EL Rincón de Yanka: HÉROES DEL PROGRESO 14: JEREMY BETHAM, JOHN STUART MILL, VASILY ARKHIPOV Y DESIDERIUS ERASMO 🙋

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jueves, 23 de julio de 2020

HÉROES DEL PROGRESO 14: JEREMY BETHAM, JOHN STUART MILL, VASILY ARKHIPOV Y DESIDERIUS ERASMO 🙋



Héroes del progreso, 
parte 40: Jeremy Bentham
Alexander C. R. Hammond destaca el trabajo de Jeremy Bentham, el filósofo inglés del siglo 18, pensador de la Ilustración y reformador social.
Hoy presentamos la parte No. 40 de una serie de artículos publicados por HumanProgress.org titulada “Héroes del Progreso”. Esta columna provee una introducción breve a los héroes que han realizado una contribución extraordinaria al bienestar de la humanidad. 

Esta semana, nuestro héroe es Jeremy Bentham, el filósofo del siglo 18, pensador de la Ilustración y reformador social. Bentham es considerado como el fundador del utilitarismo —una filosofía que sostiene que la opción más ética en cualquier situación es aquella que producirá el mayor bien para el mayor número de personas. A lo largo de su vida, Bentham abogó por muchas causas, incluyendo la separación de la Iglesia y el estado, las libertades económicas e individuales, el voto de las mujeres, el derecho al divorcio, la despenalización de la homosexualidad y la libertad de expresión. También es ampliamente considerado como uno de los primeros defensores de los derechos de los animales.
Aunque el impacto del trabajo de Bentham fue relativamente pequeño durante su propia vida, inspiró a un sinnúmero de otros pensadores y políticos que tuvieron éxito implementando una serie de reformas sociales importantes. 

Jeremy Bentham nació el 15 de febrero de 1748 en Londres en el seno de una familia rica. Se dice que era un niño prodigio. A los 3 años, empezó a estudiar Latín. Para cuando tenía siete años, era mostraba talento tocando el violín y regularmente presentaría sonatas de Handel en reuniones sociales. Como niño, Bentham asistió a la Escuela Élite Westminster. A sus 12 años de edad, se fue a estudiar derecho en la Universidad de Oxford. 
Bentham completó su título de bachiller en 1763, a sus 15 años. Completó su título de maestría tres años después. Aunque fue llamado a la asociación de abogados en 1769, Bentham nunca ejerció el derecho. Durante su tiempo en Oxford, Bentham encontró que tenía poco respeto por las complejidades del derecho inglés. En cambio, decidió pasar su tiempo intentando reformarlo. 

Gracias a la riqueza de su familia, Bentham podía dedicarse a sus intereses intelectuales a tiempo completo. El primer libro de Bentham, titulado Fragment on Government, fue publicado en 1776. El libro se enfocaba en gran medida en rechazar el trabajo de Sir William Blackstone Commentaries on the Laws of England, que buscaba sentar la base legal de la constitución inglesa. Bentham rechazaba los tratados del famoso jurista, afirmando que Inglaterra “debería librarse de las ataduras de la autoridad y de la sabiduría ancestral en el campo del derecho”. En cambio, Bentham argumentó, el derecho debería estar basado en el principio de la utilidad.

Bentham una vez señaló que la desigualdad de los hombres y las mujeres ante la ley le hizo elegir una carrera como reformador desde una edad temprana. Como tal, sus trabajos muchas veces abogaban por la igualdad completa de los sexos. En 1785, Bentham argumentó a favor de la abolición de las leyes que prohibían la homosexualidad. Aunque el ensayo permaneció sin ser publicado durante la vida de Bentham (probablemente por miedo a ofender la moralidad pública), sigue siendo uno de los primeros argumentos a favor de la legalización de las relaciones entre personas del mismo sexo.

En una visita en 1785 a Rusia, Bentham escribió su primer ensayo acerca de economía, titulado “En defensa de la usura”. El ensayo muestra Bentham sostenía postulados similares a aquellos del economista escocés Adam Smith quien es comúnmente considerado como “el padre de la economía clásica”. En el ensayo, Bentham argumentó en contra de una economía planificada y afirmó que cada individuo era el mejor juez de su ventaja. Sin embargo, discrepaba con Smith en que él creía que las tasas de interés deberían flotar libremente, en lugar de ser fijadas por un cuerpo estatal. Los trabajos posteriores de Bentham acerca de filosofía política en gran medida siguieron una visión laissez faire. 

En 1789, Bentham publicó uno de sus libros más exitosos, titulado “Una introducción a los principios y la moral de la legislación”. La publicación es muchas veces considerado el trabajo teórico más importante de Bentham. Era en ese trabajo que Bentham desarrolló su teoría del utilitarismo. Bentham sugirió que la humanidad estaba gobernada por dos motivaciones principales: el dolor y el placer. El objetivo de toda legislación, por lo tanto, debería ser asegurar “la mayor felicidad para el mayor número posible”. Habiéndose inspirado en Cesare Beccaria, nuestro Héroe del Progreso No. 38, Bentham creía que el castigo debía ser utilizado solo “hasta donde se había prometido para excluir algún daño adicional”.

