EL Rincón de Yanka: LIBRO "LA DICTADURA DEL LENGUAJE": EL CABALLO DE TROYA DE OCCIDENTE: LA LENGUA COMO ARMA DE GUERRA por ANTONIO PEÑALVER MARTÍNEZ

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miércoles, 22 de octubre de 2025

LIBRO "LA DICTADURA DEL LENGUAJE": EL CABALLO DE TROYA DE OCCIDENTE: LA LENGUA COMO ARMA DE GUERRA por ANTONIO PEÑALVER MARTÍNEZ


LA DICTADURA
DEL LENGUAJE

El caballo de Troya de Occidente: 
la lengua como arma de guerra


El progresismo, el wokismo y el globalismo han convertido el lenguaje en su arma más poderosa. 

Cuando las palabras pierden su significado, las personas pierden su libertad.

«El mayor triunfo de una tiranía no es controlar las acciones, 
sino lograr que las víctimas amen su servidumbre». 
Aldous Huxley

Hoy, el sometimiento comienza por la lengua.
La resistencia, también.

En las democracias occidentales del siglo XXI se libra una batalla silenciosa por el control del pensamiento. Bajo conceptos aparentemente nobles como «inclusión», «sostenibilidad» o «justicia social» se esconde un sofisticado sistema de manipulación que redefine la realidad, reescribe la historia y condiciona la conciencia colectiva.

La dictadura del lenguaje es un análisis riguroso de cómo el progresismo, la cultura woke, la Agenda 2030, el globalismo y la cultura de la cancelación utilizan el lenguaje como caballo de Troya para erosionar los fundamentos de Occidente: la libertad individual, la identidad cultural, los valores trascendentes y el pensamiento crítico.
A través de eufemismos calculados, neologismos estratégicos y distorsiones semánticas, estas corrientes transforman el debate público en un campo minado donde disentir se vuelve peligroso y pensar libremente, subversivo. Corrección política, lenguaje inclusivo, microagresiones, privilegio, sostenibilidad, cancelación... cada término es una pieza en un engranaje más amplio de ingeniería social que opera desde la política, la educación, los medios y las redes sociales, imponiendo una nueva ortodoxia moral y silenciando voces discordantes.
Con rigor documental y más de 150 referencias, Antonio Peñalver expone esta estrategia global analizando 168 términos clave que funcionan como instrumentos de dominio simbólico. Pero esta obra va más allá del diagnóstico: es un acto de resistencia intelectual y una invitación urgente a recuperar el sentido auténtico de las palabras.

«El lenguaje exterioriza el alma de una persona o de un colectivo. 
La verbalización y sus inflexiones crean realidad, no son inocuos». 
(Lenguaje, la perversión progresista 
por Javier Fernández Aguado. 
Executive Excellence.  Enero, 2023).

Introducción 

Durante este primer cuarto del siglo XXI han emergido nuevas corrientes políticas e ideológicas como el progresismo, el pensamiento woke, la Agenda 2030, el globalismo y la cultura de la cancelación. Aunque diversas en apariencia, comparten un sustrato ideológico común: la promoción de una sociedad global carente de principios y valores trascendentes, donde el control y lo material se erigen como pilares fundamentales. 

A través de retóricas lingüísticas cuidadosamente diseñadas, estas corrientes buscan moldear la percepción pública y orientar el pensamiento de los ciudadanos de Occidente hacia un paradigma que prioriza lo inmediato, lo material y lo global, relegando lo espiritual y lo cultural. El lenguaje, más allá de ser una herramienta de comunicación, es un fenómeno biológico y psíquico esencial para el desarrollo humano, capaz de transmitir pensamientos, emociones e ideas mediante símbolos sonoros o gestuales. Su poder transciende la simple expresión: puede moldear la realidad, infl uir en la conciencia y transformar tanto nuestro entorno como la percepción que tenemos de él. Sin embargo, este poder, cuando es manipulado con fines políticos, puede convertirse en un arma peligrosa. Mariano Sigman, autor de «El poder de las palabras», señala que «nuestra mente es mucho más maleable de lo que pensamos». (El poder de las palabras: cómo cambiar tu cerebro (y tu vida) conversando por Mariano Sigman.  Penguin Random House, 2024. La manipulación del lenguaje: introducción al diccionario progresista, pág. 1, por Priscila Guinovart. PanAm Post, 3 de marzo, 2018).

