EL Rincón de Yanka: EMPATÍA

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viernes, 2 de junio de 2023

LA EMPATÍA TIENE UNA CHISPA INDESCRIPTIBLE... por MARCELA J. VILLALÓN 💕🔥💕


La EMPATÍA 
tiene una chispa indescriptible...

Dicen por ahí, que la persona que lleva la EMPATÍA en el alma, 
"es como esa pequeña luciérnaga" 
que va por el camino compartiendo su luz.
Marcela J Villalón

Dicen por ahí, que la persona que lleva la EMPATÍA en el alma, “es como esa pequeña luciérnaga” que va por el camino compartiendo su luz. Parece que tuviera el poder de entrar suavemente en el corazón del otro, repartiendo la grandeza que conduce su existencia... Anda por ahí y por aquí, escuchando sin prisas, mirando con amor y sintiendo todo en su propia piel. Conoce de ser dulce con quien lo necesita e incluso sabe mostrarse fuerte en el momento exacto. 

Esas pequeñas luciérnagas actúan con sutileza porque su mayor temor es herir a quien ya está herido... quien lleva ese brillo sanador en el alma, comprende y va por la vida desatando nudos, ofreciendo su hombro, secando lágrimas...

Quien va vestido de EMPATÍA, recorre caminos escuchando miradas, leyendo silencios, desinfectando heridas... Y va empujando al que ya no puede, para que vuelva a comenzar...

Su fuerza es la bondad…».« La EMPATÍA tiene una chispa indescriptible...

Dicen por ahí, que la persona que lleva la EMPATÍA en el alma, “es como esa pequeña luciérnaga” que va por el camino compartiendo su luz. Parece que tuviera el poder de entrar suavemente en el corazón del otro, repartiendo la grandeza que conduce su existencia... Anda por ahí y por aquí, escuchando sin prisas, mirando con amor y sintiendo todo en su propia piel. Conoce de ser dulce con quien lo necesita e incluso sabe mostrarse fuerte en el momento exacto. 

Esas pequeñas luciérnagas actúan con sutileza porque su mayor temor es herir a quien ya está herido... quien lleva ese brillo sanador en el alma, comprende y va por la vida desatando nudos, ofreciendo su hombro, secando lágrimas...

Quien va vestido de EMPATÍA, recorre caminos escuchando miradas, leyendo silencios, desinfectando heridas... Y va empujando al que ya no puede, para que vuelva a comenzar...

Su fuerza es la bondad…

La EMPATÍA tiene una chispa indescriptible
Marcela J Villalón

miércoles, 21 de diciembre de 2022

CUANDO ÉRAMOS CHÉVERES Y SEGUIMOS SIÉNDOLO A PESAR DE TANTA INDIFERENCIA EGOCÉNTRICA 👫👦👧👫



 CUANDO ÉRAMOS CHÉVERES

"Cuanto extraño a los que reconozcan 
y vivan la humildad sabia". 

"Lo mas entrañable de lo vivido 
no ha sido ni pronunciado ni efectuado. 
Tan solo el encuentro efervescente 
en la alba mirada implícita de complicidad". 

"Hay cada vez más infelices que dejan 
de "VER" los reflejos infinitos de comunión 
de la "VIDA", para encerrarse sólo en el ensimismado 
mirarse al espejo de su propio vacío". 

"Para los de aquí, soy de allá;
para los de allá, soy de aquí;
pero, para los amigos,
soy uno de ellos". 

Yanka

Cuando éramos chamos, la gente, los vecinos, los conocidos y desconocidos, los compañeros eran importante para cada uno de nosotros. La cortesía y la cordialidad era norma generalizada. Nos presentaban a alguien y ya éramos buenos conocidos para siempre. Ahora, pasan unos diás y te encuentras al que te presentaron, le quieres saludar y pasa por tu lado como si nada, como si no te conociera. No le dan importancia a la presentación personal.

Casi toda mi generación como mis compañeros de estudios éramos chéveres, éramos amigables, joviales,  simpáticos, respetuosos, éramos panas.

En nuestros tiempos de estudiantes, varias palabras del diccionario no existían para nosotros como la traición, la enemistad, la envidia, la soberbia, la calumnia, la grosería, el insulto, la vileza, el desagradecimiento, la división, la desafección y el rencor.

Hace unos años celebramos el trigésimo aniversario de la VIII promoción de bachilleres del Instituto marista Juan XXIII de Punta Cardón. Fue un reencuentro muy emotivo e impactante; pareciera que no hubieran pasado los años entre nosotros. Éramos los mismos compañeros de siempre... Formábamos la misma generación que nos identificaba y nos unificaba. Pensábamos, sentíamos, nos reíamos como siempre lo hicimos juntos. 

Cuando la amistad con tu gente va creciendo en tu infancia-adolescencia, nunca muere. Ellos te conocen y tú los conoces. La amistad se une con unos lazos que no los separa nada ni nadie. El amigo de tus años mozos es para siempre... No es comparable con otras amistades que haces a lo largo de tu vida. 

En cambio, las generaciones posteriores a la nuestra, han cambiado. Nosotros, la generación X, hermanos de la generación Y, padres de la generación milénica y generación Z, somos totalmente distintos. Han perdido la fragancia de la inocencia y del sonrojo. Se han perdido lo que nosotros sí convivimos y compartimos: ¡ A M I S T A D !

LA ESENCIA DE LOS AMIGOS DE LA INFANCIA

"FUE UN PLACER COINCIDIR
EN ESTA VIDA"


Presuntos Implicados - Como Hemos Cambiado
 
CUANDO ME VAYA / Melocos y Natalia

«Estoy de pie aquí, la frente coronada de mil arrugas, estoy aquí de pie, como un viejo San Bernardo, y yo miro a la lejanía, muy lejos, hasta el confín de mi infancia...». Bohumil Hrabal

domingo, 4 de noviembre de 2018

📗 El pequeño libro de LOS GRANDES VALORES y TRES ESCRITORAS EN EL INFIERNO DE AUSCHWITZ

