EL Rincón de Yanka: JUAN DE OÑATE, LA VERDADERA CONQUISTA DEL OESTE AMERICANO ⛬

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jueves, 25 de julio de 2019

JUAN DE OÑATE, LA VERDADERA CONQUISTA DEL OESTE AMERICANO ⛬



la verdadera conquista del Oeste Americano




Mucho se ha oído hablar – y más aún ver en las películas de Hollywood – sobre la conquista del Oeste norteamericano. Lo que ya no es tan conocido es que la primera y verdadera conquista de aquellos territorios corrió a cargo del novohispano Juan de Oñate, si bien es de justicia señalar que los actuales moradores de la zona otorgaron hace cinco años al explorador un merecido reconocimiento al erigir en su honor en El Paso (Texas) – ciudad fundada por él – la estatua ecuestre más grande del mundo con unos diez metros de altura, obra del escultor estadounidense John Sherrill Houser, financiada con 2 millones de dólares en donaciones privadas y montada tras diez años de trabajo del escultor y un faraónico ensamblaje por piezas junto al aeropuerto de El Paso…… pero veamos cual es la historia de la expedición de Oñate para comprender mejor lo justo y merecido de este reconocimiento.



A mediados del siglo XVI se encontraron grandes minas de plata en Chihuahua, lugar que marcaba la zona más al norte colonizada por los exploradores españoles. La posibilidad de que más allá de esta zona existiesen más riquezas despertó la curiosidad y la ambición de nuevos exploradores, pero había surgido un nuevo problema para estos conquistadores: el rey Carlos I aprobó en 1541 las Leyes Nuevas según las cuales quedaban prohibidas las conquistas violentas. Estas tenían que ser pacíficas, acompañadas de religiosos y utilizando el diálogo y la persuasión para convencer a los indios de que se uniesen a la corona española y aceptasen la religión cristiana. Y claro, más al norte de Chihuahua se encontraban las tierras de los indios apaches, pueblo guerrero y tan difícil de vencer como de convencer



La preparación



A finales de 1595 el virrey de Nueva España Luis de Velasco firmó un contrato con Don Juan de Oñate, nacido en Zacatecas (Nueva España), hijo del conquistador Cristóbal de Oñate, capitán de Hernán Cortés, por el cual se le daba permiso para colonizar el territorio de lo que hoy son los estados de Nuevo México y Texas. El objetivo oficial de esta misión era el de difundir la fe católica entre los nativos americanos y crear nuevas misiones siempre de forma pacífica y sin violencia. Se trataba de una expedición de colonización ya que contaba entre sus miembros a mujeres y niños y unas 7000 cabezas de ganado, provisiones y herramientas para construir. Por dicho contrato Juan de Oñate pasaba a ser adelantado, capitán general y gobernador de Nuevo México.



Cruzando el Río Grande


No partieron hasta principios de 1598, marchando por delante de ellos el capitán Vicente de Zaldívar, sobrino de Juan de Oñate, junto a 17 hombres que inspeccionaban el camino antes de que llegase la gran caravana. El 20 de abril cruzaron Río Grande y pronto terminaron de atravesar el desierto de Chihuahua, en lo que hoy podría ser El Paso lugar en el que pararon para construir una iglesia y celebrar una misa de acción de gracias. Y ya que estaban declararon la soberanía española sobre estos territorios. Igualmente celebraron una pequeña obra de teatro compuesta por el religioso Marcos Farfán sobre la evangelización de los nativos siendo ésta la primera representación teatral de la historia en territorio de los actuales EEUU.

Fundación de San Gabriel

Prosiguieron viaje hacia el norte y entablaron conversaciones con diversas tribus indias a las que se les hizo saber las intenciones de la expedición de fundar y poblar aquellos territorios y extender su religión. Los caciques en un principio estuvieron de acuerdo y se procedió a fundar la primera población española en Nuevo México, San Gabriel. Allí reconstruyeron un viejo pueblo indio abandonado y pasaron el invierno. Los al principio ilusionados colonos fueron reparando en que la tierra que estaban recorriendo y en donde iban a poblar era una tierra dura y muy seca, difícil de cultivar y siempre bajo la amenaza de los ataques indios. Esto provocó que comenzaran a arrepentirse de la aventura emprendida

La rebelión no tardó en producirse. 45 familias pidieron volver a México y abandonar la expedición, pero Juan de Oñate no podía permitirlo. Los rebeldes fueron detenidos, se les acusó de desertores y se intentó castigarlos pero la intervención de los religiosos franciscanos logó calmar los ánimos y el perdón del gobernador. Sin embargo, al poco tiempo, 4 soldados desertaron y Oñate ordenó su persecución siendo capturados dos de ellos. Ambos fueron acusados de traición y de faltar a su palabra de honor como hidalgos por lo que fueron condenados a muerte y ejecutados en las afueras de San Gabriel.

