EL Rincón de Yanka: LOS TARTUFÓCRATAS O HABLAPAJAS: ¿POR QUÉ LOS INTELECTUALES ODIAN EL CAPITALISMO? 🗽

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lunes, 19 de noviembre de 2018

LOS TARTUFÓCRATAS O HABLAPAJAS: ¿POR QUÉ LOS INTELECTUALES ODIAN EL CAPITALISMO? 🗽

¿Por qué los intelectuales 
odian al capitalismo?


Una de las joyas del legado de Jouvenel es su conferencia, “Los intelectuales europeos y el capitalismo”, publicada en el libro "El Capitalismo y los Historiadores". En ella medita sobre esa tendencia a odiar las instituciones de mercado que es tan común entre los “intelectuales occidentales”.

Porque los "intelectuales" o "intelectualoides", "la cultura", todos ellos odian al capitalismo y hay un estigma, como que esta bien odiar el capitalismo. Esta bien visto eso.
¿Por qué entonces todos esos intelectuales están en contra del proceso de cooperación social basado en el mercado?
Esto es por tres razones:

1. Desconocimiento
Ellos desconocen el proceso de mercado. El orden social empresarial según Hayek es el orden mas complejo del universo.
¿Cuánto tarda un economista en sólo empezar a entender el sistema económico y el capitalismo?
El capitalista necesita hacer un esfuerzo diario para mantenerse actualizado, necesita dedicar tiempo y esfuerzo para entender ese proceso.
Ese esfuerzo diario aplicado en entender el capitalismo, no existe en la mayoría de los intelectuales.
Los intelectuales creen que estudiaron mucho, se dan mucha importancia a si mismos, pero la mayoría de los intelectuales son completamente ignorantes respecto a las ciencias económicas.

2. Soberbia del falso racionalista
El intelectual piensa que sabe mucho mas que otras personas, ya sea porque es una persona muy refinada, porque ha estudiado muchas carreras, o porque leyó muchos libros, o porque va a muchas reuniones con otros intelectuales, porque se presenta en premios, cree que es el mas inteligente y fácilmente cae en la arrogancia o la soberbia hasta creer que es mas inteligente que nosotros mismos y sabe mejor que nosotros que tenemos que hacer. Se ríe de la gente común.
Al soberbio intelectual le parece una ofensa a su sensibilidad encender la televisión, desprecia los anuncios, se escandaliza de la falta de cultura de la gente común, desde su pedestal se permite criticar lo que hacemos porque se cree mas inteligente que nadie, y sin embargo, como dijimos mas arriba, sabe muy poco...
Sabe muy poco de lo que sucede y es un peligro potencial, detrás de todo intelectual hay un dictador en potencia, y apenas algo de poder político va a pretender imponernos a todos los demás sus puntos de vista.
Desde ya, el intelectual va a considerar que sus propios puntos de vista son los mejores, los mas refinados, los mas cultos.
Si a la ignorancia le sumamos la arrogancia de pensar que saben mas que nosotros, que son mas cultos, mas refinados... son un peligro. Detras de cada dictador de la historia, sea Hitler, sea Mussolini,
sea Stalin, siempre hubo una corte de intelectuales aduladores que intentaron darle base, desde el punto cultural, ideológico, filosófico, etc

3. Resentimiento y envidia
El intelectual es una persona profundamente resentida. El intelectual esta en una posición incomoda en el mercado. La mayoría de las veces, el valor de mercado de lo que el aporta al proceso productivo, es muy reducido.
Un intelectual estudio durante tantos años, la ha pasado muy mal, y resulta que escribe esas obras literarias que son un mamarracho, que no las compra nadie, eso lo hace resentido.
Algo mal esta en la sociedad capitalista cuando no valora lo que yo hago.
Mis novelas, mis artículos, mis novelas, mi refinado arte no es valorado.
Y aunque tenga suerte, me ponga de moda, aunque me convierta en un Borges, nunca es lo suficiente, nunca se me paga lo suficiente teniendo en cuenta lo que yo valgo como intelectual sobre todo comparándome con la basura que me rodea.
No puedo resistir como intelectual, que a lo mejor, un superignorante, un inculto, un vulgar empresario gane 10, 100 veces mas que yo, simplemente porque esta vendiendo cualquier cosa absurda, como zapatos, ladrillos, ropa, y se esta llenando de dinero. Eso es una sociedad injusta.
A los intelectuales no se les paga lo que vale, y a cualquier ignorante le pagan 10 o 100 veces más que ellos, solamente porque se dedica a producir algo que las masas incultas piden. Resentimiento y envidia. Si al resentimiento y la envidia le sumamos soberbia e ignorancia, no nos debemos sorprender que ese grupo actúe de manera sesgada del proceso de mercado.Son profundamente anticapitalistas y se presentan como los héroes del socialismo, del progresismo, de la redistribución.
(Bertrand de Jouvenel - Francia 1903-1987)

