EL Rincón de Yanka: REVISTA "LA CASA DE NUESTROS PADRES": UN PASEO NOSTÁLGICO POR LO QUE NOS LEGARON NUESTROS MAYORES 👪👦👧👨👩👴👵

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sábado, 26 de abril de 2025

REVISTA "LA CASA DE NUESTROS PADRES": UN PASEO NOSTÁLGICO POR LO QUE NOS LEGARON NUESTROS MAYORES 👪👦👧👨👩👴👵


LA CASA DE NUESTROS PADRES
Un paseo nostálgico por los valores, 
los principios, las normas y tradiciones 
del mundo que nos legaron nuestros mayores

Revista Naves en Llamas Nº 8: 
Crónicas y análisis desde el fin de Occidente

 Raúl González Zorrilla

La Revista Naves en Llamas, que se ha convertido en uno de los grandes referentes informativos del pensamiento conservador en castellano, alcanza su octavo número. En este número especial de Navidad, que se abre con una magnífica ilustración que el inolvidable dibujante y pintor norteamericano Norman Rockwell realizó en 1950, la publicación, de la mano de algunos de los ensayistas españoles más destacados del momento, recorre lo que define como "la casa de nuestros padres". O, lo que es lo mismo: un espacio nostálgico donde se aglutinan los valores, los principios, las normas y las tradiciones que construyeron el mundo que nos legaron nuestros mayores, y que hoy parecen licuarse ante nuestros ojos a velocidad de vértigo.
La revolución del Varón Dandy

Mis recuerdos de la infancia huelen a café recién hecho, a biz­cochos dorándose en el horno y a vapores de eucalipto en una cocina que era el corazón de todos y de todo. Mis recuerdos de la infancia tienen de fondo la voz de mi madre charlando con las vecinas, la sintonía del con­sultorio de Elena Francis que permanentemente sonaba en la radio del aparador, las canciones de Nino Bravo que se repetían una  y otra vez en el radiocasette del coche familiar y los discos de Fórmula V que buscaba en los mercadillos de las fiestas de los pueblos. Mis recuerdos de la infancia tienen el sabor del cocido madrileño que en los inviernos oscuros y siempre húmedos del norte preparaba nuestra yaya, de la merluza a la parrilla que cocinaba mi padre en una auténtica ceremonia cotidiana en la que él era rey y vasallo a la vez y de los polvorones que siempre llegaban por Navidad. Mis recuerdos de la infancia son imágenes cada vez más borrosas de mis padres vestidos de domingo para salir a tomar el vermut, de mi tío Julio, perfumado a rebosar de Varón Dandy, ataviado con su eterna gabardina marrón, su inmenso maletín negro y un Farias inagota­ble colgando de la boca, llegando a casa siempre protestando porque lo que veía en la calle ya casi nada tenía que ver con lo que él había cono­cido en su amada tierra castellana...

Ahora, muchos años después de aquellos tiempos idos ya para siempre, cuanto más me esfuerzo en rememorar cómo era el hogar donde viví los primeros años de mi vida, más claramente comprendo que el universo de aromas, sabores, sonidos y visiones que conformó nuestra infancia y nuestra primera juventud estaba también repleto de una larga ristra de valores, saberes, costumbres, tradiciones, principios y normas que pa­cientemente, y en ocasiones también involuntariamente, nos transmitían nuestros mayores y que son los que, en tiempos muy difíciles, hablan conseguido convertir el mundo, en general, y nuestro mundo, en particu­lar, en un lugar infinitamente mejor que el que ellos habían recibido de sus antecesores.

De este modo, junto a los vahos de Brummel y del Agua de Colonia Concentrada Álvarez Gómez viajaba nuestro primer contacto con la hon­radez, la decencia y la dignidad y, sobre todo, aquellos aromas alumbra­ban una realidad en la que nuestros padres y abuelos, con mucha menos riqueza que nosotros a su alrededor, distinguían claramente a las víctimas de sus verdugos, valoraban como un tesoro el acceso a la educación que ellos apenas habían disfrutado, reconocían a un bribón en cuanto lo te­nían delante, sabían el significado de un apretón de manos y conocían la justa medida, la importancia exacta y los límites claros de palabras como democracia, libertad, tolerancia, justicia o progreso. Todavía no había caído el Muro de Berlín y, por ello, aún no había comenzado la venta generalizada de compromisos, el toma y daca de principios e ideas y la quiebra de las grandes ideologías referenciales del pasado siglo XX, cu­yo estrepitoso hundimiento abriría el camino al mundo distópico que hoy arde impenitentemente ante nuestros ojos.

