EL Rincón de Yanka

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viernes, 3 de octubre de 2025

LIBRO "LA SAGRADA FAMILIA": EL ASCENSO METEÓRICO del ENTORNO de PEDRO SÁNCHEZ por ALEJANDRO ENTRAMBASAGUAS 👥💰

 
LA  SAGRADA  FAMILIA

EL ASCENSO METEÓRICO del 
ENTORNO de PEDRO SÁNCHEZ

ALEJANDRO ENTRAMBASAGUAS

La sagrada familia es la investigación más exhaustiva sobre el núcleo de poder que orbita en torno a Pedro Sánchez. El análisis de más de 10.000 documentos permite reconstruir con precisión quirúrgica el funcionamiento real de un modelo sostenido en privilegios, fidelidades personales y acceso discrecional a recursos del Estado.
Alejandro Entrambasaguas tira del hilo con la obsesión de seguir el rastro de quienes se han beneficiado de su cercanía al presidente. 
El resultado es una obra minuciosa que identifica una constelación de familiares, cargos de confianza y estructuras empresariales que han convertido su proximidad al poder en vía directa a la contratación pública y la influencia.

Desde la fábrica de plásticos de sus padres hasta los negocios de su mujer, el ascenso de su hermano, los prostíbulos y saunas de su suegro o la red de colocados del PSOE, cada capítulo desmonta la arquitectura del privilegio que define la España del sanchismo.
Sus páginas delinean la lógica de un sistema donde lo público se pone sistemáticamente al servicio de lo privado, siempre que lo privado pertenezca a los suyos. Un poder opaco sostenido por la propaganda y blindado por una cadena de lealtades cuidadosamente tejida.

Este libro levanta las alfombras del poder y expone cómo se difuminan los límites entre lo institucional y lo personal cuando el Estado se convierte en coto de unos pocos.















LA FAMIGLIA

EL CAPO 🌹 | Pedro Sánchez y 'La Famiglia' | Hombres G - Venezia (PARODIA) | HAZTE OÍR

Lo que no te han contado de la familia de Pedro Sánchez

El periodista que destapó lo más turbio del entorno de Sánchez: 
Ábalos, Begoña, el hermano músico

jueves, 2 de octubre de 2025

LIBRO "DEFENDER LO QUE SOMOS": LAS RAZONES DE NUESTRA IDENTIDAD por DIEGO FUSARO 🙋 👣


DEFENDER  LO  QUE  SOMOS:
LAS  RAZONES  DE 
 NUESTRA  IDENTIDAD 

DIEGO FUSARO

Ya Pier Paolo Pasolini había calificado el nuevo poder globalista como «el más violento y totalitario de la historia, pues cambia la naturaleza de la gente, entra en lo más hondo de las conciencias». Y no es ninguna casualidad que llegara a hablar, con lúcida clarividencia, de «genocidio cultural». Enmascarada tras una fachada de multiculturalismo, que no es más que la repetición sin fin del mismo modelo políticamente correcto, la civilización global en la que vivimos no acepta, de hecho, las diferencias. Admite solo un perfil: el del consumidor desarraigado, indistinguible de los demás, sin identidad ni espesor cultural. 
En palabras de Diego Fusaro, el globalismo se basa en la inclusividad neutralizante: «en nombre del mercado unificado obra para que cada entidad se transforme en una mercancía que circula libremente, sin fronteras políticas o geopolíticas, morales o éticas, religiosas o jurídicas». En esta visión distorsionada, toda tradición se sacrifica en el altar del falso progreso, que no necesita contar con «pueblos arraigados en su historia y en su tierra, ni subjetividades con identidades fuertes y capaces de oponer resistencia, sino consumidores con un yo mínimo y narcisista, con identidades líquidas, gadgetizadas y efímeras». Compradores indistinguibles a los que se les puede vender la misma ilusión en todas partes. 
¿Cómo podemos oponer resistencia a esta «heterofobia» imperante? Recuperando y defendiendo el valor de nuestra identidad, que se define solo dialogando con las diferencias del otro. En este ensayo agudo y provocativo, la voz crítica de Diego Fusaro nos invita a reivindicar nuestras raíces; a reeducarnos –y a reeducar sobre todo a los más jóvenes, condenados a un futuro precarizado que corren el riesgo de aceptar inadvertidamente–, a exigir un futuro menos indecente que aquel que solo nos ve como una mercancía entre las mercancías.

Diego Fusaro, el pensador italiano, parte de una premisa que recorre todas sus obras. La lógica liberal lleva la destrucción de cualquier comunidad humana al eliminar los vínculos de la persona con su país, su fe y su familia, reduciéndole a individuo aislado al promover su conversión en puro consumidor: una identidad reconstruida sobre el intercambio mercantil. Y en su descripción y denuncia, el autor utiliza términos de forja propio que ya identifican sus textos. Como «turbo capitalismo» para hablar de la última etapa del capitalismo financiero que nada crea y «precariado». Para referirse a la principal de las nuevas cualidades impuestas al nuevo proletariado. Término este del que ha intentado apropiarse la estirpe de los podadores morados que lo abandonan al constatar que Fusaro no vira exclusivamente a la izquierda y no le hace ascos a las colaboraciones con la Casa Pound, anatema woke. Fusaro, al igual que defiende las virtudes perdidas de la izquierda como la solidaridad y la lucha horizontal, también reivindica en sus obras valores de la burguesía como la religión y la familia y eso no se lo perdonan otros hegelianos más encorsetados que abandonaron a Marx atraídos por el materialismo cosmopolita, léase «el dinero». 

