El director holandés Michael Dudok de Wit, galardonado con un Oscar al mejor cortometraje de animación ‘Father & Daughter’, estrena de la mano del estudio Ghibi, productor de ‘El viaje de Chihiro’ y ‘Mi vecino Totoro’, ‘La tortuga roja’. Una minimalista obra de arte que no necesita diálogos para emocionar al espectador.
Frente al bullicio de lo urbano, de las carreras histéricas de los salary-man (trabajador asalariado estilo japonés) y los atestados metros tokiotas, está la calma de los campos de arroz, las lluvias de los entornos rurales, el té en un tatami o la contemplación de los cerezos en flor. Es esta temporalidad laxa, que se diluye, la que nos asombra por exótica y nos maravilla desde la mirada occidental.
‘La tortuga roja’ es también la epifanía de un náufrago que en realidad es el ser humano: nuestro instinto es el salvajismo frente al entorno natural, la dominación de lo ingobernable, y el fatal desenlace ante lo que no podemos controlar. Nuestro náufrago, llegado a una isla en la que nada no hay nada más allá de plantas y otros animales, termina habituandose a una nueva forma de existencia, donde no necesita oprimir lo que le rodea, sino que convive con ello.
La tortuga se nos aparece como toda una alegoría del tiempo y de la vida, como la representación de la calma perdida, de la anhelada pausa que nos desconcierta al principio y nos procura otra existencia cuando la asumimos. Y la mujer que nace del caparazón muerto es el símbolo definitivo de la comunión entre el ser humano, que ya no es invasivo, y la naturaleza.
La formación de una familia que es capaz de convivir y criar a un hijo en armonía con el entorno es un nuevo triunfo en la representación de la coexistencia del ser humano como parte de un esquema natural del que es una pieza más. El propio hijo, que crece y busca tras la ternura inicial de su figura nuevos mundos por explorar, se convierte en signo de la asunción de la irrevocable pérdida.
Ante la marcha del joven, los padres envejecen. El náufrago, ahora un viejo feliz, va a morir al mar, a donde vuelve la mujer que fue tortuga y recupera su forma original. Así, se culmina un círculo fraguado durante todo el largometraje, que mantiene en la película la aspiración de mostrar la existencia y la convivencia con el medio natural como la metáfora de un naufragio.
Un náufrago queda atrapado en una isla desierta, rodeado de aves, cangrejos cotillas y otra serie de animales marinos. Tras varios intentos fallidos de huir de la isla, tendrá que lidiar con las dificultades que la naturaleza le pone y con una tortuga roja que se cruzará en su camino y le cambiará la vida para siempre.
‘La tortuga roja’, con la más sencilla forma de animación y con tan solo los sonidos de la naturaleza y una pieza musical (por Laurent Pérez del Mar) que consigue mezclarse con ellos de manera magistral, pone los pelos de punta al espectador desde el comienzo de la cinta hasta el último segundo. Visualmente es una maravilla, la gama cromática cuidadosamente escogida consigue reflejar perfectamente las sensaciones del náufrago en esa preciosa pero solitaria isla tropical.
La película trata del ser humano y del ser humano con la naturaleza. De la superación de uno mismo, de los miedos y de las dificultades de la vida. Trata del más puro y sencillo amor y de cómo este cambia a las personas. Del ciclo de la vida de un ser humano y de que este no sería posible sin una absoluta conexión con la naturaleza y con todo lo que en ella ocurre.
Esta peculiar obra de animación consigue reflejar lo pequeño e impotente que es el ser humano frente a la naturaleza, pero a la vez consigue hacer sentir ternura, amor, añoranza y desaliento ante la vida.
En conclusión, ‘La tortuga roja’ es un pequeño poema visual y sonoro que mediante una extraña historia entre un náufrago y una tortuga sin ni un solo diálogo consigue hacer reflexionar sobre la naturaleza humana.
Con el rugido de un mar embravecido cuyas olas parecen tragarse en su furia al propio espectador, La tortuga roja (La tortue rouge, Michaël Dudok de Wit, 2016) comienza con una sinfonía sobrecogedora en la que contemplamos atónitos cómo entre las montañas de agua de continuo cambiantes se debate un hombre. Entrevemos también en un instante su barca destrozada. El océano en todo su poder y esplendor resonando y reverberando en nuestros oídos y desbordando nuestra mirada.
El título del filme dejará paso en una previsible elipsis al náufrago tumbado en la playa de lo que pronto descubriremos que es una pequeña isla, una enorme roca circundada por el bosque y las arenas de su playa. El protagonista no tardará en conocer los contornos de su prisión y saboreará el dolor de la soledad más extrema, pero también sacará todas las fuerzas de su interior para aprender a construir una balsa y así poder huir. Una y otra vez lo intentará, en cada ocasión montando con palos de bambú una balsa de mayor tamaño, y una y otra vez verá sus esfuerzos anulados por la misteriosa intervención de un animal que bajo el agua golpea y destruye sus embarcaciones.
Dudok de Wit entremezcla detalles de humor con la despiadada lucha por la supervivencia con un cuidado, una atención al detalle y una elegancia narrativa admirables. El tono medido y perfecto de la película nos sumerge en su fantasía y su poesía ínfima compuesta de pequeños gestos, miradas y actos crea una música que impregna cada escena de una emoción intensa. El náufrago solitario tendrá sueños de gran viveza que expresarán en algún momento lo más profundo de sus pensamientos y deseos, de modo que cuando lo increíble y lo fantástico se implanten de verdad en el relato ni él ni los espectadores tardarán en aceptar lo imposible como algo real.
En estas ensoñaciones tomarán forma tanto su anhelo de escapar, de liberación, como la evanescente belleza del mundo perdido en forma de un cuarteto de músicos que interpretan una melodía clásica en el entorno solitario de la playa. La monotonía de los días solo es rota por sus esfuerzos en la construcción de las balsas con las que se ilusiona en su deseo de huir.
La soledad y el aislamiento se transmiten con una fuerza incontenible que devendrán en un gesto cruel hacia ese animal que ha hecho inútiles sus esfuerzos por abandonar la isla. Y su despiadado proceder tendrá como respuesta el más sublime acto de comprensión y compasión:
ese hombre abandonado por el destino ya nunca más estará solo. El relato se impregna así de una atmósfera poética y fantástica que en ningún momento entrará en conflicto con la realidad cotidiana de la isla. Lo increíble deviene posible y cotidiano con una naturalidad sobrecogedora.
De forma contenida, como si nos susurrara el viento o nos cantara una invisible ave extraña y exótica, La tortuga roja se desarrolla entre el asombro continuo por su belleza y la sencillez incontenible de sus formas. Elipsis admirables que hacen sentir el paso del tiempo con una poderosa elegancia encumbran el relato transformándolo en una metáfora de la vida, allí donde el hombre nace, vive, buscará el sentido a su existencia y culminará con la muerte. Una madre que con su mano cubre la de su hijo dándole protección, pero que este apartará para tomar entre la suya la de ella:
ahora le corresponde a él tomar su lugar, ser la persona que, asumiendo el relevo vital y natural, cuidará de quien durante su infancia lo ayudó a crecer y convertirse en quien es. Miradas y gestos que explican más que todas las palabras del mundo, la de ese hijo que posa sus ojos en sus padres y no necesita más para hacerles entender que ha llegado el momento de marchar, de emprender por sí mismo el aprendizaje de la vida.
El sonido de la naturaleza, calmada y violenta, hermosa y aterradora, es la música de fondo de una historia que crece a cada plano utilizando los elementos narrativos más esenciales, aquellos que nos conforman como seres humanos capaces de amar y de entregar nuestras vidas a aquellos que amamos. Y también de cómo pueden hacerlo con la misma pasión y fuerza cada animal, cada caña de bambú y cada hoja arrastrada por el vendaval como una sinfonía donde la humanidad pareciera no estar solo conformada por nosotros: de cómo el amor y el perdón no son cualidades exclusivas de los hombres.
El mundo se encuentra en un momento histórico en el que se está poniendo en tela de juicio el statu quo vigente desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Tras esta crisis sistémica se camuflan entidades supranacionales cuyos intereses trascienden el de los estados y sus ciudadanos.
Son esos agentes del caos los que manipulan procesos económicos y geopolíticos desde los órganos de toma de poder para configurar un relato falaz, maniqueo, basado en una supuesta lucha de las sociedades libres contra los países totalitarios. En realidad, las fronteras ideológicas se borran cuando estudiamos a fondo las estructuras del sistema, que están más cerca de configurarse en torno a una plutocracia extractora de rentas que de un modelo que proteja los derechos y libertades ciudadanas.
Lorenzo Ramírez, periodista de investigación y autor superventas de "Las claves ocultas del 11M", realiza un análisis riguroso del papel de estos agentes del caos que quieren salvaguardar el viejo orden acabando con la libertad de acción y pensamiento. La pandemia, la lucha contra el cambio climático, la guerra de Ucrania y la pugna entre Estados Unidos y China por el trono de la hegemonía mundial están provocando una situación crítica en Occidente en la cual los gobernantes europeos son cómplices necesarios. Un suicidio geopolítico, económico y social que revela hasta qué punto el diablo está entre nosotros.
