EL Rincón de Yanka: TEST

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martes, 21 de julio de 2020

👉 LIBRO Y PELÍCULA: "EL HOMBRE SIN ROSTRO (THE MAN WITHOUT A FACE"

El hombre sin rostro: 

la confianza y el respeto 

entre el maestro y el alumno

El hombre sin rostro es una película conmovedora que nos muestra los ingredientes de una educación integral y efectiva. Valores como la amistad y la solidaridad son así reforzados.

"El hombre sin rostro" (The man without a face) es un film estadounidense de 1993. La obra dramática, dirigida por Mel Gibson, está ambientada en los años 60 y trata sobre conceptos fundamentales como infancia y familia. Se basa en la novela del mismo nombre, publicada en 1972 y escrita por Isabelle Holland. La iniciación de Gibson como director de cine fue muy bien acogida por la mayoría de los críticos.

La película narra la historia de Chuck, un adolescente criado por su madre; una mujer inestable y frustrada. Además, esta familia disfuncional, que incluye a sus medias hermanas, producto de sucesivos matrimonios, carece de una figura paterna. Por causa de su sueño de ingresar a West Point, la famosa academia militar, el muchacho conoce al profesor Justin McLeod. El hombre ha sufrido un terrible accidente que le desfiguró la cara, pero le enseña los grandes valores de la vida. 

El reparto de este sensible film, de corte existencialista, está protagonizado por Mel Gibson, en el papel de Justin McLeod. Un hombre solo y aislado de su entorno, quien en su pasado fue injustamente acusado de pedofilia. Y por Nick Stahl, representando a Charles Norstadt, conocido por todos como Chuck. Este actor, en su primer papel cinematográfico tuvo, sin duda, una actuación destacada. Entre ambos personajes se establecen unas relaciones fraternales de gran solidez.



Lecciones motivacionales que recibimos del film


McLeod es el mejor de los maestros porque obtiene lo mejor del muchacho, mientras le permite desarrollar su verdadera personalidad y potencial. En el proceso, Chuck dejará de ver el aspecto externo de su profesor (las cicatrices de sus quemaduras) y lo apreciará por su valor interior. También conocerá cual fue ese pasado trágico que llevó al hombre a convertirse en quien es ahora. Y todo eso a pesar de que la gente del pueblo no lo acepta y solo hace chismes sobre él.
En el mejor momento de la relación entre ambos, el profesor es acusado nuevamente de ser un pedófilo. En parte, porque Chuck ha manejado las clases con gran confidencialidad. Los vecinos son incapaces de darse cuenta de que el muchacho está bien, que los problemas los vive en su casa y que incluso ha mejorado como persona. Cuando abogados y jueces interrogan a McLeod recibirán una clara lección sobre valores como: amor, amistad y honor. Pero, su propia miseria les impide apreciar la verdad.

La situación hace dudar al joven de su amigo; pero este le hace ver que él nunca lo ha tocado. Aquí vemos que las certezas de carácter moral son hasta más esenciales que las intelectuales. Las circunstancias finalmente los separan, aunque sin alterar el lazo que los une. En la escena final, vemos a Chuck graduándose de West Point, cuatro años después, su sueño se ha hecho realidad. Y en la distancia, él notará que se encuentra la figura de quien le hizo posible estar allí. No les está permitido acercarse; sin embargo, nada puede romper el vínculo entre ellos.
Por último, en "El hombre sin rostro" vemos a una persona que recupera sus facciones a través de su relación con un adolescente. También apreciamos como el muchacho, gracias a esa amistad, crece y madura. McLeod más que de aviación le enseñó a escuchar, a interpretar la realidad circundante y a entender los deseos del alma. Y eso, lo hizo por medio de las humanidades (poesía, teatro, literatura y filosofía), materias imprescindibles para una buena educación.



Esta lámina guarda una estrecha relación con nuestra interpretación de la figura paterna, ¿ves a un animal atacando o la piel de un oso? Si la figura que observas tiene connotaciones agresivas, quizás signifique que guardas miedos e inseguridades hacia tu padre.

- ¿QUÉ VES AQUÍ?

