EL Rincón de Yanka: PELÍCULA "EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA" (OUR DAYLY BREAD, 1934), OBRA CUMBRE DE VIDOR "Y SI TODOS NOS VAMOS DEL SISTEMA GLOBALISTA Y ESCLAVISTA"

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viernes, 7 de noviembre de 2025

PELÍCULA "EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA" (OUR DAYLY BREAD, 1934), OBRA CUMBRE DE VIDOR "Y SI TODOS NOS VAMOS DEL SISTEMA GLOBALISTA Y ESCLAVISTA"

‘El pan nuestro de cada día’ 
(Our Daily Bread) 1934,
obra cumbre de King Vidor

¿QUÉ NO HACEMOS PARA GANAR 
NUESTRO PAN DE CADA DÍA?

¡NOSOTROS VIVIMOS!
¡NOSOTROS AMAMOS!
¡NOSOTROS ORAMOS!
¡NOSOTROS NOS INDIGNAMOS!
¡NOSOTROS NOS OPONEMOS!
¡NOSOTROS LUCHAMOS!

En los años de la Gran Depresión, un matrimonio abandona las penurias económicas de la ciudad y se establece en una granja abandonada en medio del campo, para acabar formando una cooperativa agrícola regida por una comunidad solidaria.
La idea de Vidor era hacer una especie de secuela de su magnífica "Y el Mundo Marcha" (1928), retomando a sus dos protagonistas que encarnaban al americano medio y situándolos en el contexto de la Gran Depresión que azotaba al país por entonces. De hecho, para enfatizar esa idea, los protagonistas de El Pan Nuestro Cada Día se llaman igual que los de Y El Mundo Marcha, e incluso Vidor quiso que el protagonista fuera el mismo que el de la película muda, James Murray – por desgracia no pudo ser debido a que Murray estaba en plena fase de autodestrucción alcohólica.

Por otro lado, un film producido en Hollywood en que una joven pareja en paro crea una cooperativa agrícola es de entrada una idea totalmente descabellada, pero no para el emprendedor King Vidor. Una vez que todos los estudios se negaron a participar en un proyecto tan arriesgado y después de que los bancos le negaran crédito para el film, Vidor decidió producirla él mismo a su cuenta y riesgo. No fue un film muy exitoso pero el esfuerzo valió la pena artísticamente, se trata de una de las películas más interesantes de su carrera y uno de los primeros precedentes de cine social realizado en la glamourosa Meca del Cine.

El que sea una producción independiente es algo que se nota en cada plano de la película y que se agradece. Nada de grandes estrellas de moda, el reparto son en su mayoría actores desconocidos que dan más credibilidad a este relato que trata sobre los Juan Nadie, la América real, no la de las películas. Nada de decorados de cartón piedra, el film se rodó en el campo. Y nada de una gran producción lujosa, la escasez de medios se nota pero concuerda con el tipo de film que es y con la sinceridad de su mensaje. La suma de todos estos factores junto a lo atrevido de su mensaje, hacen de "El Pan Nuestro Cada Día" una película única en su contexto, que estéticamente parece más un film de otro país que una producción de Hollywood. De hecho la comparación con cierto cine soviético no es tan desacertada, ya que tienen en común detalles como ese cuidado retrato de la vida en el campo, el ennoblecer las tareas del humilde agricultor y el mensaje implícito de que la unión entre hermanos (ya sea hermanos proletarios o hermanos estadounidenses) hace la fuerza.

A partir de aquí el film se construye con una serie de estereotipos que, por manidos que sean, funcionan para el mensaje que desea transmitir Vidor: todos esos humildes hombres en paro con buenos corazones, el criminal redimido, la joven de ciudad que seduce a John y hace de elemento disruptivo dentro de ese pequeño universo idílico, etc. Porque "El Pan Nuestro Cada Día" no es solo un canto a la esperanza y a la lucha por la supervivencia a través de la unión, sino también a la América más humilde, a esos trabajadores honestos, inocentes y llenos de buenas intenciones, es la forma que tiene Vidor de transmitir la idea de «juntos lograremos levantar este país», una versión más seria del cine populista que Frank Capra practicaba en la misma época.