Después le transportó (el diablo) una altura,
le mostró todos los reinos del mundo, en un instante,
y le dijo: “Yo te daré todo este poder y la gloria de ellos,
porque a mí me ha sido entregada, y la doy a quien quiero.
Si pues te prosternas delante de mí, Tú la tendrás toda entera”.
Lc 4, 5-7
Porque para nosotros la lucha no es contra sangre y carne,
sino contra los principados, contra las potestades,
contra los poderes mundanos de estas tinieblas,
contra los espíritus de la maldad en lo celestial,
Ef 6, 12
PREFACIO
El hombre más peligroso para cualquier Gobierno
es el que es capaz de pensar por sí mismo.
HENRY Louis MENCKEN (1880-1956)1.
Abandoné definitivamente la caverna mediática en el año 2018 por razones estrictamente morales, tras casi dos décadas de trabajo en diarios de papel y digitales, cadenas de televisión y radios dependientes de la publicidad institucional y corporativa. La ilusión con la que inicié mi andadura en la profesión periodística fue diluyéndose como un azucarillo en una taza de café caliente alejándome de aquel joven que confiaba en la capacidad del denominado cuarto poder para fiscalizar a quienes gobiernan el mundo. La falsa dicotomía entre izquierda y derecha, configurada en torno a trincheras ideológicas y mediáticas, había agotado mis fuerzas hasta acabar repudiando aquello a lo que había dedicado los mejores años de mi vida.
Este proceso vital coincidió con el traslado de mi residencia al sur de España por cuestiones familiares, lo cual me ayudó a cambiar de perspectiva mientras decidía cuáles serían mis próximos pasos profesionales. Solicité una plaza de profesor asociado en la Universidad de Málaga a pesar de que era consciente de que los procesos de se lección se alargan en el tiempo y colaboré esporádicamente con algunos artículos e intervenciones puntuales en programas de radio. A los pocos meses, recibí una llamada del periodista e historiador César Vidal, con el que había trabajado en el pasado, y que se había exiliado a Estados Unidos, desde donde emitía un podcast diario llamado La Voz. Su proyecto era totalmente independiente porque se financiaba exclusivamente con las aportaciones de los oyentes -lo cual se ha mantenido desde entonces-, y me ofreció dirigir un espacio de análisis de economía. Acepté sin dudarlo y volví a recuperar la ilusión perdida. Bautizamos la sección con el título «Despegamos» y, por primera vez en mi periplo profesional, pude exponer los hechos y acontecimientos desde la absoluta honestidad intelectual, sin estar sujeto a la presión del banco, el ministerio o el Gobierno de turno. La gran acogida que tuvo el podcast nos hizo crear un año después un programa semanal enfocado a la geopolítica, desvelando los hilos que mueven la agenda internacional, especialmente en lo referente al papel de los agentes globalistas, que promueven el caos para imponer su orden o, al menos, preservar el que impusieron después de la Segunda Guerra Mundial y apuntalaron en la década de los años setenta del pasado siglo.
La llegada de la pandemia y, sobre todo, la manipulación política y mediática de la misma, incrementaron notablemente las necesidades informativas de una sociedad que cada día era más consciente de que estaba siendo manipulada. Los confinamientos en el marco de «La Gran Reclusión», los criterios cambiantes en materia sanitaria, la expansión de las tecnologías asociadas al control poblacional y el uso del miedo constante para pastorear a los ciudadanos supusieron un punto de inflexión. Una parte de la población buscaba algo de luz entre tanta oscuridad y fue aprovechado por desinformadores sin escrúpulos para extraer una gran rentabilidad y crear más distorsiones cognitivas, aunque también permitió que profesionales sacrificados tuviéramos una atención mayor. Esta especie de despertar, similar al que se produce en los protagonistas de la película Matrix, recibió un nuevo impulso tras la entrada de Rusia en la guerra civil ucraniana, que mantenían desde 2014 las repúblicas del Dombás con el gobierno de Kiev. El relato maniqueo que nos presentaron en Occidente los laboratorios de ideas (think tanks), grupos de análisis internacionales y tertulia nos afectados por el síndrome de Estocolmo hacía agua por todas partes en cuanto se aplicaba a los mensajes un mínimo de estudio con espíritu imparcial. En todos los estratos sociales empezó a calar la idea de que estábamos sufriendo un nuevo episodio de engaño masivo.
¿Hacia quién se dirigían realmente las sanciones? ¿Y si los enemigos más peligrosos no estaban fuera de nuestras fronteras?
¿Era posible que nuestros aliados internacionales fueran en realidad secuestradores a los que agradecíamos que nos pusieran un plato de comida en la mesa, aunque después nos encerraran bajo llave?
¿Estábamos siendo víctimas de una operación psicológica dirigida a mantener el velo que no nos dejaba ver que el diablo estaba entre nosotros?
Estas cuestiones sembraron la duda incluso en una parte de las élites que no participan en este mecanismo de control. Algo se había roto en la configuración de la gran narrativa global. Era el verano del año 2022 y las posibilidades de alcanzar la paz en el este de Europa se habían alejado por la presión de la cúpula de la OTAN al Gobierno de Zelenski. El doctor Vidal y un servidor preparábamos los contenidos de una temporada que iba a ser de alto voltaje. El periodo estival fue frenético y cuando estábamos a punto de iniciar las emisiones en el mes de septiembre recibí la llamada de La Esfera de los Libros. Lo cierto es que me sorprendió comprobar hasta qué punto una gran editorial se interesaba por nuestro trabajo, y rápidamente fui consciente de su valentía para querer exponer determinados hechos que permanecían fuera del radar de la opinión pública, sobre todo en España, aunque fueran relevantes y absolutamente incontestables. Sin embargo, en aquel momento era demasiado pronto para poder presentar un marco conceptual pro fundo y, además, estaba preparando una serie sobre los atentados terroristas del 11de marzo de 2004 de cara al vigésimo aniversario de la matanza. Acordamos, por lo tanto, plasmar primero el resultado de mis investigaciones sobre la masacre y dejar la cuestión del desorden geopolítico global para más adelante. Cuando Las claves ocultas del 11 M vio la luz en la primavera de 2024, el archivo documental del libro que tiene ahora el lector en sus manos estaba prácticamente realizado y fue entonces cuando comencé a elaborar un hilo conductor que diera forma a la obra. Uno de los aspectos en los que más he querido incidir es en acudir a fuentes precisas y abundantes, que se plasman en casi quinientas notas a pie de página que pueden consultarse al final del volumen. Evidentemente hay opinión y análisis en este trabajo, pero sobre todo se trata de una exposición de declaraciones, hechos históricos, documentos y acontecimientos concretos y comprobables que, lamentablemente, permanecen al margen del conocimiento del gran público.
Siempre me ha maravillado la figura del «Emboscado» (y su evolución, el «Anarca»), creadas por Ernst Jünger, que fue uno de los escritores alemanes y cronistas europeos más destacados del siglo XX debido a su capacidad analítica, larga vida y a los acontecimientos que le tocó vivir. Un autor tan criticado como incomprendido por su independencia intelectual, que en sus ensayos y novelas describió estas dos figuras como un grito de libertad en una era de miedo, catástrofes y tiranía. Una obra en la que sugiere que la capacidad de los seres humanos para salir del engaño universal no está en la huida o en la mera oposición, sino en la confrontación interna y la conexión con las fuentes primordiales del Ser, haciendo de la «emboscadura» un espacio de acción para minorías que aspiran a una forma de existencia auténtica en tiempos turbulentos. Como expone de forma brillante el autor españolRaúl Andrés Pérez, los textos de Jünger «van dirigidos al hombre que vive en un mundo en el que han caído los referentes morales y donde imperan la incertidumbre y el derrotismo, frente al poder aparentemente omnímodo de las nuevas formaciones políticas y técnicas. El Estado utiliza los sentimientos básicos del miedo a la muerte y el odio al disidente para anular cualquier veleidad de resistencia. A esto se añade que, mediante el refinamiento de los métodos de vigilancia, se fomenta la sensación de control ilimitado que anula la privacidad y la libertad de los ciudadanos».2
Un enfoque que muestra la capacidad del autor alemán para anticipar cómo sería la sociedad de principios de siglo XXI.
