"EL PSICÓPATA MÁS ADMIRADO DEL MUNDO": Este libro es una denuncia pública que expresa categóricamente lo que miles de cubanos y personas alrededor del mundo ya saben: Fidel Castro es un psicópata. Un psicópata que durante más de cinco décadas ha maltratado a Cuba en toda una PATOCRACIA CASTROCRÁTICA DICTATORIAL Y TIRÁNICA.
Es realmente irónico que hoy diversos gobernantes y personalidades del mundo manifiesten su «admiración» por este tirano tan malévolo, quien no ha hecho más que sumir en la miseria a todo un pueblo.
Pero así como hay personas que quieren proyectar una imagen de Fidel que no corresponde con la realidad, también hay muchas voces que se alzan para contar al mundo la verdad sobre este personaje tan negativo para la historia cubana.
De manera casi profética, Rafael Díaz Balart pronunció un discurso en el año 1955 en el que vislumbró la tragedia que le esperaba al pueblo cubano luego de que el Congreso aprobara en esa época una amnistía que le dio la libertad a Castro, quien gracias a ello solamente debió cumplir menos de dos años en prisión de los quince a que había sido condenado por el asalto al Cuartel Moneada.
Así, pues, este libro es un manifiesto que refresca la memoria de aquellos que quieren ignorar las maldades de uno de los dictadores más perversos del mundo, y es también un texto que revela la verdad sobre Fidel a todos aquellos que desconocen quién es él realmente.
Este no es un libro personal, no es el ataque de alguien que de manera individual repudia a Castro. Este escrito es el manifiesto de todo un pueblo oprimido que sufre día a día, sumido en la pobreza, en la desesperanza, incrédulo sobre la posibilidad de un mejor mañana. Pero la esperanza nunca debe morir, y si muchas voces continúan uniéndose para denunciar los crímenes del
régimen castrista, seguramente llegará un día glorioso en que Cuba será un pueblo libre y democrático.
🔫El perfil psiquiátrico de
Fidel Castro que hizo la CIA🔫
Fidel Castro que hizo la CIA🔫
Los psiquiatras de la agencia de inteligencia consideraban que Castro era intelectualmente dependiente del Che, marcaban su narcisismo, la ansiedad por controlarlo todo y que pese a depender de las masas para su sostén no confía en ellas lo suficiente como para llamar a elecciones
La CIA elaboró en diciembre de 1961 un perfil psiquiátrico de Fidel Castro que, en buena medida, signó la conducta política de EE.UU. hacia Cuba y en especial, hacia el líder de la por entonces flamante Revolución Cubana. Hoy, cuando el diccionario de la Guerra Fría ha retornado al lenguaje común de la política internacional y se habla de “deshielo” en la relación entre EE.UU. y Cuba, el viejo informe psiquiátrico sobre Castro es un documento revelador y demostrativo de cómo encaraba el gobierno del presidente John F. Kennedy, el desafío de tener un estado comunista a escasas millas de la costa norteamericana.
¿Qué dice ese informe? Que Castro no está loco pero tiene una personalidad altamente neurótica e inestable, que lo hace vulnerable a ciertos tipos de presiones psicológicas; que tiene unas enormes ansias de poder y de ser reconocido y adulado por las masas, junto a una necesidad constante de rebelarse, de estar siempre enfrentado a un adversario, de derrocar a una autoridad existente; las críticas lo tornan inestable y hacen que pierda contacto con la realidad; que su egoísmo es, a la vez, su talón de Aquiles y que gran parte de su satisfacción y de refuerzo de su ego personal proviene de su relación con el argentino Ernesto “Che” Guevara y con su hermano Raúl Castro, hoy presidente. “Castro es intelectualmente dependiente y sumiso respecto del Che –dice– Su estabilidad emocional sufriría si Che no mantuviera una actitud firme y positiva hacia él. La ruptura de esta relación –sugieren los psicólogos de la CIA– probablemente derive en un Castro abatido y reduzca su efectividad”.
¿Impulsó la CIA una ruptura de las relaciones entre Fidel y el Che, más tentado por el comunismo chino que por el soviético, al que adhirieron los hermanos Castro? Por cierto, la CIA y los gobiernos de EE.UU., el de Kennedy y los que le siguieron, optaron por eludir pesados informes psiquiátricos e intentaron asesinar a Fidel con decenas de métodos, algunos extravagantes, con agentes secretos, cubanos en el exilio, mercenarios de toda laya o elementos de la mafia. Pero ¿cuánto hizo a las relaciones entre los dos países el informe que fue secreto y que hoy se exhibe, casi como una curiosidad, en la Biblioteca Presidencial y Museo John F. Kennedy de Boston?
