Peregrinación desde la abadía de Finchale hasta la catedral de Durham por ser puntos de desembarco.
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"Ultreia, suseia, Santiago"
(Ánimo, que más allá,
más arriba, está Santiago).
Desde la abadía de Finchale -el auténtico comienzo del Camino Inglés a Santiago- hasta la catedral de Durham. Se superaba así la cifra de los que habían protagonizado la del año anterior, que tuvo el honor de ser la primera en medio milenio. La Coruña y Ferrol fueron amplia y repetidamente citadas por la profesora Penélope Johnson en su explicación inicial a los peregrinos como lugares de desembarco, «donde echaban pie a tierra los antepasados después de una travesía que en algún momento habrá que recuperar».
El recorrido fue de algo menos de ocho kilómetros pero de un gran simbolismo, puesto que no solo era el que hacían los peregrinos en la Edad Media sino que fue prohibido bajo pena de muerte por el rey Enrique VIII de Inglaterra. El Ayuntamiento de Durham colaboró ahora con el grupo de voluntarios, a su vez potenciado el año pasado desde el Xacobeo, empeñado este en recuperar la tradición en tierras del noreste de Inglaterra muy cercanas a Escocia.
Una vez en Finchale, el profesor Benjamin Dodd hizo una documentada exposición sobre la vida de San Godric, fundador de la abadía y él mismo peregrino a Compostela, a lo que siguió la intervención de la profesora Johnson muy centrada en Galicia y resaltando el valor histórico de La Coruña y Ferrol, así como el paisaje del Golfo Ártabro.
El recorrido se realizó sin incidentes. Al llegar al centro de Durham, al nutrido grupo se unió el alcalde, concejales y hasta dos personas que, vestidas a la usanza medieval y tocando una gaita, los condujeron hasta la catedral, en un ritual no solo elegante sino también muy solemne.
A todos los participantes se les entregó un folleto informativo remitido desde Galicia y centrado en el Camino Inglés, y una certificación de que habían realizado los primeros kilómetros de esa ruta jacobea.
Camino Inglés
No solo los peregrinos ingleses optaban por iniciar las rutas del Camino de Santiago desde las costas coruñesas hacia Santiago de Compostela. En realidad, el conocido como Camino Inglés, con sus variantes desde A Coruña o Ferrol, era en el alto y bajo medievo un compendio de itinerarios recorridos por devotos ingleses, sí, pero también escoceses, irlandeses, escandinavos o flamencos, esto es, del norte y oeste de Europa, con destino a la Catedral de Santiago. Por ello eran varios los puertos de partida y no menos los destinos, a menudo fijados a merced de las tempestades que sacudían los navíos de poco calado que traficaban en los puertos secundarios gallegos. El juego de entrantes y salientes del accidente que los romanos bautizaron como Magnus sinus Artabrorum, o golfo Ártabro, constituía en conjunto el punto de arribada de las peregrinaciones, valiéndose luego, por tierra, de los antiguos Caminos Reales y otras sendas.
Unos trescientos años después de la inventio –o descubrimiento de la tumba de Santiago en el siglo IX- la peregrinación pasó a convertirse en un fenómeno de masas al que no eran ajenos los pobladores anglosajones, entusiastas de las marchas a santuarios europeos.
Una ruta marítima para evitar a los asaltantes
y reducir el tiempo de peregrinaje
Suponía el itinerario anfibio una ruta práctica y segura. Aventurarse al viaje por mar, no exento de riesgos, reducía el peregrinaje a unas tres semanas, ida y vuelta, frente a los cerca de cinco meses que duraba el periplo para aquellos que cruzaban Francia y los duros Pirineos por unos caminos infestados de maleantes y ladrones de todo pelaje.
El Camino de Santiago Inglés alcanzó su apogeo en el siglo XV, periodo de mayor afluencia de súbditos y barcos ingleses que tenían como destino el puerto de A Coruña, rada que ostentaba ya entonces el permiso oficial aduanero para la descarga de mercancías y pasajeros. Los desembarcos más numerosos se documentaron coincidiendo con los años santos 1428, 1434 y 1445. Registros similares de peticiones de licencias de embarque para los peregrinajes por mar desde las Islas Británicas dejaron constancia de los periodos jacobeos. Esas fechas redundan en que los años santos se suceden con una cadencia regular de seis, cinco, seis y once años, o lo que es lo mismo, 14 cada siglo.
Pero el flujo floreciente de penitentes religiosos por el Camino de Santiago Inglés, aumentado por el eco propagandístico de las cruzadas y los caballeros que en su viaje a Tierra Santa se apartaban a esta costa, se vio menguado casi hasta el extremo con la reforma protestante.
Tanto la variante desde A Coruña, también conocida por Camiño do Faro, como la iniciada en el puerto de Ferrol, no suponen más que un afluente al caudaloso Camino Francés. Sin embargo, la importancia histórica de esta ruta Camino de Santiago favoreció la instauración de monasterios, hospitales y las órdenes religiosas que se encargaban de su atención. En definitiva, los valedores del peregrino.
