EL Rincón de Yanka: LA SUPERACIÓN DE LOS TRAUMAS (LIBRO "EL ARTE DE NO AMARGARSE LA VIDA")

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miércoles, 26 de junio de 2013

LA SUPERACIÓN DE LOS TRAUMAS (LIBRO "EL ARTE DE NO AMARGARSE LA VIDA")





"¿Quieres dejar de pertenecer al número de los esclavos? Rompe tus cadenas y desecha de ti todo temor y todo despecho. No nos afecta lo que nos sucede sino lo que nos decimos sobre lo que nos sucede. Acusar a los demás de los infortunios propios es un signo de falta de educación. Acusarse a uno mismo, demuestra que la educación ha comenzado". Epícteto


-¿Cómo es posible llegar a ser personas resilentes?

-El método fundamental es el de revisar el diálogo interno, porque es ese diálogo el que nos hace fuerte o nos hace débiles. Las personas débiles hacen algo que yo llamo terribilizar y tienen una enfermedad que yo llamo terribilitis. Esta enfermedad consiste en evaluar como muy malas o terribles adversidades que no lo son. Un ejemplo puede ser el caso de alguien a quien le deja su mujer y que lee una nota en que dicha mujer le comunica que lo abandona. Eso no es terrible o muy malo, sino solo un poquito malo, porque esa persona puede ser feliz a pesar de esa circunstancia. No terribilizar nunca es la base de la fortaleza emocional, pero, para hacer eso, hace falta una filosofía de vida y un sistema de valores de persona fuerte y tenerlo muy claro.
-¿Cuáles serían los pilares de esa filosofía de vida?
 
-El pilar fundamental es asumir que se necesita poco para estar bien. Los seres humanos necesitamos muy poco para estar bien, de hecho, solo necesitamos la comida y la bebida del día y un techo para los días malos, aunque sea de prestado. Si se puede conseguir eso, se puede ser muy feliz. Tener claro que esa es la realidad de los seres humanos es lo que le hace a uno fuerte y sereno. 
-Por lo que usted dice, la gente con tendencia a terribilizar va a hacerlo siempre y el cambio afectará solo a los problemas que causan tristeza y frustración.
-Totalmente, porque terribilizar es un hábito que llega debido a cierta inmadurez personal, por falta de una educación en valores. En nuestra sociedad, este síndrome ocurre cada vez más. Hace veinte años, el índice de depresión y ansiedad en nuestro país era de un 10%, que ya era muy alto. Actualmente, es de un 30% y sigue subiendo. Las personas somos cada vez más vulnerables a nivel emocional porque falta una educación en valores y porque la sociedad transmite ciertos antivalores que nos hacen vulnerables. Nos transmite que se necesitan ciertas cosas para estar bien, nosotros nos lo creemos y eso nos hace débiles. 

“Si hay un pensamiento catastrofista de seguro que la emoción como reacción será de la misma índole”. Y esto, dice que ocurre con mayores frecuencias en las personas vulnerables a nivel emocional y que suelen calificar todo como “terrible”. Entonces, bautiza a esta forma de pensar como una enfermedad que llama “terribilitis”.

El padecimiento, según describe, tiene como base la tortura mental y surge a partir de “creencias irracionales”, que se sostienen a nivel personal y social en forma cotidiana, y que se caracterizan por ser falsas, exageradas, inútiles y además, no ayudan a resolver el problema y producen malestar emocional.

“No creerse estas ideas irracionales te permitirán disfrutar al máximo de las ventajes de la vida moderna si que te vuelvas neurótico”, aconseja. Para no perderse, Santandreu da una lista con 10 ideas principales que afectan a las personas de nuestro tiempo y que reproducimos al final de la nota.

Su propuesta, es que todos manejemos como base esta información para luego poder aplicar su método, que sintetiza en tres pasos:

1. Detectar todos los días qué creencias irracionales se han mantenido a lo largo del día, que han producido malestar emocional.


2. Combatir esas ideas irracionales mediante tres diferentes argumentos, de comparación, de posibilidades y existenciales, donde la pregunta es “¿qué será de mi y del problema que me preocupa dentro de 100 años. La respuesta es clara, nada, estarás muerto y esta adversidad habrá dejado de tener ninguna importancia”.

