EL Rincón de Yanka: 👹 HAMPACRACIA Y MALANDROCRACIA: La gestación y el funcionamiento de los 4 grupos de delincuencia organizada que gobiernan Venezuela (Cubazuela)

inicio














lunes, 7 de octubre de 2019

👹 HAMPACRACIA Y MALANDROCRACIA: La gestación y el funcionamiento de los 4 grupos de delincuencia organizada que gobiernan Venezuela (Cubazuela)

La gestación de los 4 grupos de delincuencia 
organizada que gobiernan Venezuela


Para entender lo que ha ocurrido y sigue pasando en Venezuela, es preciso analizar enfoques que, más allá de lo político, imperan y rigen el mundo criminal. Una primera premisa es que a lo largo de la historia se repite con matemática certeza un fenómeno extraño pero comprensible: organizaciones de la sociedad que se armaron para proteger al débil de señores feudales o gobiernos autoritarios evolucionan para convertirse en organizaciones de delincuencia organizada. Esto sucedió en épocas pasadas con las “Triadas” en China, la “Cosa Nostra” en Sicilia, los “Yacuza” en Japón; y en nuestra región en tiempos más recientes, con las FARC colombianas. Estas mutaciones han podido tardar siglos, como con las organizaciones asiáticas o décadas como para las FARC; pero ese mismo fenómeno ocurrió muy acelerado en Venezuela a partir del año 2013, cuando muere el presidente Hugo Chávez y dirigentes pertenecientes a diferentes tendencias del partido oficialista PSUV asumen las riendas del Poder. No se trataba en este caso de grupos que tenían armas para defender al débil; sino de tendencias o parcialidades que coexistían de manera legítima y legal dentro del abanico de fuerzas que conformaban el partido gobernante PSUV y que manejaba y controlaba el líder indiscutible Hugo Chávez. Estas personas y sus seguidores o aliados políticos consolidan su propio espacio, sus feudos o grupos y de forma acelerada, perdiendo fundamentos ideológicos y buscando únicamente el lucro personal y mantener a toda costa sus cuotas del Poder, han mutado a lo que internacional y modernamente se conoce como operadores de “crimen organizado”.

Para la Unión Europa, la Delincuencia Organizada Trasnacional se define y caracteriza por:

• Colaboración de más de dos personas
• Actuación prolongada en el tiempo
• Comisión de delitos graves
• Búsqueda de beneficios o de poder

Y al menos dos los siguientes indicadores:

Reparto especifico de tareas
Uso de algún tipo de control interno
Extensión al ámbito internacional
Uso de la violencia
Blanqueo de capitales
Uso de estructuras económicas o comerciales
Corrupción de autoridades públicas o empresas

Una segunda premisa del mundo criminal consiste en que es mucho más rentable y conveniente llegar a acuerdos y pactos para repartir negocios o territorios entre las organizaciones delictivas que enfrentarse en guerra internas. El mayor ejemplo es quizás la creación en los años 30 del siglo pasado de “La Comisión” a instancias del famoso gánster Lucky Luciano para dirimir cualquier diferencia entre las cinco familias de la mafia italoamericana que dominaban el crimen en Nueva York y se la pasaban enfrentándose en inútiles y sangrientas guerras. La Comisión fue una especie de “Consejo de Administración” que supervisó las actividades de la Mafia norteamericana y servía de mediadora cuando surgían conflictos entre las diferentes “familias”.