Tranquilizados los ánimos, Juan de Oñate pensó que debía de haber tierras mejores que sirvieran para fundar una gran y próspera ciudad y para ello organizó una expedición con Vicente de Zaldívar al frente para explorar las tierras situadas al este de San Gabriel (el actual territorio de Texas) y encontrar esas manadas de bisontes de las que tanto habían oído hablar y que podían suponer la salvación de la expedición. Felizmente para ellos encontraron dichas manadas y exploraron todo ese territorio con la idea también de encontrar el Océano Atlántico, algo que pensaban que estaba cerca de allí.

La ciudad de las Nubes

El grupo de Juan de Oñate se encaminó hacia el este dejando San Gabriel atrás y atravesaron las llanuras de lagos salados, Puaray y llegaron a Acoma el 27 de octubre de 1598. Era ésta una ciudad construida en lo alto de una pequeña meseta con acantilados de casi cien metros de altura. Un lugar casi inexpugnable que asombró a los españoles. Los indios queres eran quienes vivían allí y bajaron a recibir a los extraños, invitando a Oñate y sus ayudantes a visitar la ciudad. Allí fueron agasajados y regresaron al poco continuando camino hacia Moqui y Zuñi.

Mientras tanto Vicente de Zaldívar regresó a San Gabriel en búsqueda del grueso de la expedición para contarle a Oñate lo que habían explorado y descubierto en su viaje hacia el este, pero éste ya se había marchado. Pasaron unos días allí recuperando fuerzas y el después salieron tras sus pasos que le llevaron a la ciudad de Acoma y sus impresionantes precipicios. Fueron igualmente bien recibidos por los jefes indios y dejando a 16 hombres abajo subieron con 14 soldados a visitar la ciudad de las nubes. En su paseo por la misma fueron dispersándose sin darse cuenta de la situación de peligro que se estaba generando. De repente y a la señal de un alarido de uno de los jefes todos los habitantes de la ciudad se abalanzaron sobre los españoles y fueron matándolos o hiriéndolos. Tan solo lograron escapar cuatro de ellos lanzándose por las empinadas paredes y llegar hasta donde se encontraba el horrorizado grupo de españoles que habían quedado abajo. Huyeron y se dirigieron hacia Moqui para alertar a Oñate de lo ocurrido y de que una gran rebelión de los indios Pueblo estaba preparándose. Volvieron a San Gabriel y la fortificaron. Juan de Oñate preparó una expedición pero solo disponía de 200 soldados y en Acoma había por lo menos 300 guerreros a los que había que sumar varios indios navajos que se unieron a ellos. Finalmente, solo 70 hombres partieron a la conquista de Acoma. En un principio exigieron a los indios Queres la entrega de los causantes de las muertes de los españoles asesinados allí en noviembre, con la idea de que así podrían llegar a un acuerdo y paz, pero todas las propuestas fueron rechazadas y las respuestas acompañadas con una lluvia de flechas y piedras lanzadas desde lo alto de la ciudad.

Los españoles decidieron dividirse en varios grupos para el ataque. El primero de estos grupos por la noche tomó posición cerca de lo alto de la ciudad sin ser visto. Debajo de ellos otros soldados españoles encaramados en grietas construyeron un pequeño puente portátil. Mientras tanto por la ladera norte Zaldívar lanzó un ataque de distracción para atraer hacia ellos la atención de los indios dejando desguarnecido el flanco donde habían situado el cañón y en donde se preparaban para colgar el puente. A una señal dispararon el cañón y colgaron el puente logrando entrar en la ciudad y enfrentarse a los indios que tras una larga e intensa lucha tuvieron que rendirse y aceptar las órdenes de los españoles. Acoma había caído, pero a un alto precio en vida de los indios, sin embargo los españoles solo tuvieron dos muertos.

Esta victoria asentó a los colonizadores en Nuevo México, su éxito llegó a todos los rincones de la zona advirtiendo de la fuerza de los conquistadores pero aun así hubo tribus indias que siguieron alzándose y luchando. Regresaron a San Gabriel y tras todas las bajas sufridas Juan de Oñate pidió al rey refuerzos humanos y materiales llegando estos en diciembre de 1600. Este refresco motivó a Oñate que organizó nuevas expediciones.

