EL Rincón de Yanka: ENTUSIASMO

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martes, 21 de enero de 2020

10 IDEAS PARA UN ATRACTIVO Y LUCIDO BOLETÍN PARROQUIAL 📝⛪


No hace falta un diseñador hipster para hacer un boletín parroquial, pero sí tener claras algunas ideas y lograr que sea ágil, legible y bien jerarquizado

La mayoría de los boletines parroquiales son feos. Porque no hay entusiasmo, no hay pasión evangelizadora. Esto ha sido obvio durante algún tiempo: en 2015, Catholic Creatives, una comunidad en línea de artistas y empresarios, se reunió específicamente para diagnosticar el problema de la pérdida de información importante en el diseño de un boletín incorrecto.

Un rediseño no tiene que ser una tarea desalentadora. Revisé docenas de boletines parroquiales de todo el país y noté un conjunto similar de problemas de diseño. La mayoría de ellos solo necesitan ser simplificados. Estas 10 consideraciones pueden ayudar a crear un boletín que la gente realmente leerá.

El boletín parroquial de papel: sea mensual, quincenal, semanal o ocasional, está allí, a la entrada de la parroquia, lo tomamos, lo llevamos a casa y da vueltas por la mesa de la cocina o de la sala de estar durante varios días. Da datos prácticos, como los horarios de misa (un lío, porque cambian en verano y en invierno, en Navidad y en Semana Santa), teléfonos y horas de despacho parroquial, algunas webs, algunas personas de contacto...

Avisa de retiros, grupos de oración y adoración, talleres, actividades mil. Y por lo general incluye algún texto formativo o devocional. A veces, incluye chistes y pasatiempos para los niños. Sea de 4, 8 o 12 páginas, cumple una función importante y acerca la gente a la vida parroquial y a Dios. Y es físico, de papel, más concreto que los wasaps y tuits fugaces.

El punto más débil del boletín (después del hecho de que hay que pagar las fotocopias y que alguien se ha de dedicar a doblarlo) es el diseño. La revista America, de los jesuitas de EEUU ha recopilado 10 ideas que ayudan a hacer que los boletines parroquiales sean más legibles y útiles. Su redactor, Angelo Jesus Canta, ha leído los boletines parroquiales de docenas de parroquias y ha hablado con diseñadores. Y estas son sus propuestas.

1. Asegúrate que el boletín es legible
"La mayoría de los boletines que he visto son, simplemente, muy difíciles de leer. Texto desorganizado, contenido demasiado apretado, información importante que se pierde con facilidad. Pregunta a algunas personas de confianza: '¿es esto claro? ¿Puedes leerlo con sencillez?'"

2. Que esté organizado
Muchas veces el boletín parroquial se parece al baúl de los trastos: hay de todo metido de cualquier forma. Es muy importante organizarlo en bloques. Todos los anuncios parroquiales, en un punto. Los horarios de misas y confesión, en su sitio. Lo que se repita en cada número, siempre en el mismo lugar. Pero el diseño debe evitar el uso de cajas, y más aún las que intentan ser creativas o divertidas. "Esos adornos están pasados de moda y expresan poca profesionalidad".

3. Diseño consistente, que no cambie
Igual que las revistas de National Geographic siempre usarán el color amarillo, también el boletín parroquial ha de elegir un tipo de portada, de letra, etc, y adherirse a él de forma estable. La gente debería reconocer por el diseño de una página suelta de un ejemplar de hace 2 años que se trata del boletín parroquial.

4. Apuesta por la simplicidad
La mayoría de los boletines parroquiales tienden a estar atiborrados, demasiado llenos de cosas. Muchas de ellas son innecesarias, incluyendo fotos o dibujos de relleno y cuadros con márgenes. Muchas cosas (por ejemplo, listados de gente que casi nadie contacta) quizá no deberían estar en el boletín de papel, sino en la web. En el boletín se pueden indicar direcciones de Internet, pero sin el "http://www", que ya no es necesario. Muchas fotos (de panes y vinos, por ejemplo) tampoco son necesarias.

5. Jerarquiza: que quede claro lo más importante
Los horarios de misas, despachos y confesiones interesan a casi todo el mundo, y deben ser bien visibles. El organigrama interno de la parroquia interesa a poca gente, debe tener menos espacio y menos relevante. Los lectores leen más las páginas de la derecha y lo que se marca con letra grande.

6. Sé sencillo en la tipografía
En los boletines parroquiales se ven todo tipo de horrores tipográficos: una página alinea las columnas a la izquierda, otra al centro, el tipo de letra cambia continuamente... Todo eso es un desastre. Hay que limitarse a sólo 2 tipos de letra en el boletín, y evitar todas los diseños fantasiosos, incluso para la página infantil. Tampoco hay que usar dibujitos de WordArt. Hay webs que ayudan con ideas de diseño como Fontpair.