- YO VEO A JOHN WAYNE




El hombre sin rostro - trailer - subtitulado

"Me he liberado de las toscas cadenas de la Tierra. Y danzo en los cielos con risueñas alas plateadas. Asciendo hacia el radiante Sol y me uno a las alegres acrobacias de nubes hendidas por el Astro Rey. Hago cientos de cosas que uno no puede ni soñar. Giro, planeo, me balanceo y mientras con la mente elevada y silenciosa. He hollado la alta e inmaculada santidad del espacio, extiendo la mano y toco el rostro de Dios". (Alto Vuelo) High Flight, de John Gillespie Magee Jr).

¡Oh! Me he desligado de los ásperos bordes de la Tierra y he bailado por los cielos en risueñas alas plateadas.
He subido hacia el Sol, y me he unido a la alegría de las nubes atravesadas por su luz — y he hecho cientos de cosas que no habéis soñado jamás — he virado, me he elevado y me he balanceado allí en lo alto, en el luminoso silencio.
Surcando el cielo, he perseguido al viento aullador y he propulsado mi ansioso avión por los infinitos pasillos de aire…
Allá, allá en el más alto y ardiente cielo he alcanzado fácil y elegantemente las alturas barridas por el viento donde nunca antes llegó la alondra ni el águila.
Y mientras mis sentidos se elevaban en silencio he rebasado la alta e inviolable santidad del espacio, he extendido la mano y he tocado la cara de Dios. (Alto Vuelo) High Flight, de John Gillespie Magee Jr).


El Hombre sin Rostro de Mel Gibson: Escena del Mercader de Venecia

"La propiedad de la clemencia es que no sea forzada; cae como la dulce lluvia del cielo sobre el llano que está por debajo de ella; es dos veces bendita: bendice al que la concede y al que la recibe. Es lo que hay de más poderoso en lo que es todopoderoso; sienta mejor que la corona al monarca sobre su trono. El cetro puede mostrar bien la fuerza del poder temporal, el atributo de la majestad y del respeto que hace temblar y temer a los reyes. Pero la clemencia está por encima de esa autoridad del cetro; tiene su trono en los corazones de los reyes; es un atributo de Dios mismo, y el poder terrestre se aproxima tanto como es posible al poder de Dios cuando la clemencia atempera la justicia". (Del Mercader de Venecia)


sábado, 23 de noviembre de 2019

LOS EUROPEOS CADA DÍA MÁS TONTOS E IDIOTAS 😛

Los europeos, 
cada día más tontos

¿Qué es el cociente de inteligencia?

La definición dice que el cociente de inteligencia es una medida del rendimiento intelectual. El coeficiente intelectual a menudo se confunde con un servicio existente o incluso con la educación. Sin embargo, es la "capacidad" de realizar este servicio. En otras palabras, la capacidad de comprender y combinar y la capacidad de aprender.

Por lo tanto, una persona no es menos inteligente sólo porque hasta ahora ha alcanzado un nivel de educación más bajo. Sin embargo, aquellos que pueden lograr la misma educación con mucho menos esfuerzo pueden ser clasificados como más inteligentes. En algunas pruebas de inteligencia, por ejemplo, se plantea la cuestión de los políticos actuales. Esto determina si y qué tan bien el encuestado puede recordar un nombre y su posición únicamente a través de la presencia en los medios.
La inteligencia no es una habilidad que se aprende libremente, pero se puede aumentar consciéntemente. A través de un entrenamiento cerebral regular, por ejemplo en la escuela, las habilidades individuales se abordan específicamente y se logran a través de un aumento en el rendimiento. Por lo tanto, la capacidad general de pensar puede ser influenciada hasta cierto punto por cada uno de nosotros. La fase más importante en la formación de la inteligencia es en la infancia y disminuye considerablemente con la edad. Parte de la inteligencia también se hereda del padre y de la madre.
Desde la Segunda Guerra Mundial las puntuaciones de coeficiente intelectual (CI) de los jóvenes no habían parado de crecer. Pero ha llegado un momento en que no solo se han estancado, sino que están bajando a gran velocidad. El declive, de al menos 7 puntos por generación, comenzó con los nacidos en 1976, que alcanzaron su edad adulta a mediados de la década de los noventa.
Los investigadores del Ragnar Frisch Center for Economic Reserach apuntan, en un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), que el deterioro podría deberse a cambios en la forma en que se enseñan las matemáticas y los idiomas o al hecho de abandonar progresivamente la lectura de libros para pasar el tiempo ante la televisión y los ordenadores.
Entre estos factores determinantes se incluyen los cambios en el sistema educativo, en la nutrición, la importancia de la lectura, la importancia de internet... El aumento de hace 60 años se debió al “efecto Flynn”, una subida continua, año por año, de las puntuaciones de cociente intelectual y que se vio en la mayor parte del mundo.

