olas que van creciendo como el ambientalismo o el animalismo corrientes que, sin que muchos se den cuenta, apuntan a destruir al capitalismo, al concepto del ser humano como ser superior, a la generación de riqueza como forma de protección de nuestras familias y de la especie, dando paso a un nuevo tipo de hombre mediocre, libertino, sin aspiraciones, sin metas, sin valores, sin responsabilidad pero muy obediente de entes superiores bien diseñados.
  • “Sólo se puede hablar con propiedad de revolución cultural si la protesta va dirigida al conjunto de la cultura, incluyendo los principios morales de la sociedad”.
  • “Podemos afirmar que la idea tradicional de revolución y la idea tradicional de la estrategia revolucionaria han terminado. Son ideas anticuadas. Lo que debemos llevar a cabo es una forma difusa y dispersa de desintegración del sistema cultural”.
  • “El mundo civilizado ha sido saturado de cristianismo durante dos mil años. Por ello, una tal cultura, basada en tal religión, sólo puede ser vencida desde dentro”. 
(Todas las citas anteriores de Antonio Gramsci)


Entre las estrategias de este pensador estaban la de crear un frente fuerte con grupos no necesariamente de izquierda como ser los ambientalistas, el feminismo radical, el lobby gay, de los cuales no le importaba sus exigencias pero si le eran muy necesarios para destruir la cultura occidental psicológicamente, promoviendo el odio a la raza, religión, nacionalidad, etc., aplicando incluso un nuevo lenguaje para crear una imagen favorable a sus interés en las mentes de las personas, como por ejemplo llamar progresistas a quienes comulgaran con sus ideas así no tenga nada de sentido. La resistencia al Marxismo Cultural decía, sería totalmente inútil. Y se encerraría a los posibles disidentes en una jaula de hierro. Construcción de la nueva realidad la llaman algunos sin sonrojarse.
Hasta aquí los antecedentes de la futura escuela de Frankfurt.

LA ESCUELA DE FRANKFURT: 
LA DESTRUCCIÓN DE LA CULTURA OCCIDENTAL 
Y EL ORIGEN DEL NEOMARXISMO

Es en 1923 e inicialmente llamado Institut für Sozialforschung para pasar luego a llamarse simplemente Escuela de Frankfurt que se funda al interior de la Universidad del mismo nombre con un fin concreto: el desarrollo de un nuevo marxismo, diferente al marxismo revisionista (parlamentario) de Eduard Bernstein y Jean Jaurès y al Marxismo revolucionario (modelo soviético). incorporando peligrosamente las teorías de Sigmund Freud.
  
Al inicio este THINK TANK (tanque de pensamiento), y teniendo como segundo presidente a Karl Grünenberg, continúa con una línea dirigida al estudio económico de índole marxista teniendo un relativo éxito que podríamos calificar como predecible.
En 1931 toma la dirección de la Escuela Max Horkheimer y retoma las ideas de Lukács dirigiendo sus esfuerzos ya no al campo económico y al proletariado, sino a destruir la cultura desde su interior, él tenía muy en claro que el marxismo era superado sin problemas por el capitalismo tanto teórica como prácticamente.
“El materialismo desde Hobbes había llevado a una actitud de dominancia manipulativa frente a la Naturaleza…” decía.

Es durante su dirección que se introducen con más fuerza las teorías del psicoanalista Sigmund Freud para argumentar que en la cultura occidental los individuos vivían bajo una represión psicológica y sexual y que estas eran las causas de su infelicidad, con tal análisis pusieron en marcha los planes de una dirigida educación sexual (experimento que intentó con un rotundo fracaso Lukács en Hungría siendo ministro de educación).
Un evento demasiado importante en esta primera etapa de la Escuela de Frankfurt es la entrada de Theodor Adorno y Erich Fromm, considerados por muchos como los miembros más brillantes de su época, y es que apoyados de las teorías freudianas darán fuerza a su política de liberación sexual. Fromm era conocido por su visión de que la masculinidad y feminidad no se debían a condiciones hormonales o genéticas, sino que derivan de los roles fijados por la sociedad, afirmando que el sexo es algo manipulable.
Es donde el proyecto inicial de Lukács empieza a tomar forma de lo que luego se convertiría en la dictadura de la corrección política, y a los trabajos de Fromm y Adorno se suman Bruno Bettelheim, psiquiatra infantil y Leo Lowenthal, especialista en medios de comunicación de masas.

Durante este periodo es necesario e importante mencionar a Walter Benjamín, Filósofo que crea las bases de la corrección política y es en sus estudios que se apoyan abiertamente otros posteriores como:
El “Post-estructuralismo” de Roland Barhes, las ‘Microestructuras del poder’ de Michel Foucault, el Deconstruccionismo” de Jacques Derrida y la ‘Semiótica’ de Umberto Eco.