7. Usa pocas imágenes: atraen casi toda la atención
Incluso una foto pequeña, irrelevante, llena de desconocidos y poco comprensible de un picnic parroquial tenderá a llamar la atención del lector sobre cualquier otra cosa en esa página. Las fotos deben aportar información útil de verdad, y ser muy escasas. Si de verdad son importantes, merecen ir en buen tamaño. No se deben usar dibujitos de clip art simplemente porque queremos aligerar el texto.

8. Deja respirar las páginas: los blancos no están mal
Los espacios en blanco, buenos márgenes de página, espacios entre sección y sección, ayudan a jerarquizar y clasificar las áreas del boletín y permiten una lectura más cómoda.

9. La sección de anuncios, algunas ideas...
Algunos boletines tienen una página de anuncios. Muchos se limitan a incrustar el anuncio formato tarjeta o banner que les envían los anunciantes. Eso es un caos para el diseño. Además, en algunos boletines se incrustan aquí bastantes esquelas (y casi nunca bautizos ni bodas): da la sensación de que la parroquia está compuesta de gente que se muere (lo cual es cierto, todos nos morimos, pero no da buena imagen ni eleva el ánimo). Quizá se puede reducir espacio publicando una lista de empresas o entidades patrocinadoras de la parroquia y sus servicios (floristas, fotógrafos, etc...), con sus datos de contacto.

10. El boletín sirve a la parroquia y a la fe: ha de estar bien
Gracias al boletín, un nuevo parroquiano puede conocer los servicios que se ofrecen. Alguien que no vaya mucho a la iglesia, puede llevarse un ejemplar y encontrar algo que le haga pensar, llevarse una primera sensación. El boletín parroquial llega a mucha gente del barrio y merece un buen diseño. Forma parte de la evangelización y la pastoral. Si no es posible conseguir un diseñador profesional para elaborarlo (al menos la maqueta base) vale la pena dedicar tiempo a pensar como mejorarlo y ayudarse con tutoriales de diseño de YouTube o Skillshare.
El autor del artículo de America pone como ejemplo de boletín bien diseñado el de la parroquia de Santa Teresa de Ávila en Chicago (12 páginas, incluye un par de columnas en español). Un ejemplo, aquí en PDF.



LA VOZ DE TU PARROQUIA Y POBO DE DEUS SON DOS PUBLICACIONES RELIGIOSAS QUINCENALES DE LA DIÓCESIS DE SANTIAGO DE COMPOSTELA SIN NINGÚN ATRACTIVO Y QUE NO ESTÁN EN LAS REDES SOCIALES NI correo-e TIENEN. (Y ESO QUE LO HEMOS SUGERIDO).


sábado, 21 de octubre de 2017

ASOMBRO Y EMPATÍA: DOS DESAFÍOS COMPLEMENTARIOS PARA LA EVANGELIZACIÓN


Asombro y empatía


Dos claves para renovar el lenguaje 
de la evangelización y de la catequesis. 

EN EL AMPLIO MAR DEL CRISTIANISMO, EN CUANDO UNO EMPRENDE LA NAVEGACIÓN, ENCUENTRA SIEMPRE AGUAS NUEVAS. Y EL SEÑOR CAMINA SOBRE ELLAS, CON LA ASOMBROSA MAJESTAD DE LOS HOMBRES LIBRES. 

"VIVIR EN EL ESPÍRITU ES EXPERIMENTAR LA MISERICORDIA CON ASOMBRO QUE NOS IMPULSA EN CONSTANTE CONVERSIÓN,CAMBIO Y RENOVACIÓN DE COMUNIÓN"

Lo mejor que podemos sentir es el lado misterioso de la vida.
Este es el sentimiento que se encuentra en el fondo
del arte y de la verdadera ciencia.
Quien no puede sentir asombro ni sorpresa está como muerto.
Sus ojos se apagaron. 

"La cosa más hermosa que podemos experimentar es el misterio. Es la fuente de todo verdadero arte y ciencia. Aquél a quien esta emoción le es extraña, que no puede hacer una pausa para meditar y permanecer en un rapto de asombro, está tan bien como muerto: sus ojos están cerrados." 