El investigador neozelandés James R. Flynn estableció también que no aumentaba toda la inteligencia de igual forma. Entre las explicaciones a este fenómeno se encontraban el hecho de tener una mejor nutrición, una tendencia hacia familias más pequeñas, una mejor educación, una mayor complejidad en el ambiente y la heterosis (mejoramiento selectivo).
La teoría de Flynn daba una importancia a los genes en el crecimiento de la inteligencia. La inteligencia es hereditaria y, durante mucho tiempo.
Los expertos destacan que el acceso a la educación es actualmente el factor más concluyente que explica las disparidades en inteligencia. Incluso hay estudios que afirman que permanecer en la escuela durante más tiempo equivale directamente a resultados de CI más altos.

Décadas creyendo que nunca la Humanidad había andado más lista, para terminar descubriendo que, lejos de rozar la excelencia intelectual, resulta que cada día somos más tontos. Eso es, al menos, lo que asegura el investigador Evan Horowitz en un artículo publicado recientemente por 'NBC News'. «Europa es el hogar de un grupo de economías desarrolladas que impulsan algunos de los estándares de vida más altos del mundo, pero todo eso podría cambiar en un futuro inmediato. La puntuación de Cociente Intelectual (CI) de los ciudadanos de países como Francia, Escandinavia, Alemania o Gran Bretaña está comenzando a disminuir», alerta Horowitz.

El investigador y periodista está convencido de que una crisis de inteligencia dinamitará nuestra capacidad de resolución de problemas y debilitará las perspectivas de la economía global. Y, aunque algunos puedan creer que eso es ponerse demasiado tremendista, él insiste en que, de seguir así, el desastre acecha a la vuelta de la esquina.
Partiendo de la base de que el CI medio en España asciende a 97, no todos podemos aspirar al de Ashton Kutcher, con 160, o al de Meryl Streep, 143. Vaya por delante que los tres dígitos no tienen por qué estar relacionados con las posibilidades de éxito profesional o personal. Sin embargo, en términos generales, los expertos coinciden en que el promedio del cociente intelectual de un país está directamente relacionado con su desarrollo económico y la innovación científica.

Horowitz mantiene que el hecho de que la estimación de la inteligencia esté a la baja no solo augura nuevos éxitos del 'reality' de las Kardashian, sino que certifica el principio del fin del progreso en muchos ámbitos. En otras palabras, que habrá menos avances científicos y más economías estancadas. «Décadas de investigación han demostrado que los índices individuales de CI predicen cosas como el rendimiento educativo y la longevidad. En términos más globales, el nivel promedio de CI de un país está vinculado a la innovación», explica. Reconoce, no obstante, que es complicado manejar datos fiables al respecto; en parte porque no todos los países se han preocupado de analizar el asunto con la seriedad requerida, y en parte porque los que sí lo hacen se pusieron a ello hace demasiado poco tiempo para tener resultados concluyentes.
Según parece, el grado de inteligencia de noruegos y daneses está menguando, como reflejan unas pruebas que desde hace décadas se realiza a los reclutas del Ejército en ambos países. La información sobre Francia se basa en una muestra más pequeña y en una prueba diferente, pero las conclusiones de cualquiera de ellas son exactamente las mismas, e igualmente descorazonadoras: a comienzos del siglo XXI, muchas de las naciones económicamente más avanzadas comenzaron a experimentar algún tipo de disminución en la capacidad intelectual de sus súbditos.