LA ESCUELA DE FRANKFURT CRUZA EL OCÉANO ATLÁNTICO Y LOGRA SUS OBJETIVOS

En 1933 perseguidos por lo que ellos mismos denominan como fascismo, salen de Alemania con el objetivo puesto en los EEUU pero haciendo algunas escalas en otras capitales de Europa para esparcir la semilla de su pensamiento y es en una de estas escalas que Horkheimer y Fromm se plantean los beneficios para su causa que tendría romper el sistema patriarcal en favor de uno matriarcal, sentando las bases del famoso estudio sobre “La Personalidad Autoritaria”.
Recién llegados a USA fueron recibidos con los brazos abiertos por la Universidad de Columbia de línea abiertamente izquierdista y desde donde estos personajes comenzarían su ataque a la burguesía pero guardarían un silencio cómplice sobre los gulags, juicios, masacres, purgas, etc. llevados a cabo por bolcheviques y trotskistas.
Con la apertura de universidades como Princeton, Brandéis y Berkeley a las teorías de esta escuela, los pensadores francfortianos verían su proyecto lo bastante cimentado para ponerlo en marcha al otro lado del Atlántico. Sorprendentemente sus ideas fueron muy bien recibidas por un público abierto a nuevas teorías y empiezan sutilmente introduciendo un neo-lenguaje en el que se leían palabras como ”tolerancia”, o nuevos conceptos donde el llamado a ser el héroe que se enfrentaría a la “personalidad autoritaria” ya no sería el sujeto revolucionario sino el “demócrata”.

La idea era clara, hablar con términos diferentes para conquistar poco a poco a esa corriente tímidamente izquierdista norteamericana.

Como muestra de ese lavado de cerebro nos remitimos al libro escrito por Theodor Adorno –La Personalidad Autoritaria- ayudado por tres psicólogos de Berkeley que en una parte dice: 
“la gente en Estados Unidos tiene tics fascistas y que cualquiera que defienda la cultura americana -y por extensión la occidental toda-, está desequilibrado psicológicamente». No es necesario analizar a fondo esta frase para darnos cuenta que el lavado cerebral que intentaba el autor de este libro era frontal y arriesgado, con un lenguaje simple y directo, algo que pronto cambiaría el ala europea de la Escuela de Frankfurt.
La escuela y la prensa son los dos puntos de partida desde los que el mundo se deja renovar y refinar, sin sangre ni violencia. La escuela alimenta o envenena el alma del niño, tal como la prensa hace con el alma del adulto. Y he aquí que ambas instituciones se encuentran hoy en manos de una inteligencia no espiritual. Y que devolverlos a las manos del espíritu es la máxima tarea acometible por cualquier política idealista, de cualquier revolución idealista”.
Esta frase de Nikolaus Coudenhove-Kalergi resume muy bien el plan que estaban poniendo en marcha los miembros de la Escuela de Frankfurt que, como vimos, ya habían tomado varias universidades de USA y sus ideas estaban siendo muy bien recibidas por la población.

Para la realización de toda esta enredadera muy bien planificada por la Escuela ellos proponen esta suerte de catecismo frankfortiano:
  • Incluir en el Código Penal una nueva tipología de delitos y faltas calificables de homófobos, racistas y/o xenófobos.
  • Introducir la enseñanza sexual y de la homosexualidad en las escuelas.
  • Socavar la autoridad parental y profesoral.
  • Destruir la noción de las identidades nacionales a base de menosprecio y ridiculización de los conceptos de patria, heroísmo patriótico y de las respectivas Historias Nacionales y las gestas en ellas.
  • Complementariamente, impulsar la inmigración masiva.
  • Fomentar la tolerancia hacia el consumo de drogas y la ingesta de bebidas alcohólicas.
  • Vaciar los templos.
  • Poner en marcha un sistema legal arbitrario, muy garantista, con un sesgo favorable al infractor, por ende perjudicial para las víctimas.
  • Promover toda suerte de subsidios y beneficios estatales para grupos y personas con el objeto de crear un alto grado de dependencia por parte de los beneficiarios: material primero y políticamente después como consecuencia de la primera.
  • Control y ‘atontamiento’ mediático.
  • Denigrar y socavar la institución familiar.
  • Negar cualquier diferencia esencial entre hombres y mujeres.
  • Defender la idea de la liberación sexual y de la absoluta autonomía femenina en temas como la contracepción, el aborto y la maternidad, siendo esta última un mero residuo, es decir, lo que resulte tras la aplicación vigorosa de las dos primeras.


La lucha de clases marxista sustituida por la lucha de sexos por medio del lenguaje

El lenguaje, en fin, así manipulado, se convierte actualmente en un destructivo campo de batalla. Se blande como un arma. La lucha de clases de la dialéctica marxista se substituye, culturalmente, en nuestro tiempo, por una lucha sin cuartel entre los sexos y por una ideología radical de género, que buscan nuevos chivos expiatorios en su victimismo culpabilizador, y que despliegan toda una ingeniería social, tal como explica A. Barahona. Ya Stalin afirmó, en efecto:
De todos los monopolios de que disfruta el Estado, ninguno será tan crucial como su monopolio sobre la definición de las palabras. El arma esencial para el control político será el diccionario.


