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miércoles, 19 de agosto de 2020

⛬ CENTROS DE PROGRESO II: UR, CHICHÉN ITZÁ Y ATENAS ⛬


Centros de Progreso, 
Parte 5: Ur (Derecho)
Chelsea Follett destaca la importancia de la ciudad Ur en la era del Renacimiento de Sumeria, dado que allí se encuentra el código legal sobreviviente más antiguo del mundo.
Hoy presentamos la quinta parte de una serie de artículos publicados por
HumanProgress.org denominada “Centros de progreso”. ¿Dónde sucede el progreso? La civilización es de muchas maneras la historia de la ciudad. Es la ciudad la que ha ayudado a crear y definir el mundo moderno. Esta columna provee una breve introducción a los centros urbanos que fueron el sitio de grandes avances en la cultura, la economía, la política y la tecnología, etc.
Nuestro quinto Centro de progreso es la ciudad mesopotamia de Ur durante el llamado Renacimiento Sumerio, en el siglo 21 AEC. Ur entonces funcionaba como la ciudad capital de un rey llamado Ur-Nammu. Bajo su dirección, la ciudad emitió el código legal más antiguo que sobrevive en el mundo, el Código de Ur-Nammu, el cual data desde tres siglos antes del mejor conocido Código de Hammurabi. El código legal de Ur-Nammu, que fue esculpido en tablas terracotta y distribuido alrededor de su reino, constituía un avance significativo en la historia de la civilización humana.
El Código de Ur-Nammu ayudó a establecer la idea de una serie de castigos por un crimen particular que se aplicaba de igual forma a todas las personas libres sin importar su riqueza o status. En otras palabras, el código reemplazó los estándares arbitrarios de justicia, los cuales cambiaban con cada nueva instancia de un crimen, con una serie de reglas uniformes y transparentes. Muchas de esas reglas eran horribles según los estándares modernos, pero el código no obstante constituía un desarrollo notable hacia lo que ahora consideramos el Estado de Derecho. 
Las referencias en la poesía sumaria antigua sugieren la existencia de un código legal todavía más viejo que el Código de Ur-Nammu, denominado el Código de Urukagina, escrito en el siglo 24 AEC. Desafortunadamente, el texto de ese código anterior no ha sobrevivido. El Código de Ur-Nammu, siendo el código legal sobreviviente más antiguo, es por lo tanto la mejor ventana que tenemos hacia los orígenes del desarrollo del Derecho.

Hoy, la ciudad de Ur se encuentra en ruinas en el desierto del sur de Irak. El Gran Zigurat de Ur, elegido en honor al dios sumario de la luna, todavía está allí. El sitio arqueológico de Ur también es el lugar de lo que podría ser el arco —todavía erguido— más antiguo del mundo. Muchos de los artefactos encontrados en Ur han sido reubicados y ahora pueden ser vistos en el Museo Británico en Londres y en el Museo Arqueológico de Pennsylvania en Filadelfia. Ur es parte de un sitio Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO que también incluye a nuestro segundo Centro de progreso, Uruk, que se encuentra a menos de 60 millas de distancia. 
Durante su era de oro, Ur era la capital de un estado que reunía a toda Babilonia y a varios territorios hacia el este. Era también un puerto clave de comercio entre Babilonia y las regiones hacia el sur y el este. 
Imagínese la ciudad, rodeada de palmeras y de tierra hábilmente irrigada, hecha fértil por los riachuelos que fluían hacia el Río Éufrates que se encontraba hacia el Oeste. Conforme se acercaba, hubiese visto agricultores trabajando en sembríos de cebada, pescadores lanzando sus redes hacia los riachuelos, y pastores liderando sus ovejas hacia el pasto. 
Conforme entraba al animado centro urbano, hubiese visto mucha gente. La población de Ur eventualmente superó las 65.000 personas. Puede que eso no parezca mucho —es aproximadamente la misma población actual de Youngstown, Ohio o de Schenectady, Nueva York— pero era alrededor del 0,1 por ciento de la población global total en ese entonces. Ur se convertiría en la ciudad más poblada del mundo y lo seguiría siendo hasta alrededor de 1980 AEC. 

