EL Rincón de Yanka: CONFIANZA

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miércoles, 20 de agosto de 2025

LIBRO "DESINFORMACIÓN: EL PRECIO DE LA CONFIANZA": 👥 DESTAPA LAS NARRATIVAS FANGOSAS DEL PODER GLOBALISTA por PONCIANO RAMÍREZ

 
DESINFORMACIÓN: 
El Precio de la Confianza


"Desinformación: El Precio de la Confianza" destapa las narrativas que han fracturado nuestra sociedad, desde la pandemia de COVID-19 hasta el cambio climático y la corrupción institucional. 
Ponciano Ramírez, con un análisis riguroso basado en evidencias, revela cómo la desinformación ha erosionado la confianza, polarizado comunidades y silenciado verdades. A través de historias humanas y datos verificados, este libro te invita a cuestionar: ¿qué pasa cuando confiamos ciegamente en lo que nos dicen? ¿Cómo recuperamos el control de la verdad?

Publicado bajo una licencia Creative Commons Atribución-SinDerivadas 4.0, este libro es un faro para quienes buscan claridad en un mundo de sombras. Disponible en formato digital al precio más bajo permitido y en papel al coste de impresión. ¡Descarga o compra ahora y únete a la búsqueda de la verdad!

La desinformación ha fracturado la confianza en las sociedades de todo el mundo, erosionando la cohesión social y alimentando divisiones profundas. 
Desde la pandemia de COVID-19 hasta el cambio climático, pasando por la salud pública, la economía, los escándalos globales y las conspiraciones, las narrativas que consumimos han moldeado nuestra percepción de la realidad, a menudo con consecuencias devastadoras. 

Este libro examina el daño causado por las ideas falsas, explorando cómo han distorsionado debates cruciales alejando a la humanidad de la verdad. A través de un análisis riguroso basado en hechos, Desinformación: El Precio de la Confianza invita al lector a reflexionar: ¿qué pasa cuando confiamos ciegamente en lo que nos dicen? ¿Y cómo recuperamos el control de nuestra comprensión del mundo?

Nota al lector

Este libro reúne evidencias y reflexiones sobre la desinformación, recopiladas con rigor a partir de múltiples medios y fuentes públicas. Todas las referencias citadas han sido verificadas y se encuentran listadas al final del libro, incluyendo sus URL completas para facilitar su consulta. Sin embargo, debido a la naturaleza efímera del entorno digital, muchas de estas fuentes, aunque activas en el momento de su consulta, pueden no estar accesibles en el futuro. 

Algunos estudios, como los del Pew Research Center, indican que entre el 30% y el 40% de las páginas web creadas hace una década desaparecen por "decadencia digital", debido a enlaces rotos, cambios en la estructura de sitios web, caducidad de dominios o decisiones editoriales de retirar contenido. En los medios de comunicación, entre el 20% y el 25% de los enlaces se vuelven inaccesibles con el tiempo, especialmente en noticias antiguas o polémicas, por eliminaciones deliberadas, restricciones detrás de muros de pago, o ajustes por motivos legales, reputacionales o de derechos de autor. 
Por esta razón, en el cuerpo del libro hemos optado por incluir únicamente referencias de texto (medios, fechas y títulos clave de las publicaciones) en lugar de hipervínculos directos, que podrían quedar obsoletos o ser retirados con los años, como ha ocurrido en muchos casos relacionados con temas polémicos. 

Las URL completas, verificadas al momento de la publicación, están disponibles en la sección final de referencias para aquellos lectores que deseen explorar las fuentes originales. Invitamos a los lectores, como María o Sofía en estas páginas, a emprender su propia búsqueda de la verdad, explorando archivos digitales, bibliotecas o plataformas como X, donde el conocimiento colectivo sigue desafiando las sombras de la censura y la desaparición. 

La verdad no es un objeto que se guarda; es una semilla que se siembra. Confiamos en que este libro inspire tu propia investigación, un paso valiente hacia un mundo donde la claridad prevalezca sobre el silencio.

