LA CONSTRUCCIÓN DE LA
AMÉRICA HISPÁNICA
El legado civilizador de España
en el Nuevo Mundo
Una obra monumental que revela el genio organizativo, jurídico, científico y humano de la España imperial. De la Casa de Contratación al traje espacial, una herencia que transformó el mundo.
Esta obra meticulosa documenta el extraordinario legado institucional, jurídico, científico y cultural que España estableció en los territorios americanos durante su época imperial. El lector descubrirá el funcionamiento de instituciones clave como el Consejo de Indias, la Santa Hermandad o el Juzgado General de Indios, al tiempo que comprenderá la verdadera dimensión de acontecimientos como la Controversia de Valladolid o la Real Expedición de la Vacuna.
La Corona española implantó un sofisticado sistema de gobierno que reconocía derechos fundamentales a los indígenas, creaba figuras como el Protector de Indios y establecía tratados formales con los pueblos originarios. Brillan con luz propia innovaciones jurídicas como el juicio de residencia, junto a avances científicos en campos como la cartografía, la navegación o la medicina.
UN IMPERIO QUE LEGISLÓ A FAVOR DE LOS MÁS DÉBILES,
DEBATIÓ SOBRE LA LEGITIMIDAD DE SUS PROPIAS CONQUISTAS Y
COMPARTIÓ SUS DESCUBRIMIENTOS CON TODA LA HUMANIDAD.
Esta obra invita a redescubrir la verdadera dimensión de la presencia española en América: una potencia que construyó una sociedad nueva donde convergieron mundos, lenguas, razas y credos, adelantándose siglos a su tiempo en el reconocimiento de derechos humanos y en el desarrollo del conocimiento científico.
Este libro es un arma cultural poderosa contra la autocensura, el relativismo y la desmemoria. Una llamada a redescubrir la Hispanidad como modelo histórico alternativo frente a la globalización deshumanizante. Una obra imprescindible para quienes no aceptan que se pida perdón por lo que fue, sencillamente, grandioso.
«España no llevó solamente su espada, llevó su alma. No impuso solamente leyes, sembró civilización». Paul Claudel, poeta y diplomático francés.
PRÓLOGO
El prólogo de un libro se concibe comúnmente como una reflexión, una exposición introductoria o incluso una síntesis —que a todo prologuista honra— con el propósito de hacer una aproximación al lector de la obra y sobre su autor. Este es el propósito que me anima y en ambos casos, obra y autor, debo anticipar que estamos ante dos elementos muy sobresalientes que merecen toda consideración.
La Historia de una gran comunidad como es la hispanoamericana puede servir de lastre o de revulsivo para las generaciones presentes o futuras. El autor pretende lo segundo y doy fe que lo consigue, haciendo justicia del reconocimiento al ímprobo esfuerzo de generaciones de nuestros antepasados que pusieron por delante el beneficio colectivo al bienestar personal. Los orígenes singulares y magnos fundamentos que engendraron esta ingente labor colectiva no deja dudas pues es constatable que su principal pretensión no fue otro que el progreso, no solo material de la comunidad que se alcanzó con altas cotas a las puertas de las independencias americanas, sino también de excelencia en lo espiritual, lo político y lo cultural.
La expedición que organizó Colon en 1492 con el apoyo inestimable de la Reina Isabel I de Castilla y el establecimiento de bases sólidas de una civilización que concretaron con el paso de los años los súbditos españoles en América constituyó, no solo un cambio rotundo en el porvenir de los reinos de la península ibérica, un impulso para la cristiandad sino además un cambio trascendental de la Historia de la Humanidad. Si digo bien, de la Humanidad. Los habitantes de la tierra desconocían algo tan asumido en nuestros días como los límites, las características geográficas y hasta la forma de nuestro planeta. Esta asombrosa gesta, esta proeza humana abarcando la comprensión de la misma realidad del globo terráqueo que propició la Corona de Castilla en 1492 no tiene parangón en cuanto al reto humano y tecnológico de la época, del anisa exploradora de los hombres españoles y portugueses en la Historia de la Humanidad, por ello estos capítulos del pasado se merecen cuando menos una atención adecuada, un interés consistente y constante, y un trato riguroso que, en ocasiones o me atrevería a decir incluso con demasiada frecuencia, no se da por razones espurias, ocultación torticera, por conveniencia ideológica, geoestratégica, política o por simple desidia.
Por esta razón, el simple hecho de atreverse a la apasionante experiencia de investigar, documentar, redactar, revisar, y escribir un libro de esta naturaleza es un motivo de satisfacción, o más bien diría yo de admiración, pero además nos parece una cuestión de necesidad.
El lector tiene en sus manos un trabajo concienzudo, serio y riguroso como los que nos tiene acostumbrado el autor haciendo justicia a la grandeza de dicha gesta española. La prolífica actividad intelectual de Cesáreo Jarabo en la edición de nuevos trabajos de referencia como el que nos ocupa, así como en la divulgación es incansable asumiendo contra viento y marea, el esfuerzo silencioso, fértil y espartano por divulgar el conocimiento honesto del pasado, la defensa de la verdad histórica y la recuperación de la memoria colectiva hispánica tan maltratada cuando no groseramente vilipendiada.