Abuso de la manipulación del lenguaje en la ideología pro género

Pues bien, esta técnica manipuladora se ha trasladado e incrementado a través de su abuso en el lenguaje ideológico pro género. De acuerdo con ello, ya no es que el otro sexo se categorice directamente como violento y enemigo, sino que se descalifica del mismo modo a cualquier persona, con independencia de su sexo y orientación sexual, que no asuma como suyos los postulados de la ideología pro género.

Para realizar con éxito esta “cancelación” o descalificación, este ataque capaz de invalidarnos y destruirnos a cualquiera, el término clave es “fobia”. A partir de esta noción –que implica un rechazo hacia algo visceral, y así representa un rechazo irracional, injustificado, mecánico, instintivo, impulsivo, no argumentado- se elaboran expresiones construidas estratégicamente como “homó-fobo/a”, y hoy ya “trans-fóbico” y “LGTBI+-fóbico”. ¡Ay de todos aquellos a quienes se les aplique, hoy, esta etiqueta moral descalificadora! Enseguida, se verán excluidos y perseguidos, sin piedad ni medida, y no solo en las redes sociales y en los media, sino hasta en sus propios lugares de trabajo, en sus ámbitos de relación o entornos más cercanos.

Una vez más, como aquí hemos denunciado, ello supone una manipulación, manipulación que llega a la persecución, el hostigamiento y el acoso de las personas que no comulguen con los postulados más extremos de lo LGTBI+. Esto fue, por ejemplo, lo sufrido por la autora norteamericana del libro Un daño irreversible, quien denunció los daños ocasionados por los procesos de cambio de sexo morfológico en determinados casos (ella ni siquiera lo rechazaba para la disforia sexual). Pues bien, se la linchó en todos los sentidos a causa de ello.Ahora bien: ¿qué podemos hacer para evitarlo? Obviamente, antes de nada, desactivar la manipulación, como se ha intentado aquí, desvelando sus procedimientos técnicos y esquematismos. En definitiva: manifestar lo verdadero a este propósito, aunque ello rompa tales esquemas, pues, como explicó Orwell,
“en una época de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario”. Como para enunciar lo verdadero se requiere antes conocerlo, en este escenario de confusión generalizada, se precisa asimismo madurar en cuanto al criterio, desarrollar un juicio propio, un sentido crítico personal. Y, desde luego, formarnos en una “antropología” honda, fecunda y certera, que discierna adecuadamente nuestro ser y naturaleza, que promueva una relación entre los sexos integradora, del encuentro. Téngase en cuenta que un lenguaje manipulado, tal como se ha mostrado, promociona implícitamente una antropología ideologizada y, al emplearlo y verse generalizado, este gana la batalla cultural.
 
¿Cuándo se desvirtuó la psiquiatría?  

Para muchos, la psiquiatría cambió drásticamente en 1980, con la publicación de la tercera edición del DSM. A partir de ahí, la psiquiatría que conocíamos y entendíamos comenzó a transformarse en algo muy diferente, llevándonos hacia un enfoque más mecanicista y diagnóstico. 
🔍 El DSM, con sus ediciones sucesivas, no solo afectó la psiquiatría, sino también la psicología, la psicoterapia y, en última instancia, la comprensión de la mente humana.

Inteligencia Emocional e Inteligencia Racional
EL HOMBRE DE HOY SÓLO SIENTE: NO PIENSA
 
La inteligencia emocional es la capacidad para reconocer sentimientos en uno mismo y en los demás, y además saber "gestionarlos" en nuestra vida cotidiana o profesional. De acuerdo con los estudiosos de la materia, la inteligencia emocional se basa en cinco principios o competencias: el conocimiento de las propias emociones, la capacidad de controlarlas, la capacidad de motivación propia, la empatía o reconocimiento de las emociones ajenas y el control y la habilidad en la gestión de esas relaciones.

Entre el sentir y el pensar la emoción guía nuestras decisiones, excepto cuando éstas se desbordan y el cerebro emocional asume el control completo de la situación. En cierta manera, tenemos dos cerebros y dos tipos de inteligencia: la racional y la emocional, y al final, nuestra forma de proceder queda determinada por ambas.

A su vez la inteligencia racional se define como la capacidad de entender, asimilar, elaborar información y utilizarla para resolver problemas. Este tipo de inteligencia parece estar ligada a otras funciones mentales como la percepción, o capacidad de recibir información, y la memoria, o capacidad de almacenarla.

¿Esto quiere decir que la emoción es más importante que la razón? Pues no. De hecho ambas se complementan. Saber gestionar nuestras emociones es importante, pero igual lo es tener un pensamiento lógico que nos permita plantearnos escenarios, hipótesis y soluciones.
 
Debemos afirmar los datos científicos y biológicos que hemos aprendido desde siempre, todos nacemos con un sexo biológico, no con un género. Incluso la neurociencias tienen estudios acerca de lo que han denominado cerebro masculino y cerebro femenino, los cuales vienen determinados por los marcadores genéticos. Sin embargo, eso sería otro tema a tratar a futuro.

