EL Rincón de Yanka: LOS FUSILADOS DEL TIRANO FIDEL CASTRO 👥💥💀

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sábado, 5 de julio de 2025

LOS FUSILADOS DEL TIRANO FIDEL CASTRO 👥💥💀


Los primeros fusilados 
del tirano Fidel Castro

La organización Archivo Cuba, con sede en Miami, señala, por ejemplo, que en el más de medio siglo que lleva la Revolución se fusilaron a 3.116 personas y otras 1.166 fueron ejecutadas extrajudicialmente, aunque reconoce que es "muy difícil" saber los números exactos.
Por su parte, el Instituto de Historia de Cuba, a través de su presidente René González, señala que fueron muchos menos casos y todos "en el marco de la ley, con transparencia y con causas probadas".
Similar polémica existe por las detenciones por motivos políticos y las denuncias por desapariciones.

Ni siquiera la ONU tiene un registro específico y Cuba no realiza informes anuales al respecto.
Amnistía Internacional, en cambio, realizó numerosos informes y llamados a una apertura política, la libertad de prensa, el respeto a los derechos humanos y la liberación de algunos detenidos.
Es muy posible que una aproximación certera sólo sucederá, como en otras experiencias en Latinoamérica y el mundo, con la creación de una comisión de la verdad.
Los cientos de fusilamientos durante los primeros años de la Revolución, la ejecución de cuatro militares acusados por narcotráfico en 1989 y el de tres secuestradores de una embarcación en 2003.

Así lo explicó Ernesto "Che" Guevara en 1964, ante la Asamblea General de las Naciones Unidas:
"Es una verdad conocida y la hemos expresado siempre ante el mundo. Fusilamientos, sí. Hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario. Nuestra lucha es una lucha a muerte (...) En esas condiciones nosotros vivimos por la imposición del imperialismo norteamericano. Pero eso sí, asesinatos no cometemos".
Las denuncias

El proyecto "Verdad y Memoria" de la organización Archivo Cuba, donde participan miembros del exilio cubano en EE.UU., busca documentar los casos de víctimas del gobierno de casi seis décadas en el poder.
María Werlau, directora de Archivo Cuba, dijo a BBC Mundo que "es imposible saber cuántas personas han muerto en prisión".
"Creemos que son cientos al año. Tristemente solo podemos imaginarlo".
"Pero sospechamos que pueden ser decenas de miles de personas más, porque en casi seis décadas muchas vidas se han perdido y no hay forma de contarlas".
Hasta el último día de 2015, el grupo tenía documentadas 7.062 muertes y desapariciones "atribuidas al régimen castrista" desde 1959.
Sus registros indican que 3.116 fueron ejecuciones por fusilamiento.
También 1.166 ejecuciones extrajudiciales, 123 desapariciones, 315 muertes por negligencia médica y 146 suicidios por causas políticas.

¿Presos políticos?

"Dame la lista ahora mismo de los presos políticos para soltarlos. Menciónala ahora, dime el nombre o los nombres, y si hay esos presos políticos, antes de que llegue la noche van a estar sueltos".
Fueron las palabras del presidente Raúl Castro, durante la visita de Barack Obama a la isla, en respuesta a un reportero que le preguntó por qué no libera a los presos políticos de la isla.

La Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional es otra organización que ha trabajado para nombrar cada mes cuántos presos políticos hay en la isla. No está reconocida por el gobierno cubano.
Elizardo Sánchez, secretario general la Comisión, señala a BBC Mundo que es imposible documentar con exactitud el número de personas que fueron detenidas, encarceladas o sentenciadas por cuestiones políticas durante el gobierno de Castro.
Pero esa ONG con sede en La Habana se ha dado a la tarea de identificar cada caso desde 2010.
El número ha variado entre 8.889 personas en 2014, 8.616 al siguiente año y 8.505 en los primeros diez meses de 2016.
La Revolución Cubana, a través de Fidel Castro, Raúl Castro, sus cancilleres y vicepresidentes, señalaron a través de los años que aquellos que fueron detenidos se encontraban en "afanes conspirativos" relacionados con el secuestro de aeronaves, atentados en el interior de la isla o coludidos por "el imperio".

Otros casos que se han repetido en estos años fueron las muertes de los prisioneros que se declararon en huelga de hambre durante su encierro.
Las organizaciones defensoras de los derechos humanos han denunciado otras muertes de disidentes cubanos en "extrañas circunstancias".
Uno de los casos más recientes fue el del connotado líder opositor Oswaldo Payá, quien falleció en 2012 en un supuesto accidente vial del que algunos sospechan fue provocado.