Las personas de Ur usaban faldas o telas envueltas de kaunakes, una tela de lana con un patrón bombacho asemejando hojas o pétalos superpuestos. Los ricos usaban cinturones de oro o plata, y las mujeres ricas usaban ornamentos y joyas de los mismos materiales. Todos, incluso la realeza, andaban descalzos. Las sandalias no aparecerían en la región hasta siglos después. Los nativos de la ciudad principalmente tenían cabellos oscuros —las personas de Sumer se referían así mismos como los “cabeza-negra”. Las personas de Ur probablemente compartían las calles de la ciudad con los bueyes que jalaban vagones cargados de suministros, y el mal olor del estiércol puede que haya sido inevitable. Los muy ricos viajaban en cuadrigas tiradas por burros, o quizás por onagros híbridos. 
La arquitectura de la ciudad tenía columnas, arcos, bóvedas, y cúpulas. Usted hubiese quizás visto a la gente cargando sobre sus cabezas canastas llenas de ofrecimientos a los numerosos dioses y caminando hacia uno de los templos de la ciudad. Los templos de la ciudad estaban profusamente decorados con estatuas (muchas veces con ojos de lapislázuli), mosaicos, y metales en relieve. Las columnas del templo estaban cubiertas de mosaicos coloridos o de cobre pulido. Las tablas inscritas se encontraban en las bases del templo. 
Hubiese visto el espacio donde el trabajo había empezado a realizarse para construir un zigurat de ladrillos de barro cubiertos con ladrillos quemados fijados en betún. Sobre esa plataforma, un templo pronto sería construido. El templo estaría por encima del resto de construcciones de la ciudad y sería visible desde lejos en el campo plano de Mesopotamia y honraría al dios de la luna Nanna, la deidad santa de Ur. El zigurat parcialmente reconstruido es hoy la estructura más destacada de Ur.
Al final del precinto sagrado estaba el Cementerio Real, fuera de uso para ese entonces desde hace alrededor de cincuenta años. Allí estaban enterradas 2.000 personas —realeza enterrada para descansar utilizando elaborados ornamentos de oro, junto con sus asistentes, víctimas del sacrificio humano. Pero la ciudad había abandonado esa práctica para la era que nos concierne. 

En el mercado hubiese visto artesanos vendiendo sus mercaderías como textiles de lana, ropa y tapices; jarros, jarrones flauta, y cálices, algunos elaborados con metales preciosos; recipientes de clorita esculpidos en piedra, portando inscripciones cuneiformes; ornamentos y joyas de piedras semi-preciosas como la cornalina y metales preciosos; varias herramientas y armas. Pasando por los puestos de comida probablemente hubiese visto trigo, cebada, lentejas, frijoles, ajo, y leche de cabra. Hubiese visto vasijas de piedra con aceites y vinos valiosos. 
Se hubiese detenido en un puesto vendiendo instrumentos musicales tallados, para admirar la lira con lapislázuli —una piedra que venía desde lo más alto del Río Kokcha en lo que ahora es Afganistán, a más de miles de milas de distancia. Su presencia es un recordatorio del comercio de largo alcance de la ciudad.
Avanzando, hubiese observado a dos hombres sobre un juego de tablero de estrategia. El Juego de Ur era entonces popular alrededor de Mesopotamia entre las personas de todo estrato social. Quizás hubiese escuchado a los jugadores argumentar acerca de las reglas, para resolver su disputa (han sobrevivido las tablas que explican las reglas del juego).
La gente de Ur tenía una guía para ayudarse a navegar las disputas que concernían cuestiones mucho más importantes también. Si visitara en el año que los locales denominan “el Año en que Ur-Nammu hizo la justicia en la tierra”, que se cree que fue alrededor de 2045 AEC, entonces hubiese presenciado un momento que alteró la historia. Hubiese quizás tenido la buena suerte de ver cómo los mensajeros de Ur desembarcaban desde la ciudad para entregar las tablas que portaban el nuevo código legal a todos los rincones del reino. 

El Código de Ur-Nammu, siendo el código legal más antiguo que sobrevive, ayudó a redefinir cómo la gente concebía la justicia. El Código de Ur-Nammu enumeraba las leyes en un formato de causa y efecto (esto es, “si esto, entonces eso”) que específicamente delineaba los distintos crímenes y sus respectivos castigos. Un total de treinta y dos leyes sobreviven (pueden ser leídas aquí). 
El Código de Ur-Nammu también introdujo el concepto de las multas como una forma de castigo —una noción en la que todavía nos basamos hoy. Las multas iban desde minas y siglos de plata hasta gurs de cebada (el sistema sumerio de medidas no es totalmente comprendido, pero un kur o gur es probable que era una unidad basada en una estimación del peso que un burro podía cargar).
Comparado con el posterior Código de Hammurabi, el código de Ur-Nammu era relativamente progresivo, muchas veces imponiendo multas en lugar de castigos físicos sobre el transgresor. En otras palabras, muchas veces favoreció la compensación por la víctima del crimen por sobre el establecimiento de la justicia retributiva en contra del perpetrador de un crimen. El Código de Hammurabi es conocido por haber estipulado que “Si un hombre le saca un ojo a otro hombre, su ojo deberá ser removido”. Esa norma de “un ojo por un ojo” también está citada en los libros Éxodo y Levítico del Antiguo Testamento. En cambio, el Código más antiguo de Ur-Nammu establece que “Si un hombre le saca un ojo a otro hombre, este [pagará] media mina de plata”.

