CUMBRE QUE ENCUBRE
A LOS VERDADEROS HUMANICIDAS
PARA MANIPULAR A LAS MASAS
A LOS VERDADEROS HUMANICIDAS
PARA MANIPULAR A LAS MASAS
El inversor George Soros presentó el jueves un plan en la conferencia de la ONU sobre el clima para destinar hasta 100.000 millones de euros (68.000 millones de euros) para ayudar a los países pobres a luchar contra el cambio climático y enfrentarse a sus impactos.
El fondo podría estar disponible inmediatamente, y no se añadiría al déficit nacional de los países donantes, según dijo el financiero.
"Los gobiernos de los países industriales trabajan sobre la base del malentendido de que la financiación tiene que venir de sus presupuestos nacionales pero no tiene por qué ser el caso, ya lo tienen", indicó Soros a los periodistas.
"Se encuentra sin utilizar en sus cuentas de reserva y en las cámaras del Fondo Monetario Internacional (FMI)", explicó.
La cuantía que deberían dar las naciones ricas, que reconocen su responsabilidad en el calentamiento global, a los países en desarrollo, y la fuente de esta financiación se encuentran entre los temas más contenciosos que dividen a los participantes en la conferencia de Copenhague.
Creación del fondo
Se está formando un consenso en torno a la creación de un fondo de 30.000 millones de dólares para cubrir el periodo de 2010-2012, pero se espera que las necesidades escalen hasta los cientos de miles de millones en diez años.
En septiembre de 2009, el FMI distribuyó a sus miembros casi 300.000 millones de dólares a través de un instrumento financiero llamado Special Drawing Rights (SDR).
Más de la mitad de ese fondo fue a parar a las 15 mayores economías desarrolladas, que lo han mantenido en su mayoría sin tocar en sus cuentas de reserva.
"Propongo que los países industrializados se junten y presten 100.000 millones de dólares de esos SDR para 25 años a un fondo verde especial que sirva a los países en desarrollo", dijo Soros.
Una buena inversión
El dinero podría invertirse en fuentes energéticas bajas en carbono, la reforestación, la protección de la selva y programas de adaptación a las sequías, las inundaciones y otras consecuencias del cambio climático, dijo.
"Es una idea simple y práctica, y hay un precedente", dijo Soros, que recordó que Gran Bretaña y Francia prestaron recientemente 2.000 millones de dólares de SDR a un fondo especial para préstamos a los países pobres.
Frente a toda esta histeria colectiva del pánico climático, tengo una opinión políticamente incorrecta. Luego de ver, hasta en la sopa, a Greta Thunberg, la última marionetica del NUEVO ORDEN MUNDIAL (NOM) en su reciente actuación en la ONU, concluyo que ella se merece un Emmy‼️
Hace poco la histeria en la que los progresistas USARON estudiantes era por las armas, ahora, es “el fin del mundo”.🤦🏻♀️
✅Hay una AGENDA escondida detrás de esta PROPAGANDA, tengan la amabilidad de escarbar un poco más y descubrirán a los que realmente se están beneficiando de todo esto.
➡️Aquí les dejo las CONTUNDENTES declaraciones de tres grandes, que al igual que yo, se tomaron la red pill (pastilla roja) hace rato y salieron del adoctrinamiento zurdo/progresista. Disfruten con estas TRUTH BOMBS. 💣
1️⃣Candace Owens| Queridos Niños que han sido manipulados por la izquierda: Cuando yo estaba en la escuela Al Gore nos dijo que nos quedaban sólo 10 años antes que las capas de hielo se derritieran y se inundara el planeta.
Alerta Spoiler: ¡Eso nunca ocurrió!
Preocúpate por el medio ambiente, pero sin dejarte lavar el cerebro por los políticos.
2️⃣Tucker Carlson| “Cuando usas niños para exigir poder, se convierten en una especie de escudo humano. Puedes esconderte de forma segura detrás de ellos. Nadie puede criticarte. Cualquiera que haga eso es alguien que literalmente haría cualquier cosa para tomar el control, y eso es exactamente lo que están haciendo.”
3️⃣Matt Walsh| [Con referencia a Greta y su actuación en la ONU]. “Debemos llamar a esto como lo que es: ABUSO INFANTIL. Puede que sea una estrategia política para TRAUMATIZAR a los niños con estas profecías del “final de los tiempos”, pero moralmente, es abominable. Es cierto, dile a los niños que reciclen, recojan la basura y planten árboles, estas actividades sí valen la pena. Pero la HISTERIA ES TOTALMENTE INJUSTIFICADA. DEJEN A LOS NIÑOS SER NIÑOS, ellos no deberían levantarse cada mañana con miedos alucinatorios acerca de la muerte del planeta.”
¿Conoces a Greta Thunberg?
Si tú respuesta es "Sí",
anota los nombres de dos científicos del clima
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y de dos investigadores en energías limpias.
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Si no puedes,
tu atención no está donde debe estar.
🌞
UNA DISTOPÍA (REAL) DE DANIEL ESTULIN
Las 6 estrategias de los ricos para reducir
la población y conservar su estatus
Las 6 estrategias de los ricos para reducir
la población y conservar su estatus
Según Daniel Estulin (Vilnus, Lituania, 1966), los ricos tienen un plan muy bien estudiado para conservar sus privilegios: y pasa por acabar con el resto
Muchos lo consideran un farsante o, si acaso, un loco. Para otros es un visionario. Daniel Estulin (Vilnus, Lituania, 1966), exespía y, ahora, periodista de investigación, dice cosas que resultan difíciles de creer pero, cara a cara, es extremadamente convincente. Se dio a conocer con el libro La Verdadera Historia del Club Bilderberg (Planeta, 2005), en el que desvelaba los entresijos de este poderosísimo lobby del que hasta entonces apenas se conocía su existencia. El libro se convirtió en un bestseller internacional y Estulin empezó a ser habitual en los medios de comunicación. Desde hace un año tiene un programa en Russia Today (el canal de televisión controlado por el Kremlin que emite en ruso, español, inglés y árabe), Desde la sombra, que asegura ven más de 7 millones de personas en todo el mundo. Es, en definitiva, una estrella de las conspiraciones.