 El pequeño libro de los grandes valores
Meirav Kampeas-Riess


El testimonio de una superviviente de Auschwitz para educar en valores.
“La vida, la esperanza y la fe en nosotros mismos se abren paso en medio del horror del Holocausto: este libro es un regalo que fortalece el espíritu y nos recuerda la importancia de la memoria, la historia y la educación”. José Mota
Para la profesora israelí Meirav Kampeass-Riess, hasta la historia más oscura puede servir para enseñar el buen camino a los jóvenes. La autora de “El pequeño libro de los grandes valores” rescata el testimonio real de una superviviente del Holocausto judío y lo utiliza para mostrar enseñanzas éticas a las nuevas generaciones
El pequeño libro de los grandes valores no es un libro de autoayuda ni una emotiva novela, sino una mezcla de ambos, una obra que hila las dos partes sin que tengan razón de ser la una sin la otra. La autora, se sumerge en el estremecedor testimonio de su abuela Edith Roth, superviviente en el campo de concentración de Auschwitz, pero lo hace a través de la enseñanza de valores. El resultado es un libro-manual cargado de emoción y sensibilidad, además de treméndamente didáctico.
Según la autora, “este libro es un canto a la libertad, a la educación y la tolerancia y, además un recuerdo del ayer para el hoy”. Para Meirav Kampeass-Riess la única forma de evitar que vuelva a ocurrir algo como lo que sucedido en Auschwitz es educando desde la empatía y los valores.
La historia de Edith Roth, una joven de 16 años cuya vida cambia radicalmente cuando los nazis invaden su ciudad, Selish. Edith, como tantos otros judíos, vivirá los horrores del nazismo. Pasará por un gueto junto a sus padres y hermanos, vivirá el odio muy de cerca, viajará en los trenes de la muerte y recalará en el campo de exterminio de Auschwitz, donde conseguirá sortear hasta en tres ocasiones la selección del doctor Mengele. Sus padres fueron gaseados. Sus hermanos consiguieron huir. Sorprendentemente o no tanto, todo aquél dolor inenarrable la convierte en una mujer fuerte, que, acabada la guerra, comenzará una nueva vida en Israel.

Edith Roth (abuela de la autora) tenía 17 años cuando se convirtió en la prisionera 9130-A del campo de exterminio nazi de Auschwitz. Allí, perdió a sus padres y a otros familiares, y consiguió salvarse de la cámara de gas por un repentino acto de insumisión, para ser rescatada más tarde por los soldados ingleses. Edith se negaría durante años a contar su testimonio, hasta que finalmente accedió a rescatar su historia por petición de su nieta. Con este libro, la profesora hace un homenaje a su abuela, recuerda que no hay que olvidar el pasado y convierte uno de los episodios más oscuros de la historia en un manual que enseña en valores para evitar la barbarie en el futuro porque “los niños son el espejo de cada país”. A día de hoy, El pequeño libro de los grandes valores es el libro más vendido de la editorial en el rubro 
autoayuda.

«El sol dejó de brillar para nosotros. Se fue oscureciendo hasta volverse negro». Qué metáfora tan devastadora. Entrar en el corazón de cualquiera de los millones de judíos que sufrieron la violencia de los nazis podría parecerse mucho a un descenso a los infiernos; algo indescriptible, fuera de toda concreción, superior incluso a lo que la imaginación se permitiría inventar. Y sin embargo, el alma de Edith Roth es, según cuenta su nieta Meirav, algo muy parecido a la felicidad. La abuela Edith ha cumplido noventa y cinco años y, con sus achaques, disfruta en Israel de una vida plácida rodeada de su abundante descendencia: hijos, nietos, bisnietos... como si fuese ella la guinda de un gran pastel familiar –por emplear esa metáfora– con la que termina una historia que para muchos será de terror, pero que para otros mostrará hasta dónde es capaz de llegar el espíritu humano en su afán por superar el dolor, el odio y la barbarie. Una historia, en fin, que ha quedado contada gracias a que Meirav Kampeas-Riess, tras mucho tiempo intentándolo, ha logrado que su abuela le refiera aquellos años horrendos con epicentro en Auschwitz. El resultado de ese relato largamente reprimido ha quedado impreso en un modesto y emocionante volumen sin trampa ni cartón publicado por Alienta y titulado El pequeño libro de los grandes valores.

«A mi abuela, durante muchos años, le costó mucho abrir esa caja, ese armario que llevaba tantos años cerrado, porque cada vez que habíamos intentado abrirlo había provocado muchísimo dolor. Para ella era imposible olvidar. No puedes olvidar algo así, porque lo tienes grabado para toda la vida. Pero a través de ese dolor tan profundo, de esta experiencia del Holocausto que ella tenía, a través de esta herida, ella fue capaz de sacar (y debo decir esta frase porque me gusta mucho) de la mierda el abono. Y eso es lo que yo quiero sacar adelante con mi mensaje a través de su legado, de su historia que yo cuento en mi libro. Porque si solo nos quedamos con lo que pasó, con el dolor, con la herida, con el odio que en mucha gente se genera, yo creo que de ahí no podemos sacar nada hacia el futuro. Tenemos que intentar generar el abono, y es lo que yo hago en mi día a día, que es ser profesora y educar a los niños y a las nuevas generaciones en valores. Creo que esta es la única manera que tenemos a nuestro alcance hoy en día para mejorar un poco el mundo, o para intentar llegar a la gente a través de la empatía que tanto nos falta», explica a este periódico Meirav Kampeas-Riess.

Curiosidad incontenible

Meirav trabaja en un colegio judío –pero no solo para judíos– de Madrid, el Ibn Gabirol, donde enseña hebreo, la cultura judía y los valores del esfuerzo, la solidaridad, la entrega, el respeto, la igualdad, el compañerismo, la perseverancia, la tolerancia; esos principios que, como ella indica, presiden los comportamientos humanos y nos permiten realizarnos como personas. Fue en un viaje con sus hijos a Israel cuando le asaltó la incontenible curiosidad por saberlo todo sobre la abuela Edith, de cuya historia «solo conocía retazos, fragmentos sueltos. Sabía, por ejemplo, que antes de la Segunda Guerra Mundial había vivido en la Europa central, no muy lejos de Budapest; que había pasado por el campo de concentración de Auschwitz y había logrado sobrevivir milagrosamente, que luego había emigrado a Israel, donde había vivido de cerca la fundación del estado a finales de los años cuarenta» y que allí había construido una existencia feliz a partir de los añicos. Pero no tenía ni idea de los detalles, así que se propuso «aprovechar esas semanas de visita» para escarbar en su memoria antes de que esta se cerrara.

La abuela le contó el comienzo de los años oscuros, cuando apenas tenía diecisiete años. Cómo aquellos niños que hasta entonces habían sido sus amigos y compañeros de juegos empezaron a llamarlos, a ellas y a sus hermanos, sucios judíos y a pegarles y apedrearlos cuando los veían. Los desprecios, los ataques, el abandono, los puños de los soldados aporreando la puerta, el tren de mercancías, la desnudez, los ladridos de los perros, las manos agarradas, el humo de las chimeneas, los ojos como platos, el hambre, la miseria, los gritos, el terror, la última vez que vio a sus padres entre las filas de presos. La embocadura de la muerte, como explica Edith a través de las páginas escritas por su nieta: «Por aquellos días, empecé a sentir unos fuertes dolores en las piernas. Se me hincharon mucho y se pusieron azules. Tenía fuertes dolores de estómago». «Iranka [una prima suya de quince años que estaba también con ella en el campo de concentración] me daba algunos días su ración de comida, pero se me había cerrado el estómago y cada día me sentía más débil». El tristemente famoso doctor Menguele estaba poniendo en una hilera a las personas que debían morir y a las que iban a salvarse de momento. «Me miró, miró mi cuerpo desnudo, caminó dando vueltas a mi alrededor y... su dedo ordenó ponerme en la fila de la derecha. Sentí que me abandonaban las fuerzas. ¡Estaba en la fila de la muerte! En la otra fila se encontraba Iranka, mirándome con los ojos bañados en lágrimas». Y entonces, sucedió: «Erguí la cabeza, estiré el cuerpo como pude, apreté los puños y súbitamente sentí que desde algún lugar me llegaban fuerzas y mis piernas me transportaban a toda velocidad a la otra fila. Sin sabes muy bien cómo, me encontré de pie junto a Iranka en la fila de la vida, y unos minutos después ya estábamos vestidas y dirigiéndonos de vuelta al barracón».