Introducción: 
La Era de la Desinformación

La Desinformación: Un Veneno Silencioso que Divide y Confunde

Vivimos en una era donde la verdad parece desvanecerse como arena entre los dedos, un tiempo en el que palabras, imágenes y titulares compiten ferozmente por capturar nuestra atención, distorsionando la realidad hasta hacerla casi irreconocible. La desinformación, como fenómeno, no se reduce a la simple difusión de mentiras; es un arte oscuro y sofisticado que manipula percepciones, siembra dudas corrosivas y fractura los cimientos de confianza que sostienen a las sociedades. Es un veneno silencioso que se infiltra en nuestras mentes, generando un caos mental que nos atrapa en una encrucijada de incredulidad y temor, llevándonos a la obediencia ciega o a la rebeldía instintiva. 

Durante la pandemia de COVID-19, este fenómeno alcanzó una escala sin precedentes, transformando una crisis sanitaria en un campo de batalla de narrativas opuestas, donde la verdad se convirtió en una víctima colateral, sacrificada en el altar de agendas ocultas. La desinformación no solo distorsiona hechos; destruye comunidades, polariza familias y erosiona la fe en las instituciones que, en teoría, deberían guiarnos hacia el bien común. 

Entre 2020 y 2021, fuimos testigos de cómo vecinos se enfrentaban con vehemencia por el uso de mascarillas, cómo amistades de toda la vida se rompían por diferencias sobre las vacunas, y cómo las redes sociales se transformaban en arenas digitales donde cada publicación era un arma cargada de ira. Este caos no surgió de la nada; fue cuidadosamente alimentado por la desinformación, que convirtió a ciudadanos comunes en soldados involuntarios de narrativas enfrentadas, cada uno convencido de que su verdad era la única válida. 

El resultado fue una sociedad fragmentada, donde el diálogo cedió paso a los gritos, la empatía se disolvió en acusaciones mutuas, y la capacidad de escuchar al otro se perdió en un torbellino de desconfianza. ¿Cómo llegamos a este punto de ruptura? ¿Qué fuerza invisible manipuló nuestras percepciones hasta hacernos dudar no solo de los demás, sino de nuestra propia capacidad para discernir entre lo verdadero y lo falso?

El daño de la desinformación trasciende los titulares falsos o los rumores que se propagan como incendios en las redes sociales. Sus efectos son profundos y duraderos: 
una ansiedad colectiva que paraliza, una desconfianza generalizada hacia la ciencia que debería iluminarnos, y un sentimiento de impotencia ante un mundo que parece estar gobernado por agendas que operan en las sombras. 
Durante la pandemia, la desinformación transformó preguntas legítimas en herejías imperdonables, convirtió a ciudadanos curiosos en parias sociales y silenció a quienes osaron buscar respuestas más allá de los comunicados oficiales. Este libro no pretende ofrecer una verdad absoluta, pues la verdad no es un trofeo que se reclama con arrogancia, sino un proceso que se persigue con humildad y rigor. Sin embargo, sí aspira a iluminar esas sombras donde la verdad ha sido ocultada, a revelar las contradicciones que han moldeado nuestra comprensión de los hechos y a cuestionar quiénes, en realidad, han sido los verdaderos arquitectos de este caos informativo que nos divide.

La Narrativa Oficial: Las “Conspiraciones” como Chivo Expiatorio

Cuando el COVID-19 irrumpió en el escenario global a principios de 2020, las autoridades sanitarias internacionales, desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) hasta los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, presentaron una narrativa clara, unificada y aparentemente incuestionable: 
el virus representaba una amenaza sin precedentes, pero la ciencia moderna tenía las herramientas para enfrentarlo. Las mascarillas salvarían vidas al reducir la transmisión, los confinamientos estrictos detendrían la propagación del virus, y las vacunas, desarrolladas a una velocidad vertiginosa, serían la llave para regresar a la normalidad. 

