MARX ☭ SATÁN
RICHARD WURMBRAND
El difunto reverendo Richard Wurmbrand pasó 14 años prisionero del gobierno comunista en Rumania, donde fue perseguido por su fe en Jesucristo. Su experiencia lo llevó a dedicar años adicionales a investigar a Karl Marx y las doctrinas comunistas que desarrolló. Si bien el comunismo se presenta como una noble labor por el bien de la humanidad y reivindica una visión atea, Wurmbrand expone sus verdaderas raíces, revelando que Karl Marx y los padres de los movimientos comunista/socialista modernos se inspiraron en los poderes de las tinieblas. Al examinar las confesiones, los escritos y la poesía de Marx y sus seguidores, el autor demuestra cómo el "príncipe de las tinieblas" les dio a estos hombres la "espada" con la que han aterrorizado a las naciones. Wurmbrand demuestra que este movimiento no es simplemente obra de hombres codiciosos, ávidos de riqueza y poder, sino que obedece a la obra de Satanás con la intención de destruir a la humanidad.
El comunismo causó la muerte de más de 100 millones de personas a través de hambruna, matanzas políticas y genocidio. Creó sociedades en las que el poder es detentado por un pequeño grupo que esclaviza naciones enteras y donde los campos de matanza “gulags” y campos de reeducación por el trabajo, se convierten en parte de la vida diaria.
Pero las fallas económicas, asesinatos masivos y naciones esclavas creadas por el comunismo no son los crímenes más grandes del sistema.
El crimen más grande del comunismo es su destrucción del alma humana.
Un objetivo clave del comunismo es desmoralizar a las sociedades: destruir la cultura, la religión y los valores básicos de cualquier sociedad que toque.
Este objetivo está claramente expuesto en el “Manifiesto Comunista”, en el que Karl Marx y Friedrich Engels escribieron en 1848: que el comunismo busca “abolir toda la religión y toda la moralidad”.
Los más aterrador para una persona es la destrucción de la fe, la creencia y la moralidad. En la Biblia, el Libro de Mateo establece: “Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno”.
Hemos visto repetidamente que el objetivo del comunismo es destruir el alma de la humanidad.
Cuando una hambruna barrió con Rusia en 1921, luego que el exlíder soviético Vladimir Lenin ordenara quitarle las semillas a los campesinos, entre 5 y 10 millones de personas murieron de hambre. Según “El Libro Negro del Comunismo”, la respuesta de Lenin fue que la hambruna fue buena para el movimiento comunista, dado que “la hambruna destruiría la fe no solo en el zar, sino también en Dios”.
A pesar de que el comunismo usa varias máscaras, e incluso intenta convencer a la gente de que sus intenciones son buenas, la influencia de sus raíces siempre puede ser vista. Y aunque el comunismo aparenta ser ateo, muchos de sus fundadores, incluido Marx, no lo eran. Tenían creencias satánicas.
El predicador rumano Richard Wurmbrand, que fue encarcelado bajo un régimen comunista, documentó mucho de esta historia en su libro “Marx y Satán”.
Un ejemplo es Mikhail Bakunin, uno de los socios de Marx en la Primera Internacional, que escribió: “El Malvado es la revuelta satánica en contra de la autoridad divina, revuelta en la que vemos el germen fecundo de todas las emancipaciones humanas, la revolución. Los socialistas se reconocen los unos a los otros por las palabras ‘En nombre de aquel a quien se le hizo gran daño’”.
También declaró: “En esta revolución tendremos que despertar al Diablo en la gente, para suscitar las pasiones más bajas. Nuestra misión es la de destruir, no edificar”.
El satanismo de Marx es evidente en sus primeros escritos. En el poema “Invocación de un desesperado” escribió que “construiría [su] trono en las alturas”, y continuó, “En una cumbre inmensa y fría / Por su baluarte – supersticioso espanto,/Por su alguacil – la más negra agonía./Quien lo mire con ojos sanos,/Regresará mudo, con palidez mortal;/En garras de mortandad ciega y fría./¡Que su felicidad prepare su tumba!”.
En el poema de Marx “El violinista”, escribe “Los vapores infernales suben y llenan la mente/Hasta que enloquezco y mi corazón es totalmente cambiado”, y, “¿Ves esta espada? El Príncipe de las Tinieblas me la vendió”.
En su libro de 1968 “Marx”, el biógrafo Robert Payne escribió que Marx “tenía la visión del mundo del Diablo y la malignidad del Diablo. A veces parecía saber que estaba cumpliendo con el trabajo de la maldad”.
