El Valle ha sido entregado. Fray Santiago ha sido cesado. La Basílica va a ser profanada. Y vosotros, todos vosotros, habéis callado.
Mientras el Gobierno ejecutaba su ajuste de cuentas con la historia sagrada de España, mientras Roma firmaba la rendición con la letra de Parolin y la bendición silenciosa de un Papa distraído con las flores amarillas de una señora que pasaba por ahí, mientras el arzobispo de Madrid ponía cara eclesial a la infamia… vosotros no dijisteis nada.
Ni una nota. Ni una homilía. Ni una sola palabra para defender la Cruz más grande del mundo. Nada.
El que calla, otorga
No vengáis después con matices. No vengáis con teologías de la neutralidad ni con prudencias diplomáticas. Lo que habéis hecho —o mejor dicho, lo que no habéis hecho— ya se ha visto. Y se ha entendido. A estas alturas, cada día que pasáis en silencio os hunde un poco más en el barro de la traición.
Porque esto no ha sido un debate político. Ha sido un ataque al alma. A la cruz. A la memoria cristiana de España. A Cristo, a los que rezan, a los que callan, a los que llevan años soportando que se les escupa encima mientras aguantan.
Y vosotros, pastores, no habéis estado allí.
El 1 de abril empieza la campaña de la renta
Y levantaréis la voz, meliflua. Pero para defender otra cruz, mucho más pequeñita, y por la que os habéis vendido. Vuestras 30 monedas de plata.
Y entonces vendrán las campañas, los vídeos, las peticiones amables. “Marca la X a favor de la Iglesia”, diréis. Pero esta vez será distinto.
Porque muchos católicos, cuando vean esa cruz, verán otra. La del Valle. La que estáis dispuestos a dejar caer.
Aún hay tiempo
Pero no mucho. Cada obispo tiene un púlpito. Cada diócesis tiene un micrófono. Y tenéis 22.933 parroquias en España. Veintidós mil novecientas treinta y tres bocinas encendidas cada domingo, capaces de hacer temblar al poder… si quisierais usarlas. Sin contar con emisoras, canales de televisión, revistas, redes sociales, medios diocesanos. Tenéis todo para combatir. Y elegís callar.
Cada uno de vosotros puede hablar, y el que no lo haga, que no venga luego a decir que no fue parte del desastre. Hablad. Daos a conocer.
Decid si estáis con la cruz… o con los que la arrancan.
VER+:
Luis Javier Argüello, de comunista
a presidente de la Conferencia Episcopal Española.
¿Entiendes ahora por qué le han entregado
el *Valle de los Caídos* a Sánchez?
Ante dicha inminente resignificación de la basílica, pactada por el Gobierno de España y el Vaticano esta semana, y confirmada por el comunicado emitido por la propia Archidiócesis de Madrid, el líder del Rosario de Ferraz, José Andrés Calderón, ha trasladado el rezo del Rosario en directo a las puertas del templo para denunciar lo que será “la profanación y desacralización” de la basílica, en un vídeo que se ha hecho rápidamente viral.
En su discurso, José Andrés Calderón ha hecho un llamamiento a la Iglesia y especialmente a los obispos españoles para que paralicen la negociación con Pedro Sánchez, en lo que considera que será el comienzo de un periodo de transformación de otras iglesias y la persecución de católicos so pretexto de cuestiones políticas: “La basílica del Valle es la llave para acabar con las demás iglesias”.
“¡Basta de silencios!”
“No podemos mirar hacia otro lado. ¡Basta de silencios! Frente al ateísmo militante solo cabe una reacción de los cristianos comprometida con la Cruz. No valen las medias tintas ni la tibieza. Esto es solo el comienzo. Si claudicamos, los siervos del Mal no pararán hasta ver todo templo cerrado y cristiano perseguido”, ha exclamado.
“En esta lucha los laicos no podemos estar solos. Necesitamos la ayuda de los pastores. Necesitamos que los obispos cuiden y guíen a sus ovejas. Por ello, me dirijo desesperadamente a ustedes: ¡No se pueden vender por treinta monedas de plata”, ha denunciado.
“Necesitamos que alguno alce la voz contra tanta impiedad. Hay que defender sin miedo nuestros símbolos cristianos y, como hizo San Ambrosio, oponernos a las injerencias y ataques de tiranos que solo buscan ver a los católicos arrinconados y a una España muerta y sin Fe. No vale hacer cambalaches con quienes nos odian”, ha advertido.
