Canto a Dios
En su Canto a Dios Machado parece alejarse deliberadamente del universo lírico propiamente dicho y acercarse a la antigua poesía griega, que, como en el caso de Parménides o Hesíodo se valía de la expresión poética para adentrarse en el mundo de la divinidad. Podría decirse que varias partes del libro están formadas, más que por poemas, por aforismos, como el Poema 36, que dice:
Todo lo que es
es verdadero y es bello y es bueno.
Porque es.
El mal no es sino el nombre
de una ausencia.
Machado, como poeta, cumple a cabalidad el propósito que se ha trazado. El Poema 20 lo demuestra más allá de toda duda:
Soy
de tu linaje.
No soy negro, ni blanco,
soy de la raza de Dios.
Tú me entregaste la Vida,
tú me adoptaste,
soy heredero
por siempre vivo
del amor que no muere.
Soy tu hijo,
el apellido de todos los hombres
es Dios,
yo me llamo Luis Alberto Dios.
El poema está ahí para utilizarlo, que es, exactamente lo que hace Luis Alberto Machado con su poesía. Lo que queda más que confirmado en el Poema 57 , con el que se cierra el libro:
Al final de los tiempos,
cuando todas las cosas
resplandezcan en ti
en otros cielos nuevos
y otra tierra nueva,
tú nos dirás:
todo está consumado
y nosotros con la creación entera
te diremos: amén.
En la eternidad, Tú pensaste en mí
y estallaste de amor
y ese estallido formó el universo.
Eterno enamorado
en el tiempo,
Tú divinizaste mi vida,
Tú asumiste en tu amor
mi propia historia.
2
Y en el éxtasis del amor
con que nos amas,
para el éxtasis
del amor
nos creaste.
3
En el principio
era la Razón
y la Razón era Dios
y la Razón se hizo carne
y habitó entre nosotros.
Por amor.
Tu Ser es ser amor.
4
Dios,
Tú Te hiciste visible.
Ahora podemos Tocarte.
5
María,
cada gota de sangre de tu sangre
en el cordón de tu vientre
se convirtió
en una gota de Dios.
En ti,
la Eternidad se hizo tiempo,
para que el tiempo se hiciera Eternidad.
Sin metáfora,
sin hipérbole,
sin que sobre un acento,
tú pariste a Dios,
tú eres la Madre de Dios.
María,
creadora del Creador,
en tu seno el Creador se hizo creatura,
hija inmaculada,
Madre siempre Virgen,
hija y Madre del amor.
6
Dios,
Tú Te hiciste hombre
en alma y cuerpo de hombre,
cuerpo de mi cuerpo
y sangre de mi sangre,
para divinizar mi vida
en Tu vida de Dios.
II
7
"Dios ha muerto."
Sí, Dios ha muerto.
Por amor.
Por amor.
8
Señor,
yo fui bastante
para que Tú te hicieras hombre,
mas tu
amor
te pidió más.
Siendo Tú
Dios todopoderoso,
por mí
Te humillaste hasta la
muerte.
Siendo Tú el Juez y la Justicia,
Tú asumiste mis culpas,
para liberar
mi condena.
Siendo Tú la Santidad,
Tú te hiciste pecado
en mis pecados,
para que
yo fuera inocente.
9
Es el Dios vivo, el Dios único,
el Dios Todopoderoso
el que ha muerto
en la cruz.
Es la locura infinita de Dios,
cuando Dios
se hace hombre
y Dios
muere de amor.
Cuando Cristo nace
es Dios el que nace.
Cuando Cristo muere
es Dios
el que muere.
Cuando Cristo resucita,
es Dios el que resucita.
Por mí, Dios ha nacido,
Dios ha muerto,
¡Dios ha resucitado!
III
10
Dios,
yo no creo que Tú existes,
yo sé que existes.
Si Tú no
existieras,
nada existiría.
Todo sería nada.
11
"Ser o no ser",
esa no es la pregunta.
Somos
y siempre seremos.
La pregunta es:
"amar o no amar".
No podemos dejar de ser.
12
Tú me creaste
para el amor,
la belleza
y la verdad.
Quiero ser feliz
y tengo el deber de ser feliz,
ahora,
desde
ahora
y siempre, para siempre.
Y Tú eres el amor
y Tú eres la belleza
y Tú eres la verdad.