En el prólogo del código, el Rey Ur-Nammu se jactaba acerca de sus varios logros y decía haber establecido “la equidad en la tierra”. Por equidad, él no se refería al concepto moderno de igualdad —después de todo, gobernó una sociedad donde abundaba la esclavitud. Pero al establecer el castigo uniforme por los crímenes, el pretendía asegurar que tanto las personas libres ricas y pobres fuesen tratadas de igual forma ante la ley. En el prólogo señaló, “No entregué los huérfanos a los ricos. No entregué la viuda a los poderosos. No entregué al hombre con tan solo un siclo al hombre con una mina (esto es, 60 siclos)….No impuse órdenes. Eliminé la enemistad, la violencia, y los pedidos de justicia. Establecí la justicia en la tierra”.
El rey claramente vio que su código legal era una parte importante de su legado, y quería que ser recordado como un gobernante justo. El código ciertamente representó un paso hacia adelante, cuando se lo compara con un sistema puramente arbitrario de castigo. Era presumiblemente más humano que algunos códigos legales que le siguieron, como el anteriormente mencionado Código de Hammurabi. Dicho esto, el Código de Ur-Nammu no es un cuerpo legal bajo el cual le gustaría vivir a una persona moderna. Algunas leyes eran ridículas (“Si un hombre fuese acusado de brujería él debe soportar el calvario en el agua”), sexistas (“Si la esposa de un hombre siguiese a otro hombre y si él durmiese con ella, ellos matarán a esa mujer, pero el hombre será puesto en libertad”) o simplemente bárbaras (“Si la mujer esclava de un hombre, comparándose con su señora, le hablara de manera insolente a ella, su boca será restregada con un cuarto de sal”).

Algunas de las leyes también eran confusamente específicas, por ejemplo: “Si alguien cortase la nariz de otro hombre con un cuchillo de cobre, él debe pagar dos tercios de una mina [1,25 libras] de plata”. ¿Había un castigo distinto si el cuchillo utilizado no era de cobre? (Hoy, si usted tiene curiosidad, cortarle a alguien la nariz lo llevará a la cárcel por 1 a 20 años —al menos en Rhode Island, el único estado en el que pude encontrar una ley que específicamente menciona la mutilación de la nariz).
Hoy, la ciudad de Ur es tal vez mejor conocida por ser considerada como el lugar de nacimiento del patriarca bíblico Abraham. Abraham es una figura importante en las religiones del Judaísmo, la Cristiandad y el Islam, que son, por lo tanto, conocidas como “las religiones abrahamicas” por esa característica común.
La llegada de las leyes transformó cómo las comunidades implementaban la justicia al asegurar una serie de reglas uniformes y transparentes. Mientras que muchas leyes a lo largo de la historia han demostrado ser errores, y mientras que las leyes injustas continuan presentando serios problemas en muchos países, un sistema de leyes es todavía mejor que un sistema en el que los castigos son asignados sin ningún tipo de consistencia y según el capricho de un gobernante o una multitud. Al implementar el código legal sobreviviente más antiguo, la ciudad Ur de la era del Renacimiento Sumerio se ha ganado su lugar como nuestro quinto Centro del progreso.

Este artículo fue publicado originalmente en HumanProgress.org (EE.UU.) el 18 de junio de 2020.

Centros de Progreso, 
Chelsea Follett destaca la importancia de Chichén Itzá como un centro de progreso, al haber sido la cuna de los deportes en equipo.
Hoy presentamos la sexta parte de una serie de artículos publicados por HumanProgress.org denominada Centros de Progreso. ¿Dónde sucede el progreso? La historia de la civilización es de muchas maneras la historia de la ciudad. Es la ciudad la que ha ayudado a crear y definir el mundo moderno. Esta columna dará una breve introducción a los centros urbanos que fueron los sitios de grandes avances en la cultura, la economía, la política, la tecnología, etc. 
Nuestro sexto Centro de Progreso es la ciudad mesoamericana de Chichén Itzá —el hogar de la mejor conservada y más grande cancha de juego de lo que muchas veces se cree que es el primer deporte de equipos de la humanidad y uno de los primeros deportes de pelota del mundo. El deporte conocido simplemente como el “gran juego de la pelota” era popular alrededor de Mesoamérica y fue jugado por todas sus principales civilizaciones desde los olmecas hasta los mayas y los aztecas. Se ha jugado desde al menos 1650 AEC y posiblemente tan temprano como 2500 AEC. 
Las impresionantes canchas de piedra para jugar con una pelota eran algo tradicional en las ciudades mesoamericanas pre-coloniales, muchas ciudades teniendo incluso varias canchas. La cancha sencilla de tierra encontrada en el sitio arqueológico de Paso de la Amada, una ciudad en ruinas en lo que ahora es el sur de México, es la más antigua que todavía sobrevive, data desde 1400 AEC. Pero la cancha de piedra para jugar a la pelota construida aproximadamente en el año 900 EC en Chichén Itzá es la cancha de juego más grande y ornamentada en Mesoamérica, representando el apogeo del juego de la pelota en la región. 
Los deportes de uno u otro tipo han sido parte de cada cultura en el pasado y en el presente. Mientras que algunos animales es conocido que juegan juegos con un aspecto físico (por ejemplo, es conocido que grupos de delfines juegan juegos de “atrápalo” al lanzarse pez globos una y otra vez como una pelota), solo los humanos han desarrollado verdaderos deportes —con reglas y puntajes. 
Los deportes están entre las innovaciones más antiguas de la humanidad. Las competencias atléticas más antiguas se cree que comprendían sencillas competencias de lucha, que están ilustradas en las pinturas de las cuevas. Otros deportes antiguos incluían las carreras a pie, las carreras en cuadriga y el boxeo, así como también el levantamiento de peso, la natación y las competencias de tiro de arco. El juego de pelota mesoamericano era probablemente el primer deporte que contenía las características básicas de la mayoría de deportes modernos de pelota (Un rival por el título del deporte de pelota más antiguo es el Cuju, el cual algunos académicos consideran que es más viejo. Este es un juego chino similar al fútbol). 

