Creo en tu Palabra, Señor,
que es Luz para el camino.
Que ilumina nuestro andar y aclara nuestro horizonte.
Luz que ayuda a discernir lo que es de Dios y del Reino,
Luz que ayuda a discernir lo que es de Dios y del Reino,
lo que suma a tu Proyecto, lo que parte de tu Sueño.
Luz para andar en tinieblas,
Luz para andar en tinieblas,
luz para tiempos de crisis,
luz que crece al compartirla,
luz que abriga y que convoca.
Tu Palabra, Señor, es Luz para nuestra vida.
Tu Palabra, Señor, es Luz para nuestra vida.
Creo en tu Palabra,
Señor, que es como Lluvia del cielo.
Nos llega de lo alto y fecunda nuestras vidas,
Nos da fuerzas para dar fruto,
nos empapa con tus propuestas,
nos refresca en los pesares, recordándonos tu aliento.
Tu Palabra, Señor, es la Lluvia que fecunda la vida.
Creo en tu Palabra, Señor,
que es pozo de Agua viva.
Refugio seguro donde abrevar tu Proyecto,
donde descubrir tu Rostro
y encontrar a tu mirada que nos llega bien adentro.
Agua limpia y clarita como baja de los cerros,
que se regala gratuita para la sed de su pueblo.
Tu Palabra, Señor, es el Agua que nos da vida.
Creo en tu Palabra, Señor,
que es como un claro Espejo.
En ella nos vemos como Tú nos ves.
Con nuestras virtudes y dones,
y nuestras oscuridades y fallas.
En ella vemos tu propuesta, la vida a la que nos invitas.
Ella nos refleja sincera tu Rostro compasivo,
pacienterico en misericordia y fidelidad.
Tu Palabra, Señor,
es el Espejo que refleja nuestra vida.
Creo en tu Palabra, Señor,
que es Cimiento y Roca firme.
Si vivimos según tus enseñanzas
tendremos fuerzas para los conflictos y dificultades.
Si nos apoyamos sobre ella saldremos adelante
y no perderemos la esperanza.
Si la ponemos en práctica con empeño cotidiano,
con coraje y sin temor,
con obstinada paciencia y renovado vigor,
nuestras comunidades crecerán firmes
y podrán ofrecer a todos el testimonio
de un lugar donde encontrar al Dios vivo presente
en el medio de nuestra historia.
Tu Palabra, Señor, es la Roca sólida
donde edificar nuestra vida.
Creo en tu Palabra, Señor,
que ilumina, que fecunda,
que alimenta, que da vida.
Creo en tu Palabra, Señor,
que nos revela tu Rostro,
que construye comunidad,
que cambia el corazón para sentir, vivir y amar como Tú.
Creo en tu Palabra de Vida, Señor,
¡danos siempre hambre y sed de tu Palabra!
Que así sea, Señor.
Marcelo A. Murúa
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