En definitiva, una película única y muy especial que cobra sentido precisamente en ese contexto tan particular en que fue gestada (Y TAMBIÉN SOBRE ESTOS TIEMPOS OPRESORES). Toda una rareza dentro del acartonado Hollywood clásico, un film que destila una autenticidad, pureza y honestidad raras en el cine americano de la época.
Pero esta bellísima historia, en la que resurgían los John y Mary de “La Multitud”, todavía trasegando por la difícil sobrevivencia en la irónicamente llamada “tierra de las oportunidades”, donde en realidad el Estado es invisible para la mayoría, sería muy bien acogida por la crítica internacional, y ahora es un clásico incuestionable por su profundo humanismo, su preciso sentido de la solidaridad y de la lucha mancomunada, y por la magnífica plástica de muchas de sus imágenes, donde hay momentos que son arte excelso, como la escena en que se subasta la finca; la actitud final de Loui Fuente (magníficamente representado por Addison Richards); o la maravillosa secuencia de la canalización del agua, con la que Vidor rinde su más sentido homenaje a la labor del hombre de campo, y en la que, él mismo, quiso sentirse parte de aquel encomiable grupo, apareciendo en un par de planos muy significativos.

Se necesita pleno conocimiento de lo que se habla, un gran sentido humano en lo que se escribe, y una cuidada estética en lo que se hace, para que un filme alcance la trascendencia. King Vidor sabía bastante de todo esto.

CONVENIO DE COOPERATIVA

- Cuando el capitán John Smith y su grupo llegaron a este continente, ¿qué hicieron? ¿Sentarse a quejarse del paro o quizá del valor del dólar? No. Se pusieron a trabajar para ganarse la vida. Construyeron sus casas y obtuvieron su propia comida. 
En el Mayflower había un granjero, un impresor, un médico, un soldado, un contable y demás. Y eso es lo que tenemos aquí. Si ellos salieron adelante sin terratenientes y cuentas de supermercado, nosotros también. Lo que tenemos que hacer es ayudarnos a nosotros mismos ayudando a otros. Tenemos la tierra y tenemos la fuerza.
Y aquí no existen indios que vengan a cortarnos la cabellera. 
No tenéis que quedaros. Podéis iros cuando queráis, pero si os quedáis, disponeos a trabajar y hagamos esto funcionar. 
- Muchachos, tengo dos sacos de patatas en el maletero de mi Ford Flivver. Propongo que pongamos todo lo que tenemos junto en un montón comunal. Dinero, comida, todo. 
- Sí. Yo pongo mis tres gallinas y el gallo.
- Yo una moneda de oro de 20 $. 
- Yo dos sacos de harina. 
- Yo pongo mi cabra. 
- Yo 5,16 $.
- Yo 1, 80 $.
- Estupendo. Estupendo. Muy bien. Tú, el hombre de las patatas, ¿cómo te llamas?
- Aníbal. George Washington Aníbal. 
- De acuerdo, Aníbal. Te encargarás de los suministros.
- Será un placer, señor. 
- Bien. ¿Quién tenía esa moneda de oro?
- Aquí está. Tú estarás a cargo de la pasta. Las finanzas si las hay. 
- De acuerdo.
- Señor presidente y amigos, ¿qué tipo de gobierno vamos a tener?
- Bueno, pues se hará lo que decida la mayoría. 
- Yo sugiero, amigos míos, que nos comprometamos en un convenio sagrado y establezcamos una democracia inmortal.
- Fue ese tipo de palabrería la que nos ha traído a esta situación.  
- Tiene razón, señor.
- No, debemos tener una forma de gobierno socialista. El gobierno tiene que controlarlo todo, incluso las ganancias. 
- Bah... Esperad un momento, dejadme hablar. Yo ni siquiera sé qué palabras ha usado ese tipo socialista. Todo lo que sé es que aquí tenemos un gran trabajo y necesitamos un gran jefe. Y John Sims es nuestro hombre. Sims al poder. Hip hip... hurra...
- Bueno, muchachos, depende de nosotros. Empezaremos aquí mismo. Vamos allá..."



(Ejemplo de como SI se puede llegar a la soberanía alimentaria)

El sistema no nos quiere libres pero hay una revolución de gente que está persiguiendo la autosuficiencia a todos los niveles.
Papá Estado no te cuida.
No te quiere saludable, consciente ni libre.
Que no te engañen: el Estado te quiere enfermo, dormido y esclavo.
Puedes empezar por montar un huerto en cualquier espacio, aunque sea pequeño, incluso en un balcón.
Ser un hortelano novato puede ser el comienzo de algo grande.

Pero cada nueva norma, cada impuesto, cada límite…
solo empobrece más al que trabaja.
Mientras ellos aplauden sus “avances”,
nosotros contamos pérdidas.
Esto no es progreso.
Es saqueo con traje y corbata.
Porque el silencio solo beneficia a 
quienes nos quieren obedientes.

El Pan Nuestro de Cada Día (1934) | Película Completa | Western