EL Rincón de Yanka: junio 2025

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miércoles, 18 de junio de 2025

LIBRO "¿QUÉ HACEMOS CON LA DIÁSPORA DE VENEZUELA?": 🏃 ESTRATEGIAS DE GOBERNANZA PARA UN PAÍS GLOBAL por TOMÁS PÁEZ 🏃

¿QUÉ HACEMOS CON 
LA DIÁSPORA VENEZOLANA?: 
Estrategias de gobernanza para un país global

La emigración venezolana es más que columnas de gente sin voz atravesando fronteras o tratando de atravesarlas, o grupos con banderas y franelas de la Vinotinto manifestando en una plaza. Más que una remesa, una caja, una pelea en redes sociales, o un "coco" para asustar a los votantes en otros países. Es también una fuerza positiva para los países receptores, para la nación devastada que ha sido despoblada por un tercio de su gente, y para sus millones de protagonistas.
Esta es la idea central de este libro, que parte de la investigación pionera liderada por su autor para elaborar una propuesta que representa un espejo de la historia. Así como Venezuela tuvo un instituto para atraer y acoger inmigrantes europeos a mediados del siglo XX, hoy demanda una institucionalidad que aproveche los talentos de sus millones de migrantes y que los conecte entre sí. Este ensayo resume lo que se sabe sobre el fenómeno migratorio venezolano pero va más allá, al presentar una propuesta para explotar su potencial.
ESTRATEGIA DE GOBERNANZA DE LA DIÁSPORA (I)


Las migraciones y las diásporas ocupan un lugar destacado en la agenda política, social, académica y económica global. La perspectiva desde la cual se mira puede derivar en políticas de exclusión o inclusión, confrontación o integración. En varios países los migrantes no son bienvenidos y sus parlamentos recomiendan reubicar a los solicitantes de asilo en terceros países. En otros, por el contrario, se diseñan mecanismos ad hoc para asegurar su integración.

Con mucha facilidad circulan ideas falsas y negativas, favorecedoras de discriminación y rechazo al “extraño”. Se escudan tras la defensa de la “identidad” para oponerse a recibir migrantes, aunque la historia de la cultura occidental moderna no puede explicarse al margen de las sucesivas oleadas de exilio, migración y refugio. La “identidad nacional” es un proceso fluido y cambiante, de intercambios conceptuales, profesionales, de habilidades y conocimientos y de lenguajes, sobre los cuales se desarrollan progresivamente la arquitectura cultural y social.

Los intentos de dirigentes y partidos por enemistar a las sociedades receptoras con los migrantes, se han topado con un muro difícil de horadar: la actitud positiva de la mayoría de la población hacia los migrantes y contraria a los discursos del odio, como lo revelan los resultados de las encuestas realizadas por Pew Research Center (2019).

También fomentan la enemistad y el odio quienes consideran a la migración como “mutilación”, aupada por los países de mayor desarrollo relativo para aprovecharse e incluso “robar” el capital humano de los países pobres. Estas perspectivas ven en la migración a un solo ganador: el país receptor. Un legado de prejuicios irreconciliables con el diseño de una estrategia de gobernanza de la diáspora.

Desde esas miradas solo se pueden construir obstáculos, muros y vallas, para evitar la fuga o impedir la inmigración. Pese a las experiencias del siglo pasado, no parece comprenderse que poner frenos a la inmigración o la emigración supone costos elevados para quienes erigen los muros de contención.

Como en todos los ámbitos, los prejuicios, generalizaciones y simplificaciones son de poca ayuda para explicar los flujos migratorios y las diásporas, que son fenómenos heterogéneos y multicausales. La diáspora venezolana es un buen ejemplo de ello. Sus dimensiones, su pluralidad y diversidad no pueden ser encasilladas y reducidas a una simple categoría.

El diseño de la estrategia de gobernanza solo es posible si se reconoce la complejidad y multicausalidad del fenómeno, y sus beneficios para quien migra y para los países de origen y acogida. En nuestro estudio indagamos las causas del éxodo, utilizando cuestionarios, historias de vida, talleres grupales, focus groups, entrevistas a profundidad y fragmentos de vida. Las respuestas confirman la multiplicidad señalada: el deterioro económico, la inseguridad, la persecución política e ideológica, el modelo político, etc. Reconocer la complejidad del éxodo permite identificar los distintos problemas y posibilidades que ofrece la nueva “geografía de Venezuela”.

Cerca de 7 millones de venezolanos, esparcidos en todo el planeta, han constituido organizaciones transnacionales en todos los ámbitos: ayuda humanitaria, cultura, defensa de los derechos humanos, emprendimiento y difusión tecnológica, atención a los refugiados; también documentan, denuncian y difunden la situación de Venezuela y son interlocutores confiables de las instituciones y organizaciones políticas y sociales en los países receptores. La diáspora es un “activo”, la reserva internacional de Venezuela

El incesante crecimiento de la diáspora la ha convertido en el “Estado” más grande de Venezuela. Sus dimensiones superan las de países pequeños en Sur América, Centro América y el Norte de Europa. Millones de personas desarrollando las más diversas actividades con distintas expectativas y necesidades no puede encasillarse en una categoría simple como la de exiliados o refugiados.

Los hallazgos de los estudios realizados por organismos multilaterales e instituciones privadas, resaltan las bondades y aportes económicos de migrantes y refugiados en los países de acogida, al extremo de que sus economías podrían empeorar si no reciben migrantes.

Los estudios citados han evaluado el impacto fiscal producido por los solicitantes de asilo, arrojan como resultado su efecto positivo sobre el PIB de los países receptores, lo cual resta valor a la idea de que migrantes y refugiados absorben demasiados recursos públicos. Quienes se han ocupado del tema concluyen que los migrantes aportan más de lo que reciben y además contribuyen a reducir el déficit fiscal en los países de destino. Este dato subraya la necesidad de estrategias de integración e inclusión.

Han sido cuantificados los impactos de la diáspora venezolana en los países receptores y los resultados abonan a favor de la inclusión y la regularización, y como punto de partida para impulsar procesos de integración regional. Los trabajadores del país receptor y los migrantes se complementan y mejoran la productividad. Tal incremento, por pequeño que sea, aumenta el ingreso medio de la población del país receptor. Otros resultados, como los del análisis de 30 años de datos de 15 países de Europa Occidental, confirman que estos se beneficiaron de los refugiados y migrantes, en un plazo de unos pocos años desde su llegada.