• Los fusilados por la Revolución Cubana ya tienen rostro. Juan Abreu los está pintando uno por uno en un monumental réquiem pictórico

Los olvidados. Los asesinados. Los que desaparecieron. Los fusilados. Muertos y enterrados por el régimen de Fidel Castro. Hay muchas historias no contadas sobre Cuba. Y una de las más dramáticas es la de los presos fusilados por el gobierno de Castro, una sangrienta lista de nombres imposibles de cuantificar, aunque se habla de hasta 6.000 personas. Desde que la Revolución triunfara en 1959 ha hecho del paredón uno de sus escenarios de terror. Y los rostros de los que anduvieron, solos, hacia su muerte anunciada resucitan en una impactante serie de retratos. 1959 es el réquiem pictórico que el escritor y pintor Juan Abreu compone para las víctimas del castrismo, para recordar esas miles de vidas robadas.

Juan José Catalá

Exiliado de la isla en 1980 junto a su amigo el poeta Reinaldo Arenas, Juan Abreu lleva más de un año pintando las caras de los muertos a partir de viejas fotografías que le hacen llegar los familiares o de la escasa documentación recopilada por ex presos políticos como Luis González Infante, que pasó 16 años desnudo en una celda y al salir escribió el libro Rostros/Faces, o asociaciones como Archivo Cuba, una plataforma dirigida por María Werlau en Washington que denuncia los crímenes del castrismo. «La Historia se ha olvidado de los fusilados. Castro ha tratado deliberadamente de ocultarlo. Han matado a muchos cubanos y no hay nadie que hable de ello. Los pintores de Cuba han renunciado a plasmar esta realidad. Hay vídeos terroríficos de gente que llega al paredón ya muerta... Empecé a informarme sobre el tema, a ver las caras, y a imaginar la situación: la idea de que te van a matar, que te llevan a ti solo ante cinco o diez tipos que sabes que te van a disparar... Se ha convertido casi en una imagen obsesiva», reconoce Juan Abreu, que vive rodeado de ellos.

Nelson Figueras Blanco

Al abrir la puerta de su casa, 30 rostros de vivos colores clavan sus ojos directamente en el visitante. En la escalera, en el pasillo, en las paredes, en el salón... Están por todas partes. Son los cerca de 200 retratos que Abreu ha pintado en la titánica tarea de devolver la identidad a los fusilados (en el reverso del cuadro no sólo estampa su firma de pintor, sino el nombre completo del personaje). «Así, siempre quedarán. Cuando en 50 años ya nadie se acuerde de quién fue Fidel Castro, ellos permanecerán...», señala Abreu que, «de una forma un tanto romántica», concede con una sonrisa, cree en la «fuerza redentora del arte». 

 Edelio López Rodríguez

Fue en un avión. Juan Abreu volvía de Londres. Acababa de ver una exposición de la artista sudafricana Marlene Dumas, que había cubierto las paredes de la sala con dibujos y tintas de los muertos en el conflicto palestino. «Las suyas no eran obras políticas. La de Palestina es una tragedia, no importa el lado del que estés. De Cuba se han ocultado muchas cosas... Ésta es mi manera de poner un poco de belleza en esta etapa tan oscura y siniestra de nuestra historia», admite Abreu, que pronto se lanzó a pintar pequeñas tablas de 27 x 35 centímetros, un tamaño clásico, que por sí mismo remite a la tradición del retrato del Siglo de Oro.

José A. Palomino Coló

«El retrato es un género muy difícil y complicado. Lamentablemente, parece que la pintura moderna lo ha dejado de lado, se ha despreciado mucho por parte del arte conceptual... 1959 también es una aventura estética», apunta el artista, que con esta serie está escribiendo su Gran Novela pictórica. Una novela al óleo, dividida en diferentes capítulos estilísticos. Porque en esta inconmensurable obra, Abreu explora los límites del género, modernizándolo y actualizándolo. De entrada, se perciben dos tipologías claramente diferenciadas. Por un lado, los retratos de fondo blanco, de pinceladas rápidas y sintéticas, con un toque fluido casi de acuarela y un moderno aire de obra inacabada, que sugiere una profundidad psicológica, esencialista. Por otro lado, están los cuadros de texturas densas, matéricas, con empastes de pintura y fondos de colores saturados. «Hay muchos caminos por explorar en el retrato. Éste es un ejercicio de búsqueda estética, de investigación de mi propio oficio...», dice el pintor.

