EL Rincón de Yanka

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miércoles, 25 de junio de 2025

LIBRO "SALVAR EUROPA" por IRENE GONZÁLEZ 🌍🔥

 SALVAR 
EUROPA

Irene González

Europa enfrenta un momento crucial para su supervivencia como civilización al haber sido despojada de su identidad espiritual y libertad política. Con un análisis provocador y fresco, la autora presenta una visión del nuevo orden que acecha a Europa desde la perspectiva de una generación decepcionada ante una realidad social destruida con la democracia liberal. Un enfoque clarificador de las nuevas formas de poder y de su evolución hacia un sistema tecnocrático bajo una dictadura emocional.
Sobre todo, es un libro acerca de la guerra espiritual que libra Europa y el resto de Occidente. Mucho más profunda y decisiva que la batalla cultural ideológica, donde está en juego salvar la civilización occidental. El globalismo deshumanizador con una agenda decrecentista junto a la islamización de Europa han llevado a un desarraigo profundo en la sociedad, siendo el origen del desastre la descristianización de Europa.
Sin embargo, es un libro esperanzador que nos invita a recuperar la verdad y las raíces cristianas de Europa para frenar su disolución y preservar su identidad.
Un texto esencial para quienes buscan respuestas e inspiración. 
Un libro para defender una Europa libre y fiel a sus raíces que recupere su belleza.

"Estamos inmersos en una guerra espiritual, 
mucho más profunda que 
la batalla cultural ideológica"

Irene González, colaboradora de Vozpópuli, es una de esas firmas que no teme defender opiniones impopulares. Lo confirma en su reciente ensayo "Salvar Europa" (Ciudadela libros), donde reivindica las raíces cristianas del continente, se enfrenta a las élites de burócratas que nos gobiernan y cuestiona incluso las bondades de CULTURA La abogada y escritora publica "Salvar Europa”, un ensayo profundo y contundente
Irene González, colaboradora de Vozpópuli, es una de esas firmas que no teme defender opiniones impopulares. Lo confirma en su reciente ensayo Salvar Europa (Ciudadela libros), donde reivindica las raíces cristianas del continente, se enfrenta a las élites de burócratas que nos gobiernan y cuestiona incluso las bondades de a democracia liberal. 
El texto no se corta a la hora de analizar los numerosos males que lastran al Viejo Continente, desde la islamización hasta el decrecentismo clasista que quiere imponer la Agenda 2030, pero también ofrece un sólido camino de esperanza sostenido en nuestras tradiciones, el retorno a los enfoques católicos y la reconstrucción de lazos comunitarios carcomidos por el individualismo consumista. 


En este sentido, la autora del libro “Salvar Europa” ha querido destacar la diferencia entre Europa como civilización y la Unión Europea como estructura política, advirtiendo que esta última no representa necesariamente los valores tradicionales del continente y que, sin embargo, sus instituciones políticas atentan contra las raíces y el fundamento de lo que son los europeos. En este contexto, ha denunciado el avance de una agenda transhumanista que vertebra las propuestas políticas y las instituciones y que, según ella, pretende desligar al ser humano de su naturaleza corporal: “Lo woke ha sido un instrumento para ello. La tecnocracia busca disolver los vínculos verdaderos: familiares, de amistad y románticos«, ha afirmado.
Para González, el combate contra esta crisis pasa por una revitalización de la vida intelectual al servicio de la Verdad y el Bien Común y por el coraje y la valentía de desafiar las narrativas dominantes y de perder el miedo a expresarse públicamente.
En este sentido, la columnista ha animado a los estudiantes a ilusionarse con un cambio de rumbo de la situación que tiene que empezar por nosotros mismos y por nuestro compromiso público: «Lo que nos ha de mover no es el odio, sino el amor. Uno lucha por lo que ama. Debemos convertirnos en personas valiosas que construyan una civilización digna de ser salvada y reconstruida«, ha concluido.