Para luchar contra esta ofensiva de los agentes del caos es necesario tener una posición proactiva, lo cual no implica entrar en confrontación directa -ni mucho menos violenta- contra los poderes establecidos, sino que requiere una transformación interior. Desde las élites se nos intenta convencer de que esta labor solo está al alcance de unos pocos, pero esto es otro ejemplo de manipulación mental. Como señalaba Jünger, «cuando hablamos de la persona singular estamos refiriéndonos al ser humano, al hombre tal cual, pero desprovisto del regusto añadido que esa palabra ha ido adquiriendo en el transcurso de los dos últimos siglos. Estamos refiriéndonos a la persona libre, tal como fue creada por Dios. Ese hombre no representa una excepción, no es una minoría selecta. Antes, al contrario, se halla oculto ·en el interior de todos y cada uno de nosotros; las diferencias que aquí aparecen son únicamente el resultado de la diferencia de grado en que el ser humano haya sido capaz de hacer realidad la libertad que le ha sido otorgada. Para eso es preciso prestarle ayuda, y se le ha de prestar con el pensamiento, con el conocimiento, con la amistad, con el amor».3 Todos llevamos la semilla, pero hay que plantarla, regarla y cuidarla de los cuervos que acechan en el horizonte.
Esta actitud vital es, si cabe, más difícil en un contexto de emergencia permanente. Los plutócratas modernos emplean todos los recursos que tienen a su disposición para crear una situación de terror continua, algo sobre lo que también advertía el autor alemán al manifestar la necesidad de tener la cabeza fría y no caer en las garras de aquellos que nos quieren sacar del difícil equilibrio en el cual debemos situarnos: «En nuestra situación actual estamos obligados a contar con la catástrofe; para que no nos sorprenda de improviso por la noche, debemos seguir pensando en ella también mientras dormimos. Solo de ese modo conseguiremos tener unas reservas de seguridad que hagan posible el actuar de forma razonable. Cuando se disfruta de total seguridad, el pensamiento se limita a jugar con la catástrofe; la incluye en sus planes como un factor que es poco probable, y la cobertura que frente a ella adopta se reduce a unas pequeñas medidas de seguridad. En nuestros días las cosas ocurren al revés. Tenemos que dedicar a la catástrofe casi todo el capital, precisamente para mantener franco el camino del medio, un camino que se ha vuelto tan estrecho como el filo de un cuchillo». 4
Otra visión profética que define a la perfección los tiempos actuales, en los que se pueden lanzar soflamas defendiendo que la Tierra es plana, que las antenas de telecomunicaciones sirven para controlarnos como si fuéramos los personajes de un videojuego, que nos fumigan para que enfermemos y seamos más manejables, que las farmacéuticas introducen nanobots en los compuestos que nos inoculan y, en definitiva, todo un conjunto de estrambóticas afirmaciones que, a pesar de no soportar el mínimo contraste científico, son difundidas sin cortapisas en las redes sociales sin que preocupen a los promotores de un engendro que los auto res Michael Shellenberger y Matt Taibbi denominan el «Complejo Industrial de la Censura», formado por un conjunto de agencias gubernamentales, ONG y las empresas privadas más poderosas del mundo que trabajan juntas para silenciar la disidencia. 5 Pero solo a quienes intentan no abandonar el camino del medio sin dejarse llevar por los cantos de sirena delos oficialistas, por un lado, y de los desinformadores profesionales, por otro, en los cuales hay dos grupos diferenciados: los que cobran una remuneración por ello y los subyugados por la locura colectiva del momento, cuyos argumentos, aunque no siempre sean conscientes, han sido fabricados en los departamentos de ingeniería social de los agentes del caos.
Hace varios años un miembro de la comunidad de inteligencia español me explicó el proceso psicológico que sirve de sustrato a este tipo de prácticas de desinformación profesional, que aprovecha la falta de conocimiento de sus difusores involuntarios y la viralidad que proporcionan los nuevos sistemas de comunicación:
«En las sociedades es necesario establecer vías de escape mentales para que el sistema de control pueda mantenerse en el tiempo, ya que las personas, más tarde o más temprano, se dan cuenta de que hay demasiados elementos que no cuadran en la mayoría de las versiones oficiales. Del mismo modo que sucede con una olla a presión, que necesita que salga el aire caliente por la espita para evitar que se produzca una explosión, es imprescindible abrir vías que pongan en duda las narrativas del establishment, pero solo aquellas que tengan poco sustento real. Los críticos que advierten sobre las verdaderas realidades que se quieren ocultar son perseguidos, pero a los que dan alas a las teorías más dementes se les permite campar a sus anchas».
Un ejemplo de ello es el proyecto ELISA, programa del Centro Nacional de Inteligencia español que consiste en una caza de brujas modernas para limitar el alcance de las críticas contra la agenda globalista. Se puso en marcha en abril de 2020, coincidiendo con el inicio de los confinamientos por la pandemia, como un observatorio digital dentro del laboratorio para el análisis de la desinformación. Una presentación oficial interna, en la que se hizo un diagnóstico de los primeros cinco meses de funcionamiento, establecía que su misión real era acabar con las «narrativas antiglobalistas», porque «tienen una marcada naturaleza antisistema contraria a las instituciones democráticas». Esto es una gran manipulación, ya que no hay nada más antidemocrático que la promoción del globalismo que persigue, precisamente, la destrucción de lo que queda de las democracias occidentales y acabar con las soberanías nacionales, para entregar la gestión a una serie de tecnócratas que se sientan en consejos de administración de multinacionales y en organismos supranacionales para determinar el rumbo de las sociedades. 6 Por denunciar estos hechos, un servidor de ustedes está en la lista negra mientras otros son invitados a platós de televisión a vender su mercancía averiada. 7
Es fundamental ser precisos, porque existe un evidente intento de confundir a la opinión pública sobre el significado real de «globalismo», que suele difuminarse de forma deliberada con el de «globalización», a pesar de que se trata de dos conceptos antagónicos. El globalismo es una política supranacional implantada por burócratas que trabajan en despachos gubernamentales, consultoras internacionales y grandes corporaciones que consideran el mundo entero como una esfera propicia para su influencia política y que tiene como objetivo controlar el proceso de la globalización, el cual surge de ]as necesidades de los pueblos de establecer relaciones comerciales y sociales para elevar sus estándares de vida, gracias en buena medida al desarrollo de las redes de transporte y la extensión de las tecnologías de comunicación a lo largo y ancho del globo. El profesor alemán Thorsten Polleit lo explica de esta forma:
«El objetivo del globalismo es determinar, dirigir y controlar todas las relaciones entre los ciudadanos de varios continentes por medio de intervenciones y decretos autoritarios. Ese es el argumento central del globalismo: lidiar con los problemas cada vez más complejos de este mundo (...) mediante un proceso centralizado de toma de decisiones, a nivel mundial. Consecuentemente, las leyes sociales, laborales y reglamentaciones económicas deben ser armonizadas alrededor del mundo por un cuerpo burocrático supranacional, con la imposición de legislaciones sociales uniformes y políticas específicas para cada sector de la económica de cada país. El Estado-Nación -en la condición de representante soberano del pueblo- se tornó obsoleto y debe ser sustituido por un poder político transnacional, globalmente activo e inmune a los deseos de los gobernados».8
La Unión Europea es la muestra más evidente de esta agenda y desde su génesis ha sido el proyecto piloto del globalismo, como vamos a ver más adelante. Los jerarcas de la Comisión Europea combaten con sus actuaciones la identidad de los países del club comunitario mediante programas políticos, económicos y de intervención social, como la Agenda 2030 y las regulaciones que emanan de esta iniciativa global, para moldear a los habitantes del primer mundo que se han convertido en una rémora para el desarrollo de los pueblos. Como apunta el profesor Miguel Antxo Bastos:
«La gente confunde el mercado común, que es una buena idea, con la Unión Europea, que es una superestructura política por encima que regula, dirige y gobierna las economías de los países. Y eso es lo que no puede ser, y es lo que está ahogando a Europa. De hecho, está estancada del todo, prácticamente no hay innovación, existe un declive demográfico tremendo, hay una paralización económica total. Llevamos 20 años estancados con respecto al resto del mundo».9 De eso trata el proceso geopolítico que algunos denominan Nuevo Orden Mundial, término que en esta obra rebautizamos como Nuevo Desorden Global promovido por los agentes del caos que aspiran a aplicar un orden coactivo eminentemente liberticida.