El sesgo con el que interpretamos el lenguaje —que no siempre es tan neutro como aparenta— puede ser un arma de doble filo. En menos de un segundo procesamos palabras, emitimos juicios y adaptamos nuestros mapas mentales, lo cual puede conducirnos al crecimiento o al estancamiento, según la calidad de los juicios que interiorizamos. Por ello, el lenguaje representa tanto una oportunidad como un riesgo. Cuando se tergiversan palabras con fines políticos, se distorsionan conceptos fundamentales, se altera la comunicación y se modifica nuestra percepción de la realidad. En consecuencia, se condicionan actitudes y comportamientos, convirtiéndose en una herramienta clave para la difusión ideológica y el ejercicio de poder y control en la sociedad. Resulta fundamental, por tanto, analizarlo de forma crítica frente a los discursos que pretenden moldear nuestra visión del mundo. 

La escritora uruguaya Priscila Guinovart advierte que «cuando las palabras son tergiversadas, conceptos enteros se derrumban, la comunicación pierde su sano curso y, en el mejor de los casos, la comunicación se entorpece». (La manipulación del lenguaje: introducción al diccionario progresista, pág. 1, por Priscila Guinovart. PanAm Post, 3 de marzo, 2018).
Esta reflexión cobra especial importancia en un contexto donde las palabras son empleadas como herramientas de poder para imponer narrativas ideológicas que alteran los fundamentos de la civilización occidental. En este marco, el relato —entendido como construcción discursiva de la realidad— adquiere un papel determinante. La historia y la identidad de los pueblos no solo se componen de hechos, sino también de relatos que configuran de manera mágica y hegemónica su memoria colectiva. Quien controla el lenguaje, controla el relato; y quien controla el relato, define el sentido de la historia y el rumbo de la sociedad. 

El lenguaje ha tenido un impacto profundo en la configuración de la sociedad occidental, actuando como vehículo de transmisión de valores, tradiciones y sistemas políticos. Occidente se ha forjado sobre la base de un legado histórico que incluye la infl uencia del mundo grecorromano, el cristianismo, el humanismo renacentista y la Ilustración. Estas corrientes han dado lugar a una cosmovisión que integra principios como la democracia liberal, el capitalismo de mercado y los derechos individuales. Frente a este legado, las nuevas corrientes políticas e ideológicas surgidas en este siglo —el progresismo, el pensamiento woke, la Agenda 2030, el globalismo y la cultura de la cancelación— han avanzado con fuerza ante la tibia respuesta del liberalismo y el conservadurismo. 

Estas ideologías, y su lenguaje como su principal instrumento de difusión, transformar el signifi cado profundo de Occidente mediante la revisión de su historia, cultura y valores morales. Su énfasis en la inmediatez, la globalización, el materialismo y nuevas formas de regulación social contrasta con la visión humanista tradicional. El discurso de estas nuevas corrientes se asienta en lo que podría definirse como la «fi losofía del egoísmo» y en la pérdida de libertad que advertía el papa Joseph Ratzinger, quien afirmaba que «el otro es siempre, en última instancia, un antagonista que nos priva de una parte de nuestra vida, una amenaza para nuestro yo y para nuestro libre desarrollo». (Cristianismo y resistencia al nihilismo, pág. 1, por Diego Fusaro. Revista digital POSMODERNIA, 30 de mayo de 2024.

Asdrúbal Aguiar, exministro venezolano, sostiene que «el falseamiento del significado de las palabras, como ocurre con quienes, mediante un trabajo de zapa, desnudan de categorías a la cultura occidental y se las apropian asignándoles contenidos diversos, trasvasa a la vieja y perversa cuestión de la mentira política». Según él, esta manipulación del lenguaje busca destruir los fundamentos de la civilización occidental judeocristiana y grecolatina mediante la descontextualización semántica. (La perturbación «progresista» del lenguaje. las izquierdas socialistas, ayer comunistas, rebautizadas como progresistas, pág. 1, por Asdrúbal Aguiar. Diario Las Américas, 10 de abril, 2021. Sin respeto del enemigo por Hermann Tertsch. El Debate, 31 de agosto, 2024).