Merecen ser expuestas algunas líneas más sobre su autor, que bien conozco y me honro en su amistad, así como esta obra. Cesáreo Jarabo es un extraordinario investigador, un apasionado divulgador de la historia y cultura española. Asume sin desmayo la ardua e incansable labor de estudio y divulgación de hechos históricos por noble espíritu de compromiso. Compromiso con la verdad histórica y la divulgación honesta, sincera del pasado. Sobresale siempre la meticulosidad con la que afronta cada trabajo sin dejar ningún episodio de nuestra singular historia en el olvido o condenado al ostracismo. Podría decirse que este compromiso es muestra de un profundo espíritu de rebeldía contra el mal trato al pasado hispánico y que en los tiempos que corren es tan necesario conocer bien. El mérito de este autor se agranda y es muy significativo porque en estos tiempos hay un vacío de conocimiento, extraño, sospechoso, ofensivo con las omisiones de numerosas universidades y centros académicos. Los mal pensados y otros dirán lo mejor informados pensaran quizás que tan lamentable trato académico tiene una intención «oculta»: conseguir que un pueblo sin pasado o en el mejor de los casos con un pasado bochornosamente distorsionado pierda el aprecio a si mismo y por lo tanto se convierta en un pueblo condenado a desparecer. Sin memoria colectiva, no hay autoestima y quien carece de vocación a defenderse incurre en una forma de inconsciencia que nos lleva a la muerte como diría Ramiro de Maeztu. Y esto el autor lo sabe bien.
Respecto a lo que se refiere el contenido de esta magnífica obra, el lector va a encontrar un portento de erudición. Esta obra no deja ningún aspecto sustancial de ese pasado hispanoamericano en el olvido por lo que se convierte de facto en una obra de referencia. Se aborda con verbo firme, narración amena e inteligencia todos los aspectos que han determinado el devenir de los tiempos y que dieron forma a la historia de Hispanoamérica tal y como hoy la conocemos. La obra saca a la luz la esencia de nuestro ser. Se afronta con maestría de escribano versado la descripción de las instituciones elementales, las personalidades más notables, la economía, el ordenamiento jurídico de Indias, la ciencia, el legado de desarrollo y progreso. En definitiva, la labor civilizadora de España que se dejó, no solo el continente americano sino en islas del Pacifico como Filipinas o la Guinea Ecuatorial.
El libro por lo tanto nos da muestra de un trabajo ímprobo de dedicación y esfuerzo que aspira cuando menos al reconocimiento de los ciudadanos intelectualmente más honestos.
Este libro es un texto de obligado conocimiento para todos y bien harían los centros de enseñanza en darse cuenta de ello retomando un conocimiento sensato de nuestro pasado.
Además, la obra tiene una estructura óptima para alcanzar una correcta exposición de la visión verdadera y de conjunto de lo que ha sido la aportación de España a América —y de América a España— y por lo tanto al mundo. Un análisis cabal y pormenorizado de las singularidades, de las diferentes etapas de desarrollo, de las instituciones, de hitos históricos que definen un espíritu de grandeza de nuestros antepasados que favorecen la comprensión documentada de la realidad histórica y de nuestro ethos hispánico, es decir del conjunto de rasgos que constituyen nuestra comunidad hispánica llamada a los grandes retos de presencia en lo universal.
Y para ir concluyendo, según escribo estas líneas y en estos mismos momentos me encuentro con la noticia (El Debate. 14/3/2025) que «El Instituto Cervantes abraza la “desconquista” española promovida por la presidenta por México». La noticia no sorprende a nadie en España por la suicida tendencia patria que sin pudor exhiben los poderes públicos cuando de hacer justicia histórica se trata y de romper una lanza en justicia por nuestro pasado. Los organismos oficiales llamados —en teoría— a la divulgación y defensa de la cultura española no se implican para nada en esta labor y, más bien por el contrario, se suman a cuantas campañas e iniciativas se produzcan para la estigmatización de lo hispano. Por esta razón se hacen más necesarias las investigaciones serias y escritores como Cesáreo Jarabo pues lo que no haga la sociedad civil hispanoamericana que es quien ha asumido la verdadera labor de estudio, defensa y difusión de la verdad histórica, no lo va a hacer nadie.
Solo cabe decir para finalizar esta modesta introducción, que este libro le proporcionará mucho disfrute en su lectura, contribuirá a mejorar conocimientos y a redescubrir un fascinante pasado, pero lo que es más importante contribuirá a la forja de ciudadanos de ambos hemisferios más libres, juiciosos y bien formados. Que así sea.
Madrid, marzo de 2025
JULIO HENCHE
Abogado y escritor
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