También podemos mostrar a través de los dogmas principales del comunismo que es satánico por naturaleza. Esto se remonta al materialismo dialéctico, que Joseph Stalin describió en 1938 como “la perspectiva del partido marxista-leninista”.
El satanismo trabaja invirtiendo valores dentro del sistema cristiano. El materialismo dialéctico trabaja invirtiendo los valores de todas las creencias tradicionales en todos los sistemas religiosos rectos. Trabaja con tres principios para identificar, contradecir y eliminar el punto medio. La inversión de cualquier valor tradicional al que apunta se convierte en la agenda que impulsa el comunismo y utiliza estas inversiones de las tradiciones y de la moral para hacer que la sociedad entre en lucha, de manera de utilizar esta lucha para destruir los valores que existen dentro de esa sociedad.
El Papa Pío XI escribió en 1937 que bajo este sistema, el comunismo intenta “agudizar los antagonismos que se suscitan entre varias clases de la sociedad”. Utilizando esto, dijo: los comunistas crean la lucha de clases para crear odio violento que pueda impulsar su agenda bajo la bandera falsa de “progreso”.
El comunismo no es solo un sistema político o económico. Sus formas existen dentro de muchos movimientos diseñados para destruir nuestros valores, nuestras tradiciones y nuestras creencias. Es un espectro, como lo describió Marx, que apunta a destruir la humanidad.
Marx había amado las siguientes palabras del personaje Mefistófeles del drama Fausto (del famoso poeta alemán Goethe): "Todo lo que existe merece ser destruido". Todo, incluyendo el proletariado y los camaradas. Marx citó estas palabras en El 18 de Brumario. Stalin actuó basado en ellas y destruyó aun a su propia familia. La secta satanista no es materialista. Cree en la vida eterna. Oulanem, la persona por quien habla Marx, no cuestiona el hecho de la vida eterna. Lo afirmó, pero como una vida de odio magnificado al extremo. Vale la pena notar que "eternidad" para los demonios significa "tormento". Por eso Jesús fue reprochado por los demonios:
"¿Has venido para atormentarnos antes de tiempo?" (Mateo 8:29). Marx tiene la misma obsesión: ¡Ja! ¡la eternidad! Es nuestra desgracia eterna. Muerte indescriptible e inmensurable, Vil, artificio concebido para despreciarnos. Siendo nosotros mecanismos como relojes, ciegamente maquinales, Hechos para ser los almanaques gastados del tiempo y el espacio, Sin más propósito que acontecer; ser arruinados, Para que haya algo que arruinar.
En Oulanem (Anticristo), Marx hace lo que hace el Diablo: manda a toda la raza humana a la condenación. Oulanem es probablemente el único drama en el mundo cuyos personajes están conscientes de su propia corrupción, de la cual hacen gala y celebran con convicción. En este drama no hay blanco y negro. No existe Claudio ni Ofelia, Yago ni Desdémona. Aquí todo es negro y todos revelan aspectos mefistofélicos. Todos son satánicos. Todos están corrompidos y condenados.
El biógrafo de Marx continúa: “Casi no hay dudas de que aquellas historias interminables eran autobiográficas. Él tenía una visión diabólica del mundo, una malevolencia diabólica. A veces parecía estar consciente de estar realizando las obras del Diablo”.
Cuando Marx terminó Oulanem y sus otros poemas primeros, en los cuales escribía respecto de tener un pacto con el Diablo, no pensaba todavía en el socialismo, al que inclusive había combatido. Marx era editor de un periódico alemán, Rheinische Zeitung, el cual "no le concede ni siquiera validez teórica a las ideas comunistas en su forma presente, mucho menos desea su realización práctica, la cual de todos modos considera imposible... A los esfuerzos de las masas para llevar a cabo sus ideas comunistas se les puede responder con un cañón, tan pronto como éstas se vuelvan peligrosas...".
Cuando los soviéticos en sus comienzos adoptaron el refrán: "Echemos a los capitalistas de la tierra y a Dios del Cielo", no estaban sino cumpliendo con el legado de Marx.
Conexión entre el Comunismo y el Satanismo
Los comunistas tienen el hábito de crear organizaciones "pantalla". Todo lo antedicho es evidencia de que los movimientos comunistas sirven de fachada para el ocultismo satánico. Esto también explica por qué todas las armas políticas, económicas, culturales y militares, usadas en contra del comunismo, han resultado ser tan ineficientes. Los medios para combatir el comunismo son espirituales, no carnales. De otro modo, mientras que una organización pantalla satánica, como el nazismo, es derrotada, otra se levantará para victorias aún mayores. Himmler, el ministro de Interior de la Alemania Nazi, se consideraba a sí mismo como la reencarnación del rey de Inglaterra Enrique el Halconero. Creía posible enganchar los poderes del ocultismo para el servicio del ejército Nazi. Muchos líderes Nazis estaban envueltos en magia negra.