Hoy, Chichén Itzá es una creciente ciudad en ruinas en el norte de la Península de Yucatán del México moderno. Varias estructuras prominentes de piedra de la ciudad permanecen bien conservadas. Estas incluyen el Templo de los Guerreros, adornado con 200 columnas esculpidas en bajo relieve para representar a los guerreros, el Templo de Kukulcan (muchas veces llamado El Castillo) y el observatorio circular conocido como El Caracol o “el gusano”, nombrado así por la escalera espiral dentro de la torre. Con más un millón de visitantes al año, Chichén Itzá está entre las destinaciones turísticas más populares de México. También es un sitio Patrimonio de la Humanidad designado por la UNESCO, así como también un activo sitio arqueológico. 
Chichén Itzá una vez fue uno de los centros mayas más grandiosos de la Península de Yucatán. La Civilización Maya era una civilización mesoamericana destacada por crear el sistema de escritura más sofisticado en las Américas antes de la llegada de Colón. Los mayas también eran famosos por haber diseñado un calendario sofisticado y por haber construido estructuras monumentales, incluyendo pirámides. 
Chichén Itzá fue fundada por los Itzá, una tribu o grupo étnico maya. Fue construida cerca de dos cavidades formando pozos o manantiales naturales, que ayudaron a las personas a tener acceso a las reservas subterráneas de agua en la zona. La Península de Yucatán es un valle de caliza que carece de ríos o arroyos, pero está marcada con sumideros o pozos naturales llamados cenotes. El nombre de la ciudad significa, “por la boca del pozo de Itzá”. O, incluyendo la traducción literal de Itzá, “por la boca del pozo de los hechiceros de agua”. La construcción de Chichén Itzá probablemente empezó en el siglo 5 EC. 

La ciudad llegó a convertirse en un centro importante de actividad política, ceremonial y económica de la Civilización Maya en alrededor del año 600 EC. Para ese entonces, Chichén Itzá había crecido hasta convertirse en una de las ciudades mayas más grandes, comprendiendo casi dos millas cuadradas de edificios de piedra densamente ubicados. Una red de casi 100 “sacbeob”, o carreteras elevadas y pavimentadas, conectaba a las estructuras de la ciudad. Esas carreteras y aceras probablemente estaban originalmente revestidas con estuco o enlucido de caliza, dándoles así un color blanco. Las estructuras más pequeñas surgieron a las fueras de la ciudad, conformando lo que eran los suburbios de Chichén Itzá. 
Para el siglo 9, Chichén Itzá era de facto la capital regional, siendo los gobernadores de la ciudad quienes gobernaban gran parte del norte y centro de la Península de Yucatán. Chichén Itzá muestra notables similitudes arquitectónicas con la ciudad Tolteca de Tula, ubicada casi a 1.000 millas de distancia, incluyendo templos casi idénticos. Los intentos de explicar la conexión entre las dos culturas han generado algo de controversia

Algunos académicos creen que los guerreros toltecas conquistaron Chichén Itzá en el siglo 10; algunos creen que los toltecas influyeron en Chichén Itzá a través de la difusión cultural debido al frecuente intercambio comercial. Otras teorías circulan. En cualquier caso, Chichén Itzá se volvió un sitio de mezcla de las culturas tolteca y maya. El templo más destacado de Chichén Itzá está dedicado a la deidad tolteca Quetzalcoatl, a quien los mayas locales adoptaron y llamaron Kokulkan. 
Si pudiera visitar Chichén Itzá en sus días de apogeo, le hubiesen impresionado sus colores. Mientras que los restos de piedra de la ciudad hoy se han desteñido hasta tornarse de algún tono de gris, los arqueólogos creen que originalmente los edificios de la ciudad estaban pintados de colores brillantes. Usted hubiera pasado por muchas estructuras en intensas tonalidades de rojo, verde y azul, incluyendo al pigmento turquesa conocido como “azul maya”.
Los ricos usaban ropas teñidas de colores similares y elaboradas con pieles de animales, así como también adornos de plumas en la cabeza y joyas ornamentadas tales como collares de cuentas elaborados con oro, turquesa o jade. Los hombres usaban más joyas que las mujeres, y los arreglos de cabeza más altos muchas veces señalaban un status superior. Entre aquellos de status más bajo, los hombres usaban faldas o taparrabos sencillos, asegurados con un nudo o un cinturón tejido, mientras que las mujeres usaban blusas huipil similares a las túnicas y faldas largas. Tanto los hombres como las mujeres usaban chales alrededor de sus hombros durante la época de clima frío. La evidencia indica que algunos mayas se ungían con perfumes elaborados con vainilla o a base de flores. 

