EL Rincón de Yanka: Cautivos de una religión burguesa

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jueves, 23 de agosto de 2007

Cautivos de una religión burguesa

No es fácil saber en qué consistió exactamente el gesto indignado de Jesús en el Templo de Jerusalén, pero los investigadores no dudan que estuvo motivada por una convicción profundamente enraizada en su corazón:
Allí donde se busca el propio interés no hay sitio para un Dios que es Padre de todos. En esa religión puede funcionar el culto pero no es posible escuchar las exigencias de Dios. Esto era precisamente lo que denunciaba hace algunos años Juan BautistaMetz en un pequeño libro que causó impacto en Alemania.
Según el prestigioso teólogo, en la Europa actual no es la religión la que transforma a la sociedad burguesa. Es, más bien, ésta la que va rebajando y desvirtuando lo mejor de la religión cristiana.
(Más allá de la religión burguesa, Sígueme, Salamanca, 1982).
No le falta razón. Día a día vamos interiorizando actitudes burguesas como la seguridad, el bienestar, la autonomía, el rendimiento o el éxito, que oscurecen y disuelven actitudes genuinamente cristianas como la conversión a Dios, la compasión, la defensa de los pobres, el amor desinteresado o la disposición al sufrimiento.
Qué fácil es vivir una religión que no cambia los corazones, un culto sin conversión, una práctica religiosa que nos tranquiliza y confirma en nuestro pequeño bienestar, mientras seguimos desoyendo la llamadas de Dios.
¿Cómo es nuestro cristianismo?
¿Nos convertimos o nos limitamos a creer en la conversión?
¿Nos compadecemos de los que sufren o nos limitamos a creer en la compasión?
¿Amamos de manera desinteresada o nos limitamos a vivir un amor privado y excluyente, que renuncia a la justicia universal y nos encierra en nuestro pequeño mundo?
Tres actitudes nos pueden ayudar a irnos liberando del «cautiverio de una religión burguesa».
En primer lugar, una mirada limpia para ver la realidad sin prejuicios ni intereses; las injusticias se alimentan a sí mismas mediante la mentira. Después, una empatía compasiva que nos lleve a defender a las víctimas y asolidarizarnos siempre con su sufrimiento.
Por último, sencillez de vida para crear un estilo de vida alternativo a los códigos vigentes en la sociedad burguesa.
Algo de esto gritaba Jesús en el Templo.
JOSÉ ANTONIO PAGOLA
la vOz del evanGeliO
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