Los medios de comunicación, desde los grandes canales de televisión hasta los periódicos de mayor prestigio, amplificaron este mensaje con una urgencia casi religiosa, presentándolo como un imperativo moral. Se nos instó a confiar ciegamente en estas medidas, a aceptarlas como un acto de responsabilidad colectiva, y a considerar cualquier desviación de esta narrativa como un peligro para la salud pública y el bienestar social. En este contexto, las “noticias falsas” y las “teorías conspirativas” fueron señaladas como las principales responsables de la confusión y la resistencia social. 

Se acusó a los usuarios de redes sociales de difundir rumores infundados sobre los orígenes del virus, los efectos secundarios de las vacunas o la eficacia de tratamientos alternativos como la ivermectina o la hidroxicloroquina. Plataformas como Twitter—antes de su cambio de propiedad en 2022—y Facebook implementaron políticas de censura estrictas, eliminando contenido etiquetado como “desinformación” y suspendiendo cuentas que lo promovieran. Los gobiernos, por su parte, instaron a los ciudadanos a denunciar publicaciones sospechosas, creando un clima de vigilancia digital. 

Los “antivacunas”, los “negacionistas del COVID” y los “conspiranoicos” se convirtieron en los villanos perfectos, caricaturizados como ignorantes o irresponsables que amenazaban el esfuerzo colectivo con sus ideas descabelladas y peligrosas. Esta narrativa oficial era seductora por su simplicidad: las instituciones eran los guardianes infalibles de la verdad, y cualquier voz disidente representaba una amenaza que debía ser silenciada. Los medios publicaban titulares alarmistas sobre “peligrosos rumores” que ponían en riesgo la lucha contra el virus, mientras que los verificadores de datos trabajaban incansablemente para desmentir afirmaciones que, en muchos casos, resultaron ser ciertas o al menos parcialmente válidas con el tiempo. 

Pero esta cruzada contra la desinformación tuvo un costo devastador. Silenciar preguntas legítimas, ridiculizar a quienes expresaban dudas razonables y demonizar a los escépticos no solo alimentó una desconfianza aún mayor hacia las instituciones, sino que creó un vacío donde la verdad luchaba por sobrevivir. La narrativa oficial, lejos de unificar a la sociedad en un momento de crisis, sembró semillas de división profunda, dejando a muchos preguntándose: ¿por qué tanto esfuerzo por controlar lo que podemos pensar, dudar o investigar?

La Pregunta Clave: ¿Quién Genera la Desinformación?

Si la desinformación es el veneno que ha fracturado nuestra sociedad, desgarrando lazos de confianza y comunidad, entonces debemos atrevernos a preguntar: ¿quién sostiene el frasco que lo contiene? La narrativa oficial nos condicionó a señalar a los márgenes—los blogueros anónimos, los tuiteros rebeldes, los “locos” con sus teorías excéntricas—como los principales responsables del caos informativo. Pero, ¿y si el verdadero origen de la desinformación no radica en las periferias de la sociedad, sino en el corazón mismo de las instituciones que juraron protegernos? ¿Y si las narrativas dominantes, respaldadas por gobiernos, agencias de salud y conglomerados mediáticos, fueron las que distorsionaron la realidad con mayor impacto y consecuencias? 

Esta es la pregunta que guía cada página de este libro: ¿estamos seguros de quién genera la desinformación, y por qué nos resulta tan difícil mirar hacia el centro del poder? Esta no es una pregunta retórica ni un ejercicio de provocación. Los documentos desclasificados, los informes oficiales y las investigaciones independientes han comenzado a revelar una verdad incómoda: muchas de las afirmaciones etiquetadas como “conspiraciones” durante la pandemia tenían fundamentos legítimos, mientras que las narrativas oficiales a menudo escondían contradicciones, omisiones deliberadas y, en algunos casos, falsedades descaradas. 

Desde los orígenes del virus, inicialmente descartados como un escape de laboratorio hasta que informes como el del Congreso de EE.UU. en 2024 señalaron su plausibilidad, hasta los efectos secundarios de las vacunas, minimizados a pesar de los miles de reportes en bases de datos como VAERS y EUDRA Vigilance, las evidencias sugieren que las instituciones no siempre actuaron como guardianes de la verdad, sino, en ocasiones, como sus sepultureros. Este libro no busca demonizar a nadie ni alimentar una narrativa de víctimas y villanos; su propósito es exigir respuestas claras y transparentes. Si la desinformación es un delito contra la sociedad, ¿quiénes son los verdaderos culpables, y por qué hemos permitido que el dedo acusador apunte siempre hacia abajo?

