Roy A. Rappaport mantiene que la religión es fundamental para la evolución de la vida, aunque se haya visto desplazada de su posición original de autoridad intelectual por el auge de la ciencia moderna. Ritual y religión en la formación de la humanidad aboga por que la religión puede y debe conciliarse con la ciencia. En este trabajo se combinan diferentes planteamientos sobre el estudio del género humano y se presenta un completo análisis sobre el significado evolutivo de la religión. Rappaport considera tan importante la religión como la invención del lenguaje y, por tanto, de la cultura tal y como la conocemos. Además, realiza un detallado estudio sobre el componente principal de la religión, el ritual, que elabora concepciones que asumimos como religiosas y que han resultado fundamental para la capacidad de adaptación de la humanidad.
Un gran ensayo escrito a lo largo de 38 años por este antropólogo norteamericano, que nos desarrolla la importancia trascendente de los rituales y la religión en el proceso del desarrollo ético de la civilización, al punto de que considera que sin rituales y sin religión nunca se hubiera alcanzado un estadio aceptable de desarrollo.
La ritualidad solemne, la práctica rituaria, a juicio de este autor, ha salvado al mundo. Ello porque, en primer término, elimina la mentira, que es la perversión del lenguaje; el proceso ritual elimina el personalismo y mediante su fijeza impide la filtración de lo que no es auténtico; en segundo lugar, porque conforma un orden social que permite la convivencia y la introducción de los valores éticos.
Ochenta años de investigaciones confirman que los individuos religiosos son más persistentes y más eficientes en la consecución de los objetivos
Las personas religiosas tienen mayor capacidad de autocontrol que las no religiosas, señalan los resultados de la revisión de las investigaciones realizadas a este respecto en los últimos ochenta años. Así, se ha descubierto, por ejemplo, que ciertos rituales religiosos –como la oración o la meditación- afectan a partes de la corteza del cerebro humano que resultan claves en la autorregulación y el autocontrol. Por otro lado, las religiones contribuyen al autocontrol porque proporcionan a los individuos modelos claros de comportamiento. Esta autorregulación permite que los individuos religiosos sean más persistentes y más eficientes en la consecución de los objetivos que para ellos resultan “sagrados”. Una vez conocido el mecanismo, según los científicos, éste puede ser “copiado” por cualquier individuo para implementar cualquier resultado. Por Yaiza Martínez.
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