Bentham creció en un hogar conservador (Tory), pero sus opiniones acerca del gobierno representativo se apartaron del conservadurismo tradicional. En 1809, escribió A Catechism of Parliamentary Reform. El estudio proponía elecciones anuales, el voto secreto, y un universo de electores más amplio que incluya a las mujeres, así como también la libertad para que las mujeres participen en el gobierno. 
En 1823, Bentham co-fundó The Westminster Review con su estudiante James Mill (el padre del importante liberal clásico John Stuart Mill). La publicación fue descrita como una revista para “los filósofos radicales”. Este grupo de discípulos de Bentham llegarían a influir de manera importante en la vida pública inglesa.

En uno de sus trabajos posteriores, que fue publicado como una carta al editor del Morning Chronicle en 1825, Bentham adoptó la causa de los derechos de los animales. Bentham argumentó que, con respecto a la tortura sin sentido o a infligir dolor, la “línea insuperable” no debería ser la capacidad de razonar, sino la capacidad de sufrir. Él argumentó que si la capacidad de razonar era el único criterio según el cual los derechos eran atribuidos, entonces los infantes humanos (o las personas con ciertas discapacidades) podrían no satisfacerlo. Sin embargo, Bentham si dejó claramente establecido que los animales podían ser matados para obtener alimento o en defensa de la vida humana (considerando que el animal no sufra de manera innecesaria).

El 6 de junio de 1832, Bentham murió en su hogar en Westminster, Londres. Tenía 84 años. Bentham continuó escribiendo hasta un mes antes de su muerte. Dejó instrucciones detalladas para que su cuerpo sea diseccionado, y luego conservado cuidadosamente y exhibido. Los deseos de Bentham se cumplieron; hasta el día de hoy, su cuerpo sigue en exhibición en el Centro Estudiantil de la University College en Londres. 
Jeremy Bentham fue una de las figuras más importantes de la Ilustración Inglesa. Aunque sus trabajos no condujeron a reformas legislativas durante su propia vida, muchas de las ideas de Bentham tuvieron un impacto enorme conformando alrededor del mundo el desarrollo de legislación racional basada en la utilidad. El trabajo de Bentham ha ayudado a darle forma a un mundo más humano. Es por esta razón que Jeremy Bentham es nuestro Héroe del Progreso No. 40.
Este artículo fue publicado originalmente en HumanProgress.org (EE.UU.) el 19 de marzo de 2020.
CRÍTICAS: El utilitarismo es una forma moderna de la teoría ética hedonista que enseña que la finalidad de la conducta humana es la felicidad, y que en consecuencia la norma discriminatoria que diferencia entre el comportamiento bueno y malo es el placer y el dolor. En palabras de uno de sus más distinguidos defensores, John Stuart Mill: “La doctrina que acepta como fundamento de la moral a la utilidad o principio de la máxima felicidad, sostiene que las acciones son correctas en proporción a su tendencia a promover la felicidad, e incorrectas si tienden a producir lo contrario a la felicidad. Por felicidad se entiende el placer y la ausencia de dolor; por infelicidad al dolor y la privación del placer “. 

Hay, también, una serie de problemas con el utilitarismo. En primer lugar, un problema que tiene es que conduce a una mentalidad de que "el fin justifica los medios". Si cualquier fin valedero puede justificar los medios para alcanzarlo, no se tiene un verdadero fundamento ético. Pero todos sabemos que el fin no justifica los medios. Si fuera así, entonces Hitler podría justificar el Holocausto porque el fin era purificar la raza humana. Stalin podría justificar la matanza de millones de personas porque estaba intentando lograr una utopía comunista. El fin nunca justifica los medios. Los medios deben justificarse a sí mismos. Una acción específica no puede ser juzgada como buena simplemente porque puede conducir a una buena consecuencia. Los medios deben ser juzgados por alguna norma objetiva y consistente de moral.

Segundo, el utilitarismo no puede proteger los derechos de las minorías, si la meta es el mayor bien para el mayor número. Los estadounidenses del siglo XVIII podrían justificar la esclavitud en base a que brindaba una buena consecuencia para la mayoría de las estadounidenses. Sin duda la mayoría se beneficiaba de la mano de obra barata, aun cuando la vida de los esclavos negros fuera mucho peor.
Un tercer problema con el utilitarismo es la predicción de las consecuencias. Si la moral está basada en los resultados, entonces tendríamos que ser omniscientes para predecir precisamente las consecuencias de cualquier acción. Pero, cuando mucho, sólo podemos adivinar el futuro, y a menudo estas estimaciones razonadas son erróneas.
Un cuarto problema con el utilitarismo es que las consecuencias mismas deben ser juzgadas. Cuando ocurren resultados, todavía debemos preguntar si son resultados buenos o malos. El utilitarismo no brinda ningún fundamento objetivo y consistente para juzgar los resultados, porque los resultados son el mecanismo usado para juzgar la acción misma.