Los químicos residuales sobrevivientes sugieren que los mayas antiguos de la Península de Yucatán comerciaban alimentos en mercados al aire libre. En los mercados de Chichén Itzá, probablemente hubiese visto una amplia variedad de alimentos incluyendo aguacates, plátanos, limones, naranjas amargas, habaneros, chaya, cacao (chocolate), achiote, y pescados así como también carne de criaturas que van desde el venado hasta los armadillos. La base de la dieta maya, el maíz, hubiese estado en todas partes. Muchas veces era hervido en agua con limón y consumido como una avena o crema con ají y pimienta, o era convertido en una masa para hornear tortillas, tortas planas o tamales.
Se cree que los mayas no tenían moneda y que utilizaban en cambio un sistema de trueque. A través del comercio usted podría haber comprado productos desde cerámicas hasta colchas tejidas. El puerto de Isla Cerritos en la costa del norte de Chichén Itzá hacían de esta ciudad un centro comercial importante, facilitando el comercio con otras ciudades a lo largo de las Américas. Las personas importaban varios productos de lugares lejanos, tales como el pigmento rojo de cinabrio desde las tierras altas y remotas de Guatemala.

En su momento máximo, Chichén Itzá tuvo hasta 50.000 personas viviendo en la ciudad. Eso es similar a la población actual de Danville, Illinois, pero era la ciudad más poblada en la Península de Yucatán en ese entonces. Su población era quizás la más diversa de la Civilización Maya, con residentes provenientes de todos los lugares de la península, migrantes toltecas y otros originarios de la actual Centroamérica. La diversidad puede que se haya derivado en parte de su estatus como un centro comercial que conducía un comercio frecuente con personas ubicadas a larga distancia.
En la parte noroeste de la ciudad, puede que haya pasado por los tzompantli o muros ceremoniales con cráneos de víctimas del sacrificio humano —a pesar de sus contribuciones al atletismo, Chichén Itzá no es un lugar donde una persona moderna quisiera vivir. A la distancia, hubiese escuchado el rugido distante de las barras de fans del deporte. Si hubiese seguido caminando, hubiese encontrado una gran cancha de juegos de pelota, y hubiese visto un partido del primer deporte de pelota en equipos.

La gran cancha de juegos de pelota de Chichén Itzá abarca una gigantesca área de 225 pies de ancho y 545 pies de largo. Las plataformas de piedra del estadio deportivo miden 95 pies de largo y 25 pies de alto. Al final de la cancha, en los muros de piedra de cerca de 20 pies sobre la tierra, brotan aros de piedra. Los aros están grabados con serpientes entrelazadas —representaciones de la deidad Kokulkan. 
La cancha tiene unas características acústicas espectaculares. Los templos que se encuentran en cada punta de la cancha contribuyen a un eco fuerte, de tal manera que algo dicho en una punta puede escucharse al otro lado de la cancha. Esta transmisión notable de sonido ayudó a hacer de la cancha de juegos de pelota de Chichén Itzá la más importante de la Civilización Maya, amplificando las barras de los fans y los llamados a los jugadores con un efecto ensordecedor. 
Los lados de la cancha están llenos de bancas para los espectadores. Estas bancas están inclinadas para ayudar a mantener la pelota dentro de la cancha. Las bancas también están esculpidas con relieves detallados mostrando a los ganadores de juegos pasados sosteniendo las cabezas decapitadas de sus oponentes. Los jugadores de pelota exitosos eran tratados como celebridades en la sociedad Maya, les llovían riquezas y fama. 

Algunos paneles entallados muestran equipos de 11 jugadores más un capitán del equipo, mientras que otros muestran equipos de 12 y un capitán, sugiriendo algún nivel de variación en las reglas del juego. Las reglas precisas del juego son desconocidas, pero se cree que los jugadores se pasaban la pelota de caucho a través de la cancha y la lanzaban a través de los aros de piedra para obtener puntos. 
Al final de muchos juegos, el equipo que perdía era capturado y sacrificado a las deidades mayas. Como el psicólogo de Harvard Steven Pinker ha señalado, el grado de sacrificio humano en la Mesoamérica antigua sirve como un vivo recordatorio de la ubicuidad de la violencia en el pasado, y de qué tan lejos la humanidad ha llegado desde ese entonces. 
Dicho esto, el juego de pelota ocasionalmente servía como un sustituto de la guerra, acordando supuestamente los líderes políticos de la Civilización Azteca enfrentarse en una cancha de juegos de pelota en lugar de hacerlo en un campo de batalla. De hecho, algunos psicólogos creen que los deportes hoy ayudan a los seres humanos a canalizar sus impulsos competitivos y agresivos desviando estos de la violencia, y que las competencias atléticas están entrelazadas con el declive del conflicto abierto entre los estados.