En su nuevo libro, El Club de los inmortales (Ediciones B), Estulin continúa desarrollando sus ideas en torno a una élite financiera mundial que lo controla todo y cuyo objetivo, que es la tesis central de este libro, es, y ha sido siempre, preservar su situación privilegiada, aunque esto pase por arrollar al resto de la población.
En un rincón de una cafetería en el centro de Madrid, Estulin ha explicado a "El Confidencial" cuál es la estrategia de esta élite para seguir controlando el mundo en los años venideros.
1. Desindustrializar el mundo para crear pobreza extrema
“El plan de la élite siempre ha sido desindustrializar y despoblar el mundo”, asegura Estulin. “Somos 7.000 millones de personas en el planeta Tierra, un espacio reducido, pequeño y con recursos naturales limitados. Esto es algo que aunque esa gente no lo entiende –dice señalando las mesas que nos rodean en la cafetería–, porque no entienden nada de nada, los Rockefeller y la élite financiera mundial lo entienden perfectamente. Es muy muy sencillo, para que ellos coman nosotros tenemos que morir”.
Detroit es una muestra perfecta de lo que va a pasar con el mundo
Detroit, asegura, es el ejemplo vivo de este plan de desindustrialización: “Una ciudad que ha sido el pulmón de la economía americana durante tantas décadas la han dejado en un estado lamentable al factor de 1.000. Ya no existe como ciudad, y es una muestra perfecta de lo que va a pasar con el mundo. ¿No sabe Obama que esto es malo? Por supuesto que lo sabe. ¿No sabe que la ciudad da de comer, a nivel económico, a todo el país? Por supuesto que lo sabe. Pero el plan de la élite es reducir la población mundial, de una forma u otra, y desindustrializar el mundo utilizando el crecimiento cero”.
“La pobreza va a ser tan profunda a nivel mundial y el desarrollo tecnológico va a aumentar tanto, que la separación entre el 99% de los pobres y los super ricos va a ser más grande que nunca”, aegura Estulin.
2. Acabar con los estados-nación
“La política nunca ha estado al servicio de los ciudadanos”, explica Estulin. “Es una mentira piadosa pensar que uno vota a Rajoy. ¿Quién es ese tipo? Es nadie. Porque viene la famosa troika, los men in black, que no han sido elegidos por nadie en el mundo y le dicen al presidente del Gobierno qué tiene que hacer”.
No es que haya una serie de personas que le dicen a Rajoy ‘haz esto’, es que si no lo hace la comunidad de las naciones controlada por la élite le dice ‘te voy a destrozar'
No es que Rajoy forme parte de una conspiración. Una cosa que Estulin quiere dejar claro es que “no hay cuatro viejos sentados en una sala oscura, con un cigarro en la mano, mirando la bola de cristal para planificar el futuro del mundo”, una imagen con la que se ha asociado siempre sus historias. “Esto no es real”, se defiende, “no es que haya una serie de personas que le dicen a Rajoy ‘haz esto’, es que si no lo hace, la comunidad de las naciones controlada por la élite dice ‘te voy a destrozar. Te vamos a recortar todo. Vamos a hacer complicado que puedas vender la deuda a un cierto porcentaje. Y no sólo eso, a través de los inversores vamos a hacer un ataque a tu bolsa y la vamos a destrozar'. Como lo han hecho antes en muchos países del mundo. El FMI, el Banco Mundial, la WTO… La comunidad mundial es eso. Los gobiernos son títeres de la élite financiera mundial y el que no lo quiera ver que no lo vea”.
3. Controlarnos a través de la tecnología
“¿Hace 6.000 años quién dominaba el mundo? ¿Quién tenía el conocimiento?”, pregunta Estulin. “Los sacerdotes, que lo administraban con cuentagotas al resto de la humanidad”. Era un sistema piramidal del conocimiento que se ha invertido gracias a la reciente revolución tecnológica. “Ahora un indio sentado en la jungla de Bolivia con un ordenador y acceso a internet tiene más acceso al conocimiento que la humanidad entera hace 15 años”, asegura el escritor. “Para los poderosos es una putada, porque la gente tiene acceso al conocimiento que han tratado de proteger durante miles de años. Este modelo ya no funcionaba, necesitaban otro modelo, un modelo basado en la tecnología, pues si controlan la tecnología ellos vuelven a controlar el mundo”.
La gente dice que no se puede poner puertas a Internet. No tienen ni idea de nada
Estulin asegura que la principal preocupación actual de la élite super rica es controlar el desarrollo tecnológico, algo que, asegura, es mucho más fácil de hacer de lo que pensamos. “La gente dice que no se pueden poner puertas a Internet”, explica el periodista. “La gente que habla así no tiene ni idea de nada, no ha visto nada más que un ordenador en su casa y saben cómo enchufarlo. Nada más. Los dos cambios a nivel informático más importantes son el smartphone y el GPS. Están atados a tu culo 365 días al año, 24 horas al día. ¿Por qué crees que la calidad de las cámaras son tan altas? Porque la élite quiere ver lo que estás viendo, y lo ven a través de tu teléfono. Quieren ver cómo te organizas y para eso crean las redes sociales. El modelo ha cambiado. El control es total en todo”.
4. Apostar por la guerra cultural
Hasta hace muy poco la mejor herramienta que tenían los ricos para controlar la población, y que siguiera habiendo recursos para mantenerse en el poder, eran las guerras. Pero a día de hoy matar sale muy caro. Lo mejor, explica Estulin, es que la población acepte sin grandes pataletas el mundo que está por venir.