Ludwig Von Mises lo expresa del siguiente modo: “desde el punto de vista global, la emigración aumenta la productividad del trabajo humano, la oferta de bienes y los niveles de vida, porque facilita la reasignación de mano de obra (y capital) desde regiones con condiciones naturales menos ventajosas de producción a aquellas con condiciones naturales más ventajosas”. Por ese motivo se opone a las barreras a la migración, pues considera que tienen el mismo efecto que las impuestas al comercio internacional, terreno en el cual Latinoamérica tiene una horrorosa, desastrosa y larga trayectoria. Los frenos a la migración, igual que los aranceles proteccionistas, solo favorecen a unos pocos “privilegiados”.

Aunque importante, la migración y la diáspora no puede reducirse exclusivamente al tema económico, al cual trasciende. Quienes migran, incluso poniendo sus vidas en riesgo, esperan una “recompensa” en la ciudad de acogida. En la escogencia del país destino intervienen factores como el idioma, la educación, los lazos familiares y amistosos, el entorno social ligado al trabajo, etc., consideraciones más allá del nivel de ingreso.

El hecho migratorio se relaciona con otros temas de enorme calado, como la libertad y la democracia. Recurrimos nuevamente a Ludwig Von Mises, quien considera necesario establecer la libertad de la migración en el mundo para hacer la paz más duradera” y, agrega, «si quienes creen en la libertad no asumen este punto de partida, no habrá mucho espacio para la esperanza de convencer a alguien a favor de una sociedad libre”.

Gobiernos de países receptores y líderes mundiales en activo, como Angela Merkel, o fallecidos como J.F. Kennedy y Ronald Reagan, en su modo de proceder han hecho suyas estas palabras. La solidez de los argumentos, las políticas y las evidencias sirven, no sin dificultad, para doblegar falacias y prejuicios muy extendidos y fuertemente enraizados. Los países que mejor comprenden el papel de la diáspora despliegan iniciativas y estrategias para promover la inclusión, que como dice el representante de la (OIM), Guido Grandi, es la forma de protección más práctica y concreta. Las políticas ejecutadas, cuyo propósito es regularizar e integrar a la diáspora venezolana y favorecer de este modo su acceso al mercado de trabajo y a la creación de empresas, a la educación y demás servicios sociales, disminuyen los riesgos muy significativos del tráfico de drogas y la explotación que promueven los muros.

La nueva geografía de Venezuela, de una extraordinaria complejidad y pluralidad, exige de una estrategia de gobernanza cuyo diseño ha sido pergeñado por las asociaciones diaspóricas, gremios p0rofesionales y empresariales. Es preciso acompañar la denuncia con la creación, las políticas de asistencia social y humanitaria con políticas proactivas promotoras de desarrollo y crecimiento de riqueza y empleo.

Lo hecho por Colombia y Estados Unidos, los debates en República Dominicana con el fin de integrar al éxodo venezolano, son ejemplos de políticas de inclusión humanitaria y desarrollo. A ella se ha referido como la nueva forma de protección, el alto comisionado de Naciones Unidas. Una respuesta práctica erigida sobre el respeto a los derechos humanos y agrega, la reciente conmemoración del día del refugiado, (20 de junio) debe hacer un enorme reconocimiento a los avances logrados y la forma de acoger a las distintas diásporas que hoy conviven en la región. “Ayuda a los niños a recibir una educación, a que las personas reciban el tratamiento médico que necesitan, previene la explotación y el abuso y apoya a las personas para que adquieran la dignidad del trabajo autónomo”.


El texto plantea una nueva perspectiva de análisis de la diáspora. Interpela la noción de Estado Nación y los prejuicios y mitos más extendidos. A partir del primer, y hasta ahora único estudio global (2013-2015), cuya tercera edición fue publicada en Colombia en 2021, se constituye el Observatorio de la Diáspora Venezolana. Este hace un seguimiento sistemático a los venezolanos en la “Nueva Geografía”, su distribución en ciudades y países y a las organizaciones y redes transnacionales a través de las cuales ejercen la “Diplomacia Pública”. Ellas fraguan la “estrategia de gobernanza” y el perfil de la institucionalidad requerida.

Venezuela ha sido, a lo largo de su historia, fundamentalmente un país de inmigrantes. José Antonio Páez promovió, durante su presidencia, la inmigración canaria en el siglo XIX, en la década de los 30s. En ese mismo siglo, en 1840, Agustín Codazzi estimula la inmigración alemana que dio origen a un importante y hermoso enclave alemán en una zona próxima a la capital de Venezuela: la Colonia Tovar. En el siglo XX, en 1938, bajo la presidencia del López Contreras se crea el instituto de Inmigración de Venezuela. En las primeras décadas del siglo XX arriban inmigrantes provenientes del medio oriente, Siria y Libia. En la década de los 40 recalan en el país ciudadanos de toda Europa que padecieron los horrores y sufrimientos de la Guerra Civil española y la barbarie que dio origen a la Segunda Guerra mundial. Se estima que entre finales de la década de los 40 y la de los 50s Venezuela recibió a más de 300 mil italianos. En la década de los 60s arribaron al país ciudadanos cubanos que huían de la asfixiante dictadura, hoy plusmarquista, que se comenzaba a instalar en ese país. Este enorme volumen de inmigrantes hizo que en la década de los 60s, con una población estimada de 7 millones de habitantes en toda Venezuela, un millón, es decir el 15%, eran inmigrantes. (Pan y Cambur) 

En las siguientes décadas, tras el boom petrolero, la inmigración proviene básicamente de países latinoamericanos: Colombia, Ecuador y Perú. Los gobiernos militares del Cono Sur provocaron la estampida de ciudadanos chilenos, argentinos y uruguayos, muchos de quienes recalaron en Venezuela, país que les abrió todas las puertas de un modo generoso. 

En el siglo XXI el régimen ha promovido otro tipo de inmigración, más asociada al interés del partido de gobierno, proveniente de países cuyos regímenes los convierte en aliados: Cuba, China y los países del Medio Oriente. La opacidad de la información, que no es exclusiva de esta área, impide aseverar con certeza el número real de ciudadanos de esos países que hoy viven en Venezuela. En el caso de los cubanos se estima que son decenas de miles. 

