Silencio de Palabra
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¿Y ése es el hablar de Dios?
Dicen que Él es la Palabra del Padre. Le miro y es Niño de un día.
No habla: a lo más, sonríe y llora... Y es verdad: eres Palabra del
Padre, que para hablarnos se ha quedado en Ti callada. ¿Y quién podría
decirnos lo que tus silencios hablan? Infante -el que no
habla-, ¡y cuánto dice Dios en lo que Él calla! Nunca nos habló tan alto como cuando su voz baja para hacerse este infinito silencio de su
Palabra callada en forma de Niño callada en la Forma blanca en la
que mis labios ponen al Dios que en Belén callaba. ¿Y quién podrá hablar
de Ti, si Tú para hablar te callas? El cielo quiso
decirte, y por suprema alabanza, calló el cielo media hora. Toda la creación
callada quedó al venir en la noche de sus reales moradas sobre
silencios de Dios tu Omnipotente Palabra: Misterio del gran silencio fecundo en que te engendrara el Padre en los resplandores de aquella
eterna mañana, en la mitad de la noche que nuestro día alumbraba, al
corazón del silencio todas las cosas entraban. ¡Si alguna palabra
hubiese que aquel silencio expresara! Pero en Ti lo tengo
todo, posesión de mi esperanza, ya que el Padre en tu silencio comprometió su Palabra. Porque si Tú estás
callado, callada llega a Ti mi alma, sin hacer ruido, hasta oír que,
entre el rodar de tus lágrimas, en el cielo de la tuya se va hundiendo
su mirada, en el mar de tu silencio el río de su palabra. La palabra de un
silencio se me quedó en Ti callada. | |
Ángel
Martínez
(jesuita español oriundo de Lodosa, Navarra; vivió casi toda su
vida en Nicaragua) |
"Las grandes elevaciones del alma no son posibles
sino en la soledad y en el silencio".
Arturo Graf
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