EL Rincón de Yanka: "EL PRECIO DE LA EXCLUSIÓN": PRETENDEN CASTIGAR AL PENSAMIENTO, QUE OBVIAMENTE NO DELINQUE por ANTONIO MIGUEL LÓPEZ GARCÍA

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lunes, 23 de junio de 2025

"EL PRECIO DE LA EXCLUSIÓN": PRETENDEN CASTIGAR AL PENSAMIENTO, QUE OBVIAMENTE NO DELINQUE por ANTONIO MIGUEL LÓPEZ GARCÍA

EL PRECIO DE LA EXCLUSIÓN

ANTONIO MIGUEL LÓPEZ GARCÍA


PRETENDEN CASTIGAR AL PENSAMIENTO, QUE OBVIAMENTE NO DELINQUE.
PRETENDEN CASTIGAR A CUENTA. NOBLE Y DEMOCRÁTICA ACTITUD.

Aparte de confirmar que tras el «lunes negro», gracias a Sánchez, África empieza en los Pirineos (excepto Portugal), y de reivindicar las nucleares como nunca antes, me per­mito usurpar puntualmente el evocador título de un excelente libro de Álvarez Tardío y Villa García, expertos conoce­dores de la historia de España siglo XX, para hablar de cinturones sanitarios y excluyentes. Analizan la II República, uno de cuyos primigenios objetivos fue echar a las derechas de la posibilidad de gobernar. El hispanista Ranzato, entre otros, vio la gran debilidad de aquella democracia precisamente en la falta de de­mócratas. En su estrepitoso fracaso no fue, no obstante, la única causa a dies­tra y siniestra del final (precio) de muer­te y destrucción de aquel periodo lamen­table.

Nada más llegar al poder las izquier­das pusieron la directa contra las dere­chas. Recuperaron la mayoritaria ley elec­toral de Maura (1907) para hacerla más mayoritaria todavía. Fijaban rumbo. Como lo fijó recientemente el hiperventilado Pablo Iglesias y su cohorte de féminas igualmente hiperventiladas, cuando dijo que «jamás» gobernaría la derecha en España. Fue ovacionado. Lo confirmaría Sánchez el autoritario con su particular muro de la vergüenza, o dogal sanitario, repudiando a media España. Ruin divi­sión y radicalización ideológica de nues­tro país que ellos se empeñan en man­ tener y aumentar. De nuevo las dos Es­pañas que habían terminado en una cruel guerra civil y que los más malvados bus­caron. «Españolito que al mundo vienes, te guarde Dios; una de las dos Españas ha de helarte el corazón»; no imaginaba Machado que en pleno siglo XXI otros perversos fomentarían nuestro enfrenta­miento.

Clarificador fue cuando el sobrevalorado Azaña y Largo Caballero, antidemó­crata que ansiaba una guerra civil al que Sánchez dice querer imitar, pidieron al Presidente de la República anular las elecciones de 1933 (las más limpias has­ta el momento en España) porque ha­bían ganado las derechas. Querían repe­tirlas hasta que saliera el resultado "co­rrecto". Cuando llegaron las de febrero 1936, el Frente Popular (calco de lo que hoy nos domina) se permitió eliminar y falsificar Actas. Un pucherazo, vamos, como hizo Sánchez en su partido y que motivó su expulsión. Marca del perso­naje.

Proclamaban entonces que la derecha no era suficientemente republicana, que es como si ahora echásemos del tablero político a buena parte de la izquierda por que no es monárquica. ¿Se ve la diferen­cia? Sí porque esta España nacida de la denostada, pero exitosa y confraterniza­dora Constitución de 1978, no es así y además aguanta (demasiado) el vendaval de corrupción, ilegalidades, división y rechazo que nos están sirviendo des­de el propio Consejo de Ministros como delicadeza del 'inkilino' de Moncloa y siervos.

Ese muro que decía afecta especialmente a Vox. No a los terroristas, no a los golpistas, por sus hechos consumados juzgados y hallados culpables. Pretenden castigar al pensamiento, que obviamente no delinque. Pretenden castigar a cuenta. Noble y democrática actitud. En fin, el fascismo, como el bolchevis­mo, comienzan por suprimir a los riva­les, como ocurre en Rusia, China, Cuba, Venezuela, Corea del Norte...todos de ideología mucho más próxima al bolche­vismo que al fascismo. Por cierto, ¿qué obsceno derecho permite al portavoz so­cialista, tan maleducado como poco de­mocrático, llamar «fascista» desde la tri­buna de oradores del Parlamento a un rival que nada tiene que ver con aquella forma de practicar la política; ni la rei­vindica, cosa que sí hacen nuestra extrema izquierda comunista, orgullosa de su militancia, como si esta ideología no hu­biera costado a la humanidad 130 millones de muertes e ingentes dosis de su­frimiento.

La última muestra del dogal sanitario sanchista fue a propósito de las entre­vistas del «rearme» OTAN con los gru­pos parlamentarios. En su crónica y ab­soluta falta de respeto desdeñó al tercer partido de España y sus casi cuatro millones de españoles que también sufren su rapiña impositiva. Esto y su habitual desprecio al Partido Popular nos recuer­dan que ansia excluir rivales y que el pre­cio de estas acciones en política su ser elevado. No quiera Dios elevado como hace 90 años, pero.,.... a su muñidor no le salga gratis. El muro. aquí y ahora, como en la Alemania comunista o EEUU, de Clinton a Trump (otro que tal), deberla hundirse en sus propias narices. Y pagar por ello.  SÁNCHEZ DIMISIÓN.