 


*Tartufócrata: hipócrita que nos convence de que todos formamos parte de una categoría metafísica sagrada (nación, pueblo, patria etc.) que él protegerá contra enemigos tan abstractos como macabros: oligarquías, judíos, islamismo, cristianos, medios privados, capitalistas, trasnacionales, importaciones chinas, masones, rojos, el chupacabras, inmigrantes, etc.
Clases de Tartufócrata
La historia los bautiza de distinta forma, según surgen: fascistas, comunistas, socialdemócratas, neoconservadores, neosocialistas, ecologistas, nacionalistas, independentistas, etc. Unos se dicen de derecha, otros se dicen de izquierda. Todos quieren que el Estado convierta sus prejuicios en leyes.


VER+:

"Me han preguntado mil veces qué autores hay que leer para construirse una visión del mundo alternativa a la descomposición presente. Me faltan ciencia y sabiduría para contestar a esa pregunta, pero sí puedo contar qué autores me han marcado y por qué. Por supuesto, sigo buscando. Hoy: Bertrand de Jouvenel.

No hace falta un policía en cada esquina: a veces el poder puede usar formas más sutiles y, por ello, más eficaces. Hoy vivimos un tiempo en el que el poder quiere penetrar en todas partes, incluida la libertad moral de las personas. Buena ocasión para recordar a alguien que vio venir el fenómeno y que lo pintó con unos rasgos inquietantes: los del Minotauro. ¿Y quién se opone al Minotauro? La libertad real, radical, primaria, de quien está dispuesto a sacrificar su seguridad para ser libre. Eso es lo nos explicó Bertrand de Jouvenel".
Y bien, ¿por qué, hoy, Jouvenel? Primero, porque sus obras son fundamentales para conocer el pensamiento de la segunda mitad del siglo XX. Además, porque Jouvenel propone una alternativa muy europea a las formas de liberalismo que en los últimos años han venido circulando por nuestro mundo. Y hoy, quizá sobre todo, porque sus temores sobre el Minotauro se han verificado: sin necesidad de meternos a la policía en casa, el poder, libre de límites reales, se extiende por todas partes, mutila las libertades naturales de las personas –incluso en la autonomía moral- y está desmantelando todas las instituciones propiamente humanas para sustituirlas por su propio mecanismo, el de un poder que no conoce fronteras. Eso Jouvenel ya lo vio. Las soluciones que propuso siguen mereciendo atención.

Autor: Bertrand de Jouvenel

Bertrand de Jouvenel (1903 - 1987) fue un filósofo, economista y político francés. En su obra más famosa, La civilización de la potencia: De la economía política a la ecología política, destaca tres puntos importantes de la civilización occidental: El desarrollo económico, la relación del hombre con la naturaleza y la muerte de lo efímero. Defensor del ecologismo, se le considera en conjunto con Nicholas Georgescu-Roegen fundador de la economía ecologista. Fue también miembro de la Sociedad Mont Pelerin.
Su libro "Sobre el poder": Historia natural de su crecimiento, es una crónica del crecimiento del poder político a lo largo de la historia. Este libro incluye un capítulo titulado “Democracia totalitaria”. Allí de Jouvenel explica que cuando se valora el Estado de Derecho, se realizan esfuerzos para evitar la concentración de poder. No obstante, las teorías del “bienestar general”, que se basan en la supuesta infalibilidad de la voluntad popular, parecen estar imponiéndose y construyendo el camino hacia la legitimización de una sucesión de demagogos y dictadores con poderes ilimitados. Bertrand de Jouvenel concluye que cuando la democracia se convierte en un fin, y no simplemente en un medio, esta logra manifestarse en sus formas más repugnantes y suele conducir a una concentración de poder que sería inimaginable en siglos previos.

¿Por qué los intelectuales odian el capitalismo? - Jesús Huerta de Soto

OJALÁ - JUAN MEDICI