En la nueva lucha, la burguesía de izquierda, habiendo traicionado al pueblo trabajador, necesita un conflicto progresista de sustitución que no ponga en peligro al poder del dinero, su nuevo aliado; es una burguesía sumisa al poder del capital sin fronteras con una mentalidad cosmopolita completamente ajena al pueblo.

Fusaro defiende entonces la identidad como factor de resistencia frente a la homogeneización uniformadora del capitalismo. Y critica sus dos principales enemigos. Por un lado, el idealismo particularista de Narciso y el cosmopolitismo abstracto de Eco. Narciso no reconoce lo universal humano, sino solo su propio particular, son los nacionalismos regionales que debilitan la soberanía de las naciones. El segundo, el de Eco, no admite lo particular histórico. Solo reconoce lo universal cosmopolita: el individuo sin fronteras, desprovisto de identidad y portador exclusivamente de derechos civiles, individualizados y funcionales al consumo. 

Acusa al libertarismo regresivo porque solo reconoce su propia particularidad concreta y al cosmopolitismo mercantilista porque solo reconoce lo universal abstracto. Los que defienden la mente abierta en realidad quieren decir vacía, en palabras de Fusaro, dispuesta a ser redefinida. El autor defiende que sin fronteras no puede existir la identidad. La diferencia es la base misma de la existencia. Lo que supone siempre la pluralidad de identidades no coincidentes y por tanto, separadas unas de otras. Porque sin identidad tampoco puede existir la relación, que, en esencia, es una relación entre identidades con límites precisos.

En nombre de la libre circulación de mercancías, el discurso cosmopolita tiene como premisa fundamental la demolición de toda frontera y de todo límite. Esto determina la invasión y la pérdida de referentes, es decir, la ocupación integral del mundo y de las conciencias de los pueblos por parte de un mercado planetario. Y del nihilismo de la forma: la mercancía. En ese espacio global en que todo circula sin obstáculos, las fronteras desaparecen, también las demarcaciones. 

¿Qué diferencia las realidades sin ellas? Todo se vuelve indistintamente lo mismo. Lo indistinto cuantitativo, que es reemplazable serialmente. 
Lo universal concretado, al decir de Heidegger, como «la ausencia de patria», el desarraigo. La homologación planetaria. Fusaro concreta su crítica en la Unión Europea a la que acusa de autocracia tecnoburocrática que favorece el desplazamiento de los centros de toma de decisión desde los parlamentos nacionales a los organismos postnacionales privados de Europa como el Banco Central Europeo. ¿Que buscan? Se pregunta y contesta: Identidades amorfas e intercambiables vaciadas de todo contenido nacional, religioso y social.

Sin frontera, remarca Fusaro, no puede existir la identidad. Y llama por ello a la revuelta contra el orden fundado en el auto vitalismo de lo mismo. Un totalitarismo perfeccionado de múltiples partidos rebajados al rango de reproducción en serie del partido único. Defiende el italiano que la identidad es plural. Puesto que las manifestaciones históricas, culturales y lingüísticas de la naturaleza humana son múltiples. Define la identidad como la lealtad a un proyecto, cuyos fundamentos se basan en su origen histórico. Vinculada esa identidad al rol social y a la lengua, a las costumbres y a la religión, a la nación y al territorio. La confrontación con la diferencia, el otro, permite pensar la identidad, lo propio.

Fusaro forma parte por derecho propio de las plumas más interesantes del momento en Europa.


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miércoles, 1 de octubre de 2025

¡HEIL SÁNCHEZ!: ENSAYO SOBRE TIRANOS, DEMOCRACIAS AUTORITARIAS, ANTISEMITISMO FANÁTICO Y EL NACIMIENTO DEL "IV REICH" 👿👥💥💀


¡Heil Sánchez!: Ensayo sobre tiranos, 
democracias autoritarias, 
antisemitismo fanático 
y el nacimiento del “IV Reich”


El riesgo de que democracias liberales degeneren hacia formas autoritarias bajo gobiernos que se autoproclaman “socialistas” pero practican corrupción, represión del disenso y exterminio o estigmatización de determinados grupos sociales —incluyendo a la comunidad judía— no es una mera especulación. Hay evidencias históricas y contemporáneas de que algunos rasgos propios del totalitarismo —como el antisemitismo institucional, el control ideológico o la eliminación de normas democráticas— pueden germinar dentro de sistemas que mantienen una fachada democrática cada vez más descascarillada. 
Basta mirar al Gobierno socialista del tirano Pedro Sánchez. Nos confundimos con él: no es un comunista ni un socialista al uso, tampoco es un modelo bolivariano o un simple progresista de salón: es un nazi que fantasea con bombardear a Israel con armas nucleares. Y para entender el peligro que esta realidad supone, conviene apoyarse tanto en la teoría política del pasado como en la actualidad que bulle a nuestro alrededor, y prestar especial atención al antisemitismo como termómetro de la barbarie que se avecina. 