Cuando interiorizamos inconscientemente nuevos conceptos que cuestionan o deconstruyen valores ya arraigados, colaboramos involuntariamente en la difusión de ideas contrarias a nuestra visión del mundo y modo de vida. En este sentido, el periodista, escritor y europarlamentario Hermann Tertsch advierte que «la civilización occidental comienza a agonizar debido a una falta de respeto hacia sí misma, lo que ya se ha traducido en el desprecio general por parte de sus peores enemigos». (Sin respeto del enemigo por Hermann Tertsch. El Debate, 31 de agosto, 2024).

Recupera también la frase de Ramiro de Maeztu: «ser es defenderse», que sintetiza la necesidad de preservar la identidad cultural frente a las adversidades. A lo largo de este libro, analizaré de manera secuencial estas nuevas formas de activismo, cuyas bases ideológicas convergen en el globalismo, el autoritarismo y el materialismo. Examinaré cómo el lenguaje ha sido transformado en su arma más poderosa para reinterpretar la realidad e impulsar un modelo de sociedad en el que se diluyen los principios y los valores. Estas corrientes encuentran respaldo tanto en la indignación de ciertos colectivos ante injusticias reales como en la desinformación de una mayoría que ha perdido la capacidad de pensar críticamente. Veamos:– El «progresismo socialista» ha revivido antiguos ideales marxistas bajo el pretexto de corregir desigualdades, promover los derechos civiles y proteger el medio ambiente. 

Ha tergiversado el lenguaje occidental mediante eufemismos y redefi niciones conceptuales que justifican un pensamiento único. Por ejemplo, como veremos, términos como «inclusividad», «justicia social» y «derechos humanos» han sido reconfi gurados para adaptarse a su agenda ideológica, despojándolos de su contexto original. Esta manipulación semántica no solo altera su significado tradicional, sino que también sirve para deslegitimar cualquier postura crítica.

– El «movimiento woke» surgió en el contexto del Great Awokening de la América progresista como una respuesta al racismo, aunque se ha expandido hacia temas de género, orientación sexual y revolución sexual, estableciendo una nueva ortodoxia discursiva. Su vocabulario ha ganado protagonismo en la opinión pública, con términos como «afroamericanos», —que señala problemáticas raciales reales—, «microagresiones», «privilegio blanco» o «apropiación cultural», buscando describir y desafiar dinámicas de poder. Esta transformación del lenguaje no solo denuncia desigualdades, sino que también impone categorías rígidas y excluyentes en el debate social.

– La «Agenda 2030», bajo una apariencia benévola de sus objetivos de desarrollo sostenible, encierra un cambio civilizatorio profundo disfrazado con un lenguaje cuidadosamente diseñado. Este agendismo recurre a una pirotecnia lingüística que acuña y redefine términos como «economía circular», «justicia climática» o «igualdad de género», utilizados como eufemismos estratégicamente diseñados para legitimar una visión materialista y estatalista. Como señala el historiador José Antonio Bielsa Arbiol en la Agenda 2030 «reina en el eufemismo represor con una retahíla buenista de hermosas intenciones envenenadas». (Introducción a la Agenda 2023: las trampas de la nueva normalidad, pág. 4, por José Antonio Bilesa Arbiol. Adágora, Letras Inquietantes, 22 de marzo, 2021).

– El «globalismo» es otra ideología que ha cobrado fuerza en este siglo, impulsando un sistema de interdependencia económica, política y cultural en el que las barreras nacionales se diluyen progresivamente, con el objetivo final de establecer un «Estado global» que gestione los problemas mundiales de manera unifi cada. En gran medida, comparte el vocabulario del agendismo 2030 y del progresismo, utilizando términos como «cooperación internacional», «conectividad», «mercado global» o «multilateralismo», al tiempo que desnaturaliza conceptos fundamentales como «pueblo», «nación» o «patria», vaciándolos de su significado histórico y cultural.

– Dentro del marco del globalismo, abordaré, por un lado, el identitarismo, que surge como reacción a este fenómeno y promueve en España nacionalismos localistas como el catalán y el vasco. Por otro lado, profundizaré en el desafío que representa la «Hispanidad», frente al cual ha emergido una narrativa crítica que reinterpreta negativamente la historia de España, conocida como «hispanofobia».