En el caso venezolano, la evolución fue distinta. Los jefes de cada feudo desempeñaban altos cargos burocráticos o partidistas y ya tenían sus propias estructuras, organizaciones y seguidores. En vida, Hugo Chávez jugaba y manipulaba los diferentes intereses o presiones de esos grupos y lograba mantener el equilibrio o desplegaba su liderazgo para imponer una dirección que sería acatada por todos. Pero con su ausencia todo el entramado revolucionario estaría en potencial peligro.
Durante los diferentes periodos de tratamiento en La Habana, Fidel Castro tuvo a su alcance y disposición a un enfermo y debilitado Hugo Chávez para influir sobre la escogencia de su sucesor; y por supuesto que este mantuviera todos y cada uno de los acuerdos y ayudas suscritas con Cuba. En un de las salas especialmente habilitadas para el paciente en el CIMEQ, en el barrio de Siboney, Castro le habría dicho:

-Hugo Rafael, óyeme tú, este muchacho Nicolás… Es bueno, te es muy leal…
-Si, pero es un poco bruto.
-Pero, chico, mejor así… Lo rodeamos con gente inteligente y listo.
-Puedo lograr que formalice su relación con Cilia. Ella es más comprometida ideológicamente, pero no es suficiente. Si allá empiezan a pelearse a dentelladas por el Poder, todo se va al carajo... Mi liderazgo deberá ser sustituido por acuerdos de interés común para todos. Fidel, necesito que tu gente nos ayude con eso.
-Hugo Rafael, chico, tú sabes que puedes contar conmigo para eso y para todo.

El teniente coronel Hugo Chávez que además de una incuestionable “intuición política” poseía también lo que se puede llamar “intuición criminal” para sembrar las bases de todo el desastre que actualmente ocurre en Venezuela, incluyendo la evolución de sus sucesores a jefes de bandas de delincuencia organizada, fue muy claro en el último mensaje que pronunció al país designando a Nicolás Maduro como su sucesor, justo antes de partir hacia la muerte en Cuba:

“Si en algo debo insistir en esta nueva… en este nuevo escenario, en esta nueva batalla, en este nuevo trance, diría un llanero por allá… Bueno, es en fortalecer la unidad nacional. La unidad de todas las fuerzas populares, la unidad de todas las fuerzas revolucionaras, la unidad de toda la fuerza armada, mis queridos soldados, camaradas, compañeros… La Unidad del Ejército, mi Ejercito, mi amado Ejercito… La marina, mi amada marina… Digo esto porque… Bueno, los adversarios, los enemigos del país no descansan ni descansarán… ¿Cuál es nuestra respuesta? Unidad, unidad y más unidad. Esa debe ser nuestra divisa… La unidad, la unidad, la unidad…”

Una tercera premisa que se repite en el mundo de las organizaciones criminales, es que, una vez con éxito en una modalidad delictiva, es mucho más fácil reinvertir los recursos obtenidos para fortalecer la propia industria delictiva o incursionar en otras modalidades, más que tratar de legitimar los capitales. El tráfico de cocaína genera ingentes recursos, aunque sea sólo por fungir como facilitadores locales de los envíos de organizaciones internacionales. En Venezuela, a partir del año 2002, luego de que altos oficiales y jerarcas del gobierno se involucran en el tráfico de la cocaína de las FARC, empiezan también a desarrollar diferentes modalidades criminales, como el contrabando de gasolina, el microtráfico de cocaína, la reventa de productos básicos regulados, el tráfico de armas hacia las cárceles y otras.
Una cuarta premisa del mundo criminal es que, luego de períodos de violencia, cuando se instaura lo que algunos expertos han llamado “pax mafiosa”, la violencia que generan sus actividades tiende a disminuir. Esto pareciera estar ocurriendo en los dos últimos años en Venezuela
Luego de un incremento incesante del índice de homicidios a partir de 1998, cuando ocurrieron 4.550 casos hasta registrar 28.479 en el 2016; en el año 2017 comienza un leve descenso que se acentúa el año siguiente, coincidiendo con las políticas de exterminio y de forzado acuerdo con las bandas criminales por el control del microtráfico de cocaína que imponen sectores del gobierno.
A estas premisas internacionales se añaden factores ya netamente locales. La izquierda democrática, la izquierda pensante que dominaba el mundo cultural venezolano y las universidades públicas, se fue separando gradualmente del chavismo al punto de que para la “Siembra del Comandante Eterno”, como los chavistas llaman la muerte de Hugo Chávez, sólo lo rodeaban incondicionales de poco talento, limitada formación, ambición desbocada, ningún principio ético, moral o democrático y desmesurado afán de lucro. En un arrebato de sinceridad, uno de ellos, Diosdado Cabello, en ese momento todopoderoso presidente de la Asamblea Nacional, en el 2013, confesó públicamente: “Él era el muro de contención de muchas de esas ideas locas que se nos ocurren a nosotros. Él imponía su liderazgo, su prudencia y su conciencia y nos evitaba actuar en muchas ocasiones con estas ideas locas nuestras. En la revolución, el cuerdo es el comandante Chávez, que nos ha enseñado. Nosotros hemos tratado de aprender con él…”