Hannah Arendt analizó en Los orígenes del totalitarismo (1951) cómo el antisemitismo moderno no es sólo un prejuicio social, sino una ideología racial-política que se consolida al fusionarse con el racismo, el nacionalismo y la crisis del Estado-nación. 
Arendt sostiene que: “El antisemitismo, así como el racismo, son el rasgo principal del imperialismo colonialista, caracterizado por su expansión ilimitada… Estos movimientos eran hostiles al Estado y antiparlamentaristas, e institucionalizaron gradualmente el antisemitismo y otros tipos de racismo.” Además, Arendt afirma que el antisemitismo se convierte en peligro político cuando deja de ser un prejuicio privado para integrarse en las leyes, las instituciones y la propaganda oficial.

Por ejemplo: “Con la consolidación del poder nazi, el antisemitismo dejó de ser un prejuicio social y se convirtió en política: Alemania debía ser hecha ‘judenrein’, ‘purificada’…” Estas ideas establecen que la transición de democracia liberal al autoritarismo incluye la legitimación social de discursos de odio, la instrumentalización política del “otro” (judío en este caso), y la anulación de derechos ciudadanos, tal y como hacen habitualmente Pedro Sánchez y su Gobierno de sinvergüenzas cuando estigmatizan a lo que denominan como “las derechas” o al Estado de Israel. Para ver cómo algunas democracias muestran señales parecidas a esos precedentes, es útil observar datos actuales y casos concretos. 

Un estudio reciente, The Enemy from Within: A Study of Political Delegitimization Discourse in Israeli Political Speech (RivlinAngert & Mor-Lan, 2025), analiza cómo los discursos en el parlamento, prensa y redes sociales incluyen una delegitimación sistemática de actores políticos considerados internos, mediante acusaciones simbólicas que cuestionan su legitimidad como ciudadanos. Este tipo de discursos, aunque no siempre incluyen antisemitismo explícito, ilustran cómo se normaliza el ataque político contra las minorías y cómo se cuestiona su legitimidad, lo que puede derivar en algo más grave si se une con una autoridad estatal, tal y como hace el Gobierno de Pedro Sánchez en España o el Gobierno del miserable Imanol Pradales en el País Vasco. 

En una reunión con motivo del 80.º aniversario de la liberación de Auschwitz (enero de 2025), sobrevivientes y líderes judíos hicieron hincapié en el “enorme aumento del antisemitismo” en Europa, vinculado éste al discurso de odio promovido por las formaciones de izquierda. Isaac Herzog, presidente de Israel, en su discurso ante el Parlamento Europeo en enero de 2023, dijo: “Antisemitism is on the rise in the Western world … Antisemitic discourse festers not only within dark regimes, but within the heartlands of the free, democratic West.” (El antisemitismo está en aumento en el mundo occidental... El discurso antisemita no solo se extiende en regímenes oscuros, sino también en el corazón del Occidente libre y democrático). Estas declaraciones evidencian que incluso en democracias consolidadas, el antisemitismo ya no es marginal; aliado con un ferviente islamismo, ha penetrado medios de comunicación mayoritarios, políticos influyentes y en la opinión pública, lo que ofrece un terreno fértil para una deriva autoritaria si se intensifican otros factores (control del aparataje estatal, corrupción, expulsión del disenso, etc.). 

Aunque todos los gobiernos “socialistas” e izquierdistas occidentales no son homogéneos, algunos comportamientos pueden ligarse con los efectos autoritarios vistos antes: 
1. Uso del lenguaje de justicia social y de igualdad para legitimarse, mientras consolidan mecanismos de clientelismo, corrupción institucional y nepotismo. 
2. Férreo control estatal sobre la educación, la cultura y los medios para promover una narrativa ideológica oficial, que puede incluir teorías conspirativas sobre minorías o culpables externos. 
3. Deslegitimación del disenso mediante acusaciones de “fascismo”, de ser agente de intereses foráneos, o de estar al servicio de grupos judíos o financieros internacionales —una modalidad moderna del “judebolshevismo” nazista—.

La izquierda autodenominada progresista ha situado a las democracias liberales al borde la extinción. Cuando gobiernos que se proclaman socialistas son autoritarios, corruptos, y operan bajo el manto de la democracia, pero erosionan sus instituciones, se sitúan sobre la delgada línea roja que separa la libertad de la represión. 

El antisemitismo emerge como un síntoma precoz: se cuela en los discursos políticos, se legitima por figuras públicas, se utiliza para construir enemigos internos, se hace presente en medios y redes sociales. Cuando esto ocurra sistemáticamente, hay un riesgo real de que lo que llamamos “IV Reich” no sea una mera metáfora, sino el modelo de un nuevo totalitarismo adaptado al siglo XXI.


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