El Enfoque del Libro: Un Viaje Basado en Evidencias

Desinformación no es un manifiesto impulsado por opiniones subjetivas ni un grito de indignación desprovisto de sustancia. Es una investigación meticulosa, un viaje riguroso a través de los hechos, las publicaciones verificadas y los datos que han emergido tras años de silencio, censura y opacidad. 

Este libro se fundamenta en evidencias concretas: informes oficiales de instituciones como los CDC y la OMS, documentos desclasificados que revelan decisiones tomadas a puertas cerradas, estudios científicos revisados por pares, y testimonios de expertos que fueron ignorados, ridiculizados o marginados durante la pandemia. 
Cada capítulo está construido sobre cimientos sólidos, desde los reportes de exceso de mortalidad en distintos países hasta las revelaciones de comisiones parlamentarias, como el informe del Congreso de EE.UU. de diciembre de 2024, que expuso fallos institucionales graves en la gestión de la crisis sanitaria. No hay espacio para especulaciones sin fundamento; cada afirmación está respaldada por fuentes que resisten el escrutinio más exigente. 

El propósito de este libro es claro y ambicioso: desmantelar las narrativas dominantes que han moldeado nuestra comprensión de la pandemia y otras crisis sociales recientes y revelar quiénes se beneficiaron de controlar el relato en su propio interés. A través de capítulos que abordan temas cruciales—desde los orígenes del COVID-19 y los efectos secundarios de las vacunas hasta los costos sociales y económicos de las políticas pandémicas—Desinformación ofrece un análisis crítico de cómo la verdad fue sacrificada en el altar de la conveniencia política, corporativa e ideológica. No pretendemos ofrecer una verdad absoluta, pues nadie puede reclamar tal cosa con honestidad; nuestro objetivo es empoderar al lector con las herramientas necesarias para cuestionar, investigar y exigir transparencia en un mundo donde la opacidad se ha convertido en norma. 

Este libro es una invitación a pensar por nosotros mismos, a no aceptar respuestas prefabricadas y a reclamar nuestro derecho a saber. Este viaje no es únicamente académico; es profundamente humano. Cada dato, cada informe, cada número citado en estas páginas representa vidas afectadas: 
familias que perdieron seres queridos en circunstancias envueltas en dudas, niños cuyos sueños se truncaron por años de escuelas cerradas, pequeños empresarios cuyos negocios colapsaron bajo el peso de políticas arbitrarias. 
Al basarnos en evidencias verificadas, honramos a aquellos cuyas historias fueron silenciadas, a quienes vieron sus dudas descartadas como herejías, a quienes lucharon por la verdad en medio de la censura. 
Desinformación es un testimonio de que la verdad, aunque incómoda y difícil de alcanzar, es la única vía hacia la reconciliación, la justicia y la reconstrucción de una sociedad fracturada.

Reflexión Personal: Un Camino de Cuestionamiento

Como autor, mi motivación para escribir Desinformación no surge de un impulso pasajero ni de un deseo de controversia. Es el resultado de una trayectoria que ha definido mi trabajo a través de tres libros anteriores, cada uno dedicado a desentrañar las dinámicas de poder que operan tras las cortinas de los relatos oficiales. Mis libros anteriores exploraron cómo los medios de comunicación moldean nuestras percepciones para servir a agendas políticas, manipulando emociones y prioridades colectivas, analizaron el impacto devastador de la censura en la libertad de pensamiento, mostrando cómo el silencio forzado ahoga las ideas que podrían transformar el mundo, desenterraron las consecuencias de políticas económicas diseñadas para beneficiar a unos pocos a expensas de las mayorías, dejando tras de sí un rastro de desigualdad y desesperanza. Desinformación es la culminación de este viaje, un esfuerzo por aplicar las mismas preguntas incisivas a la crisis más definitoria de nuestro tiempo: la pandemia de COVID-19 y sus secuelas. 