Cuando se le pregunta a la nieta cómo pudo hacer eso su abuela, una gran interrogación aparece sobre su cabeza. ¿Y nadie la vio? «No, no, no», responde Meirav Kampeas-Riess. «Y de verdad que cada vez que hablé con ella volví a hacerle esa misma pregunta que tú me haces, tal cual, y ella no tenía ninguna respuesta. La única respuesta era: porque sentí que eso era lo que tenía que hacer. Era una fuerza interior que yo creo que a lo mejor podemos sentirla cuando estamos en una situación extrema en la vida, cuando tenemos un peligro de muerte, y de repente hay gente que saca una fuerza que nunca tenía, y yo creo que eso fue lo que pasó. O una fuerza mayor, para no decir algo conectado con otro mundo. Estoy muy conectada con el mundo de las energías, porque creo que todos estamos conectados en energías, en vibraciones: cuando hablo contigo o si te voy a ver o si te doy un abrazo o si te miro a los ojos, nos conectamos. Y a mí me pasan muchas cosas que no se puede explicar por qué pasan, o por qué yo soy más sensible de recibirlas, no sé. Pero yo funciono así».

«Están ahí»

No cree la profesora que esos valores que ella defiende en su libro se hayan perdido. «Están ahí, como alejados en una esquina, encerrados en un armario, porque en el día a día no estamos prestándoles atención, porque es más fácil mirar al móvil, estar conectados todo el día a la televisión, que sentarse un minuto y pensar en las cosas tan bonitas que tenemos a nuestro alrededor, que es la gente tan maravillosa que hay en el mundo, a las que no damos importancia. Por ejemplo, hace poco estaba yo en La Rioja dando una charla sobre mi libro con treinta chavales de diecisiete años de un colegio católico, que no tiene nada que ver con el judaísmo ni ninguna empatía conmigo a priori, porque no me conocían, y yo al hablar con ellos y contarles la historia de mi abuela, al abrir todo aquello tan cercano a mí, con fotos y con sentimientos, logré que todos ellos, con lo difícil que es hoy captar su atención, estuvieran dos horas sin levantarse ni siquiera para salir al baño, sin que nadie mirase a la pantalla del móvil, y las chicas y los chicos llorando de emoción. Creo que en ese momento llegué a contactar con ellos. Sí hay con lo que trabajar, sí hay sentimientos, sí hay valores. Lo que pasa es que están dormidos». Se trata de hacer brillar al sol. No dejar que se ennegrezca nunca más.
«Yo soy muy optimista», dice la autora. «Quiero que la gente que lee mi libro imagine que en vez del nombre de mi abuela sale el nombre de la suya, de sus hermanos, de sus padres, para que se genere una empatía sin pensar que esta persona es negra, o blanca, o judía, o cristiana o musulmana. Cuando llegas a tocar el corazón de la persona, ya la tienes en la mano: podemos conversar con ella, entenderla, quererla, sin importar de donde viene, o qué idioma habla, o qué color tiene».

Mercedes Monmany recupera en un libro la memoria de las escritoras que murieron en el campo de concentración nazi.
Los nazis no hicieron ningún tipo de distinción cuando pusieron en marcha su maquinaria de aniquilación. Se trataba de acabar con inocentes, con todos aquellos que no pensaran igual que Hitler y sus secuaces, con culturas, con razas, con religiones... En definitiva, con todo lo que pudiera ser sinónimo de libertad. Y entre esas víctimas había escritoras, carreras truncadas o semillas que no tuvieron tiempo para dar el fruto esperado por su muy prematura muerte.
Eso es lo que se puede encontrar en «Ya sabes que volveré», el nuevo libro de Mercedes Monmany que acaba de publicar Galaxia Gutenberg. La autora centra su foco de atención en Irène Némirovsky, Gertrud Kolmar y Etty Hillesum, tres escritoras que murieron en Auschwitz, aunque en el ensayo también hay mención a otras autoras que corrieron la misma trágica suerte, como es el de Ana Frank y su celebérrimo diario.

Monmany, en conversación con este diario, afirmó que este libro es fruto de «años de lectura y de un especial interés por el tema. Me considero una divulgadora del tema europeo y te das cuenta que este continente es capaz de crear a Mozart, Beethoven o Goethe, pero también del mal». Pero el viejo continente, nuestro continente, el que fue escenario de la mayoría de crímenes del nazismo y sus seguidores, no supo asumir su parte de culpa cuando la guerra acabó. «Al principio no interesaba la historia de los supervivientes porque se trataba de sucesos inimaginables en una guerra que no fue nada convencional. Por eso hubo una serie de culpas, de sentimiento de vergüenza», apuntó la autora de «Ya sabes que volveré».
Nos quedó de aquel horror el testimonio escrito de autores como Primo Levi, «que al principio fue rechazado por una editora que era judía comunista». También el testimonio del terror, pero de los momentos previos a la deportación, como es el conocido caso de Ana Frank. «Es el diario de una niña de 16 años y eso es algo que resulta imposible de falsear. Los negacionistas aseguraron que aquello era una invención, por lo que Otto Frank, el padre de Ana, se tuvo que pasar su vida llevándolos a juicio», dice Monmany.

Etty Hillesum es una de las autoras que rescata el ensayo y en su historia y circunstancia se pueden ver no pocos paralelismos con Ana Frank. «Etty es diez años mayor que Ana y las dos son autoras holandesas de un diario. La diferencia es que la primera, al ser mayor, tiene más lecturas que la segunda y se nota en su prosa. Su diario es espléndido y es extraño que nunca se haya publicado íntegro aquí. Ella empezó ese texto como una terapia y así lo mantiene cuando empiezan a producirse esos hechos tremendos», comentó Mercedes Monmany.
Gertrud Kolmar era una joven que procedía « un mundo entre algodones en el Berlín de su infancia. Era la prima favorita de Walter Benjamin y vivieron sus primeros años felices en la capital alemana para acabar siendo masacrados al final de sus vidas. Ella era una mujer retraída que no pertenecía a ningún círculo literario. Es la Emily Dickinson de aquellos años y parece claro que hubiera acabado teniendo un gran futuro de no haber sido asesinada en Auschwitz», expuso la ensayista barcelonesa.
Irène Némirovsky se ha convertido en los últimos años en un mito literario gracias especialmente a la aparición de su «Suite francesa», «una obra que no se puede olvidar que es rescatada en 2004». Todas ellas, en palabras de Monmany, son víctimas de una maquinaria que tiene como principal eje el odio. «Cuando el odio tiene un programa, es muy difícil pararlo, como está sucediendo hoy en día en Siria», reconoció la autora.

