EL Rincón de Yanka: #IDEOLOGÍAdeGÉNERO: DESCONSTRUCCIÓN PERSONAL Y SOCIAL

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miércoles, 5 de abril de 2017

#IDEOLOGÍAdeGÉNERO: DESCONSTRUCCIÓN PERSONAL Y SOCIAL


La ideología de género 
o la “desconstrucción” 
personal y social
Ya en la IV conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre la Mujer, realizada en 1995 en Pekín, se hace presente, con pretensiones de introducirse en el lenguaje común, la “perspectiva de género”. En el marco de esa reunión la mesa directiva de la ONU dio esta definición: 

“El género se refiere a las relaciones entre mujeres y hombres basadas en roles definidos socialmente que se asignan a uno u otro sexo”. Como esta definición no pareció suficiente, se pidió aclararla, en los siguientes términos: 

“El sentido del término ¨género¨ ha evolucionado, diferenciándose de la palabra ´sexo´para expresar la realidad de que la situación y los roles de la mujer y del hombre son construcciones sociales sujetas a cambio”.

Quedaba claro, así, que había que separar el término “sexo”, cuyo sentido sería sólo biológico, del de “género”, que se referiría a los “roles” o “papeles” asignados a través de la historia, por la sociedad, por una anónima “cultura”. Durante siglos se ha unido el sexo femenino con las tareas de la maternidad y crianza de los hijos junto a las tareas domésticas que dicho cuidado lleva consigo; y, al sexo masculino el papel de proveedor del sustento, trabajador fuera del hogar. Esta división radical mujer-madre-hogar/hombre-jefe del hogar- trabajador ya ha sido ampliamente cuestionada por feministas de variados matices. ¿Qué es lo nuevo que aporta la “perspectiva de género”?

Neo-marxismo: la relación hombre-mujer es la relación opresor-oprimido
Según el marxismo, como se sabe, la entera Historia se explica por la lucha de clases: dominantes, opresores, propietarios versus dominados, oprimidos, desposeídos. Esta versión clásica del marxismo se lee en clave económica y lleva a la abolición de las clases en una sociedad plana, sin propietarios y sin autoridad. Ante el fracaso teórico y práctico del marxismo en su versión original, no faltaron antes ni ahora otras versiones más “culturales”, menos economicistas. Estas versiones cifran el antagonismo de clase en otros factores; en el caso presente, se trata de la oposición hombre-opresor/mujer-oprimida en el seno del matrimonio monógamo1. No podemos ocultar que en un país con tan marcadas actitudes machistas, como es el Perú actual, estas frases suenan atractivas para ciertas mujeres deseosas de mayor “libertad”.

El siguiente texto de la feminista de género Shulamit Firestone explica mejor de qué liberación se trata:”…asegurar la eliminación de las clases sexuales requiere que la clase subyugada (las mujeres) se alce en revolución y se apodere del control de la reproducción; se restaure a la mujer la propiedad sobre sus propios cuerpos, como también el control femenino de la fertilidad humana, incluyendo tanto las nuevas tecnologías como todas las instituciones sociales de nacimiento y cuidado de niños. Y así como la meta final de la revolución socialista era no sólo acabar con el privilegio de la clase económica, sino con la distinción misma entre clases económicas, la meta definitiva de la revolución feminista debe ser igualmente -a diferencia del primer movimiento feminista- no simplemente acabar con el privilegio masculino sino con la distinción de sexos misma: las diferencias genitales entre los seres humanos ya no importan culturalmente”2.

Se señala una distancia entre sexo (limitado a genitalidad) y los roles que se ejercen, en tanto que estos se definen “desde fuera” de lo dado biológicamente, es decir, lo roles se construyen social o culturalmente.

Lo que se busca como meta es que “cese la opresión”, es decir, se busca la absoluta igualdad de todos, no importa cuál sea su sexo. Así resultaría una nueva sociedad, sin clases, pero esta vez “clase” ya no se refiere a la separación entre ricos y pobres. La revolución cultural latente detrás de la redefinición de papeles o roles sociales traería como final feliz -liberador- una sociedad donde cada cual decide su propio rol. Así declara otra feminista de género: “no habría presunciones sobre roles masculino o femenino; dar a luz estaría conceptualmente tan distante de la crianza infantil, que sería motivo de asombro que hombres y mujeres no fueran igualmente responsables de las áreas domésticas, o que los hijos pasaran mucho más tiempo con uno de los padres que con el otro”3. Es fácil advertir que al lado de algunos conceptos admisibles por las feministas “tradicionales”, y por otros, no necesariamente feministas (que el hombre asuma un papel más activo en el hogar), se pretende “colar” ideas como la de una “separación” más o menos habitual de uno de los padres; al menos eso es lo que aparenta este texto, tomado del artículo titulado “Change the family, change the world”. Así, la familia va cayendo en desprestigio, pues adopta el papel de institución represora, que obliga a aceptar unos papeles y, especialmente a que la mujer esté sometida al varón. Esta postura llevada al extremo aparece en este otro texto: “No debería autorizarse a ninguna mujer a quedarse en casa para cuidar a sus hijos. La sociedad debe ser totalmente diferente. Las mujeres no deben tener esa opción, porque si esa opción existe, demasiadas mujeres decidirán por ella”4.