Pregunta. Su libro parte de la premisa de que Europa ha sido despojada de su identidad religiosa y de su libertad política. ¿Cómo ha ocurrido? 
R. Creo que no puede entenderse como un proceso de degradación, sino de guerra espiritual, mucho más profunda que la batalla cultural ideológica. En esencia pretenden arrebatarnos nuestra identidad y libertad política para crear al individuo absurdo, manejable que produce y consume sin tener conciencia de su trascendencia. Para conseguirlo y arrebatarnos todo, su objetivo clave es la descristianización de Europa, que no es nuevo, incluso anterior a la Revolución francesa, pero en la posmodernidad está alcanzando su apogeo. Las herramientas que utilizan son la sacralización de la democracia liberal y su inherente antihumanismo, así como la islamización. Todo lo que nos lleve a una deshumanización que se logra a través del desarraigo material y espiritual es parte de la batalla. 

P. ¿Qué papel ha jugado en todo esto la democracia liberal? 
R. Yo denuncio cómo mi generación ha sido engañada con ese consenso vacío de la democracia liberal. Cómo ese mejor de los mundos posibles no es más que una mentira que nos ha traído desarraigo, pobreza y falta de libertad con unos poderes que no nos representan. Por eso creo esencial romper esos consensos acerca de la democracia liberal, es hora de que la siguiente generación podamos tomar las riendas de nuestro mundo y denunciar la farsa en la que viven anclados tantos.
Es la herramienta para despojar al hombre de esas virtudes que le comprometen con algo que trasciende al poder de los hombres. Un instrumento que ha sacralizado procesos donde el Estado es Dios, y por tanto sus dirigentes, y la democracia una religión, un fin en sí mismo, en lugar de un sistema para defender el bien común. La herramienta que ha debilitado nuestra identidad y la puerta por la que han entrado los enemigos de la civilización cristiana. Sólo así se llega a que en democracia la ley proteja al delincuente y machaque al ciudadano que lo sufre. 

P. Otra idea en la que incide su ensayo es la de las élites irresponsables, que no responden ante los ciudadanos sino ante instituciones de la burocracia globalista. ¿Cómo se puede recuperar la rendición de cuentas de los que mandan? 
R. Recuperando en primer lugar la verdad. Este libro contribuye a romper todos esos consensos construidos sobre mentiras y nihilismo que nos han encadenado a un proceso descivilizatorio y suicida. Recuperar virtudes como el coraje, la justicia y el patriotismo. Que los dirigentes no sean empleados de élites globalistas, sino vinculados al bien común con consecuencias. Hoy tienen plena impunidad quienes deciden que no podemos ir solos en nuestro coche o debemos talar olivos para placas solares. 

P. En cierto sentido, su libro es metapolítica: da más importancia a la batalla cultural y religiosa que a la ideológica. ¿Qué papel debe jugar el cristianismo en el futuro de Europa? 
R. Así es, puesto que la clave del libro es la guerra espiritual. Si el proceso de destrucción de nuestra civilización se ha llevado a cabo a través de hechos y la expulsión de Dios de la sociedad, revertirlo requiere acciones y volver a levantar la Cruz en público. Tanto quienes carecen de fe, los conocidos como católicos culturales, y especialmente los creyentes. Un orden común que ofrezca una opción verdadera y mejor frente a la islamización colonialista de Europa.

P. Denuncia que la democracia está siendo sustituida por la tecnocracia. ¿Cuál es el precio del cambio? 
R. Es la evolución lógica del fin de la historia de Fukuyama, de la democracia liberal sin disputas ideológicas a la tiranía tecnocrática. El alcance es desconocido hoy en día ante las posibilidades de la IA. El precio es nuestra deshumanización si permitimos que la tecnología se use para usurpar nuestra riqueza, como puede ser el euro digital, y un arma de control y poder absoluto sobre la vida de los hombres como no se ha conocido jamás. 