3. Formular, finalmente, las creencias racionales correspondientes, que son generalmente más sensatas y alegres.

Es que la terapia cognitiva en que se sostiene este método es una terapia de argumentos y no un ejercicio de pensamiento positivo. Entonces, para que sea realmente efectiva requiere que cada uno trabaje en su propio sistema de creencias y que pueda calificar una adversidad utilizando siempre criterios que sean ante todo, constructivos.

A continuación, las creencias irracionales más comunes que se deben eliminar para no amargar la vida:

1. Necesito tener a mi lado a alguien que me ame: de lo contrario, ¡qué vida más triste! 2. Tengo que ser alguien en la vida, aprovechar bien mis cualidades y virtudes. De lo contrario, me sentiría fracasado. 3. No puedo tolerar que la gente me menosprecie en público. Debo saber responder y defender mi imagen. 4. Debo tener una casa en propiedad. De lo contrario, soy un maldito fracasado muerto de hambre. 5. Tener buena salud es fundamental para ser feliz. Y lo más deseable es vivir mucho tiempo; cuanto más, mejor: ¡incluso 100 años o más! 6. Tengo que ayudar a mis familiares: padres, abuelos, hijos… mi ayuda es fundamental para su felicidad. 7. Si mi pareja me pone los cuernos, no puedo continuar con esa relación. La infidelidad es una cosa terrible que te destroza por dentro. 8. Tengo que tener una vida emocionante. De lo contrario, mi vida es un aburrimiento y, de alguna forma, un desperdicio. 9. Más siempre es mejor. El progreso siempre es bueno y consiste en tener más cosas, más oportunidades, más inteligencia…; esto es obvio en el caso de desear cada vez más y más cosas buenas como paz y alegría. 10. La soledad es muy
mala. Los seres humanos necesitan tener a alguien cerca porque si no, son unos desgraciados.

 
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Paul Watzlawick:
 
 

Recomiendo este libro a todos los que estén interesados en el ser humano, en lo impredecible de su conducta, de sus bondades y maldades, inteligencia y aberraciones, lógica y pasiones y especialmente en las paradojas de la vida.

Usted puede llevar una vida con bondades y desdichas, que se reparten de forma aleatoria y más o menos equitativa. Pero el llevar una vida verdaderamente, profundamente amargada, es un arte especial, que usted depura, refina, cultiva y va desarrollando.

Por ejemplo, si usted se considera normal, pensará que la mayor o menor espera en la cola de un cine, de un aeropuerto o de un supermercado, se reparte de forma más o menos aleatoria; que, cuando va corriendo detrás de un autobús, unas veces logra cogerlo y otras veces no; y que en la vida unas veces se sale usted con la suya y otras no de forma más o menos equivalente.

Ahora bien, si usted piensa que, al pagar la cuenta de un supermercado, se coloca en la fila de la cajera más incompetente o que en el control de policía en un aeropuerto le toca siempre la fila más larga y que, cuando va a coger un autobús, casi siempre se le cierran las puertas ante sus narices y que estas cosas sólo le pasan a usted, entonces usted es un EXCELENTE CLIENTE Y LECTOR de este libro: si realmente usted pretende llevar una vida amargada, este libro le ayudará a lograrlo, de tal forma que al final conseguirá depurar y perfeccionar ese arte que sólo pertenece a algunas personas tan superespeciales como usted y que es el ARTE DE AMARGARSE LA VIDA.

Algunos ejemplos:

* La sublimación del pasado: pensar que todo lo que había antes era mucho mejor que lo que hay ahora, con lo cual usted logra vivir desdichado.

* "Lo mal que anda este mundo" y que sólo usted puede arreglar.

* Ser especialmente superprecavido ante cualquier problema, lo cual le garantizará a usted la permanencia de ese problema a lo largo de toda su vida.

* El autocumplimiento de las profecías. La profecía de un suceso genera el suceso de la profecía. Hable, hable mal de alguien o difunda un bulo que, si hay suficiente gente que lo repita, ese bulo o ficción se transformará en una realidad.

En definitiva, una de las conclusiones a las que llega el autor es que, ante determinados problemas terribles, podemos pensar tranquilamente que la situación es desesperada pero no seria. Estas consideraciones no son muy lejanas a las que yo recibí en mi antigua educación jesuita de un cura inolvidable y sabio que solía decirnos: "Hijos míos, cuando sintáis que las desdichas y los desasosiegos son tantos que os abruman, coged parte de ellos y ofrecédselos al señor."

Libro para leerlo varias veces, meditarlo y guardar.