“Elysium está preparando el terreno para que cuando veas lo que pasa en realidad digas ‘ah sí, lo he visto en el cine’, asegura el escritor. La industria cultural, explica, tiene dos funciones claras: que cale el discurso que se quiere trasmitir –"somos muchos, no todos podemos sobrevivir, y es lógico"– y que la población no se preocupe por discutir sobre lo que realmente importa: qué va a ser de la humanidad.
Mientras piensas en Miley Cirus no piensas en cosas importante, como el futuro del mundo
“Lo más sencillo sería matarnos a todos, pero la gente se daría cuenta, y se levantaría”, explica Estulin. “Como somos muchos más sería muy complicado: sus ejércitos son nuestra familia. Es mucho más sencillo hacer lo mismo a través de la guerra cultural. Es lo que están haciendo constantemente: películas, información falsa, degeneración del ser humano, degradación de la escala de valores… Esto no es casualidad, alguien lo ha pensado antes. Alguien ha creado a este animal de compañía llamado Miley Cyrus. Ella no decidió levantarse un día y hacer eso. No, le han puesto allí y la han promovido. Esto está hecho a propósito, para que hablen mal o bien de ti, crear separación y debate. Mientras piensas en Cyrus no piensas en cosas importantes, como el futuro del mundo. Y si esto lo multiplicas por 100.000 elementos, como el trabajo que estás haciendo, que no te deja pensar, llegas a la cama y ¿qué has hecho por el mundo? Nada”.
5. Preparar la colonización del espacio
“La obligación del ser humano es descubrir y conquistar el espacio para que dentro de poco dejemos la Tierra, y vayamos a emigrar”, asegura con rotundidad Estulin. “Es algo que es normal. Aquí, además de ser prisioneros, estamos en peligro constante de los asteroides. ¿No has visto lo que pasó en Rusia? Esto no es nada, puede caer un asteoride grande en el Polo Norte y estamos muertos todos. Necesitamos llegar a Marte, que es una colonia avanzada, y por eso dentro de cuatro años enviaremos naves tripuladas allí”.
Hay una pregunta que todos tenemos que hacernos, si alguien muy importante se va a Marte y lo deja todo aquí ¿qué va a pasar?
El periodista vuelve a usar una película como analogía. “2012 era una mierda”, puntualiza, “pero hay una escena muy impactante donde la élite embarcaba al espacio para huir de la tierra. No lo sé, pero es muy lógico pensar que si esta gente va y no vuelve [dice en referencia al proyecto Mars One] igual va más gente y no lo sabes. Y si se van es porque saben algo que nosotros no sabemos. Hay una pregunta que todos tenemos que hacernos, si alguien muy importante se va y lo deja todo aquí ¿qué va a pasar?”.
6. Allanar el camino para la llegada de la transhumanidad
Oscar Pistorius, el atleta con dos piernas biónicas, fue, según Estulin, el primer transhumano. “Le estrenaron en los Juegos Olímipicos de Londres y le vieron 2.000 millones de personas. No es casualidad”. En su opinión, Pistorius es sólo un anuncio de lo que está por llegar: “Una pareja normal será un tipo con ojo de cyborg, una mano de Terminator y una tipa con piernas como las de Pistorius. Va a ser algo totalmente normal porque van a promoverlo los medios de comunicación, las noticias, los reportajes, las películas, las modelos… Va a ser lo último. Si tienes piernas normales vas a ser un gilipollas. Este es el futuro”.
La tecnología es magnífica salvo si la usas para matar a la gente o para crear gente que no sea humana porque puedes controlar su ADN
Y claro, la implantación del modelo transhumanista no tiene nada de inocente. “El transhumanismo acabará con la humanidad”, afirma Estulin de forma contundente. “Como tal no es negativo, nada es negativo por sí sólo, pero es que nos van a matar. La tecnología es magnífica salvo si la usas para matar a la gente o para crear gente que no sea humana porque puedes controlar su ADN, con tecnología cibernética, y así poder castigarles si, como yo, te portas mal”.
Soros interpreta la sociedad abierta como una sociedad diluida, carente de historia o carácter, en la que los individuos solo se sienten parte de una humanidad universalSoros sabe que las grandes oportunidades de negocio aparecen en las grandes catástrofes políticas; provocar una en España es una buena inversiónPor otro lado, él ha hecho su fortuna especulando con monedas, y las grandes oportunidades de negocio aparecen en las grandes catástrofes políticas. Provocarlas es, para él, una prudente inversión. España es un punto débil de la Unión Europea, y por eso ha posado sus ojos sobre nuestro país.Y, digámoslo claramente, su sociedad abierta no es una sociedad libre. No mira desde el individuo, para que sea libre y cree con el resto una sociedad liberada de las ataduras del poder, sino que mira como desde un panopticón al conjunto, para manejarlo con la voluntad de un dios caprichoso. Y tiene por las personas concretas la misma compasión que hacia un judío desposeído.
El magnate de origen húngaro tiene 87 años, sabe que no es eterno y ha decidido perpetuar su legado donando el 75% de su fortuna a esa sociedad. Soros está detrás de la agenda anti-familia y anti-cristiana en EEUU y Europa.
La activista sueca que lucha contra el cambio climático cuenta con el apoyo de grandes lobbies y empresas energéticas de su país, aunque su familia intenta negarlo.
El especulador Soros dio en un solo año 300.000 $ a los grupos más radicales del separatismo catalán
Toda la orientación y políticas de la ONU caminan hacia la despoblación del planeta. No se trata de una broma. Según el programa “Agenda 21” y la funcionaria Christiana Figueres, este organismo supranacional perseguiría la aniquilación biológica del 95 por ciento de la población mundial. El otro 5% esperan que sobreviva.