El criterio utilitarista ha recibido un buen número de críticas. Para muchos de sus adversarios el problema no es que sea un criterio falso, sino que resulta extremadamente difícil de aplicar (o incluso imposible). Para otros -deontologistas simplemente, el criterio de la felicidad no es el bien supremo, ni superior a todo otro valor. En resumen, las críticas más repetidas inciden en los siguientes argumentos: 

1.- La imposibilidad de medir el placer, por falta de un criterio. Es sencillamente imposible sumar el placer que experimentan individuos diferentes para obtener un total 2.- El peligro político del utilitarismo. Este argumento ha sido defendido por grupos conservadores, temerosos de que una extensión del utilitarismo aumento del egoísmo, pero también que el utilitarismo signifique una serie de medidas de ingeniería social reformista. Como el utilitarismo no cree en la existencia de "derechos naturales", a menudo el liberalismo conservador considera que en el utilitarismo hay un fuerte componente de arbitrariedad y de construcción social 
3.- Los valores “sagrados” o “no-negociables". Rawls (y entre los ilustrados, el último Condorcet) han afirmado que hay valores "inviolables" o "no negociables", que no deben ser sometidos cálculos de ventaja para la sociedad. Algunos críticos (Amartya SEN, Richard Dworkin...) Han afirmado, además, que el utilitarismo no da suficiente importancia a los derechos del hombre. En realidad, lo que los utilitaristas afirman es que, sin un contexto social que garantice los derechos, su simple proclamación teórica es "non-sin". 
4.- El placer como fenómeno psicológico. Es un argumento muy usado en el ámbito del materialismo, pero también utilizado por algunos neofreudianos que consideran el placer como una cuestión fisiológica o psicológica, que podría ser también buscado con drogas o euforizantes varios. En general, sin embargo, se quiere poner de relieve que el utilitarismo es un reduccionismo. La idea de que quieren destacar estos críticos es que acciones como el robo o la mentira no son sólo malas porque agreguen dolor o disminuyan el placer, sino también para ellas mismas, con independencia de que, además, produzcan dolor.

Héroes del progreso, 
parte 41: John Stuart Mill
Alexander C. R. Hammond destaca la contribución del filósofo inglés John Stuart Mill, quien promovió los derechos de las mujeres, el principio del daño, la libertad de expresión y el gobierno representativo.
Hoy presentamos la parte No. 41 de una serie de artículos publicados por HumanProgress.org titulada “Héroes del Progreso. Esta columna provee una breve introducción a los héroes que han realizado una 

Esta semana, nuestro héroe es John Stuart Mill —un filósofo inglés del siglo 19, parlamentario y economista político. A lo largo de su vida, Mill abogó por una mayor libertad de expresión y por la abolición de la esclavitud. Como miembro del Parlamento Británico, Mill presentó ante la Cámara de los Comunes la primera petición masiva a favor del voto femenino. La petición inspiró la creación de múltiples campañas a favor del voto de la mujer alrededor del mundo. Una de las principales contribuciones de Mill a la filosofía fue su principio del daño, el cual sostiene que una acción de una persona solo debería estar legalmente prohibida si esta causa daño a otros individuos. La Enciclopedia de Filosofía de Stanford lo ha denominado como “el filósofo de habla inglés más influyente del siglo diecinueve”.
John Stuart Mill nació el 20 de mayo de 1806 en Londres, Inglaterra. Su padre, James Mill, era un amigo cercano de nuestro Héroe del Progreso No. 40, Jeremy Bentham. Mill tuvo una crianza extraordinaria y su padre lo educó con la intención de crear un genio intelectual que estaría equipado para liderar a la próxima generación de pensadores utilitarios. 

A sus 3 años, el joven Mill empezó a aprender el griego antiguo. A los 8 años, Mill estaba aprendiendo el Latín. Para los 12 años, se dice que había leído prácticamente todo el catálogo de los clásicos. Más allá de sus hermanos, a Mill se le previno deliberadamente asociarse con niños de su propia edad. Se dice que, como diversión, Mill muchas veces leería tratados acerca de la ciencia experimental. 

En 1820, Mill emprendió un viaje de un año a Francia, donde se quedó con la familia de Samuel Bentham, el hermano de Jeremy Bentham. Los extractos del diario que mantuvo en ese entonces muestran que Mill pasó su tiempo en Francia estudiando de manera meticulosa la química, matemáticas, y el lenguaje francés. Luego de volver a Gran Bretaña en 1821, Mill empezó a estudiar el Derecho Romano con el destacado teórico legal inglés John Austin. Empezó a estudiar economía política con David Ricardo —uno de los economistas clásicos más influyentes de la historia. 

Como un no-conformista (esto es, un protestante que no pertenecía a la Iglesia de Inglaterra), Mill no podía inscribirse en la Universidad de Oxford o la Universidad de Cambridge. En 1823, el joven Mill de 17 años decidió seguir los pasos de su padre y empezó a trabajar en la East India Company.