– Por último, también analizaré la «cultura de la cancelación», un fenómeno social que cobró fuerza desde 2015 (El discurso de la cancelación comenzó a tomar carta de naturaleza en 2015 cuando en el programa de televisión el Show de VH1, en el reality de Love and Hip-Hop de New York, Cisco Rosado grita a Diamond Strawberry «estás cancelada» mientras estaban discutiendo. A partir de ese momento ese término que deriva en una acción de bloqueo se generalizó y llegó a establecerse como una opción para los usuarios de la red X (antigua Twitter) y que el resto de redes sociales han copiado) y que se refiere a la práctica de «bloquear» o «desconectar» en redes sociales a individuos u organizaciones por expresiones consideradas ofensivas en temas como racismo, identidad de género o sexualidad. Este fenómeno utiliza el lenguaje para imponer una moral única, resignificando palabras como «racismo», «fobia» o «privilegio» para controlar el discurso público y privado. 

La frase «el lenguaje crea realidades» resume su esencia: transformar el significado de las palabras para delimitar lo aceptable. Estas corrientes ideológicas usan el lenguaje para socavar el modelo occidental, cuyos valores fundamentales, según Samuel P. Huntington, incluyen su herencia clásica, la tradición cristiana, la existencia de múltiples centros de poder, el Estado de derecho, los derechos individuales, la separación entre lo espiritual y lo temporal, la democracia representativa y la economía de mercado. (El choque de civilizaciones y la reconfi guración del orden mundial, capitulo 3, de Samuel P. Huntington. Paidós, 1997).

Parte de la fuerza transformadora de Occidente reside en su capacidad para integrar razón y fe. ((Razón, Fe y la lucha por la civilización occidental de Samuel Gregg. Homo Legens, 2019).
Como advierte el filósofo Rais Busom, Occidente no está preparado para tratar con civilizaciones que no desean debatir ni con nuevas ideologías que hacen tambalear sus fundamentos. (Posglobalismo, pág. 29, de Rais Busmon, SEKOTIA, 2025). Pero es legítimo que defienda activamente sus principios fundamentales y la sociedad que ha construido, la cual ha aportado innumerables benefi cios a sus ciudadanos, siendo, por tanto, un «indudable avance a la humanidad». (La guerra contra Occidente: Cómo resistir en la era de la sinrazón de Douglas Murray. Ediciones Península, 2022). Esto cobra especial relevancia en el contexto de la llamada «batalla cultural» frente a los movimientos progresistas, el wokismo y el globalismo. En este libro, respaldado por 153 referencias analizo estas formas de activismo ideológico que utilizan el lenguaje como arma para reinterpretar la realidad e imponer su visión del mundo. 

Estudio 168 términos lingüísticos clave para entender cómo estas corrientes emplean el lenguaje con el fin de influir en el pensamiento e imponer su ideología; y explico cómo se apoyan en medios de comunicación, redes sociales, legislación, educación, entretenimiento y políticas corporativas para reconfi gurar la percepción pública y la memoria histórica. 

Este libro pretende proporcionar un marco para reflexionar críticamente sobre cómo el lenguaje está siendo utilizado para transformar nuestra percepción de la realidad. El objetivo principal es invitar al lector a cuestionar estas narrativas, defender la diversidad de pensamiento y preservar los valores fundamentales de la civilización occidental. Bienvenidos a La dictadura del lenguaje, el caballo de Troya de Occidente.

El lenguaje, 
ese gran caballo de batalla 

Desde tiempos inmemoriales, el lenguaje ha sido el vehículo a través del cual los seres humanos han articulado sus pensamientos, emociones y aspiraciones y, consecuentemente, sus comportamientos. Sin embargo, este poderoso instrumento de comunicación también ha sido un campo de batalla en el que se han librado innumerables guerras ideológicas, políticas y sociales. El lenguaje ha sido manipulado, controlado y disputado a lo largo de la historia, convirtiéndose en una herramienta tanto de opresión como de liberación. 

Desde la antigüedad, los políticos y gobernantes han comprendido el poder del lenguaje. Los faraones egipcios, por ejemplo, utilizaban jeroglíficos para narrar sus hazañas y perpetuar su legado, moldeando así la percepción de la historia a su favor. 

En la antigua Roma, los oradores como Cicerón y Catón empleaban la retórica para infl uir en la opinión pública y consolidar su poder. Estos ejemplos tempranos muestran cómo el lenguaje se ha utilizado para controlar narrativas y ejercer dominio. También, en la Edad Media, la Iglesia católica monopolizó el acceso al conocimiento mediante el uso exclusivo del latín, limitando así la difusión de ideas que pudieran desafiar su autoridad. Y en el siglo XX, los regímenes totalitarios perfeccionaron el arte de la propaganda, utilizando el lenguaje para moldear la realidad y manipular las masas. 