“Ustedes pueden parar todo esto”, ha trasladado en su mensaje dirigiéndose a la comunidad eclesiástica, “y muchos les apoyaremos. No lo duden”.
El líder del Rosario en Ferraz ha lamentado que “si miran para otro lado, muchas almas será seducidas por aquellos fariseos que dicen que fuera de la Iglesia existe la Salvación”.
El plan de Sánchez
Hay que recordar que, este jueves, la Archidiócesis de Madrid lamentó “la filtración y difusión de algunas informaciones” sobre la resignificación del Valle de los Caídos, “dentro de un proceso abierto de diálogo”.
En su comunicado, la Archidiócesis aclaró que “lo único definitivamente acordado ha sido la permanencia de la comunidad benedictina y la no desacralización de la Basílica, así como el respeto a todos los elementos religiosos situados fuera de la misma”. Al tiempo que se excusaba diciendo que dicha resignificación es “competencia exclusiva de la Santa Sede y el Gobierno, que son las partes que han llevado a cabo a cabo las negociaciones”.
Sin embargo, para una amplia comunidad de fieles, la intromisión del Gobierno de España dentro de la basílica y la modificación tal y como fue ideada, “es una profanación en toda regla”, como explica el líder de Ferraz, “por más que hayan anunciado que los monjes benedictinos podrán permanecer en la Abadía y la cruz no será en principio derribada”.
“Hemos normalizado que se blasfeme contra Dios, que se derriben cruces, o que se persiga a los que rezan en los abortorios. Todo ataque vale contra los cristianos. Y la gota que ha colmado el vaso es el proyecto de profanación y desacralización de la basílica del Valle de los Caídos en la que me encuentro”, ha denunciado Calderón.
Si no se detiene, tal y como han adelantado desde el propio Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática, en los próximos días se publicará un concurso internacional de ideas para la resignación de todo el complejo católico, que será valorado por un jurado del que también formará parte un miembro de la Iglesia, en concreto, el delegado de Liturgia del Arzobispado de Madrid, Daniel Alberto Escobar Portillo.
XX ANIVERSARIO DEL «DIES NATALIS» DE S. JUAN PABLO II»
Ante la celebración de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal con motivo de este XX Aniversario del «dies natalis» de S. Juan Pablo II quería compartir algunas reflexiones al hilo de los últimos acontecimientos que van más allá del ámbito eclesial.
La batalla que se está librando en el monasterio Benedictino del Valle de los Caídos es crucial porque lo que está en juego es poner un límite a un poder ejecutivo cada vez más invasivo y totalitario. Si la Iglesia no lo hace, ¿quién lo hará?
El «relevo» del P. Santiago Cantera le ha parecido injusto a muchas personas, a mí también. El único motivo de su inesperado cese es haber defendido hasta el final el carácter sagrado de la Basílica. El servicio que ha prestado a la Iglesia de Dios debería ser reconocido por las autoridades eclesiales, y en ningún caso censurado.
En el Valle de los Caídos nos estamos jugando la propia autonomía, independencia y Libertad de la Iglesia, y por consiguiente la viabilidad de cualquier Estado de derecho que se precie.
En la misma línea aunque evidentemente con mucha menos trascendencia mediática, por razones obvias, me gustaría hacerme eco de lo sucedido con uno de los capellanes universitarios de la UCM. Después de 22 años de servicio en diversas facultades de la universidad, el pasado 10 de febrero desde la dirección de la Pastoral Universitaria le comunicaron al Padre Juan C. Guirao, de una forma totalmente inesperada, que tenía que abandonar la capellanía universitaria de Filosofía y Filología de la UCM. El motivo es haber escrito una carta dirigida al Señor Rector de la UCM a raíz del anuncio de Pedro Sánchez de los grandes fastos para celebrar los 50 años de «España en Libertad». Una carta en la que como en otras actuaciones defiende la voz de los que no tienen voz en la universidad y pide por dos veces que nadie sea excluido del debate. Pues bien, quien reclamaba que no se excluyera a nadie, ha sido excluido, y excluyéndole a él de algún modo nos han excluido a todos.
Durante todos estos años el capellán D. Juan Carlos ha procurado defender, por encima de todo, la libertady lo ha hecho de todas las formas imaginables en un ámbito el que no son pocos las personas vinculadas contractual o ideológicamente a la formación «podemita»: Luis Alegre Zahonero, José Luis Villacañas Berlanga, Carlos Fernández Liria, Clara Serrano García, Isabel Alba, Eduardo Maura Zorita, Isabel Serra, Eduardo Fernández Rubiño, Clara Serra Sánchez, Germán Cano Cuenca, entre otros muchos, y diversas asociaciones estudiantiles de este cariz.