La población de Chichén Itzá empezó a caer a mediados del siglo 13, cuando el centro del poder regional dentro del mundo Maya se desplazó hacia Mayapan, una ciudad más nueva construida al sureste de Chichén Itzá. En el siglo 16, los conquistadores españoles construyeron una capital temporal ahí, antes de eventualmente abandonarla.
Hoy, Chichén Itzá es mejor conocida como uno de los sitios históricos mayas más famosos y visitados con mayor frecuencia en México. La ciudad fue votada como una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo en una encuesta global, y atrae turistas de alrededor del mundo, quienes se maravillan ante su arquitectura.
Un descendiente directo del juego de la pelota, Ulama, todavía se juega —afortunadamente sin el rito de matar al equipo perdedor. Como tal, el juego de la pelota también es el juego de pelota más antiguo que se ha jugado sin interrupción. 

El desarrollo de los deportes en equipo fue un logro cultural significativo. Los deportes han transformado la manera en que la gente pasa su tiempo libre siendo una de las formas más queridas de entretenimiento. Para muchas personas, los deportes en equipo satisfacen una función psicológica más profunda, como proveer un sentido adicional de significado a sus vidas. 
Los deportes en equipo enriquecen a la humanidad porque son emocionantes, un lugar estéticamente satisfactorio para la expresión emocional, un espacio para la energía física, un escape de los problemas del mundo real o un sustituto del conflicto en el mundo real. Por estas razones, Chichén Itzá es nuestro sexto Centro de Progreso.

Este artículo fue publicado originalmente en HumanProgress.org (EE.UU.) el 3 de julio de 2020.
Centros de Progreso, 
Chelsea Follett destaca la importancia de Atenas durante la Era Clásica por haber sido un lugar donde prosperó la discusión abierta, se desarrolló la filosofía en sus diversos campos y se implementó la primera democracia del mundo.
Hoy presentamos la edición No. 7 de una serie de artículos publicados por
HumanProgress.org denominada “Centros de Progreso”. ¿Dónde se da el progreso? La historia de la civilización es de muchas maneras la historia de la ciudad. Es la ciudad la que ha ayudado a crear y definir el mundo moderno. Esta columna proveerá una introducción breve a los centros urbanos que fueron los sitios de grandes avances en la cultura, la economía, la política, la tecnología, etc.
Nuestro séptimo Centro de Progreso es Atenas durante la Era Clásica (los siglos 5 y 4 AEC) en general y particularmente la era de oro de la paz y del florecimiento cultural entre el fin de las Guerras Pérsicas y el inicio de la Guerra Peloponesia (449 AEC - 431 AEC). La ciudad-estado de Atenas valoró grandiosamente los emprendimientos intelectuales y la discusión abierta, conduciendo al desarrollo de una “filosofía” que significa el amor a la sabiduría. La filosofía ateniense comprendía la filosofía natural (esto es, un intento de comprender el mundo natural), así como también la filosofía moral o ética, la metafísica o teorías acerca de la naturaleza fundamental de la existencia, y la filosofía política. Atemas también era la primera democracia del mundo (aunque limitada), y ha sido denominada como “la cuna de la Civilización Occidental”.
Mientras que el concepto de investigaciones empíricas despegó solamente después de la Revolución Científica empezara al fin del Renacimiento, la devoción de los atenienses antiguos a la comprensión de sí mismos y del mundo que los rodeaba constituía un importante avance intelectual en la historia de la humanidad. Al reconocer la importancia del debate y de la búsqueda de la verdad, los atenienses clásicos inspiraron un sinnúmero de pensadores durante los siguientes milenios e influenciaron considerablemente el mundo en el que vivimos hoy. 

Hoy, Atenas es la capital y la ciudad más grande de Grecia. También es uno de los centros económicos más importantes en el sureste de Europa. Además, es el hogar de Piraeus —el segundo puerto de pasajeros más grande del mundo. Más de 600.000 personas viven en la ciudad en sí, mientras que el área metropolitana de Atenas contiene más de 3,75 millones de residentes. Atenas es un importante centro de turismo debido a sus muchos y bien conservados sitios históricos. La ciudad ha sido denominada “la capital histórica de Europa”. Atenas contiene dos sitios Patrimonio de la Humanidad designados por la UNESCO, el Acrópolis de Atenas y el medieval Monasterio Bizantino Dafni.
Atenas probablemente obtuvo su nombre de la diosa olímpica de la sabiduría, Atenea, quien también era la deidad patrona de la ciudad. Algunos académicos piensan que es al revés y que la diosa deriva su nombre de la ciudad. Representada como una mujer hermosa pero con actitud severa, ya sea en un quitón (una pieza de vestimenta antigua de Grecia) o en una armadura completa, o como la diosa de la artesanía y el tejido. El famoso templo del Partenón en el Acrópolis fue construido en honor a ella y para servir como tesorería de la ciudad. Su construcción se inició en 447 AEC y la decoración de su estructura continuó hasta alrededor de 432 AEC. Otra gran templo a Atenea, construido en alrededor de 420 AEC en el estilo arquitectónico iónico, también sobresale en una posición destacada en el Acrópolis. 