A diferencia de las familias que se repartiron las actividades criminales en Nueva York, que desde su origen se dedicaron a actividades ilícitas, las cuatro corporaciones o feudos que se reparten el “Botín Venezuela” nacieron como grupos con intenciones políticas o gremiales y evolucionaron rápidamente hacia organizaciones criminales. El “Botín Venezuela” es cuantioso. Una información publicada por el periodista venezolano Francisco Olivares en el 2017 señala que el monto manejado por las diferentes “mafias venezolanas” en los 18 años de gobierno chavista podría rondar los 800 mil millones de dólares.

La ya mencionada mutación también ocurrió porque durante sus gobiernos el teniente coronel Hugo Chávez se encargó sistemáticamente de corromper y premiar a corruptos y deshonestos como mecanismo para asegurar lealtades y debilitar la institucionalidad, disponiendo libremente y sin controles de la hacienda pública e incitando a sus funcionarios a “ensuciarse las manos” y hacer fortunas personales. Para el año 2013, cuando muere Hugo Chávez, los diferentes grupos que conforman las altas esferas del Gobierno ya estaban acostumbrados a tratar, negociar, asociarse y beneficiarse de negocios y grupos criminales con total impunidad.

A estos factores se añade el desprecio del fallecido Hugo Chávez hacia los valores y principios democráticos: separación de poderes, libertad de prensa, elecciones libres, etc… Cuando Chávez era presidente su gobierno se podía calificar, de acuerdo con el lenguaje de los politólogos como de “Autoritarismo Competitivo”. Al asumir la presidencia Nicolás Maduro en el 2013 luego de unas cuestionables elecciones y usurpar la presidencia luego de las fraudulentas elecciones de 2018, rechazadas por la mayoría de los países democráticos del mundo, se pasa a un “Autoritarismo Hegemónico”, es decir en lenguaje más comprensible, a una moderna dictadura dura y cruel y del uso instrumental de la Delincuencia Organizada a funcionar como Estructuras de Delincuencia Organizada. Culmina así uno de los fenómenos político-criminales mas singulares de la historia: una nación pasa a ser gobernada abiertamente por el crimen organizado.

Cómo funciona “La cúpula”, 
el más poderoso de los 4 grupos criminales 
que gobiernan Venezuela


Para septiembre de 2019 los cuatro grupos o feudos de delincuencia organizada que gobiernan a Venezuela son:

• La Cúpula, liderada por Nicolás Maduro, Cilia Flores y los asesores cubanos.
• El mal llamado “Cartel de los Soles” o para ser más precisos, el Alto Mando Militar de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.
• La tenebrosa “Corporación Siria” liderada por Tareck Zaidan El Aissami Maddah, Vicepresidente del Área Económica.
• La corporación familiar Diosdado Cabello.

Cada uno de ellos cumple con los estándares de la Unión Europea para ser calificados como grupos de delincuencia organizada.