P. Dedica un capítulo al transhumanismo, la mayor ruptura antropológica de nuestro tiempo. ¿Qué nos jugamos en ese precipicio? 
R. Absolutamente todo. Evitar ese mundo siniestro que defiende como avance en sus libros Yuval Noah Harari, un miembro de esas élites transhumanistas. El transhumanismo pretende despojarnos de lo que ellos llaman “limitaciones biológicas”, liberarnos del cuerpo y crear una súper conciencia, una especie de dios tecnológico para quienes se creen dioses, que se encargue de tomar decisiones liberándonos de la pesada carga de pensar. Al final crearán dos castas entre quienes tienen acceso a la tecnología y quienes son esclavos para alimentarla. 

P. El libro cierra hablando sobre patriotismo, una actitud que muchos consideran anticuada y zafia. Nos proponen ser patriotas pero de la Constitución, no de España. ¿Por qué es importante recuperar el patriotismo? 
R. Quizá sea algo generacional, pero no hay nada que me resulte más casposo y rancio que el desprecio al patriotismo. Es algo patético seguir la posmodernidad que tanto daño nos ha hecho creyéndose innovador. En mi libro, así como en mis artículos en Vozpópuli señalo el patriotismo como la característica esencial para desempeñar cargo público. Algo que no se puede presuponer, puesto que los dirigentes están vendidos a intereses de terceros por beneficio personal en contra del interés de la nación y del pueblo que dicen representar. También el patriotismo es beneficioso para ordenar la sociedad alrededor del bien común. No me importa lo que digan esos absurdos en contra del patriotismo. 

P. Este es un libro incómodo, escrito a la contra, me temo que le pueden llamar de todo, desde "extrema derecha" a "putinista", pasando por "conspiranoica". ¿Hay algún insulto a malentendido que le preocupe especialmente? 
R. Ninguno. Me aburre mucho la gente que usa esos términos, suele ser indicativo de fanáticos estúpidos alérgicos a la razón y la verdad. A estas alturas la hipérbole, la mentira y la manipulación, el lenguaje del mal, pretende callar la verdad. El nivel de locura y fango llama “putinista” a quienes criticamos a la Unión Europea, la desindustrialización y las políticas antihumanistas. Ya si nos negamos a ir a morir al Donbás para defender los privilegios de von der Leyen somos enemigos públicos. No me imagino mejor campaña publicitaria para Putin. 

P. El arranque de libro es un texto dedicado al profesor Dalmacio Negro, recientemente fallecido. ¿Qué destacaría de su legado? 
R. Dalmacio Negro me concedió como penúltimo honor escribir el prólogo de mi primer libro, pero falleció antes de hacerlo. Por eso mi libro no podía tener un prólogo de nadie más y quise rendir mi humilde homenaje al mayor sabio español del siglo XX, como la alumna que él escogió fuera del aula. Su legado es inmenso, en su obra y persona. Su concepción del Estado, del poder y la importancia de la religión como eje de ordenación de sociedades… Siento mucho no poder compartir con él este momento que tanto le hubiese gustado. 

P. Para terminar, pinta un panorama más bien sombrío para el Viejo Continente. ¿Cuáles son los movimientos, procesos o personajes que le dan algo de esperanza? 
R. La realidad es sombría, pero el mensaje del libro ya desde el título es un mensaje claro de esperanza que surge de una profunda convicción de poder recuperar la verdad. En caso contrario no defendería que hubiese nada que salvar. Pero esta actitud no es compatible con el conformismo, la sumisión o la negación de la realidad. Confieso que tampoco de la cobardía. 
Todo movimiento dirigido a derribar lo que nos ha traído hasta aquí y a defender las virtudes sobre las que se ha construido nuestra civilización cristiana en torno al bien común y nuestra identidad será parte de la solución. 
Quienes denominan estos movimientos como extrema derecha y desprecian estos principios intrínsecos en la naturaleza del hombre son parte del problema.

RECUPERAR EL HONOR, LA VERDAD, 
LA DECENCIA y LA HONESTIDAD

Irene González, autora del libro “Salvar Europa” en las Jornadas sobre libertad de expresión en el Congreso de los Diputados.
Liberarnos de la falsa "moral" de Estado que criminaliza la verdad.
La única cultura que ha creado la posmodernidad ha sido la cultura de la cancelación.
Se legisla invirtiendo valores: proteger a los criminales y criminalizar a los inocentes, persiguiendo a quien cuestione el poder de los gobernantes. Eso es el verdadero delito de odio.