Mis preguntas a las autoridades eclesiásticas responsables de ambas situaciones muy reveladoras de cómo está la Iglesia son numerosas. Ahí van algunas:
¿Acaso no son conscientes de la trascendencia que tiene lo que suceda en el Valle de los Caídos? ¡Qué el que puede lo más puede lo menos!
¿No se dan cuenta que hay una motivación ideológica de fondo que les hace insaciables en sus pretensiones y que no pararán hasta borrarles a ustedes del mapa? ¿No sería más auténtico poner en verdad la situación de la Iglesia actual en lo que a los acuerdos bilaterales se refiere entre el gobierno y la Santa Sede? ¿No sería mucho más libre una Iglesia más pobre, sin ningún tipo de hipotecas económicas, ni servidumbres?
¿Cómo nos dice su Eminencia [Cardenal Cobo] que su participación ha sido de mero «acompañamiento»? ¿Nos toma por tontos, Eminencia?
Desde siempre, de Roma viene lo que a Roma va. Por desgracia, así es para todo. Y por eso estamos como estamos.
¿Cómo es posible que su Eminencia en un tema de esta índole nos diga que la iniciativa la lleva el Gobierno? ¿Acaso no se saben representantes de una institución que por su propia naturaleza es de fundación divina y con fines sobrenaturales? Al menos eso dicen cuando profesan el credo. ¿O creen que son representantes de una ONG con fines sociales?
¿No se dan cuenta que han aceptado una negociación con un gobierno en donde hay indicios sobreabundantes de corrupción en connivencia con narcodictaduras? ¿No se dan cuenta que nos están utilizando a todos por mediación suya?
Nadie supeditó la presencia de la Iglesia en la universidad a la continuidad de este capellán.
¿Cuál es el aspecto de la mencionada carta que tanto ha molestado a las autoridades eclesiásticas?: ¿La búsqueda de la verdad? ¿La conmemoración del jubileo del 2025?
¿Cómo es posible que en una Iglesia sinodal y misericordiosa en la que caben todos, todos, todos se proceda de una forma tan injusta e inmisericorde además de abrupta y de un día para otro en ambos casos? ¿Acaso no son conscientes del distanciamiento y frialdad, cuando no abierta ruptura, que están provocando entre ustedes y el pueblo de Dios fiel y sencillo? ¿E incluso con su propio presbiterio? ¿Se trata de un aviso para navegantes?
¿Cómo es posible que lo que sería impensable en el mundo civil suceda en nuestra Iglesia sinodal? En ambos casos en el ámbito secular nos encontraríamos ante un caso flagrante de despido improcedente.
¿Utilizan el mismo rasero con otros sacerdotes de su presbiterio que aparecen en mítines de partidos políticos gubernamentales que defienden ideologías laicistas y anticlericales? ¿O con monjas, supuestamente católicas, que se identifican, por ejemplo, con ideologías nacionalistas catalanas y van de plató en paltó? ¿Tratan de apercibir a estas personas o todos son para ellos y ellas parabienes, elogios y felicitaciones? ¿Cabe semejante doble rasero en la Iglesia? ¿Quiénes son los responsables? ¿De quién es la responsabilidad última? ¿Son conscientes del sufrimiento que están ocasionando?
¿Se trata de un error? Si así es, en ambos casos sería corregido más pronto que tarde, y sin amonestaciones, ni condiciones futuras de ninguna clase.
¿Cabe la ambigüedad en la sociedad civil, en el episcopado, en el presbiterio, etc., ante un modo de proceder tan injusto? ¿No son conscientes que cualquiera podemos ser objeto de semejante abuso de poder si no lo corrigen?
Con actuaciones como estas, la Iglesia tendrá cada día menos credibilidad y será cada día más irrelevante. Estamos seguros que San Juan Bautista, Santo Tomás Moro, San Juan Pablo II, San Maximilano Kolve, Beato Wyszynski, Beato Jerzy Popieluszko, Rolando Álvarez, etc., no habrían obrado así. El martirio es el precio de la verdad.
Esperemos que el P. Santiago Cantera pueda seguir con su comunidad benedictina y nadie quiera separarlo de sus hermanos en la fe por el «delito» de haber cumplido ejemplarmente con su obligación.