Este es, en efecto, un mundo raro, un momento histórico en el que podríamos estar en condiciones de alcanzar metas inéditas de prosperidad y esplendor cultural, pero que también podría convertirse en esclavo de formas de manipulación que catalicen explosiones de emotividad, en formas de pensar que resuciten las peores prácticas de sumisión a lo que se estima correcto y obligado, en formas de tiranía impuestas por credos fáciles de compartir, pero de dudosa consistencia. La entronización de profetas que manipulan el miedo puede resultar muy beneficioso para algunos, pero es fácil que acabe por ser un mal negocio para todos.
Presidente húngaro
España tiene, al fin, un Presidente del Gobierno con rango de Jefe de Estado, natural de Hungría. No se trata de Orban. Nació en 1930 –única ventaja de la situación-, y se llama Georges Soros, aunque su nombre verdadero se hace más complicado de pronunciar. Schwartz György Soros, el hombre más poderoso del planeta, el desestabilizador de la normalidad, el magnate que tiene agarrado por los huevos a Sánchez, no se sabe a cambio de qué, para terminar con España; el generoso financiador del populismo comunista. No puede volver a Hungría, vive en Suiza y tiene pasaporte americano. Fue el primer visitante en la Moncloa cuando Sánchez la ocupó, y ha sido el autor del milagro. El que ha convencido a Sánchez de que se puede dormir tranquilo con Podemos en el Gobierno e Iglesias en la vicepresidencia. Soros sueña con una Europa troceada en regiones, y España es la nación apropiada para el experimento.
Será el Presidente de España, György Soros, el que decida nuestro futuro, más cercano al campo de concentración que a la libertad del individualismo europeo.
Y tiene dos vicepresidentes que se abrazan después de haber manifestado su aborrecimiento mutuo sin pudor alguno. Hay un problema de estética, un descalabro gestual. Iglesias abraza como una mujer agradecida...
«Llegaron a Madrid unas 28.000 personas, la mayoría en avión, para participar en la reunión contra el cambio climático. La cumbre del clima»
Desde los cinco continentes llegaron a Madrid unas 28.000 personas, la mayoría en avión, para participar en la reunión “contra el cambio climático”. La cumbre del clima COP25.
Recordemos por ello que los miembros del Parlamento Europeo se desplazan mensualmente a Bruselas en avión desde sus lugares de origen porque el Parlamento no funciona todos los días (faltaría más!) y ni se les ocurre instalarse en Bruselas para evitar tantos miles de viajes (perderían las dietas…). Además están los periódicos traslados a Estrasburgo, mas aviones, camiones con los documentos, etc., pero los mandatarios europeos acaban de aprobar una declaración de “emergencia climática” para que los países, o sea los otros, luchen contra la contaminación…
La agenda “progre” se basa exclusivamente en atacar todo aquello que ha dado mayor libertad y bienestar a todos. Ataques a los viajes en avión, una industria que ha democratizado un transporte hace poco reservado a las clases altas y ha permitido a millones de personas viajar y conocer el mundo.
Insistencia en reducir el consumo de carne, ¿Volveremos a los años paupérrimos en que solo comían carne los ricos y los demás una vez al mes?
Ataque al “consumismo inútil y a las compras compulsivas”, ¡Pero nadie explica que pasaría con los empleos que la eliminación de esas “malas prácticas” conllevaría!
Y la guinda, por supuesto, el coche particular , el ejemplo por antonomasia del producto que ha facilitado la movilidad y la libertad de elección individual. Hay que prohibir los vehículos privados a favor del transporte de masas, y para vehículos privados solo los (carísimos) eléctricos.
Una vez más sólo para los ricos… Y los políticos por supuesto, porque hasta el momento no he oído que vaya a suprimirse ni un coche oficial, de los miles que hay en España, por ejemplo, ni los aviones oficiales ni nada de todo esto que los malvados ciudadanos nos empeñamos en hacer seguramente para fastidiar al planeta porque somos así de estúpidos y malvados.
"PEDOFRASTIA: Argumento que involucra el uso de niños para hacer al oponente quedar como un necio, pues la gente es indefensa y suspende todo escepticismo frente a niños en sufrimiento. Nadie se anima a cuestionar la autenticidad o la fuente". Nassim Nicholas Taleb
Greta Thunberg, la niña ecologista, me entristece. Es el producto de unos padres sin escrúpulos: una cantante que da el cante y un actor que ya no interpreta. Para colmo de males Greta ha sido captada por la Open Society —la secta de George Soros— a través de Luisa Neubauer, una alemanita eco activista de corte socialista que trabaja para esa fundación. Por un lado tenemos la ambición de una familia con ansias de medrar, a través de su hija, y por otro las ínfulas del judío especulador que hizo quebrar al Banco de Inglaterra. Otro día les hablaré sobre los tejemanejes de Soros y sus supuestas intenciones filantrópicas. Eso sí que da para una novela de terror.
Respecto a la Cumbre del Clima de Madrid: es cierto que estamos bebiendo agua envenenada con pesticidas y también es cierto que si a cualquiera de nosotros nos hicieran una biopsia de hígado encontrarían más porquería que en un desguace clandestino. Somos sintéticos. Los mares son nuestros estercoleros y el aire se está volviendo irrespirable. Pero también es una realidad que nos quieren tomar por imbéciles con la emergencia climática. Por poner un ejemplo: los chinos generan una contaminación desmesurada y no están dispuestos a dejarla de producir porque eso perjudicaría su economía. Greta, vete a China coño, aquí no pintas nada. Si realmente quieres salvar el planeta embárcate en tu velero y plántate en Shanghái a cerrar fábricas. Tu intención es buena, pero te equivocas de enemigo. Somos nosotros quienes estamos comprando una pegatina para poder circular con nuestros coches; en Europa estamos los tontos que siempre cumplimos.