13
Nuestro destino
es vivir en tu vida,
somos tu obra maestra,
Tú nos
elevaste
a la cima del mundo,
contigo llegaremos
a ser lo que
somos
y cumpliremos en Ti
nuestro destino.
14
No estoy determinado
por nada,
ni por nadie,
ni siquiera
por tu
voluntad.
Tú me creaste libre,
Tú me quieres libre,
sólo en mi libertad
puedo adorarte.
15
Yo soy humano,
nada de lo divino
me es ajeno.
Cuando el Verbo se hizo carne,
el cielo y la tierra
se unieron
en un
mismo destino.
Dios comenzó a ser
ciudadano del Mundo
para siempre.
El reino de Dios
ya vive entre nosotros.
Cuando abrazamos a un hombre,
estamos abrazando a Dios.
16
Al hacerte hombre
Tú divinizaste
la condición de ser hombre.
Cuanto más humano,
el hombre
es más divino
y cuanto más
divino,
es más humano.
Tú instauraste la Vida
en la tierra.
En Tu cuerpo y en Tu alma
ya
existe
la Nueva Humanidad,
el Hombre Nuevo,
la Vida Nueva.
17
Tú tienes
esperanza en nosotros.
Podemos esperar, porque Tú
esperas:
o Tu esperanza
o el abismo, el absurdo, el caos, la nada.
Si no pudiéramos esperarlo todo,
no podríamos esperar nada.
18
Mas allá de Virgilio
ayer:
"non omnia possumus omnes,
no todos lo podemos todo",
yo Te
canto hoy:
Deus, tecum omnia possumus
omnes,
Dios,
contigo todos lo podemos todo.
19
Tu luz ilumina a cada hombre
que viene al mundo.
Contigo,
todo lo
que nos pides
Te lo podemos dar.
Tú puedes habitar en mí.
En mí tiene cabida
Tu eternidad,
Tu
amor,
Tu infinitud.
20
Somos de Tu linaje.
No somos negros, ni blancos,
los hombres somos la
raza de Dios.
Tú nos entregaste la Vida,
Tú nos adoptaste,
somos los herederos
por
siempre vivos
del amor que no muere.
Somos Tus hijos,
el apellido de
todos los hombres es Dios,
yo me llamo Luis Alberto Dios.
21
Diabólico no es decir
"seréis como Dios",
diabólico es decir
"seréis como Dios, sin Dios".
22
Dios,
al hacerte hombre
nos hiciste partícipes
de tu
naturaleza
de Dios,
instauraste en nosotros
tu infinitud,
nos
hiciste infinitamente más que hombres,
nos hiciste Dios.
IV
23
En el camino de Tu verdad,
tu amor y tu justicia,
arrancaremos la pobreza
del mundo.
Llegará el día
en que no habrá que dar de comer
al hambriento,
porque no habrá hambrientos,
ni de beber
al sediento,
porque no habrá sedientos.
Llegará el día
en que todo será de todos.
24
Dios mío,
Tú sabes
que los pobres son pobres
porque no han aprendido
a dejar de ser pobres.
Y no ha habido el querer
de que lo aprendan.
Y desde Grecia
sabemos los secretos.
Y hoy podemos llevárselos a todos.
Dios mío,
la primera justicia es enseñar
al que no sabe.
Dios mío,
qué miserables
son los gobiernos,
los dirigentes,
los líderes,
que no les enseñan
a los pobres
a dejar de ser pobres.
25
"Bienaventurados
los pobres
en el espíritu",
los que no llevan
las monedas
ni el poder
en el alma,
porque viven
con la ambición de Tu reino.
26
Tú nos llamas
a luchar por una tierra
a imagen
de la Nueva Tierra.
La revolución está en Calcedonia
y en Éfeso y en Nicea.
La revolución
está en la Fuente.
Contigo,
luchar por una sociedad sin pobres,
sin enfermedades,
sin crímenes,
sin guerras,
no es luchar en vano.
Contigo
el reino de la justicia en la tierra
no será una utopía.
La justicia es el derecho al amor
y tú nos llamas a la rebelión del amor.
27
Cuando tú divinizaste el trabajo
en tu carpintería de Nazareth,
tú nos dijiste:
comerás el pan
con el amor de tu frente.
Y en el vientre de María
tú les dices
a todas las madres del mundo:
parirás con amor
para el amor.
En el vientre de María
comienza la rebelión del amor.