Mill permaneció en la British East India Company durante mas de 35 años —primero como un asistente de evaluación. Luego, después de la muerte de su padre en 1836, Mill quedó a cargo de las relaciones de la empresa con los estados indios. Aunque el trabajo que Mill completó en su trabajo diurno tuvo poca importancia histórica, esta ocupación le dejó abundante tiempo para sus escritos personales.

Luego de 21 años de amistad, Mill se casó con Harriet Taylor en 1851. Ella era una filósofa y promotora de los derechos de la mujer. En 1858, la East India Company fue disuelta. Un recientemente desempleado Mill se mudó a Avignon, en Francia, donde continuó escribiendo a tiempo completo. En 1859, Mill publicó una de sus obras más conocidas, titulada Sobre la libertad. Le dedicó el libro a Taylor, quien murió un año antes. La reconoció como una influencia gigantesca en su pensamiento y especialmente en su visión acerca de los derechos de las mujeres. 

Sobre la libertad se enfoca en la naturaleza y los límites del poder que los gobiernos pueden ejercer apropiadamente sobre un individuo. El grado de poder del gobierno, argumentaba Mill, debería estar basado en el principio del daño, el cual sostiene que “el único propósito para el cual el poder puede ser justamente ejercido sobre otro miembro de una comunidad civilizada, en contra de su voluntad, es para prevenir el daño a otros”.

En Sobre la libertad, Mill también argumenta que la libertad de expresión es una condición necesaria para que una sociedad logre un progreso intelectual y social. Mill creía que la sociedad nunca puede estar segura de que una opinión prohibida no contiene al menos algún elemento de verdad. Como tal, la gente debería ser libre de expresar cualquier opinión que deseen. Mill argumentó que incluso si una opinión es falsa, los individuos es más probable que abandonen sus visiones incorrectas mediante una discusión abierta. Señaló que la verdad en si misma puede ser mejor comprendida y prevenida de convertirse en un mero dogma si los individuos continuamente reconsideran sus creencias. El libro fue un éxito enorme y Mill pronto se convirtió en un intelectual público muy conocido.

En 1861, Mill completó un ensayo titulado The Subjection of Women. Publicado en 1869, el ensayo argumentaba a favor de la completa igualdad entre los sexos. Mill creía que la opresión de las mujeres era una reliquia de los tiempos antiguos y “uno de los principales obstáculos al progreso humano”. El ensayo hizo que Mill fuese uno de los primeros hombres que promovían la igualdad entre los sexos. En el ensayo, Mill también expresó su oposición a la esclavitud y su respaldo a la abolición de esta en EE.UU.

El mismo año, Mill también publicó Considerations on Representative Government, en el cual abogó por la representación proporcional, el voto singular y transferible, y la extensión del sufragio a las mujeres. 

En 1863, Mill publicó Utilitarismo. El libro es una defensa firme de la ética utilitaria —una filosofía que, según Mill, sugiere que “las acciones están bien según la proporción en la cual suelen promover la felicidad, mal según suelan producir lo opuesto de la felicidad”. Como Bentham, argumenté que debería haber legislación para favorecer al bienestar animal y que el sistema económico de los mercados libres era preferible a la economía planificada. 

En 1865, el Partido Liberal le pidió Mill convertirse en su primer candidato para ser Miembro del Parlamento en Westminster. Mill aceptó la oferta del Partido Liberal bajo la condición de que él no haría proselitismo ni contribuiría financieramente a su campaña. También dijo que si era electo, no hablaría a favor de los intereses locales sino que usaría su posición en el Parlamento para “servir según la conciencia de su sociedad”. Según dijo, él seguiría respaldando el voto femenino.

A pesar de su falta de campaña, Mill fue exitoso en la elección y utilizó su tiempo en el Parlamento para promover la reforma de tierra en Irlanda, la educación obligatoria para todos, y tal vez más importante, los derechos de las mujeres. En 1866,, Mill presentó una petición en el Parlamento con más de 1.500 firmas que habían sido reunidas por el Comité por el Voto de las Mujeres.

En 1866, la Segunda Ley de Reforma (esto es, una ley diseñada para expandir el electorado relajando los requisitos de propiedad) fue debatido en el Parlamento. Mill utilizó la Segunda Ley de Reforma como una oportunidad para intentar introducir los derechos iguales al voto para hombres y mujeres proponiendo una enmienda a la Ley que reemplazaba las apariciones de “hombre” con “persona”. Este cambio hubiese otorgado el voto a algunas mujeres propietarias.

Desafortunadamente, la enmienda fue derrotada. Sin embargo, la defensa de Mill generó un inmenso debate en torno al voto femenino e inspiró la creación de varias campañas políticas a favor del voto de las mujeres. Mill luego describió la enmienda como “quizás el único servicio público importante que realicé en la posición de Miembro del Parlamento”.