El ecologismo se ha convertido en un negocio más. A día de hoy ya hay muchísimas empresas que funcionan con directrices sostenibles. Eso no significa que amen al planeta. Significa que se han dado cuenta de que siendo ecológicas ahorran dinero y generan más beneficios.
Yo no necesito que una niña sueca de cara rancia venga a enmendarme la plana con sus cánticos apocalípticos. Necesito que un estado conchabado con empresas eléctricas no me cruja a impuestos cada vez que enciendo la luz, ni me ponga mil problemas cuando quiera instalar una triste placa solar en el tejado de mi casa.
El ecologismo se impondrá de forma natural cuando el avance de la tecnología nos permita tener coches eléctricos asequibles; cuando podamos disponer de energía barata, limpia e ilimitada gracias a reactores de fusión nuclear, o cuando podamos disponer —o nos dejen disponer— de paneles solares eficientes y, sobre todo, baratos.
Y es que todo en esta vida se reduce al tintinear de las monedas. Hasta que el ecologismo no sea económicamente asequible para todos estas cumbres ecológicas serán más falsas que los directos de Milli Vanilli.
El 28 de Noviembre la Unión Europea ha decretado la "emergencia climática y medioambiental" con casi dos tercios de los votos. Ya el 17 de Septiembre el parlamento español aprobó declarar la "emergencia climática" en España con todos los votos a favor menos los de Vox. Es algo que va a tener importantes repercusiones económicas y podría cambiar la vida de muchos cientos de millones de personas. Requiere coraje sostener que, independientemente de lo acertado o no de las medidas políticas que se tomen, nos hallamos ante el mayor error científico en varias generaciones. El cambio climático es real, pero la emergencia climática es a día de hoy imaginaria porque no hay suficiente evidencia que la apoye.
EmergenciaDer. del lat. emergens, -entis 'emergente'.3. f. Situación de peligro o desastre que requiere una acción inmediata.
El aviso de Dwight Eisenhower en 1961 del peligro de que las políticas públicas se convirtieran en rehenes de una élite científico-tecnológica se ha convertido en realidad. En España ningún político a la izquierda de Vox (¡manda huevos!) se atreve a posicionarse en contra de la emergencia climática a pesar de lo endeble de la evidencia de que estemos en una emergencia debido al clima y a pesar de que ello condiciona completamente nuestra política energética.
Los portavoces mediáticos de la “sociedad amoral”, utopía de signo relativista y pretensiones laicistas, han convertido en construcción mitológica un hecho destinado al debate científico riguroso y a la reflexión cultural.
El fenómeno del “cambio climático” ha devenido, pues, en uno de los medios de legitimación ideológica de ciertas posturas político-electorales autodenominadas como “progresistas”, que esconden la incapacidad de éstas en crear paradigmas empíricos para modificar el sistema económico capitalista hoy vigente, más allá de la propaganda retórica ecologista; para justificar su desvinculación de las grandes tradiciones culturales y vitales de las sociedades occidentales, causa primordial de la degradación del medio natural; y para ocultar las consecuencias de los procesos de “ingeniería social” por ellos impulsados, razón fundamental en la alteración sustancial en el equilibrio material y espiritual, y por ende histórico, entre el hombre y la tierra. Un mito, en suma, que hurta a los ciudadanos, una vez más, del análisis de la gran tragedia moral de nuestro tiempo: la crisis de la civilización; una perenne “crisis del humanismo”, que ya hace casi noventa años tan magistralmente advirtió nuestro Ramiro de Maeztu [1].
1. Introducción:
el mito como construcción bioética. Los datos suelen ser fríos, e incluso llegan a congelar el alma. Las cifras sobre mortandad infantil por causa del hambre crónica en ciertos países africanos, el grado de represión política en distintos países de ideologías colectivistas o el número de abortos inducidos en las sociedades occidentales, por citar algunas tragedias de nuestra era, llevan a la “hibernación de las conciencias”. Primero fue la “sacralización de la técnica”, que hizo de estas cifras asunto de estudio y recopilación de organizaciones privadas y religiosas; en aras del progreso individual y material había que relativizar la presencia mediática de las mismas, cuando no su justificación utilitarista. Después comenzó a aparecer un nuevo y gran “mito colectivo”, fundado sobre las legítimas reivindicaciones del pensamiento ecologista, donde la pobreza y desigualdad propia de este mundo eran vinculadas, y en gran medida oscurecidas, como resultado de la “irresponsable” acción humana sobre el planeta tierra; e incluso, las desigualdades de acceso a los recursos venía dada por la acción interesada de ciertas corporaciones económicas y determinados poderes públicos. Así nacía el “mito del cambio climático”, un mito que situaba el debate bioético más allá de las evidencias empíricas de la sociedad presente. Muchos de sus prohombres intelectuales nos advertían, prospectivamente, sobre un futuro sombrío de calentamiento global y deshielo emergente, de deforestación progresiva y desertificación irreversible. Pero las medidas resolutorias propuestas entraban en el mismo juego materialista y progresista que denunciaban. Este discurso proponía un cambio ideológico para frenar la alteración de las leyes propias de la naturaleza, pero de otro lado, consideraban irrenunciables los logros de la “ingeniería social occidental” (la llamada “cultura de los derechos individuales”) y su arrumbamiento de las leyes naturales propias del ser humano.