Orginform
Un organismo gigantesco había sido creado por la Policía Secreta Soviética para destruir las iglesias del mundo entero. El primer objetivo era neutralizar o minimizar la hostilidad de las religiones hacia el comunismo. Segundo, buscar aliados dentro de las iglesias de muchas denominaciones para poder usar el prestigio clerical para traer la masa de creyentes al campo de la revolución. El nombre de este departamento fue Orginform. Tenía células secretas en cada país y en cada organización religiosa grande. Claro está que las organizaciones anticomunistas y las misiones que trabajan detrás de la Cortina de Hierro [ahora también: del Islam] son el blanco principal. Agentes comunistas especializados en agitación y propaganda se infiltran en las iglesias y misiones para preparar el desarme ideológico de los fieles. Su primer Director, Vasilii Gorelov, fue anteriormente un sacerdote ortodoxo, un apóstol convertido en un Judas.
Sus cuarteles estaban en Varsovia. Uno de sus líderes era Theodor Krasky. Tenían una escuela en Crimea para entrenar agentes para los países latinos y una en Moscú para Norteamérica. Los agentes para Gran Bretaña, Holanda, Escandinavia, etc., eran entrenados en Latvia; y para los países musulmanes en Constantza, Rumania. Estas escuelas preparaban falsos pastores; sacerdotes, imanes, rabinos; quienes comprendían perfectamente sus respectivas teologías. Algunos de ellos se atrincheran en iglesias o misiones, haciéndose pasar por refugiados.
El jesuita Monseñor Alighiero Tondi, un comunista italiano, después de haber terminado sus estudios en la Escuela Lenin de Moscú, fue instruido por el Partido Comunista a entrar en una orden religiosa. Luego de haber sido descubierto se declaró abiertamente como comunista y se casó con una camarada.
Reacciones
Todas estas cosas escribo a manera exploratoria. Los pensadores cristianos, como el resto de los hombres, a menudo sucumben a la tentación de probar ideas preconcebidas. No presentan necesariamente tanta verdad como conocen. Para probar sus puntos de vista, los pensadores tienen la tendencia a mentir, a veces, o a exagerar sus argumentos. Yo no proclamo haber provisto evidencia indisputable de que Marx fuera miembro de una secta de adoradores de Satanás; pero sí creo que hay suficientes pruebas que apoyan esta idea. Ciertamente hay suficientes detalles que infieren una influencia satánica sobre su vida y enseñanzas; a la vez que concuerdo en que hay lagunas en la cadena de pensamientos, que podrían llevar a una conclusión aún más definitiva en el asunto.
He proporcionado el impulso inicial. Que otros continúen esta importante investigación sobre la relación entre el marxismo y el satanismo [y ahora el fenómeno del Islam y el Nuevo Orden Mundial]. Las primeras ediciones de esta obra produjeron respuestas interesantes. Muchos la apreciaron como un nuevo descubrimiento y nueva comprensión del marxismo, dándome valiosos datos sobre dónde encontrar nuevo material. Una personalidad de Holanda dedicó varias columnas de su revista teológica a restar importancia al descubrimiento, dijo: "Marx pudo haberse inclinado a la magia negra, pero esto no cuenta mucho. Todos los hombres son pecadores; todos tienen malos pensamientos. No nos alarmemos por esto".
Es cierto que todos los hombres somos pecadores, pero no todos somos criminales. Todos los hombres son pecadores, pero algunos son asesinos y otros jueces que los juzgan.
Los crímenes del comunismo no tienen paralelo. ¿Qué otro sistema político ha matado a sesenta millones de hombres como lo han hecho los comunistas soviéticos en medio siglo? Otros sesenta millones han sido asesinados en la China Roja. Existen grados de pecaminosidad y criminalidad. La altura de la atrocidad del crimen proviene de la medida de influencia satánica sobre el fundador del comunismo.
Los pecados del marxismo, como los del nazismo [y ahora del Islam], son extremadamente brutales. Son satánicos. También he recibido cartas de satanistas, defendiendo su religión. Uno de ellos escribe:
"Una defensa del satanismo sólo necesita la Biblia como evidencia documentaria. Piense en todos los miles de personas en la tierra, creadas a la imagen de Dios, recuerde, que fueron destruidas con fuego y azufre (Sodoma y Gomorra); otras por una combinación de plagas letales; por ahogamiento de toda la población de la tierra excepto la familia de Noé. Todas estas devastaciones producidas por el “misericordioso” Dios, Señor Yahvéh. ¿Qué hubiera hecho un Dios inmisericorde?