En definitiva, Sres. Cardenales, estimados obispos, sacerdotes y religiosos en este XX Aniversario del «Dies Natalis de S. Juan Pablo II» les preguntamos:
¿Está la Iglesia ahora más cohesionada en la liturgia, en lo doctrinal o en lo moral que hace una década?¿ O reina la confusión como en la década de los 70? ¿Es la Iglesia ahora, en términos sociales y pastorales más relevante y significativa que hace diez años? ¿O por el contrario cada día más irrelevante e insípida?¿Qué fue del Instituto Juan Pablo II sobre matrimonio y familia fundado por él mismo? ¿Qué queda de él?
¿Cómo podemos cultivar la esperanza en una Iglesia desnortada y dividida, más preocupada de complacer a poderes temporales que sostienen ideologías mundanas que de ser fiel a su propia identidad?
¿Quiénes son los responsables últimos de la polarización social? ¿No se dan cuenta que la polarización social es una consecuencia directa de la ocultación de la verdad en «aras» de un paradigma social, de género, climático etc., ajeno al Evangelio?
¿Por qué no dejan de una vez de hacer interpretaciones torticeras de la parábola del buen samaritano y empiezan de una vez a recordarles y exigirles a los inmigrantes que tienen el deber moral de respetar nuestro patrimonio cultural y espiritual?
¿No se dan cuenta que cada vez son más irrelevantes? Todo esto, ¿es un problema de fe, de cobardía, de comodidad o de distorsión de la realidad? ¿Pero, en qué mundo viven?
¿Con qué criterios se eligen a quienes están al frente de la Iglesia? ¿Con criterios de amiguismo y enchufismo societario, o con criterios de competencia y fidelidad al Evangelio?
¿Quiénes han aplaudido el cese del P. Santiago Cantera auspiciado por ustedes? ¿El pueblo fiel de la Iglesia o los que quieren destruirla? Todo esto, ¿nos les hace pensar? ¿Seguirán igual?
¿No se dan cuenta que sin verdad no puede haber ni perdón, ni reconciliación?
Los que hemos vivido durante estos últimos días de contradicciones, ambigüedades, cruce de acusaciones, filtraciones, complicidades, injusticias es una muestra de la situación actual de la Iglesia. ¿Y quiénes dirigen la Iglesia?
Podemos prepararnos si este modo de actuar y proceder no se corrige radicalmente en el fondo y en la forma. La esperanza es lo último que se pierde.
La fidelidad al legado que todos hemos recibido lo merece y el pueblo de Dios que a ustedes les paga el sueldo, también: ¡No lo olviden! ¡Qué menos!
La Iglesia que dejó S. Juan Pablo II fue una Iglesia mucho mejor que la que recibió en octubre de 1978: ¡Debemos volver a ello!
«He escuchado el clamor de mi pueblo y he visto la opresión con que son oprimidos» Éxodo 3, 9
¡San Juan II por nosotros y por el Papa Francisco! ¡Nunca es tarde!
A.G.P.
Los católicos españoles, escandalizados como estamos de la cobardía de la Jerarquía en su conjunto, se lo agradeceríamos profundamente. Y a lo mejor no tendrían sobre su conciencia el alejamiento de muchos de una institución que tan mal ejemplo da.
Sólo me resta decir como en el juramento a la bandera: “Si así lo hacéis, que Dios os lo premie y si no, que os lo demande”.
Y no tengan la menor duda de que se lo demandará. Detrás de la Cruz del Valle de los Caídos, irán las del resto de las iglesias y detrás irán ustedes (con honor o sin él) y todos los católicos que no agachen la cabeza.
Concentración en la sede de la Conferencia Episcopal Española
Calle Añastro 1
Madrid
Jueves 3 de abril. 19 horas.
Como católicos y como españoles, alzamos nuestra voz para exigir a los obispos de España que no permanezcan en silencio o en actitud cómplice ante la pretensión del Gobierno de profanar de nuevo la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, lugar sagrado y reconocido por la Santa Sede como basílica menor.
Este templo, conforme al Acuerdo Iglesia-Estado de 1979, goza de inviolabilidad, y ninguna autoridad civil puede actuar en él sin la autorización o consentimiento de la autoridad eclesiástica. Lo que allí se plantea es una profanación y, por tanto, lo único que cabe es ejercer la autoridad que les ha sido conferida para defender la integridad del Valle de los Caídos, como lugar sagrado, como recinto de paz y de reconciliación entre todos los españoles.