Frente a ese odio y en recuerdo de quienes murieron, nos queda su obra como homenaje.



La crítica y ensayista Mercedes Monmany reúne en Ya sabes que volveré las vidas de tres escritoras, una diarista, una poeta y una novelista, que fueron asesinadas en Auschwitz.
Irène Némirovsky, Gertrud Kolmar y Etty Hillesum fueron las tres grandes escritoras y las tres compartieron destino: murieron en Auschwitz entre 1942 y 1943. Sus vidas breves fueron sin embargo distintas; provenían, respectivamente, de Francia, de Alemania y de los Países Bajos, y en su obra lo documental no se trata igual, o directamente (como en el caso de la poeta Kolmar) no se trata. A ellas ha dedicado Mercedes Monmany (Barcelona, 1957) su último libro, Ya sabes que volveré (Galaxia Gutenberg), en donde además de los tres perfiles incluye un ensayo sobre la tragedia cultural que fue el Holocausto. 

"Siempre me interesó el tema de los intelectuales en Auschwitz -comenta la ensayista-. Y lo cierto es que, a poco que se investigue, no dejan de aparecer. Ocurre a nivel general, en el Holocausto. Se cercenó a toda una parte, la más importante quizás, de la cultura europea. Por los asesinatos, pero también a consecuencia de los suicidios, de la dispersión. Ahora cabe preguntarse qué significó ese corte, ese vacío. Pero me temo que nunca lo sabremos". 
Las tres autoras escribieron diarios, poesía y narrativa. Y las tres, dice la autora de Por las fronteras de Europa, pertenecían a "una élite intelectual cuyo mundo se desmoronó cuando comenzó la persecución". 

Nèmirovski fue una escritora reconocida en la Francia de entreguerras (aunque era de origen ucraniano escribió en francés). Fue deportada en 1942 y murió, como tantos otros, nada más llegar a Auschwitz. Su carrera, dice Monmany, "estaba ya lanzada", pero su fama hoy no se debe a ninguna de las novelas que despertaron el interés de sus contemporáneos, sino a una obra póstuma que apareció sesenta años después de ser escrita. 
El manuscrito de Suite francesa, novela ambientada en la Francia ocupada, acompañó en la huida por todo el país a las dos hijas de Nèmirovski, una de las cuales, Denise Epstein, revelaría su existencia en 2004. Aquel año se publicó en francés y en 2005 Salamandra la editó en español. Ganó el Premio Renadout, que por primera vez se entregó de manera póstuma. 

Gertrud Kolmar, prima hermana de Walter Benjamin, era una poeta cuya voz empezó a oírse en el Berlín de los años veinte, y cuya originalidad hizo que la crítica de entonces ya apuntara a ella como la gran poeta judía en lengua alemana del momento.
Durante muchos años estuvo olvidada, pero su poesía se comenzó a reivindicar en Alemania en los años noventa. De no haber muerto entonces, dice Monmany, habría alcanzado la categoría de una Nelly Sachs. "Es una simbolista, una poeta de la naturaleza y de los animales. No es una cronista. Fue una especie de Emily Dickinson alemana, con un mundo interior torturado y muy rico", explica la crítica. 

Kolmar vivió en el Berlín loco de entreguerras, una ciudad tan cosmopolita como caótica, pero no participó de aquella explosión de libertad. Pertenecía a las élites intelectuales judías, pero se percibe -dice la ensayista catalana- que tenía dificultades para relacionarse en sociedad. "Mi recomendación es buscarla en su correspondencia, una correspondencia bellísima, llena de imágenes, que mantuvo con sus hermanos que se habían ido a Suiza".

Etty Hillesum, la más desconocida, dejó escritos unos diarios. Esta sí fue en vida una escritora secreta. Era neerlandesa de Middelburg y murió el 30 de noviembre de 1943, tras formar parte de un convoy de deportados de 987 personas, incluidos 170 niños, del que sólo sobrevivirían ocho. Toda su familia murió en Auschwitz. "Sus diarios, que fue lo único que dejó, son impresionantes, pero por alguna razón aquí no ha llegado del todo. En Italia, en Adelphi, lo tienen publicado íntegro", cuenta Monmany. 
Aquí se han publicado antologías en Anthropos, pero su alcance fue mínimo. Las comparaciones con Ana Frank son inevitables, si bien estos son los apuntes de una mujer madura, de 27 años, con una sólida formación intelectual. "Hillesum tenía una lucidez, una penetración, una capacidad analítica y una potencia expresiva impresionantes, así que es inevitable pensar que, de no haber muerto, podría haber sido una gran ensayista, una gran filósofa".


Mercedes Montmany habla de su libro “Ya sabes que volveré”

viernes, 20 de abril de 2018

📘🎬 WONDER (EXTRAORDINARIO), EL LIBRO Y LA PELÍCULA QUE DESAFÍA LOS TÓPICOS DEL ACOSO ESCOLAR


Wonder: La lección de August
Introducción 👦

La lección de August con sus alumnos. La comprensión lectora y la reflexión sobre temas clave constituyen el eje fundamental de trabajo. La guía aspira a despertar el espíritu crítico de los alumnos para que puedan valorar una realidad que quizá conocen poco. Las actividades propuestas pretenden ayudar a profundizar en la lectura para que no se quede en una mera impresión personal. El hecho de compartir miradas también es un modo de ayudar al alumnado a contrastar opiniones y puntos de vista. Como guía, intenta buscar un equilibrio entre las dimensiones intelectual y afectiva, tanto en lo que atañe al tratamiento de la obra como a las temáticas elegidas como preferentes. 



La guía está pensada para trabajar de forma grupal y cooperativa, afinando la capacidad de observación e interpretación, siempre en el marco de un diálogo reflexivo. Eso no quita que, a nivel familiar, se puedan utilizar muchas de las propuestas para ayudar a enriquecer la comprensión de la novela.


Como objetivos básicos nos hemos planteado:
• Motivar a los lectores para que descubran en la lengua escrita una herramienta con la que comprender el mundo que les rodea. 
• Proponer cuestiones, preguntas y actividades que les ayuden tanto a entenderse a sí mismos como a entender a los demás. 
• Tomar conciencia del respeto y la consideración que merecen las personas que son «diferentes» para generar actitudes positivas que guíen a los alumnos hacia una convivencia más amable. 
• Desarrollar la capacidad de empatía hacia el protagonista para que determinadas situaciones no les dejen indiferentes. 
• Trabajar diversas habilidades que les ayuden a observar, inferir, descubrir y sobre todo refl exionar sobre algunos aspectos clave que ofrece esta lectura. 
• Desarrollar el espíritu crítico, creativo y cuidador. 
• Propiciar el gusto por la lectura como una fuente de aprendizaje y placer.

Los grandes temas Son las cuestiones que subyacen a la narración, el mensaje que la autora quiere transmitir al lector a través de la trama. Hemos escogido unos cuantos a sabiendas de que no agotaremos el potencial de la novela. 