Mi interés en este tema comenzó con las contradicciones que observé desde los primeros días de la pandemia, en la primavera de 2020. Mientras los titulares proclamaban la infalibilidad de las medidas sanitarias—mascarillas obligatorias, confinamientos totales, vacunas como solución definitiva—noté que las evidencias no siempre respaldaban las afirmaciones oficiales con la claridad que se nos exigía aceptar. 

¿Por qué se descartaba de plano la hipótesis de un escape de laboratorio como una conspiración absurda, cuando documentos posteriores, como los del Congreso de EE.UU. en 2024, señalarían que era una posibilidad plausible? ¿Por qué se minimizaban o silenciaban los reportes de efectos adversos de las vacunas, cuando bases de datos como VAERS en Estados Unidos y EUDRA Vigilance en Europa acumulaban miles de casos que merecían investigación? ¿Por qué se ridiculizaba a quienes preguntaban por el papel de la inmunidad natural, cuando estudios posteriores, como los publicados en The Lancet en 2023, confirmarían su eficacia en muchos casos? Estas preguntas no eran teorías descabelladas; eran grietas visibles en una narrativa oficial que parecía más interesada en el control que en la transparencia. 

Como escritor, mi papel no es dictar verdades ni imponer certezas, sino iluminar las sombras donde la verdad ha sido escondida, distorsionada o enterrada. Mis libros anteriores me han enseñado que las narrativas dominantes, con su apariencia de infalibilidad, a menudo sirven a intereses ocultos, ya sean políticos, corporativos o ideológicos. Durante la pandemia, observé con creciente inquietud cómo las instituciones que deberían haber protegido a la sociedad—gobiernos, agencias de salud, conglomerados mediáticos—optaron por priorizar el control narrativo sobre la honestidad. Vi cómo los “librepensadores”, desde científicos de renombre hasta ciudadanos comunes que se atrevían a dudar, eran atacados, censurados y marginados por cuestionar lo incuestionable. 

Este libro es mi respuesta a esa injusticia, un intento de dar voz a los silenciados, de honrar a quienes buscaron la verdad en medio de la hostilidad, y de exigir rendición de cuentas a quienes prefirieron la comodidad de una mentira conveniente antes que la valentía de la transparencia. 

No escribo desde la arrogancia de quien cree saberlo todo, sino desde la humildad de quien reconoce que la verdad es un camino arduo, lleno de matices y contradicciones. Mi experiencia personal, como alguien que ha navegado durante años las complejidades de los relatos oficiales, me ha convencido de que cuestionar no es un acto de rebeldía sin sentido, sino una responsabilidad cívica y moral. En un mundo donde la desinformación no solo emana de los márgenes, sino de los púlpitos del poder, nuestro deber como ciudadanos es preguntar incansablemente:
¿quién controla el relato, y con qué propósito? Desinformación es mi contribución a esa búsqueda incansable, un esfuerzo por honrar a las víctimas de las mentiras y omisiones, por dar voz a los que fueron callados, y por construir un futuro donde la verdad no sea un lujo reservado para unos pocos, sino un derecho inalienable de todos.

Conclusión: La Verdad Como Camino

El Puzle Completo 

La verdad que hemos perseguido no es un mosaico de hechos aislados; es un puzle donde cada pieza confirma las demás, revelando un sistema de control que trasciende fronteras y épocas. 
Las evidencias, resumidas desde los capítulos previos y enriquecidas con movimientos ciudadanos de 2025, muestran que la desinformación es un diseño deliberado, pero también que la resistencia está creciendo. Mirar el puzle completo es un acto de valentía. Cada capítulo de este libro—desde el origen del COVID-19 hasta la interferencia electoral)—es una pieza que, al encajar, revela un sistema diseñado para mantenernos sumisos. Las muertes en residencias no fueron errores; fueron síntomas de una corrupción orquestada que protegía a élites. 