Esto no implica que exista un grupo concreto de personas con grandes recursos que dirija el mundo desde las sombras sentados alrededor de una gran mesa con un mapamundi de colores. El mecanismo de control incorpora diferentes clanes, intereses, capitales y objetivos, en una lucha entre pastores para decidir a qué redil de ben ir las ovejas. Normalmente se ponen de acuerdo en la necesidad de ir del punto A al B, pero no en el camino a seguir, una ruta que nunca es directa y que se estructura como una gran malla o tela de araña que permita modificar el rumbo cuando la situación lo re quiera. En numerosas ocasiones los promotores de esta agenda cho can por tener intereses antagónicos, pero en lo esencial se ponen de acuerdo: la homogeneización de los pueblos, la asunción de un sistema económico corrupto, la destrucción de los pilares sobre los que se han edificado las sociedades (con especial énfasis en la desestructuración de la familia) y el control global de los disidentes mediante un uso intrusivo de las herramientas tecnológicas. El propio Jünger ya anticipó la llegada de esta ofensiva de las élites, que él de nominaba como los «titanes», a los cuales solo se puede plantar cara si conocemos su existencia:
«Y entonces se hunden en el polvo las dictaduras. Aquí es donde se hallan las reservas, apenas explota das todavía, de nuestro tiempo, y no solo del nuestro. Esa libertad es el tema de la historia como tal y es lo que la deslinda, por un lado, frente a los reinos de los demonios y, por el otro, frente al acontecer meramente zoológico. Esto se halla prefigurado en el mito y en las religiones y es algo que retorna siempre; los Gigantes y los Titanes aparecen siempre con la misma prepotencia. Y, sin embargo, ya ha habido casos en los cuales ha bastado la piedra lanzada por la honda de un pastor o la bandera empuñada por la mano de una doncella o una ballesta capaz de disparar flechas (...). El auténtico problema está, más bien, en que una gran mayoría no quiere la libertad y aún le tiene miedo. Para llegar a ser libre hay que ser libre, pues la libertad es existencia; la libertad es ante todo la concordancia consciente con la existencia y es el placer, sentido como destino, de hacerla realidad. Entonces es libre el ser humano y a partir de tal instante, así como las grandes masas de la roca primitiva producen cristales con la presión que ejercen, así este mundo que está lleno de coacciones y de medios de coaccionar habrá de servir para poner de manifiesto la libertad en su entero esplendor».10 Difícil expresar tanto con menos palabras.
Otra idea clave es que las dictaduras -permanezcan ocultas o estén a la vista de todos- solo pueden mantenerse con una cierta aclamación popular. Las masas son guiadas para que demonicen a todos los que cuestionen el sistema de control, en un sistema perverso que, paradójicamente, permite que libros como este puedan ver la luz. Como exponíamos anteriormente con la teoría de la olla a presión, «se necesita un pequeño porcentaje de disidencia que legitime la ficción de permitir la decisión libre de los súbditos -explica Raúl Andrés Pérez-, ese enemigo del pueblo que se convierte en el blanco del odio y la justificación del terror, lo cual sería imposible en un escenario de unanimidad. Al mismo tiempo, la propaganda se encarga de hacer creer a los rebeldes que se encuentran en soledad, frente al número y la superioridad moral de los buenos ciudadanos».11 Un mecanismo de manipulación del pensamiento que las élites llevan décadas desarrollando a golpes, como un martillo que forja el acero en un yunque. Pandemias, fraudes electorales, guerras a la carta, terrorismo de falsa bandera, catástrofes natura les..., todos ellos elementos que están sirviendo a las grandes tecnológicas para, en colaboración con los estados profundos de los países occidentales, ir realizando experimentos sociales con los que modelar discursos y perfeccionar mecanismos para encontrar a los versos sueltos que no solo no creen las versiones oficiales, sino que tampoco se tragan las alternativas difundidas por las cloacas del sistema.
Siguiendo la línea argumental del ya fallecido Israel Shahak, autor judío perseguido por su propio pueblo por denunciar las actuaciones del movimiento sionista, este libro aspira a cumplir con la función esencial del cronista, «cuyo deber, por el bien del pasado y del futuro, es buscar, encontrar, defender y conseguir la aceptación de aquellas verdades históricas que superarán la prueba del tiempo, independientemente de consideraciones de conveniencia política que puedan elevarse a la categoría de dogma universal con el apoyo de los medios de comunicación de masas y la ayuda de los medios de control gubernamentales. La adhesión ciega a conclusiones políticamente motivadas y la ocultación de documentos históricos esenciales nunca podrán ayudar a alcanzar esa objetividad indispensable para la búsqueda de la paz y la pervivencia de la humanidad. El mundo actual no puede permitirse tolerar mentiras históricas».12
Vivimos un momento de cambio de paradigma, en una especie de parto que viene acompañado de sangre y dolor. La pandemia, la religión climática, la guerra de Ucrania, la reconfiguración de Oriente Medio y la pugna entre Estados Unidos y China por el trono de la hegemonía mundial está provocando una crisis sistémica en la cual el continente europeo es el gran perdedor al verse reducido su peso estratégico en Occidente, un proceso que ha sido, hasta cierto punto, permitido -y en no pocos casos provocado- por las acciones de aquellos gobernantes que, en teoría, son los responsables de garantizar la supervivencia de un modelo político y económico que ahora toca a su fin.
El viaje que ahora vamos a iniciar aspira a aportar luz sobre una serie de procesos económicos y geopolíticos que se intentan manipular desde los órganos de toma de poder para configurar un relato falaz, maniqueo, basado en una supuesta lucha de las sociedades libres contra los países totalitarios. En realidad, las fronteras ideológicas se borran cuando estudiamos a fondo las estructuras del sistema occidental, que están más cerca de organizarse en torno a una plutocracia extractora de rentas que en existir como verdaderas democracias. Antes de ver la paja en el ojo ajeno debemos quitarnos la viga del propio con un análisis riguroso del contexto geopolítico de nuestros días, para poder así detectar los riesgos y oportunidades de cara al futuro. Como decía Kevin Spacey en la película "Sospechosos habituales", 13 recuperando el viejo aforismo, el mejor truco del diablo ha sido convencer al mundo de que no existe, porque entonces puede actuar con total impunidad. Sobre todo, si está entre nosotros...
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1«The most dangerous man, to any government, is the sort of man who is able to think things out for himself, without regard to the pre vailing superstitions and taboos. Almost inevitably he comes to the conclusion that the government he lives under is imperfect, and sohe tries to change it. Nine times out of ten, of course, he is wrong. That is to say, the kind of government he thus unlawfully inclines to is probably just as bad as the kind he propases to supplant», George Jean Nathan; Henry Louis Mencken, «Répétition générale», The Smart Set, 60 (4), 1919, p. 71.
5 Estos dos autores, junto a los periodistas Rupa Subramanya y Craig Aaron, fueron invitados a una sesión del Comité de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos sobre el Poder Judicial en el que explicaron los peligros derivados del poder de lo que denominan The Censorship-Industrial Complex.
6 ELISA es una herramienta del departamento de ciberseguridad del centro criptológico nacional, organismo a su vez dependiente del Ministerio de Defensa español y que, en teoría, es el organismo responsable de garantizar la seguridad de los servicios de tecnologías de la in formación y comunicaciones en las diferentes entidades de la Administración Pública, así como la seguridad de los sistemas que procesan, almacenan o transmiten información clasificada. Este organismo fue creado en el año 2004 por el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) que es quien en realidad lo controla.
7 Lorenzo Ramírez y César Vidal, «Caza al disidente: Servicios de inteligencia eliminan el discurso antiglobalista», Cesarvidal.tv, 16 de septiembre de 2023.
8 Thorsten Polleit, «La diferencia básica entre globalismo y globalización económica», Centro Mises, 10de noviembre de 2017.
LORENZO RAMÍREZ: El Mal Ya NO Se Esconde: Se Disfraza de Progreso.
Este tramo es profundamente filosófico y oscuro. Lorenzo explora el concepto del “mal” dentro de las élites de poder: cómo muchos de sus líderes actúan convencidos de que están haciendo el bien, mientras destruyen la empatía y deshumanizan a la sociedad. Habla de patologías psicológicas, de la obsesión por “ser Dios” y de cómo el poder absoluto corrompe la conciencia.
Describe a figuras como Bill Gates o Soros como ejemplos de una mentalidad mesiánica, donde el control total se justifica en nombre del progreso. Una reflexión sobre la pérdida de humanidad, la arrogancia del poder y la frontera entre lo espiritual y lo político.
En 1526, Francisco de Vitoria llegaba a la Universidad de Salamanca. Lo que comenzó como una renovación de la teología terminaría transformando el pensamiento occidental. Sus reflexiones sobre la dignidad humana, la justicia y la economía sentaron las bases del derecho internacional, la ética económica moderna y los derechos fundamentales.
DE SALAMANCA AL MUNDO: CUANDO EL PENSAMIENTO ESPAÑOL REVOLUCIONÓ LA ÉTICA, EL DERECHO Y LA ECONOMÍA
Un recorrido intelectual por la Escuela de Salamanca que revela cómo sus ideas sobre el valor de los bienes, los límites del poder o la legitimidad de la guerra continúan vigentes cinco siglos después. Sus teólogos y juristas desarrollaron principios revolucionarios sobre el comercio justo, la propiedad privada y las relaciones entre estados que configurarían el mundo moderno. A través de un análisis riguroso y accesible, los autores demuestran por qué la Escuela de Salamanca merece ser reconocida como uno de los momentos cumbre del pensamiento español y universal.
LEGITIMIDAD DEL PODER POLÍTICO Y JUSTIPRECIO
Desde su gestación en el contexto de la reforma católica hasta su influencia en el desarrollo del derecho y la economía modernos, los autores analizan figuras clave como Francisco de Vitoria, Domingo de Soto y Martín de Azpilcueta, mostrando cómo sus ideas sobre justicia, comercio y derechos humanos se adelantaron a su tiempo y continúan inspirando debates contemporáneos.