Recordamos con firmeza la dignidad que la Iglesia ha otorgado a este lugar, y hacemos nuestras las palabras del decreto de elevación a basílica menor por el Papa Juan XXIII, el 7 de abril de 1960:
“Y para que lo que deseamos tenga fuerza y valor, hemos dispuesto que este documento sea firme, válido y eficaz ahora y en el futuro, y que produzca y obtenga sus plenos y completos efectos, y que así se haya de juzgar y definir por quienes concierne o pueda concernir, ahora o en el futuro; y que cualquier cosa que se intente con autoridad contraria carezca de valor y de efecto desde ahora”.
Por tanto, exigimos a todos los obispos de España y al Secretario de Estado del Vaticano que, fieles a su misión de pastores, defiendan públicamente la inviolabilidad del templo y se opongan a toda actuación que profane un lugar destinado al culto y la oración como es el Valle de los Caídos, patrimonio de todos los españoles.
Nos adherimos a las palabras de fray Santiago Cantera: “Es preferible una Iglesia mártir que una Iglesia connivente con el Mal por temor a perder un bienestar temporal. A medio y largo plazo, la Iglesia que finalmente pervivirá será la primera”.
Informe breve sobre la inviolabilidad de los templos católicos y su aplicación al Valle de los Caídos.
Marco jurídico general
La inviolabilidad de los templos católicos en España está reconocida en el Acuerdo sobre Asuntos Jurídicos entre el Estado español y la Santa Sede, firmado el 3 de enero de 1979. En su artículo 1.5, establece:
“Los lugares de culto tienen carácter inviolable, en los términos establecidos en el ordenamiento jurídico español”.
Esto implica que las autoridades civiles no pueden intervenir en los templos sin autorización eclesiástica, salvo en caso de flagrante delito o en cumplimiento de una resolución judicial, siempre respetando su condición de lugar sagrado.
Naturaleza del Valle de los Caídos
La Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos es un templo católico con la dignidad de basílica menor, declarada como tal por la Santa Sede en 1960. Por tanto, goza del régimen jurídico propio de los lugares de culto de la Iglesia.
Límites a la actuación del Gobierno
Cualquier actuación del Gobierno en el interior de la basílica —obras, exhumaciones, inspecciones, eventos, etc.— requiere la autorización o al menos el consentimiento de la autoridad eclesiástica competente, habitualmente el abad o el ordinario del lugar, según los términos del Derecho Canónico.
Conclusión
El Gobierno no puede actuar libremente en la basílica del Valle de los Caídos por su carácter inviolable como lugar de culto. Toda intervención debe respetar los acuerdos Iglesia-Estado y coordinarse con la autoridad eclesiástica.
VER+:
El silencio de los corderos
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Como católico tengo el derecho a exigir de la jerarquía eclesial en virtud de qué ha renunciado a defender la inviolabilidad de la Basílica del Valle de los Caídos
Las dos armas preferidas del demonio son, por un lado, la mentira y, por otro, la desesperanza, que no deja de ser una falta de confianza en Dios y en su Divina Providencia.
En los últimos días, hemos conocido la existencia de negociaciones entre la jerarquía de la Iglesia Católica y el Gobierno de Pedro Sánchez sobre la «resignificación» del Valle de los Caídos, eufemismo con el que se disfrazan las intenciones sacrílegas e iconoclastas del gobierno respecto a dicho lugar. Las informaciones publicadas parecen coincidir en que la Iglesia ha aceptado la exigencia del Gobierno de que el prior administrador DOM Santiago Cantera Montenegro sea relevado de su cargo y abandone el Monasterio; que la zona dedicada al culto en la basílica pontificia quede reducida al espacio ocupado por el altar y la zona inmediatamente adyacente y que el resto del conjunto monumental se destine a centro de interpretación de la desmemoria histórica impuesta por la izquierda.
El Arzobispado de Madrid ha emitido una estupefaciente nota triunfalista con la que pretende vendernos la idea de que se ha evitado la desacralización de la Basílica, la destrucción de la cruz y la expulsión de la comunidad benedictina que reside allí desde el año 1958. La nota omite pronunciarse sobre la salida del prior y otros aspectos más espinosos. Pero la realidad es muy distinta: por razones que me cuesta trabajo entender, la Iglesia ha claudicado de forma vergonzante ante la pretensión del gobierno de «resignificar» todo el conjunto, con el propósito de resucitar, precisamente allí, a través del relato falsario de nuestra reciente historia, el odio que enfrentó a los españoles en una larga guerra civil hace 90 años.