Es cierto que ninguno de nosotros nació con conciencia de uno mismo como hombre o como mujer. Esto fue un proceso que se desarrolló con el tiempo y como todo proceso del desarrollo, pudo ser afectado por percepciones subjetivas o experiencias negativas de la infancia. Pero esto no puede conllevar a que se afirme, que si algún sujeto se identificó con el sexo contrario, esto sea un tercer sexo. Esa persona seguirá siendo hombre o mujer, biológicamente hablando. El que una persona tenga la sensación de ser del sexo opuesto, actualmente denominado disforia de género, por el Manual de Diagnósticos y Estadísticas de la Asociación Americana de Psiquiatría (DSM-V), implica un trastorno mental, psicológico; en ningún caso es un problema físico, por lo cual no puede ni debe ser tratado como tal.

El hecho de que a un niño o a un adolescente se le suprima la secreción de las hormonas propias, conlleva a grandes riesgos que son muy peligrosos para la salud de ese niño o adolescente. A estos púberes se les estaría inhibiendo el proceso de crecimiento y desarrollo, pudiéndose hasta ser afectada la fertilidad. Adicionalmente, una combinación de testosterona y estrógenos ha sido asociada a problemas cardiacos, hipertensión arterial, diabetes, entre otros.

Finalmente, la “ideología de género” es una corriente que aboga por un igualitarismo entre la mujer y el hombre, llegando a negar las diferencias biológicas (cromosómicas) de ambos, con consecuencias nocivas para la persona misma, e inclusivamente, para la sociedad al quitar relevancia y significado a la maternidad, paternidad y familia. Por tanto, es conveniente leer el estudio hecho por el Colegio Americano de Pediatras en torno al tema. Solo así podremos estar enterados, de muy buena fuente, de los peligros que se ciernen con esta corriente.

El Protocolo de Atención a Alumnos en Situación de Transexualidad del Gobierno de Navarra (España) incluye el siguiente texto: “Entonces: ¿qué es lo que hace que seas niña o niño? Eres niña o niño ¡porque sientes que lo eres! Es algo que tú sabes, sin más.Y eso sólo lo puedes saber tú. Eres niño o niña… porque lo eres”.

Género, un constructo, una ideología. A primera vista resulta evidente que el argumento es netamente subjetivo y emocional, no conteniendo ningún fundamento científico. Apela a un supuesto conocimiento común e indiscutible: “Es algo que tú sabes, sin más”. Tal premisa, es el resultado de un conjunto de ideas promovidas desde un sector concreto que se puede englobar en la palabra “género”.

Género, en este contexto, es la búsqueda de redefinir el concepto de identidad de las personas negando la naturaleza binaria de los seres vivos. Su principal premisa: separar el sexo biológico (representado en este caso por el sexo gonadal) de la “identidad de género” (introduciendo constructos como “sexo sentido”). Por esta separación se dice que la identidad sexual se reduce a un sentimiento de bienestar subjetivo, lo que finalmente se constituye en un concepto amplio, flexible y arbitrario que permite proponer una nueva taxonomía de “identidades”.

Se crean categorías variadas que generan confusión y abren una gama de conductas con un amplio abanico de posibilidades, descartando la práctica de la psicología que ha sido siempre contrastar entre la norma y lo excepcional para ayudar al ser humano. El nuevo principio es que nada puede ser calificado como nocivo o perjudicial.

El resultado: hay listas que incluyen, hasta el momento, 114 “identidades”de género. La única regla que sobrevive es la comodidad con lo que uno “se siente”, incluyendo la posibilidad de cambiar de opción si esos sentimientos se modifican. Se afirma, además, que el género es un “constructo” dinámico que puede, por tanto, ser modificado en el tiempo y dependiendo del contexto; entonces se entiende que la transexualidad es una de las posibles consecuencias de dicho proceso de cambio.

Quienes promueven estas inclusiones educativas aseguran que promover la transexualidad en los niños es algo científico, aunque no muestren estudios. Frente a ellos habría que preguntarse por qué el
DSM V (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) tiene una categoría diagnóstica de Disforia de Género que se aplica solo a sujetos que expresan un malestar afectivo/ cognitivo por la incongruencia que viven entre el género experimentado o expresado y el género asignado o el sexo biológico. En otras palabras, se está hablando de personas que se encuentran en situación de transgénero la cual puede ser transitoria.(5)

Resulta interesante el término incongruencia que usa el DSM V para definir Disforia de Género. Cuando no hay congruencia difícilmente hay unidad, armonía, equilibrio. Lo que suele darse es confusión, malestar, ansiedad. Se dice que una persona coherente, congruente, tiene una cierta armonía en su vida, que está relacionada directamente con la salud. Lo que nos lleva a la pregunta ¿qué promueve realmente “el género”?