[Albert Einstein (1879-1955), físico alemán, Premio Nobel de Física 1921]

La capacidad de entusiasmo 
es signo de salud espiritual. 
Gregorio Marañón 

«El asombro es la base de la adoración.» 
"Sartor Resartus" (1833-34) 
THOMAS CARLYLE


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¿Estaremos a la altura de una evangelización que realmente sea nueva en su ardor, en sus métodos y en sus expresiones, como quería san Juan Pablo II?, ¿de una catequesis renovada, más esencial, más mistagógica y más inculturada con el hombre de hoy, sobre todo con las nuevas generaciones?En nuestras manos está el intentarlo, a sabiendas de que, como nos dice Francisco, más vale «una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a sus propias seguridades» (Evangelii gaudium, 49).
El lenguaje del amor 
Introducción: 
Dos desafíos complementarios 

Nadie duda de que el lenguaje es para la comunicación mucho más que un conjunto de códigos de comprensión1. En la comunicación de la fe ocurre exactamente lo mismo, tanto en la evangelización en general como en la catequesis en particular. Por eso, cuando hablamos del lenguaje de la evangelización y de la catequesis, hablamos de todo ese mundo de referencias cognitivas, simbólicas, emotivas y motivadoras del ser humano, creyente y no creyente, en el diálogo vital que trata 
del sentido de sus vidas, de la apertura a la experiencia y a la revelación religiosa, y que constituye un contexto en el que los códigos lingüísticos no son solo los idiomáticos, sino todos aquellos códigos de sensación y de comprensión que consideramos su cultura. Por eso, los lenguajes de la evangelización y de la catequesis no son elementos meramente metodológicos, sino constitutivos. Y están sometidos a la doble fidelidad a la que nos invita la misión evangelizadora y catequística de hoy, como explica el Directorio general para la catequesis: Si Jesucristo constituye la viva y perfecta relación de Dios con el hombre y del hombre con Dios, de Él recibe la pedagogía de la fe, en la que se nos da «una ley fundamental para toda la vida de la Iglesia (y por tanto para la catequesis): 
la fidelidad a Dios y al hombre, en una misma actitud de amor». Por eso, «será auténtica aquella catequesis que ayude a percibir la acción de Dios a lo largo de todo el camino educativo, favoreciendo un clima de escucha, de acción de gracias y de oración, y que a la vez propicie la respuesta libre de las personas, promoviendo la participación activa de los catequizandos». Lo cual «comporta para la catequesis la tarea nunca acabada de encontrar un lenguaje capaz de comunicar la Palabra de Dios y el Credo de la Iglesia, que es el desarrollo de esa Palabra, a las distintas condiciones de los oyentes» 2

Se trata del principio de la doble fidelidad: fidelidad al mensaje y fidelidad al destinatario. El lenguaje evangelizador y catequético ha de ser a la vez –y dándole a ambos objetivos la misma importancia– fiel a la Palabra de Dios y fiel a la palabra (el lenguaje, el ámbito lingüístico de comprensión) del hombre de hoy, su destinatario, teniendo en cuenta su mundo y su cultura. 

Como nos dice el papa Francisco, «el encuentro catequístico es un anuncio de la Palabra y está centrado en ella, pero siempre necesita una adecuada ambientación y una atractiva motivación, el uso de símbolos elocuentes, su inserción en un amplio proceso de crecimiento y la integración de todas las dimensiones de la persona en un camino comunitario de escucha y de respuesta […]. Hay que atreverse a encontrar los nuevos signos, los nuevos símbolos, una nueva carne para la transmisión de la Palabra, las formas diversas de belleza que se valoran en diferentes ámbitos culturales  
e incluso aquellos modos no convencionales de belleza que pueden ser poco significativos para los evangelizadores pero que se han vuelto particularmente atractivos para otros» (Evangelii gaudium, 166-167). 

En este trabajo abordamos dos aspectos de esta doble fidelidad del lenguaje evangelizador y catequético. Son dos aspectos entre muchos otros, pero dos aspectos hoy en día indispensables. En primer lugar, y mirando más hacia la fidelidad al mensaje –pero sin olvidar la fidelidad al destinatario–, proponemos una especial atención y recuperación del genuino lenguaje religioso, o lenguaje religioso originario, que es el lenguaje que nos remite a la experiencia religiosa universal, incluso previa a la revelación cristiana, y completamente asumida y reconocida por esta. 

Es el lenguaje del asombro religioso, que ha existido y existirá siempre como seña de identidad de una verdadera religación trascendente, de religación a lo sagrado y a su misterio que es Dios. Se trata de una propuesta de purificación del lenguaje religioso desde la novedad del acontecimiento religioso por excelencia, la encarnación del Hijo de Dios, que ha roto el velo que separaba abismalmente lo sagrado de lo profano. Y que, al mismo tiempo, nos salva de la tentación de una mundanización o secularización de la propuesta cristiana, presentada no pocas veces como una ética –cuando no una ideología– inmanentista y arreligiosa. 