Envió a Vicente Zaldívar con 70 hombres hacia las costas de California buscando comunicación marítima pero fracasaron al quedarse sin provisiones demasiado pronto. Él mismo partió de nuevo hacia el este hacia Quivira encontrando solo tierras pobres y secas. No había nada que encontrar por allí. Pero lo peor fue cuando regresaron a San Gabriel y se encontraron con que un grupo grande de colonos hartos de vivir en lugar tan solitario y sin posibilidad de prosperar cogieron sus cosas y se volvieron a México. El virrey les perdonó porque entendió perfectamente sus razones para esa traición y no actuó contra ellos.

Declive de Juan de Oñate y fundación de Santa Fe

Estos hechos fueron minando la autoridad de Juan de Oñate hasta que finalmente fue cesado de su cargo de gobernador de Nuevo México y sustituido por un colono: Juan Martínez de Montoya. Y este en 1609 fue sustituido por Pedro de Peralta que llevaba la orden de crear una ciudad embrión de la capital de Nuevo México. Para ello fundó Santa Fe y allí se desplazaron los colonos supervivientes de San Gabriel. Por este lugar pasaría el Camino Real de Tierra Adentro a través de la cual se organizaba una gran expedición llamada “conducta” que llevaba y traía todo tipo de productos, alimentos, muebles, objetos, etc., que necesitaba la colonia.

Santa Fe fue la primera capital de territorio en Estados Unidos que logró asentarse y llegar hasta nuestros días a pesar de ser frecuente objetivo de ataques apaches y de la dureza del clima y el terreno.

Bibliografia

López Jiménez, José Enrique (2015). “La Conquista de la Ciudad del Cielo”. España. HRM Ediciones.
Simmons, Marc, The Last Conquistador: Juan de Oñate and the Settling of the Far Southwest, University of Oklahoma Press, Norman, Oklahoma, 1991
Hammond, George P., and Agapito Rey, Don Juan de Oñate, Colonizer of New Mexico, University of New Mexico Press, Albuquerque, 1953
Vehik, Susan C. “Onate’s Expedition to the Southern Plains: Routes, Destinations, and Implications for Late Prehistoric Cultural Adaptations.” Plains Anthropologist, Vol 31, No. 111, 1986, 13-33.
Hoig, Stan Came men on horses : the conquistador expeditions of Francisco Vázquez de Coronado and Don Juan de Oñate University Press of Colorado 1924

Carta de el Capitan Gaspar de Villagra, para justificacion de las muertes, justicias, y castigos que el Adelantado don Iuan de Oñate dizen que hizo en la Nueua Mexico, como vno de sus soldodos [sic], y por lo que deue, por auer sido su Capitan general, suplica humildemente a V. Señoria, se note, y aduierta lo que en este memorial por el se pone … de las cosas que los foragidos le imputan, y de lo que por aquellas tierras y entrada passaron Autor Villagrá, Gaspar de 1555-1620

De como los Españoles llegaban 
a los confines del mundo… 
La historia del “paso del muerto” de Juan de Oñate

«Tú en cuyas venas caben cinco Grandes. 
A quien hace mayores tu cuchilla. 
Eres adelantado de Castilla.» 
Francisco de Quevedo, Mus. I, Son. 14

He de reconocerlo. La historia de las exploraciones y los adelantados de España, me fascinan. Impresiona de sobremanera como pudieron llegar a donde llegaron todos nuestros exploradores. Parece que a ellos les gustaba más llamarse conquistadores, hasta que Felipe II por cédula real y seguramente basándose en lo “políticamente correcto” les indicase que era mejor denominarse pacificadores o pobladores. Eso de conquistadores no debía ser buena tarjeta de presentación cuando se presentaba por primera vez en tal poblado o corte incaica armadura y yelmo en ristre. Llamándose como se llamasen, estos adelantados o pacificadores, eran “de novela”. Y ya veréis como terminaban; que si ahogado y arrojado a la mar, que si acribillado a puñaladas por los suyos, que si aseteado por las flechas en las selvas, que si muerto por las fiebres y los mosquitos, que si naufragados… Eran adelantados, e iba con la nómina, con toda su pompa, flor y nata. O mejor dicho en la no nómina. Marchaban a la vanguardia, con la idea fija de conseguir sus sueños, tan, tan alejados siempre de sus encinas de la Extremadura, sus cortijos andaluces o sus palacios castellanos. Adelantados en nombre del rey de España. Con su bandera y mentón bien alto. Con sus letras y sus títulos a modo de patentes de corso allá donde se encontrasen. Y es aquí donde me llamó poderosamente la atención una cuestión que me gustaría compartir. Mira que disfrutamos cuando imaginamos a los descubridores surcar con sus proas los mares, derivando en lugares ignotos, recónditos, vírgenes. Lo que es difícil de imaginar es como se puede llegar a mitad de un desierto, a miles de kilómetros de tu tierra, y allí, en medio de la nada, reclamar aquel peñasco en nombre de su rey. Y de sus cortes.