V
28
Señor,
en el Sacramento de los Sacramentos
siguiendo tu enseñanza
te
decimos:
"Padre Nuestro
que estás en el cielo...
venga a nosotros tu
reino",
el reino del amor.
En la tierra.
Y en el rito de la comunión
también te pedimos:
"Líbranos, Señor,
de todos los males
y concédenos la
paz
en nuestros días,
para que ayudados
de tu
misericordia
vivamos
siempre libres de pecado
y
protegidos
de toda perturbación",
y no después de que tú
vuelvas,
Señor,
sino ahora,
"mientras esperamos
la gloriosa
venida
de Nuestro Salvador
Jesucristo ".
Un día,
en nuestros días,
será realidad.
Con la fuerza del amor.
Un mundo sin injusticias
sin enfermedades,
sin
cataclismos,
catástrofes,
desgracias.
Contigo cumpliremos tu
mandato
de dominar la tierra.
Tú no puedes querer
que te pidamos imposibles.
Tú le das vida
a todas las cosas.
La rebelión del amor
es la rebelión de Dios.
29
Dios,
Tú quieres que todos los hombres se salven
y Tú mismo nos diste
la certeza
de que en esta misma tierra
podemos instaurar
aquí y
ahora
la fraternidad
universal.
Ya Tú inauguraste en la tierra
el reino de los cielos.
30
Nosotros no somos
los desterrados hijos de Eva.
Tú eres mi Dios y mi
hermano:
nosotros somos hijos de María.
Este no es un valle de lágrimas.
Tu tierra no es un destierro.
Tú nos llamas a la felicidad
desde ahora,
en la tierra,
y con
nuestra felicidad
en la tierra,
glorificamos tu nombre
en la
tierra.
31
Tú quieres volver a la tierra
y no puedes bendecir la calma y la
quietud
de ningún hombre,
Tú quieres
el perfeccionamiento
del
mundo
y cuanto antes lo quieres.
Señor,
acelera los pasos de la historia
hasta el límite
de nuestra
libertad.
32
Anunciarle al mundo
que Dios se hizo hombre,
adelantar
la
consumación
de su reino en la tierra,
incendiar el universo de
amor,
este es nuestro destino.
33
Todos
los ideales y las aspiraciones
de los hombres,
todo lo que
podemos imaginar
en la tierra,
contigo
lo realizaremos en la
tierra.
Y después
será la Gloria y la Vida,
inimaginable,
la tierra
nueva,
el cielo nuevo,
el Infinito,
la Plenitud.
VI
34
Y tú viste que el mundo
era bueno,
porque Tú lo habías creado.
Y lo
amaste
y lo amas.
El universo
y todas nuestras cosas,
que son
también tus cosas.
La hermana luna,
la hermana mesa,
el hermano
avión.
35
La ciencia
descubre tu verdad
y en el arte resplandece tu gloria.
Infinitamente
distantes de ti,
nuestros números
tienden al
infinito.
Con la mano de Miguel Ángel
tocamos tu mano,
con el canto de
Beethoven
cantamos tu voz.
36
Todo lo que es
es verdadero y es bello y es bueno.
Porque es.
El mal
no es sino el nombre
de una ausencia.
37
Bendita sea la santa naturaleza,
la santa ciencia,
la santa materia de
tu Creación.
38
En nuestra esperanza esperamos
la salvación del universo.
El universo
también es cristiano.
Cada uno de los átomos del universo
es un templo de
Dios.
VII
39
El fin del tiempo
no es el fin del mundo.
El mundo no terminará en la nada.
Desde el principio
Tú irradiaste la creación
hacia tu gloria.
Y cuando todo
se cumpla en Ti,
todas las cosas
del cielo y de la tierra
se unirán en tu plenitud.
Toda la creación
fue redimida,
toda la creación
será glorificada.
40
Todos nuestros actos
de amor y de belleza y de verdad,
Tú los conviertes
en materiales
para la construcción del cielo nuevo
y la tierra nueva.
El Arte y la Ciencia,
la Cultura, la Civilización.
Aristóteles,
Copérnico,
Shakespeare, Cervantes, Molière...
Toda la belleza que hemos creado
resplandecerá
eternamente en tu gloria.
Y toda la verdad
y todo el amor
que hemos vivido
seguirá viviendo en Ti.
Nuestra verdad es para siempre,
nuestro amor
es para siempre,
nuestra belleza es para siempre.