Por estos y otros elementos se afirma que el constructo “género” es una ideología, al ser un conjunto de ideas, sin fundamento científico, que buscan interpretar la realidad con fines relacionados con la manipulación social y política, según pensadores como Wilfried Fritz Paretoo Karl Mannheim, definen el concepto de ideología. De hecho esta ideología es un gran desafío para la ciencia y para la educación de nuestro tiempo.
 
La Ideología de Género (IG) se propaga mediante una extraordinaria confusión terminológica y conceptual. Algunas personas utilizan la palabra género como substituto erróneo del concepto de sexo, masculino y femenino.
Esta confusión “sexo=género” no es inocente. Surge de la necesidad de generar una nueva lengua, que predetermine el imaginario que se desea imponer. Y es que el género se refiere a la categoría gramatical de las palabras, mientras que el sexo define la condición de los seres vivos por la que se distingue el macho de la hembra. El trasfondo ideológico de la confusión es la eliminación del dato evidente de la naturaleza biológica o corporal del ser humano. Con ello además se niega que la propia naturaleza sexual binaria contiene, superado el dualismo filosófico que degradaba lo corporal en favor de lo espiritual, un mensaje moral inscrito: el sexo es el signo inequívoco de nuestra naturaleza solidaria, complementaria, sólo plenamente realizada en la complexión.

La cuestión de fondo es por qué nuestra cultura, que es técnica y científica, incurre sistemáticamente y de manera generalizada en tal error. Ello nos induce a pensar que el conocimiento se instrumentaliza al servicio de una ideología, y esta es una de sus connotaciones totalitarias.
La identidad de género constituye el núcleo fundamental de la teoría de género. La identidad de género se define como la percepción subjetiva que un individuo tiene sobre sí mismo en cuanto a sentirse hombre, mujer, o de uno de los muchos géneros no-binarios, y debe reconocerse como una identidad política portadora de derechos específicos, que comportan obligaciones de la sociedad y de las instituciones políticas hacia ellas.

La perspectiva de género se fundamenta, por lo tanto, en tres principios fundamentales:
1) la diferenciación entre género y sexo.
2) La primacía absoluta del género sobre el sexo, es decir de la identidad subjetiva sobre la objetiva.
3) Primacía de la cultura sobre la dimensión natural del ser humano.
Los postulados básicos de la IG han sido tomados de diversos autores, todos los cuales tienen en común la obsesión por liberar al hombre de cualquier determinismo y concebirlo como pura libertad. Podemos mencionar a los más importantes teóricos de la revolución sexual: Wilhem Reich y Herbert Marcuse; Marx y Engels, de quienes asumieron las categorías marxistas de lucha de clases; y a S. Freud, de quien tomaron una explicación pansexualista del hombre y su teoría sobre la lucha de sexos. Las feministas de género (2ª ola) también se apoyaron en algunos postestructuralistas sociales, como Jacques Derrida y sus teorías deconstruccionistas, que el mismo aplicó a la sexualidad en alguna de sus obras, y Michel Foucault, con su defensa del control sobre nuestros propios cuerpos, sobre nuestros deseos y pasiones.
La IG ha manipulado la legítima lucha de muchos colectivos contra su discriminación y marginación. La liberación de la mujer, el reconocimiento de la dignidad de cualquier persona independientemente de su orientación sexual, no son discutibles. La dignidad de todo ser humano, desde la concepción hasta la muerte natural, es inalienable. Sin embargo, el lobby LGTBiQ+ ha instrumentalizado estás reivindicaciones para convertirlas en instrumentos de agresión ideológica y generar una estructura político cultural represiva, reaccionaria y en muchos casos violenta.