1. Nuestras diferencias son las que nos hacen únicos y especiales 
2. Relaciones humanas: familia, amistad, etcétera. 
3. Acerca de la intimidación 
4. Tener miedo 
5. Las cosas importantes 
6. Estar protegido 
7. Expresar sentimientos 
8. Pedir perdón 
9. La muerte y el duelo 
10. Amabilidad, respeto y consideración 
11. Ser valiente 
12. Ironía, humor negro y sarcasmo 
13. Ser feliz 
14. Los preceptos

«Sé que no soy un niño de diez años normal. Bueno, hago cosas normales: tomo helado, monto en bici, juego al béisbol, tengo una Xbox… Supongo que esas cosas hacen que sea normal. Por dentro, yo me siento normal. Pero sé que los niños normales no hacen que otros niños normales se vayan corriendo y gritando de los columpios. Sé que la gente no se queda mirando a los niños normales en todas partes.»

Así empieza La lección de August (Wonder), de la autora R.J Palacio (Raquel Jaramillo). Publicado en 2012, se convirtió en número 1 en ventas en The New York Times; mejor libro del año en Amazon y Barnes and Nobles; mejor libro juvenil de 2012 en Publisher’s Weekly, Kirkus Review, Booklist, School Library Journal y Washington Post.

No está mal, ¿verdad? Y menos para un libro cuyo manuscrito fue rechazado por varias editoriales y que, cuando se publicó, lo hizo con una tirada modesta y unas expectativas bajas. Sin embargo, la sorpresa no tardó mucho en suceder, ya que se hicieron 38 reimpresiones, vendió más de un millón de copias (y ya va por los cuatro millones) y se vendieron sus derechos a 36 países. La productora LionsGate, de hecho, ha comprado los derechos de la película para adaptarla a la gran pantalla, así que los seguidores de Wonder (Extraordinario) tienen material para rato, y nosotros que nos alegramos.

¿Por qué es un libro tan especial? ¿Por qué creemos que es importante leerlo, y trabajarlo en clase? 
En nuestra última entrada sobre libros acerca del acoso escolar hablábamos de La lección de August y del impacto positivo que genera en sus lectores, de la huella que deja, pero hoy queremos ahondar un poco más en esta colección. 
La historia gira en torno a Auggie, un niño con una deformidad en el rostro que, tras estar escolarizado en casa debido a las múltiples operaciones a las que ha sido sometido, este año empezará a ir a la escuela por primera vez, algo que siempre ha querido. De hecho, lo que quiere es hacer lo mismo que los otros niños, como “tener un montón de amigos, quedar después de clase y esas cosas”. Pero las cosas no son tan fáciles; August camina mirando al suelo, oye comentarios furtivos allá donde va y está cansado de que lo miren tanto. Sin embargo, no conocemos sólo el punto de vista de Auggie, sino que la narración alterna capítulos de distintos personajes, como la hermana de August, sus padres e incluso los amigos que hace en el colegio, para así conocer de primera mano las reacciones y las experiencias que viven. La historia se enriquece, se vuelve completa y emotiva.
“Yo no veía a August tal como lo veía el resto de la gente. Sabía que no era exactamente normal, pero no entendía por qué los desconocidos se impresionan tanto al verlo.” —Via (hermana de August)

¿Cómo surgió una historia tan conmovedora? 
R.J Palacio (Raquel Jaramillo) cuenta que, un día, estaba en una tienda comprando bebidas para sus hijos cuando vio a una niña pequeña con una deformidad en el rostro. Apartó a sus hijos deprisa y corriendo y, aunque después se arrepintió de lo sucedido, ya no podía volver atrás para hablar con la niña. Aquella misma noche empezó a escribir lo que sería La lección de August y, de hecho, en la novela relata la misma escena, pero desde el punto de vista de Auggie.
Con un lenguaje sencillo, enfocado al público más joven, nadie sospechaba que la historia emocionaría a adultos por igual. Pero lo cierto es que un buen libro es un buen libro, independientemente de la edad a la que esté dirigido. La lección de August es un libro tierno, amable, que trata un tema muy difícil de un modo positivo y divertido y huye de un enfoque deprimente. Transmite un mensaje muy necesario sin llegar a ser un libro moralizador, y es, en definitiva, una lectura refrescante y honesta.

Una buena manera de trabajar temas como la empatía y la amabilidad, el acoso escolar y cómo podemos actuar en situaciones de este tipo, y de concienciar a los más jóvenes (y no tan jóvenes) de que no cuesta nada ser amable con los demás.
“No creo que la empatía se pueda enseñar. Es algo que sólo se puede inspirar.” (I honestly don’t think that empathy can be taught. It can only be inspired.) —R.J Palacio (Raquel Jaramillo), autora de la saga Wonder
Wonder. "La lección de August" es el primer volumen de la colección. Después, le sigue "La historia de Julian", donde vemos, por fin, el punto de vista del chico que le hace la vida imposible a Auggie. 
¿Por qué lo odia tanto? ¿Qué papel juegan los padres en su comportamiento? ¿Se dará cuenta de sus errores? Es, en definitiva, el acoso escolar visto desde el perpetuador y no la víctima, y un libro necesario para darnos cuenta de que la realidad es compleja y va mucho más allá de lo que en un primer momento pensamos.

R.J Palacio (Raquel Jaramillo) escribió también "El juego de Christopher", que narra los hechos del mejor amigo de Auggie desde la infancia, mucho antes de que entrara al colegio. Sin embargo, Christopher ya no vive cerca de Auggie, y ambos tendrán que luchar si quieren preservar su amistad. Para acabar, y recién salido en librerías, la serie continúa con "Charlotte tiene la palabra", que arroja una nueva luz sobre el primer año de colegio de Auggie desde la perspectiva de Charlotte, la chica elegida para acompañarlo los primeros días del curso. Una chica que también sufre por encontrar su lugar y ser aceptada.


WONDER
El libro de preceptos 
del señor Browne

PRECEPTOS

"Los preceptos o máximas son de gran importancia, y tener unos cuantos a mano contribuye más a la felicidad que volúmenes enteros que no sabemos dónde encontrar". SÉNECA

Mi padre se llamaba Thomas Browne. Su padre también se llamaba Thomas Browne. Por eso yo me llamo Thomas Browne. Hasta que fui a la universidad no supe que existía otro Thomas Browne, mucho más ilustre, que había vivido en Inglaterra en el siglo XVII. Sir Thomas Browne fue un escritor de gran talento, estudioso del mundo natural, científico, erudito y partidario de la tolerancia en una época en que la norma era la intolerancia. En resumen: no podría haber pedido un tocayo mejor.

En la universidad fui leyendo muchas de las obras de sir Thomas Browne, entre ellas "Sobre errores vulgares", un libro que pretendía desacreditar algunas creencias falsas muy extendidas en su época, y La religión de un médico, una obra que planteaba unas cuantas preguntas sobre la religión consideradas muy poco ortodoxas en aquel tiempo. Mientras leía esta última me encontré con esta frase maravillosa:

"Albergamos en nuestro interior las maravillas que buscamos a nuestro alrededor".