Porque es tu belleza
y Tu amor y tu verdad.
41
Tú creaste al hombre,
del barro de la tierra
y después
de que Te hiciste hombre
Tú nos convocas
a construir contigo la nueva tierra
y el nuevo cielo
del barro de la tierra transformada.
42
Cristo Dios,
Dios hecho hombre,
Tú resucitaste
y Tú ascendiste al cielo
con el mismo cuerpo
de carne y huesos
que poseías antes de morir.
Tú te hiciste hombre
y en Tu carne de hombre
hoy hay un hombre en la Trinidad.
Y en el cielo también vive hoy
la materia inmaculada
de la sangre y el cuerpo de María...
El cielo es espíritu
y el cielo también es materia,
la materia
en que Tú Te encarnaste.
43
La otra vida no existe.
Es una sola vida,
que comienza ahora
y no termina nunca.
Ya estamos en la eternidad.
44
Muriendo y resucitando,
Tú me salvaste para siempre de la muerte.
Cuando yo muera,
Tú estarás muriendo y resucitando conmigo.
En Ti, yo no voy a morir,
es mi muerte la que morirá cuando yo muera.
45
Mientras haya dolor
en la tierra,
todo dolor
tiene un sentido.
En Tu cruz,
Tú divinizaste nuestro sufrimiento
en tal manera,
que lo uniste para siempre al Tuyo.
Por Ti, el dolor humano
ahora es también dolor divino.
Tu cruz es nuestra cruz,
contigo
nosotros también
redimimos al mundo
y en Tu amor,
el dolor se desbordará
en Tu alegría.
46
Nada de mí regresará a la nada,
mis huesos y mis venas y mi piel
se transformarán con la tierra,
hasta que un día, al final de los días,
vuelvan a ser mis huesos, mis venas y mi piel.
Nada podrá separar
mi cuerpo de mi alma
por siempre,
mi cuerpo también será inmortal.
47
Y el Verbo se hizo carne
de la carne
de una mujer.
Y en la poesía
Dios se encarna en el verbo.
Y al final de los siglos,
mi carne se hará Verbo,
carne
y Verbo
para siempre.
48
La carne de Cristo
es la carne de Dios.
Tu religión
es la religión
del amor, de la felicidad, de la carne,
la religión de Dios
hecho carne.
49
Esperamos
la resurrección de la carne,
con nuestra naturaleza
en su máxima perfección,
con todos los sentidos en acto:
vamos a ver,
vamos a escuchar,
vamos a sentir.
Eternamente.
La música de Mozart y Bach,
la obra de Leonardo...
hasta el Infinito.
Esperamos
la vida del mundo futuro,
en un paraíso
espiritual y carnal,
con el espíritu de tu espíritu
y la carne de tu carne.
Con el alma
y con el cuerpo,
vamos a compartir contigo
tu felicidad y tu gloria.
Cristo Dios,
en cuerpo y alma
nosotros también estaremos contigo
a la derecha del Padre.
50
En el paraíso
gozaré de la paz de Dios.
Yo no voy
a "descansar en paz".
La tierra no es
un valle de lágrimas,
el cielo no es descansar en paz.
51
Tú eres el Infinito
elevado al Infinito
y otra vez al Infinito.
Así es tu felicidad
y así será siempre la mía.
52
Señor,
no le pondré ningún límite
a mi esperanza.
Tú no le has puesto ninguno.
Tengo esperanza
porque en Ti
estoy seguro de lo que espero.
53
Amar es vivir
la sed de ser.
Tenemos sed
y sedientos vamos,
vamos a la Ciudad de Dios
a beber juntos
el agua de la Vida.
54
Nosotros también somos
la sal de la tierra,
nosotros también somos
la luz
del mundo.
Tú nos convocas a la rebelión del amor
y Tú eres la Alegría
y la Victoria.
55
Sin conocerte,
Horacio cantó ayer:
"non omnis moriar,no moriré todo yo."
Y yo te canto hoy:
¡Omnis ego vivam!¡Todo yo voy a vivir!
56
Ahora,
Te consagramos el universo
y en el cáliz de tu sangre,
contigo brindaremos por la vida.
57
Al final de los tiempos,
cuando todas las cosas resplandezcan en Ti
en otros cielos nuevos
y otra tierra nueva,
Tú nos dirás:
todo está consumadoy nosotros con la creación entera
te diremos: amén.
"Canto a Dios"
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