De estas cuatro organizaciones “La Cúpula” es la más grande y también más difícil de precisar porque mezcla la gigantesca estructura del macro Estado venezolano y del Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV. Maneja actividades lícitas, así como ilícitas. Pero sólo unos pocos integran el núcleo en el que se toman las decisiones para mantenerse en el Poder y repartirse el cuantioso botín. La Cúpula mezcla la gigantesca estructura del macro Estado venezolano y del Partido Socialista Unido de Venezuela
La Cúpula mezcla la gigantesca estructura del macro Estado venezolano y del Partido Socialista Unido de Venezuela
El núcleo “duro” de La Cúpula se ha ido decantando y ahora lo conforman sólo cuatro personas: El Presidente Nicolás Maduro, su esposa Cilia Flores que se hace llamar la “Primera Combatiente” y los hermanos Rodríguez Gómez. Jorge que ahora ocupa la cartera del Ministerio de Comunicaciones, ha sido vicepresidente de Venezuela y presidente del Consejo Nacional Electoral y alcalde del municipio Libertador; y Delcy Eloína, fue presidenta de la ilegal Asamblea Nacional Constituyente, Ministra de Relaciones Exteriores, Ministra de Comunicaciones y actualmente ocupa la Vicepresidencia de Venezuela. Ambos son hijos de Jorge Antonio Rodríguez, dirigente de la extrema izquierda, asesinado a los 34 años en 1976 por torturas perpetradas por la policía política DISIP. En una sorprendente confesión pública en julio de 2018, la vicepresidente de la República Delcy Rodríguez se refiere a motivaciones muy personales para su participación en el Gobierno:
“La revolución es nuestra venganza por la muerte de nuestro padre y sus verdugos... Sabemos que la llegada del comandante Hugo Chávez fue nuestra venganza personal...”
El presidente Nicolás Maduro no toma ninguna decisión importante sin que sea antes aprobada por La Habana; y por lo general, las estrategias políticas, medidas o pasos a dar por el gobierno venezolano vienen dictadas directamente desde Cuba y son disciplinadamente instrumentadas por Nicolás Maduro. Así que, la eficiente y planificada seducción que ejerció Fidel Castro sobre Hugo Chávez, al morir éste y asumir la presidencia el “sucesor” recomendado por La Habana, se convierte en una relación de control directo sobre La Cúpula; además de contar con la larga experiencia de los agentes de inteligencia y estrategas cubanos para penetrar, reprimir, dividir, desinformar, manipular y hacer todo lo necesario para que Nicolás Maduro se mantenga en el palacio de Miraflores.

Ya desde los tiempos de las presidencias de Hugo Chávez dejaron de hacerse las reuniones formales de Consejo de Ministro. El “comandante eterno” gobernaba a través de su programa semanal “Aló Presidente” o con las impuestas y larguísimas cadenas de radio y televisión u ocasionalmente convocaba lo que él llamaba el “Alto Mando Político” para algunas cuestiones importantes; los funcionarios acusados de corrupción u otros delitos nunca fueron investigados, sino recompensados y ascendidos y los ministros rotaban sus posiciones, como si todos fueran especialistas o aptos para cualquier cargo. A partir del 2013, con Nicolás Maduro en la presidencia, se mantuvo ese esquema, pero con menos cadenas televisivas. Los obligatorios pases a retiro de la alta oficialidad fueron alterados de acuerdos a las conveniencias del momento y continuaron las rotaciones de los altos cargos, tratando de satisfacer a los diferentes grupos, pero siempre buscando disminuir la influencia de Diosdado Cabello. Los altos cargos se decidirían de la siguiente forma:

-Bueno, señores, aquí tengo la lista de mi próximo gabinete. Tareck, vas a dejar la vicepresidencia…
-¡Pero…!
-Calma, calma… Pasas a ser ministro de Industria y Producción Nacional…
-Pero, presidente…
-Vamos a crear unos cargos nuevos, para que también sigas de vicepresidente, pero del Área Económica, así mantienes la jerarquía…Elías, Aristóbulo te va a reemplazar en el ministerio de educación… Es bueno que descanses un tiempito, luego te reubicamos… Aristóbulo, ¿tú no has ocupado ese cargo, no?
-No, presidente, yo he sido vicepresidente de la República, Canciller, ministro de las Comunas y…
-Señores, dejen las caras largas, ustedes saben bien que estos cargos son por un tiempito… Además, esta lista ya la aprobó La Habana.
-¿Y cómo queda Diosdado?
-Irá a la presidencia de la Asamblea Constituyente, para que se siga desgastando con ese hueso…

Un segundo círculo de La Cúpula la conforman un puñado de funcionarios que se rotan cargos ministeriales o presiden las principales instituciones del Estado; se mantienen a la orden y al servicio de La Cúpula, prestos a ocupar los altos cargos que se les indique.

Ellos son: Aristóbulo Iztúriz Almeida, Jorge Alberto Arreaza Montserrat (todavía esposo de Rosa Virginia Chávez, hija del fallecido presidente Hugo Chávez, del cual está actualmente separado), Iris Varela, Isaías Rodríguez, Hermann Escarrá, Francisco Ameliach, Adán Chávez, hermano mayor del difunto presidente y vestigio del chavismo, sólo para mencionar a los más conocidos.

La Cúpula es un grupo de origen fundamentalmente civil, nacido con afinidad ideológica de izquierda. Cuenta como operadores políticos algunos militares activos, como el ministro de Relaciones Interiores mayor general Néstor Reverol y al director de la policía política SEBIN, mayor general Gustavo González López, ambos en la lista OFAC del Departamento de Estado de Washington y en el caso de Reverol, con un juicio abierto por narcotráfico en Nueva York. Si bien son altos oficiales de las fuerzas armadas, desde los tiempos de la presidencia de Hugo Chávez sus actividades ilícitas los ha convertidos en rehenes de sus propios delitos e individuos sumisos a las órdenes de La Cúpula, que pudiera prescindir de ellos simplemente sustituyéndolos en sus cargos de libre remoción. Ambos fueron “hombres” de Diosdado Cabello e intervinieron en las operaciones de narcotráfico del mal llamado “Cartel de Los Soles”, pero ahora son operadores del principal grupo corporativo criminal. A éste circulo pertenece también la almirante Carmen Meléndez, que bajo el manto protector de la “primera combatiente” Cilia Flores ha sido ministra de la Defensa, de relaciones Interiores, del Despacho de la Presidencia y actualmente es gobernadora del estado Lara.

La Cúpula cuenta también con “Operadores Funcionales” como Mikael Moreno, presidente del Tribunal Supremo de Justicia, de Tibisay Lucena y las otras rectoras del Concejo Nacional Electoral, CNE, el órgano rector en materia electoral y sumiso a las instrucciones del Ejecutivo; Freddy Bernal, quien maneja y dirige la discriminatoria distribución y venta de las bolsas de comida llamadas CLAP e intenta reinar en el fronterizo estado Táchira; Jaqueline Coromoto Faría, actualmente ministra de Comunicaciones.
Las principales áreas delictivas de La Cúpula son corrupción, sobreprecios, sobornos, nepotismo, comisiones en cuánta obra pública se proyecte, tráfico de influencias y peculado.
Violando todo procedimiento constitucional se ha inventado una especie de “Supra-poder” con la instauración de la Asamblea Nacional Constituyente. También cuenta a medias con las principales policías nacionales. La Cúpula posee un brazo armado propio: las bandas motorizadas armadas que se activan y desactivan para amedrentar, golpear o disparar contra los “enemigos políticos”. Igualmente cuenta con el apoyo, menos incondicional, pero apoyo al fin, de muchos de los Colectivos que gobiernan territorios de la parroquia 23 de Enero de Caracas y de otras ciudades de país.