Historia de una época con Fernando Paz e Irene Gutiérrez; SALVAR EUROPA

martes, 24 de junio de 2025

LIBRO "1936: CRUZADA. NO GUERRA CIVIL" por GABRIEL CALVO ZARRAUTE 💣💥💀

 
1936
CRUZADA
NO GUERRA CIVIL

Vivimos un momento de imposición de un relato que esconde la historia de España, que por sus propias circunstancias formativas se encuentra profundamente enraizada en el ser católico, y el negarlo imposibilita el entendimiento del pasado de España como comunidad nacional en la Historia. En este propósito la obra que tenemos entre manos, 1936. Guerra Civil, no: Cruzada. Historia comparada el pensamiento político de la Iglesia del Padre Gabriel Calvo Zarraute, se convierte en un elemento historiográfico de suma importancia en esta labor de recuperación del entendimiento de nuestra historia. El autor, con el aval de su amplia formación ampliamente demostrada en sus anteriores libros, puede llevar con autoridad un estudio profundo de cómo la fidelidad al cristianismo ha sido el hilo conductor de la historia de España.

Bajo este prisma, sin el cual no se entiende el «alma de España», el Padre Gabriel es la persona más adecuada para ofrecernos un ensayo altamente cualificado donde nos proyecta, primero, los fundamentos de Filosofía de la Historia para que nos sirvan de elementos auxiliares necesarios de cara a entender su análisis historiográfico. 
En segundo lugar, nos narra la historia de España en aquel momento tan falseado actualmente por causas políticas, como fue la Segunda República, su proyecto de descristianización y la comprensión del levantamiento de la mitad de la sociedad española en defensa de la Religión católica y de sus libertades básicas, de las que se la iba privando desde la toma del poder por el Frente Popular. La visión de aquellos graves acontecimientos fue respondida por los responsables de la Iglesia de una manera valiente y decidida, acompaña de la documentación que arropa tales decisiones. Del mismo modo, el autor realiza una breve historia de la toma del poder en Rusia por parte de los bolcheviques, de su actuación política, y los asesinatos contra las personas relevantes del régimen zarista, trabajo que va respaldado por la documentación pontificia acerca del discurso marxista y las doctrinas filosóficas que abonaron la instauración del primer Estado ateo comunista.

No obstante, su profundo trabajo de investigación no queda como una mera referencia al pasado reciente, si no que, amalgamando historia y filosofía, teología y derecho, cobra fuerza haciendo de la Historia madre del presente. En un perfecto estudio comparativo pasa a analizar nuestro presente con la amenaza del nuevo totalitarismo woke, que se asemeja al marxista de antaño, describiendo el discurso filosófico-político que arropa aquella amenaza que, para su éxito, vuelve a necesitar la destrucción de la Iglesia por su responsabilidad en la defensa de la naturaleza humana y la formación de la sociedad a través de la familia natural.

Prólogo

El hombre es el sujeto de estudio a través de su historia. Con el paso de los tiempos, la necesidad de describir los hechos transcurridos ha sido una realidad, pero el modo de interpretarlos ha ido variando, según el contexto cultural, religioso o político demandaba una herramienta cultural formativa de la sociedad. Desde la Antigüedad hasta hoy, la necesidad de predecir el futuro, conociendo las «leyes» del pasado ha sido un hábito recurrente del hombre en la tierra. El cristianismo ha roto el tiempo circular y ha orientado la historia de forma lineal, dándole un sentido y una visión de progreso. Esta era la razón, mediante la cual Marc Bloch se refería al cristianismo como «la religión de los historiadores», al permitirle a la humanidad acercarse al pasado a través de la fe. El gran santo Tomás de Aquino remarcó también la historia lineal al plantear a Dios no sólo como un ordenador del mundo, sino como el Dios Creador, que marca la existencia de la humanidad en un orden, establecido por Él, que es quien le da la razón última de su existencia.
En ese aspecto Juan Pablo II, originario de uno de aquellos pueblos sin romanizar, pero cristianizados en el primer milenio, subrayó el peso del cristianismo en la concepción de la historia, especialmente europea. El santo pontífice se expresó de esta forma:

«Simplemente porque la evangelización estaba creando Europa, inició la civilización y la cultura de sus pueblos. La propagación de la fe en el continente ha propiciado la creación de las diversas naciones europeas, sembrando en ellas los gérmenes de culturas con rasgos diferentes, pero unidas entre sí por un patrimonio común de valores arraigados en el Evangelio».