Este requerimiento del lenguaje del asombro sirve para abordar no pocos desafíos de la evangelización y la catequesis de hoy, como son el de apuntar a una nueva evangelización que sea nueva en su ardor explícitamente religioso y a recuperar una verdadera catequesis de la experiencia, de iniciación y de conversión cristianas, y una catequesis más mistagógica. Y que, por tanto, supere una catequesis meramente doctrinal que resbale para quienes no han hecho nunca la experiencia religiosa del asombro, y al mismo tiempo que supere también una catequesis que, con el sano deseo de conectar con la experiencia vital de los destinatarios, termine siendo un bucle que sirva solo para dar vueltas sobre la experiencia humana, sin abrir una puerta a la experiencia del asombro ante Dios y de la conversión a Él. 

El reclamo del asombro en la evangelización y en la catequesis coincide además con la primacía de la transmisión de la experiencia del evangelizador en la evangelización y del catequista en la catequesis, pues solo es capaz de contagiar el asombro quien vive del asombro. Como dice el teólogo José María Castillo, «las creencias religiosas solamente se pueden comunicar desde la propia experiencia religiosa, no meramente desde los conocimientos religiosos. Esto es lo grande y también lo peligroso y exigente que tiene la religiosidad. Por eso hay personas que no paran de hablar de religión y lo que producen es rechazo y malestar. Mientras que otras personas apenas hablan y, sin embargo, su sola presencia transmite tal bondad, tanto respeto, tanta humanidad, que inmediatamente uno siente que ahí está Dios»3

Y –no menos importante– el reclamo del asombro en la evangelización y en la catequesis es capaz de conectar, en este caso en preeminente clave de fidelidad al destinatario, con esa «nostalgia de Dios» que anida en el corazón del hombre secularizado de hoy, que demanda espiritualidad porque anhela amar y ser amado de modo infinito, porque anhela la experiencia de Dios en su sentido más amplio y natural, en su necesidad de sentido y de destino para su vida.


1 Si nos fijamos en el clásico esquema del proceso comunicativo, el lenguaje no conforma solo el mensaje y el canal en el proceso, sino que configura también al emisor y al receptor, y determina tanto la llave del acceso (gate-keeper) de la comunicación como sus efectos (feedback). El lenguaje está en todos los elementos del proceso, porque si bien se identifica principalmente con el canal porque los códigos (a codificar y a descodificar en el proceso) son fundamentalmente lingüísticos, el lenguaje tiene que ver con la persona del emisor y del receptor (con su mundo cognitivo y emotivo), con su capacidad de suscitar embudos y ruidos, frenos y desviaciones en el proceso, y de determinar la reacción del receptor cuando pasa a ser el emisor en la comunicación interactiva. 

2 CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, Directorio general para la catequesis, EDICE, Madrid 1997, pp. 164-165 (nº 145-146). En el nº 145 cita a JUAN PABLO II en su exhortación apostólica Catechesi tradendae, 55.

3  Cf. JOSÉ MARÍA CASTILLO, La humanidad de Dios, Trotta, Madrid 2012.


VER+:




lunes, 13 de febrero de 2017

EL HOMBRE QUE CONOCÍA EL INFINITO


Srinivasa Aiyangar Ramanujan 

Nacimiento 22 de diciembre de 1887 Muere el 26 de abril de 1920) fue un matemático autodidacta indio que, con una mínima educación académica en matemáticas puras, hizo contribuciones extraordinarias al análisis matemático, la teoría de números, las series y las fracciones continuas. 
Ramanujan desarrolló inicialmente su propia investigación matemática en forma aislada; que fue rápidamente reconocida por los matemáticos indios. Cuando sus habilidades se hicieron evidentes a una comunidad matemática más amplia, centrada en Europa en ese momento, comenzó su famosa colaboración con el matemático británico G. H. Hardy. 
Redescubrió teoremas conocidos previamente, además de formular numerosas nuevas proposiciones. 

"El hombre que conocía el infinito". 

Aborda con inteligencia tres cuestiones fundamentales: el triunfo de los ideales cuando se defienden pacíficamente con fe, constancia y entusiasmo; las dificultades de adaptación cuando se produce el choque de culturas; y las maneras diferentes de concebir el mundo y la realidad, desde la intuición (o la revelación) y desde el razonamiento más empírico. 

