En su grandeza, en su miseria.
Hoy que peligra su integridad, su capacidad creativa,
su ilusión por vivir.
Hoy que el hombre se está convirtiendo en un número sin valor,
en una frase inacabada, en una nota musical sin partitura;
perdido entre burocracias...
desdibujándose de su entorno colectivo,
aislado y perdido entre la locura que provoca la soledad del acompañado.
Hoy que el hombre no sabe discernir entre verdad y mentira.
Hoy, más que nunca el hombre necesita creer en sí mismo,
porque él es el único capaz de acabar con este mar de idioteces en que se ha convertido el mundo.
Creo en el hombre-masa, denominador común de la humanidad; creo en su rostro mezclado con todos los rostros de los hombres sin voz, sin derecho a voto.
Creo en el hombre víctima de la indiferencia de los hombres y verdugo de sí mismo;
víctima de la inseguridad que produce tenerlo casi todo, sin esfuerzo.
Creo en el hombre que no depende de nada,
de nadie, ni siquiera de sí mismo.
Que se da un voto de confianza cada mañana, al despertar, para seguir encontrándole sentido a su vida.
Que va pasando por ella sin las prisas alienantes
que nacen de las necesidades superfluas.
Que vive sin el agobio de atesorar y guardar,
disfrutando cada día con los suyos,
aunque le falte lo imprescindible para vivir.
Creo en el hombre que hace de su vida una aventura, que cada día empieza desde cero, sin prejuicios, sin saber nada de antemano; con la conciencia de un niño dispuesto a aprender todo, para sentirse más humano.
Para gozar plenamente de su condición de "Hombre Libre",
sin ataduras de ninguna clase, tal como fue creado.
Creo en el hombre indestructible; en su poder de cambio, de transformar y transformarse.
Creo en el hombre indestructible; en su poder de cambio, de transformar y transformarse.
Creo en el hombre vertical y consecuente con su propio destino. Capaz de equivocarse mil veces y otras tantas rectificar.
Creo en el hombre que empieza sus mañanas dando gracias por la nueva luz que se le regala,
por la nueva oportunidad que se le brinda de rectificar el daño hecho el día anterior o para hacer lo que quedó pendiente u olvidado.
Que al llegar la noche pide perdón
por no haber hecho todo el bien del que es capaz.
Creo en el hombre que ora para no caer en el activismo.
Creo en el hombre que ora para no caer en el activismo.
Creo en el hombre que denuncia a quienes no han fracasado nunca, porque nunca se han arriesgado.
Que denuncia a quienes mienten para conseguir el poder,
porque desde el mismo seguirán mintiendo.
Que denuncia a quienes nos hacen temer el futuro por culpa del presente que nos obligan a vivir.
Creo en el hombre porque, a pesar de sus miserias,
veo en su rostro, el rostro de Dios.
M.G.H.
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