La legitimidad del poder político, la teoría del precio justo, los derechos de los pueblos indígenas y las bases del derecho internacional son algunos de los temas fundamentales que se examinan, demostrando la sorprendente actualidad del pensamiento salmantino en un mundo que sigue buscando el equilibrio entre ética y economía.
PRÓLOGO
Madrid, a 28 de febrero de 2025
Con ocasión del quinto centenario, que se cumplirá el año próximo (2026), de la obtención de la Cátedra de Teología en la Universidad de Salamanca por parte del insigne burgalés Francisco de Vitoria (1483-1546), los profesores José Carlos Martín de la Hoz y León Gómez Rivas nos brindan una obra sobre la Escuela de Salamanca y este prolijo autor, probablemente el iniciador de la misma. En el Centro Diego de Covarrubias no hemos querido dejar de contribuir, material y espiritualmente, a este trabajo tan entroncado en el fondo con la figura de quien tomamos nuestro nombre: Diego de Covarrubias (1512-1577).
Máxime porque no podemos hablar de vidas paralelas, aunque se desarrollaran en muchos aspectos en el mismo espacio y, en ocasiones, coetáneas, pero sí de vidas consecutivas enlazadas con el testigo que el primero, en cierto modo, pasa al segundo, tal y como pasa en las carreras de relevos. Diego de Covarrubias se formó en Salamanca, donde ingresó para tal fin en 1527, un año después del acceso a su cátedra por parte de Francisco de Vitoria.
En 1540, el toledano obtendría su Cátedra de Prima en la misma universidad. Así que, durante casi veinte años, apenas unos metros, los necesarios para pasar el testigo del conocimiento, ambos autores corrieron juntos en el estadio, tal y como pasa en las competiciones apuntadas. Y esta competición no se desarrolló ni en un estadio menor, la Universidad de Salamanca, ni en el marco de unos juegos menores.
Porque la Reforma Protestante, iniciada con la publicación de sus noventa y cinco tesis en 1517, así obligó tras las discusiones que siguieron en los años siguientes al sprint final del Concilio de Trento (1545-1563) por parte del equipo católico, del que formó parte en sus últimos metros (1562-1563) Diego de Covarrubias.
No cabe duda de que fueron dos buenos relevistas, Vitoria y Covarrubias, que no se desviaron de su calle, la de la razón, y alcanzaron, por tanto, la meta de la Verdad, en una concurrencia de contendientes que resultó más que olímpica. Nos interesan, en el Centro Diego de Covarrubias, todos los fotogramas de tan larga carrera en lo humano y tan corta en la historia.
Especialmente aquello que nos define como institución y a lo que estos autores prestaron especial atención: la dignidad del hombre, la defensa de la economía de mercado y la de la propiedad privada. Ya en 1517, mientras estuvo en la Sorbona, Vitoria hubo de plantearse, a instancias de comerciantes de Amberes, la moralidad de la actividad mercantil, tan denostada erróneamente en algunos ambientes sociales y eclesiásticos, y de sus consecuencias: el enriquecimiento personal que se manifiesta en la propiedad privada adquirida como consecuencia de su ejercicio. Propiedad que solo puede ser legítima si se adquiere conforme a pautas morales, pues, de otro modo, no deja de ser algún tipo de latrocinio.
Covarrubias defendió que el derecho de propiedad no solo se extendía al propio bien adquirido, sino a los frutos o rendimientos del mismo, pues de otro modo no tienen sentido los esfuerzos dedicados a su consecución.
El ejercicio de la acción humana como modo, único, de resolver sus problemas materiales está en el mandato del Génesis:
«Creced, multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad los peces del mar, las aves del cielo, los vivientes que se mueven sobre la tierra». Y no es un mandato colectivo, sino individual, a cada uno de nosotros, como todos los que vienen del Altísimo.
El Creador nos dio los medios, pero no los resultados; a lo más, un pequeño capital circulante en forma de frutos silvestres con el que se iniciaron los recolectores. A partir de ahí, todo es esfuerzo, ingenio y contención.
El esfuerzo y el ingenio, que Dios puso en el hombre, aplicados sobre los medios naturales mejoraron, no cabe duda de la situación de éste. Pero hizo falta algo más:
la contención, fruto de la templanza, para llegar al modo de producción capitalista que tanto ha hecho crecer material y espiritualmente a la humanidad y que ahora los apóstoles del decrecimiento, con sus políticas de la pereza y del consumo inmediato, o gula, pretenden socavar.
Solo este pequeño catálogo de las virtudes que adornan a una u otra postura nos indican quién está detrás de las mismas. Es por eso que, para nosotros, en el Centro Diego de Covarrubias, es una satisfacción asistir a esta obra de los profesores Martín de la Hoz y Gómez Rivas, sobre el estadio, la Escuela de Salamanca, en el que Francisco de Vitoria inició una carrera exitosa, cuyo testigo fue recogido por Diego de Covarrubias hasta la meta final. Necesitamos ahora, tal vez no nuevos corredores, pero sí aedos que, como en la Grecia clásica, nos relaten las grandes gestas de los antiguos héroes. No cabe duda de que los dos autores lo han sido.
En el año 2026 se celebrará el quinto centenario del comienzo del magisterio del dominico Francisco de Vitoria (1492-1546) como catedrático de la Facultad de Teología de la Universidad de Salamanca y, por tanto, del inicio de lo que se ha denominado Escuela de Salamanca o también —más recientemente— Escuela Ibérica. En estas páginas vamos a ofrecer una visión algo diferente sobre el pensamiento y los autores de aquella segunda escolástica salmantina: más allá de un descriptor histórico al uso, hemos preferido sugerir otras cuestiones más fundamentales en torno a la filosofía y teología católicas que impregnaron la España y Europa de nuestro Siglo de Oro.
Agradecemos a la editorial Sekotia que nos haya brindado la oportunidad de publicar una síntesis apretada de la personalidad y de la sabiduría del maestro salmantino, así como una caracterización de las aportaciones de la Escuela de Salamanca a la historia del pensamiento.
Tal y como está planteado, este libro puede ayudar a estudiantes universitarios o a estudiosos del mundo del derecho, de la historia o la economía, a descubrir a Vitoria y comprobar que sus ideas continúan influyendo en muchos campos del pensamiento, especialmente en la teología, el derecho internacional, la economía o la filosofía política.
Hemos procurado redactar este trabajo siguiendo el estilo de la editorial Sekotia, y en concreto de su colección Biblioteca de Historia: es decir, textos de buen nivel intelectual pero escritos con agilidad, breves, sin notas a pie de página, ni extensas citas o bibliografías exhaustivas. Precisamente, por haber comenzado la Escuela de Salamanca con el magisterio y las clases de Francisco de Vitoria, deberemos referirnos en la introducción al ambiente humanista y renacentista que iluminaba las aulas de la universidad más importante de España en el siglo XVI.
Asimismo, deberemos recordar el clima de reforma espiritual que se respiraba en España promovido por los Reyes Católicos y el cardenal Cisneros, quienes se habían propuesto sacar a la Iglesia católica de la postración en que se encontraba mediante la reforma de las órdenes y congregaciones religiosas, del clero secular, las hermandades y cofradías o del pueblo cristiano en sí. Como repetiremos, la Escuela de Salamanca tuvo un gran aprecio por la dignidad de la persona humana, sin distinción entre hombre o mujer (pues ambos son igualmente hijos de Dios).
Además, podríamos añadir que en la reforma de las órdenes religiosas —que sería el primer paso para la tan necesaria renovación de la Iglesia—, Cisneros se encargó de las congregaciones masculinas; mientras que de las femeninas lo haría directamente la reina Isabel, junto a otras mujeres de talla universal como fue santa Teresa de Jesús. En ese clima de renovación y reforma aparecen Francisco de Vitoria y sus discípulos Domingo de Soto, Melchor Cano, Domingo Báñez y tantos más, quienes llevaron la teología y el derecho canónico a su esplendor. Fruto de esa teología fuerte vendría la mística del Siglo de Oro de las letras españolas, muy valorada en el mundo entero. Y todo ello cuajará en la reforma católica que se vertebrará en el Concilio de Trento y cuyo eco ha continuado hasta el Vaticano II como tendremos ocasión de estudiar.
A su vez, las ideas de Vitoria y sus discípulos respondieron a los problemas cruciales de su tiempo: el descubrimiento de América, la ruptura de la unidad de la Iglesia en varias confesiones, la reforma de la Iglesia, el Concilio de Trento, la primera globalización de la economía o las hambrunas en las grandes ciudades de Europa.