Frente a la nueva esclavitud. ¿Por qué estas políticas y cultura colabora con el neocapitalismo (GLOBALISMO)?
  1. La Ideología de Género es una estructura cultural y política promovida por el GLOBALISMO desde sus centros de poder (empresas transacionales, organismos internacionales y supranacionales) para romper las estructuras solidarias más íntimas del ser humano como son la sexualidad, el matrimonio y la familia. El actual poder neocapitalista ha integrado diferentes elementos del liberalismo y del marxismo hasta construir una ideología cuyo objetivo fundamental es diseñar el individuo que el sistema necesita. Diseñado el individuo, las instituciones y estructuras sociales nacerán desde su propio seno. Es un totalitarismo a la inversa del tradicional nazi o comunista que conformaba al individuo desde el exterior. 
  2. Como tal, su objetivo no es otro que facilitar la explotación y la dominación patrocinando una antropología reduccionista, fundamentalmente materialista, es decir, eliminando la dimensión trascendente de la realidad; individualista, eliminando la dimensión comunitaria y solidaria del ser humano y estéril rompiendo el dinamismo unitivo y procreativo de la donación propia de la sexualidad humana. La Ideología de Género es un arma de destrucción masiva que genera miles de víctimas, muchas de ellas inconscientes.
  3. La Ideología de Genero es una bioideología que ha convertido el «género» en un constructo político para regularlo todo: la educación, la sanidad, la familia, en general todas las relaciones humanas. Como ideología tiene una consistencia filosófica muy débil incluso contradictoria pero su conexión con lo vital la hace muy persuasiva y penetrante. Se mueve más en el plano de las emociones y los sentimientos que en el de la razón. Aunque es de naturaleza totalitaria no tiende a ofrecer una cosmovisión global y coherente de la realidad. Es más bien fraccionaria, líquida, lo que facilita su asimilación masiva y su conexión con otras bioideologías. Tiende a funcionar mediante grupos de presión, lobbies, más que mediante partidos políticos.
  4. La Ideología de Género ha manipulado la legítima lucha de muchos colectivos contra su discriminación y marginación. La liberación de la mujer, el reconocimiento de la dignidad de cualquier persona independientemente de su orientación sexual, etc. no son discutibles. La dignidad de todo ser humano, desde la concepción hasta la muerte natural, es inalienable. Sin embargo el lobby LGTB ha instrumentalizado estás reivindicaciones para convertirlas en instrumentos de agresión ideológica.
  5. De esta manera la Ideología de Género es uno de los constituyentes fundamentales de la denominada cultura de muerte. La llamada salud reproductiva o los llamados derechos sexuales son eufemismos para encubrir el aborto, las esterilizaciones, o sea, el control de población cuantitativo (eliminación de empobrecidos, marginados sociales, etc) y también para encubrir el control cualitativo (eugenesia, selección embrionaria, programación genética) cuyo objetivo es la construcción de un individuo a la carta, sin referentes maternos y paternos consistentes y por tanto altamente vulnerable. Destruidas o debilitadas las estructuras solidarias del ser humano este queda sometido directamente a los arbitrios del poder político-económico del neocapitalismo.
  6. La actual revolución biotecnológica ha acrecentado el poder de agresión de esta ideología logrando un nivel de individuación y penetración sin precedentes. El control y manipulación de la información, la inteligencia artificial, etc. están acercando la instauración de un poder totalitario de dimensiones globales. Las grandes corporaciones tecnológicas se encuentran en el vértice de este poder.
  7. La ideología de género es una antropología antihumanista que está haciendo de puente entre las antropologías materialistas tradicionales (capitalistas liberales o colectivistas) y las nuevas antropologías antihumanistas de naturaleza tecnológica y radicalmente utilitaristas. (posthumanismo, transhumanismo). Estas nuevas antropologías se plantean abiertamente la posibilidad de transformar la naturaleza humana hasta conseguir un presunto mejoramiento incluso un cambio sustantivo de lo humano llegándose a concebir un ser posthumano. Estas antropologías son eugenésicas e eutanásicas y por tanto elitistas. Solo los que tengan recursos económicos elevados podrán acceder tanto a las nuevas tecnologías de «mejoramiento» humano, alargamiento vital y cuidados paliativos.
  8. La clave fundamental de la Ideología de Género como bioideología es el presupuesto falso de que la naturaleza humana no es un dato objetivo que lleva inscrito un mensaje ético. Por tanto la sexualidad tampoco es un dato objetivo con dimensión moral, sino que esta es algo relativo que depende de la subjetividad (deseo, opinión, opción,…) del individuo. Se relativiza lo objetivo, la sexualidad y se absolutiza lo relativo, el género lo cual es un sinsentido. El sexo biólogico, el género como rol social-cultural y la atracción u orientación sexual se combinan sin limitación alguna. Esta relativización de la sexualidad humana está generando muchos dramas sobre todo entre los jóvenes.
  9. Sin embargo este es uno de los puntos más débiles de esta ideología puesto que la contradicción factual es manifiesta. Si aceptamos el presupuesto de que la sexualidad y la orientación sexual es relativa, optativa y cambiante debe aceptarse en los dos sentidos. Sin embargo esto no es así. El paso de la heterosexualidad hacia otras «formas» de sexualidad se presenta como una demostración de la libertad, de pluralismo y de tolerancia democrática. Lo contrario, se estigmatiza, se difama, se persigue y finalmente se penaliza. Sin duda esta contradicción radical es la manifestación más palpable de la mentira que subyace detrás de la Ideología de Género.
  10. La estrategia de implementación de esta bioideología es compleja y tiene varios niveles. La manipulación del lenguaje, la hipervisibilidad promocionada desde el poder neocapitalista de los medios de comunicación que distorsiona la realidad, el emotivismo… Uno de ellos es la imposición de una serie de leyes que bajo la excusa de combatir la discriminación por orientación sexual introducen todo un programa de ingeniería social de naturaleza totalitaria. La lucha contra la discriminación de cualquier ser humano por razón sexual, racial, étnica, religiosa, política o económica está avalada por la Declaración de Universal de los Derechos Humanos de 1948. Inventar nuevos derechos para diluir los auténticos y utilizar torticeramente la lucha contra una discriminación particular para imponer una ideología es un mecanismo político y social perverso.