Pues bien, esto de ver un graffiti en una cueva en medio de la nada, en un característico castellano antiguo, con letras bien redondeadas y juntas, sentenciando algo así como; “Paso por aquí…Don Juan de Oñate del descubrimiento de la mar del Sur, a 16 de Abril del 1605”. 21 palabras que llaman poderosamente la atención y nos sirve para conocer una de esas historias singulares, la de un adelantado. Cuando poco es de reconocer su osadía. Vaya tipo. Dejando claro que se detuvo allí buscando los mares del sur, como si estuviese en el paralelo 38º a la altura del Aconcagua. Para que quede grabado de cara al futuro. Y por curiosidad. ¿Donde esta esa cueva en pos de los descubrimientos de los mares del Sur?. Pues en el Morro. En mitad del desierto, en Ramah a una temperatura de 42 grados. En el Estado de New México, lindando con Arizona y El Colorado, en plena llanura norteamericana, a miles y miles de kilómetros de su tierra de origen. O sea, en el último lugar que un hijodalgo de España podía imaginar terminarían sus huesos. ¿Cómo puede ser que un paisano de Oñate, Vizcaya, llegase hasta ese lugar perdido de Dios y dispusiese “en descubrimiento de los mares del Sur” ,en aquel seco peñasco rodeado por kilómetros y kilómetros de áridos desiertos?….Pues fue. Y lo hizo. Y resulta que ahora, gracias a la arqueología y a la preservación de la historia ahí quedan sus letras. Siglos después de su hazaña. De su olvido. De su vida efímera…quedará posiblemente por una casualidad su recuerdo, más allá del tiempo y del espacio.

Pues bien, veamos que hizo este Oñate y sobre todo esos“adelantados” que disponían su nombre y su honra grabados, bien orgullosos en lejanos desiertos o en densas selvas. Excavando en su curriculum, nos encontramos con un denominador común en estos tipos, lo normal en estos “adelantados”. Sumergiéndote en sus vidas, uno puede comprender algo ; “Su antecesor Cadena había luchado en la batalla de las Navas de Tolosa, y fue el primero en romper la línea de defensa que protegía a Mohámmad Ben Yácub. A la familia se le concedió un escudo de armas, y a partir de entonces fueron conocidos como los Cadena. Los Cadena de Oñate“. Casi nada. “Er caena” allá en mitad de la nada explorando nuevos territorios en nombre del Rey y escribiendo en lugares emblemáticos de los nuevos territorios que hollaban sus pies. En cuanto se realizaba el descubrimiento, agregan a sus títulos tradicionales el de reyes de Indias, y los nuevos territorios, esos en los que los adelantados morían de paludismo, ahogados y mil accidentes más, tomando los nombres de Nueva España, Nueva Castilla, Nueva Granada o Nueva Toledo, significando así que la vieja Nación se reproducía en los territorios de la joven América.Consecuencia de esto fue que no se considerasen como colonias, como curiosamente ha quedado para la historia, sino como provincias o reinos de la Monarquía constituidas al otro lado del Océano. Idénticas en derechos a las de la Península. De todas, todas. De ahí la importancia de los adelantados. A los apellidos reales se iban añadiendo los territorios que tan esforzadamente se iban descubriendo, pacificando según Felipe II por mandato y designio real, las «nuevas geografías» de las «nuevas tierras».

Jurisdicción nominada esto de adelantado con rango de dignidad análogo al del almirante. Con estas anduvían por el mundo. De Filipinas al Nuevo Méjico. De España al Callao. El catálogo es numeroso y las fuentes de las épocas nos dejan bien claro como dejaban este mundo. Juzguen ustedes. De esta forma es más fácil comprender el garabato de Juan de Oñate en medio del desierto de New México. Explorando eso si, los mares del sur.