En la elección general de 1868, Mill no fue re-electo, y volvió a Francia para estudiar y escribir. El 8 de mayo de 1873, Mill murió de erisipela en Avignon, Francia y su cuerpo fue enterrado al lado del de su esposa. 
John Stuart Mill es recordado como uno de los filósofos más importantes del siglo 19. Su enorme cuerpo de trabajo continúa influyendo en el pensamiento y el discurso político. La promoción por parte de Mill de los derechos de las mujeres, el principio del daño y de la libertad de expresión han ayudado a crear leyes mucho menos tiránicas y más igualitarias en muchas naciones alrededor del mundo. Es por estas razones que John Stuart Mill es nuestro Héroe del Progreso No. 41. 
Este artículo fue publicado originalmente en HumanProgress.org (EE.UU.) el 2 de abril de 2020.

Héroes del progreso, 
parte 42: Vasili Arkhipov
Alexander C. R. Hammond destaca a Vasili Arkhipov, un marino soviético que se negó a permitir un ataque nuclear contra un portaaviones de EE.UU. durante la Crisis de los misiles en Cuba en 1962.
Hoy presentamos la parte No. 42 de una serie de artículos publicados en HumanProgress.org titulada Héroes del Progreso. Esta columna provee una breve introducción a los héroes que han realizado una contribución extraordinaria al bienestar de la humanidad. 

Esta semana, nuestro héroe es Vasili Arkhipov —un oficial naval soviético naval que se negó a permitir un ataque nuclear soviético a un portaaviones de EE.UU. durante la Crisis de los misiles en Cuba en 1962. Las acciones de Arkhipov probablemente previnieron una guerra nuclear abierta, cuyas consecuencias hubiesen incluido la muerte de millones, sino mil millones, de personas inocentes, un colapso de muchas naciones-estado y sus economías, y una cantidad enorme de daño ambiental. De manera apropiada, el Archivo Nacional de Seguridad de EE.UU. ha denominado a Arkhipov como un hombre que “salvó al mundo”.

Vasili Arkhipov nació el 30 de enero de 1926 en el seno de una familia de campesinos en Staraya Kupavna —un pequeño pueblo en las afueras de Moscú. Luego de una educación tradicional en una escuela estatal, Arkhipov se inscribió en la Escuela Naval Pacífica de Estudios Superiores —una facilidad que entrenaba a los marinos soviéticos en 1942. Arkhipov experimentó por primera vez la acción militar durante la guerra entre China y Japón en agosto de 1945, cuando sirvió a bordo de un dragaminas. En 1947, Arkhipov se graduó de la escuela naval y luego sirvió en embarcaciones submarinas en el Mar Negro y en el Báltico.
En 1961, Arkhipov fue designado funcionario ejecutivo del nuevo submarino nuclear lanzamisiles balístico (K-19). Durante su viaje inaugural, el sistema de enfriamiento nuclear del submarino desarrolló una fuga que amenazó con causar que se derritiera un reactor nuclear. Frente a la potencial destrucción, Arkhipov respaldó al capitán y ordenó que el equipo de ingeniería desarrolle una solución técnica para evitar un desastre nuclear. El equipo se vio obligado a construir un sistema de enfriamiento de emergencia al vuelo. La solución requería que muchos de los hombres trabajaran con niveles altos de radiación durante periodos extensos de tiempo, y aunque los ingenieros lograron salvar la embarcación y prevenir un desastre, todo el equipo, incluyendo Arkhipov fueron irradiados. Debido a la exposición a altos niveles de radiación, todos los miembros del equipo de ingeniería murieron dentro de un mes. Aún ese momento trascendental palidece en comparación con lo que Arkhipov experimentó el siguiente año.

El 1 de octubre de 1962, Arkhipov fue nombrado comodoro de una flotilla de cuatro submarinos a los cuales se les había ordenado viajar desde Rusia hacia Cuba. Arkhipov también fue designado sub-comandante del submarino de ataque B-59 en el que él estaba viajando. El B-59 tenía 22 torpedos, uno de los cuales era nuclear y tenía casi el mismo poder destructivo que la bomba nuclear que EE.UU. dejó caer en Hiroshima en 1945. Sin que lo sepa la tripulación de los cuatro submarinos, EE.UU. implementó un bloqueo naval a Cuba el 4 de octubre y le dijo a los soviéticos que las fuerzas de EE.UU. libraría cargas mortales (disparos explosivos de advertencia) sobre cualquier submarino soviético en las aguas cubanas para obligar a las embarcaciones a salir a la superficie. Debido a una falta de comunicación vía radio, Moscú fue incapaz de transmitir esa información a la tripulación de Arkhipov.

El 27 de octubre, un grupo de 11 destructores de EE.UU. y un portaaviones estadounidense, el USS Randolph, ubicaron al submarino de Arkhipov por la costa cubana y empezaron a atacar al submarino con cargas explosivas de alerta. El submarino de Arkhipov estaba demasiado sumergido en el agua para recibir cualquier comunicación de radio, y con cada carga explosiva provocando que el submarino tiemble de manera incontrolable, aquellos a bordo no sabían que ya se había iniciado una guerra. A bordo del submarino, el sistema de aire acondicionado se había dañado y las temperaturas en algunas secciones de la embarcación habían alcanzado los 122 grados Fahrenheit (50 grados Celsius). La regeneración de la oferta de aire funcionaba mal, y los crecientes niveles de dióxido de carbono provocaron que muchos de los agotados en la tripulación, quienes ya habían estado viajando en el submarino durante casi cuatro semanas, se desmayaran de un exceso de calor. 