Por algún motivo, la belleza y la fuerza de esa frase me dejaron helado. Quizás era justo lo que necesitaba oír en aquel momento de mi vida, un momento en que me atormentaba la duda de si la profesión que había elegido —la enseñanza— era lo bastante maravillosa para hacerme feliz. 

Escribí aquella frase en un papelito y lo pegué en la pared, donde permaneció hasta que acabé la carrera. También me acompañó al posgrado. Lo llevé en la cartera mientras viajaba con el Cuerpo de Paz.

Cuando me casé, mi mujer lo hizo enmarcar y ahora cuelga en el vestíbulo de nuestro piso del Bronx.
Fue el primero de muchos preceptos en mi vida, que empecé a recopilar en un álbum de recortes. Frases de libros que he leído. Galletas de la suerte. Tarjetas de Hallmark con frases inspiradoras. Si hasta escribí «Just Do It!» (¡Hazlo!), es eslogan de Nike, porque pensé que era perfecto para mí. Al fin y al cabo, la inspiración puede venir de cualquier sitio.

La primera vez que introduje los preceptos en mis clases aún era profesor en prácticas. Me estaba costando mucho que mis alumnos se interesasen por las redacciones —creo que les había pedido que escribiesen cien palabras sobre algo que fuese importante para ellos—, así que me llevé la cita enmarcada de Thomas Browne para mostrarles algo muy importante para mí. Al final acabó interesándoles mucho más el significado de la cita que el impacto que había tenido en mí, así que les pedí que escribiesen sobre eso. Me quedé asombrado con lo que se les ocurrió.

Desde entonces utilizo los preceptos en clase. Según el diccionario, un precepto es «una instrucción o regla que se da o establece para el conocimiento o manejo de un arte o facultad». Para mis alumnos siempre lo he definido en términos más sencillos: los preceptos son «palabras a seguir en la vida». Muy sencillo. El primer día del mes escribo un nuevo precepto en la pizarra, ellos lo copian y luego hablamos de él. A final del mes redactan un texto sobre ese precepto. Cuando acaba el curso les doy mi dirección y les pido que durante el verano me envíen una postal con un nuevo precepto, que puede ser una cita de alguien famoso o un precepto que se hayan inventado ellos. El primer año que lo hice me pregunté si recibiría algún precepto. Me quedé de piedra al ver que, al final del verano, todos los alumnos de todas mis clases me habían enviado uno. Imagínense mi asombro cuando, al año siguiente, volvió a suceder lo mismo. Solo que en esa ocasión no solo recibí postales de mi clase de ese año, sino también unas cuantas de la clase del año anterior.

Llevo diez años dando clase. A día de hoy he recibido unos dos mil preceptos. Cuando llegó a sus oídos, el señor Traseronian, el director del colegio de secundaria Beecher, me propuso que los reuniera y los convirtiese en un libro que pudiera compartir con todo el mundo. La idea me despertaba una gran curiosidad, pero ¿por dónde empezar? 
¿Cómo elegir los preceptos que debía incluir? Decidí centrarme en los temas con los que más se indentificaban los chicos: la bondad, la fuerza de carácter, la superación de la adversidad o simplemente hacer el bien en el mundo. Me gustan los preceptos edificantes. Confío en que el lector de este libro decida iniciar algunos días con una de estas «palabras a seguir en la vida».
Estoy muy contento de poder compartir mis preceptos favoritos con todo el mundo. Muchos los he ido recopilando a lo largo de los años. Otros me los han enviado mis alumnos. Todos significan mucho para mí. Ojalá ustedes puedan decir lo mismo.
"Enséñale lo que se ha dicho en el pasado; entonces él dará buen ejemplo a los niños... Nadie nace sabio". Las máximas de Ptahhotep, 2200 a. C.
ENERO

"Albergamos en nuestro interior las maravillas que buscamos a nuestro alrededor". Sir Thomas Browne

"Los dos días más importantes de tu vida son el día que naces y el día que descubres por qué". Mark Twain

"En la vida del hombre hay tres cosas importantes: la primera es ser amable, la segunda es ser amable y la tercera es ser amable". Henry James

"Ningún hombre es una isla, algo completo en sí mismo". John Donne

"Poder echar la vista atrás y ver la vida propia con satisfacción es vivir dos veces". Jalil Gibran

"Si el viento no sopla, toma los remos". Proverbio latino

"Por larga que sea la noche...siempre acaba saliendo el sol". Proverbio africano

"Sabio es el que conoce a los demás. Iluminado, el que se conoce a sí mismo". Lao Tsé

"¿Alguien te ha mostrado bondad? Transmítela". Henry Burton

"No hay pájaro que vuele demasiado alto si vuela con sus propias alas". William Blake

"Lo milagroso no es volar por el aire ni caminar por encima del agua, sino andar por la tierra". Proverbio chino

"Lo vergonzoso no es no saber, sino no molestarse en averiguar". Proverbio asirio

"Sé fiel a ti mismo". William Shakespeare

"Ningún acto de bondad, por pequeño que sea, es en vano". Esopo

"Sé tu mismo, todos los demás puestos ya están ocupados". Oscar Wilde

"Dondequiera que haya un ser humano existe la posibilidad de hacer el bien". Séneca

"Conócete a ti mismo". Inscripción en el Oráculo de Delfos 

"La risa es el sol que ahuyenta el invierno del rostro humano". Victor Hugo

"Sé quien quieras ser, no lo que los demás quieren ver". Desconocido

"La ignorancia no es decir: «No lo sé». La ignorancia es decir: «No quiero saberlo»". Desconocido

Las virtudes del arenero

Un secreto, chicos: sus padres pasan mucho tiempo enseñándoles a ser educados cuando son pequeños porque, está comprobado científicamente, el mundo trata mejor a la gente educada. «Que no se te olvide pedir las cosas por favor», les decimos. «Pórtate bien. Da las gracias». Se trata de virtudes elementales. Las enseñamos porque hay que enseñarlas. Además, queremos que caigan bien a los demás. Sin embargo, para cuando llegan a secundaria, nuestras prioridades parecen haber cambiado. «Ezfúerzate en el colegio. Triunfa. Estudia más. ¿Ya has acabado los deberes?» 

Parece que siempre los estamos machacando con lo mismo. En algún momento dejamos de hacer hincapié en esas virtudes elementales. Quizá sea porque damos por hecho que a estas alturas ya las han aprendido. O quizá porque queremos que aprendan otras muchas cosas. O quizá, sólo quizá, porque hay una ley no escrita sobre los chicos de secundaria: no es fácil ser agradable. Aunque el mundo prefiera a los niños educados, hay otros alumnos de secundaria que no parecen valorarlo tanto. Los padres tenemos tantas ganas de que pasen cuanto antes esos años de "El señor de las moscas" que a menudo hacemos la vista gorda ante algunas de esas cosas desagradables que se consideran normales.