Como se desprende de lo dicho, Venezuela ha sido por un largo periodo y ciertamente durante el siglo XX un país en el que los inmigrantes han encontrado el paraíso. A diferencia de otros países latinoamericanos en los que los golpes militares y las bandas armadas, cuya forma de vida fue el secuestro y el robo, obligaron a sus ciudadanos a buscar mejores condiciones de vida y huir del totalitarismo, la dictadura y la violencia que tales grupos y regímenes promovían. Mientras los ciudadanos de la mayor parte de los países latinoamericanos emigraban, los venezolanos retornaban al país luego de haber salido por decenas de miles con distintos programas de formación de pregrado y postgrado ( FUNDAYACUCHO, CONICIT, Universidades, etc.) 

Los latinoamericanos eligieron como países destino a Estados Unidos, España y, en Latinoamérica, a Venezuela. En La década de los 80s, mejor conocida como la década perdida (eufemismo para designar el rotundo fracaso del Consenso del Subdesarrollo) se legaliza en Estados Unidos a más de tres millones de personas y de ellas 2.5 millones eran latinoamericanos. Hoy día, en el tercer lustro del siglo XXI, se calcula en más de 50 millones el número de latinoamericanos que escogió a ese país para vivir. 

A finales del siglo pasado y comienzos de éste se produce un quiebre de no poca significación por su magnitud y efectos. Venezuela se transformó de receptor de inmigrantes en exportador de emigrantes. Los datos que dan cuenta de esta realidad colocan la cifra en más de un millón de ciudadanos venezolanos desparramados por todo el globo.

Como se desprende de la lectura del siguiente gráfico, la comunidad venezolana se concentra en Estados Unidos, España e Italia. El cuestionario en red nos ha permitido obtener respuesta de ciudadanos venezolanos en más de 30 países alrededor del mundo. De acuerdo a estas cifras el porcentaje de venezolanos representa el 3.5%. Estimaciones menos conservadoras indican que ese porcentaje podría ubicarse por encima del 5%.

Estos datos constituyen el entorno en que se elabora la investigación que da origen al presente tema.


ENTORNO EN EL QUE LOS CIUDADANOS VENEZOLANOS ADOPTAN LA DECISIÓN DE EMIGRAR.

Conviene presentar de manera general y sucinta las razones del contexto, pues nos ayudan a comprender la mutación que se ha producido, convirtiéndonos en un país de emigrantes. Ante todo, debemos poner de relieve que ha sido el periodo en el que el país ha percibido el mayor volumen de ingresos de su historia republicana como consecuencia de la expansión del capitalismo en todo el globo. Con esa formidable masa de ingresos el régimen pretendió impulsar un régimen socialista, a imagen y semejanza del fracasado modelo cubano y al margen y en contra de la constitución aprobada en 1999. 

El socialismo que se intenta imponer conlleva la declaración de guerra al derecho de propiedad, a la empresa y al sistema de mercado y como consecuencia de ello ha logrado instalar en el país una economía de guerra. Para muestra un botón. Ha desaparecido el 40% del parque industrial y aproximadamente el 12% del tejido empresarial. La producción de la mayor parte de los rubros agrícolas se ha reducido: azúcar, leche y derivados, café, etc. Las exportaciones pasaron de poco significativas a insignificantes, mientras que las importaciones se han cuadruplicado, gracias al colosal incremento del precio del petróleo en el mercado global. El resultado neto ha sido una mayor inflación (de las más elevadas del mundo), una gran escasez que ya supera el 30% y una creciente deuda que afecta negativamente a las generaciones presentes y coloca sobre las espaldas de las generaciones futuras un pesado fardo. El país se ha hecho, de manera preocupante, más dependiente de un solo producto: el petróleo. 

Esta mayor dependencia de los vaivenes del mercado petrolero global, hace más frágil a la economía venezolana. El comportamiento de los precios depende de factores ajenos que el país no puede controlar. A ello se suma el magro desempeño de la industria petrolera, producto del despido de más de la mitad del talento humano, que ha debilitado su gestión a extremos insospechados, poniendo en entredicho su viabilidad y sostenibilidad. 

Las políticas desplegadas en los tres últimos lustros han estado orientadas a incrementar la burocracia y ensanchar el papel del Estado en la actividad económica. El número de ministerios y ministros se duplica y el de viceministros se incrementa de manera exponencial. La deuda pública experimenta un gran salto, cercano a 400%, pasando de 24 mil millones cuando se inicia ese régimen a 110 mil millones de dólares al día de hoy. Un comportamiento idéntico experimenta el endeudamiento interno que pasó de 5 mil millones de dólares a casi 60 mil millones. Queda claro que aumentó el peso de la deuda de cada venezolano. 

El déficit público supera ampliamente el 15% del PIB y el gasto público excesivo multiplica la liquidez monetaria. De hecho, parte importante del dinero que circula, sin respaldo, convierte a la moneda en algo parecido a los billetes del juego de monopolio. Por otra parte y como consecuencia de la persistencia en la ejecución de políticas erradas, el país ostenta una inflación que se encuentra entre las más elevadas del mundo y tiene el dudoso honor de ocupar las primeras posiciones en esta área. Sólo el año pasado culminó con una inflación de 56% y la expectativa para este año, luego de dos macrodevaluaciones sucesivas, es que la inflación batirá todos los récords.

A la inflación se añade la escasez, que alcanza el 30% de acuerdo a cifras oficiales, con efectos nocivos y riesgo de parálisis de la actividad productiva. Los venezolanos deben invertir muchas horas para adquirir productos farmacéuticos, repuestos, alimentos, tintas para impresoras y un largo etcétera, con la certeza añadida de que la probabilidad de obtenerlos será muy baja. La respuesta común en los establecimientos es, frente a cualquier solicitud, NO HAY. 

De acuerdo al Informe de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, “La economía venezolana ha sido expuesta durante los últimos años a una serie de medidas que han generado importantes desequilibrios macroeconómicos, afectando seriamente el funcionamiento del sistema económico interno, especialmente en su capacidad para proveer los bienes y servicios requeridos para mantener y mejorar el nivel de vida de la población, así como para incrementar el empleo productivo. La exagerada expansión del gasto del sector público, financiado en buena medida con endeudamiento, y la emisión monetaria sin respaldo por parte del Banco Central de Venezuela, en un marco de hostigamiento a la actividad económica privada, de inseguridad jurídica y desestimulo a la inversión, destacan como causas fundamentales del extraordinario proceso inflacionario que hoy nos afecta.” ( ANCE) 

Los problemas económicos de inflación, escasez de dólares, bienes y servicios, desempleo y la informalidad que Venezuela está padeciendo en los actuales momentos no tendrían razón de ser si no fuera por la insistencia reiterada del Gobierno Nacional en tomar medidas contrarias y contraproducentes a las posibilidades de desarrollo sostenido que permiten los recursos naturales, el capital y el talento humano con los que cuenta el país. 