Móviles y trabajo repetitivo

En un mundo en el que todo es terriblemente inteligente –ciudades, teléfonos, coches, viviendas...– va a ser difícil encajar que las personas hacemos el camino inverso. Especialmente cuando, durante siglos, el aumento del CI parecía ser una clara evidencia de progreso social, una prueba palpable de que la humanidad avanzaba hacia la perfección e incluso podría ser capaz de aumentar su capacidad intelectual de forma indefinida.
A ese camino hacia la excelencia supina los académicos lo llamaron 'efecto Flynn', en homenaje a J.R. Flynn, un científico que acreditó la escalada continua, año tras año, de las puntuaciones de cociente intelectual en la mayor parte del mundo. De hecho, una serie de investigaciones realizadas en Reino Unido desde 1938 hasta 2008 estimaron la tasa de crecimiento en torno a 2 ó 3 puntos de CI por década. Pues bien, el propio Flynn admite ahora que esto ya no es así. «Los aumentos del cociente intelectual del siglo XX se han detenido», ha sentenciado el investigador neozelandés, cerrando la puerta al consuelo.

Dicho esto, solo queda pensar en las causas por si hay manera de remediar el desastre. Pues bien, va a ser complicado. Algunas investigaciones apuntan al hecho de que la llegada a países con un cociente intelectual medio alto de inmigrante menos formados ha dinamitado los puentes que los llevaban a ser cada día más espabilados. Pero también hay quienes apuestan por otras explicaciones. Unos señalan a los teléfonos inteligentes, otros apuntan a los trabajos repetitivos y mentalmente poco estimulantes, o incluso al calentamiento global, que ha modificado nuestra dieta. Pero nadie lo tienen muy claro. Lo único que parece incontestable es que, o espabilamos, o en el futuro los tontos se contarán por millones.






La cuestión de la inteligencia de una determinada nacionalidad o población puede ser controvertida. De hecho, la inteligencia está influenciada por factores nacionales, políticos y geográficos. A menudo, sorprendéntemente, pero científicamente probado, un clima más cálido tiene una marcada mala influencia en el cociente intelectual.
Con un CI promedio de 86 puntos, México se ubica en el puesto 63 de este ranking. España ocupa el 33° puesto con 97 puntos.
Con 108 puntos, los habitantes de Singapur alcanzan las cuotas de inteligencia más altas del mundo. El último lugar con sólo 56 puntos lo ocupa Guinea Ecuatorial.
Los países con un elevado gasto en educación casi siempre tienen una población inteligente. Sin embargo, a la inversa, esto no se aplica, ya que también hay países con un gasto medio a bajo entre los 30 primeros. La clasificación está encabezada exclusivamente por los países populosos de Asia oriental, que son los que mejor ilustran este hecho: No es costumbre que el estado pague por la capacitación. Por lo general es llevada por la familia. Por lo tanto, el gasto financiero que se destina a la educación no es menor, sino que ya no está controlado por el gobierno.




¿Y qué lo enfurece hoy de España?
España y la Argentina son parte de un sistema que se está yendo al carajo. Se está terminando porque todos los imperios se terminan. Y esto se está acabando. No me enfurece la decadencia, porque es inevitable. Y, además, hay los suficientes libros de Historia como para comprender que son las reglas: hay que asumir que esto es así. Pero me enfurece la estupidez. Me enfurece la ceguera. Me enfurece que, habiendo libros de Historia que explican lo que está ocurriendo, ningún político, ningún periodista, ningún escritor –bueno, es una generalidad: muy pocos de ellos– acudan a esas fuentes para comprender. 
Me enfurece ver cuando un cretino dice: “Ahora estamos abriendo el paso a un mundo nuevo”. Pero, ¿qué dices, idiota? El mundo nuevo que viene no es el que tú crees: vienen los chinos, con su esclavitud laboral; viene el islam, con su fanatismo. Eso es lo que viene. 
El Occidente de Aristóteles, de Platón, de Erasmo de Rotterdam, de los derechos humanos, de la Enciclopedia... ¡Se ha ido al carajo! Se acabó. Entonces, piensan que por salvar a las focas, a las ballenas y por hacer una colecta o una conferencia sobre de qué va a ser la literatura del próximo milenio, con eso creen que han abierto caminos nuevos. Son tan idiotas, tan soberbios, tan arrogántemente estúpidos... Y no comprenden que son vanos intentos crepusculares.
¿Se puede evitar la caída?
Lo que hay que hacer es educar a los jóvenes, no para ese mundo nuevo y maravilloso que nunca va a existir y que cuando se enfrenten a él se les caiga todo el castillo de naipes, sino para decirles que siempre hay un iceberg delante del Titanic, que siempre hay un tsunami en la playa paradisíaca. Educarlos para eso: para sobrevivir, para soportar, para no ser excesivamente infelices en un mundo que se acaba. Dotarlos de las herramientas intelectuales, morales y de solidaridad del peón del tablero para que puedan soportar el dolor y la soledad y el fracaso del mundo que viene. En mis novelas, los personajes con los que trabajo son, justamente, personas que buscan mecanismos para sobrevivir a ese final del mundo. Ahí estoy: es posible sobrevivir, pero no colectívamente. Ya no es posible la barricada todos juntos. Eso no. Pero sí es posible a través de combates personales, amigos, grupos pequeños, solidarios, francotiradores que se montan su primera trinchera.