Yo, personalmente, no me creo eso de que todos los chicos pasan por una «mala fase». Es más, me parece una tontería. Por no hablar de lo insultante que resulta para ellos. Cuando hablo con algunos padres que me dicen, para justificar algo malo que han hecho sus hijos: «¿Qué quiere que haga? Son cosas de niños», tengo que contenerme para no tirarles una pulsera de la amistad a la cabeza.

Verán: con el debido respeto, creo que no siempre están preparados para entender las cosas ustedes solos. A veces aflora una maldad innecesaria cuando intentan decidir quien quieren ser, quienes son sus amigos y quiénes no. Últimamente, los adultos pasan mucho tiempo hablando del acoso escolar, pero el verdadero problema no es tan evidente como que un chico le tire a otro una gaseosa a la cara. Es el aislamiento social. Son las bromas crueles. Es la manera que tienen de tratarse los unos a los otros. He visto con mis propios ojos a unos antiguos amigos volverse el uno contra el otro: parece que a veces no les basta con seguir caminos diferentes y tienen que aislar a sus antiguos amigos para demostrarles a los nuevos que ya no son compañeros.
Esos comportamientos no me parecen aceptables. Está bien, no tienen por qué seguir siendo amigos, pero no hace falta ser desagradable. Sean respetuosos. ¿Acaso es mucho pedir? No. Creo que no.

Todos los días a las 15.10 mis alumnos de quinto salen de Beecher cuando terminan las clases. Unos cuantos, los que viven más cerca, vuelven andando a casa. Otros toman el autobús o el metro. Sin embargo, a muchos los recogen sus padres o las personas que están a cargo de ustedes. La cuestión es que, de un modo u otro, casi ningún padre permite que sus hijos deambulen por las calles sin que ellos sepan donde están, con quién están y que están haciendo. ¿Por qué? ¡Porque siguen siendo unos niños! Del mismo modo, ¿por qué deberíamos dejarlos deambular por el territorio inexplorado de la educación secundaria sin guiarlos un poco? Todos los días tienen que enfrentarse a numerosas situaciones sociales: la política del comedor, la presión de sus compañeros, la relación con los profesores... Algunos lo hacen muy bien ustedes solos, claro que sí, pero a otros —seamos sinceros— no les sale tan bien. Algunos siguen necesitando un poco de ayuda para resolver algunas situaciones.

Chicos, no se enfaden con nosotros si intentamos ayudarlos. Tengan paciencia. Cuando eres padre, no es fácil encontrar el equilibrio entre intervenir demasiado e intervenir muy poco. Intenten aguantarnos, solo queremos ayudarlos. Cuando les recordamos aquellas antiguas virtudes elementales que les enseñábamos cuando eran pequeños y aún jugaban en el arenero, es porque «portarse bien» es algo que hay que seguir haciendo en secundaria. Es algo que tienen que recordar a diario mientras recorren los pasillos del colegio de camino a la edad adulta.
Detrás de todo esto hay una gran verdad: en su interior se esconde una gran nobleza. Nuestro trabajo como padres, educacadores y maestros es cultivarla, hacerla salir y dejar que brille. 

FEBRERO
"Es mejor conocer algunas preguntas que todas las respuestas". James Thurber
"Espero pasar por este mundo sólo una vez. Por lo tanto, cualquier bien que pueda hacer o cualquier bondad que pueda demostrarle a cualquier criatura tendrá que ser ahora. Que nadie me permita una distracción o un descuido, porque jamás volveré a pasar por aquí". Stephen Grellet

"La felicidad suprema en la vida es tener la convicción de que nos quieren". Víctor Hugo

"Ama un poco más cada día". Madison

"Si sigues tu estrella, no puedes dejar de llegar a un glorioso puerto". Dante Alighieri

"Encuentra tu grandeza". Rebecca

"La mejor parte de la vida de un hombre bueno son sus pequeños, anónimos y olvidados actos de bondad y de amor". William Wordsworth

"El hombre no puede aprender nada a menos que vaya de lo conocido a lo desconocido". Claude Bernard

"Si alguna vez te sientes perdido deja que tu corazón sea tu brújula". Emily

"No sigas la corriente, atrévete con los rápidos". Isabelle

"Denme un punto de apoyo y moveré el mundo". Arquímedes

"Sé hermosa. Sé tú misma". Lindsay

"Cada vez que sale el sol, nace una nueva esperanza..." Jack

"Lo más importante es emocionarse, amar, esperar, temblar, vivir". Aguste Rodin

"Hagas lo que hagas, hazlo bien". Abraham Lincoln

"Lo más importante no es lo que te sucede, sino cómo reaccionas". Epícteto

"El esfuerzo le gana al talento cuando el talento no se esfuerza". Shreya

"Mantén un árbol verde en el corazón y quizá un pájaro venga a cantarte". Proverbio chino

El mes más largo del año 

En esta época del año me gusta incluir un precepto sobre la exploración. ¿Por qué en esta época? Porque, aunque febrero es el mes más corto, también es el período más largo sin vacaciones a la vista (aparte del día del Presidente). En enero los alumnos vuelven a clase después de las vacaciones de Navidad. Una vez que dejan atrás el subidón de los regalos y la emoción de las primeras nevadas, el 31 de enero lo comprenden horrorizados: «¡No tendremos más vacaciones hasta la primavera!». ¡Argh! De ahí el bajón de febrero.

Siempre me ha parecido que a los alumnos los ayuda pensar en fronteras inexplotadas, ya sean fronteras de la imaginación o fronteras geográficas. Estas últimas encajan muy bien con lo que solemos dar en clase de historia por esas fechas (exploramos la antigua China o la antigua Grecia, según quien sea su profesor de historia), y las primeras son una transición estupenda para mis clases de escritura creativa.

Hace poco utilicé el precepto de James Thurber «Es mejor conocer algunas preguntas que todas las respuestas», y un alumno llamado Jack Will me entregó una redacción muy interesante. 

Este precepto me gusta mucho. Me hace pensar en todas las cosas que no sé y que quizá nunca llegue a saber. Me paso mucho tiempo haciéndome preguntas. Algunas son muy tontas, como por ejemplo: ¿por qué huele tan mal la caca? ¿Por qué los seres humanos no tienen tantas formas y tamaños como las razas de perro? (A ver, un mastín es diez veces más grande que un chihuahua, ¿por qué no hay humanos que miden veinte metros?) Aunque también me hago preguntas importantes, como por ejemplo: ¿por qué tienen que morir las personas? ¿Por qué no podemos imprimir más dinero y dárselo a la gente que no tiene suficiente? Cosas así.

La pregunta más importante que he estado haciéndome este curso ha sido: ¿por qué tenemos el aspecto que tenemos? ¿Por qué tengo un amigo que es «Normal» y otro que no? 
Creo que a estas preguntas nunca les encontraré respuesta, pero hacerme esas preguntas ha hecho que me haga otra: ¿qué es «normal»

Lo busqué en el diccionario y esto es lo que decía: normal (adjetivo): Que se ajusta a un modelo; habitual, típico o esperado. Y pensé: «¿Que se ajusta a un modelo? ¿"Habitual"? ¿"Típico"? ¿"Esperado"? ¡Uf! ¿Quién demonios quiere ser "tipico"? Que horrible, ¿no?».
Por eso me gusta tanto este precepto, ¡porque es verdad! Es mejor hacerse algunas preguntas alucinantes que conocer un montón de respuestas a cosas muy tontas. Por ejemplo, ¿a quién le importa a que equivale X en una estúpida ecuación? ¡Bah! Esas respuestas dan igual.