Sin embargo, esta visión ha sido respondida desde el liberalismo, por ejemplo, por Maximilien Robespierre, el hombre perfecto, quien quiso reconstruir un nuevo presente, succionando del pasado de la muerta Roma su razón de ser, y hacer de Francia una Roma retornada al siglo XVIII. La posibilidad de que un gran hombre, como en el caso de Robespierre, pudiese «corregir» la derrota de la Historia, traerá en el futuro muchos intentos de «corregir» la Historia en beneficio de una ideología política. La Revolución francesa será el gran hecho histórico que marcará un antes y un después de la historia de la humanidad.

En nuestro presente vivimos un momento de imposición de un relato que esconda nuestra historia, la historia de España, que por sus propias circunstancias formativas se encuentra profundamente enraizada en el ser católico, y el negarlo imposibilita el entendimiento del pasado de España como comunidad nacional en la Historia. En este propósito la obra que tenemos entre manos, 1936. Guerra Civil, no: Cruzada. Historia comparada el pensamiento político de la Iglesia del Padre Gabriel Calvo Zarraute, se convierte en un elemento historiográfico de suma importancia en esta labor de recuperación del entendimiento de nuestra historia. El autor lleva España y la Iglesia en su mente y en su corazón, y con el aval de su extensa preparación ampliamente demostrada en sus anteriores libros, puede llevar con autoridad un estudio profundo de cómo la fidelidad al cristianismo ha sido el hilo conductor de la historia de España

La importancia de este tema viene porque en nuestra dolorosa historia contemporánea, la Guerra Civil se convierte en uno de los puntos más importantes y llamativos a nivel internacional. La ruptura social causó una gran pérdida de vidas humanas. Se calculan entre 150.000 y 200.000 víctimas por las represiones de uno u otro bando, y similar cantidad en el frente de batalla. No obstante, en la zona republicana, las cifras llegaron a 85.940 víctimas, según la Causa General. 
La represión revolucionaria se cebó principalmente en las comunidades religiosas, calculándose en 6.832 clérigos asesinados. De los que 13 eran obispos, 4.184 sacerdotes diocesanos, incluidos seminaristas; 2.365 eran religiosos y 283 religiosas. A los que hay que sumar a aquellos seglares miembros de diversas asociaciones apostólicas que fueron perseguidos y exterminados, como los 2.125 miembros de la Adoración nocturna, o los 1.608 jóvenes pertenecientes a los scouts católicos. El resto fueron simpatizantes de partidos de derechas, suscriptores de periódicos de la misma orientación y profesionales del Ejército. 

Una persecución de este tipo no se daba desde la Revolución francesa, que había hecho recordar las persecuciones de la época romana. A excepción del genocidio armenio y asirio durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), no se había asistido a un exterminio masivo. La más reciente Guerra Cristera había causado la matanza de los célebres cristeros mejicanos, pero el clero asesinado no llegó al centenar. La intención era doblegar a la Iglesia, pero no desarraigarla, arrancarla de raíz, exterminando a sus miembros como sí que sucedió en España. Cuando el Papa Pío XI recibió en septiembre de 1936 a un grupo de varios centenares de peregrinos españoles, les habló del martirio que sufría la Iglesia en España. El 12 de diciembre, el Papa recibió al cardenal Isidro Gomá en Roma, recibiendo de él el testimonio de lo que acontecía en España, y de cómo el bando nacional era el único donde la Iglesia podía encontrar refugio. 