En un panorama cinematográfico plagado de banalidades cuando no de estupideces a todo color, esta película brilla con luz propia. Un guión muy bueno y una realización impecable. Dejando a un lado el cine norteamericano, que es un inmenso océano en sí mismo, las únicas cinematografías europeas que merecen mi respeto profundo son la italiana y la británica. Franceses y alemanes han tenido aciertos, igual que Holanda o Dinamarca o Suecia, y en menor medida España hasta los años setenta, pero la Italia de la época dorada y Gran Bretaña siempre son los grandes centros, para mi gusto, del buen cine.





sábado, 30 de julio de 2016

LA CENTRALIDAD DE DIOS EN LA VIDA DEL HOMBRE ENTUSIASTA Y EL CIENTICENTRISMO: UN HOMBRE PREGUNTA



La centralidad de Dios 
en la vida del hombre.
Todo hombre necesita de Dios 
o puede ser feliz sin Él


Soy hombre: duro poco
y es enorme la noche.

Pero miro hacia arriba:
las estrellas escriben.
Sin entender comprendo:
también soy escritura
y en este mismo instante
alguien me deletrea.


"HERMANDAD"
OCTAVIO PAZ



Como ser pensante, la persona ha tratado de buscar y entender el significado profundo de la vida, ya que en él espera satisfacer su deseo de plenitud y, por tanto, alcanzar la auténtica felicidad. En esa búsqueda se plantea una serie de interrogantes: 

¿quién soy?, ¿de dónde vengo?, ¿a dónde voy?, ¿por qué existe la enfermedad, el dolor, la muerte?... 
Son preguntas que, en un momento u otro de la vida, todos nos hacemos, sobre todo en situaciones extremas de soledad o acosados por la muerte de un familiar o un amigo, en el dolor, en la enfermedad, en el desengaño…; entonces, estos interrogantes nos inquietan con más fuerza y buscamos respuestas con más ardor. 

Buscamos el “sentido de la vida”. 
¿Qué quiere decir la palabra “sentido”? 
Tiene dos acepciones, y nos pueden ayudar a comprender mejor el problema que nos estamos planteando: 
  • “Sentido” es, en primer lugar, significado, y así solemos preguntar qué sentido tiene tal texto o tal palabra. Del mismo modo queremos conocer la significación de los acontecimientos de la vida. Continuamente nos preguntamos por el porqué y el para qué de lo que ocurre y de lo que nos ocurre, rebelándonos contra el absurdo y el “sinsentido”. 
  • “Sentido” es también, en segundo lugar, dirección. Es la pregunta “hacia dónde”. Y también esta segunda acepción la aplicamos a la vida cuando deseamos saber cuál será nuestro final, hacia dónde nos dirigimos, no sólo en esta vida, sino en un posible más allá. 
Sin embargo, la vida no nos muestra su sentido inmediatamente. La vida está constituida de actos aparentemente aislados, pero la totalidad de la vida y el sentido de esa totalidad se nos escapa. Por eso es la misma vida la que ha de ser interpretada. Cada vida personal es un enigma por descubrir. Nuestro esfuerzo ha de ser leer en la vida para descubrir su sentido. Y cuando este sentido se descubre, la vida se transforma radicalmente. Todo adquiere valor y significado. La mirada que se dirige al mundo ve una realidad renovada, y es, sobre todo, la propia existencia la que se vive con gozo y plenitud. 

La cuestión del sentido de la vida está íntimamente ligada a la felicidad de las personas. Ser feliz consiste en vivir una vida con sentido. A lo largo de toda nuestra vida vamos eligiendo y tomando decisiones siempre en busca de mayores niveles de felicidad. Todo ese cúmulo de decisiones y opciones que, a veces sin darnos cuenta, vamos tomando, van construyendo lo que somos. 

Nuestra felicidad depende de nuestras elecciones y de nuestras opciones. A través de ellas construimos día a día el “sentido de nuestra vida”. La felicidad humana consiste en responder con profundidad (con nuestra propia vida, nuestro ser, nuestro conocer y nuestro actuar) a estas preguntas sobre el sentido de la vida. Si se encuentra respuesta a estos interrogantes esenciales, la vida se llena de sentido, la persona se realiza y descubre el sentido de su existencia.

"La capacidad de entusiasmo 
es signo de salud espiritual". 
Gregorio Marañón
    "El peor fracaso es la pérdida del entusiasmo".
    H. W. Arnold
“Nunca se ha logrado nada sin entusiasmo.” 
Emerson

"Es preciso elevarse con las alas del entusiasmo. 
Si se razona, no se volará jamás".  
Anatole France

"No desfallezcas en esta grande obra que inicias llena de fe y de entusiasmo, y si alguna vez necesitáis la ayuda de un hombre joven de largas barbas, pronunciad mi nombre, y correré presuroso a ocupar mi puesto con el ardor, la fe y la esperanza de los primeros años". 
Leandro Alem

El entusiasmo es la exaltación del ánimo que se produce por algo que cautiva o que es admirado. El término procede del latín tardío "enthusiasmus", aunque su origen más remoto se encuentra en la lengua griega. Para los griegos, "enthousiasmós" significaba “tener un dios dentro de sí”, ‘rapto divino’ o ‘posesión divina’


El entusiasmo no es una cualidad que se construye o que se desarrolla.
Es un estado de fe, de afirmación de sí mismo.
La persona entusiasta es aquella que cree en su capacidad de transformar las cosas, cree en si misma, cree en los demás, cree en la fuerza que tiene para transformar el mundo y su propia realidad. Está impulsada a actuar en el mundo, a transformarlo, movida por la fuerza y la certeza en sus acciones.