El conocimiento cabal de la situación jurídica del Valle de los Caídos me obliga moralmente a denunciar la actuación de la jerarquía de la Iglesia, primero claudicando ante las presiones del Gobierno y después, tratando de vender éxitos inexistentes.
El Gobierno y la administración general del Estado carecen de jurisdicción en el interior de la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos a la que, como lugar de culto, le es de aplicación el artículo 1.5 del Acuerdo España-Santa Sede sobre asuntos jurídicos, de 3 de enero de 1979, que garantiza su inviolabilidad en los siguientes términos: «Los lugares de culto tienen garantizada su inviolabilidad con arreglo a las leyes».
El Tribunal Constitucional, en su sentencia 66/1982 de 12 de noviembre reconoció a los Acuerdos de 3 de enero de 1979 el carácter y la eficacia jurídica propia de los tratados internacionales, por lo que forma parte de nuestro ordenamiento interno y en virtud de los artículos 95.1 y 96.1 de la Constitución, sus normas no pueden ser modificadas unilateralmente por leyes internas, estatales o autonómicas. Así, la inviolabilidad debe entenderse como una inmunidad frente al poder estatal (legislativo, por lo ya expresado, ejecutivo y judicial), lo que implica que los agentes del Estado receptor no pueden penetrar en un lugar de culto sin consentimiento de la autoridad correspondiente, y que tales lugares no podrán ser objeto de ningún registro, requisa, embargo o medida de ejecución.
En definitiva, dado el carácter inviolable de la Basílica como lugar de culto, el Gobierno carece de jurisdicción en dicho lugar de culto y no puede proceder a realizar actuación alguna sin contar con la autorización de la autoridad eclesiástica correspondiente, en este caso, el prior administrador del Valle de los Caídos o, en su caso, de la Curia de Roma.
A mayor abundamiento, el artículo 54.3 de la Ley de Memoria Democrática entra en conflicto con el Acuerdo entre España y la Santa Sede al declarar que «las criptas adyacentes a la Basílica y los enterramientos existentes en la misma tienen el carácter de cementerio civil». Según las noticias que ha filtrado el Gobierno, la mayor parte de los enterramientos situados en la parte posterior de las capillas de la gran nave que precede al altar mayor, quedarán fuera del lugar sagrado. En ellas, yacen enterrados más de 33.000 católicos cuyo enterramiento en lugar sagrado fue autorizado por sus familias. Entre ellos, más de un centenar de mártires beatificados por la Iglesia. Siendo esto así, como católico tengo todo el derecho a exigir de la jerarquía eclesial que nos explique en virtud de qué, o a cambio de qué, la Iglesia ha renunciado a defender la inviolabilidad de la Basílica pontificia permitiendo que esta se vea reducida a la mínima expresión y que parte de ella sea destinada a actividades de propaganda política incompatibles con el espíritu religioso y de reconciliación propio del lugar.
Como católico me asiste el derecho a denunciar públicamente la complicidad de nuestros pastores con el grave sacrilegio que implica también la cesión de un cementerio religioso al Estado, permitiendo su desacralización y exigir que públicamente nos expliquen por qué o a cambio de qué, se ha renunciado a defender en su integridad la actual Basílica del Valle de los Caídos y el derecho de los familiares de todos los allí inhumados a permanecer inhumados en lugar sagrado.
Ni 10 días hemos tardado en conocer la letra pequeña del acuerdo entre Bolaños y Cobo/Argüello.
Hay pactos que huelen a azufre. El sellado entre el Gobierno de Pedro Sánchez y la Conferencia Episcopal es uno de ellos. En lo que sólo puede describirse como una transacción inmoral, los obispos españoles han entregado el Valle de los Caídos a cambio de que se aparque —una vez más— el escándalo de los abusos sexuales cometidos por clérigos en España.
El ministro Félix Bolaños se comprometió con el Vaticano el pasado 25 de febrero a desbloquear la resignificación del Valle. A cambio, el plan de indemnizaciones a las víctimas de abusos por parte de eclesiásticos ha sido metido cuidadosamente en un cajón, con la promesa de crear una subcomisión parlamentaria que —¡sorpresa!— no garantizará nada antes de 2026. Ni justicia, ni verdad, ni reparación. Sólo más tiempo, más titulares vacíos, más humo.