En el ámbito social la situación no es diferente. La inseguridad personal, los secuestros y la cantidad de muertos por cada cien mil habitantes hacen que, de acuerdo a las Naciones Unidas, Venezuela ocupe el segundo lugar de violencia en el mundo. Durante este régimen se ha reducido la construcción de viviendas de carácter social a menos de la mitad de lo que se construía en democracia, generando un importante incremento en el ya existente déficit habitacional. Esto ocurre en el periodo de mayores ingresos, lo cual no deja de ser un contrasentido. 

En el terreno educativo encontramos resultados similares. El régimen ha asignado a la educación un rol básico: IDEOLOGIZAR a los ciudadanos (Declaraciones de varios ministros de educación). En lugar de ocuparse de la calidad, tema central en el mundo, ésta ha sido excluida. No aparece entre los 30 principios fundamentales que contiene el preámbulo de la ley. La cobertura se ha ampliado en contra de la calidad: en muchos cursos no se imparten materias fundamentales en el área de las ciencias y la oferta de carreras universitarias que no reúnen los criterios mínimos indispensables ya está produciendo frustración en jóvenes a los que se les dijo que serían formados como “médicos”, por tan solo mencionar un ejemplo. 

En el campo de la salud el esfuerzo propagandístico inicial, que consistió en la creación de módulos de salud atendidos por “médicos cubanos” en las zonas más desfavorecidas, muestra resultados desalentadores. Un importante porcentaje de estos módulos se encuentra abandonado y los servicios que se ofrecen son de dudosa calidad. Los hospitales y centros de salud pública se encuentran en una situación deplorable. Escasean los insumos y el mantenimiento de los equipos e instalaciones. El deterioro descrito ha hecho que crezca la demanda de seguros privados de salud en todas las contrataciones colectivas como un medio para remediar la situación, y ha aumentado también el número de pólizas de HCM (hospitalización, cirugía y maternidad) adquiridas por la población en general. Como respuesta a la situación sanitaria descrita, la creación de una nueva oferta hospitalaria pública se encuentra en fase de proyecto, en planos o entre cementos y cabillas. 

Un comportamiento similar de deterioro sostenido lo encontramos en el servicio eléctrico que se ofrece entre apagones e interrupciones diarias en todo el país. La ciudad, otrora luminosa, hoy está sumida en la oscuridad. Lo mismo acontece con el servicio de suministro de agua que está racionada y que presenta dudosos niveles de calidad para el consumo humano. 

Mención especial merece el tema de la inseguridad y la ausencia de paz, por los efectos perversos que produce sobre los derechos humanos básicos como la vida y la propiedad y el papel que desempeña la paz en la creación de confianza, como facilitadora de la inversión y, en consecuencia, del crecimiento, el desarrollo y el mejoramiento de la calidad de vida del venezolano. 

No resulta fácil explicar y comprender lo que ha ocurrido y cómo con ingresos tan abundantes no ha sido posible disminuir el déficit de viviendas, ampliar y mejorar los servicios de suministro eléctrico, salud, agua, seguridad y educación. La decisión que adoptó el régimen de transitar por un camino, el del socialismo, el modelo privatizador por excelencia pues todo pasa a manos de una persona, no puede producir otro resultado que el que está viviendo el país: miseria y escasez. Venezuela desperdició una oportunidad única e irrepetible.

LAS VOCES DE QUE LOS QUE EMIGRAN 

Los procesos migratorios son fenómenos antiguos y se han acentuado en los últimos 100 años. Sin duda a ello ha contribuido el desarrollo tecnológico, el formidable crecimiento de la industria turística y el acelerado proceso de globalización. A lo anterior se suma las políticas explícitas que han promovido países y regiones que propician una mayor movilidad de los ciudadanos. 

Las razones que explican los procesos migratorios son múltiples. Con el objetivo de explicarlas se han elaborado, desde distintas disciplinas, diferentes perspectivas de análisis e interpretación de este fenómeno social global. A su alrededor se ha suscitado una intensa y rica polémica. En algunos casos se ha traducido en enconadas y agrias disputas políticas y sociales.

En la decisión de emigrar es posible encontrar razones dispares: económicas, políticas, culturales y religiosas. En muchos lugares la política aparece como la razón que explica la emigración. En general, dictaduras y regímenes totalitarios expulsan a los ciudadanos, los ahuyentan: en Latinoamérica (Argentina, Chile, Cuba, Uruguay, etc.), de la dinastía Sung en Corea del Norte, de Mugabe en Zimbabue, etc. También escapan de las bandas armadas que han hecho vida en países de Sudamérica como Colombia, Perú, el Salvador o Nicaragua. 

Las decenas de miles de muertos que han provocado las bandas armadas y los gobiernos militares en Latinoamérica han propiciado que millones de ciudadanos decidan huir de la falta de libertad, la inseguridad, la muerte y la guerra. Se calcula que en Perú murieron 70 mil personas como consecuencia de las acciones de las bandas armadas y en Colombia esta cifra asciende a más de 200 mil personas. A ellas se suman las muertes ocurridas en Nicaragua, el Salvador, Guatemala, etc. En Venezuela, la delincuencia ha segado la vida de cerca de 200 mil ciudadanos. 

Todas las razones, económicas, sociales y políticas se conjugan para explicar el hecho de que centenares de millones de ciudadanos del mundo viven fuera del país en el que nacieron. Distintas fuentes indican que hay más de 200 millones de personas que viven fuera de su país de origen. De ellas, decenas de miles han solicitado asilo político. En el caso de América Latina han solicitado asilo político peruanos, colombianos, argentinos, chilenos y ahora venezolanos. Se calcula en 9000 el número de venezolanos que ha solicitado asilo político solo en Estados Unidos. Por su parte, en Europa, se han movilizado decenas de millones de ciudadanos de los países que conforman la Unión. En Latinoamérica millones de ciudadanos se han trasladado a Estaos Unidos y Europa. 

En este tema el interés está centrado en la comprensión del fenómeno de la emigración venezolana y en él se plasman resultados preliminares del estudio que adelantamos en la actualidad de la comunidad venezolana en el exterior. Los propósitos del mismo son: caracterizar el perfil de los venezolanos en el exterior, los motivos que los impulsaron a emigrar, la disposición a retornar al país y la manera en la que desean contribuir al desarrollo de Venezuela. Los resultados y hallazgos del estudio permitirán elaborar el observatorio y la plataforma de la comunidad venezolana en el exterior. 