El Acrópolis se encuentra entre las características más singulares de la Atenas que sobrevive hasta el día de hoy y sobrevive desde el siglo 5 AEC. Comprende una serie de edificios sobre una montaña rocosa desde la cual se puede observar la ciudad. Si pudiese visitar Atenas durante el siglo 5 AEC, le hubiese impresionado no solo su majestuosa arquitectura, sino el dinamismo y la energía de la ciudad. El corazón latiente de Atenas era su mercado, o el Ágora, que significa “lugar donde la gente se reúne”. En el ajetreo y ruido del Ágora, ubicado al noreste del Acrópolis, hubiese visto a personas no solo intercambiando bienes y servicios, sino también ideas. 
Las estructuras que rodean los puestos de los mercados del Ágora incluían una serie de bancas de piedra, varios altares y templos (notablemente el Templo de Hephaestus), un edificio llamado el Aiakeion (nombrado en honor a un juez del bajo mundo en la mitología griega) donde las leyes y decisiones legales eran exhibidas, y varias stoas o pórticos cubiertos. Los Stoa Reales mostraban el código legal integral de la ciudad, mientras que la Stoa Pintada (llamada así porque estaba cubierta de obras de arte) servía como un lugar de reunión para observar a los malabaristas, tragadores de espadas, comedores de fuego, y otros artistas de entretenimiento —pero también a oradores y filósofos, quienes reunían a grandes multitudes (La Escuela Estoica de filosofía deriva su nombre de esta estructura). 

Entre los puestos permanentes y temporales del Ágora hubiese visto productos a la venta incluyendo alimentos, vinos, aceites, muebles, ropa, sandalias de cuero, perfumes, y productos de tierras lejanas traídos a través del bien ubicado puerto de Atenas. Hubiese podido comprar madera de Italia, granos y lino de Egipto, dátiles de Fenicia, marfil del Norte de África, y especias de Siria. Durante el 5to siglo AEC, Atenas era una sociedad inusualmente abierta, mucho más que otras ciudades-estado griegas. Fue probablemente la primera ciudad global del mundo. Como el autor bestseller Eric Weiner lo dijo en su libro The Geography of Genius, “Esta apertura hizo de Atenas, Atenas. La apertura a productos extranjeros, a personas raras, a ideas extrañas”.
Atenas adoptó un comercio e intercambio de ideas relativamente libre y de amplia envergadura, y, además, la incorporación de personas nacidas en el extranjero a su sociedad. Los extranjeros libres que vivían en Atenas, llamados metecos (el equivalente cercano a los extranjeros residentes), gozaban de una considerable movilidad social y eran capaces de alcanzar posiciones de alto nivel. Los atenienses tomaron prestadas ideas del extranjero, importando el alfabeto fenicio, la medicina y técnicas de escultura egipcias, la matemática de Babylonia y la literatura sumeria. Los atenienses muchas veces mejoraban lo que tomaban prestado. Por ejemplo, mientras que los egipcios inventaron el arte de esculpir estatuas, fueron los griegos los primeros en esculpir formas verdaderamente realistas y vívidas de las formas humanas. El filósofo Platón lo resumió cuando dijo, “Lo que los griegos prestan de los extranjeros, ellos perfeccionan”.

Sin embargo, muchas de las personas nacidas en el extranjero en Atenas no eran libres. La esclavitud era ubicua alrededor del mundo antiguo, y Atenas no era la excepción. En el Ágora se hubiese horrorizado al ver humanos siendo ofrecidos a la venta. Casi todas las personas esclavizadas en Atenas no eran de origen griego, sino que eran griegos llamados “barbaroi” (“bárbaros”) provenientes del extranjero, muchas veces capturados en conflictos en tierras más lejanas en el norte. Muchos esclavos por lo tanto tenían una pigmentación blanca que los distinguía de la población ateniense nativa, quienes solían tener pelo oscuro y piel color oliva. Nombres como Xanthias (que significa “cabeza roja”) se volvieron sinónimos virtuales para “esclavo”.
La mayoría de los esclavos atenienses sufrían considerablemente, aunque la institución era relativamente fluida comparada con la de otras ciudades-estado griegas de ese entonces. Otros griegos a veces se sorprendían al ver lo borroso de los límites entre las personas esclavizadas y libres en Atenas, o lo que el autor conocido como Pseudo-Xenophon denominó la “promiscuidad descontrolada” de Atenas “igual entre esclavos y hombres libres, y entre metecos y ciudadanos”. Estaba horrorizado al encontrar que en Atenas, algunas personas legalmente clasificadas como esclavos acumulaban grandes riquezas, mientras que algunas personas libres eran terriblemente pobres, socavando así la distinción entre esclavos y personas libres.