Pero la pregunta «¿Qué es normal?» si que es importante. Es importante porque nunca va a tener una respuesta correcta. Ni tampoco una respuesta incorrecta. ¡La pregunta es lo único importante! Por eso me gusta tanto utilizar los preceptos en clase. Los lanzas y nunca sabes lo que vas a recoger, lo que va a tocarle la fibra sensible a un chaval, o lo que va a hacer que se planteen más las cosas, o se hagan preguntas más importantes que si se limitasen a contestar una pregunta de un libro. Esa es una de las cosas que más me gustan de los preceptos: suelen expresar sentimientos sobre problemas a lo que el ser humano ha estado enfrentándose desde el origen de los tiempos. ¡Me encanta que mis alumnos de quinto se vean obligados a hacer lo mismo!

MARZO

"En cuanto confíes en ti mismo, aprenderás a vivir". Johann Wolfgang von Goethe

"Las palabras amables no dejan tanta huella en los hombres como la fama de bondadoso". Mencio

"Aquellos a quienes acompañan pensamientos nobles nunca están solos". Sir Philip Sidney

"Cuando se te acabe la cuerda, haz un nudo y agárrate bien". Thomas Jefferson

"Las palabras amables cuestan poco y consiguen mucho". Blaise Pascal

"Sé la persona capaz de sonreir el peor día". Cate

"Para mí, cada hora de luz y oscuridad es un milagro, cada centímetro cúbico de espacio es un milagro". Walt Whitman

"¡Descendí como un ángel!" Thomas Traherne

"El paraíso terrenal está donde estoy yo". Voltaire

"En este mundo, hay que ser demasiado bueno para ser lo bastante bueno". Pierre Carlet de Chamblain de Marivaux

"No vayas a donde te lleve el camino, ve donde no lo haya y deja tú una senda". Ralph Waldo Emerson

"Las buenas acciones son las bisagras invisibles de las puertas del Cielo". Víctor Hugo

"Haz siempre el bien. Así complacerás a algunos y asombrarás a los demás". Mark Twain

"Lo único que sabemos del amor es que el amor es lo único que hay". Emily Dickinson

"Saber lo que sabes y lo que no sabes, eso es verdadera sabiduría". Confucio

"A un árbol se lo conoce por sus frutos; a un hombre, por sus actos. Una buena acción nunca se pierde; quien siembra cortesía recoge amistad, y quien planta amabilidad cosecha amor". San Basilio

"La esperanza es como el sol: cuando se esconde detrás de las nubes, no ha desaparecido. ¡Sólo tienes que encontrarla!" Matthew

Hacerlo lo mejor que puedas te lleva tiempo. Thomas

"¡Tenemos que animarnos, volver a animarnos y seguir animándonos!" Grorges Jacques Danton

"No es el destino el que decide, ¡sino tú!" Dominic

Una cucharada de bondad 

Cuando mi hijo Tommy tenía tres años, mi mujer, Lilly, y yo lo llevamos a la revisión médica anual y el pediatra nos preguntó cuáles eran sus hábitos alimentarios.

«Pues ahora está pasando por esa fase en la que solo le gustan la milanesa de pollo y los hidratos de carbono, así que por ahora hemos renunciado a intentar que coma verduras. Cada noche nos toca pelearnos con él», confesamos. El pediatra asintió, sonrió y nos dijo: «No pueden obligarlo a que se coma las verduras, pero su obligación es asegurarse de que están en el plato. No puede comérselas si ni siquiera estan en el plato».

En todos estos años le he dado muchas vueltas a ese tema. Me lo planteo cuando doy clase. Mis alumnos no pueden aprender lo que yo no les enseño. La bondad. La empatía. La compasión. Ya sé que todo eso no aparece en el plan de estudios, pero aún así tengo que servírselo en el plato todos los días. Quizá se lo coman, quizá no. En cualquier caso, mi obligación es ofrecérselo. Con suerte, un bocado de bondad puede hacer que el día de mañana les apetezca probarla de verdad. 

ABRIL

"Lo que es hermoso es bueno, y quien es bueno pronto será hermoso". Safo

"Siempre es de día en algún lugar del mundo". Richard Henry Hengist Horne

"A decir verdad, el conocimiento es el gran sol en el firmamento. La vida y la energía se dispersan con todos sus rayos". Daniel Webster

"No hay nada que haga nuestras vidas, o las vidas de otras personas, más hermosas que la bondad eterna". Lev Tolstói

"Puedes hacer cualquier cosa que te propongas. Sólo tienes que creerlo". Ella

"Los superhéroes se hacen, pero los héroes nacen. Antonio

"¿Acaso hay mayor sabiduría que la bondad?" Jean-Jacques Rousseau

"El hombre que mueve una montaña debe empezar moviendo rocas pequeñas". Proverbio Chino

"La vida es como una montaña rusa con todos sus altibajos". Kyler

"Vive la vida en voz bien alta". Delaney

"Sé el cambio que quieres ver en el mundo". Mahatma Gandhi

"La vida solose entiende mirando hacia atrás, pero hay que vivirla mirando hacia delante". Soren Kierkegaard

"El cielo está bajo nuestros pies, así como sobre nuestras cabezas". Henry David Thoreau

"Sé noble, y la nobleza que se esconde entre otros hombres, dormida pero nunca muerta, se alzará majestuosa al encuentro de la tuya". James Russell Lowell

"El primer hombre que se comió una ostra fue un valiente". Jonathan Swift

"Un rayo de sol basta para ahuyentar muchas sombras". San Francisco De Asís

"De las misiones en la vida, sólo una parece valer la pena: hacer el bien a los demás". Gamaliel Bailey

"La más pequeña de las buenas acciones es mejor que la más elevada de las intenciones". Desconocido

"No me dan miedo las tormentas, porque estoy aprendiendo a navegar". Louisa May Alcott

"Para cada uno, lo suyo es lo bonito". Proverbio Latino 

CONTINUARÁ...








Pese a todos los problemas médicos asociados con el síndrome Treacher-Collins, los niños que viven con este síndrome son como todos los niños: curiosos, sensibles y resistentes. Ambas realidades se combinan para producir una experiencia única para cada familia. Pero la mayoría de las familias encuentran un aspecto como el más duro de afrontar: las reacciones a menudo desconsideradas de los demás. Eso llevó a Palacio (Raquel Jaramillo) a centrarse en algo más que había querido estudiar desde hace tiempo: la raíz de la simple y sencilla compasión. 



«Todo padre quiere un mundo mejor para sus hijos, pero a veces olvidamos que son las cosas más sencillas las que sirven para crearlo.





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