El entusiasmo es lo que da una nueva visión de la vida.
Entusiasmo es distinto del optimismo. Mucha gente confunde el optimismo con el entusiasmo. Optimismo significa creer que algo favorable va a ocurrir, inclusive anhelar que ello ocurra, es ver el lado positivo de las cosas, es una postura amable ante los hechos que ocurren.

En cambio el entusiasmo es acción y transformación, es la reconciliación entre uno mismo y los hechos, las cosas. Solo hay una manera de ser entusiasta, actuando entusiástamente.
Si tuviéramos que esperar tener las condiciones ideales primero para luego entusiasmarnos, jamás nos entusiasmaríamos por algo, pues siempre tendríamos razones para no entusiasmarnos.

No son "las cosas que van bien" lo que trae entusiasmo, es el entusiasmo que nos hace hacer bien las cosas.
Hay personas que se quedan esperando que las condiciones mejoren, que llegue el éxito, que mejore su trabajo, que mejore su relación de pareja o de familia para luego entusiasmarse... la verdad es que jamás se entusiasmarán por algo.

Si creemos que es imposible entusiasmarnos por las condiciones actuales en las que nos tocó vivir, lo más probable será que jamás saldremos de esa situación.
Es necesario creer en uno mismo, en la capacidad de hacer, de transformarse y transformar la realidad que nos rodea.
Dejar de un lado toda la negatividad, dejar de un lado todo el escepticismo, dejar de ser incrédulo y ser entusiasta con la vida, con quienes nos rodean y con uno mismo.


Una mirada al desarrollo científico con un poco de perspectiva histórica nos deja asombrados de la rapidez con que las máquinas se trasladan a los museos. Bastantes afirmaciones de las revistas científicas actuales probablemente sean motivo de hilaridad o de asombro para las generaciones futuras, quizá dentro de no tanto tiempo.

La historia de las ciencias nos advierte, con terca insistencia, de un hecho irrefutable: pocas teorías científicas logran mantenerse siquiera unos pocos siglos; muchas veces, tan solo unos años; y en algunas ocasiones, todavía menos. La mayoría de las afirmaciones de la ciencia van siendo sustituidas, una tras otra, poco a poco, por otras explicaciones más complejas y contrastadas de esa misma realidad. Eran hipótesis que fueron consideradas como ciertas durante una serie de años, o de siglos, y que un día quedan superadas. A veces, son englobadas dentro de teorías más completas, de las que la antigua hipótesis es un corolario o un simple caso particular. Otras, quedan obsoletas y desaparecen por completo del ámbito científico. La postura propia de la ciencia experimental ha de ser, por tanto, extremadamente cauta en sus afirmaciones.

No basta con la razón —ha escrito Luis Racionero— para que una sociedad sea justa, solidaria y equilibrada. Para que haya equilibrio en la persona y en la sociedad, se necesita atender, junto con la razón, a la voluntad y a la sensibilidad. La persona y la sociedad deben proponerse buscar lo bueno, lo verdadero y lo bello; y eso supone hablar de voluntad, inteligencia y sentimientos; y a su vez de la ética, la ciencia y el arte. Cuando se idolatra un método de la inteligencia, como es la razón, sin encumbrar a su altura la ética y la estética, se desequilibra al individuo y la sociedad. Ese ha sido el fracaso de la Ilustración.

...Lo que no puede hacerse es trabajar por el progreso humano amputando al hombre de su dimensión espiritual, dejándole reprimido en toda la energía psíquica que se dirige a vivencias espirituales. El hombre sin dimensión espiritual es el hombre disminuido de nuestra época, que no puede encontrar sentido a la existencia. Existe en el ser humano lo que Juan Ramón Jiménez llamó el 'inmortal anhelo', un sitio en nuestra mente para lo espiritual y trascendente».

Lo que se está intentando es volver a entender qué es el espíritu y cuál es su papel en la existencia humana. Se trata de cambiar la desesperación de Macbeth, para quien la vida es “un drama de sonido y furia, escrito por un loco, que no significa nada”, por la actitud inquisitiva de Hamlet: “Hay más cosas en el cielo y la tierra, Horacio, de las que puede soñar tu filosofía”.