La vida de un adelantado. Historia de una ida y una vuelta

“Mirad á Jhoan ponce de León, adelantado de la Florida, muerto por los indios: el adelantado Rodrigo de Bastidas, muerto á trayçion á puñaladas por sus soldados: el adelantado Diego Velázquez gastó innumerable dinero en el descubrimiento de la Nueva España, é goçólo otro y él quedóse en blanco: el adelantado Vasco Nuñez de Balboa, adelantado de la mar del Sur y descubridor della primero, fue degollado por traydor, é otros con él, sin ser trayddores, (al final todos degollados) el adelantado liçençiado Lúcas Vázquez de Ayilon, oydor de Su Magestad en el Audiencia real, que reside en esta cibdad de Sancto Domingo, gastó su haçienda é murió en el descubrimiento de çierta gobernaçion que se le dio en la parte del Norte, é aún lo echaron en la mar: Francisco de Garay, adelantado de Panuco, gastó su haçienda con su armada é yr á poblar lo que no sabía, é perdiolo todo é al cabo murió, é aún quisieron algunos deçir que fue entosigado, (entre apuñalamientos y arrojados al mar, faltaba la versión intoxicación, el entosigado del que nos hablan las fuentes) :el adelantado Antonio Sedeño gastó muchos dineros en la conquista de la Trenidad é de la Meta, é al cabo se perdió é murió desastradamente: el adelantado Diego de Ordaz, algo más desatinado que los otros, dexó é perdió quanto tenía é quiso poblar en el río Marañon, é al cabo yendo á España, murió y echáronlo en la mar (que raro).

El adelantado Hernando de Soto, gobernador de la Isla de Cuba, a viendo ydo cargado de oro á España, passó á la Tierra Firme á poblar, é allá murió é no dexó de sí acuerdo ni memoria, (no dejo ni acuerdo, ni memoria, que raro en España, ya nos viene de familia), el adelantado Simón de Alcazaba matáronle á trayçion sus milites, (de nuevo otra traicion: el adelantado Diego de Almagro murió bien y como cathólico: y en fin, su compañero Francisco Piçarro é sus hermanos, en especial Hernando Piçarro, contra toda raçon é justicia le mataron con mal nombre é sin ser sus jueces; pero otro mundo hay sin este”.

Como cruzar desiertos en nombre de Dios y de España. La jornada del” paso del Muerto” caminando por pleno desierto. Antes que Oñate, se juró en Español en los desiertos de New México y Arizona. De hecho el primer europeo que contempló el Gran Cañón del Colorado fue García López de Cárdenas. En Quivira se encontraba parte de la expedición comandada por Vázquez de Coronado con treinta hombres y se comisionó a García López junto con un puñado de hombres para encontrar un río del cual los indios Hopi les habían hablado, para lo cual se le concedieron 80 días para que fuera y regresara. En su viaje fue acompañado por Pedro de Sotomayor como cronista del viaje y a quien le debemos la bitácora del viaje. Menuda historia pendiente os queda para contar en espejo de navegantes con el explorador de Llerena. Pero volvamos a Oñate, antes que él, la expedición de Coronado reunió una gran expedición entre 1540-1542 para explorar y encontrar las Siete Ciudades de Oro míticas de Cíbola que describió Cabeza de Vaca, que acababa de llegar de sus penosas travesías de ocho años viajando de México a Florida. Mitos e historias. Caminatas y realidades. desiertos y esperanzas. Todo entremezclado, todo una realidad de su momento.
“Y esta eminentísima sierra le va siguiendo siempre, y los moradores de aquellas regiones no saben dónde termina”
Con 315.194 kilómetros cuadrados de superficies accidentada, con las estribaciones sur de las Montañas rocosas al norte del estado (Sierra de la Sangre de Cristo, que hispano el nombre por otro oado), grandes llanuras al este, y mesetas y más montañas al sur y al oeste, Don Juan de Oñate, tenía un enorme erial por delante. El río grande con su amplio valle divide el estado de norte a sur, repleto de paisajes desérticos, formaciones rocosas, los bosques de montaña y kilómetros y kilómetros de pedregal y arena. La Jornada del Muerto en el estado estadounidense de Nuevo Méjico es el nombre que dieron los españoles a la cuenca del desierto a esa jornada en la cual durante dos días entero no existían pozo alguno de agua. 160 km de estrecha y serpenteante ruta. La primera vez que cruzaron la Jornada del Muerto en 1598, los españoles llamaron a la siguiente ciudad como el Socorro para agradecer la ayuda que se les brindó. Cosas del directo.

