Poema "Venezuela"
de Antonio Arraiz
Quiero estarme en ti, junto a ti, sobre ti, Venezuela.
pese aún a ti misma.
quiero quedarme aquí, firme y siempre,
sin un paso adelante, sin un paso atrás.
sin un paso adelante, sin un paso atrás.
he de amarte tan fuerte que no pueda ya más,
y el amor que te tenga, Venezuela, me disuelva en ti.
quiero ser de ti misma, de tu propia sustancia, como roca;
o quizá echar hondas, infinitas raíces,
enterrarme los pies como árbol
y plantarme en ti, de tal modo
que no me conmuevan.
Bien podrás darme cieno a beber,
y, cuando yo te humedezca de sudor, contestarme
con tus áridos cardos como sola comida.
o quizá se te ocurra flagelarme la cara
con tus brisas, con tus lluvias más frías.
O tal vez concentrar en mis corvas espaldas
tu sol lacerante,
aunque seas mala madre,
estaré adherido a ti, Venezuela,
adherido de amor;
y subirme sentiré, de ti, buena o mala,
tu vida propia, como savia.
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Vuelo en Venezuela
Vuelo de un turpial
He batido mis alas contra el invierno,
he luchado contra el inclemente clima,
me he batido en duelo contra el mundo.
¿Para qué? ¿Qué he logrado?
Lo poco que he obtenido
se desvanece en el viento,
se va con mis palabras.
La lucha infinita de mis alas,
el incesante deseo de volar de mi cuerpo, de mi alma;
Aunque no obtenga nada en esta patria,
mi voluntad no cesa,
¡quiero volar!
Pero, ¿qué es el vuelo? ¿Qué es la libertad?
Este desenfreno que me llena y me hace ser ahora,
este yo que se mantiene en el tiempo cambiante,
este batir de mis alas contra el problema, contra la resistencia.
La pequeña ave que surca los cielos me observa con sorna.
A sus ojos soy un desesperado polluelo.
Busco mi propia muerte al querer volar antes de tiempo.
No conozco el tiempo.
He sido desgarrado, la tierra venezolana me ha arrastrado,
me he estrellado de plano contra el mundo.
Mi libertad, mis alas, mi volar era solo un sueño...
Conozco el tiempo, medido en dolor;
algunos más cortos, otros más largos.
Mi sentido interno es el dolor
y solo desde él me representó el mundo.
Lo ahogo, me ahogo.
Hundo el dolor de mi interior en la nada,
en la negación.
Me niego y rehúso a ser este yo, este ahora.
Busco un mañana y mi presente cambia.
Me bato en duelo contra el invierno
No trato de vencerlo, me acoplo
Devoro mis alas caídas y torcidas;
camino, me arrastro, me hundo en la tierra.
La nieve me bloquea, el dolor sigue siendo mi medida.
Lentamente se desvanece el maquillaje,
cada paso es una cura a la vida torcida.
Mis alas crecen, ya no inmaculadas,
pero más resistentes, más fuertes y menos quebradizas.
El viento sopla, se congelan mis lágrimas.
Hay quemaduras de hielo olvidado en mi rostro,
dolores que cargo conmigo pero no me doblegan.
¿Qué es el volar?
Fluir con la vida, aceptar el viento,
desdibujar el mundo y llegar quizás a un destino,
o quizá, y nada más esto: seguir volando,
seguir batiéndose en duelo contra el invierno.
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