Durante esa situación difícil, el capitán del submarino, Valentin Savitsky, creyó que la marina estadounidense estaba disparando bombas a su embarcación y decidió que la guerra entre los dos países ya se había iniciado. Savitsky ordenó alistar el torpedo con punta nuclear y que este sea apuntado hacia el USS Randolph. El funcionario político a bordo, Ivan Maslennikov, estuvo de acuerdo con la decisión del capitán. Usualmente, los submarinos rusos armados con armas nucleares solo requerían el permiso del capitán y del funcionario político para poder lanzar su torpedo nuclear. Sin embargo, debido a la posición de Arkhipov como comodoro, el capitán también requería obtener la aprobación de Arkhipov.

Arkhipov se negó a aprobar el lanzamiento de un torpedo nuclear y una discusión intensa se desató entre los tres oficiales. Los reportes de inteligencia soviética posteriores citan al capitán diciendo, “¡Los vamos a reventar ahora! Moriremos, pero los hundiremos a todos. No deshonraremos a nuestra marina”. Sin embargo, Arkhipov se negó a cambiar de opinión y argumentó, que como no había llegado orden alguna desde Moscú, tales medidas extremas no serían aconsejables. En cambio, él aconsejó que el submarino fuera a la superficie y contacte a la sede central de la marina. Arkhipov eventualmente fue exitoso en convencer al capitán y, conforme el submarino salió a la superficie, se topó con un destructor de EE.UU. que le ordenó inmediatamente volver a la Unión Soviética.

Como las fuerzas estadounidenses no abordaron el submarino ni realizaron inspección del mismo, ellos no estaban conscientes de que el submarino estaba armado con un torpedo nuclear. La marina estadounidense, y de hecho el público en general, solo se enteró acerca de las capacidades nucleares del B-59 y la historia completa acerca de las acciones de Arkhipov en 2002, cuando el otrora beligerante estuvo en Cuba para el aniversario No. 40 de la crisis. Mientras discutían las Crisis de los misiles en Cuba, Arthur Schlesinger, un historiador estadounidense y ex consejero de John F. Kennedy, dijo que “Este no solo fue el momento más peligroso de la Guerra Fría. Fue el momento más peligroso en la historia de la humanidad”.

Luego de su retorno a Rusia, la tripulación del submarino fue recibida con críticas por parte de sus superiores, conforme algunos oficiales vieron el acto de salir a la superficie como uno de rendirse. Un admiral le dijo a Arkhipov “hubiera sido mejor si te hubieses hundido con tu submarino”. Después de los eventos de 1962, Arkhipov continuó su servicio en la marina. Fue promovido a almirante posterior en 1975 y llegó a ser director de la Academia Naval Kirov. En 1982, fue promovido a vice-almirante y se jubiló pocos años después. Arkhipov se asentó en un pequeño pueblo cerca de Moscú y murió el 19 de agosto de 1998 de un cáncer al riñón que puede haber sido causado por la radiación a la que estuvo expuesto mientras estaba a bordo del K-19 en 1961.

Si Arkhipov no hubiese estado en justo ese submarino B-59 ese octubre de 1962 o si él hubiese cedido ante la presión de otros oficiales, el torpedo nuclear del submarino hubiese desaparecido al USS Randolph. Eso, señala la archivista Svetlana Svranskaya, hubiese desatado “una cadena de desarrollos inadvertidos, que hubiesen conducido a consecuencias catastróficas”.

Según los planes fijados por los soviéticos y EE.UU., los probables primeros objetivos en una guerra nuclear hubieran sido Moscú, Londres, bases aéreas alrededor del Reino Unido y las concentraciones de tropas en Alemania. La próxima ola de bombas hubiesen eliminado los “objetivos económicos” (esto es, las poblaciones civiles) alrededor del mundo. 
Arkhipov recibió poco reconocimiento durante su vida, pero para su esposa Olga, Vasili siempre fue un héroe. En un documental de PBS de 2012 titulado The Man Who Saved the World, Olga Arkhipov dijo, “El hombre que previno una guerra nuclear fue un marino ruso. Su nombre era Vasili Arkhipov. Yo me enorgullecí y estoy orgullosa de mi esposo, siempre”. Gracias a Arkhipov, la guerra nuclear se evitó y muchas vidas fueron salvadas. Por esta razón, Vasili Arkhipov es nuestro Héroe del Progreso No. 42. 
Este artículo fue publicado originalmente en HumanProgress.org (EE.UU.) el 15 de abril de 2020.


