De Frente: Chile y Venezuela
La diferencia abismal en la suerte de ambas naciones no tiene otra explicación que la naturaleza de las políticas económicas que han implementado en las últimas décadas.
Dos países latinoamericanos en las antípodas del desarrollo. Uno con un modelo inspirado en las ideas de Milton Friedman, el otro con políticas que no hace mucho eran alabadas por Joseph Stiglitz. Uno es una historia de éxito, el otro sufre una de las crisis humanitarias más agudas jamás vistas en el hemisferio occidental.
La semana pasada el FMI proyectó que Chile será el primer país de Sudamérica en alcanzar los $30.000 per cápita en el 2022. También advirtió de que para el 2023 el ingreso per cápita de Venezuela se habrá contraído en un 60 % con respecto al 2013. La diferencia abismal en la suerte de ambas naciones no tiene otra explicación que la naturaleza de las políticas económicas que han implementado en las últimas décadas y que han sido documentadas por el índice de libertad económica en el mundo que publica el Fraser Institute de Canadá.
Mientras que Chile es la economía que más abraza el libre mercado en América Latina –y está de 15 en el globo–, Venezuela se hunde en la última posición de los 162 países analizados. Pero el reporte muestra que las cosas no siempre fueron así: en 1975 Venezuela era la economía más libre de la región y Chile era una de las más cerradas del planeta.
Los papeles eran inversos. Venezuela era el país más rico de Sudamérica y una saludable democracia en una región plagada de dictaduras militares. Era el destino de cientos de miles de inmigrantes europeos y refugiados latinoamericanos. Sin embargo, la adicción de la clase política con la renta petrolera ya empezaba a hacer estragos y daría paso a la nacionalización del crudo en 1976. A partir de entonces, empieza el declive de libertad económica de Venezuela, el cual se aceleró con la llegada del chavismo en 1999.
En 1975, Chile seguía sufriendo las consecuencias de las políticas marxistas de Allende: la inflación era del 380 %, había alto desempleo y la mitad de la población estaba sumergida en la pobreza. Por algún motivo, la dictadura militar decidió confiar el manejo de la economía a los llamados “Chicago Boys”, quienes procedieron a ejecutar un ambicioso programa de reformas de libre mercado. Chile no solo se hizo el país más rico de la región, sino que también acabó convirtiéndose en su democracia más sólida.
Dos países, una lección.
De 1971 a 2003, tanto Chile como la República Bolivariana de Venezuela experimentaron períodos de creciente estatismo en su política económica. En Chile, sin embargo, fue solo un episodio corto (experimento socialista de Allende en 1971-73), mientras que en la República Bolivariana de Venezuela esta dirección política se mantuvo casi durante todo el período cubierto por el análisis (con su culminación siendo electa la administración populista de Chávez en 1998). Durante estos períodos, las empresas estatales crecieron en ambos países; los mecanismos de mercado también se vieron perturbados por controles de precios administrativos y restricciones impuestas a la libertad de entrada en el mercado y limitaron la actividad comercial en muchos sectores de la economía… Además, se impusieron severas restricciones al comercio exterior y a los flujos de capital. En Chile, el experimento estadístico se interrumpió después de tres años, una vez que llevó a la economía a un estado de profundo desequilibrio con un déficit gigante y una inflación sin control. Se inició un programa radical de estabilización económica y reformas que ampliaron el alcance de la libertad económica. Este cambio dramático en la orientación económica produjo resultados positivos. Desde la segunda mitad de la década de 1980 hasta el final del período analizado (2003), Chile fue el país de más rápido crecimiento en América del Sur. Cómo el libre mercado produce mejores resultados.
Chile y Venezuela:
El índice de Libertad Económica en el Mundo, que publica el Fraser Institute de Canadá, documenta la diferencia abismal en la suerte de ambas naciones, cuya explicación recae en la naturaleza de las políticas económicas que han implementado en las últimas décadas.
Chile es la economía que más abraza el libre mercado en América Latina –ocupa el puesto 15 a nivel mundial–, Venezuela se hunde en la última posición de los 162 países analizados para el reporte de 2018.
Venezuela ocupa la última posición en el Economic Freedom of the World 2018, que examina el impacto de la libertad económica en la inversión.
El reporte muestra que las cosas no siempre fueron así: en 1975 Venezuela era la economía más libre de la región y Chile era una de las más cerradas del planeta.
Los papeles eran inversos. Venezuela era el país más rico de Sudamérica y una saludable democracia en una región plagada de dictaduras militares. Era el destino de cientos de miles de inmigrantes europeos y refugiados latinoamericanos.
Sin embargo, según Hidalgo, “la adicción de la clase política con la renta petrolera ya empezaba a hacer estragos y daría paso a la nacionalización del crudo en 1976”. A partir de entonces, empieza el declive de libertad económica de Venezuela, la cual se aceleró con la llegada de Hugo Chávez.
Chile es el país de Latinoamérica mejor posicionado el índice que analizó 162 economías para su informe de 2018.
En 1975, Chile sufría las consecuencias de las “políticas marxistas de Allende”: La inflación era del 380%, había alto desempleo y la mitad de la población chilena estaba sumergida en la pobreza.
Por algún motivo, explica analista, la dictadura militar decidió confiarle el manejo de la economía a los llamados “Chicago Boys”, quienes procedieron a ejecutar un ambicioso programa de reformas de libre mercado.
“Chile no solo se hizo el país más rico de la región, sino que también acabó convirtiéndose en su democracia más sólida”, sostiene Hidalgo.
Chile y Venezuela: Dos países, una lección
Economic Freedom of North America
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