EL Rincón de Yanka: ✞ ¿DÓNDE ESTÁN AHORA LOS OBISPOS QUE HABLABAN DE CRUZADA?: COBRANDO Y LAVÁNDOSE LAS MANOS...

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domingo, 20 de abril de 2025

✞ ¿DÓNDE ESTÁN AHORA LOS OBISPOS QUE HABLABAN DE CRUZADA?: COBRANDO Y LAVÁNDOSE LAS MANOS...

¿Dónde están ahora los obispos 
que hablaban de cruzada?

En 1936, mientras 
España ardía, el obispo de Salamanca, Enrique Pla y Deniel, alzaba la voz con una claridad teológica y una valentía pastoral que hoy haría desmayar a no pocos prelados con olor a pachulí sinodal.
Su carta pastoral "Las dos ciudades" fue una proclamación nítida de la lucha entre la ciudad de Dios y la ciudad del Diablo. No habló de “conflictos” ni de “procesos complejos”. Habló de cruzada. Sí, con todas las letras.

“La guerra actual española, más que una guerra civil, es una guerra internacional en el suelo nacional de España; es una verdadera cruzada”. 
Pla y Deniel no dudó en identificar los dos bandos que se enfrentaban en España con los dos amores de San Agustín: el amor de sí hasta el desprecio de Dios, y el amor de Dios hasta el desprecio de sí. A un lado, el comunismo, el odio a Dios, la quema de templos y el asesinato de sacerdotes, religiosos, obispos y hasta niños. Al otro, los mártires, los voluntarios, los que daban la vida “por Dios y por España”.

¿Y qué hacía la Iglesia? Lloraba, sí, pero también bendecía. “Bendición de Pío XI a los que en España han asumido la tarea de defender los derechos de Dios y de la Religión”. Y no se quedaba en lo espiritual: Pla y Deniel defendía el alzamiento armado como legítima defensa del bien común. No como una opinión personal, sino citando a Santo Tomás de Aquino, Suárez, San Roberto Belarmino y toda la escolástica salmantina. Frente a la barbarie comunista, la neutralidad era pecado“.

Ante la barbarie comunista no cabe la neutralidad nacional ni internacional”. ¿Dónde están ahora esos obispos? ¿Quién se atrevería hoy, desde la Conferencia Episcopal, a hablar así? Hoy, mientras se profanan iglesias, se persigue a sacerdotes y se amenaza la libertad religiosa con leyes inicuas, nuestros pastores organizan “encuentros de diálogo interreligioso” con el imán de turno y bendicen procesiones travestis. Les horroriza Franco, pero no les molesta Lenin. Les espanta la Cruzada, pero bailan en la verbena del mundo.
En 1936, la sangre de los mártires era semilla de cristianos. Hoy, nuestros templos están vacíos, pero tranquilos: nadie los quema. No hace falta.
Hoy más que nunca necesitamos recordar la voz de Pla y Deniel. Su carta no era “franquista”; era católica, en el sentido más clásico y profundo. Era la voz de un pastor que sabía distinguir entre la luz y las tinieblas. Y que llamaba cruzada a lo que era cruzada.


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