EL Rincón de Yanka: UNA HISTORIA DE ESPAÑA: NADIE QUE CONOZCA BIEN NUESTRO PASADO PUEDE HACERSE ILUSIONES

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martes, 29 de agosto de 2017

UNA HISTORIA DE ESPAÑA: NADIE QUE CONOZCA BIEN NUESTRO PASADO PUEDE HACERSE ILUSIONES


Una historia de España (y XCII)




España, Patente de corso

«Ya estamos muy abatidos, porque los que nos han de honrar nos desfavorecen. El solo nombre de español, que en otro tiempo peleaba y con la reputación temblaba de él todo el mundo, ya por nuestros pecados lo tenemos casi perdido...» Las Aventuras del Capitán Alatriste 
Desde hace cuatro años, alternando con otros asuntos, he venido contando en esta página una visión de la historia de España. En ningún momento, como fue fácil deducir de tonos y contenidos, pretendí suplantar a los historiadores. Un par de ellos, gente de poca cintura y a menudo con planteamientos sectarios de rojos y azules, de blancos y negros, de buenos y malos, bobos más o menos ilustrados en busca de etiquetas, que confunden ecuanimidad con equidistancia, se han ofendido como si les hubiera mentado a la madre; pero su irritación me es indiferente.

En cuanto a los lectores, si durante este tiempo logré despertar la curiosidad de alguno y dirigirla hacia libros de Historia específicos y serios donde informarse de verdad, me doy por más que satisfecho. No era mi objetivo principal, aunque me alegro. En mi caso se trataba, únicamente, de divertirme, releer y disfrutar. De un pretexto para mirar atrás desde los tiempos remotos hasta el presente, reflexionar un poco sobre ello y contarlo por escrito de una manera personal, amena y poco ortodoxa con la que, como digo, he pasado muy buenos ratos oyendo graznar a los patos.

En estos noventa y dos artículos paseé por nuestra historia, la de los españoles, la mía, una mirada propia, subjetiva, hecha de lecturas, de experiencia, de sentido común dentro de lo posible. Al fin de cuentas, sesenta y cinco años de libros, de viajes, de vida, no transcurren en balde, y hasta el más torpe puede extraer de todo ello conclusiones oportunas.

Esa mirada, la misma con que escribo novelas y artículos, no la elegí yo, sino que es resultado de todas esas cosas: la visión, ácida más a menudo que dulce, de quien, como dice un personaje de una de mis novelas, sabe que ser lúcido en España aparejó siempre mucha amargura, mucha soledad y mucha desesperanza. 

Nadie que conozca bien nuestro pasado puede hacerse ilusiones; o al menos, eso creo. Los españoles estamos infectados de una enfermedad histórica, mortal, cuyo origen quizá haya aflorado a lo largo de todos estos artículos. Siglos de guerra, violencia y opresión bajo reyes incapaces, ministros corruptos y obispos fanáticos, la guerra civil contra el moro, la Inquisición y su infame sistema de delación y sospecha, la insolidaridad, la envidia como indiscutible pecado nacional, la atroz falta de cultura que nos ha puesto siempre –y nos sigue poniendo– en manos de predicadores y charlatanes de todo signo, nos hicieron como somos: 
entre otras cosas, uno de los pocos países del llamado Occidente que se avergüenzan de su gloria y se complacen en su miseria, que insultan sus gestas históricas, que maltratan y olvidan a sus grandes hombres y mujeres, que borran la memoria de lo digno y sólo conservan, como arma arrojadiza contra el vecino, la memoria del agravio y ese cainismo suicida que salta a la cara como un escupitajo al pasar cada página de nuestro pasado (muchos ignoran que los españoles ya nos odiábamos antes de Franco).
Estremece tanta falta de respeto a nosotros mismos. 

Frente a eso, los libros, la educación escolar, la cultura como acicate noble de la memoria, serían el único antídoto. La única esperanza. Pero temo que esa batalla esté perdida desde hace tiempo. La semana pasada detuve mi repaso histórico en la victoria socialista de 1982, en la España ilusionada de entonces, entre otras cosas porque desde esa fecha hasta hoy los lectores tienen ya una memoria viva y directa.

Pero también, debo confesarlo, porque me daba pereza repetir el viejo ciclo: contar por enésima vez cómo de nuevo, tras conseguir empresas dignas y abrir puertas al futuro, los españoles volvemos a demoler lo conseguido, tristemente fieles a nosotros mismos, con nuestro habitual entusiasmo suicida, con la osadía de nuestra ignorancia, con nuestra irresponsable y arrogante frivolidad, con nuestra cómoda indiferencia, en el mejor de los casos. Y sobre todo, con esa estúpida, contumaz, analfabeta, criminal vileza, tan española, que no quiere al adversario vencido ni convencido, sino exterminado. Borrado de la memoria.
Lean los libros que cuentan o explican nuestro pasado: no hay nadie que se suicide históricamente con tan estremecedora naturalidad como un español con un arma en la mano o una opinión en la lengua.
Creo –y seguramente me equivoco, pero es lo que de verdad creo– que España como nación, como país, como conjunto histórico, como queramos llamarlo, ha perdido el control de la educación escolar y la cultura. Y creo que esa pérdida es irreparable, pues sin ellas somos incapaces de asentar un futuro.
De enseñar a nuestros hijos, con honradez y sin complejos, lo que fuimos, lo que somos y lo que podríamos ser si nos lo propusiéramos.


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"La incultura es una bestia manipulada 
por los fanáticos y canallas"


Defiende la razón frente al fanatismo: "El peor daño de la humanidad son el fanatismo y la estupidez. Cuando están aliados son devastadores".