El lenguaje ha sido crucial en la historia de la humanidad y también ha jugado un papel fundamental en la evolución de las personas dentro de las sociedades. A través del lenguaje, se transmiten conocimientos, valores y tradiciones que moldean la identidad cultural y social de los individuos. La capacidad de comunicarse efectivamente ha permitido a las sociedades desarrollarse y prosperar, destacando la importancia de la palabra como un pilar esencial de la civilización. 

La palabra, como herramienta del lenguaje, posee un poder inmenso para inspirar, persuadir y movilizar. A través de discursos, libros y medios de comunicación, las palabras han infl uido en el curso de la historia, desencadenando revoluciones y movimientos sociales. La habilidad para usarlas de forma efectiva ha sido una característica distintiva de líderes y figuras influyentes a lo largo del tiempo. 

Las figuras retóricas, en las que profundizaré más adelante, son técnicas utilizadas por oradores y escritores para persuadir y emocionar a su audiencia. Metáforas, símiles, hipérboles y antítesis son solo algunas de las herramientas que enriquecen el lenguaje, haciéndolo más persuasivo y poderoso. Estas técnicas no solo embellecen el discurso, sino que también pueden ser empleadas para manipular y controlar la percepción de la realidad. 

En la actualidad, el lenguaje sigue siendo una herramienta de poder y control, adaptada —como es lógico— a la era digital en la que vivimos. Las redes sociales y los medios de comunicación ejercen una influencia sin precedentes sobre la opinión pública, moldeando narrativas y construyendo realidades. 
Las campañas de desinformación y las llamadas fake news son ejemplos contemporáneos de cómo el lenguaje puede utilizarse para confundir, polarizar y manipular a las masas.

Existen diversas teorías que exploran la relación entre el lenguaje y el poder. Foucault, por ejemplo, argumenta que el lenguaje es una forma de poder que puede ser utilizado para controlar y disciplinar a la sociedad. Según esta perspectiva, quien controla el lenguaje, controla la realidad y, por ende, el poder. Hoy el lenguaje se ha convertido en un campo de batalla ideológico. Las narrativas se disputan constantemente en un entorno saturado de información y desinformación. Los debates sobre el lenguaje inclusivo, la corrección política y la manipulación mediática refl ejan cómo el control del lenguaje sigue siendo una cuestión profundamente divisiva y políticamente cargada. 

El lenguaje políticamente correcto —tema que desarrollaré más adelante— constituye otro frente en las guerras culturales modernas. Mientras algunos lo ven como una forma de reconocimiento y respeto hacia todas las identidades, para muchos otros representa una imposición que restringe la libertad de expresión. Este debate pone de manifiesto las tensiones entre el deseo de inclusión y el temor a la censura. 

En un mundo donde la verdad y la mentira a veces se confunden, la importancia del lenguaje se vuelve aún más crítica. La capacidad de discernir la verdad y resistir la manipulación lingüística es esencial para mantener una sociedad libre y justa. La lucha por la verdad y la integridad del lenguaje es, en última instancia, una lucha por la justicia y la libertad. 

El lenguaje, ese caballo de batalla, ha sido y sigue siendo un terreno donde se enfrentan poder, control y liberación. A lo largo de la historia, ha servido tanto para oprimir como para emancipar, para manipular como para inspirar nuevas ideas. Dentro de este apartado denominado «el lenguaje, ese gran caballo de batalla», profundizaré, capítulo a capítulo, en cada uno de estos aspectos, revelando las complejas dinámicas de la dictadura del lenguaje:

– «La importancia del lenguaje en la historia de la humanidad», deteniéndome en cómo la necesidad de comunicarnos ha acompañado al ser humano desde sus orígenes y cómo el lenguaje ha sido clave en el desarrollo social. Dentro este tema dedicaré un subcapítulo titulado «El lenguaje y la evolución de las personas en las sociedades».
– «La importancia de las palabras», adentrándome en como utilizamos las palabras como medio de comunicación y como base de la organización de nuestra existencia.
– «El lenguaje y el relato», profundizando en como construcción narrativa da sentido a hechos, ideas o identidades.
– «Figuras retoricas», describiendo aquellas más comunes y cómo se usan para manipular el lenguaje en contextos políticos.  

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