¿Y con una Historia que parece tan cíclica?
Es que no parece, es. Hay dos grandes tendencias históricas. Una era de Spengler, que decía que la Historia es un movimiento circular, que volvemos al mismo sitio, se va repitiendo. Y Toynbee decía que es una situación de sube y baja, pero siempre igual. Es cíclica, en cualquier caso. Y es verdad: la Historia siempre tiene pequeños cambios, pero las grandes líneas se mantienen siempre. Entonces, vemos los mismos procesos en los imperios: civilizaciones de auge, de salida, de vigor, de consolidación, de decadencia, de bárbaros que llegan y actúan, de destrucción final. Ha ocurrido mil veces. Entonces, si lees, conoces los síntomas. Por eso sé que nos estamos yendo al carajo. El imperio romano tardó siglos en caer. No se puede saber cuándo va a pasar pero sé que, cuando suceda, no estaré aquí. Ni tú tampoco. Pero, igual, ¿qué más da? 

La cuestión es darte todas las herramientas para poder sobrevivir en la fase en que te ha tocado vivir. Y si tienes hijos o gente a la que ames, darles herramientas para que se estén defendiendo cuando llegue el turno. Y todo pasa por la biblioteca. Antes había élites cultas que, al menos, nos transmitían su análisis de lo que estaba ocurriendo. En este siglo están desapareciendo, por lo cual no habrá una transmisión a la posteridad de las circunstancias de esta decadencia.


MAMONCRACIA

VER+:

LA ESTUPIDEZ PERJUDICA GRAVEMENTE LA SALUD

"La Estupidez es una enfermedad extraordinaria: 
No es el enfermo el que sufre por ella, sino los demás".  Voltaire
"Si eres superficial, egotista, consumista, materialista, marquista, crédulo, relativista, partidista, consumes mucha televisión y eres como Vicente; entonces, considérate un estúpido, antes de que sea demasiado tarde". Yanka
"El sistema imperante patogeniza, "mamoniza", desculturaliza y deshumaniza a la sociedad". Yanka


"La forma inteligente de mantener a la gente en un estado de pasividad y obediencia es moverse siempre en el espectro de opiniones respetables, con enorme debate dentro de ese espectro, incluso animando a las personas más críticas y disidentes. De ese modo, la gente tiene la sensación de tener un pensamiento libre, mientras que, en realidad, sólo se refuerzan los preceptos del sistema dentro de los límites del debate acordados". Noam Chomsky

¿Por qué cada vez hay más estúpidos?

¿CÓMO SABER SI TE HAN 
COMIDO EL COCO O CEREBRO?

martes, 27 de junio de 2017

👀 SENTIDO COMÚN: PENSAMIENTO COLECTIVO (JUEGOS MENTALES - BRAIN GAMES)

👀 Sentido común

Nuestro cerebro está constantemente tomando decisiones para guiarnos a través de la vida diaria, esta habilidad para pensar y comportarse de un modo razonable es lo que llamamos "sentido común". En este episodio se pondrán a prueba ciertas creencias y percepciones.

Desde saber cuándo cruzar la calle o qué ropa usar para ir a trabajar hasta que no hay que tocar el horno caliente, su cerebro está constantemente tomando decisiones que lo más probable es que usted ni les dé importancia. Lo atribuimos al sentido común. ¿Pero es realmente común? ¿De dónde provienen las percepciones más básicas y cómo es uno capaz de pensar y comportarse de una manera aceptable, similar a la de la mayoría? 