Fracasó por creer que de la razón se deriva automáticamente la ética, lo cual se ha demostrado falso al contrastarse con la realidad. La razón no puede ser salvada por la razón. Eso sería ilusorio. Esos crímenes han demostrado lo que puede llegar a hacer el hombre. Y hemos visto cómo la razón no ha impedido nada.

Los ilustrados creían que mostrando al hombre lo razonable, este lo adoptaría, y la razón sería suficiente para organizar la sociedad. Pero no ha sido así. No basta con proclamar lo razonable para que los hombres lo practiquen.
El comportamiento humano está lleno de sombras y de matices ajenos a la razón, que campan por sus respetos moviendo resortes de la voluntad y el corazón. Es salvar el honor de la razón —aseguraba Jean-Marie Lustiger— reconocer los peligros que encierra. La razón está en los hombres concretos, y está por tanto sujeta a errores. Puede ofuscarse, puede llegar al extravío, incluso a la perversión. Concebir la razón como la gran soberana, independiente del bien que debe buscar el hombre, es quizá como ponerse en manos de un ordenador: es un instrumento muy capaz, procesa gran cantidad de datos que toma del exterior, todo su desarrollo es perfectamente lógico, pero alguien tiene que asegurar que está bien programado. La verdadera fe es una guía insustituible, pues es evidente la razón puede extraviarse.

No quiero con esto menospreciar la razón, sino todo lo contrario. La razón es una de las más nobles capacidades que distinguen a la especie humana, y nos alegra ver sus triunfos, y las conquistas de la ciencia, y su lucha por construir un mundo mejor. Pero conviene recordar siempre la limitación humana, así como el orden natural impuesto por Dios, que permite al hombre preservar su dignidad y evitar muchos errores.
La historia está llena de cadáveres ideológicos, y a nadie le extraña encontrarlos perfectamente alineados cuando vuelve la vista atrás para aprender de la historia. Y entre ellos, salpicados a lo largo de los siglos, puede verse a toda una legión de profetas que han ido asegurando —sobre todo en los últimos doscientos años— la pronta y definitiva desaparición de la religión y de la Iglesia.

Sin embargo, la historia muestra que son precisamente los que con tanta pasión hacen esas condenas y esas profecías quienes desaparecen uno tras otro, mientras la Iglesia continúa adelante después de dos mil años, y la religiosidad sigue siendo una constante en todas las civilizaciones de todos los tiempos.

La Iglesia, que ha presenciado catástrofes que barrieron imperios enteros, atestigua con su mera subsistencia la fuerza que late en ella. "Los pueblos pasan —observaba Napoléon—, los tronos y las dinastías se derrumban, pero la Iglesia permanece." Algo que hace sospechar que el hecho religioso forma parte de la naturaleza del hombre, y que la Iglesia está alentada por un espíritu que no es de origen humano.
¿Qué es el espíritu?



-¿Sabes que el mar aquí es muy importante? Donde más..

-¿El mar aquí?

-Por eso, es donde mas se piensa en él. Las cosas no son importantes porque existan, son importantes si se piensa en ellas, como tu hijo, que no está, pero piensas en él cada día a que si? Por eso existe, porque piensas en él.-
Mi madre lo dice siempre, que existimos porque alguien piensa en nosotros y no al revés. Dice que lo dijo no se quien, pero yo creo que se lo inventa ella, se lo inventa todo según le convenga.
(silencio) 

-Yo en realidad…no creo mucho en Dios, ni soy muy religiosa, ni nada, mi madre si lo es. Yo no. Lo único…que si he pensado y creo que …bueno…lo peor no …lo peor no seria que no hubiera nada después de la muerte, ...lo peor sería que hubiera otra vida…que fuera como esta.