Como apuntamos, las razones de la decisión de emigrar son dispares. En ella participan motivos como los afectos, la familia, la situación política del país, las condiciones económicas y la dimensión cultural. La decisión implica un intenso debate interior lleno de dudas e interrogantes. Familia, amigos, contactos, redes sociales, posibilidades de empleo y estudio y las condiciones y exigencias del país que ha sido escogido para desarrollar una nueva vida. En cada decisión intervienen enfoques, creencias, experiencias de vida y percepciones con las que se evalúa la situación. Otros no han tenido ocasión de analizar absolutamente nada, ya que han sido literalmente expulsados del país. 

Aludimos a los más de 20 mil trabajadores de la industria petrolera que fueron botados de la empresa, sin derecho a prestaciones y a su propia caja de ahorro y posteriormente perseguidos cuando las empresas proveedoras se atrevían a incluirlos en su nómina. Debieron encontrar empresas y países que supieran aprovechar inteligentemente todas estas capacidades: Colombia, Brasil, España, Canadá, Estados Unidos y los países del Medio Oriente. 

Otros miles de ciudadanos resultaron expulsados por razones de persecución y asfixia política. Son los que han padecido el apartheid político que hoy se ha entronizado en Venezuela y los rigores de las famosas listas en las que aparecen los datos de quienes disienten del régimen, que conlleva a la exclusión y dificultades insalvables para acceder a puestos de trabajo en el sector público o en las empresas que suministran bienes y servicios al Estado. 

La caracterización general que hicimos en la sección previa permite ubicar el entorno en el que se produce la decisión de emigrar. Sin esta información resulta difícil comprender y explicar el fenómeno social en el que más de un millón de venezolanos ha decidido marcharse del país y encontrar otros países en el mundo en el que se seguir creciendo como personas. Los países que ha sido elegidos aparecen en el gráfico que presentamos en secciones previas. 

El número de venezolanos que aparece en el gráfico alude a cifras oficiales. Queda excluido un número indeterminado de venezolanos, que por diversas razones: doble nacionalidad, ilegalidad etc., quedan al margen de tales cifras. Lo ideal habría sido el acceso a información confiable en el país en el que se origina la emigración. La actitud del gobierno ha sido la de desconocer y minimizar un fenómeno social de estas magnitudes. Ha llegado al extremo de actuar como promotor del fenómeno, no solo por el marco de políticas que lo propicia y la impunidad jurídica que lo estimula, sino porque también voceros calificados del régimen han sugerido públicamente que se vayan del país quienes no compartan las ideas y el proyecto del régimen. 

Lo dicho permite comprender que los datos que presentamos son realmente conservadores y están subvaluados. Sin embargo, como mínimo representan un 4% de la población total, porcentaje excesivamente alto para un país tradicionalmente receptor de inmigrantes. En el siguiente gráfico se recoge la información preliminar correspondiente a los primeros 500 cuestionarios respondidos por la comunidad venezolana en el exterior:


Estudio comunidad venezolana en el exterior Como lo indican las respuestas, las razones de la decisión de emigrar son múltiples. Prevalece la motivación política y económica seguida de los motivos personales y el deseo de continuar los estudios. Cuando se desglosa aún más las respuestas y se indagan las razones que condujeron a adoptar la decisión, encontramos que de lejos la primera causa se encuentra en el tema de la inseguridad (Jurídica y Personal). Veamos de manera esquemática las razones fundamentales de la decisión:

A.- LA INSEGURIDAD Y LA DECISIÓN DE EMIGRAR.

La noción de seguridad no solo alude a la personal, incluye la necesidad de la seguridad jurídica. Venezuela ocupa hoy el segundo lugar, de acuerdo a Naciones Unidas, en el ranking de los países más violentos. En el último año los asesinatos alcanzaron la trágica cifra de 20 mil, aunque hay fuentes de información que indican que llega a 25 mil. Aumenta igualmente el número de secuestros, muchos de los cuales permanecen al margen de las estadísticas. 

La inseguridad jurídica del país transita por el mismo sendero. Los derechos humanos básicos como los de la vida, la propiedad y la libertad de expresión han sido violentados de un modo sistemático y sostenido. En nombre de una clase superior o de la noción abstracta de pueblo o de los pobres se persigue y aniquila a quienes se identifican como disidentes o enemigos. Expropiaciones, confiscaciones, amenazas, sanciones y exclusión son modalidades animadas con el solo propósito de mantener al régimen en el poder y aterrorizar, silenciar y aniquilar a quien piense diferente. (Páez, T, 2013)

B.- LAS PERSPECTIVAS TRUNCADAS.

El apartheid político impulsó al régimen a botar a más de 20 mil trabajadores de la industria petrolera (PDVSA), hecho que sienta un precedente en el país y que no dudamos en calificar como aberrante. El régimen decidió aniquilar lo que el país había construido, el más importante activo de cualquier empresa: el talento humano en el que las familias y el Estado venezolano habían invertido cuantiosos recursos. Se hizo para favorecer una idea política bárbara que hoy sitúa en el plano de la duda razonable la viabilidad de esa empresa del Estado. Paga las consecuencias en una merma continuada de la producción, pozos que se extinguirán más rápido de lo estimado, pésima gestión, aumento exponencial de los accidentes, incremento de la deuda de la empresa y dudosas negociaciones internacionales. 

La amputación se extendió a otras industrias y sectores que hoy ven tronchado su futuro. Las listas de la exclusión y la persecución se utilizan como primer paso para acceder a un empleo público e incluso a la empresa privada que provee servicios al estado: aparecer en ellas implica la negación del acceso al puesto de trabajo y un sendero al destierro. Las universidades públicas y privadas han sido sometidas a la exclusión al extremo de haber creado universidades oficialistas, lo que en sí mismo es una negación de la noción de universidad. Los datos relativos al perfil de formación de la comunidad venezolana en el exterior no hacen más que corroborar lo dicho. Los resultados preliminares muestran que más del 98% de la diáspora venezolana posee como mínimo grado universitario. 