La censura pandémica y de disidentes como RFK Jr. no fue protección; fue control narrativo, como los medios del Capítulo 10. Las distracciones mediáticas (Capítulo 17) no son casualidades; son estrategias para desviar nuestra mirada de la corrupción del poder ¿Qué nos muestra este puzle más allá de sus piezas? Nos muestra un mundo donde la verdad es el enemigo del poder, donde las instituciones que juran protegernos—gobiernos, medios—son a menudo sus guardianes. Nos confronta con una realidad incómoda: 
hemos delegado nuestra soberanía, aceptando narrativas que nos dividen mientras el poder prospera. 

¿Podemos seguir viendo la realidad como antes, creyendo en titulares, obedeciendo sin dudar? La respuesta es no. El puzle completo nos desafía a madurar como humanos, a reconocer nuestra capacidad para discernir, unirnos y actuar. 
Nos pregunta: ¿tenemos el valor de asumir nuestra soberanía, de aceptar que somos cocreadores de nuestro destino, no peones en un juego ajeno? ¿Decimos “basta” al sistema que nos encadena?

Este “basta” no es un grito de rabia; es un compromiso con la búsqueda de la verdad, como el de Javier, Clara, Lucía y Elena. Cada hilo que arrancamos—los “Twitter Files”, los movimientos como “Por la Verdad”—es un ladrillo en un nuevo mundo. Como vimos en el Capítulo 16, el librepensamiento no nos aísla; nos une. El puzle no es una condena; es una invitación a construir, a decir “basta” con acciones que transformen, desde un foro local hasta un post en X. La verdad, como el Viejo Chiflado soñó, es nuestro camino hacia la libertad.

Historia del Ciudadano: El Despertar de Sofía

Imagina a Sofía, una profesora de 45 años en Granada, en marzo de 2025. Su aula está llena de estudiantes que recitan titulares sobre pandemias, clima y elecciones, pero algo en sus voces suena hueco. Sofía recuerda 2020: 
las mascarillas obligatorias, las promesas vacunales, el silencio sobre su tía, fallecida en una residencia. Un día, encuentra un ejemplar de Desinformación: 
El Precio de la Confianza en la biblioteca. 
Lee sobre las residencias (Capítulo 6), las élites (Capítulo 13), las ONGs (Capítulo 14), y siente que las piezas encajan. Busca en X cuentas de activistas, comparte informes no mencionados por los medios de masas. Sus colegas la tildan de “conspiranoica”; su hija le dice “mamá, para”. La soledad la envuelve, pero un post en X le da coraje: “La verdad empieza contigo.” 
Sofía organiza un taller en su escuela. En 2025, su grupo crece, uniendo a padres, médicos, activistas. 
“Basta,” dice Sofía, no con ira, sino con amor. Su despertar, como un faro, ilumina a otros, un eco de la resistencia que hemos trazado en este libro.

Reflexión Final: La Verdad Como Soberanía

El Viejo Chiflado, cerrando su cuaderno bajo un cielo estrellado, deja un legado de susurros que resuenan en cada página de este libro. 
“La verdad comienza con una chispa de duda,” garabateó, recordándonos que cada pregunta, desde los orígenes del virus hasta las redes de poder, ilumina las sombras. 
“No se entrega en comunicados oficiales; se conquista con preguntas,” murmuró, celebrando la rebeldía de los que dudan. 

“No se encuentra en los despachos; está en los corazones que se atreven a dudar,” escribió, honrando a los ciudadanos que desafían la corrupción. 
“No se silencia con etiquetas; se fortalece con cada voz que la defiende,” anotó, alzando a los silenciados. 
“Es una chispa que enciende la voluntad de un pueblo,” susurró, soñando con comunidades unidas. Y con una sonrisa, garabateó: 
“Es un código que desciframos juntos,” un canto a nuestra unión en la era digital. 

Estas palabras, como faros, guían nuestro camino, un recordatorio de que la verdad no es un fin, sino un sendero que forjamos con amor y coraje. Sofía, bajo la luz de su aula, encarna este legado. Cada pieza del puzle que descifró—cada capítulo que leyó—fue un paso hacia su soberanía, un desafío al poder que nos quiere sumisos. La verdad no es un trofeo; es una responsabilidad. 