Héroes del progreso, 
parte 43: Desiderius Erasmo

Alexander C. R. Hammond destaca al filósofo Erasmo, primer campeón moderno de la tolerancia religiosa y la paz.
Hoy presentamos la edición No. 43 de una serie de artículos publicados por HumanProgress.org titulada “Héroes del Progreso”. Esta columna provee una breve introducción a los héroes que han realizado una contribución extraordinaria al bienestar de la humanidad. 

Esta semana, nuestro héroe es Desiderius Erasmo, un filósofo del siglo 16 que es ampliamente considerado como uno de los académicos más grandiosos del Renacimiento del Norte. Durante la Reformación Protestante, cuando la persecución religiosa era común a lo largo de Europa, Erasmo fue el primer campeón moderno de la tolerancia religiosa y de la paz. Según el historiador James Powell, a lo largo de la vida del filósofo, Erasmo “promovió la razón sobre la superstición, la tolerancia sobre la persecución y la paz sobre la guerra…[y ayudó a establecer las] bases intelectuales de la libertad en el mundo moderno”.

Desiderius Erasmo Roterodamus nació el 28 de octubre de 1466 en Rotterdam, Países Bajos. El año preciso de su nacimiento es desconocido, pero gran parte de los académicos coinciden en que fue 1466. Erasmo era el segundo hijo ilegítimo de Roger Gerard, un sacerdote católico, y Margaretha Rogerius. Poco es conocido acerca de la madre de Erasmo, pero se cree que ella puede haber sido el ama de casa de Roger. Erasmo fue educado en varias escuelas monásticas y, a los nueve años, fue enviado a una de las principales escuelas de Latín en Países Bajos, en Deventer.
Cuando era un niño, Erasmo presenció mucha violencia religiosa. Con tan solo ocho años de edad, vio como fueron descuartizados 200 prisioneros de guerra bajo la orden de un obispo local. La exposición temprana de Erasmo a la violencia basada en la religión sin duda influyó en sus futuras creencias.
Durante su tiempo en Deventer, Erasmo empezó a detestar las reglas severas y los métodos estrictos utilizados por sus educadores religiosos. Después escribiría que la disciplina severa tenía la intención de enseñar la humildad rompiendo el espíritu del niño. La educación de Erasmo en Deventer terminó en 1483, cuando sus dos padres murieron de la plaga bubónica. 

Alrededor de 1485, Erasmo y su hermano estaban viviendo en una pobreza extrema y, como medida desesperada, ambos ingresaron a los monasterios. Erasmo se convirtió en un canónigo regular en la canonjía de San Agustín en la pequeña aldea holandesa de Stein. Durante sus siete años en Stein, Erasmo pasó gran parte de su tiempo en la biblioteca, donde estudió filosofía. Estaba especialmente interesado en los trabajos de Cicerón y de otros pensadores romanos. Luego de que sus superiores dejaron de apoyar sus estudios clásicos, Erasmo se volvió cada vez más ansioso de dejar la canonjía. 
Erasmo recibió la orden para ser sacerdote católico en abril de 1492. Poco después de eso, se fue de la canonjía para convertirse en secretario del Obispo de Cambrai, quien había escuchado de la habilidad de Erasmo con el Latín. En 1495, Erasmus empezó a estudiar teología en la Universidad de París, pero le disgustó el régimen cuasi-monástico de su universidad.

Para respaldar sus estudios, Erasmo empezó a dar clases y uno de sus estudiantes, Sir William Blount, invitó a Erasmo a Inglaterra en 1499. El tiempo de Erasmuo en Inglaterra fue fructífero. Se hizo amigo de muchos intelectuales destacados y empezó a dar clases en la Universidad de Oxford. Durante los próximos 15 años, Erasmo vivió en y viajó a muchos ligares incluyendo Francia, Inglaterra, Bélgica y Basilea. En 1509, Erasmo obtuvo un Doctorado en Divinidad de la Universidad de Turín, y entre 1509 y 1514 trabajó en la Universidad de Cambridge. Sin embargo, como un hombre que frecuentemente sufría de salud, Erasmonse quejaba de que Cambridge no le podía ofrecer suficiente vino decente (en ese entonces, el vino era la medicina para los cálculos biliares, de los cuales sufría Erasmo).
En 1500, Erasmo compiló y tradujo 818 proverbios latinos y griegos, en un volumen llamado Collectanea Adagiorum. La publicación de este trabajo fue el primero de los muchos esfuerzos por parte de Erasmo para acabar con el monopolio del aprendizaje que tenía el clérigo. A lo largo de su vida, Erasmo continuó expandiendo su libro. Para el momento de su muerte en 1536, había traducido más de 4.151 entradas. Muchas frases comunes utilizadas hoy se deben a la traducción de Erasmo, incluyendo “un paso a la vez”, “uno a uno”, y “consultarlo con la almohada”.