Ataque a la naturaleza
Es irónico, pero lo cierto es que en el párrafo anterior se advierte una gruesa falacia -como tantas frases que quedan sin demostración- de estas intelectuales de “nueva izquierda”:para que la mujer se libere hay que impedirle elegir el rol de esposa, madre, ama de casa, o, de lo contrario muchas (ciegas, ingenuas que no advierten que son presa de la sociedad dominante) lo elegirán. Es evidente que desde esta ideología no interesa analizar más a fondo el ¿por qué tienden a elegir justamente aquello que las mantiene sometidas, atadas a la esclavitud del hogar? ¿Realmente, las mujeres que eligen este papel en la vida son tan desgraciadas? ¿Siempre y sin remedio son cruelmente desplazadas por el varón que las “somete” a su gusto? Puede ser cierto que existen sociedades en las que las mujeres han sufrido vejaciones por su condición de mujeres y madres. Pero toda generalización, como la que aquí se hace, debe ir seguida de algún tipo de demostración. Claro que las feministas de género intentarán por todos los medios hacerse con las estadísticas de los países en vías de desarrollo para mostrar la verdad de estos abusos, que existen, nadie lo duda. Pero de ahí a las generalizaciones absolutas a las que llegan, hay mucho trecho.Y es que la ideología de género no es sino una de las consecuencias de haber ignorado -durante bastante tiempo- y en amplios sectores del pensamiento occidental, la noción de naturaleza. Aquí esta palabra se usa en el sentido técnico que le da la filosofía de “ser intrínsecamente y por esencia así”5.

Para quien no es capaz de entender las cosas así, ya no hay una naturaleza intrínseca a cada ser y, por lo tanto, se puede revocar lo que se ha definido anteriormente como “natural” para redefinirlo, esta vez a voluntad de cada quien. En la tradición filosófica que va de Aristóteles a Tomás de Aquino, (continuada actualmente por ciertos filósofos del lenguaje e, implícitamente, por una gama amplia de pensadores procedentes de tradiciones filosóficas no-tomistas) el concepto de naturaleza de las cosas enlaza directamente con los conceptos de Inteligencia Superior (“formador de las naturalezas”) y, mejor, en la tradición cristiana, con Creador (origen de las naturalezas). De ahí el carácter voluntarista de esta ideología; mejor, su anti-teísmo. Si la llamada naturaleza fastidia, hay que rechazarla. Dice Firestone: “La humanidad ha comenzado a sobrepasar a la naturaleza; ya no podemos justificar la continuación de un sistema discriminatorio de clases por sexos sobre la base de sus orígenes en la Naturaleza”6.

La “Des-construcción” de la sociedad: el Proyecto contra la Familia
Es claro que a cambio de los viejos roles hay que proponer otros. Pero, ¿cuáles? Y, no menos importante, ¿cómo lograr cambiarlos?

Hasta ahora conocíamos filosofías de la Revolución en variadas versiones, realizadas a lo largo de la Historia sólo mediante la fuerza militar, la presión calculada, el miedo, la sospecha, el secreto y siempre, la mentira. Algunos de esos elementos están presentes en esta nueva versión revolucionaria. Lo que llama la atención de esta agenda feminista-de-género es el poder económico y de persuasión que movilizan con aparente afán de una liberación de la mujer. El poder económico queda patente, al ser esta Agenda la “oficial” de los países del Norte (desarrollados). Por ejemplo, en la Propuesta del Consejo Europeo para la Plataforma de Acción de Pekín se lee: “Ya es hora de dejar en claro que los estereotipos de géneros son anticuados: los hombres ya nos son únicamente machos que sostienen la familia ni las mujeres sólo esposas y madres” 7.

Si la familia tradicional está en entredicho, también lo está algo directamente ligado a ella: la fertilidad. Desde este ángulo, hay quienes desde la preocupación por la sobrepoblación del planeta (hipótesis nunca acabada de demostrar y negada por muchos científicos) defienden ¡no una mayor solidaridad -justicia- en la que los excedentes del Norte sobre-alimentado ayuden al desarrollo del Sur hambriento! sino que la nueva mentalidad imperialista del Norte demanda unilateralmente la aplicación de políticas poblacionales controlistas. Dentro de este encuadre es que hay que entender también algunas propuestas de las feministas de género. Se dijo en una Reunión de Consulta del Fondo de Población de las Naciones Unidas: “Para ser efectivos en el largo plazo, los programas de planificación familiar deben buscar no sólo reducir la fertilidad dentro de los roles de género existentes, sino más bien cambiar los roles de género a fin de reducir la fertilidad”8.