Alejándose del Ágora, hubiese visto un Bouleuterión de caliza, o el lugar de reunión del Senado. El Senado estaba compuesto de quinientos ciudadanos atenienses, elegidos mediante una lotería para servir por un periodo de un año. Estos se reunían en el edificio de la asamblea cada día (con la excepción de los días de festivales) para preparar la legislación que sería revisada por la ‘ekklesia’ o asamblea de todos los ciudadanos votantes. 
Muchas veces llamada la primera democracia, Atenas permitía a cada uno de sus ciudadanos adultos hombres un voto cuando se decidían las políticas oficiales. A mediados del siglo quinto AEC, el número de electores elegibles era tal vez de 60.000 (la población disminuiría significativamente durante la Guerra Peloponesia, cuando muchos hombres atenienses murieron). Aún así, no más de un 10 a 20 por ciento de la población de la ciudad podía votar, estando la mayoría de los atenienses excluidos de la participación política debido a su sexo o status de ciudadanía. Los metecos, las mujeres y los esclavos no tenían derecho al voto. Mientras que la primera democracia del mundo tenía grandes defectos, el experimento ateniense influyó la evolución de las modernas democracias representativas.

En el siglo quinto AEC, Atenas sirvió como el hogar de un gran número de genios e innovadores, incluyendo escritores de obras como Aeschylus, Sófocles y Eurípides, los historiadores Tucídides y Herodoto, el médico Hipócrates (a quien se le atribuye la creación del juramento hipocrático) y los inmensamente influyentes filósofos Sócrates y Platón.
Sócrates desarrolló el “método socrático” de indagación, que utiliza preguntas para estimular el pensamiento crítico, derivar ideas y exponer presunciones. Durante la Ilustración del Siglo 18, muchos pensadores, incluyendo a Voltaire, se inspiraron en Sócrates, quien era admirado como un promotor temprano de la razón. Platón se volvió el padre de la escuela filosófica de pensamiento conocida como el idealismo, y es muchas veces considerado como el fundador de la filosofía política occidental.

La indagación persistente y pública de destacados atenienses por parte de Sócrates muchas veces exhibió a estos personajes en una luz no favorable, haciendo que Sócrates se gane muchos enemigos. Luego de la derrota de Atenas en la Guerra Peloponesia ante Esparta y sus aliados, la sociedad ateniense entró en un periodo de agitación social e intelectual en el que el compromiso de la ciudad con la libertad de expresión y la exploración abierta flaqueó. Tal vez en parte buscando un chivo expiatorio por las muchas desventuras de la ciudad, los acusadores culparon a Sócrates de “impiedad” y “corrupción de la juventud”. El filósofo fue sentenciado a muerte. Irónicamente, la misma ciudad que probablemente sirvió como la capital mundial de la filosofía y el pensamiento crítico últimamente ejecutó un hombre por el crimen de simplemente hacer preguntas.
Antes de la llegada de la filosofía, la sociedad en gran medida se enfocaba en preocupaciones inmediatas y prácticas, y no dedicaba importantes cantidades de tiempo o esfuerzo a buscar el conocimiento por el conocimiento. La filosofía representaba un cambio en las prioridades de la vida intelectual. Al apreciar la sabiduría como un fin en sí misma, Atenas alentó a las personas a dedicar sus mentes a la contemplación de (y al desarrollo de teorías sistemáticas acerca de) la moralidad, la sociedad, el funcionamiento del universo, etc. Los seres humanos son intrínsecamente curiosos, pero Atenas ayudó a elevar la curiosidad hacia un imperativo moral. 

También creó instituciones para respaldar la naturaleza curiosa de la humanidad. Para el siglo cuarto AEC, Atenas también contaba con el filósofo Aristóteles (un estudiante de Platón) entre sus brillantes estudiantes y se volvió el hogar de las antecesoras de las universidades modernas. Aquellas antecesoras incluían la Academia de Platón, la primera verdadera institución de estudios superiores en el mundo occidental y un prototipo para las universidades posteriores, y el Liceo, un templo que sirvió como un centro educativo, para el debate y la academia. 
Hoy, Atenas todavía es mejor conocida por su influencia de gran alcance como un centro intelectual en el mundo antiguo. La imagen de Atenas en la imaginación popular es tal vez mejor resumida por el mural del siglo 16 titulado la Escuela de Atenas. Creado por el artista italiano del Renacimiento Raphael para decorar el Palacio Apostólico en el Vaticano, la pintura presenta a muchos de los filósofos atenienses más influyentes de la Era Clásica involucrados en un debate apasionado, escribiendo sus ideas, transmitiendo su conocimiento a sus pupilos, o dedicados a la búsqueda de la verdad. 

Atenas desempeñó un papel históricamente clave en la promoción de la importancia de la indagación abierta, de la razón, del debate y de la búsqueda de la verdad. Atenas creó centros de academia que fueron los antecesores de los sistemas universitarios modernos, estableció un nuevo enfoque a la comprensión del mundo natural que sirvió como el precursor de la ciencia moderna, y experimentó con un nuevo sistema de gobierno un día inspiraría la creación de una democracia representativa moderna. Por elevar “el amor a la sabiduría” de la humanidad, Atenas es con justa razón nuestro séptimo Centro de Progreso.

Este artículo fue publicado originalmente en HumanProgress.org (EE.UU.) el 16 de julio de 2020.