Dt 16, 18-20
TEXTO BÍBLICO PARA EL AÑO 2019
Deuteronomio 16, 11-20
Irás al lugar que el Señor tu Dios haya escogido como morada de su nombre; y allí, en presencia del Señor tu Dios, celebrarás la fiesta en su honor con tus hijos e hijas, con tus esclavos y esclavas, con los levitas que viven en tus ciudades, con los inmigrantes, y con los huérfanos y las viudas que vivan en medio de ti. Recuerda que fuiste esclavo en Egipto; por tanto, cumple y pon en práctica estos preceptos. Una vez acabada la vendimia y la recogida de la cosecha celebrarás durante siete días la fiesta de las Enramadas. La celebrarás con tus hijos e hijas, tus esclavos y esclavas, con los levitas, inmigrantes, huérfanos y viudas que viven en tus ciudades. Durante siete días celebrarás esta fiesta en honor del Señor tu Dios, en el lugar que escoja el Señor, porque él bendecirá todas tus cosechas y todo el trabajo de tus manos, y eso te hará sentir tremendamente dichoso. Tres veces al año irán todos los varones a presentarse ante el Señor tu Dios, al lugar que el Señor haya escogido: en la fiesta de los Panes sin levadura, en la fiesta de las Semanas y en la fiesta de las Enramadas. Nadie se presentará ante el Señor con las manos vacías, sino que cada uno llevará ofrendas, conforme a las bendiciones que del Señor tu Dios haya recibido. En todas las ciudades que el Señor tu Dios te da, nombrarás, por tribus, jueces y oficiales que se encargarán de juzgar con justicia al pueblo. No quebrantarás el derecho ni actuarás con parcialidad. No aceptarás soborno, porque el soborno ciega los ojos de los sabios y falsea la causa del inocente. Actúa siempre con toda justicia, para que vivas y poseas la tierra que el Señor tu Dios te da. Biblia Traducción Interconfesional (BTI)
Los materiales para la Semana de oración por la unidad de 2019 han sido preparados por los cristianos de Indonesia, un país últimamente sacudido por los terremotos que han afectado a las poblaciones, tradicionalmente turísticas, de las costas, afectadas por tsunamis devastadores. Indonesia es de mayoría social musulmana y, aunque numerosas, son minoritarias las Iglesias y comunidades cristianas, que se han movilizado con fraterna solidaridad para paliar en lo posible los efectos de los seísmos. La preocupación por la justicia de estas comunidades quiere, desde hace décadas, evitar las desigualdades de un país en el que el desarrollo y modernidad urbana contrasta con sectores de la población menos favorecidos.
La unidad de los cristianos no puede construirse al margen de la justicia, ya se haya de concebir como actuación o conducta regida por leyes justas que han de gobernar la vida social de los hombres; o bien como reconocimiento de la justicia debida a Dios en cuanto acatamiento y práctica de los mandamientos de la ley de Dios. La revelación divina manifiesta a los hombres y a los pueblos el verdadero fundamento de las leyes justas, cualesquiera que sean, que han de regir la vida social. Por esto mismo, actúa con toda justicia quien guarda los mandamientos de la ley de Dios y acata las leyes positivas de los hombres que explicitan estos mandamientos. Así, pues, para ser verdaderamente justas, las leyes y normas positivas de los hombres no han ser contrarias a la ley de Dios.
Las reflexiones para el Octavario y para la celebración ecuménica se centran en el tema elegido. Para profundizar en nuestra reflexión sobre la unidad y la justicia, el tema de cada día se ha escogido cuidadosamente para presentar conflictos que son resultado de la injusticia. Los temas son:
Día 1: Que fluya el derecho como agua (Amós 5, 24)
Día 2: Decid simplemente: «sí» o «no» (Mateo 5, 37)
Día 3: El Señor es clemente y compasivo (Salmo 145, 8)
Día 4: Contentaos con lo que tenéis (Hebreos 13, 5)
Día 5: Para llevar a los pobres la buena noticia (Lucas 4, 18)
Día 6: Se llama Señor del universo (Jeremías 10, 16)
Día 7: ¡Grande es tu fe, mujer! (Mateo 15, 28)
Día 8: El Señor es mi luz, mi salvación (Salmo 27, 1)
Oración
Dios de la viuda, del huérfano y del extranjero, nos has enseñado el camino de la justicia. Ayúdanos a segur tu camino haciendo justicia como culto dirigido a ti. Como cristianos unidos, haz que podamos darte culto no solo con nuestros corazones y nuestras mentes, sino también con nuestras obras. Que el Espíritu Santo nos ayude y nos guíe para trabajar por la justicia donde sea que estemos, para que muchas personas puedan ser fortalecidas por nuestros actos.
Dios de justicia, danos sabiduría para distinguir lo bueno de lo malo. Haz que nuestros corazones sean guiados por la rectitud y que nuestros labios digan la verdad. Danos el valor de ser honestos también cuando otros nos atacan. No dejes que difundamos mentiras. Haznos, más bien, instrumentos de unidad y de paz, difundiendo buenas noticias para todos los pueblos.
Padre, Hijo y Espíritu Santo, único Dios, te alabamos por tu inmensa gloria manifestada en toda la creación. Danos un corazón grande para abrazar a todos los que son discriminados. Ayúdanos a crecer en el amor más allá del prejuicio y la injusticia. Danos la gracia para respetar la unicidad de cada persona, para que en nuestra diversidad podamos experimentar la unidad.
Dios, Padre nuestro, perdónanos nuestra ansia de poder y líbranos de la tentación de oprimir a los demás. Por medio de tu Espíritu de comunión, ayúdanos a vivir en solidaridad con nuestro prójimo, para que podamos compartir con tu Hijo Jesús el cumplimiento de tu promesa de libertad de la pobreza y de la opresión.
Dios de amor, por tu palabra todas las cosas fueron creadas. Te damos gracias por el universo, que manifiesta tu gloria, tu belleza y tu ternura. Danos la sabiduría para caminar suavemente sobre la tierra y juntos ser profetas de tu buena noticia para toda la creación.
Dios clemente, eres la fuente de la dignidad humana. Por tu gracia y tu poder las palabras de Ana cambiaron el corazón del sacerdote Eli; por tu gracia y tu poder las palabras de la mujer cananea movieron a Jesús a curar a su hija. Al intentar manifestar la unidad de tu Iglesia, danos el valor para rechazar toda forma de violencia contra las mujeres y para celebrar los dones del Espíritu que las mujeres aportan al servicio de la Iglesia. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
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