Los nuevos Roles
Como era de suponer, ya no se puede hablar de hombre o mujer sin más: eso sería pura biología. Hay que añadir la “orientación sexual”, es decir, la re-construcción obrada por la nueva cultura, que supone la libre disposición de mi cuerpo, a voluntad, ya que quedó claro que no existe una naturaleza humana femenina/masculina.

Los nuevos roles son cinco: mujeres heterosexuales, mujeres homosexuales, hombres heterosexuales, hombres homosexuales y bisexuales.

Así quedan re-definidos los sexos. Ya no hay bi-polaridad y por tanto hay libertad de opción y no imposición por la genitalidad 9. Así, entra en escena desde la “nueva perspectiva”, la promoción de gays y lesbianas. Es lo que una feminista de género llama “sociedades más imaginativas” y que permite a las nuevas familias tener hijos: es decir, no habría razón para impedir que los homosexuales críen niños como propios. “En sociedades más imaginativas, la reproducción biológica podría asegurarse con otras técnicas”10.

“Desconstrucción” de la Educación
Para poner en marcha este Programa no hay que escatimar esfuerzos. Especialmente se debe promover una educación que deshaga la asociación de ciertos trabajos con la feminidad y, al mismo tiempo, introducir la idea de la mujer liberada del yugo que representa la carga de los hijos y los trabajos del hogar. Total, la organización social y familiar no es más que una “costumbre ancestral” brutalmente impuesta y aprovechada por los hombres… En el mismo Foro del Consejo de Europa se habla de “eliminar(se) los estereotipos en los textos escolares y concientizar en este sentido a los maestros, para asegurar así que niñas y niños hagan una selección profesional informada, y no en base a tradiciones prejuiciadas sobre el ´género´”11.

Es evidente que el lenguaje a utilizar en semejantes pretensiones debe ser cuidadosamente elaborado, teniendo en cuenta las tradiciones y la sensibilidad de la gente. Así como la “eliminación del hijo no deseado” (aborto) se introdujo en muchos países en base a slogans como mi cuerpo es mío -como si el feto fuera un apéndice de la madre-; las feministas de género usan expresiones de presentación “amable”. Es más, dan cauce a toda una generación de mujeres que han oído hablar hasta la saciedad de liberación, sin poder hacer nada realmente liberador, es decir, sin poder destruir, exterminar, cambiar radicalmente a otra cosa. Ahora, por fin, hay una ideología que pone en términos asequibles acciones reales, es decir, a mi alcance, como lo es la “libre elección de reproducción”, lo que puede incluir, naturalmente, el aborto. Y “estilo de vida” va referido a la libertad de ser homosexual, así como usar mi sexualidad “como me dé la gana”. Igualmente hay que entender por “derechos reproductivos” los siguientes: encargar un hijo un par de lesbianas; abortar; esterilizarse, y otros caminos inéditos que abrirán cauces “más imaginativos” a la sociedad para vivir más libremente.

La eliminación de parámetros objetivos para determinar la naturaleza y bondad de las acciones humanas conduce a un pandemonium de considerable magnitud, antes que nada mental. Pero si se vive como se piensa, esta desconstrucción puede acabar en la pérdida de numerosas personas humanas, convertidas en seres des-personalizados12.


  1. Aunque ya Engels sentó las bases para una interpretación clasista de la familia. Cfr. El origen de la Familia, la propiedad privada y el Estado.
  2. Firestone, Shulamit, The dialectic of sex (1970). Bantam Books, New York.
  3. Moller Okin, Susan, “Change the family, change the world”, Utne (1990) Marzo-Abril, p.75.
  4. Hoff Sommers, Christine, Who stole feminism? (1994) Simon Schuster, New York, p.257.
  5. La esencia del ser humano es un significado complejo, que involucra cuerpo y espíritu. Así, podemos decir que el ser humano es sexuado, característica que se extiende a toda la naturaleza humana -y no sólo a la genitalidad-. En este sentido es que decimos, por ejemplo, que alguien “actúa, camina, siente…” como hombre o como mujer.
  6. Firestone, The dialectic of sex, op.cit., p.10.
  7. Consejo de Europa, “Equality and Democracy: Utopia or Challenge?”(1995), Palais del´Europe, Strasbourg.
  8. Division for the Advancement of Women, “Gender Perspective in Family Planning Programs”.
  9. Como se ve disociar “genitalidad” de “sexualidad” es arbitrario por anti-natural, como dijimos más arriba. (Nota 5).
  10. Harmann, Heidi, “The Unhappy Marriage of Marxism and Feminism” Women and Revolution (1981) South End Press, Boston, p.16.
  11. Consejo de Europa, op.cit., p.38.
  12. No de la persona en cuanto tal, que es indestructible; pero sí de la persona en sus manifestaciones propias, especialmente en su capacidad de amor, de amistad y otras capacidades que van unidas a la esfera más íntima de su ser, sin las cuales no se puede realizar como persona. Estas capacidades brotan de una personalidad auténtica, no trastocada.
Masculino o Femenino, desconstrucción personal y social

Damián Galerón. Orígenes del movimiento gay