Madrid 1 de noviembre de 2024
José Carlos Martín de la Hoz
León Gómez Rivas
INTRODUCCIÓN
La necesidad de la reforma de la Iglesia es un tema recurrente desde los comienzos del cristianismo, tal y como puede observarse en las epístolas de san Pablo o en los Hechos de los apóstoles. Enseguida, ese concepto de la Iglesia siempre necesitada de volver a los orígenes, al cristianismo primigenio, pasará a la primitiva literatura cristiana, como se puede colegir de la lectura del Pastor de Hermas o en la carta del santo padre Clemente a la comunidad de Corinto a finales del siglo I. Igualmente, ese concepto de reforma ha quedado especialmente unido a la etapa en la que la Iglesia obtuvo la libertad, durante el reinado del emperador Constantino en el primer tercio del siglo IV, cuando la situación cambió radicalmente al pasar los cristianos de ser periódicamente perseguidos a poseer carta de naturaleza y libertad de movimientos.
La entrada masiva en la Iglesia de miles de personas de toda clase y condición en muy poco tiempo, sin apenas preparación bautismal y sin la debida atención personal, produjo una caída en la calidad espiritual: de la Iglesia doméstica se pasó la Iglesia masificada, con muchos analfabetos y pocos libros.
La historia de la Iglesia es la historia de las sucesivas conversiones de los cristianos, y de la búsqueda para construir juntos una sociedad humana y cristiana que lleve a sus súbditos a la salvación, como dice la primera ley del libro de las Partidas vigente en España desde el siglo XIII, tras su promulgación por el rey Alfonso X el Sabio. Precisamente tras el Concilio de Constanza en 1413, se hablaba en todo el orbe católico de la inaplazable reforma de la Iglesia, in caput et membris, en la cabeza y en los miembros. Es decir, que la reforma de la Iglesia en el papado, los obispos, el clero secular, órdenes y congregaciones religiosas y pueblo cristiano era improrrogable.
Era necesaria una coherencia entre la fe y la vida para que el mensaje fuera creíble y, así, el humanismo y el renacimiento que estaba llegando a las universidades y a las cortes reales de todos los países de Europa, estaba poniendo en el centro de la sociedad la imagen de un cristianismo sincero y humano. A la vez, había muchos síntomas de una fe debilitada por las miserias humanas especialmente en la «Corte Romana», donde en algunos pontificados estuvo llena de mundanidad y de arte refinado, con excesivas fiestas. Había desgraciadamente abundantes sedes episcopales abandonadas en manos de los cabildos, con órdenes y congregaciones religiosas en las que la regla correspondiente se vivía de modo muy relajado; asimismo había abundante clero concubinario, sobre todo en zonas rurales y, finalmente, una cristiandad en la que abundaba «una fe fuerte y una vida rota».
Se propusieron tres soluciones a la improrrogable reforma de la Iglesia:
la de inspiración luterana, la humanista y una mal llamada «contrarreforma». Sabemos que ninguna de las tres llegó a triunfar, sino que fue la posterior reforma católica, que se inició en España y que desembocó en la Escuela de Salamanca, la que llevaría al Concilio de Trento las verdaderas respuestas, como se desarrolla en el capítulo correspondiente de este trabajo.
Recordemos entonces las tres respuestas que se produjeron en Europa durante esa época, pues nos proporcionarán el marco histórico más adecuado para poder entender el origen de la Escuela de Salamanca, que es la materia central del libro que deseamos entregar como preparación del V Centenario del magisterio de Francisco de Vitoria en aquella universidad.
Lutero (1483-1546) La primera fue la propuesta luterana, que comenzó queriendo reformar la Iglesia de su tiempo, y terminaría por reformar la fe cristiana y transformarla en un montón de confesiones en Alemania y gran parte de Europa.
Como afirmaba el superior general de los agustinos en 2017, en el aniversario de las llamadas «Noventa y cinco tesis de Wittenberg», Martín Lutero habría roto la unidad de la Iglesia y habría dejado sin la fuerza y el consuelo de los sacramentos a millones de cristianos con el paso de los siglos. Indudablemente, los informes que llegaron entonces a la Santa Sede mostraban una honda preocupación, pues Lutero exageraba tanto la fe fiducial que exigía al creyente para salvarse, que eliminaba el magisterio de la Iglesia, la tradición apostólica, los sacramentos, la lucha ascética, las devociones a la Virgen o a los santos y terminaba por dejar solo al hombre con Dios y con la Sagrada Escritura.
Martín Lutero y, sobre todo, Felipe Melanchton (1497-1560) — quien redacto la Confesión luterana de Augsburgo—, rompieron todas las mediaciones señaladas: magisterio, tradición o sacramentos.
Lutero dejó al cristiano sin la teología, la liturgia y una ascética de la virtud; es decir, con la sola Scriptura y la confianza en la predestinación. Justamente, el seguimiento de las propias ideas, como si fueran una inspiración del Espíritu Santo a cada uno de los cristianos, terminaría por provocar una división constante en diversos grupos, casi una atomización de la confesión luterana. Años después, llegaría Baruc Spinoza (1632-1677) con su Tractatus teologico-politicus quien, al negar valor a los milagros, terminaría por negar la veracidad de las Escrituras y, por tanto, abandonaría al hombre a su suerte.
Finalmente, recordemos que, como ha fundamentado el profesor Thomas Kaufmann (el último editor de las obras completas de Lutero en alemán), en realidad Lutero estaba convencido de que el fin del mundo llegaría a mediados del siglo XVI y, por tanto, profetizaba y actuaba contundentemente contra el anticristo, representado por el papa de Roma, tal y como había colegido del Apocalipsis.
Erasmo de Róterdam (1466-1536) y el Humanismo La propuesta erasmiana era una solución culta al problema de la reforma de la Iglesia, como si todo se resolviera elevando el bajo nivel de formación de las órdenes y congregaciones religiosas, del clero y del pueblo cristiano. Efectivamente, promovía un cristianismo esencialista, interior, que provocara una piedad honda y verdadera y, a la vez, que fuera alimentado por la Sagrada Escritura y los comentarios de los santos padres; pero solo mediante la herramienta de un latín culto, o nuevas ediciones y traducciones cuidadas, acordes con los textos originales.
Evidentemente, el trabajo era ingente; pero lo abordaron con entusiasmo un buen grupo de humanistas que, con la ayuda de la imprenta, esperaban en pocos años superar la crisis por elevación (aunque en ese camino, los últimos beneficiados serían el pueblo sencillo, en su mayoría analfabeto, al que despreciaban). Pensaron que ese clima humanista del Renacimiento afectaría pronto a las cortes europeas, a sus nobles y gobernantes, a los príncipes de la Iglesia o alto clero, y vendría precedido por nuevas y cuidadas ediciones de los clásicos y con una formación esmerada en los clérigos regulares y seculares. Asimismo, propusieron eliminar en gran parte la teología escolástica y reducirla a la teología bíblica.
Esta iniciativa tenía mayor solidez que la de Lutero; y además era católica, pues todavía conservaba gran parte de la tradición y del magisterio de la Iglesia.
Erasmo de Róterdam en su Enchiridium o manual del caballero cristiano, que había sido traducido al castellano por el arcediano del Alcor (eso sí, edulcorando muchos pasajes y suprimiendo muchas de las duras críticas al clero por su falta de disciplina y su profunda ignorancia), produjo revuelos de admiración en España. Para la mayoría sería un cristianismo interior al que, lógicamente, solo accederían algunos privilegiados que podían entender la Sagrada Escritura y los padres porque tenían un nivel intelectual y una cultivada formación humanística y ascética.
Pero, en el fondo, coincidían con los luteranos en su desconfianza hacia los pastores de la Iglesia o las órdenes y congregaciones religiosas, criticando también la poca preparación del clero secular. Todo lo fiaban a que el refinamiento del humanismo levantaría el nivel cultural de las clases altas, para acceder a un cristianismo interior que llenaría la sed de Dios de las almas cultivadas, dejando al pueblo fuera del camino de la salvación.
Desgraciadamente, algunos derivaron hacía posturas falsas, como la de eliminar el ejercicio de las virtudes y de la lucha ascética, intentando llegar a la mística sin la ascética, y a la meditación sin la oración y la práctica sacramental intensa. Aquí radica el origen de los alumbrados que llenaron Castilla de falsos místicos y milagreros (estudiados y documentados por Melquiades Andrés) como por ejemplo Isabel de la Cruz, los hermanos Cazalla, Juan de Valdés, Ruiz de Alcaraz y tantos más. Todo eso conllevó la condena del inquisidor general, Alonso de Manrique, de algunas proposiciones de Erasmo en 1525. Es muy interesante el cambio hacia un ambiente antierasmiano que se creó en España, incrementado por los procesos de herejía que tuvieron lugar.
Finalmente, por parte del inquisidor general el 28 de marzo de 1527 se convocó una junta de teólogos en Valladolid —entre los que estaba Francisco de Vitoria— para juzgar las obras de Erasmo. Pero esa junta quedó en nada. Posteriormente fueron convocados nuevos teólogos, entre los que también estaba Vitoria, para estudiar las proposiciones concretas condenadas en 1525 y algunas más. Se conserva el dictamen de Vitoria, que consiste en recordarle a Erasmo que debería confrontar la teología bíblica, de la que se habían extraído sus proposiciones, con la doctrina de los santos padres a los que ambos conocían bien, para pulir tales afirmaciones y mostrar en ellas la pureza de una fe completa.