El 21 de septiembre de 1595, el rey Felipe II le concedió permiso (capitulación), una de esas cartas que te nombran grande de España y bla, bla, bla. A la sazón les otorga poder para colonizar el territorio que hoy son los estados de Nuevo México y Texas, en lo que hoy conocemos como Estados Unidos. Si uno hojea a día de hoy la estadística linguística el estado. El 43%, hispano parlantes. Por algo será. En el convoy viajaban frailes, colonos y soldados de escolta, así como múltiples artículos: plantones, semillas, muebles, instrumentos musicales, vestuario, papel, tinta, etc. A la retaguardia seguían ovejas, caballos, vacas, cerdos, cabras y el resto de muestrario de la ganadería española lista para ser transplantada en el septentrión hispano. A la vuelta, los carros cargaban vino, productos agrícolas, pieles de bisonte, mantas y otras mercancías de Nuevo Méjico, que eran vendidas en la famosa feria anual de Chihuahua, y más adelante acopiaban plata procedente de las minas del Paral, Guanajuato y Zacatecas. Muchas eran las incertidumbres que enfrentaban los viajeros. Las crecidas de los ríos, como las del Nazas, que podían forzar semanas de espera en las orillas hasta poder vadearlos. En el otro extremo aparecían las sequías prolongadas, que hacían sufrir lo indecible a hombres y animales. Lo más temido era la travesía de la llamada Jornada del Muerto, más allá de El Paso, cien kilómetros sin un solo ojo de agua donde aprovisionarse. También se sentían amedrentados ante las dunas de Samalayuca, arenas móviles que obligaban a dar un gran rodeo a la caravana. Eran tantos los inconvenientes como los temores, y tantas las presentes decepciones como las supuestas riquezas que esperaban allá lejos.

El 30 de abril la avanzada tomó posesión para España del territorio más allá del río Grande (el río Bravo para los mexicanos) y en los primeros días del mes de mayo ya vadearon el río en el punto llamado Paso del Norte. En julio la expedición estableció su primer asentamiento en Pueblo de San Juan, que él bautizó como San Juan de los Caballeros, en la confluencia entre los ríos Grande y Chama, desalojando a los antiguos pobladores , con lo que conseguía extender el camino real, la misión que desde España se les encomendaba, ¡en casi 1000 km de zona desértica¡. En tanto llegaba el resto de la caravana, Oñate exploró las áreas vecinas para consolidar la posición del asentamiento entre los nativos de las tribus hopi y zuñi e inició la construcción de un templo dedicado a San Francisco y la correspondiente misión. El hermano Franciscano tendría el honor de ser el primer templo cristiano construido en los actuales Estados Unidos.


El Estado de New México si recuerda a Oñate

Una grandiosa escultura ecuestre de Don Juan de Oñate, explorador y colonizador novohispano de los siglos XVI y XVII, fue instalada en la ciudad estadounidense de El Paso, Texas, en octubre de 2006, como la segunda de doce esculturas en bronce que se pretenden erigir dramatizando la historia de esta ciudad y del suroeste norteamericano. Es curioso que esta ciudad Norteamericana honrase a los héroes Españoles antes que incluso lo hiciésemos nosotros, (y ha tenido que ser desde la sociedad civil y la iniciativa privada la que lo hiciese con Blas de Lezo en la plaza de Colón madrileña). Esta iniciativa, llevada a cabo por la Fundación XII Travelers Memorial of the Southwest, pretende revitalizar y reactivar el desarrollo económico, el turismo y la calidad de vida de El Paso. Dicho monumento, instalado a la entrada del aeropuerto de la ciudad, ha sido elaborado por el artista americano John Sherrill Houser y hace referencia a la rica herencia, la diversidad cultural, y la atracción hacia las tierras de El Paso del Norte y territorios circundantes, que dan entrada a lo que fue el gran suroeste español que iba de Texas, pasando por Nuevo México, Colorado y Arizona hasta California, con el fin de llamar la atención del público en general, estudiantes, educadores, visitantes, artistas e historiadores. La estatua, de 16 toneladas de peso, mide unos 11 metros de alto y fue terminada diez años después de su comienzo, tras ocho años de construcción y dos años de fundición e instalación. Pocas son las esculturas de este porte que nos encontraremos que conmemoren estos acontecimientos. Menos aún, los Españoles que conocen su paradero, lógico y normal cuando en su país ni tan siquiera existen historias y arqueologías que nos hablen de este pasado.