Occidente ha crecido, se ha desarrollado y se ha convertido durante cen­turias en el faro del mundo levantándose sobre la fuerza del individuo, de los derechos y deberes de cada persona, pero también haciéndose fuerte en una inquebrantable estructura familiar que, siguiendo poderosas estir­pes, engarza con nuestros más remotos antecesores y que, a lo largo de los siglos, se ha visto reforzada por la solidez y consistencia que la filo­sofía griega, el conocimiento romano y la espiritualidad cristiana han proporcionado a esta institución troncal para el desarrollo colectivo. Hoy, cuando todo lo que un día levantó nuestra civilización parece encontrarse en liquidación por derribo, bajo múltiples fuegos cruzados o en el más completo abandono, vemos cómo la familia, en su papel de piedra angu­lar de nuestras sociedades, es la principal pieza a abatir por todos aque­llos que desde visiones, intereses y puntos de vista muy diferentes, con­vergen y coinciden en un objetivo común: acabar lo más rápidamente posible con eso que la nueva presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha definido como "estilo de vida europeo", aunque poste­riormente haya tenido que pedir perdón por semejante "atrevimiento".

En este sentido, las elites empresariales y económicas, abrazadas en el "capitalismo woke" o en el "capitalismo políticamente correcto" que po­ne el planeta en manos de personajes de sainete como Greta Thunberg con el fin de poder continuar haciendo lo que les resulte más interesante para sus cuentas de resultados; los nuevos bárbaros neocomunistas que tratan de conquistar Hispanoamérica y Europa impulsados por el marxismo cultural difundido desde el Foro de Sao Paulo; el islam políti­co y económico que arrasa Occidente devorando nuestros valores y prin­cipios más sólidos con la fuerza de un tsunami alimentado incansable­mente con millones de petrodólares; y, en fin, el totalitarismo socialdemócrata que quiere convertir nuestras sociedades en un gigantesco proyecto de ingeniería política y cultural, saben, todos ellos, que las familias tradicionales, como si fueran las neuronas más activas del cuerpo social, son las que almacenan la memoria de nuestro pasado, nuestras tradiciones, nuestras costumbres, nuestras creencias y, en fin, todo el acervo ético, ideológico, intelectual y emocional que forma parte de nuestra geografía moral colectiva, desde Lisboa a Estocolmo y de Lon­dres a Moscú. 

Y, por ello, quieren acabar con esas mismas familias sub­vencionando sin concesiones el aborto extremo, promocionando la ideo­logía de género hasta la extenuación, impulsando los matrimonios del mismo sexo, eliminando la figura del padre de la ecuación procreadora, ridiculizando el instinto maternal, alentando el invierno demográfico, pennitiendo la difusión de la poligamia que llega de la mano de un ince­sante y bien engrasado flujo migratorio que tiene su origen en múltiples países musulmanes y, sobre todo, bailando el concepto de 'familia natu­ral' de una pátina de radicalismo, extremismo, intolerancia y "ultradere­chismo" que actúa como un disolvente perfecto para licuar esa trinidad que ya casi no se puede nombrar padre-madre-hijos.

Pero, sobre rodo, al dinamitar la familia tradicional, buscan acabar con el legado de nuestros antecesores para que los mandarines del nuevo orden mundial, ya saben, los turbocapitalistas tradicionales, los tecnócratas so­cialdemócratas, los funcionarios contados a miríadas, Jos matones de extrema-izquierda que hacen el trabajo sucio a todos los anteriores y los ejércitos islamistas bien subvencionados también por todos los anterior­mente citados, puedan a comenzar a recrear una realidad virginal mol­deada a su medida, sin pasado, sin tradición, sin nostalgia y sin anales ni legados a los que atender y rendir respeto. El sociólogo canadiense Ma­thieu Bock-Côté, lo explicaba perfectamente en el número anterior de Naves en Llamas: 
"La tentación totalitaria que se está desplegando hoy en día significa alejamos de la antigua civilización occidental y obligar­nos a una utopía diversitaria que dará a luz al nuevo hombre, sin raíces ni sexo, sin naturaleza ni cultura, sin padres o hijos, y perfectamente ma­leable de acuerdo con los métodos de la ingeniería de la identidad".
Efectivamente, eslc es el porvenir que están tratando de conformar para nuestros vástagos, un mañana volteado y alienante donde las ideas con­servadoras serán castigadas con la cárcel, donde el sentido común más elemental, como heredero privilegiado de una larga cadena de conoci­mientos transmitidos de padres a hijos, será arrumbado a los manicomios estatales y en el que día tras día todo será impenitentemente nuevo, reno­vado, reciente, actual y moderno. Vayan preparándose para entrar en ac­ción, porque cuando la quimera tiránica que tantos de entre nosotros están empeñados en poner en marcha se convierta en una realidad inelu­dible habrá de nacer una nueva Resistencia que reconocerá a los suyos en pequeños detalles que serán como linternas identificativas entre la llovizna totalitaria que nos calará hasta los huesos: una mano de mujer que tenuemente roza la mano de un hombre, un árbol de Navidad apenas vis­to en un jardín, un niño que juega con un viejo fuerte Comansi de vaque­ros e indios mientras su hermana peina a una estilizada muñeca Nancy, el humo poderoso de un asado de carne trabajado en la intimidad de una cocina recóndita, una pequeña cruz disimulada en el pecho, un flyer con la imagen de una modelo en bikini o, simplemente, la contraseña XXv­ XYp ('Las niñas tienen vulva y los niños, pene), que correrá solamente entre los canales más codificados, secretos y privados. Cosas como estas serán las que llamen a la acción. Que no les quepa duda: la siguiente Re­conquista, que también será conocida como la Revolución del Varón Dandy, comenzará un no muy lejano mes de diciembre, cuando unas po­cas familias, que luego serán muchas, levantarán un nacimiento sexista mientras cantan un villancico discriminador en un mercadillo navideño que, por supuesto, será ilegal.