Esta mitología “ecoideológica” encubría con ello, y en realidad, la incapacidad contemporánea en la magna empresa de conciliar el progreso económico y el respeto al medio ambiente, de técnica y moral, de bienes materiales y tradiciones espirituales. Los movimientos sociales que hacían y hacen bandera de este hecho, propugnaban un "entorno virgen, verde y salvaje", pero se mostraba impotentes, supuestamente, para abandonar nuestro "materialista" estilo de vida, nuestras carreteras, nuestras casas de hormigón, nuestros ordenadores de metal y plástico, nuestros medios de transporte contaminantes que nos llevan por todo el mundo; eso sí, más allá de la “cultura del reciclaje” y de una sostenibilidad “sostenida” sobre hormigón y asfalto. Un ejemplo de dicha posición lo encontramos en el gobierno español [2004-2008]. Invierte millones de euros públicos en propaganda sobre la "sostenibilidad" (cambiar de bombillas, reciclar vidrio) y apenas se invierte en I+D (apenas un par de patentes reconocidas), en nuevas tecnologías o nuevas fuentes de energía renovables. Nuestro gobierno da lecciones de “ecologismo responsable” cuando ha incumplido las tasas de CO2 del Protocolo de Kioto, culpabilizando al "consumidor" de derroche o atentado ecológico. El poder público se lava las manos al no financiar los medios para que ese mismo "ciudadano estigmatizado", pueda cambiar a un coche o a una casa más ecológica (aunque en muchos casos no puede acceder ni a una "contaminante"). Pero sobre todo, alienta las transformaciones sociales y culturales (individualistas, secularizadoras, antitradicionales, liberticidas) que se muestran, empíricamente, contradictorias con ese equilibrio vital, insustituible pero denostado, entre civilización y naturaleza, que nuestros padres, a través de sus creencias y tradiciones, habían convertido en norma comunitaria. El hombre se convierte, de nuevo, en “animal”, definido únicamente por su sexualidad y por su capacidad de consumo. Dios y el sentido común desaparecen de las escuelas públicas, y los medios de comunicación crean, cada día, un nuevo Adán.
Las políticas públicas “ecosociales” se limitan, por ello, a crear ciudadanos sometidos a ese estereotipo de consumidor responsable, de reciclador cotidiano, de “portador de derechos”. El Estado, dominado por la partidocracia y sometido a las presiones de los “lobbys” transhumanos, propugna el “hombre libre”, pero lo convierten en súbdito de la Hacienda y de la Ideología. Los valores que porta, consecuentemente, se alejan del contacto con la naturaleza, con la tradición, y por ello, con la historia. No hay continuidad de creencias y creaciones, de obligaciones y responsabilidades; el hombre es cada día nuevo. Así, y en vez de plantear una vuelta a la tradición, al ser humano portador de valores trascendentales, con soluciones de adaptación progresiva a las nuevas condiciones de vida que el futuro de la tierra impondrá, se gastan millones de recursos en soluciones que el desarrollo de China, India o Brasil, las llamadas “potencias emergentes” convertirán, como es lógico, en parches innecesarios (¿o habría que negar el progreso a las sociedades del Tercer mundo para preservar el bienestar medioambiental de los hombres y mujeres del Primero?), y que ese “animal sexual y consumidor” digiere en propaganda y ocio. Con ello, se vuelve a negar el papel didáctico de la historia, "maestra de la vida"; se niega la capacidad del hombre para adaptarse al medio ambiente futuro, se niega el progreso que ha situado a la humanidad en niveles de desarrollo y libertad desconocidos, se niega la existencia de cambios climáticos, parciales o totales, en la historia y prehistoria del hombre, etc. Pero este mito, que niega que la transformación radical del medio natural sobre el que vivimos no es un problema económico o político sino un "problema de civilización", muestra una serie de contradicciones ideológicas que es preciso abordar y confrontar con la realidad.
2. Las leyendas “ecosociales”.
a) La servidumbre científica
Los científicos se convierten en políticos, cuando no en ideólogos, de la "verdad establecida"; hipótesis y comprobaciones son temas de expertos, solo de ciertos expertos. El debate se sitúa en términos cuantitativos, eliminando el elemento cuantitativo, humano, del mismo.
¿El científico en de derechas o de izquierdas, o quizás del "llamado" centro?, ¿debe tener vocación teórica o inclinaciones sociales?.
Ciertos portavoces de las ciencias exactas y naturales, que reducen esta noble tarea a un "cientifismo puro", niegan la reflexión no solo de los científicos sociales y humanos, sino del propio "hombre de la calle", cuyo "principal problema mundial" es que dichos científicos encuentren la clave para la bajada de precios del pan y la leche, la gasolina y los libros, de las hipotecas y los pisos. La ciencia se desnuda de su verdadera labor.
¿Cuando una ciencia para el hombre y no para la ideología? ¿Una ciencia para el que pasa hambre, para el que no puede hablar libremente, para el que no llega a fin de mes?.
Simple utopía. Inventores de vacunas salvadoras y de remedios contra el cáncer, misioneros que dan su vida y su cuerpo por los que nada tiene, esos, no merecen el “Príncipe de Asturias”, ni diez minutos en televisión ni ser considerados "portavoces de la lucha contra el cambio climático".
¿La derecha tiene derecho a la ciencia, e incluso a libertad de expresión?.
La ciencia dice que los políticos conservadores y sus masas reaccionarias son los responsables del "cambio climático". La derecha malvada y sempiterna, los empresarios antes explotadores y hoy contaminantes. Nosotros, que no les hemos votado ni nunca seriamos capaces de votar a esos "terroristas ambientales", solo somos los pobres investigadores que detectamos este hecho científicamente, y que propugnamos que nuestra basura sea, bien reciclada eso sí, el alimento de los pobres de Sudán o del Congo, hombres sin derecho a malgastar, a ensuciar.