“Y una muy lucida compañía de 80 españoles entre los cuales había algunos extranjeros casados en estas partes, cuyo capitán era Miguel de Noriega y su Maestre de Campo Tomé Domínguez de Mendoza, y sargentos mayores D. Fernando Duran y Chaves y Juan Lucero Godoy, y mil indios infantes de arco y flecha, todos muy bien armados, así las personas como los caballos, y con todos los demás pertrechos de paz y guerra para todos los contingentes que se nos pudieran ofrecer, y con 36 carros y carretas bien provistos de víveres y municiones, y una carroza, una litera y dos sillas de mano para su persona y 6 piezas de á tres libras de bala, 800 caballos y 300 muías, y llevábamos la derrota al Oriente hasta haber caminado 200 leguas, todas ellas de amenos, apacibles y fértilísimos campos y tan llanos que en todos ellos no se vio sierra ni monte ó collao alguno, los cuales fueron á rematar en una altísima insuperable sierra que está vecina al mar, 8 leguas más allá de la gran ciudad de la Quivira llamada Taracari….”. Míralo. Mi primo lejanísimo. El Capitán Miguel de Noriega con su maestro de campo Tomé Dominguez.

Habrá que seguir la historia del tal Noriega. A saber donde reposaron sus restos y como acabó. La vida y los sueños, como decía Calderón, contemporáneo suyo, “sueños son”, y sus sueños en aquellos desiertos de América era descubrir aquellas dichosas ciudades y montañas de oro de Cíbola. En su camino muchos dejaron sus vidas. Sus huesos. Hoy su recuerdo. Aquí en espejo de navegantes. Donde tenemos la suerte de contar buena parte de esas mejores historias que nos quedan por contar.


VER+:





Los exploradores recorrieron unas rutas 
que sirvieron a la nación estadounidense 
para la invasión de su vecino del sur

CUANDO TÚ VAS, YO VENGO DE ALLÍ
Durante la Guerra de la Independencia, España llegó a tener más de 20.000 efectivos en el flanco sur de los actuales EE.UU luchando contra Inglaterra y apoyando a Washington




La conquista del Oeste americano: el legado histórico olvidado por España

Más de tres cuartas partes del actual territorio 
de los actuales Estados Unidos era español

Entre los siglos XVI y XIX la corona española estuvo presente en todo el continente americano y pese a lo prolongado de ese dominio, la presencia española en los actuales Estados Unidos y Canadá ha caído en un extraño, y ciertamente lamentable, olvido, especialmente entre los propios españoles que desconocen la huella hispana en aquellas tierras. La conquista española de los territorios de los actuales EEUU, abarco los territorios del Oeste hasta Alaska y todo el Sur-Este. De esta forma,California, Nevada, Colorado, Utah, Nuevo México, Arizona, Texas, Oregón, Washington,Idaho, Montana, Wyoming, Kansas, Oklahoma,Luisiana,Florida, Alabama, Misisipi y Alaska por parte de los actuales Estados Unidos de América; así como la parte suroeste de Columbia Británica del actual Canadá estaban en manos de España dentro del Virreinato de Nueva España. En Alaska la ocupación se limitaría a algunas factorías comerciales que, posteriormente, serían abandonadas.

San Agustín la primera ciudad de los EEUU

Los españoles ya habían explorado el sur de EEUU ( La Florida ) en expediciones que tuvieron lugar entre 1513 Juan Ponce de León y 1563, pero sin llegar a levantar ninguna fortificación estable.Pero fue en 1565 cuando Pedro Menéndez de Avilés fundo la ciudad más antigua de los Estados Unidos, San Agustín de la Florida . Precede en 42 años al de Jamestown en Virginia y en 55 al de Plymouth, fundada por los peregrinos del Mayflower en Masachussetts.

Grandes Exploradores 

Durante los siglos XVI, XVII y XVIII nombres como Alvar Núñez Cabeza de Vaca, que exploró la costa sur de Norteamérica desde la actual Florida pasando por Alabama, Misisipi y Luisiana y se adentró en Texas, Nuevo México, Arizona y en el norte de México hasta llegar al Golfo de California, territorios que pasaron a anexionarse al Imperio Español y primer europeo que describió las cataratas del Iguazú y exploró el curso del río Paraguay; Juan de Oñate, colonizador del territorio que hoy conocemos como los estados de Nuevo México y Texas; Pedro de Alvarado, considerado como el conquistador de gran parte de América Central; o Vicente Zaldívar, que encontró un camino más directo a Paso del Norte desde Santa Bárbara; resonaban con fuerza en las tierras que hoy conforman los Estados Unidos. 