"¡Pero en toda la Biblia no se registra ni siquiera una muerte producida por Satanás! !Así que, ¡(NO)Viva Satanás!". Este satanista no estudió muy bien la Biblia. La muerte entró al mundo debido al engaño de Satanás, atrayendo a Eva al pecado. Este satanista también hace conclusiones adelantadas. Todavía Dios no ha terminado su trabajo con la creación.
En un principio, toda pintura es una mezcla fea y sin sentido de líneas y puntos de muchos colores. A Da Vinci le tomó veinte años terminar su Mona Lisa. Dios también se toma su tiempo. El fin glorioso de la Creación será un cielo nuevo y una nueva tierra en la cual triunfará la justicia. Entonces aquellos que hayan seguido a Satanás tendrán que sufrir una eternidad de remordimientos. Jesús sufrió los látigos y la crucifixión. Pero cualquiera que desee conocer a Dios tiene que mirar más allá de la tumba: a la resurrección y ascensión de Jesucristo. En contraste, los enemigos de Jesús quienes maquinaron su muerte, trajeron sobre su pueblo y su templo la destrucción y perdieron sus propias almas.
Nuestro oponente quería comprender a Dios a través de la razón, el cual no es el instrumento adecuado para la criatura. Dios no puede ser comprendido, sino sólo percibido por medio de un corazón lleno de fe. Un jamaicano se pregunta si los de Estados Unidos, que explota a su país, no puede ser tan satánico como el mismo Marx. No, no lo es. Los americanos son pecadores, como todos los hombres.
El nombre de satanista pertenece a aquellos que conscientemente adoran al diablo. Sí, Estados Unidos tiene un cierto número de adoradores del diablo. También he recibido cartas de marxistas. Nauka I Religia, la principal revista atea de Moscú, contenía un largo artículo escrito por dos filósofos, Belov y Shilkin. Dicen que: "el temperamento de Wurmbrand pudiera ser envidiado por los mejores futbolistas. Su gritería es salvaje. Este luchador convoca una cruzada contra el Socialismo, que él denomina: un fruto de Satanás. ¡Fue encarcelado en Rumanía por distribuir literatura religiosa que instigaba en contra del gobierno!"
En este artículo, dos cosas sobresalen. Primero, que me llamen "pastor diabólico" por mi libro "¿Fue Karl Marx un Satanista?", aunque los autores no pudieron aportar ni un solo detalle para refutar la documentación que prueba que Karl Marx pertenecía a una secta satanista. Segundo, el articulo felicita a los líderes cristianos, aun aquellos anticomunistas, que se han puesto en contra mía. No importa que sean adversarios del comunismo; siempre que se opongan a Wurmbrand, el enemigo principal del comunismo, estaban aprobados por Moscú.
A Todos los Marxistas
Ahora me dirijo al marxista común: usted seguramente no está guiado por el espíritu que controlaba a Marx, Hess o Engels. Usted sinceramente ama a la humanidad y cree estar enrolado en un ejército que lucha por el bienestar universal. No es su deseo el ser instrumento de una misteriosa secta satanista. Este libro puede ser útil para usted.
El satánico marxismo tiene una filosofía materialista que ciega a sus seguidores a las realidades espirituales. Pero existe algo más que la materia. Existe una realidad del espíritu, de la verdad, de la belleza e ideales de justicia. Existe también un mundo de espíritus inmundos. Su cabeza es Satanás, quien cayó del cielo por su orgullo y arrastró con él una hueste de ángeles. Después sedujo a los progenitores de la raza humana.
Desde la Caída, su engaño ha sido perpetuado e incrementado por todos los medios imaginables. Vemos hoy la hermosa creación de Dios devastada por guerras mundiales, sangrientas revoluciones y contra-revoluciones, dictaduras, explotación, racismo de muchas clases, creencias falsas, agnosticismo y ateísmo, crímenes y corrupción, infidelidades en el amor y la amistad, matrimonios deshechos, hijos rebeldes, etc.
La humanidad ha perdido la visión de Dios. Pero ¿qué cosa ha tomado el lugar de esta visión? ¿Es acaso algo mejor? El hombre tiene que tener alguna religión. Si no tiene la religión [mejor dicho, fe] de Jesús, tendrá la religión de Satanás y perseguirá a aquellos que no adoren a Satanás. Sólo unos pocos de los principales líderes comunistas han sido y son conscientemente satanistas. Pero existe un satanismo inconsciente, así como existen muchas personas que se denominan cristianos sin haber nacido de nuevo por la fe en Cristo. Un hombre puede ser satanista inconscientemente y sin haber siquiera oído que existe tal religión. Lo es si odia la noción de Dios y el nombre de Cristo, si vive como si fuera sólo materia, si niega los principios morales y religiosos anclados en la Biblia.