El cupo esta cerrado. Así la ciencia no cuestiona a Adam Smith ni a David Ricardo por poner las bases del capitalismo moderno; ni la ideología a Marx y Lenin por lanzar la idea del Estado ideológico. Pocos economistas se definirían como "anticlásicos", y pocos ideólogos como “antiprogresistas”. Esta misma ciencia no pone en solfa a Charles Darwin por enseñarnos el camino de la "selección natural" y la "adaptación al medio" que hoy presenciamos con asombro. Nadie se definiría como Hegel tenía razón. Por ello, el laboratorio dice con ello que el mundo se transformará, cuando no se destruirá, y la política utilizará el "miedo medioambiental" como gancho en sus programas electorales, como excusa de sus defectos ejecutivos y legislativos, y como nueva fuente de financiación. La empresa y la fábrica son los enemigos, pero el consumo el factor de progreso. La contradicción nos persigue.
El hombre de la calle sabe que su mundo tiene fin, cuando no puede afrontar la subida de la inflación, y ni el científico ni el político, como ya advirtió Weber, parecen darse cuenta de un "viejo proletariado" convertido en "nuevo mileurista". La civilización corre peligro, y no solo por la subida de las temperaturas.
b) La "interrupción voluntaria" de la naturaleza.
Los voceros, políticos y científicos del "cambio climático" terminan sus frases grandilocuentes con la siguiente frase lapidaria: "dejemos a nuestro hijos un mundo mejor". ¿Pero cuál?, ¿este que denunciamos como injusto y contaminado?, ¿un mundo propio de la "feliz prehistoria", bien limpio de creencias religiosas, sociedades tradicionales, y de regímenes que hoy consideraríamos autoritarios?, ¿o quizás un mundo que sólo existe en nuestra imaginación?, o ¿quizá el de los malogrados Campanella o Moro?. Pero unas cuantas frases nos adentrarán en respuestas aún sin plantear. ¿Cuantos de nuestros hijos, conocen la vida salvaje y natural, cuantos han conocido un animal fuera del zoológico o de los documentales televisivos, cuantos conocen las tradiciones del campo y de la huerta, cuantos han trabajado la tierra o saben que es exactamente una "simple gallina de corral?. ¿Y cuantos de nosotros van a trabajar en la huerta para que no se pierda, o limpiará los montes para que no se incendien, o recuperara las tradiciones ancestrales para eliminar la contaminación, o "hará el pan con sus manos y en su horno"?.
Y hechos aún más simples deberían hacer reflexionar al investigador profesional Hacemos deporte en gimnasios y centros deportivos construidos con hormigón y provistos de energía. La vida sana bajo cuatro paredes "contaminantes". Iremos al trabajo por un carril-bici de asfalto o un tranvía, donde antes habían "cuatro matojos". Tomamos productos de soja enlatados o embotellados. La vida sana enlatada. Tomamos productos del campo recogidos por inmigrantes que no llegan ni al salario mínimo. La huerta en casa, sin doblarse la espalda. Gastaremos 300.000.000 de euros en "aplazar seis años" un "irreversible cambio climático" (véase el Panel Científico de 2007). La eficiencia de recursos no llegará, si no es por caridad, al Tercer mundo.
La hipocresía nos acompañará. Preguntas y respuestas que muestran la tendencia de nuestra época, el signo de nuestra crisis civilizatoria: aplicamos a la naturaleza "la interrupción voluntaria" de su devenir y de su existencia. No hay tiempo para mantener, ni criar, ni alimentar a la "madre tierra". Lo experiencia con nuestras crías nonatas o con nuestras abuelas abandonadas nos sirve para las crías y madres del resto de especies del planeta. La historia vuelve a ser maestra. Cuando veamos a un oso polar buscando su salvación en medio del Ártico, como diría el profeta que en que hemos convertido a Darwin: "adáptate o evoluciona, si quieres sobrevivir". Si ese Oso tuviera "derechos objetivos", exigiría la "muerte digna". Lástima, nunca nos escuchará.
c) El terrorista ambiental.
La crítica a la "mitificación del cambio climático" conduce, inevitablemente, como otros procesos desmitificadores, a la condena desde el "pensamiento correcto". Así ha sucedido en la historia. Antiecologista, antinaturalista, en suma, colaborador o presunto "terrorista ambiental", son los términos que sustituyen a los de siempre: pagano o mártir, ácrata o heterodoxo, crítico o disidente. Este terrorista es el que construye nuestra casa, el que asfalta nuestras carreteras, el que extrae los materiales para nuestras placas solares, el que extrae el petróleo para nuestra gasolina y nuestra ropa; nosotros, ¡nunca¡. La investigación y el debate mueren así en la descalificación; la enseñanza de nuestra historia no sirve para nada. La crisis medioambiental de nuestro mundo, provocada o natural, olvida las raíces de nuestra crisis de civilización. Ahora el cambio climático es el responsable del hambre y de los genocidios. Nos lavamos las manos. Luchamos contra la contaminación, pero nos negamos a modificar el sistema político y responsable de la misma. Simples parches. Intentaremos salvar a la humanidad del futuro "calentamiento global", con el "valioso precedente" de la "incapacidad" internacional de frenar el genocidio de Dafur o la represión en Birmania (y más vulgarmente, de impedir la escalada del precio de la vivienda, "bien de primera necesidad para millones de familias). Una gran lección para el mañana.
d) La ciudad ecológica. La nueva “Civitas” humana, sostenible y perfecta, se encuentra en los desiertos arábigos.
En Abu Dhabi, bajo la pluma de Norman Foster, una ciudad ecológica nace del dinero de los petrodólares “contaminantes”, y bajo el sol de varios árboles de diseño. Nada de CO2, de emisiones contaminantes, de basuras sin reciclar, de energías no alternativas; pero nada de vinculación con la tierra, de normas morales, de “trabajo manual” en el campo y en el taller. Los gremios desaparecieron con la Ley Le Chapelier (1795), y el “trabajo humano” se convierte en leyenda bajo la aspiración al “cursus honorum” (funcionario, burócrata, político, o simplemente, “meritorio”). Jardines en los techos de los edificios, contenedores de reciclaje en urbanizaciones inmensas, jardines donde antes había huerta, bicicletas donde antes había coches y hasta caballos, piscinas y no lagos, playas y no grandes costas vírgenes, yogures ecológicos y no comida natural, resorts y no cortijos o granjas, etc. Las soluciones “ecosociales” vuelven a ser otro negocio del sistema, con la publicidad moral, más bien el chantaje emocional de la “defensa del medio ambiente”; y la crisis de la humanidad, de Occidente, sigue sus pasos.
