Hace tiempo dejó ser una cuestión de ideología o de clase. Venezuela se ha convertido en un Estado mafioso en el cual su cúpula dirigente se enfrenta con una oposición que también responde a intereses claramente espurios, apoyado por unas potencias que continúan con una línea de injerencia y reproducen una historia de siglos de dependencia.
Lo primero que hay que entender es que ya no se trata de una disputa ideológica o de clase. El Gobierno actual en Venezuela tiene más que ver con prácticas fujimoristas que con las implementadas por el chavismo durante sus momentos de mayor legitimidad político-social. Ser chavista hoy en Venezuela no tiene por qué significar el apoyo al régimen de Nicolás Maduro. A la par, han sido los barrios populares de Caracas los que han protagonizado las movilizaciones populares durante estas últimas noches, precisamente aquellos anteriormente bajo control del régimen.
Venezuela se ha convertido en un Estado mafioso en el cual su cúpula dirigente se enfrenta con una oposición que también responde a intereses claramente espurios. Lo ideal, pero poco factible, sería que en este contexto se constituyera una tercera fuerza, en este caso de carácter social y con protagonismo de la sociedad civil, con el fin de imponer la voluntad mayoría que implicaría una salida política alejada del derramamiento del sangre y el intervencionismo extranjero.
DOCUMENTAL "MI VENEZUELA"
"The T-Soldiers", un homenaje a los caídos.
Basado en los eventos que ocurrieron durante las protestas en VENEZUELA
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