EL Rincón de Yanka: POEMAS "LAS OVEJAS" y "EL HOMBRE, EL CABALLO Y EL TORO" DE DON ANDRÉS BELLO LÓPEZ

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lunes, 29 de septiembre de 2025

POEMAS "LAS OVEJAS" y "EL HOMBRE, EL CABALLO Y EL TORO" DE DON ANDRÉS BELLO LÓPEZ

LAS OVEJAS

ANDRÉS BELLO LÓPEZ


«Líbranos de la fiera tiranía
de los humanos, Jove omnipotente
(una oveja decía,
entregando el vellón a la tijera);
que en nuestra pobre gente
hace el pastor más daño
en la semana, que en el mes o el año
la garra de los tigres nos hiciera.
Vengan, padre común de los vivientes,
los veranos ardientes;
venga el invierno frío,
y danos por albergue el bosque umbrío,
dejándonos vivir independientes,
donde jamás oigamos la zampoña
aborrecida, que nos da la roña,
ni veamos armado
del maldito cayado
al hombre destructor que nos maltrata,
y nos trasquila, y ciento a ciento mata.
Suelta la liebre pace
de lo que gusta, y va donde le place,
sin zagal, sin red y sin cencerro;
y las tristes ovejas (¡duro caso!),
si hemos de dar un paso,
tenemos que pedir licencia al perro.
Viste y abriga al hombre nuestra lana;
el carnero es su vianda cuotidiana;
y cuando airado envías a la tierra,
por sus delitos, hambre, peste o guerra,
¿quién ha visto que corra sangre humana
en tus altares? No: la oveja sola
para aplacar tu cólera se inmola.
Él lo peca, y nosotras lo pagamos.
¿Y es razón que sujetas al gobierno
de esta malvada raza, Dios eterno,
para siempre vivamos?
¿Qué te costaba darnos, si ordenabas
que fuésemos esclavas,
menos crueles amos?
que matanza a matanza y robo a robo,
harto más fiera es el pastor que el lobo».

Mientras que así se queja
la sin ventura oveja
la monda piel fregándose en la grama,
y el vulgo de inocentes baladores
¡vivan los lobos! clama
y ¡mueran los pastores!
y en súbito rebato
cunde el pronunciamiento de hato en hato
el senado ovejuno
«¡ah! dice; todo es uno».

"Toda su vida, la oveja le temió al lobo, 
pero fue el pastor quien se la comió". 
Prov. georgiano


El poema "Las ovejas" de Andrés Bello es una crítica profunda y alegórica donde se usa a las ovejas como símbolo del pueblo o los sectores más vulnerables, y a los pastores como las autoridades o gobernantes. En el poema, las ovejas se quejan de la tiranía y el abuso de los humanos (los pastores), quienes las trasquilan, maltratan e incluso sacrifican injustamente. A pesar de que los lobos (los enemigos externos) son una amenaza, las ovejas consideran que los pastores (sus propios protectores) les hacen más daño que los lobos. Así, el poema desafía la dicotomía simple entre buenos y malos, presentando una "tricotomía" de ovejas-pastores-lobos, donde los pastores muchas veces son más crueles que los lobos.
El mensaje central es la compleja relación entre autoridad y sometimiento, en la que el poder que debería proteger puede volverse opresor y abusivo. Sin embargo, Bello también sugiere que, aunque los pastores (autoridades) pueden ser crueles, sin ellos las ovejas quedarían indefensas frente a los lobos. Al final, las ovejas rebeladas claman "¡Vivan los lobos! ¡Mueran los pastores!", pero el poema concluye con un resignado "todo es uno", mostrando la confusión y el resentimiento popular hacia la autoridad.
En suma, el poema es una reflexión sobre el poder, la opresión, la injusticia social y la paradoja de la tutela que puede volverse tiranía, con una visión crítica y a la vez resignada sobre la autoridad y la protección del pueblo. Incluso el estilo alegórico que más de un siglo después popularizaría Orwell en “Rebelión en la granja” (1945).
Su mensaje sigue vigente: los inocentes siempre pagando los pecados del poderoso… ¿Qué opinas?

"Más que independencia, 
necesitamos civilización".

EL HOMBRE, EL CABALLO Y EL TORO

A un Caballo dio un Toro tal cornada,
que en todo un mes no estuvo para nada.
Restablecido y fuerte,
quiere vengar su afrenta con la muerte
de su enemigo; pero como duda
si contra el asta fiera, puntiaguda,
arma serán sus cascos poderosa,
al Hombre pide ayuda.

—«De mil amores, dice el Hombre. ¿Hay cosa
más noble y digna del valor humano,
que defender al flaco y desvalido,
y dar castigo a un ofensor villano?
Llévame a cuestas tú, que eres fornido;
yo le mato, y negocio conclüido».

Apercibidos van a maravilla
los aliados; lleva el Hombre lanza;
riendas el buen rocín, y freno, y silla,
y en el bruto feroz toman venganza.

—«Gracias por tu benévola asistencia,
dice el corcel; me vuelvo a mi querencia;
desátame la cincha, y Dios te guarde».
—«¿Cómo es eso? ¿Tamaño beneficio
pagas así?»—«Yo no pensé...»—«Ya es tarde
para pensar; estás a mi servicio;
y quieras o no quieras,
en él has de vivir hasta que mueras».

Pueblos americanos,
si jamás olvidáis que sois hermanos,
y a la patria común, madre querida,
ensangrentáis en duelo fratricida,
¡ah! no invoquéis, por Dios, de gente extraña
el costoso favor, falaz, precario,
más de temer que la enemiga saña.
¿Ignoráis cuál ha sido su costumbre?
Demandar por salario
tributo eterno y dura servidumbre.

Andrés Bello: Un Humanista en el país de la anarquía con Iván Jaksić