3. Conclusiones.
La crisis del humanismo
Estas son las soluciones de la Técnica y del Progreso. Aplicaremos numerosas medidas medioambientales, pero olvidaremos la responsabilidad cultural del hombre. Todos reclamamos derechos (a un aire puro, a la limitación del ruido, a una capa de ozono integra, a alimentos naturales), pero solo unos pocos asumen responsabilidades reales. La vinculación al medio ambiente se convierte en sentimental, paisajística, ideológica. Educaremos a nuestros hijos en el "verde valle", pero quizás pocos de ellos vivirán algún día en él. Eso si, solo a condición de que la casa tenga agua corriente, luz eléctrica, buenos accesos, mejores vistas, un supermercado cerca, y quizás, porche, piscina, y si se puede garaje para dos o más coches. Propugnamos la "sostenibilidad", pero veremos como los pueblos rurales se despueblan, los campos son recogidos por máquinas o por mano de obra barata, y se descalifican los trabajos manuales y agrarios. Todos queremos ser universitarios. Si no respetamos a nuestros mayores, a los desiguales o a nuestros propios vecinos, no parece viable el respeto a un árbol, a una rata, o a ese Oso polar, del que todos se compadecen, pero al que nadie ayuda en su travesía marina. Si no salimos en defensa de una inmigrante agredida, protagonista de la televisión convertida en “basura” ¿como defenderemos al lince ibérico en peligro de extinción?.
Todo parece una "ucronía", todo nos acerca al mundo feliz de. A. Huxley. Pero la verdadera lucha por el medio ambiente, parte, como veremos, de la previa salvación de una serie de valores de nuestra herencia grecorromana y judeocristiana, que hoy por hoy, no se enseña en las escuelas. Parte, pues, de un nuevo hombre, sabedor de sus límites, de sus tradiciones, de su “naturaleza de pecador”. Sólo reconociendo a sus antepasados como “ser histórico”, amando a su familia como “ser social”, sabiendo de sus límites como “ser cultural y espiritual”, se podrá evitar ese humanismo degradante para el hombre, que lo convierte en mero instrumento sexual y materialista, sin sentido de la historia y de la trascendencia. Ahí, solamente ahí, es donde se puede evitar que se forjen los verdaderos "terroristas ambientales" de hoy y de mañana.
[1] MAEZTU, Ramiro de: La crisis del humanismo. Los principios de autoridad, libertad y función a la luz de la guerra. Barcelona, Mineva, 1919. La primera edición en español fue publicada en Inglaterra como R. de Maeztu, Inglaterra en armas. Londres, Darling & son, 1916.
VER+:
¿Podrá sobrevivir la humanidad?: he ahí la pregunta que brota espontánea al contemplar cómo las diversas formas de depredación ecológica, las quiebras económicas, el aterrador arsenal nuclear y los desórdenes demográficos amenazan con poner fin, no sólo a la civilización humana, sino a la vida misma sobre la tierra. Frente al espectro del humanicidio, se comprende lo urgente que resulta modificar nuestros comportamientos, crear nuevos valores..., en suma, inventar una verdadera y genuina moral planetaria sin ideologías, ni falacias, ni enlabios, ni manipulaciones. El objeto de este libro es mostrar lo que significa para cada uno de nosotros renunciar al sueño del dominio sobre la naturaleza, establecer un contrato natural, revisar nuestras opciones políticas, cuestionar el principio de la soberanía nacional, aplicar la norma de la equidad en nuestras relaciones con las generaciones futuras y, sobre todo, aprender la frugalidad. La conclusión a la que llega Michel Lacroix es tan clara como inquietante: la moral planetaria se ha convertido en nuestra única posibilidad de sobrevivir. MICHEL LACROIX, profesor de filosofía y doctor en letras, colabora en las revistas Commentaire, Esprit y Raison Présente. Recientemente ha publicado De la politesse (premio Moron de la Academia Francesa).
"El calentamiento global es una estafa,
el cambio climático es de origen natural,
el CO2 es muy bueno para el crecimiento de las plantas
y la subida del nivel del mar es la misma que
la de los últimos 300 años.
Hacía mucho tiempo que el Polo Sur no tenía tanto hielo..."
Emergencia climática:
la ciencia como negocio
Pretender trasladar a la opinión pública la existencia de un consenso científico respecto a la idea de que la actividad humana estaría adelantando el fin del mundo, es mentir. Ocurre que, en la comunidad científica, que es muy amplia, se reproducen los mismos fenómenos que en el resto de la sociedad. Esto significa que la Lógica de la Acción Colectiva (Mancur Olson, 1965) también aplica en la comunidad científica. Así, mientras la mayoría de los científicos se dedica a trabajar e investigar, una minoría organizada, con fuertes incentivos y potentes altavoces, captura la representación del total.
Los científicos no son religiosos, no han hecho voto de pobreza y castidad. Son personas corrientes y como tales son sensibles a incentivos, en ocasiones, incluso más que el ciudadano de a pie, porque su relevancia profesional depende en buena medida de la notoriedad que les otorguen sus pares. Y esta notoriedad cada vez depende más de una minoría bien organizada. No es por tanto nada extraordinario que los mensajes que llegan al público estén sesgados. Y que otros ni siquiera aparezcan en los medios de información. Qué tiempos aquellos en los que se pensaba que la ciencia era la única actividad humana en la que los errores eran criticados y corregidos.
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