La Cúpula maneja con total discrecionalidad el presupuesto de la Nación. Es sin duda el grupo más poderoso de Venezuela, por contar con los recursos económicos y logísticos del Poder. Sus principales áreas delictivas son la corrupción, sobreprecios, sobornos, nepotismo, comisiones en cuánta obra pública se proyecte, tráfico de influencias y peculado. Están involucrados en los escándalos de Oderbrecht o las cuentas secretas en Andorra; así como en los multimillonarios negociados surgidos en torno al control cambiario impuesto en Venezuela desde el año 2002. Pero, sin duda el manejo sin controles de la estatal petrolera PDVSA, que antes de 1999 figuraba entre las 10 empresas más poderosas del mundo es su principal fuente de recursos; una segunda, pero no menos importante fuente de ingresos ilícitos gira en torno al control cambiario y los diferentes entes gubernamentales creados para adminístralo:

CADIVI, SICAD 1, SICAD 2, SIMADI, CENCOEX... En ellos funcionó la opacidad y discrecionalidad y fueron el paraguas para muchos negociados, algunos burdos, otros más sutiles, para exponenciar fortunas ilegales.

Algunos miembros periféricos de La Cúpula intentaron también hacer sus propias jugadas con el narcotráfico y en 2015 cayeron con pasmosa inocencia en la trampa internacional que les tendió la DEA, lo que se conoce ahora como el caso de los “Narcosobrinos” Efraín Antonio Campo Flores y Francisco Flores de Freitas, sobrinos de sangre y de adopción de la primera dama Cilia Flores.

Miembros de La Cúpula participan y se benefician de la gran industria mafiosa llamada “pranato” que se permitió instaurar y consolidar en el sistema penitenciario venezolano y que genera millonarios ingresos a través de “La Causa” que deben pagar puntualmente los presos o sus familiares por sobrevivir u obtener cualquier mejora o beneficio, por el tráfico interno de drogas, prostitución y explotación sexual, por la comida, por vivir hacinados o gozar de alguna mínima comodidad.

Las cárceles venezolanas son el infierno en el que reina como ministra del Servicio Penitenciario Iris Varela, a la que llaman “comandante fosforito” por sus encendidas y muchas veces violentas defensas del proceso revolucionario. Es la ministra que mas ha durado en una cartera porque más nadie en la estructura de poder quiere ese cargo. Varela no ha dudado en sacarse fotos en cama con alguno de los “pranes” o de sacar a presos para defender con armas a la revolución, como ocurrió en febrero pasado.

La Cúpula se aprovecha del poder, del acceso a información privilegiada y contar con la protección y la ausencia de controles o de investigación a sus actividades para hacer negocios semi legales o legales con el acceso a dólares a las tarifas preferenciales reservadas al Estado, la obtención de permisos de importación de alimentos y bienes de consumo, la distribución y reventa de alimentos y medicinas, la explotación ilegal o semi legal del oro, la minería a gran escala de criptomonedas, la explotación semi clandestina del oro, diamantes y coltán en el estado Bolívar y por supuesto, del uso y usufructo de bienes, aviones, vehículos, camionetas blindadas, escoltas y facilidades de todo tipo provistas por el Estado.

La Cúpula es responsable directa de muchos homicidios cometidos por las “bandas motorizadas”, su fuerza de choque, tanto en las olas de protestas públicas del año 2014 como en las del 2017; así como de las detenciones arbitrarias e ilegales; y torturas cometidas en los centros de detención hacia líderes y voceros de oposición, periodistas y oficiales de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana detenidos.

La Cúpula, en la que figura como miembro principal Nicolás Maduro, electo de forma dudosa en las elecciones del 2013 y que desde enero del 2019 ha usurpado la presidencia de Venezuela, también es la principal responsable de la crisis general y catastrófica que padece el país: hambre, emigración forzosa de 4 millones de venezolanos, muerte de niños y enfermos por falta de medicinas, inseguridad, carencia de los servicios más elementales y de los derechos fundamentales.

Gánate tu cédula, venezolano