Los seres humanos pueden haber abandonado a Dios. Pero Dios nunca abandonó a sus criaturas. Envió al mundo a su único Hijo, Jesucristo. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna (Juan 3:16). Ese amor y compasión encarnados (Jesucristo), vivió en la tierra, en la vida de un niño judío; luego la de un humilde carpintero; y, finalmente, la vida de un maestro de justicia y rectitud.
El hombre esclavizado no puede salvarse a sí mismo, como no puede un hombre que se está ahogando sacarse a sí mismo del agua. Así pues, Jesús, comprendiendo completamente nuestros conflictos internos, tomó sobre Sí mismo todos nuestros pecados, incluyendo los pecados de Marx y sus seguidores, y sufrió el castigo que nosotros merecíamos. Expió nuestros pecados muriendo sobre una cruz en el Gólgota, tras sufrir las más terribles humillaciones y dolores. Tenemos Su palabra que da confianza y certidumbre que quienquiera que ponga su fe en Él, es perdonado y vivirá con Él en el paraíso eterno.
Aun los más notorios marxistas pueden ser salvos. Vale la pena notar que dos ganadores de Premios Nobel soviéticos, Pasternak y Soljenitsyn, después de describir los extremos del crimen adonde conduce el satánico marxismo, han confesado su fe en Cristo. Svetlana Alliluyeva Stalina, hija del peor de los asesinos en masa marxistas, también se hizo cristiana. Recordemos que el ideal de Marx era descender él mismo a los abismos del infierno, arrastrando tras él a toda la humanidad. No le sigamos por tan depravado camino, sino más bien sigamos a Cristo quien nos conduce a lo alto, a las cumbres de luz, sabiduría y amor, y hacia un cielo de gloria indecible.
En Conclusión
Es totalmente imposible comparar a Jesús con Marx. Jesús pertenece a un reino enteramente diferente. Marx fue humano y muy probablemente un adorador de satanás. Jesús es Dios, quien se redujo a Sí mismo al nivel humano con el fin de salvar la humanidad. Marx propuso un paraíso humano. Cuando los soviéticos, los chinos, los norcoreanos, los cubanos, etc. trataron de implementarlo, el resultado fue un infierno.
El Reino de Jesucristo no es de este mundo. Su reino es un reino de amor, justicia y verdad. El llama a todos, incluso marxistas y satanistas por igual:
"Venid a mí todos los que estéis cansados y trabajados, y yo os haré descansar" (Mateo 11:28). Cree en Él y tendrás vida eterna en Su paraíso celestial. No existen posibilidades de un acuerdo entre el cristianismo y el marxismo, así como no puede haber acuerdo entre Dios y el diablo. Jesús vino a deshacer las obras del diablo (1 Juan 3:8). Siguiéndole a Él, los cristianos tratan de vencer el marxismo, a la vez que expresan amor hacia cada marxista y tratan de ganarlo para Cristo. Algunos se proclaman ser marxistas cristianos. Se engañan a sí mismos o tratan de engañar. No se puede ser marxista cristiano, como no se puede ser cristiano adorador de Satanás.
Hay un abismo enorme entre el comunismo y el cristianismo.
Los marxistas tienen que abandonar a su maestro diabólicamente inspirado, arrepentirse de sus pecados y hacerse seguidores de Jesucristo. Ayudarles a lograr esto es el objetivo principal de esta presente obra. Los marxistas se preocupan por los problemas políticos y sociales. Estos tendrán que resolverse fuera de los principios del marxismo. Para Marx, el socialismo no fue más que un pretexto. Su objetivo fue el plan diabólico de arruinar a la humanidad por toda la eternidad. El deseo de Cristo es nuestra salvación eterna.
En la lucha entre el cristianismo y el comunismo, los creyentes "no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes" (Efesios 6:12). Tenemos que escoger no sólo entre el bien abstracto y el mal abstracto, sino entre Dios y Satanás. Marx creía en Dios y lo odiaba. También creía en Satanás y a este lo adoraba, aun hasta su edad avanzada, según hemos documentado en la presente obra.
El marxista y el simpatizante del marxismo no debe seguir a Marx en esta aberración espiritual. Rechacemos al burgués Marx, portador de las tinieblas, y pongámonos del lado de la humildad y la luz, con Jesús.
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