¿Hay sabiduría en las multitudes o es que la mentalidad de rebaño siempre conduce al camino equivocado? 

Por medio de juegos interactivos y pruebas mentales, podrá ver sus propios atajos mentales y aprender a aprovechar el poder del pensamiento colectivo. Juegue con nosotros para entender cómo el sentido común puede llevarlo por mal camino o mantenerlo en la buena senda... en "Juegos mentales (Brain Games)".



Como está a punto de ver si hablamos del sentido común,

las apariencias pueden engañar. Eso es porque algo que parece obvio su cerebro no tiene problemas en confiar en los atajos del sentido común. Pero eso no significa que siempre deba tomarlos. Para aclararlo, tenemos a Sri Sarma de la Facultad de Ingeniería Biomédica Johns Hopkins. Su cerebro evolucionó para reconocer que hay seguridad en los grupos, si su grupo piensa de una manera y usted de otra, su cerebro envía una señal haciéndole saber que puede que esté tomando la decisión equivocada, incluso teniendo razón. Pero, algunas veces, la sabiduría popular puede tener toda la razón.


¿No lo cree? Observe este experimento.

Delante de mí hay un tarro enorme lleno de chicles. 
¿Puede adivinar cuántos chicles tiene el tarro? 
Eche un vistazo. 
¡Adelante!

Calcule un número. 
¿Lo tiene? 
Recuerde ese número.
Antes de decirle cuántos chicles hay en este tarro, 
veamos algunos cálculos.
-1620
-337
-100
-1088
-1625
-600
Parece que no está muy claro. ¿Usted qué cree? 
¿Cuántos chicles hay en este tarro gigante?
-372
-305
-¿3970?
¿Cree que alguno de nuestros veinte voluntarios ha acertado?
Y ¿en qué se parece su cálculo al suyo? 
De acuerdo, chicos, gracias por lo cálculos. 
Lo siento, pero están equivocados ¡Ooooh! 
pero no se preocupen, gracias a esas respuestas incorrectas, ahora es posible calcular el número correcto de chicles.


¿Listos para descubrir cómo?
¡Si!
Bien, ¿alguna idea de cómo hacerlo?
¡No!
Les presento nuestra arma secreta. 
¡Eiden! ¡Bien, Eiden!

Así fue vas a adivinar cuántos chicles hay en este tarro.
Sí, con mi calculadora. ¿Una calculadora?
Seguro que está pensando... ¿cómo puede una calculadora solucionar este juego de chicles?
Para descubrir el secreto de Eiden ¡Paciencia!
¡Vaaaya!
Pero, primero, es hora de un estimulante cerebral. 
!Prepárese¡ ¿Cuánto tiempo tardaría uno de los ordenares más rápidos del mundo, en reproducir un segundo de la actividad de su cerebro?

A. 40 minutos, B. 40 segundos o C. 40 milisegundos. 

Es hora de revelar nuestro estimulante cerebral.
¿Cuánto tiempo tardaría uno de los ordenadores más rápidos del mundo en reproducir un segundo de la actividad de su cerebro?
La respuesta es: A
Se calcula que el cerebro humano puede hacer 20 millones de millardos de cálculos por segundo. Eso es mucha rapidez y potencia. 
Pedimos a 20 personas que calcularan cuántos chicles había en el tarro. Algunos cálculos eran muy altos:
-1620
Y otros muy bajos:
-337
¿Cuántos chicles cree usted que hay en este tarro?
Seguramente su cálculo, como el de nuestros voluntarios, esté equivocado. 
¡Ohhhhh,nooo!
¡Pero no se sienta mal! Gracias a esos cálculos, Eiden, nuestro aprendiz de matemático, tiene la información que necesita para hacer un cálculo mucho mejor.
¿Tiene alguna idea de cómo este niño y su calculadora van a solucionar nuestro juego?

De acuerdo, Eiden, ¿qué vas a hacer?
Es sencillo sumo todos los números y luego divido esa cantidad entre 20. 
¡Dejaré que te concentres!
Eiden, está determinando el cálculo promedio del grupo.
¿Cree que hay alguna sensatez en lo que está haciendo?
2425.
2425. !Es asombroso¡
Porque el número total es 2447.