Una derrota con sabor a victoria.La Guerra de los Siete Años

Aunque la presencia de España en lo que hoy son los Estados Unidos data del 1513, es a partir de la la firma del Tratado de París en 1763, con el que se puso fin a la Guerra de los Siete Años en Europa cuando el imperio español consigue grandes territorios en la zona.Con este Tratado cambió radicalmente el mapa político de América. Francia cedió Canadá a Gran Bretaña y todo el territorio al este del Mississippi, excepto Nueva Orleáns, ciudad que traspasó a España, así como sus anteriores posesiones al oeste del Mississippi. España cedió la Florida a Gran Bretaña pero mantuvo sus posesiones en las zonas que hoy comprenden los estados de Texas, Nuevo México y California. Así, a finales del siglo XVIII, más de tres cuartas partes del actual territorio de los actuales Estados Unidos era español, quedando las nuevas fronteras al oeste del Mississippi hasta el Pacífico, en manos de los españoles y de las tribus amerindias, que lo habitaban.

Máximo apogeo español

Durante la guerra de la Independencia americana (1776-83), España jugó un importante papel y prestó apoyo financiero y militar a las colonias, tanto de una manera abierta como clandestina. El Reino de España llegó a tener más de veinte mil efectivos militares luchando contra Inglaterra y apoyando el flanco sur de los EEUU, apoyando al General Washington y a otros padres de la Independencia.

El héroe español Bernardo de Gálvez, gobernador de Louisiana y capitán de las fuerzas que fulmino a los ingleses de la Florida en la batalla de Pensacola, merece mención especial porque con esta batalla forzó a los ingleses a desviar la mayor parte de su armada, lo que permitió a los americanos, con la ayuda de Francia, alzarse con la victoria en Yorktown. Y tras expulsar a los británicos en 1783 es cuando la presencia española en EEUU alcanza su máximo apogeo.

El principio del fin.

De 1763 a 1802, Nueva Orleáns, fundada por los franceses en 1718, así como el territorio de Louisiana (cubría un extenso territorio que incluyó la mayor parte de la cuenca hidrográfica del río Misisipi y se extendía desde los Grandes Lagos al golfo de México y de las Montañas Apalaches a las Montañas Rocosas.), estaban gobernados por España. Francia los recuperó por un breve período hasta que Napoleón vendió los quince millones de acres,anteriormente bajo control español, a los Estados Unidos.

Otra de las zonas donde la presencia española es imborrable es California. Hace menos de cuatrocientos años, California era prácticamente desconocida en Europa, pero Alejandro Malaspina no fue el primero que exploró su costa, ni José Urrutia de la Casas el primero que levantó un mapa de la zona. No obstante, nos recuerdan una de las más notables hazañas científicas de España de aquel tiempo en el oeste norteamericano. Por su parte, la prodigiosa aventura del religioso franciscano Fray Junípero Serra, demuestra el deseo de España de evangelizar, así como de explorar y defender sus posiciones.
Nombres de ciudades como Los Ángeles,San Diego, Santa Bárbara o San Francisco, son la prueba de la presencia española en tierras del lejano oeste. 

Pero nuestro sueño toca a su fin con la cesión a Estados Unidos de la Florida en 1821 y que finalizaría cuando en 1822 se arrió la bandera española en California tras la independencia de Méjico.

¿Por qué se oculta la presencia de España en Norteamérica?

“El olvido de la actuación española en EEUU viene determinado por dos factores. En primer lugar, por el propio olvido español y, luego en EEUU, la huella anglosajona en definitiva menosprecia mucho la cultura española. Se inventó el término “Latin” que es minusvalorador, de una cultura inferior. En segundo lugar, la cultura francesa durante el siglo XVIII y XIX ha ejercido un gran atractivo cultural e intelectual sobre las elites norteamericanas y ese auge coincide con una época de decadencia española”. De todos modos el culpable de borrar el recuerdo es de España.“Hay que achacar esta incomunicación a España que es incapaz reivindicar su propia historia”.
Comenta MARTÍNEZ LAÍNEZ autor de Banderas Lejanas libro que recomendamos su lectura para conocer la historia olvidada de la conquista española de América del Norte. ( entrevista en el elimparcial.es).

Españoles, Apaches y Comanches.