La travesía por el temible océano
"No se piensa en reír cuando se embarca para Santiago. Para muchos es un dolor. Desde que se sube a bordo en Sandwich, en Winchelsea, en Bristol, o allí donde se puede, el corazón empieza a temblar. Lleva rápida la canoa, marinero, para que nuestros peregrinos se diviertan un poco, ya que algunos gemirán antes de que sea medianoche". Así reza este inquietante fragmento del poema Pilgrims Sea-Voyage and Sera-Sicknes. Si la peregrinación por tierra era todo un reto de supervivencia, la marítima, en ocasiones, aún ponía más a prueba las aptitudes y la fe del peregrino. En los siglos tempranos de la peregrinación a Santiago, a bordo de naves mercantes medievales de tipo kogge y hulk, hacinados como una mercancía más y tras haber pagado el costoso pasaje de ida y vuelta, los peregrinos de allende los mares se dirigían al País de Santiago.
La odisea marítima hasta las costas de Galicia y del Cantábrico gozó de mucho auge entre los siglos XII y XV. Mientras que un peregrino a pie empleaba, en el mejor de los casos, una estación del año o varias para ir y regresar de Santiago, por mar podía consumir de diez días a tres semanas, a lo sumo, siempre dependiendo de las tempestades, la dirección de los vientos y mil y un imprevistos. Conforme las peregrinaciones se hicieron más frecuentes, los armadores tuvieron que solicitar para cada viaje alguno de los permisos de la Corona, que les autorizaba a embarcar un número determinado de peregrinos. Durante la travesía, los peligros podían acechar tanto del exterior como del interior de la nave. Los pasajeros con menos recursos viajaban en condiciones deplorables, expuestos a infecciones o a enfermar por comer alimentos en mal estado.
Según cita el historiador y especialista en temática jacobea, Francisco Singul, en el prólogo de la obra Los Caminos de la mar a Santiago de Compostela "Escandinavos, flamencos y británicos fueron los pueblos que, por su situación en la fachada atlántica, emplearon con mayor empeño las vías marítimas para alcanzar A Coruña, Ferrol, Ribadeo, Muros y Noia" .
Noruegos como el rey Sirgud Jorsalafar en 1108 o San Reginaldo III en el año 1151 viajaron a Galicia, como apunta el profesor Vicente Almazán en Dinamarca Jacobea, Historia, Arte y Literatura. Almazán también cita la magna expedición de 1217, donde participaron daneses, noruegos, renanos y frisones, y recoge las palabras del cronista: "teniendo el viento a nuestro favor llegamos el viernes siguiente a La Coruña, habiendo anclado nuestros navíos salimos al día siguiente hacia Compostela y después de haber ido a adorar a Dios y al Santo Apóstol regresamos a La Coruña donde tuvimos que esperar nueve días a que se calmaran los vientos que nos eran contrarios".
Los ingleses utilizaron sobre todo los puertos de Dartmouth, Plymouth, Bristol, Southampton, Londres y Newcastle para embarcar hacia Galicia. Los irlandeses hicieron lo propio desde Galway, Kinsale y Dublín, según recogen Feliciano Novoa y Pilar Ramos en Los caminos de la mar a Santiago de Compostela.
La Rochelle, Burdeos y Bayona también vieron desembarcar peregrinos que continuaban a pie por el Camino Francés. En el Cantábrico, puertos del Camino de la Costa como los de San Sebastián, Castro Urdiales, Laredo, Gijón y Ribadeo, fueron también recurrentes.
"La Coruña se consideraba el puerto de Santiago", como añade Vázquez de Parga en el primer tomo de Las Peregrinaciones a Santiago de Compostela. Varios autores de los aquí comentados hacen alusión al Año de la Perdonanza de 1434, cuando se autorizó el embarque de 2.310 peregrinos, debido al cual el precio de los derechos de anclaje en el Puerto de La Coruña aumentaron de 2.000 a 14.000 maravedíes. En palabras de Braulio Valdivieso en Aventura y Muerte en el Camino de Santiago: "el ansia de los jacobeos era llegar a la Tumba Apostólica o errar hasta la muerte que transportaba a la vida eterna" .
14 de las 18 localidades por las que transcurre la ruta hasta Santiago de Compostela pasan a formar parte de su estructura
La recién creada "Asociación do Camiño Inglés" tendrá su primer presidente en Manuel Mirás, actual alcalde de Oroso, mientras que la vicepresidencia corresponde al concello de Ordes; la secretaría queda en manos de Betanzos y la tesorería de Carral y los tres vocales son para Mesía, Pontedeume y Narón.
La asociación estará constituida por 14 de los 18 concellos o ayuntamientos de la provincia de A Coruña por los que transcurre esta ruta: Ferrol, Narón, Neda, Fene, Cabanas, Pontedeume, Miño, Paderne, Betanzos, Abegondo, Carral, Mesía, Ordes, Oroso y Santiago. Tan solo no se han sumado a ella las localidades de A Coruña, Culleredo y Cambre.
El Camino Inglés es una ruta jacobea con muchos cientos de años de tradición utilizada por los peregrinos del norte y oeste de Europa que llevaba en barco a las costas de A Coruña con destino a Santiago de Compostela. Entre estos peregrinos se encontraban sobre todo ingleses, aunque también escoceses, irlandeses, escandinavos o flamencos, que tomaban las variantes que nacen en A Coruña o Ferrol. Actualmente es una ruta en auge que cada vez toman más peregrinos y que va aumentando sus servicios y alojamientos dedicados al peregrino. Además, desde hace unos meses ya es posible obtener la compostela partiendo desde Ferrol o Coruña.
64 Camino Ingles by perdidadonde on Scribd
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