El Papa pidió al cardenal que los prelados españoles supervivientes escribiesen una carta colectiva a sus hermanos del resto del mundo explicando la situación de la Iglesia en España. La Carta Colectiva del episcopado español fue publicada el 1 de julio de 1937. En ella, los obispos negaron que la Iglesia hubiese instigado la guerra, que esta fuese una lucha social, que la causa del conflicto tuviera algo que ver con que la Iglesia se hubiese aliado con los ricos, o que apoyase una opción política. Además, la carta constataba la persecución exterminadora que se estaba realizando contra la Iglesia. Bajo este prisma, sin el cual no se entiende el «alma de España», el padre Gabriel es la persona, por su amplia formación, más adecuada para ofrecernos un ensayo altamente cualificado donde nos proyecta, primero, los fundamentos de filosofía de la Historia para que nos sirvan de elementos auxiliares necesarios de cara a entender su análisis historiográfico. 

En segundo lugar, nos narra la historia de España en aquel momento tan delicado y falseado actualmente por causas políticas, como fue la Segunda República, su proyecto de descristianización y la comprensión del levantamiento de la mitad de la sociedad española en defensa de la religión católica y de sus libertades básicas, de las que se la iba privando desde la toma del poder por el Frente Popular. La visión de aquellos graves acontecimientos fue respondida por los responsables de la Iglesia de una manera valiente y decidida, acompaña de la documentación que arropa tales decisiones. Del mismo modo, el autor nos realiza una breve historia de la toma del poder en Rusia por parte de los bolcheviques, de su actuación política, y los asesinatos contra las personas relevantes del régimen zarista, trabajo que va respaldado por la documentación pontificia acerca del discurso marxista y las doctrinas filosóficas que abonaron la instauración del primer Estado ateo comunista. 

No obstante, su profundo trabajo de investigación no queda como una mera referencia al pasado reciente, si no que, amalgamando historia y filosofía, teología y derecho, cobra fuerza haciendo de la Historia madre del presente. En un perfecto estudio comparativo pasa a analizar nuestro presente con la amenaza del nuevo totalitarismo woke, que se asemeja al marxista de antaño, describiendo el discurso filosófico-político que arropa aquella amenaza que, para su éxito, vuelve a necesitar la destrucción de la Iglesia por su responsabilidad en la defensa de la naturaleza humana y la formación de la sociedad a través de la familia natural. El Padre Gabriel Calvo Zarraute enseña que la Historia, que es madre de la humanidad y de nuestra patria, unida de forma apostólica a la expansión de la fe en el mundo, se ve tan atacada e invadida por los enemigos del cristianismo por la repercusión que España tiene en la Hispanidad.

José Luis Orella. 
Catedrático de Historia de España Contemporánea 
Director de la Cátedra CEU de Historia Memoria e Identidad

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lunes, 23 de junio de 2025

"EL PRECIO DE LA EXCLUSIÓN": PRETENDEN CASTIGAR AL PENSAMIENTO, QUE OBVIAMENTE NO DELINQUE por ANTONIO MIGUEL LÓPEZ GARCÍA

EL PRECIO DE LA EXCLUSIÓN

ANTONIO MIGUEL LÓPEZ GARCÍA


PRETENDEN CASTIGAR AL PENSAMIENTO, QUE OBVIAMENTE NO DELINQUE.
PRETENDEN CASTIGAR A CUENTA. NOBLE Y DEMOCRÁTICA ACTITUD.

Aparte de confirmar que tras el «lunes negro», gracias a Sánchez, África empieza en los Pirineos (excepto Portugal), y de reivindicar las nucleares como nunca antes, me per­mito usurpar puntualmente el evocador título de un excelente libro de Álvarez Tardío y Villa García, expertos conoce­dores de la historia de España siglo XX, para hablar de cinturones sanitarios y excluyentes. Analizan la II República, uno de cuyos primigenios objetivos fue echar a las derechas de la posibilidad de gobernar. El hispanista Ranzato, entre otros, vio la gran debilidad de aquella democracia precisamente en la falta de de­mócratas. En su estrepitoso fracaso no fue, no obstante, la única causa a dies­tra y siniestra del final (precio) de muer­te y destrucción de aquel periodo lamen­table.