El régimen desprecia el conocimiento y al individuo. Las declaraciones de varios ministros de educación confirman que el interés del gobierno es el de utilizar a la educación como instrumento de ideologización. El conocimiento, disperso en la sociedad, solo es posible crearlo en el intercambio entre los seres humanos y ello exige el reconocimiento de la autonomía del individuo. El modelo que impulsa este régimen combate al individuo, lo niega, pues se trata de un modelo colectivista como lo recoge el paquete de leyes referidas a los consejos comunales. (Páez, T 2013)

LA DEBILIDAD ECONÓMICA, LA INFLACIÓN Y LA ESCASEZ

Más arriba señalamos los nefastos resultados que ha producido la implantación del modelo socialista en el país, nada diferentes a los que ha producido su aplicación en otras latitudes y culturas: escasez, inflación, merma de la productividad, informalidad y desempleo, severa mengua del salario real y disminución sistemática de la inversión privada. Como lo advierten las encuestas, los problemas del ámbito económicos constituyen la principal preocupación de los venezolanos: escasez e inflación, hasta tal punto que ha desplazado al gravísimo problema de la inseguridad a un segundo lugar. 

La inseguridad jurídica y los datos de asesinatos y secuestros propios de una guerra civil silenciosa, atentan contra la inversión y el desarrollo. La paz y la seguridad jurídica son condiciones que reclama quien arriesga recursos propios para la creación y desarrollo de una actividad productiva. El emprendedor, el inversionista y la empresa exigen un ambiente en el que se resguarden los derechos humanos básicos y la confianza. En el clima hostil y de confrontación que hoy existe en el país la inversión privada se restringe a mínimos, como lo muestran claramente los datos del Banco Central de Venezuela.

LA DEMANDA DE MAYORES LIBERTADES

En varias respuestas a las preguntas que contiene el cuestionario y en las entrevistas a profundidad aparece de manera recurrente el tema de las libertades. Su ausencia aparece como una de las razones que interviene en la decisión de emigrar o su restauración como una necesidad y una condición para tomar la decisión de regresar al país. También se muestra entre los emprendedores que han decidido invertir fuera del país, precisamente en donde se resguarden sus derechos y haya libertad para invertir en donde deseen hacerlo.

LA NOSTALGIA DE LA EMIGRACIÓN

Quienes toman la decisión de emigrar, como muestran porcentajes elevados de las respuestas, sienten una gran nostalgia por el país. Afortunadamente, las tecnologías que están al alcance de muchos facilitan la comunicación y el encuentro virtual. Están comprometidos con su país e intentan mantener y ampliar la cultura original como una forma de adaptarse al cambio y a la nueva realidad.

EL PERFIL DEL EMIGRANTE VENEZOLANO

Hay varios perfiles en la diáspora venezolana. Utilizamos este término que se aplicó para designar a la comunidad judía esparcida por el mundo y que hoy ha visto como se ensancha su uso para los éxodos de grupos étnicos o religiosos que han decidido abandonar su país de origen.

El siguiente gráfico muestra el perfil del grado de formación la comunidad venezolana en el exterior


Lo hallazgos de nuestro estudio coinciden con los que otros han realizado sobre la comunidad venezolana en el exterior (De la Vega I. 20; Osorio E 2014). Los resultados muestran que más del 98% de los emigrantes, con edades superiores a los 23 años, cuenta con un mínimo de grado universitario. Un importante porcentaje posee diplomado, maestría, doctorado y postdoctorado. Se trata de ciudadanos en edad productiva que poseen educación formal y además competencias en áreas específicas de alto interés en todo el mundo. 

En el terreno del emprendimiento descubrimos el gran potencial que posee la comunidad venezolana en el exterior. Además del hecho individual que se manifiesta en la creación de empresas de asesoría, comunicación, ingeniería, gastronomía, etc., se han creado organizaciones con el fin de impulsar y apoyar el desarrollo de la empresa de los venezolanos en el mundo. Estos resultados revelan la gran disposición al trabajo y a la creación de parte de la comunidad venezolana en el exterior. 

La diáspora venezolana reúne características que le son muy propias y que las diferencian de las migraciones de otros países latinoamericanos: 

a.- El grado de formación. 
b.- Las remesas familiares, fundamentales en los ingresos de otros países latinoamericanos, no poseen la misma importancia para Venezuela
c.- En otros países marcha primero la mujer, quien se ve obligada a dejar a su familia y trabajar en la consecución de recursos que luego le permita arrastrar a los demás integrantes del núcleo familiar. En el caso venezolano parece que opera de un modo distinto, bien sea movilizando a toda la familia o apoyando la marcha de los hijos frente a la creciente inseguridad que viven en el país. 
d.- Privan las razones de carácter político, el carácter autoritario y excluyente del régimen y la falta de seguridad. Las razones de tipo económico ocupan el segundo lugar entre los motivos que se esgrimen para explicar la decisión de emigrar.

NACIONALISMO Y PATRIOTISMO.

El tema del nacionalismo siempre aparece, está allí como un dolor sordo que persiste de un modo tenaz. Cuando hemos hablado del fenómeno social en ciertos escenarios, aparecen contraejemplos que hablan del regreso de quienes no soportaron vivir fuera del país, que extrañaron el clima, a su gente y a la familia. Pareciera existir la necesidad de frenar con el verbo lo que la terca realidad desmiente. Se habla del compromiso con el país, de la nación o del nacionalismo. 

Hay quienes hablan de la identidad como si de una imagen unitaria se tratase y ello es falso. Lo mismo acontece cuando de define a la identidad como imagen que excluye. La ascendencia heterogénea de una enorme porción de los venezolanos hace que el tema de las raíces y las identidades no resulte una materia sencilla. 

De hecho, el nacionalismo puede adquirir carácter patológico. Es el que utiliza las armas y cualquier medio a su disposición para defender el diferencialismo y que se enfrenta al pluralismo y al carácter global de la ciudadanía democrática. Aniquila y descarta a parte de la sociedad plural en la que se desarrolla. Llega a adquirir carácter secesionista al margen de la aldea global. Como afirma Savater, el nacionalismo es como la apendicitis, la inflamación de la nación. 

Las declaraciones de Mugabe, presidente de Zimbabue, quien afirma que a quien no le guste que se ahorque, coinciden con la de voceros del gobierno que han dicho que a quien no le guste el régimen que se largue del país. Es la creencia o la fe de poder condenar a los otros y arrogarse el poder de definir a la nación, el acto de fe de que se posee un una idea superior (nazio, fascio o socialista) que hay que imponer a través de la letra y si ello resulta insuficiente por la sangre a los seres humanos inferiores (a quienes se dice respetar) 

Es la confrontación entre Diferencialismo y Pluralismo ( Hernández C.R. 2014). Del primero viven los nacionalismos patológicos y rancios que reivindican la diferencia de la lengua, de creencias, de mitos o de la raza, la religión o la ideología. El segundo demanda la coexistencia de lo diverso, la coexistencia plural, enriquecedora y creadora de conocimiento. 