UN HOMBRE PREGUNTA…

¿Dónde está Dios? Se ve, o no se ve.
Si te tienen que decir donde está Dios, Dios se marcha.
De nada vale que te diga que vive en tu garganta.
Que Dios está en las flores y en los granos, 
en los pájaros y en las llagas,
en lo feo, en lo triste, en el aire, en el agua;
Dios está en el mar y a veces en el templo,
Dios está en el dolor que queda y en el viejo que pasa
en la madre que pare y en la garrapata,
en la mujer pública y en la torre de la mezquita blanca.
Dios está en la mina y en la plaza,
es verdad que está en todas partes, pero hay que verle,
sin preguntar que dónde está como si fuera mineral o planta.
Quédate en silencio,
mírate la cara.
el misterio de que veas y sientas,
¿no basta?
Pasa un niño cantando,
tú le amas,
ahí está Dios.
Le tienes en la lengua cuando cantas
en la voz cuando blasfemas,
y cuando preguntas que dónde está,
esa curiosidad es Dios, que camina por tu sangre amarga,
en los ojos le tienes cuando ríes,
en las venas cuando amas,
ahí está Dios, en ti,
pero tienes que verle tú,
de nada vale quién te le señale,
quién te diga que está en la ermita, de nada,
has de sentirle tú,
trepando, arañando, limpiando,
las paredes de tu casa:
de nada vale que te diga 
que está en las manos de todo el que trabaja,
que se va de las manos del guerrero,
aunque éste comulgue, 
practique cualquier religión, dogma o rama;
huye de las manos del que reza y no ama,
del que va a misa y no enciende a los pobres 
velas de esperanza;
suele estar en el suburbio a altas horas de la madrugada,
en el hospital, y en la casa enrejada.

Dios está en eso tan sin nombre
que te sucede cuando algo te encanta,
pero de nada vale que te diga 
que Dios está en cada ser que pasa.

Si te angustia ese hombre que compra alpargatas,
si te inquieta la vida del que sube y no baja,
si te olvidas de ti y de aquéllos, y te empeñas en nada,
si sin por qué una angustia se te enquista en la entraña,
si amaneces un día silbando a la mañana
y sonríes a todos y a todos das las gracias,
Dios está en ti, debajo mismo de tu corbata.

(Gloria Fuertes, 
de Antología, incluida en Obras completas, 
editorial Cátedra, 1984)


viernes, 25 de septiembre de 2015

LAS ESPERAS: LA FELICIDAD ES UN TRAYECTO, NO UN DESTINO








La Felicidad no llega cuando conseguimos lo que deseamos, sino cuando sabemos disfrutar de lo que tenemos; no soñando con el mañana sino Viviendo el Hoy. Trabaja como si no necesitaras dinero; Ama como si nunca te hubiesen herido; Baila como si nadie te estuviese viendo.



Las Esperas de Ismael Curbelo


jueves, 6 de septiembre de 2012

MEMÉTICA: PIENSA DIFERENTE, VIVE DIFERENTE




 
PIENSA DIFERENTE, VIVE DIFERENTE
"LA VERDAD ES BELLEZA".  John Keats
 
 
 
En este mundo todo es posible si pones tu mente a ello.
Sé que la mente puede obrar milagros. (Lipton, The Biology of Belief).
Atraes lo que eres, no lo que quieres; y que tú eres tus creencias, no tus células.Como explica The Biology of Belief, tu actividad mental es lo bastante fuerte para superar a las partículas materiales
y a las influencias del condicionamiento y la programación que adoptaste sin darte cuenta en tus años de formación.
 
Existe un fascinante campo de investigación que se llama memética y se ocupa de la mente,  y que es análogo a la relación de la genética con el cuerpo.
Así como la unidad básica de la genética es el gen,la unidad básica de la memética es el meme.
Pero a diferencia de un átomo o de un electrón, el meme no tiene propiedades físicas.
Según Richard Brodie, en su obra "Virus of the Mind", “es una idea,  creencia o actitud de la mente que se puede propagar a y desde las mentes de otras personas”.
Richard Dawkins, el biólogo de Oxford que acuñó la palabra “meme”, describe el proceso en su libro "El gen egoísta".







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sábado, 12 de noviembre de 2011

SE VENDE CASA







“Los años arrugan la piel,
pero renunciar al entusiasmo arruga el alma".  
Albert Schwaitzer



SE VENDE CASA 


Un señor se encontró cierto día en la calle a su amigo el gran poeta Olavo Bilac y le dijo:

- Sr. Bilac, necesito vender mi casa, que Ud. bien conoce. ¿Podría redactar el anuncio para el periódico?

Olavo Bilac tomó lápiz y papel y escribió:

"Se vende encantadora propiedad, donde cantan los pájaros al amanecer en las extensas arboledas, rodeado por las cristalinas aguas de un lindo riachuelo. La casa, bañada por el sol naciente, ofrece la sombra tranquila de las tardes en la terraza."

Algunos meses después, el poeta se encontró con el señor y le preguntó si ya había vendido su casa.

-No pensé más en eso, dijo el hombre. Después de leer el anuncio, me dí cuenta de la maravilla que tenía.

A veces, no nos damos cuenta de las cosas buenas que tenemos y vamos tras falsos tesoros. Debemos valorar lo que tenemos y que nos ha sido dado por Dios: la salud, la familia, los amigos, el empleo, el conocimiento, el cariño, la fe, cada nuevo día ... y muchos más verdaderos tesoros.

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