Nada más llegar al poder las izquier­das pusieron la directa contra las dere­chas. Recuperaron la mayoritaria ley elec­toral de Maura (1907) para hacerla más mayoritaria todavía. Fijaban rumbo. Como lo fijó recientemente el hiperventilado Pablo Iglesias y su cohorte de féminas igualmente hiperventiladas, cuando dijo que «jamás» gobernaría la derecha en España. Fue ovacionado. Lo confirmaría Sánchez el autoritario con su particular muro de la vergüenza, o dogal sanitario, repudiando a media España. Ruin divi­sión y radicalización ideológica de nues­tro país que ellos se empeñan en man­ tener y aumentar. De nuevo las dos Es­pañas que habían terminado en una cruel guerra civil y que los más malvados bus­caron. «Españolito que al mundo vienes, te guarde Dios; una de las dos Españas ha de helarte el corazón»; no imaginaba Machado que en pleno siglo XXI otros perversos fomentarían nuestro enfrenta­miento.

Clarificador fue cuando el sobrevalorado Azaña y Largo Caballero, antidemó­crata que ansiaba una guerra civil al que Sánchez dice querer imitar, pidieron al Presidente de la República anular las elecciones de 1933 (las más limpias has­ta el momento en España) porque ha­bían ganado las derechas. Querían repe­tirlas hasta que saliera el resultado "co­rrecto". Cuando llegaron las de febrero 1936, el Frente Popular (calco de lo que hoy nos domina) se permitió eliminar y falsificar Actas. Un pucherazo, vamos, como hizo Sánchez en su partido y que motivó su expulsión. Marca del perso­naje.

Proclamaban entonces que la derecha no era suficientemente republicana, que es como si ahora echásemos del tablero político a buena parte de la izquierda por que no es monárquica. ¿Se ve la diferen­cia? Sí porque esta España nacida de la denostada, pero exitosa y confraterniza­dora Constitución de 1978, no es así y además aguanta (demasiado) el vendaval de corrupción, ilegalidades, división y rechazo que nos están sirviendo des­de el propio Consejo de Ministros como delicadeza del 'inkilino' de Moncloa y siervos.

Ese muro que decía afecta especialmente a Vox. No a los terroristas, no a los golpistas, por sus hechos consumados juzgados y hallados culpables. Pretenden castigar al pensamiento, que obviamente no delinque. Pretenden castigar a cuenta. Noble y democrática actitud. En fin, el fascismo, como el bolchevis­mo, comienzan por suprimir a los riva­les, como ocurre en Rusia, China, Cuba, Venezuela, Corea del Norte...todos de ideología mucho más próxima al bolche­vismo que al fascismo. Por cierto, ¿qué obsceno derecho permite al portavoz so­cialista, tan maleducado como poco de­mocrático, llamar «fascista» desde la tri­buna de oradores del Parlamento a un rival que nada tiene que ver con aquella forma de practicar la política; ni la rei­vindica, cosa que sí hacen nuestra extrema izquierda comunista, orgullosa de su militancia, como si esta ideología no hu­biera costado a la humanidad 130 millones de muertes e ingentes dosis de su­frimiento.

La última muestra del dogal sanitario sanchista fue a propósito de las entre­vistas del «rearme» OTAN con los gru­pos parlamentarios. En su crónica y ab­soluta falta de respeto desdeñó al tercer partido de España y sus casi cuatro millones de españoles que también sufren su rapiña impositiva. Esto y su habitual desprecio al Partido Popular nos recuer­dan que ansia excluir rivales y que el pre­cio de estas acciones en política su ser elevado. No quiera Dios elevado como hace 90 años, pero.,.... a su muñidor no le salga gratis. El muro. aquí y ahora, como en la Alemania comunista o EEUU, de Clinton a Trump (otro que tal), deberla hundirse en sus propias narices. Y pagar por ello.  SÁNCHEZ DIMISIÓN.