EL Rincón de Yanka: INVOCACIÓN A CRISTO Y HÁGAME UNA CARTA por EL INDIO RÓMULO (Rómulo Augusto Mora Sáenz ) 🙏 📩

inicio














domingo, 26 de julio de 2020

INVOCACIÓN A CRISTO Y HÁGAME UNA CARTA por EL INDIO RÓMULO (Rómulo Augusto Mora Sáenz ) 🙏 📩


INVOCACIÓN A CRISTO 

Señor, 
Te estoy llamando con el mismo grito mi angustia 
sin términos ensancha, porque "guelvas" de nuevo 
hasta la vida y recorras mi patria atormentada, 

y le digas con ese poder tuyo, 
el "mesmo" que sostiene tus parábolas, 
que no maten a los niños campesinos 
ni asesinen ancianos con sus hachas, 
que dejen las palomas en sus nidos 
cubriendo los polluelos con sus alas, 
que no arrasen los lirios 
y las rosas ni envenenen las aguas; 

Que no enturbien la lumbre del paisaje 
con el humo siniestro de las llamas, 
pues si el sol lo ocultan con su espanto, 
el sol ya no madura las guayabas; 

Que nos vuelvan la paz que conocimos, 
cuando el hombre a los hombres respetaba 
cuando tenían Tu vos y Tu sentencia 
y la severidad de Tus palabras, 
cuando a la lumbre del fogón del rancho 
los hijos y los padres se sentaban a recordar 
historias de la guerra la que nos dio la libertad pasada. 

Que nos dejen volver a aquellas noches de luceros 
y estrellas tachonadas que tenían en el fondo de los cielos 
el bello encanto de una luna blanca 

Que esto no dure más señor Te lo pedimos, 
por la tortura de tus 5 llagas, 
por el dolor que Te causo Longinos 
con el acero oscuro de su lanza, 
por la ingrata razón que dijo Pedro 
cuando iba a comenzar la madrugada, 
Tú puedes devolvernos lo pedido 
si vuelves a este mundo la mirada; 

Tú puedes darnos paz, 
darnos frutos, darnos seguridad 
y darlos calma y hacer que las cosechas multipliquen 
sus racimos de miel en la labranza 
y que los ruiseñores no se espanten 
con el ruido alevoso de las balas; 

Tú lo puedes Señor porque Eres grande, 
grande como tus soles y tus albas, 
como las nebulosas sin medida 
que alumbran en tus célicas distancias, 
todo lo puedes, Tú, señor, 
danos por eso el favor que Te piden nuestras almas 
la bondad que Te ruegan los caminos, 
los niños inocentes que no matan, 
los campesinos buenos que no joden,
 los sencillos labriegos que Te alaban, 
las novias pudorosas que Te quieren 
y los hombres de bien que a esta hora 
pueden llegar a Ti sin una mancha 
Danos Tu bien, Señor, dale Tu amparo 
a esta Colombia en martirio que Te llama. 

Rómulo Augusto Mora Sáenz 
(El indio Rómulo)

EL INDIO RÓMULO, POETA COSTUMBRISTA COLOMBIANO

HÁGAME UNA CARTA

Una sola puerta da paso al olvido
y a la remembranza;
puerta de oficina que el teclear monótono
sobre el cauce seco de la calle vacía.
Un roído estante con sabor a escuela
( el abecedario los destinos marca)
y es para el que pasa de ilusión promesa
porque cada sobre guarda una esperanza.

Un viejo en la puerta temeroso aguarda
a que se apacigue y no salte en el pecho
éso que ignoramos, si es músculo o alma.
Es un campesino de los nuestros, de esos
cíclopes de grava,
titanes de un siglo de dioses caidos,
atlas que sostienen en hombros la patria.

Tímido, si, tímido y valiente como son los hombres
de pico y azada,
por quienes los bosques florecen laureles
y la tierra misma se plasma en medalla.
"Señorita" -roto su dique de angustia-
la pregunta ansiosa de su boca escapa
como torbellino:
"Pa Olegario Montes haberá una carta...?
Revuelan -pichones implumes- las manos
que el temblor acusan de loca confianza
y ya la baranda conoce la fuerza
con que estas dos manos estrujando hablan.

Hace mucho tiempo que viene al correo
con la misma pena pintada en la cara:
maduró de uvas un cerco en sus ojos,
le tiñó en el pelo la ilusión su llama;
y al ver que pregunta sabiéndolo inútil,
y al ver esa mueca que crispa su cara,
y al saber que por hombre no llora
a la señorita se le parte el alma.

Ya sabe su historia,
la ha contado a trozos semana a semana;
cada vez que él viene, va dejando un poco
de su propia vida vacía y amarga.
conoce el secreto de su hogar deshecho:
cuatro hijos que fueron dejando la casa,
la parcela alegre que les dio sus pechos
de nodriza negra cariñosa y mansa.
El mismo camino los llevó a los cuatro
la parvada alegre desplegó sus alas,
mas fueron ingratos
y ninguno quiso volver a casa;
ni mandar un mensaje a los viejos
para que supieran de su estrella clara

-un mensaje, un mensaje que hubiera tornado
su tarde en mañana-.
Y la soleada casa en que nacieron
se volvió una tumba ruinosa y opaca,
a la pobre vieja la embrujó la pena
y hoy frente a la muerte vacilante llama.

El rostro del viejo se surcó de brechas,
se le blanqueó la cabeza y la barba
para darles lo que él nunca tuvo,
para izar el pendón de su raza;
porque no siguieron pegados al surco,
porque fueran señores mañana...
Y lo fueron: ganaron la cima.

Dos se hicieron médicos y lo son de fama;
de abogados hay uno que pica por lo alto
el otro es ingeniero. ¡Son hombres de talla!
Pero pobrecitos
son dignos de lástima....!
Se olvidaron del campo, su cuna,
con esfuerzo digno de una buena causa;
de los árboles que ellos sembraron
y dieron semillas para nuevas plantas;
del agua que vieron alzarse en vapores
y caer en forma de lluvia o escarcha;
de los cafetales en flor, donde iban
a buscar pomarrosas o guamas
de los potreros en donde corrían
cerreros muletos en pelo o al anca,
de los guardias fieles, sus perros de caza;
de los gallos de riña que eran orgullo del taita.
Se olvidaron del pobre labriego
de la pobre anciana desesperanzada.

Pobrecitos hombres...
son dignos de lástima....!

"Señorita , busté que es tan léida
hágame una carta 
que parezca que es hecha de éllos
y creiga la vieja que éllos se la mandan.
Yo solo, me aguanto,
pero es que la probe ya desta no pasa,
y yo quiero llevarle consuelo
mas que sea engañándola.
Ya otras veces he hecho lo mesmo
pa' que el abandono no me la matara,
pero ora si muere y ésta ya es la última...
que le diga qué..
Que le diga que ellos tan muy ocupaos
y que los perdone por tanta tardanza;
que ya pronto vienen,
que se ponga buena pa éllos llevarla;
y endespués...."

En océanos de llanto los ojos naufragan,
y es estrecha la cárcel del pecho
para ésto que salta, que se anuda al cuello
y que nadie, sabe si es músculo o alma.

Interpretado por: 
EL INDIO RÓMULO

La carta 
El indio Romulo