Benjamín Tardío Hernández

 En 1959 hay pinceladas a lo Matisse, otras que rozan el neoexpresionismo, retratos muy pop (con el pelo de un imposible rosa fucsia o azul neón, colores que resaltan la expresión)o gestos fauve. Si los fauvistas franceses se remitían a las fieras y a la naturaleza salvaje en su uso provocativo del color, a Abreu le invade cierta furia cuando habla de Cuba, de las injusticias, de los juicios a lo soviético con sentencias ya decretadas, de los campos de trabajo forzado, de la policía represora, de una dictadura que pone la patria y la ideología por encima de las personas... Y esa furia late en su pintura, en este gran retablo de la muerte que, sin embargo, resulta estética y conmovedoramente bello. Ante todo, 1959 es una obra sobre la vida, sobre esas vidas truncadas y arrebatadas con brutalidad. «No quería ser lóbrego ni hacer una serie triste y oscura. Eso sería otra victoria para el castrismo. De alguna manera, ellos tenían que vencer al final. Intento que sean cuadros muy vitalistas, con mucha energía», reivindica Abreu, que conoce prácticamente todas las historias que hay detrás de los chicos de los retratos. Porque la mayoría eran niños, chavales, universitarios de mirada limpia e idealista. Sorprende la ausencia de mujeres. «El de Cuba es un régimen profundamente machista. No está bien visto fusilar a las mujeres, aunque sí mueren encerradas en las cárceles», explica.

Antonio Chao Flores

Sobre la chimenea, Juan Abreu ha improvisado un pequeño altar cubano, con la máquina de escribir -una Canon Typestar- de su fiel amigo Reinaldo Arenas («a Rei le habría fascinado este proyecto, le habría encantado») y fotografías en las que aparece la mítica narradora y etnóloga Lydia Cabrera («nos ayudó mucho cuando llegamos a Miami») o el artista Carlos Alfonso («murió de Sida, como casi todos mis amigos»). Y sobre esas personalidades de la intelectualidad cubana cuelgan otra decena de fusilados. Los últimos fusilados por el régimen («que se sepa», puntualiza Abreu) datan de 2003. Un grupo de 11 jóvenes secuestró la lancha Baraguá para desviar su rumbo y huir a Estados Unidos pero a tan sólo 30 millas de la costa americana se acabó el combustible y la barca quedó a la deriva. Ningún pasajero sufrió daños.Y las autoridades cubanas los apresaron. Tras un juicio sumarísimo tres de ellos fueron condenados a pena de muerte (Enrique Copello, Bárbaro L. Sevilla y Jorge Luis Martínez fueron fusilados a los pocos días), cinco recibieron cadena perpetua y a las mujeres que los acompañaban les cayeron entre dos y cinco años de prisión. Su crimen: intentar llegar a Florida.

Antonio Chao, el héroe de 19 años que se arrastró al paredón. 

Ni siquiera había cumplido 20 años. La de Antonio Chao Flores es una de esas historias que hacen saltar lágrimas. Lágrimas por la barbarie humana. Lágrimas por la valentía de un niño de rostro angelical. El pequeño Tony, apodado 'El Americanito' por sus ojos verdes y pelo rubio, luchó primero contra el ejército del dictador Batista. Por su juventud y valor, la triunfante Revolución le tomó como imagen: su rostro apareció en la portada de la revista 'Bohemia', con el uniforme verde de guerrillero, el fusil en el hombro y los galones de teniente del Ejército Rebelde. Pero pronto vio el cariz tiránico que tomaba el movimiento de Fidel Castro y la traición a los los ideales que había defendido. 

A principios de 1961 se unió a otros combatientes en el movimiento clandestino anticastrista que se inició en las montañas de El Escambray. Perdió una pierna en las escaramuzas y acabó en la fatídica Fortaleza de La Cabaña, en La Habana, que dirigía el Che. Antes de fusilarlo, los carceleros le quitaron las muletas y le obligaron a arrastrarse hasta el paredón mientras le insultaban y se reían de él. Dicen que Tony permaneció sereno. Y que se irguió él solo, sin una de sus piernas, para mirar de frente a su verdugo. Tres tiros. Todas las crónicas cuentan que recibió tres disparos. 

FUSILADOS POR LOS CASTROS.

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