¡Vayaaa! 
22 chicles menos de la suma total. ¿No es una locura? 
Ésta es su inteligencia colectiva en marcha.
Los resultados son sorprendentes y pensará cómo es posible que el promedio del grupo, sea mucho mejor que cualquier cálculo individual. 
La sabiduría de la multitud.




sábado, 16 de abril de 2016

UNA MALA PERSONA NO LLEGA NUNCA A SER BUEN PROFESIONAL





Howard Gardner, neurocientífico; 
autor de la teoría de las inteligencias múltiples



Aprender es el único antídoto contra la vejez y yo lo tomo cada día en Harvard con mis alumnos. Es tonto clasificar a los humanos en listos y tontos, porque cada uno de nosotros es único e inclasificable.

“Una mala persona no llega nunca 
a ser buen profesional”
LLUÍS AMIGUET

Únicos
Ninguna persona es mejor ni peor que otra. Ni tampoco igual a otra. Lo que nos hace humanos es que cada uno de nosotros es único. Así que ríase, con la neurociencia, de quien diga que alguien es más listo que otro: 

¿listo para qué? 

Cualquier talento no es sino capacidad de adaptación al entorno: inteligencia. Por eso, Gardner sostiene que hay más de una. Y ahí no acaba nuestra diversidad: cada cultura y cada persona entiende esa teoría –todas las teorías– a su manera. Manera, además, que varía con la edad: 

cuanto más envejeces, más difícil te resulta adaptar tu vida a las nuevas ideas y menos adaptarlas cómodamente a tu modo de vivir sin variarlo. Por eso, creer saber envejece y querer saber rejuvenece.

Por qué cuestiona que la inteligencia es lo que miden los tests?
Porque yo soy un científico y hago experimentos y, cuando mido la inteligencia de las personas, descubro que algunas son muy buenas solucionando problemas pero malas explicándolos. Y a otras les pasa lo contrario.

¿Y si hay personas diversas es porque también tiene que haber diversos talentos?
Por eso he dedicado 400 páginas a describir siete tipos de inteligencia: lingüística, lógico-matemática, musical, espacial, cinético-corporal, interpersonal e intrapersonal.

¿Y por qué no muchas más: la culinaria o la mística o la teatral o la ecológica?
Porque no cumplen los requisitos que sí cumplen esas. Y espero acabar demostrando que además hay una inteligencia naturalista, otra pedagógica y otra existencial para plantearnos preguntas trascendentes. Pero no más.

Hoy los colegios ya plantean sus programas según esas inteligencias múltiples.

Y yo no me dirigía a los pedagogos, pero fueron ellos los primeros que adoptaron mis teorías.

Tipos de inteligencia
Hay siete tipos de inteligencia: lingüística, lógico-matemática, musical, espacial, cinético-corporal, interpersonal e intrapersonal

¿Por qué?
Porque comprobaban cada día en las aulas que las categorías de tonto o listo no cubren la diversidad del talento humano. Y, por tanto, que los tests de inteligencia no miden realmente nuestras capacidades, sino sólo la de resolverlos.

Su teoría, además, era cómoda para consolar a niños con malas notas y a sus papás.
Se abusó de ella al principio porque no se comprendió bien. En Australia, la administración la manipuló para explicar que había grupos étnicos que tenían inteligencias diferentes de otros.

¡Qué peligro!
En ese punto, empecé también a preguntarme por la ética de la inteligencia y por qué personas consideradas triunfadoras y geniales en la política, las finanzas, la ciencia, la medicina u otros campos hacían cosas malas para todos y, a menudo, ni siquiera buenas para ellas mismas.

Esa ya es una pregunta filosófica.
Pero yo soy un científico e inicié un experimento en Harvard, el Goodwork Project, para el que entrevisté a más de 1.200 individuos.

¿Por qué hay excelentes profesionales que son malas personas?
Descubrimos que no los hay. En realidad, las malas personas no puedan ser profesionales excelentes. No llegan a serlo nunca. Tal vez tengan pericia técnica, pero no son excelentes.

A mí se me ocurren algunas excepciones    

Lo que hemos comprobado es que los mejores profesionales son siempre ECE: excelentes, comprometidos y éticos .