Como afirma Savater, lo que el hombre busca es estar uno junto al otro, la cooperación que hace al ser humano irremediablemente un ser social y saber que pertenece a un colectivo que contribuye a crear. 
Nacionalismo y patriotismo son ideologías que se reclaman más deudoras de la biología que del pacto social y desde comienzos del siglo antepasado adquirió perfiles oscurantistas. Constituyen una perspectiva retrógrada. El nacionalismo se distancia del internacionalismo y la polémica, más que entre nacionalismos, es entre el humanismo y la falta de él. (Rilke) 

La patria, como bien lo dice Rilke, son los recuerdos de infancia. Pues la Patria racional es aquella en la que existen garantías de resguardo de los derechos humanos, se respeta la ciudadanía, en la que se abolió la pena de muerte, la patria de los hombres libres. Es el interés por los ciudadanos, sus problemas y sus expectativas, más que por la noción de fronteras. Vargas Llosa da una estocada al nacionalismo cuando afirma que es una ideología colectivista que convierte en un valor el accidente más banal, que es el lugar de nacimiento de una persona. Lo que los nacionalismos y localismos ponen en duda es la propia noción de la democracia como hecho que asegura la pluralidad. Pierre George sostiene que la fuente de desigualdad más inevitable es el lugar de nacimiento. Por ello es necesario que la responsabilidad y la repercusión social que poseamos la pongamos al servicio de los valores democráticos.

En realidad, como hemos podido ver a través de las distintas oleadas inmigratorias que ha vivido Venezuela, lo que se define como autóctono es el resultado de múltiples influencias. La mezcla de esta variedad y la confluencia de la enorme diversidad de culturas y procedencias han perfilado el sentido de lo autóctono. Alrededor de lo autóctono venezolano y latinoamericano se han creado los más variados mitos que han sido analizados de un modo brillante por Carlos Rangel en su texto “Del buen salvaje al buen revolucionario”. 
En lugar de una sociedad que piensa de modo colectivo encontramos una gran desconfianza y una sociedad que podemos calificar de YO-YA.

EFECTOS DE LA EMIGRACIÓN EN EL DESARROLLO DEL PAÍS.

Los efectos de la emigración se hacen sentir en todos los ámbitos: sobre quien emigra, la familia, los amigos, la comunidad y el país. Su análisis excede el alcance de este artículo y solo aludiremos a los más importantes en relación con el desarrollo del país. 

Una característica que comparten los países desarrollados es la de contar con talento humano preparado. Ha sido así a lo largo de la historia. Es el sustento de la única revolución posible, capaz de asegurar el éxito, la del conocimiento, rasgo éste que define a la sociedad en la que vivimos. Es quien crea, mejora innova y el responsable de asegurar el desarrollo y el incremento en la calidad de vida de países y ciudadanos. Sobre él recae la responsabilidad de crear conocimiento, que está en constante movimiento y se amplía en la medida en que se producen el intercambio y el encuentro humano, intercambio que hace posible aprovechar y potenciar las competencias y conocimientos de los seres humanos siempre dispersos, como afirma Hayek, F.
 
Lo dicho al momento de caracterizar el perfil de la comunidad venezolana en el exterior permite aseverar que Venezuela está desaprovechando ese formidable potencial, esa energía renovable y ese enorme caudal de competencias para invertirlas en el desarrollo. Indica, además, que se está desperdiciando la inversión realizada por las familias y el país para potenciar su desarrollo que otros países utilizan con enorme placer y agradecimiento. Lo que es peor, el desprecio que el régimen muestra por la inteligencia y el conocimiento hace que quien lo posea huya y trate de encontrar nuevas realidades menos adversas y más acogedoras.

A.- INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO

Solo con ver el perfil de formación de la comunidad venezolana en el exterior es posible deducir el efecto negativo que dicha migración tiene sobre la investigación y el desarrollo, y que se siente con mayor fuerza en áreas específicas. Un sector clave para el país, la cadena productiva del petróleo y la petroquímica, ha sido severamente afectado en sus cimientos. Allí se han perdido millones de horas de conocimiento y experticia. En sectores como el de la salud los efectos han sido devastadores: postgrados vacíos o que han sido llenados con alumnos de países latinoamericanos. En otros sectores como los de la comunicación, las ingenierías y en el ámbito social, por solo mencionar los más conocidos, las pérdidas han sido cuantiosas. El hecho de que un porcentaje de los venezolanos en el exterior haya realizado inversiones y creado empresas fuera del país, desarrollando nuevos productos y servicios, afecta negativamente la investigación y el desarrollo en Venezuela y lo fortalece en el exterior.

B.- FORMACIÓN DE TALENTO HUMANO.

La formación de talento humano en el país se ve afectada por la marcha de los responsables de la formación de estos talentos a otros países. Ello impacta negativamente las actividades de docencia e investigación. Universidades y centros de investigación se descapitalizan del talento humano que por otra parte han contribuido a formar y que no están en condiciones de poder retener debido a la asfixia económica, social, política e institucional a que han sido sometidas las universidades públicas. El desconocimiento ha llegado al extremo de haber pretendido crear una red alterna de universidades oficialistas, que como ya mencionaos es una contradicción en los términos.

C.- TRUNCAR EL FUTURO.

En la decisión de emigrar desempeñan un papel importante el manejo de los idiomas, la educación, los contactos y las redes sociales y de negocios en el exterior. Quién decide emigrar lo hace porque no ve el futuro muy claro en su país de origen y sus expectativas se han visto anuladas. 

La frustración lleva a los más jóvenes a marcharse, pues bajo este régimen son escasas las oportunidades de superación personal, familiar y laboral. Ello a pesar del desgarramiento interior que supone y significa la ausencia de la familia, los amigos y el país. El modelo que se pretende implantar solo requiere de ciudadanos conformistas y obedientes, para nada está interesado en ciudadanos disconformes y creadores. Ello conlleva a una mengua sostenida de la productividad y de la calidad de vida de los ciudadanos. 

El totalitarismo, o como diría Umberto Eco “el fascismo eterno”, es el responsable de la expulsión de los ciudadanos de los países y regiones en los que nacieron y crecieron. El nazismo, el socialismo real y el fascismo, además de destrozar a los países en los que se instalan, producen una enorme cantidad de muertos, expulsan a los ciudadanos a otras regiones en búsqueda de libertad y mejores condiciones en las que poder desarrollarse. 