La estrategia es burda: el Gobierno finge exigir responsabilidades a la Iglesia, mientras le da margen para no asumir ni un euro en compensaciones. Y la Iglesia, en vez de enfrentarse al drama con humildad y coraje, ha optado por pactar en lo que más duele: el alma de su memoria histórica.
Argüello y Cobo celebran la permanencia de la fachada católica, mientras por dentro todo se desmorona: el Valle será transformado en un parque temático de la memoria “inclusiva”, es decir, de la amnesia. Y todo para no tener que mirar de frente a las víctimas de pederastia ni abrir la cartera.
La Conferencia Episcopal se defiende diciendo que no hay conexión entre el pacto por Cuelgamuros y el aplazamiento de las indemnizaciones. Es mentira. Hay pocas cosas más evidentes que un “quid pro quo” mal disimulado.
¿Qué ha conseguido el Gobierno a cambio de su benevolencia con los monjes? ¿Y qué ha conseguido la Iglesia sino la patada hacia adelante de una bomba a punto de estallar?
El Gobierno ha publicado por fin el documento gráfico que certifica su intención de destruir el Valle de los Caídos. Bajo el eufemismo orwelliano de «resignificación», el Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana ha presentado un plano en el que queda clara la magnitud de su operación: no hablamos de un pequeño rincón para un centro de interpretación, sino de la toma completa de la Basílica Pontificia.
La imagen no miente. El área marcada en rojo —según el propio documento oficial— abarca desde la explanada hasta el altar. Todo el eje litúrgico, la nave, el crucero y la cabecera de la Basílica están incluidos en la zona a «resignificar». En otras palabras: quieren convertir un lugar sagrado, consagrado, donde yacen mártires y monjes, en un parque temático del odio. La llamada “resignificación” no es más que la profanación sistemática del único lugar que todavía recuerda que hubo españoles que dieron su vida por Dios y por la Iglesia.
Y mientras tanto, ¿qué hace la Iglesia? ¿Dónde están los pastores? ¿Dónde los obispos? ¿Dónde están los gritos de los que deberían clamar ante el saqueo de un lugar sagrado? El silencio episcopal es ensordecedor. Algunos incluso —como Monseñor Munilla o Monseñor Cobo— siguen bravucones y triunfalista.
Han tenido años para defender el Valle. Años para presionar, negociar, hablar claro. Y no han hecho nada. Peor aún: han forzado a Fray Santiago a abandonar el Valle, han permitido que Franco sea exhumado, y ahora aceptan sin resistencia la conversión de la Basílica en un museo del “relato rojo”.
¿De qué ha servido tanta prudencia, tanto mirar hacia otro lado, tanto querer agradar al mundo? De nada. Les han tomado el pelo, y lo peor es que lo saben. Como bien dice Pablo Linares en su denuncia pública: “O peor, lo sabéis y estáis traicionándolo todo”.
Los obispos de España están a tiempo de reaccionar. Pero cada hora que pasa en silencio es una hora de complicidad. Si callan, son cómplices.
Si no defienden el Valle de los Caídos, no son dignos de sus hábitos.
En el Seminario tuve varios sacerdotes, como profesores, que durante los veranos hacían cursos sobre Doctrina Social de la Iglesia en el centro de estudios del Valle de los Caídos. Nunca hablaban del significado político de aquel lugar, sino del gran agradecimiento que daban a las personas que les impartían sus enseñanzas.
Ahora, toda aquella misión docente de la Iglesia se ha cortado. Ahora no pueden ni ir los visitantes de la Basílica de la Abadía, donde reside una comunidad de padres benedictinos desde hace cuarenta años. He encontrado en la web oficial de la Basílica la siguiente información:
“AVISO IMPORTANTE
Desde el 23 de noviembre de 2009 Patrimonio Nacional ha cerrado a la visita pública la Basílica del Valle de los Caídos por “obras de conservación", permaneciendo únicamente abierto el recinto y el Primer Vestíbulo de la Basílica (espacio de tienda-librería). Durante el periodo de cierre la entrada será gratuita (para el recinto y el Primer Vestíbulo).
A fecha de ahora mismo (Febrero 2010) no tienen pensado anunciar la reapertura, apesar de que esas supuestas obras de conservación han finalizado (de hecho finalizaron antes de empezar).
Quien, en estos días, quiera visitar el Valle de los Caídos, tan sólo podrá acceder a la Basilica entre las 10.30h y las 12.00h durante la celebración de la Misa de las 11.00. Avisamos que esta visita a la Basílica no puede ser completa, ya que el acceso al crucero está prohibido.