¿No puedes ser excelente como profesional pero un mal bicho como persona?

No, porque no alcanzas la excelencia si no vas más allá de satisfacer tu ego, tu ambición o tu avaricia . Si no te comprometes, por tanto, con objetivos que van más allá de tus necesidades para servir las de todos. Y eso exige ética.

Para hacerte rico, a menudo estorba.

Pero sin principios éticos puedes llegar a ser rico, sí, o técnicamente bueno, pero no excelente.


Resulta tranquilizador saberlo.
Hoy no tanto, porque también hemos descubierto que los jóvenes aceptan la necesidad de ética, pero no al iniciar la carrera, porque creen que sin dar codazos no triunfarán. Ven la ética como el lujo de quienes ya han logrado el éxito.

“Señor, hazme casto, pero no ahora”.
Como san Agustín, en efecto. Otra mirada estrecha lleva a estudiantes y profesionales comodones a ser lo que consideramos inerciales, es decir, a dejarse llevar por la inercia social e ir a la universidad, porque es lo que toca tras la secundaria; y a trabajar, porque es lo que toca tras la universidad..., pero sin darlo todo nunca.

Sin ilusión, la vida se queda en obligación.
Y otros son transaccional es: en clase cumplen lo mínimo y sólo estudian por el título; y después en su trabajo cumplen lo justo por el sueldo, pero sin interesarse de verdad limitan su interés y dedicación. Y son mediocres en todo.

¿No descubren algún día de su vida algo que les interese realmente?
Algunos no, y es uno de los motivos de las grandes crisis de la madurez, cuando se dan cuenta de que no hay una segunda juventud. Otra causa es la falta de estudios humanísticos: Filosofía, Literatura, Historia del Pensamiento...

¡Qué alegría! Alguien las cree necesarias...
Puedes vivir sin filosofía, pero peor. En un experimento con ingenieros del MIT descubrimos que quienes no habían estudiado humanidades, cuando llegaban a los 40 y 50, eran más propensos a sufrir crisis y depresiones.

¿Por qué?
Porque las ingenierías y estudios tecnológicos acaban dándote una sensación de control sobre tu vida en el fondo irreal: sólo te concentras en lo que tiene solución y en las preguntas con respuesta. Y durante años las hallas. Pero, cuando con la madurez descubres que en realidad es imposible controlarlo todo, te desorientas.

¿En qué país influyó más su teoría de las inteligencias múltiples?
En China editaron cientos de títulos sobre inteligencias, pero las entendieron a su modo: querían que su hijo único fuera el mejor en todas.

Pues no se trata exactamente de eso.
Cada sociedad y persona entiende lo que quiere entender. Cuanto mayor te haces, más difícil es adaptar tu vida a un descubrimiento y más fácil adaptar el descubrimiento a lo que ya creías que era la vida. Por eso, voy a clase a desaprender de mí y aprender de los jóvenes.




VER+:

HAY MUCHOS TIPOS DE INTELIGENCIA



            Diapositivas las inteligencias múltiples jeison gamarra from JEISONGAMARRA


VER+:

La filosofía al menos para formar ciudadanos, aunque no se sepan de carrerilla lo que decía Aristóteles.

Sí. A veces mi concepto de filosofía es muy modesto. Como académico, he estudiado a Platón y Aristóteles y Spinoza, que mantienen un concepto de la filosofía que califico de heroico. Ellos creen que no sólo ofrece herramientas para que la gente decida, sino que también ayuda a formar una sociedad, a crear ciudades, a enseñar qué es el bien, como un aprendizaje. Es diferente al mío. Aunque he dedicado mucho tiempo a estudiar esa vertiente de la filosofía, no se presta, creo, al tipo de filosofía que necesita hoy la sociedad. 

Enseñar la filosofía sólo como algo erudito no sirve. ¡Claro que hay que saberse a los grande autores! Pero es como conocer las obras de VoltaireShakespeare, es necesario para ser una persona erudita, formada. Pero yo apuesto por algo mucho más importante, por la importancia de la filosofía por sí misma como valor. Los filósofos, quizá, no hemos hecho un esfuerzo suficientemente grande para que la sociedad lo comprenda, para persuadir al público de su necesidad.