La primera respuesta católica
Ya hemos comentado que los protagonistas iniciales de la contrarreforma fueron los grandes teólogos que se enfrentaron a Lutero en las diversas Dietas convocadas por el emperador Carlos V, incluso algunas desarrolladas en su presencia, para logar reducirle y que volviera al seno de la Iglesia; lo que rechazaba abruptamente. Los informes de Johannes Eck, de Tomas de Vio Cayetano, cardenal de san Sixto, y tantos más que intervinieron en las diversas Dietas, que eran enviados a la Curia Romana, mostraban una honda preocupación. El nombre de contrarreforma procede de esos esfuerzos católicos por contrarrestar las teorías luteranas que corrían por toda Europa en forma de pasquines, hojas volanderas, escritos e incluso canciones con las que se presentaba un nuevo camino de salvación y una nueva Iglesia entregada a la autoridad civil.
Lógicamente, la limitación impuesta por Lutero de solo utilizar textos de la Sagrada Escritura fue pronto solventada, pero siempre actuaron a remolque de las propuestas luteranas y apenas consiguieron frenar la expansión del luteranismo en Centroeuropa. Enseguida, los príncipes alemanes se posicionaron según el principio luterano de cuius regio, eius religio, es decir que cada uno de los príncipes y autoridades legítimas de Alemania decidía de qué lado estaban. Así, los que abandonaron el catolicismo, desacralizaban templos, desamortizaban conventos y abadías y desarbolaban una Iglesia milenaria, que convertían en una religión sin liturgia, ni sacramentos, ni mediaciones, ni devociones. Quedando todos igual de huérfanos delante de Dios.
Además, Lutero entregó el sostenimiento de los nuevos pastores de su nueva Iglesia en manos de los príncipes, de modo que desaparecieron también las obras de caridad que llevaban a cabo las órdenes y congregaciones religiosas en favor de los necesitados. Pronto tomarían la pluma John Fisher, el Roffensis, Thomas Netter, el Waldensis, Pedro de Sotomayor, Pedro de Soto y tantos más, que publicaron abundantes trabajos llamados de controversia, con los que contradecían las teorías luteranas y procuraban devolver a los cristianos a la Iglesia católica.
La Escuela de Salamanca, a través de los dos teólogos imperiales Domingo de Soto y Bartolomé de Carranza, estuvo presente en el Concilio de Trento, poniendo las bases de la verdadera reforma de la Iglesia tanto en el orden dogmático como disciplinar.
La Escuela de Salamanca
Como es bien sabido, la tentación de la decadencia que predicaron los padres se cernió sobre la Iglesia, y la búsqueda de la santidad en medio del mundo casi desapareció hasta volver a ser recordada por el Concilio Vaticano II, especialmente en la Constitución Lumen Gentium (1964); o con la llamada de Juan Pablo II a convertir la pastoral de la santidad en el programa de la Iglesia del tercer milenio.
Es importante anotar aquí, al comienzo de este libro sobre la renovación teológica, filosófica, económica y jurídica que llevó a cabo la llamada Escuela de Salamanca en el siglo XVI, que es una obra que hicieron personas concretas y, posteriormente, la historia ha encontrado en ellos un espíritu común, una misma metodología y una apertura de mente semejante. Lo que hicieron Francisco de Vitoria, Domingo de Soto, Melchor Cano, Diego de Covarrubias, Juan de Medina, Domingo Báñez, y un sinfín de autores que desfilarán por estas páginas, fue leer directamente a santo Tomás, actualizar su enseñanza y aplicarla a los problemas doctrinales de su tiempo. Para ello, como el Aquinate, buscaron un equilibrio entre fe y razón. Y, sobre todo, estudiando la tradición viva de la Iglesia, es decir, las fuentes de la revelación cristiana:
la Sagrada Escritura, Antiguo y Nuevo Testamento, a la luz de los padres de la Iglesia oriental y occidental, siempre en continuidad con el magisterio de la Iglesia.
La revolución teológica y jurídica de la dignidad de la persona humana que brota de esa vuelta a las fuentes fue sencillamente espectacular, pues la antropología cristiana renovada terminó por incidir en todos los ámbitos de la vida civil y eclesiástica. Como veremos, la Escuela de Salamanca, Escuela Ibérica, o Escolástica humanista del XVI en España y América, se caracterizará por ser una verdadera filosofía de la vida, un método teológico, una visión práctica y sólidamente asentada de la revelación cristiana, en el momento de humanismo y del renacimiento. Especialmente, destacaremos la clara conciencia de la dignidad de la persona humana, la sincera piedad, la honradez y el rigor jurídico.
Desarrollaremos las características de la Escuela de Salamanca a través de la explicación de algunos de los grandes acontecimientos que acaecieron desde el siglo XVI al XVIII, como vienen señalados en el índice de este libro: a partir de ellos extraeremos las características de la Escuela de Salamanca. Estamos en el siglo de los descubrimientos, la primera globalización económica, la pérdida de millones de cristianos por la ruptura luterana; pero también de la adquisición de un tercio más de territorio para misionar en Asia y América y una estrecha unidad del poder temporal y eclesiástico orientados ambos —desde los Reyes Católicos— a la salvación de hombre y alcanzar la vida eterna.
Para el estudio de la teología escolástica desde el siglo XIII a nuestros días, remitimos al lector al reciente trabajo de Rafael Ramis; y acerca del estudio exhaustivo de los autores de la Escuela de Salamanca al inmenso trabajo de Juan Belda Plans, ambos señalados en la bibliografía (por lo demás, tan extensa e importante que nos hemos limitado a recoger la que nosotros hemos usado para elaborar esta síntesis.
Esperamos que sea interesante para los colegas y de utilidad para los lectores). Acercarnos a esos hechos históricos, enmarcarlos y extraer de ellos las características de la Escuela de Salamanca nos servirá para ampliar el marco de nuestras ideas y aprender para nuestro tiempo.
Estamos necesitados de una reforma tanto de la Iglesia como del Estado para sacar al mundo del impasse en el que se encuentra tras haber asistido a los ciclos del liberalismo del siglo XIX y de la sociedad del bienestar que están actualmente agonizantes, para dar paso a una nueva cultura y civilización.
Como veremos enseguida, al estudiar detenidamente las aportaciones de la Escuela de Salamanca a la civilización occidental, tendremos que apoyarnos en hechos concretos y en las doctrinas de Vitoria y también de sus discípulos directos. Porque del maestro dominico solo conservamos algunos de los guiones elaborados para impartir sus famosas relecciones teológicas pronunciadas ante el claustro y los estudiantes salmantinos; o también algunos de sus comentarios a la Suma teológica de santo Tomás de Aquino, libro de texto de sus lecciones universitarias, que nos han llegado por la tradición manuscrita de los reportata (apuntes de clase que tomaban sus alumnos). En definitiva, el contenido de sus aportaciones teológicas, jurídicas o de filosofía económica tendremos que rastrearlo en las obras de sus discípulos.
Especialmente Domingo de Soto, contemporáneo suyo como catedrático de Vísperas de la Facultad de Teología de Salamanca, que trabajó en sintonía con Vitoria. En este documento, que desea ser una síntesis del pensamiento de Francisco de Vitoria y su escuela, seguiremos el siguiente esquema. En primer lugar, abordaremos cuestiones biográficas y cronológicas del maestro Vitoria y nos referiremos a las circunstancias ambientales: el origen del Renacimiento y del humanismo cristiano, la indudable decadencia de la teología de su tiempo y, por supuesto, el clima de reforma que se vivía en España y Europa en aquel tiempo. Enseguida, entraremos de lleno en las características de la Escuela de Salamanca y las principales aportaciones que realizaron: una reforma de la teología que influiría en la reforma de la Universidad y el nacimiento del Siglo de Oro de la mística castellana.
Posteriormente, trataremos de la aplicación directa de la Escuela de Salamanca en el Concilio de Trento, tanto en el orden dogmático como pastoral, para terminar abordando cuestiones sobre economía y filosofía política. Lógicamente, puesto que se trata de una síntesis de la Escuela, hablaremos de la aplicación de sus principios teológicos y jurídicos en el descubrimiento, colonización y evangelización de América, donde tendremos que hablar de Matías de Paz y de Bartolomé de las Casas. El primero como precursor y el segundo influido por la Escuela de Salamanca.
Los principios jurídicos y teológicos de Francisco de Vitoria y sus discípulos también afectaron a la organización política: tanto del Consejo de Indias y las correspondientes leyes de Indias, como del Consejo de Castilla donde fue presidente Diego de Covarrubias, discípulo de primera hora, en la aplicación de las leyes de las Partidas y otras leyes del reino.