El escritor y académico Arturo Pérez-Reverte publica Hombres buenos (Alfaguara), una novela de aventuras y "peripecias", pero también una "reflexión moral o intelectual" acerca de los motivos de que España "arrastre una desgracia histórica desde hace tantísimos siglos".

"Siempre ha habido radicalizaciones en España, la actual es una más. Se confunde tener razón con gritar alto, un error que nos ha costado mucha sangre y dolor", ha señalado el autor durante una entrevista concedida a Europa Press, con motivo de la publicación de esta nueva novela ambientada en el siglo XVIII, en el que teje paralelismos "indudables" con la situación actual.



El académico narra en este volumen el viaje que emprenden el bibliotecario don Hermógenes Molina y el almirante don Pedro Zárate a París con el cometido de conseguir de manera clandestina los 28 tomos de la Encyclopédie de D'Alembert y Diderot, que estaba prohibida en España. Otra pareja, Manuel Higueruela y Justo Sánchez, hará lo imposible para evitar que este texto cruce los Pirineos.


El autor de Hombres buenos ha asegurado que aquí hay "una lectura de presente muy concreta". Tal y como ha relatado, los dos malos de la novela son un académico "ultrareaccionario fanático del trono y del altar" y un "ultraizquierdista demagogo, irresponsable, arrogante, pedante y utópico". Los dos "se alían", porque esos dos extremos "se necesitan el uno al otro, entonces y ahora". "Al leer la historia de España repetimos los mismos tristes esquemas", ha agregado.

Perez-Reverte, quien prefiere no hablar explícitamente de la política nacional actual, cree que los sucesos históricos que ha vivido el país ha provocado una "violencia intelectual" que provoca la sustitución del "adversario" por un "enemigo" al que no se quiere convencer, sino "aniquilar". En este sentido, explica que Hombres buenos intenta demostrar que la única vía es "conversar y discutir" para crear "lazos".

Fanatismo y estupidez

"El peor daño de la humanidad son el fanatismo y la estupidez, y cuando están aliados ya son devastadores. Frente a eso, la cultura es el único antídoto, un pueblo culto no se deja manipular por los fanáticos ni por los estúpidos", ha dicho.

En este sentido, ha señalado que en España el problema es que "siempre ha habido un déficit cultural enorme", entre cuyas razones cita la inquisición o la presencia de la iglesia católica en España, lo que ha dejado al país "indefenso", y eso se sigue repitiendo "hoy en día".
Eso sí, advierte que aunque el Gobierno -"este y todos", según precisa- "son muy culpables", cree que "ninguna ratonera funciona sin la complicidad del ratón, que es el que come el queso". "El público ve Sálvame, y la culpa la tiene el espectador", ha resaltado el escritor.
A su juicio, la "gran diferencia con el siglo XVIII" es que entonces la incultura era una "consecuencia inevitable", puesto que "no había medios" para evitarlo, mientras que quien hoy es "una bestia inculta manipulada por los fanáticos y canallas lo es porque se deja".




"No os preguntarán por mi,
que en estos tiempos a nadie
le da lustre haber nacido
segundón en casa grande;
pero si pregunta alguno,
bueno será contestarle
que, español, a toda vena
amé, reñí, di mi sangre,
pensé poco, recé mucho,
jugué bien, perdí bastante
y, porque esa empresa loca
que nunca debió tentarme,
que, perdiendo ofende a todos,
que, triunfando alcanza a nadie,
no quise salir del mundo
sin poner mi pica en Flandes".

"¡Por España!
y el que quiera defenderla
honrado muera;
y el que traidor la abandone
no encuentre quien le perdone,
ni en Tierra Santa cobijo,
ni una Cruz en sus despojos,
ni la mano de un buen hijo
para cerrarle los ojos".

Diego Hernando de Acuña
Capitán de los Tercios de Flandes
y Poeta.


"España es un país raro. Nos repele el vecino y nos molesta la idea de compartir solar patrio con él; habla mal el valenciano del catalán y el catalán del valenciano, habla mal el vizcaíno del riojano y el riojano del navarro, habla mal el berciano del gallego y el gallego del maragato, llama el asturiano cazurro al leonés y éste tiene al de Oviedo por súbdito de su gloriosa corona, aborrece el granadino al sevillano y el sevillano considera la Alhambra un remedo provinciano de la gloria hispalense; y todos hablan mal del castellano, quien aguanta la afrenta y mira con rencor a esos todos.

Pero si alguno levanta la mano contra la suma de cuanto no apreciamos, eso que llaman España, entonces hierve no sé qué instinto sepultado en el moho de los siglos, no sé qué furor atávico, no sé qué derecho de la sangre y ley de los pretéritos, no sé qué grito de la tierra sagrada...


Y lo fulminamos". Jose Vicente Pascual

VER+:

ESQUILACHE, LA HISTORIA DE LA ESPAÑA ETERNAMENTE ENVIDIOSA E INDIVIDUALISTA





Catolicismo y comunidad política en la formación de España. FORJA 214





¿CATALUÑA INDEPENDIENTE? 
La idea secesionista catalana no es nueva, como tampoco es nuevo que todos los intentos han fracasado, lo que si debes saber es lo claro que ha sido la historia para decir siempre NO.


EN #FRANCIA: TODOS PARA UNO Y UNO PARA TODOS.
EN #ESPAÑA: TODOS CONTRA UNO Y UNO CONTRA TODOS. 

#PARTIDOCRACIA: TODO PARA Y POR EL PARTIDO (ROBAR)


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