Conforme Erasmo creaba más ediciones de Adagia (como el trabajo luego llegó a ser conocido), agregaba más comentarios que abogaban en contra de la violencia de los gobernantes y en contra de los predicadores que respaldaban las guerras por interés propio. En un pasaje, Erasmo señaló, “¿no vemos que las ciudades nobles son erigidas por las personas y destruidas por los príncipes? … ¿Que las leyes buenas son aprobadas por los representantes del pueblo y violadas por los reyes? ¿Que la gente común ama la paz y los monarcas fomentan la guerra?”
En 1513, luego de la muerte del “Papa Guerrero” Julius II, Erasmo escribió una pequeña sátira denunciando la violencia del Papa. Erasmus implicaba que Julius no entraría al cielo, porque el Papa pasó mucho tiempo en la guerra, en lugar de estar leyendo el evangelio. En 1514, Erasmo publicó Familiarium colloquiorum formulae, muchas veces referido simplemente como Colloquies. 

En Colloquies, Erasmo se burlaba de los clérigos ambiciosos, de los rituales que veía como carentes de significado y declaró que el matrimonio era preferible al celibato. Los gobernantes en Francia, España, Países Bajos, Austria, y gran parte de Italia decretaron que cualquiera que sea visto con una copia de Colloquies sería ejecutado. A pesar de estas leyes severas, más de 24.000 copias de Colloquies se vendieron durante la vida de Erasmo. Según John Dalberg-Acton, un historiador inglés del siglo 19, era “el libro más popular de su época”.
En una edición posterior de Adagia, que fue publicado en 1515, Erasmo también señaló el entrenamiento de los predicadores y argumentó que los sacerdotes deberían ser entrenados en la “filosofía de Cristo”, en lugar de ser entrenados en las distintas materias escolásticas. Erasmo luego argumentó que “si el evangelio realmente fuese predicado, las personas cristianas se hubiesen ahorrado muchas guerras”.

En 1516, debido a todos los errores de traducción en la edición oficial de la Biblia en vulgo latino, Erasmo utilizó manuscritos griegos para producir una traducción nueva y más precisa del Nuevo Testamento. El trabajo de Erasmo inspiró a muchos otros individuos para traducir la biblia a distintos idiomas y dentro de 20 años había traducciones al alemán, inglés, húngaro y español. Muy pocas personas podían leer Latín, así que estas nuevas traducciones ayudaron a lograr que la Biblia sea más accesible para las personas a lo largo de Europa. La gente ya no dependía de la interpretación del sacerdote de la Biblia en Latín y podía aprender acerca de su religión por cuenta propia. 
Durante los siguientes años, Erasmo publicó una serie de trabajos argumentando a favor de la paz y de que la salvación no se lograba desempeñando rituales religiosos, sino cultivando la fe y la bondad. A diferencia de muchos pensadores de su época, Erasmo también argumentó en contra del colonialismo, y a favor de una “monarquía limitada, controlada y disminuida mediante una aristocracia y la democracia”.

Erasmo se consideraba a sí mismo un observador imparcial durante la Reformación Protestante, criticando tanto la jerarquía de la Iglesia Católica como a los reformadores protestantes. Siguió siendo católico, comprometido con reformar la Iglesia desde adentro. A lo largo de su vida, Erasmo tuvo muchos argumentos con Martin Lutero, una figura protestante destacada de la época.
Erasmo argumentaba que Lutero era un enemigo de la libertad y que él estaba del lado de los gobernantes tiránicos, en lugar de la gente. Hacia el final de su vida, Erasmo advirtió que las guerras religiosas pronto estallarían en Europa. En una de sus últimas obras, On the Sweet Concord of the Church, Erasmo realizó un último llamado para que los católicos y los protestantes “se toleraran entre sí”. Erasmo murió con dolor el 11 de julio de 1536 en Basilea, Suiza, luego de una lucha de tres semanas contra la disentería. Fue sepultado en la catedral de Basilea. 

Desafortunadamente para los europeos, las predicciones de Erasmo de las inminentes guerras religiosas se convirtieron en una realidad, y en las décadas luego de su muerte, Europa estaba enmarañada en la violencia religiosa que vio a cientos de católicos y protestantes morir. Sin embargo, un par de cientos de años después de su muerte, una nueva apreciación del trabajo de Erasmo surgió entre los académicos de la Ilustración. El dramaturgo y enciclopedista francés Denis Diderot, por ejemplo, señaló que “le debemos a él, principalmente por el renacimiento de las ciencias, la crítica y el gusto por la antigüedad”.
A lo largo de su vida, a Erasmo le ofrecieron posiciones de gran reputación en instituciones académicas a lo largo de Europa, pero rechazó todas ellas, prefiriendo una vida como un académico independiente dedicado a escribir los trabajos que contribuirían al progreso social. Aunque los trabajos de Erasmo no lograron prevenir las guerras religiosas, sus escritos luego tuvieron una influencia enorme en las ideas de la época de la Ilustración de la racionalidad, la paz y la libertad. Él es muchas veces considerado como la figura más influyente del Renacimiento del Norte y el primer campeón moderno de la tolerancia y la paz. Por estas razones, Desiderius Erasmo es nuestro Héroe del Progreso No. 43.
Este artículo fue publicado originalmente en HumanProgress.org (EE.UU.) el 30 de abril de 2020.



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