Al finalizar la Misa deberán abandonar la Basílica".
Leyendo el blog del historiador Pío Moa, situado en Libertad Digital, he dado con un manifiesto para los historiadores que dice así:
PROPUESTA DE MANIFIESTO PARA HISTORIADORES
EN TORNO AL VALLE DE LOS CAÍDOS
“Propongo a los historiadores este manifiesto (la redacción puede tener cambios) frente al continuo hostigamiento que sufre el Valle de los Caídos por parte del gobierno y los partidos que colaboran en esa campaña u otorgan con su silencio:
Queremos señalar ante la opinión pública:
1. Es completa y documentadamente falsa la leyenda promovida por diversas asociaciones ligadas al gobierno y a la llamada “memoria histórica", de que el monumento fue construido por 20.000 presos políticos en condiciones de esclavitud o trabajos forzados y pésimas condiciones de trabajo. A lo largo de seis años y en tandas, nunca más de 500 a un tiempo, trabajaron en el Valle de los Caídos de 2.000 a 2.500 reclusos, entre comunes y procedentes del Frente Popular, con predominio de los primeros desde 1946. La gran mayoría de los obreros que allí trabajaron eran libres, y está documentado que los presos eran pagados y voluntarios, ya que los frentepopulistas redimían hasta seis días de condena por cada uno trabajado.
La evidente falsedad de los datos ofrecidos muy ampliamente a la opinión pública solo puede considerarse un pretexto para desvirtuar el carácter del monumento o incluso destruirlo o procurar su ruina. Diversos personajes han expresado incluso su deseo de dinamitarlo, y algunos han colocado bombas en él.
2. El monumento recuerda una guerra civil y es un símbolo de reconciliación nacional y advertencia contra quienes Zugazagotia llamó “jugadores de la política", que suelen impulsar odios en la sociedad por medio de lo que Julián Besteiro llamó “Himalayas de mentiras", distorsiones de la verdad como la citada más arriba, destinadas a crear falsas indignaciones y justificar cualquier tropelía.
3. El Valle de los Caídos, justamente famoso en el mundo y uno de los lugares españoles más visitados, constituye uno de los monumentos más grandiosos, armónicos e integrados en el medio ambiente que se hayan construido en el siglo XX en cualquier país del mundo.
4. El monumento, como tantos otros testimonios de nuestra historia, como el cercano monasterio de El Escorial, es patrimonio de todos los españoles. Con motivo de la guerra civil, el patrimonio artístico-histórico nacional, así como los bienes de numerosos ciudadanos particulares, sufrieron tremendos daños y saqueos. El hostigamiento que hoy sufre el Valle de los Caídos, unido a campañas de desvirtuaciones de su realidad, solo puede entenderse en una desdichada tradición de ataques del estilo de los perpetrados durante la Guerra Civil.
5. Por todo ello, los historiadores abajo firmantes elevamos nuestra protesta y condena radical a la actitud del gobierno y organismos o partidos afines hacia el Valle de los Caídos, y alertamos a la sociedad ante lo que podría ser un nuevo y gravísimo atentado a la historia y al patrimonio común.
Propongo que este manifiesto circule en los medios académicos y extraacadémicos de historiadores, y, reunidas suficientes firmas, se publique en los principales medios de prensa”.
Dejo estos dos testimonios aquí, como prueba del acoso que el gobierno zapaterista está dando a la Cruz, esa gran Cruz de la Reconciliación de la Abadía del Valle de los Caídos, donde cuando los benedictinos se cansen de vivir en una semiprisión conventual, tomarán sus bártulos y se irán a otras comunidades de su orden de San Benito, dejando que aquel inmenso edificio sea volado por algún pirado, o terrorista de turno, o se caiga arruinado por el paso del tiempo y se pierda para siempre un monumento, que ha sido el más visitado de España.
Ojalá no tengamos que asistir a la acción demencial que hicieron los talibanes de Afganistán con aquellas inmensas imágenes levantadas hace siglos: volarlas.
Esperemos que todo vuelva a su cauce, Dios lo quiera.
Tomás de la Torre Lendinez
Firma aquí y pide a Ayuso que no se quede a medias
y declare BIC a todo el Valle de los Caídos.
Únete a esta petición:
necesitamos que la Iglesia reaccione,
que los obispos denuncien este pacto
en su sesión plenaria del próximo lunes
y eviten la destrucción del Valle.
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