Gente tóxica... en la Iglesia
“Se han infiltrado ciertos individuos que incurren en la condenación anunciada antiguamente por la Escritura, impíos que han convertido en libertinaje la gracia de nuestro Dios y rechazan a nuestro único Soberano y Señor, Jesucristo. Sus desvaríos los llevan a contaminar la carne, a rechazar todo señorío, a maldecir a seres gloriosos. Son éstos los que en vuestras comidas fraternas -qué vergüenza- banquetean sin recato, echándose pienso. Nubes sin lluvia que se llevan los vientos; árboles que en otoño no dan fruto y que, arrancados de cuajo, mueren por segunda vez; olas encrespadas del mar, coronadas por la espuma de sus propias desvergüenzas; estrellas fugaces a quienes está reservada la lobreguez de las eternas tinieblas. Vosotros, queridos hermanos, acordaos de lo que predijeron los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo. Ellos os decían que en el tiempo final habrá quienes se rían de todo y procedan como les dictan sus deseos impíos. Son éstos los que se constituyen en casta, siendo hombres de instintos y sin espíritu. Vosotros, en cambio, queridos hermanos, idos asentando sobre el cimiento de vuestra santa fe, orad movidos por el Espíritu Santo y manteneos así en el amor de Dios, aguardando, a que la misericordia de nuestro Señor Jesucristo os dé la vida eterna. ¿Titubean algunos? Tened compasión de ellos; a unos, salvadlos, arrancándolos del fuego; a otros, mostradles compasión, pero con cautela, aborreciendo hasta el vestido que esté manchado por la carne. Al único Dios, nuestro salvador, que puede preservaros de tropiezos y presentaros ante su gloria exultantes y sin mancha, gloria y majestad, dominio y poderío, por Jesucristo, nuestro Señor, desde siempre y ahora y por todos los siglos. Amén”. De la carta del apóstol san Judas 1-8.12-13.17-25
El meteculpas, que castiga y condena al otro; el envidioso, el descalificador, el imprescindible, el agresivo verbal, el psicópata sin remordimiento, el manipulador, el mediocre, el chismoso, el perfeccionista hacia los demás, el negativo, el superficial, el jefe autoritario, el orgulloso y el quejoso.
El motivo por el que el papa Francisco subraya estas cosas es, en primer lugar, el hecho de que le importan nuestras almas. No quiere que la Iglesia esté llena de “sepulcros blanqueados” que caminan como si estuvieran haciendo lo correcto, pero en realidad por dentro están llenos de “huesos de muertos” (Mt 23, 27). En segundo lugar, sabe que uno de los antídotos más poderosos a que las personas abandonen la Iglesia es la conversión y la santidad de los que creen.
¿La fe para ti es un deber y un “hacer” más que una transformación interior? Cuando hablas de la fe, ¿hablas de cosas “exteriores” más que de conversión y de oración? Esto no es necesariamente tóxico, pero puede serlo rápidamente. Cuando la oración y la relación no son el centro de nuestra vida de fe, el diablo intentará que nos concentremos en las cosas exteriores. La concentración en estas preocupaciones externas puede volvernos rápidamente orgullosos y críticos, lo que impide una relación significativa con Dios e interacciones caritativas con los demás.
¿Pasas más tiempo pensando en cuestiones sobre la fe que en tu relación con Jesús? Dios te pide que trabajes por la justicia en muchos sectores distintos, pero no te pide que hagas de las cuestiones de caridad, verdad o justicia, independientemente de lo importantes que sean, el eje de tu vida. No hay nada en lo que deberías centrarte por encima de tu relación con Dios. Si esto es verdad en nuestra vida se ve en como vivimos nuestra pasión por las cuestiones que Dios pone en nuestro corazón y en cómo tratamos a los demás, independientemente de quienes sean.
El problema de la Iglesia cristiana tóxica y repelente
Yo quiero una Iglesia - Rene González
VER+:
PARA RENOVAR LAS PARROQUIAS:
EXPULSAR OKUPAS
Y HACER DISCÍPULOS Y COMUNIDAD
"Danos entrañas de misericordia ante toda miseria humana, inspíranos el gesto y la palabra oportuna frente al hermano solo y desamparado, ayúdanos a mostrarnos disponibles ante quien se siente explotado y deprimido.
Que tu Iglesia, Señor, sea un recinto de verdad y de amor, de libertad, de justicia y de paz, para que todos encuentren en ella un motivo para seguir esperando". (Plegaria eucarística)
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