EL Rincón de Yanka: SÁLVAME, JOE LOUIS: NO EXISTE NADA MÁS DEMOCRÁTICO QUE UN GIMNASIO DE BOXEO por PEDRO SIMÓN 🏅

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martes, 29 de abril de 2025

SÁLVAME, JOE LOUIS: NO EXISTE NADA MÁS DEMOCRÁTICO QUE UN GIMNASIO DE BOXEO por PEDRO SIMÓN 🏅

Sálvame, Joe Louis
No existe un lugar en el mundo menos machista que un gym de boxeo. Ni menos mentiroso. Ni más intercultural. Ni más intergeneracional. Ni más democrático.

Si estás preocupado por algo que no tienes forma de arreglar, si encadenas varias noches sin dormir, si te han hablado de hacer yoga pero te ves ridículo, si ya no te aguantas ni tú mismo; entonces deja de quejarte, tapa la boca, muerde bien fuerte un protector de goma, véndate las manos, ponte unos guantes y -si te atreves- entra al templo a rezar.
El mío está en una calle que se apellida Sangrador -que ya es- y es la jungla más fraternal del mundo. He visto cosas que ni creerían: a moscas muy cojoneras devorando a negras arañas. He visto a toretes que acaban abrazados a perezosos. A un ganso bailando entre risas con una culebra. A un corderito dándole las gracias a un zorro por haberle arrancado la piel. Y luego estamos los gallinas, claro.
Un día aparecí a las siete de la mañana porque no había podido dormir en toda la noche. Y allí había tres o cuatro como yo, contentos de que amaneciera al fin, que solo nos faltaba el esquijama.

No es lo que te dan en el boxeo. Sino lo que el boxeo te da.

"Que el combate de boxeo sea una historia sin palabras no significa que no tenga texto ni lenguaje, que sea de algún modo bruta, primitiva, inarticulada", escribía Carol Oates. "Ocurre que el texto se improvisa en la acción".

El deporte al que aspiran los demás deportes (Foreman) te previene de por vida contra la violencia porque te educa en el manejo diario de la agresividad. No existe un lugar en el mundo menos machista que un 'gym' de boxeo. Ni menos mentiroso. Ni más intercultural. Ni más intergeneracional. Ni más democrático. Para que no vayas de cometa, aquí te ponen a hacer sombra: tú solo, sin nadie delante, como si le dieses a un fantasma que no está ahí, pero que vendrá, amigo, claro que vendrá, y conviene estar preparado. La pelea es contra uno mismo: esto no va tanto de infligir dolor como de saber vivir con el propio. Cuentas con una cofradía insobornable, siempre, pero aquí se te prepara para cambiar de pareja. Un gimnasio de boxeo es el único lugar del mundo donde la venda ha de ir antes que la herida. Lo más parecido a una clínica de desintoxicación: entras hasta arriba de mierda y sales limpio.

Qué tendrá el estigmatizado boxeo; qué jodido veneno le habrán metido dentro -como al tabaco- para que seamos tan adictos; qué tendrá que, cuando caemos, lo tenemos más presente que nunca.
Es aquello que contaba Martin Luther King y que recogió Chris Mead en Un hombre negro en la América blanca.

"Hace algún tiempo uno de los estados del sur adoptó un nuevo método de pena capital. El gas venenoso suplantó a la horca. En sus primeras etapas se instalaba un micrófono en el interior de la hermética cámara de la muerte para que los observadores científicos pudieran escuchar las palabras del preso que agonizaba... La primera víctima fue un joven negro. En cuando la píldora cayó en el recipiente y el gas salió en volutas hacia lo alto, por el micrófono llegaron estas palabras: 'Sálvame, Joe Louis. Sálvame, Joe Louis. Sálvame, Joe Louis...'".