  11. Los campos de acción fundamentales de la estrategia del lobby LGTB son: 
  • Control del sistema educativo. Imponiendo una antropología sin el mínimo consenso filosófico y científico. 
  • Control del sistema sanitario. Imponiendo unas prácticas políticas antes que sanitarias. 
  • Control del sistema mediático. Imponiendo un opinión pública y censurando de hecho otras. 
  • Control del sistema político. Imponiendo leyes LGTB de naturaleza totalitaria.
 12. Como hemos dicho las leyes LGTB son una pieza fundamental de la estrategia del poder neocapitalista. Se intentan implementar verticalmente de arriba a abajo, del vértice del poder a la base de la sociedad y de afuera a dentro, es decir desde los poderes trasnacionales subordinando las legislaciones nacionales y regionales. Se impone un consenso establecido en convenciones internacionales mediante una serie de pseudoexpertos cooptados por el poder que elaboran programas, principios, memorándums, etc. que lógicamente se aprueban por «unanimidad» porque previamente se han quitado de en medio la posible disidencia. El control de los medios de comunicación es muy fuerte porque es fundamental crear una opinión pública que sostenga la mentira.
13. En el caso concreto de las leyes del lobby LGTB todo emana escrupulosamente de los principios elaborados en 2006 en la Conferencia Internacional de Yogyakarta (Indonesia). Los 29 principios[1] es un manual detallado para la aplicación de la ideología de género en todo el mundo. Se presentaron en la sede de la ONU en Ginebra en marzo de 2007. Su redacción está diseñada para ser directamente trasladada a las legislaciones nacionales. Los objetivos son claros y se ponen de manifiesto en todas las legislaciones LGTB:
  • Disolución de la identidad sexual. Promoción ideológica de la transexualidad y la intersexualidad.
  • Relativización de la conducta heterosexual por tanto del matrimonio, la maternidad, la paternidad y la familia.
  • Subordinación de los auténticos derechos humanos (libertad de expresión, de religión, de conciencia) a los nuevos pseudoderechos LGTB.
  • Imposición del concepto de matrimonio con derecho de adopción a las uniones homosexuales.
  • Promoción de privilegios sociales, políticos y económicos al colectivo LBTB a costa de las libertades de los demás.
La táctica más habitual de este neototalitarismo es la confusión:
  • Presunción de una falsa legitimidad. En este caso el aval es de Naciones Unidas lo que permite ejercer una presión indecente sobre las naciones especialmente sobre las más débiles y empobrecidas. Estas naciones son chantajeadas. Si quieren «ayuda al desarrollo» deben tragar las leyes LGTB
  • Manipulación de términos. Nuevos y viejos conceptos son reformulados para ocultar la realidad. Salud Reproductiva y Derechos Sexuales, Tolerancia, Diversidad, otros tipos de familia, matrimonio homosexual, género, empoderamiento, dividendo demográfico, …
  • Falsa pretensión de concordancia con el derecho internacional. En este sentido la degradación deliberada de los derechos humanos es evidente ya que se los subordina a los llamados nuevos derechos imponiendo una dictadura.
Los métodos de aplicación son:
  • Imposición supranacional sobre las naciones, especialmente sobre las más pobres, a través de los organismos internacionales, supranacionales, ONGs y los tratados. Se ha creado una auténtica red mundial para imponer la Ideología de Género.
  • Conseguir recursos financieros millonarios mediante la ONU, UE, Estados, Fundaciones privadas ( Rockefeller, Ford, Bill & Melinda Gates, etc) para las organizaciones pro LGTB. Más del 60% del presupuesto de la asociación Internacional de lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersexuales (ILGA) está financiada por la Comisión Europea complementada por contribuciones del multimillonario y especulador neocapitalista George Soros y otros grandes donantes[2].
  • Promulgar sanciones jurídica y sociales contra la oposición. Aquí juegan un papel fundamental el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y el Tribunal Europeo de Justicia.
1. Restricción de la libertad de contrato.
2. Restricción de la libertad de expresión.
3. Supresión de la información no compatible. Control de las investigaciones y terapias.
4. Criminalización de la oposición
Cambio en la mentalidad de la población.
1. Promoción de manifestaciones públicas, como el día del «orgullo»…
2. Influencia mediática unánime (lo que demuestra que es una ideología del poder)
3. Aplicación de la agenda LGTB en el sistema educativo donde todos los partidos parlamentarios han demostrado la obediencia al amo neocapitalista.
4. Formación de una burocracia adecuada a la agenda: policía. judicatura, funcionarios de prisiones, empleadores, trabajadores sociales, profesores…
El nuevo totalitarismo que se está promocionando desde los centros de poder del neocapitalismo global está atacando lo más profundo de la persona que es su auténtica vocación al Bien Común y para ello utiliza como punta de lanza al lobby LGTB, instrumentalizando la sexualidad humana, una de las dimensiones fundamentales del ser humano. La promoción y banalización de la pornografía constituye una de las armas sociales y políticas más destructivas de esta ideología y que afecta a cientos de miles de niños y jóvenes.
Desde PBC animamos, especialmente a los jóvenes, a que no se dejen engañar por la mentira de la parafernalia del «orgullo» y que vivan adecuadamente su sexualidad desde el amor y la vida y siempre como referencia el Bien Común.
Nunca como ahora ha sido necesaria una nueva Revolución Sexual por el Bien Común que plantee sin complejos modelos adecuados de vivencia de la sexualidad: masculinidad y feminidad adecuadas; maternidad y paternidad responsables; matrimonio y familia; familia de familias… amor, fidelidad, respeto…. Y todo para cuidar personalmente y defender políticamente a los más débiles, necesitados y oprimidos.
Carlos Llarandi