El país receptor agradece la calidad del talento que recibe, pero se le hace necesario desarrollar un proceso de adaptación para procesar y asimilar los cambios sociales y culturales que experimenta al acoger a decenas de miles de inmigrantes. En el caso del inmigrante venezolano, por las características descritas: nivel de preparación, competencias y disposición al trabajo, el proceso de adaptación y asimilación se facilita enormemente. Su disposición a aportar conocimientos y experiencias a la sociedad que ha escogido para vivir le abre las puertas y contribuye al proceso de integración. 

Muchos datos confirman el elevado desempeño de la comunidad venezolana en el exterior, algunos de los cuales han sido reseñados en prensa. (Egui, M, El Universal). También lo corrobora el aporte realizado por venezolanos a las empresas petroleras y de ingeniería relacionadas con el petróleo en España, Canadá, Colombia, Estados Unidos y varios países del Medio Oriente. 

Como las demás migraciones en todo el mundo, la venezolana también ha creado sus propias redes y asociaciones. Es una forma de conectar al país de origen con el de residencia, compartir las nacionalidades de nacimiento y adopción.

Una de las inquietudes e interrogantes que dan pie a este estudio está referida al interés y disposición de la comunidad venezolana a retornar a su país de origen y la forma de concebir las relaciones futuras con Venezuela. Esta pregunta está asociada a la decisión de marcharse, que como hemos visto admite varias posibilidades y respuestas. 

Los recientes testimonios de las manifestaciones de la comunidad venezolana en todo el mundo haciendo un SOS por Venezuela confirman los hallazgos del estudio en relación a las razones que explican la decisión de emigrar. Los motivos iniciales no han hecho más que empeorar: incremento en el número de muertos por cada 100 mil habitantes, escasez en abundancia, inflación en aumento y un cerco asfixiante a las instituciones, la libertad y la democracia. El país ha entrado en el despeñadero del socialismo real, lo que hace previsible que las condiciones sociales y económicas habrán de empeorar. 

A ello se suma las dificultades que experimentan los venezolanos para acceder a los documentos básicos como la cédula de identidad, el pasaporte o las facilidades para ejercer el derecho al voto. Las solicitudes de entrevistas para renovación de pasaportes pueden extenderse por periodos que superan el año, por ejemplo. En lugar de encontrar en las embajadas y consulados un aliado que protege al ciudadano venezolano, éste se topa con instituciones que representan al partido de gobierno y que reproducen el trato discriminatorio, el apartheid político. 

La decisión de retornar a corto plazo no parece formar parte de la agenda de la comunidad venezolana en el exterior. Análisis preliminares de los cuestionarios y de las entrevistas a profundidad así lo indican. Al agravamiento de las razones que explican la decisión de emigrar se suman otros cambios: matrimonios con personas del país en el que viven, nuevos hijos, nuevas familias, educación y trabajo. Hoy se sopesa con nuevos criterios y argumentos los temas de la libertad, los espacios públicos, las instituciones y el acceso a la cultura. 

El hecho de que no se esté pensando en retornar al país no implica, como hemos visto, que no exista preocupación, interés y dolor por lo que allí ocurre. Encuestas realizadas por “gente del petróleo” entre sus afiliados revela el enorme interés y disposición a contribuir con la recuperación de la industria petrolera venezolana. No implica necesariamente el deseo de regresar a trabajar en la empresa venezolana sino y sobre todo en la recuperación institucional y empresarial de la cadena productiva petrolera petroquímica. Resultados similares hemos encontrado en otras áreas como la salud, la comunicación social, las ingenierías etc.

A MODO DE CONCLUSIÓN: LA NECESIDAD DE POLÍTICAS PÚBLICAS DIRIGIDAS A LA COMUNIDAD VENEZOLANA EN EL EXTERIOR.

La globalización propicia una mayor movilidad e integración de los ciudadanos y países. Regiones como la europea estimulan las políticas de movilidad de capitales, inversiones y de los ciudadanos. Los procesos de integración se multiplican, crecen los acuerdos bilaterales: Asia- Pacífico y Latinoamérica, Unasur etc. Esta nueva realidad demanda de los ciudadanos un mayor y mejor conocimiento de culturas y lenguas y una disposición a integrarse al proceso de creciente internacionalización. 

La diáspora venezolana se extiende por todo el mundo. En el estudio hemos identificado que se encuentra al menos en 32 países. Hoy tenemos familias venezolanas globalizadas que han creado nuevas redes y relaciones alrededor del globo. Ello está produciendo una rica mezcla de sabores, encuentros, rituales que se comparten con otros. Son formas de aliviar la nostalgia a la que se refería el doctor Monónides. 

La comunidad venezolana en el exterior es muy diversa y quienes la conforman trabajan como emprendedores, laboran en centros de investigación, universidades, laboratorios, empresas de ingeniería, etc. Están muy interesados en los problemas del país y dispuestos a identificar fórmulas que hagan posible contribuir al desarrollo de Venezuela, como lo recoge el siguiente gráfico:


En parte importante del mundo se presta una atención especial al fenómeno de las migraciones y con el fin de atender esta compleja realidad se diseñan políticas públicas con las cuales responder a las expectativas sociales, económicas, culturales, políticas y de derechos humanos que demandan tales procesos. 

En el caso particular de Venezuela el esfuerzo que debe realizar tiene varias aristas. La primera de ellas es reconocer el fenómeno y los efectos que ya está produciendo y que continuarán produciéndose. Recuperar información sistemáticas acerca del perfil y ubicación de los venezolanos en el exterior, la situación de los derechos humanos de la comunidad y diseñar políticas que permitan aprovechar esas capacidades que hoy se encuentran fuera de las fronteras. Revertir los efectos negativos de la emigración y convertirla en un proceso que pueda producir resultados positivos para Venezuela.


El sociólogo venezolano Tomás Páez @paezto2 presentó en Madrid el libro “¿Qué hacemos con la diáspora? estrategias de gobernanza para un país global”, editado por @editorialdahbar
Una trabajo de años que dibuja el impacto de la diáspora no sólo en Venezuela, sino también en los países de acogida.
Un libro que resalta las oportunidades y desafíos de un fenómeno inédito en la región y el quinto más grande del mundo.
En la actualidad, más de 9 millones de venezolanos han emigrado, lo que constata que la crisis no es la diáspora en sí, es lo que la ha causado, resalta el autor
El estudio revela que aunque muchos venezolanos no piensan regresar al país en este momento, sí desean ser parte de la reconstrucción.

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