Después de señalar los elementos neuróticos de la personalidad de Fidel, el informe, de tres carillas, apretadas en un interlineado de un espacio y fechado ocho meses después de la fracasada invasión a Bahía de Cochinos y diez meses antes de la Crisis de los Misiles que puso al mundo al borde de una guerra nuclear, señala que los “excepcionales elementos neuróticos de su personalidad son el hambre de poder y su necesidad de reconocimiento y adulación por las masas: es incapaz de obtener completa satisfacción de cualquier otra fuente”.
El estudio establece que cualquier tipo de crítica “lo vuelve inestable y proclive a perder contacto con la realidad” y sugiere: “Si Castro fuese atacado en forma consistente por aquellos a quienes pide su aprobación, el resultado sería probablemente un desorden de su personalidad, su ineficacia política e, incluso, una enfermedad emocional clínica, como la depresión”. “El egoísmo de Castro es su talón de Aquiles. Narcisista al extremo, en la victoria debe controlarlo todo, sin delegar autoridad. Cuando se enfrenta a la derrota, su primera preocupación es retirarse para reagrupar sus recursos”.
Después de analizar los vínculos de Castro con Raúl y con el Che, añade: “Castro parece ser un individuo pasivo que se defiende de sus miedos a esa pasividad con la exaltación de sus maneras agresivas y sádicas. Su hiperactividad, la anulación de la rutina, la falta de organización, su impulsividad, sus rabietas, sus tendencias masoquistas, incluso con un deseo hacia el martirio, parecen relacionadas al costado femenino-pasivo de su personalidad. Su necesidad compulsiva de estar “en la cima” y no ceder jamás el control o la autoridad, es otra indicación de sus miedos respecto a la pasividad”.
En otro pasaje, el equipo psiquiátrico de la CIA de hace 53 años sugiere que “el desvelo de Castro por el cuidado médico y la alimentación de los más pobres, por brindar igualdad de oportunidades educativas a los no privilegiados, y su deseo de ser reconocido por ellos como un hermano benevolente y protector, indica un grado de conciencia muy herida. Sus castigos extremos a las violaciones y robos hablan también de cierto grado de culpa inconsciente que tal vez pueda ser usado en su contra”. Sin embargo señala que, “pese a depender de las masas para su sostén (…) no confía en ellas lo suficiente como para llamar a elecciones Su prioridad es mantenerse en el poder. Él probablemente destruiría a ambos, a sí mismo y al pueblo cubano, para preservar este estatus”.
El informe termina por destacar “la superior capacidad intelectual” de Castro, sus dotes como “líder revolucionario y agitador” y su “incapacidad para la organización y la administración. Además –dice– no puede confiar en nadie a quien delegar su autoridad”.
La doctora Hilda Molina, quien durante años mantuvo una cercana relación como profesional con Castro, y ahora vive exiliada en Argentina, confió la pasada semana al sitio Infobae que durante ese tiempo fue trazando un perfil psicológico de Fidel: "Es un psicópata. Es incapaz de cualquier tipo de sentimientos. Diseña su estrategia con precisión maquiavélica".
Molina, una reconocida neurocirujana que dirigió el Centro Internacional de Restauración Neurológica en La Habana, dijo que llegó a estudiar Psicología para tratar de conocer mejor a Castro.
"Tiene muchos trastornos de la personalidad. Es un clásico psicópata, incapaz de cualquier tipo de sentimiento genuino hacia el semejante, los demás son instrumentos para su satisfacción, y desechables cuando no los necesita", subrayó.
¿Qué se sabe en realidad de Fidel Castro? ¿Cómo vive? ¿Es de verdad el hombre austero y fiel a los ideales de la revolución comunista que afirma ser?
La respuesta, según Juan Reinaldo Sánchez, guardaespaldas personal del Comandante durante diecisiete años, es un rotundo no. El Líder Máximo no sólo lleva una vida mucho más confortable de lo que siempre ha dado a entender, sino que tras su fachada de respeto a la ortodoxia del comunismo se esconden manipulaciones financieras dudosas que en este libro se desvelan por primera vez.
Innumerables secretos de Estado y traiciones ocultas han pasado ante los ojos de Juan Reinaldo Sánchez, que ha sido testigo privilegiado de las múltiples facetas del gobernante cubano, reveladas por primera vez en este libro: estratega genial en Nicaragua y Angola, autócrata paranoico en su país, espía sin igual a todas horas, diplomático maquiavélico, padre de familia distraído ―tiene al menos nueve hijos, habidos de cinco relaciones diferentes―, obseso de las grabaciones e, incluso, cómplice de los narcotraficantes, la gota que acabó colmando el vaso del que fue durante casi dos décadas su fiel guardaespaldas.
Un testimonio excepcional que pone en duda todo lo que se creía saber hasta ahora sobre la vida pública y privada de Fidel Castro.
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