Felíz Navidad.

 
Dégénération - DEGENERACIÓN (Mes aïeux) (Subtitulada)


Degeneration
Mes Aïeux

Degeneración

Tu tatarabuelo limpió la tierra
Ton arrière-arrière grand-père il a défriché la terre
Tu bisabuelo aró la tierra
Ton arrière-grand-père il a labouré la terre
Y entonces tu abuelo hizo la tierra rentable
Et puis ton grand-père a rentabilizé la terre

Y entonces tu padre vendió para convertirse en funcionario
Et puis ton ton père il a vendu pour devenir fonctionaire
Y entonces tu pequeño no sabes lo que vas a hacer
Et puis toi mon petit gars tu sait plus se que tu vas faire
En su pequeño tres y medio demasiado caro, 
frète en invierno
Dans ton petit trois et demi bien trop chère, frète en hiver
Se trata de usted del deseo de convertirse en un propietario
Il te vient des envie de devenir propriètaire
Y sueñas en la noche con tener tu pequeño pedazo de tierra
Et tu rêve la nuit d'avoir ton petit lopin de terre

Tu tatarabuela tuvo catorce hijos
Ton arrière-arrière-grand-mère elle a eu quatorze enfants
Tu bisabuela tenía casi tantos
Ton arrière-grand-mère en a eu quasiment autant
Y luego tu abuela tenía tres, eso fue suficiente
Et puis ta grand-mère en a eu trois c'tait suffisant
Entonces tu madre no lo quería, fuiste un accidente
Puis ta mère en voulait pas; toi t'étais un acciden
Y luego tú, mi niña, cambias de pareja todo el tiempo
Et puis toi ma p'tite fille tu change de partenaire tout le temp
Cuando haces basura, te salías con un aborto
Quand tu fait des conneries tu t'en sors en avortant
Pero hace la mañana te despertaste llorando
Mais ya des matin tu te reveille en pleurant
Cuando sueñas en la noche de una gran mesa rodeada de niños
Quand tu rêve la nuit d'une grande table entouré d'enfants

Tu tatarabuelo ha vivido la gran miseria
Ton arrière-arrière-grand-père a vécu la grosse misère
Tu bisabuelo recogió los Black Cennes
Ton arrière-grand-père il ramassait les cennes noir
Y entonces tu abuelo, milagro, se convirtió en millonario allí
Et puis ton grand-père, miracle, y est devenu millionaire
Tu padre lo heredó y lo puso todo en su RRSP
Ton père en a hérité et l'a toute mis dans ses REER
Y entonces, joven, le debes el trasero al ministerio
Et puis toi p'tite jeunesse tu dois ton cul au ministère
No hay forma de tener un préstamo en una institución bancaria
Pas moyen d'avoir un prêt dans une institution bancaire
Para calmar tus antojos de atracar al cajero
Pour calmer tes envies de hold-uper la caissière
Usted lee libros que hablan de simplicidad voluntaria
Tu lis des livres qui parlent de simplicité volontaire

Tus tatarabuelo sabían cómo celebrar
Tes arrière-arrière-grand-parents il savaient comment fêtez
Tus bisabuelos se arremolinaron fuerte en la estela
Tes arrière-grand-parents ça swignait fort dans les veillées
Entonces tus abuelos conocían la era del yé-yé
Puis tes grand-parents on connu l'époque yé-yé
Tus padres eran disco. Ahí es donde se conocieron
Tes parents c'etait les disco c'est là qu'ils se sont rencontrés
Y luego, amigo mío, ¿qué haces con tu noche?
Et puis mon ami qu'est-ce tu fais de ta soiré
Apaga el televisor. No te quedes atascado
Éteint donc ta TV, faut pas rester encabanné
Cada hora que en la vida hay cosas que se niegan a cambiar
Heuresement que dans la vie y a des choses qui refusent de changer
Ponte tu mejor ropa porque vamos a bailar esta noche
Enfile tes plus beaux habits car nous allons ce soir danser

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