Profesionales por el Bien Común

 
¿CÓMO SABER SI TE HAN 
COMIDO EL COCO O CEREBRO?

Van a enseñar a niños desde los 9 años a masturbarse y tener sexo anal en más de 240 colegios del Reino Unido. Esto llegará a todo el mundo en poco tiempo. Para las cabezas huecas, que todavía no entienden que la perversa ideología de género se ha promocionado con el único objetivo de pervertir a nuestros hijos. Nada que ver con el respeto al que piensa o se siente diferente, ese es el argumento MIEL para atraer a las personas huecas y caer en su trampa. Todos aquellos funcionarios y legisladores que apoyen abiertamente esta peste ideológica deberán pagar por haber permitido que pervirtieran a nuestros hijos. Si en tu localidad ves en los medios a políticos que apoyan esta perversión, es hora de sacarlos de la función pública y mandarlos a sus casas, desde allí no podrán crear leyes o reglas para pervertir a nuestros hijos.
 

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LA REBELIÓN DE LA NADA
POR ENRIQUE DÍAZ ARAUJO
 
Estos son los signos de los tiempos que corren. Un tiempo indigente, catastrófico y perverso que como no tiene nada real que ofertar en reemplazo de lo que ataca se complace en llenar la mente de las desvalidas masas occidentales con utopías absurdas y con odios negadores. Es la Rebelión de la Nada. Todas sus potestades y dominaciones son tan estériles e impotentes para crear y construir algo nuevo que sirva al hombre que hasta sus “críticas” tienen que envolverlas con las viejas palabras que acuñara nuestra derrotada civilización. Palabras equívocas y engañadoras a las que se les ha hecho perder todo su significado. Orgullo de nuestra civilización fue el concepto del libre albedrío. La decadencia de la libertad es hoy tan enorme, que esa voz sólo suena en los altoparlantes mundiales con dos sentidos que le son contradictorios. Uno de ellos es el de “liberación”, que usan las termitas de la “Revolución Cultural” para arremeter contra los resabios de la dignidad humana.
Un ideólogo es alguien que reduce, contamina y falsifica la realidad.
La esencia más intima de la Ideología es la subversión de lo accidental contra lo substancial, de lo múltiple contra lo uno, de lo contingente contra lo necesario, de la cantidad contra la calidad, de lo inferior contra lo superior, de la NADA contra EL SER. Su fórmula más terrible y más lógica es el non servíam de Satanás. La rebelión de la creatura contra el Creador y la entronización del hombre endemoniado en el sitio que sólo corresponde a Dios.
La ideología se enseñorea hoy en todo. En economía y en política, en la ciencia, en las costumbres, en la moral, en el arte y en la cultura. Todo parece querer llevar el signo de la rebelión de la nada.
Este libro es una declaración de guerra contra las principales ideologías dominantes. Una voz de alarma, un sarcasmo ilevantable ante tanta baratura intelectual, un guante arrojado al rostro de tantos embusteros, una invitación a desenmascararlos y a bregar sin desmayos para la restauración de la Verdad.
Porque no hay otro camino que el que sintetizó Gracián, "CONTRA MALICIA, MILICIA".

Los orígenes de la Escuela de Frankfurt


LA LAMENTABLE REALIDAD DEL HOMBRE
 
La ONU, busca legalizar la pedofilia, 
no debemos permitir esa aberración. 
La ONU, tiene que desaparecer.
 
EL CRIMEN DE LESA HUMANIDAD 
MÁS GRANDE DE LA HISTORIA: 
EL INFANTICIDIO
 
TAN DEGENERADOS SON LOS PEDOFILOS COMO LA BASURA 
DEL ORGULLO QUE TAMBIÉN SON PEDOFILOS

“No al LGTBI.” No es un derecho. Es un crimen social sobre la niñez, la juventud y la familia.

“No al CHIRINGUITO LGTBI”. No es un derecho. Es un crimen social sobre la niñez, la juventud y la familia.
Son nuevas fuerzas de choque, que empuja la izquierda y que acepta la derecha, en su afán irrenunciable de imponernos su régimen perverso.
“Soberanía Ciudadana” dice: NO AL LGTBI, y certifica programas políticos y jurídicos retroactivos, para saldar cuentas penales con los culpables.


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"¿Por qué los mismos que exigen que todos 'celebremos la diversidad', quieren limitar ahora la diversidad que no les gusta?”, les pregunta el editor de la revista ‘The European Conservative’, Alvino-Mario Fantini.