Es más, el propio modo de redactar los tratados De iustitia et iure de aquella época muestran cómo Vitoria abrió un camino en la configuración del orden internacional y las relaciones jurídicas entre las diversas naciones, lo que se considera como el nacimiento del derecho de gentes. Tampoco podemos olvidar lo que Francisco de Vitoria aportó a la teología moral económica, como muestran los manuales de confesores para mercaderes o las lecciones escolares de Juan de Medina, Martín de Azpilcueta o Luis Saravia.
Es interesante caer en la cuenta de que los barcos que llegaban de América cargados de plata impulsaron una nueva economía globalizada, pues regresaban allí con todos los enseres necesarios para que los españoles embarcados en la aventura americana pudieran vivir como lo habían hecho hasta ese momento. Pero, a la vez, construyendo otra nueva cultura que sería la hispanoamericana, con sus acentos distintivos. Añadiremos algunas precisiones acerca del nuevo método de las ciencias experimentales y de su separación del método teológico.
También comentaremos los textos sobre física de Domingo de Soto, quien se adelantó al célebre Newton en el descubrimiento de la ley de gravitación universal; asunto al que muchos científicos no le han dado apenas importancia.
Finalmente, dedicaremos unas páginas a conocer el influjo del espíritu de Francisco de Vitoria en la llamada segunda Escuela de Salamanca donde hablaremos de personas y de ideas tan importantes como Luis de Molina, Francisco Suarez o Hugo Grocio.
Las aportaciones de la Escuela de Salamanca - León Gómez Rivas
La Escuela de Salamanca: Claves Económicas y Liberalismo - León Gómez Rivas
Creo en el Dios de Jesús y de María, el Dios de los bienaventurados, sencillos y sabios humildes como Abraham y Sara; Isaac y Rebeca; Jacob y Raquel. Y no el de los expertos racionalistas e ideologistas teólogos y entendidos escribas de todos los tiempos, El Mismo JesuCristo nunca los eligió ni como apostóles ni como discípulos. Ni antes ni ahora. Soy Venezolano, Maracucho/Maracaibero, Zuliano y Paraguanero, Falconiano; Soy Español, Gallego, Coruñés e Fillo da Morriña; HISPANOAMÉRICANO; exalumno marista y salesiano; amigo y hermano del mundo entero.
La Línea Editorial de este Rincón es la Veracidad y la Independencia imparcial.
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"La Verdad es útil a quien la escucha, pero desventajosa a quien la dice, porque lo hace odioso". Blaise Pascal
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Vote para Celebrar la Fiesta de la Pascua todos en la misma fecha.
FIRMA PARA SINCRONIZAR FECHA DE SEMANA SANTA PARA TODOS LOS CRISTIANOS
LITURGIA DE LAS HORAS DEL DÍA
#YoTambiénSoyCristianoPerseguido
#NoEstánSolos: Ya estamos hartos de que los criminales exterminen a los cristianos solo por su fe. Ha llegado la hora de movilizarse y defenderlos. Basta de cobardía. Se valiente y osado frente a los asesinos y defiende con ardor tu fe y a los que son perseguidos por la horda. Coloca en tu página el símbolo creado por el movimiento en defensa de los cristianos perseguidos para la campaña mundial que se ha iniciado para que no nos olvidemos de todos aquellos que están siendo perseguidos y masacrados por ser cristianos. El símbolo del centro es la letra N del alfabeto árabe, con la que los yihadistas están marcando las casas de los Nazarenos, que es como ellos llaman a los cristianos. Juntos hagamos que no se olviden aquellos hermanos perseguidos en todo el mundo por amar a su Dios. #NoEstanSolos #PrayForthem #ن #YoTambiénSoyCristianoPerseguido #Iglesia #Kenya #Siria #Irak #Afganistán #ArabiaSaudí #Egipto #Irán #Libia #Nigeria #Pakistán #Somalia #Sudán #Yemen y otros...
EL SILENCIO CULPABLE
QUE LA LUZ BRILLE SOBRE TI, TIERRA FÉRTIL #SOSVENEZUELA
VENEZUELA UN PAÍS PARA QUERER Y PARA LUCHAR
“Nací y crecí en un lugar donde dicen ” Pa’lante es pa’llá”, donde se pide la bendición al entrar, al salir, al levantarte y al acostarte, donde se comen arepas, cachapas y espaguetti con diablito, donde se menea el whisky con el dedo, donde se respira alegría aún en las adversidades, donde se regalan sonrisas hasta a los extraños, donde todos somos panas, donde aguantamos chalequeos, donde se trata con cariño sincero, donde los hijos de tus amigos son tus sobrinos, donde la gente siempre es amable, donde los problemas se arreglan hablando y tomando una cervecita, donde no se le guarda rencor a nadie y donde nadie se molesta por tonterías, donde hasta de lo malo se saca un chiste, donde besamos y abrazamos muchísimo, donde expresamos con cariño nuestros sentimientos, donde hay hermosas playas, ríos, selvas, montañas, nieve, llanos, sabana y desierto, un país de gente bella, cariñosa y alegre donde se mezclaron armoniosamente las razas, donde el extranjero se siente en casa y donde siempre encontramos cualquier motivo para celebrar con los amigos. Nací y crecí en VENEZUELA, me siento orgulloso de ser venezolano y seguiré manteniendo mi espíritu venezolano en cualquier lugar del mundo”
¡NO TE RINDAS!
♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥ Si la angustia te seca, si la ansiedad te asfixia, si la tristeza te ahoga, si el pesimismo te ciega... llora, grita, comunícate, exterioriza tu dolor.... pero JAMÁS te rindas.
Levanta tu mirada, respira hondo... ¡LUCHA..! amig@...lucha ... PORQUE Sí hay salida. Sí hay sentido. Sí hay ESPERANZA. Levanta tus manos y pide ayuda.
No te des por vencid@...y poco a poco verás La Luz. NO te rindas amig@, lucha. NO ESTÁS SOL@.
PORQUE VERÁS QUE SÍ VALIÓ LA PENA... ♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥
LA FUERZA INVENCIBLE DE LA FE
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"Ya veis que no soy un pesimista, ni un desencantado, ni un vencido, ni un amargado por derrota alguna. A mí no me ha derrotado nadie, y aunque así hubiera sido, la derrota sólo habría conseguido hacerme más fuerte, más optimista, más idealista, porque los únicos derrotados en este mundo son los que no creen en nada, los que no conciben un ideal, los que no ven más camino que el de su casa o su negocio, y se desesperan y reniegan de sí mismos, de su patria y de su Dios, si lo tienen, cada vez que le sale mal algún cálculo financiero o político de la matemática de su egoísmo.
¡Trabajo va a tener el enemigo para desalojarme a mi del campo de batalla! El territorio de mi estrategia es infinito, y puedo fatigar, desconcertar, desarmar y doblegar al adversario, obligándolo a recorrer por toda la tierra distancias inmensurables, a combatir sin comer, ni beber, ni tomar aliento, la vida entera; y cuando se acabe la tierra, a cabalgar por los aires sobre corceles alados, si quiere perseguirme por los campos de la imaginación y del ensueño. Y después, el enemigo no podrá renovar su gente, por la fuerza o por el interés., que no resisten mucho tiempo, y entonces, o se queda solo, o se pasa al amor, que es mi conquista, y se rinde con armas y bagajes a mi ejército invisible e invencible...."
(Fragmento de una página del discurso de Joaquín V. González "La universidad y alma argentina" 1918). ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
COMBATE Y DENUNCIA A LOS PEDÓFILOS (PEDERASTAS)
SEÑOR, TE PEDIMOS QUE PROTEJAS A L@S NIÑ@S, TE LO PEDIMOS EN EL NOMBRE DE JESÚS. AMÉN. ¡Ay de aquel que escandalice a uno de estos pequeñitos! Mejor le fuera que le ataran al cuello una piedra de molino y lo arrojaran al mar, que hacer tropezar a uno de estos pequeñitos....... Lc 17,1-2 -- ÚNETE Y DENUNCIA --
SI LOS MEDIOS CALLAN, EL PUEBLO GRITA...
PARROQUIA VIRTUAL (VIRTUAL CHURCH) EN FACEBOOK
FORO DE CRISTIAN@S CATÓLIC@S LAIC@S SEGLARES EN FACEBOOK
TELÉFONO DE LA ESPERANZA 902 500 002
Cuando existe la esperanza, todos los problemas son relativos
EL SENTIDO COMÚN ES IMPRESCINDIBLE PARA EL BIEN COMÚN Y PARTICULAR
SOMOS ANTI-OBSOLESCENCIA: NUESTRA CALIDAD TIENE VALOR
OBSOLESCENCIA ES LA planificación o programación del fin de la vida útil de un producto o servicio de modo que este se torne obsoleto, no funcional, inútil o inservible tras un período de tiempo calculado de antemano, por el fabricante o empresa de servicios, durante la fase de diseño de dicho producto o servicio, nos conduce al CONSUMISMO exacerbado, por culpa de algo evitable, destruimos recursos, planeta y dinero por algo que podríamos tener durante mucho tiempo.