Nos pide madurez para aceptar lo que somos: humanos capaces de cuestionar, crear, resistir. Nos pide valor para decir “basta” a las mentiras que nos dividen, a las élites que nos manipulan, a las distracciones que nos ciegan. 
Este puzle, como el Viejo soñó en Yo Soy Normal, no nos condena; nos libera. 
Nos muestra que la realidad no es fija; es un lienzo que pintamos juntos, con cada pregunta, cada acción, cada comunidad. La verdad es nuestra resistencia, nuestra esperanza, nuestro camino hacia un mundo donde el amor al prójimo prevalece. ¿Tendremos el coraje de recorrerlo?

Invitación al Lector

Lector, imagina que estás con Sofía, sosteniendo este libro, sintiendo el peso de sus piezas encajadas. Cada capítulo que has leído—desde las residencias hasta las redes de poder, desde el alarmismo climático hasta las ONGs—es una pieza del puzle que te confronta: 
¿puedes seguir viendo la realidad como antes? La verdad te desafía a asumir tu soberanía, a madurar como humano, a decir “basta” al sistema que te encadena. No estás solo. Forma tu taller, como Sofía; comparte un dato, como Lucía; siembra una semilla, como Elena. No necesitas ser un mártir; necesitas ser tú, con tu curiosidad y tu corazón. Comparte este libro, con un amigo, un vecino, un desconocido. La verdad es un fuego que enciendes con tu voz. ¿Estás listo para decir “basta” y forjar el camino?

Una Semilla para la Verdad

Este libro, "Desinformación: El Precio de la Confianza", es un faro en un mundo de sombras, un esfuerzo colectivo por desentrañar las narrativas que nos dividen y empoderar a cada lector con la verdad. Su valor es inmenso: cada página lleva la huella de una investigación extensa, un diálogo con la inteligencia artificial, y un compromiso profundo con la justicia social. Pero la verdad no pertenece a unos pocos; es un derecho de todos. Por eso, lo ofrecemos bajo una licencia Creative Commons Attribution-NoDerivatives 4.0 International (CC BY-ND), que permite compartirlo libremente, respetando su autoría y contenido original. Descárgalo, envíalo, imprímelo: que la búsqueda de la verdad se disperse sin barreras. 
Si decides adquirirlo en Amazon en formato papel, lo encontrarás al menor precio que la plataforma permite, porque nuestro propósito es la búsqueda de la verdad a través del pensamiento crítico, no lucrar. 

El poder de este libro está en tus manos. Compártelo con un amigo, en un foro, en tu comunidad. Cada copia que circule es una semilla que enciende el despertar a una nueva sociedad, un paso hacia el futuro luminoso que construimos juntos. 

Como dijo el Viejo Chiflado: “La verdad no se guarda; se siembra.” 
Lector, sé la semilla. Difunde este libro, y que la búsqueda de la verdad prevalezca.

Ponciano Ramírez 
13 de julio de 2025

miércoles, 10 de julio de 2024

TIEMPO AL TIEMPO (EL CAMPESINO CHINO Y SU HIJO) 👲

Tiempo al tiempo 
(El campesino chino y su hijo)
(Buena o Mala Suerte)

Una vez un campesino chino, pobre y muy sabio, trabajaba la tierra duramente con su hijo.

Un día el hijo le dijo: 
- "Padre, ¡qué desgracia! Se nos ha ido el caballo".
- "¿Por qué le llamas desgracia? - respondió el padre, veremos lo que trae el
tiempo..."
A los pocos días el caballo regresó, acompañado de otro caballo.
- "¡Padre, qué suerte! - exclamó esta vez el muchacho, nuestro caballo ha traído otro caballo".
- "¿Por qué le llamas suerte? - repuso el padre, veamos qué nos trae el tiempo".

En unos cuantos días más, el muchacho quiso montar el caballo nuevo, y éste, no acostumbrado al jinete, se enfurecio y lo arrojó al suelo.
El muchacho se quebró una pierna.
- "Padre, qué desgracia! - exclamó ahora el muchacho - ¡Me he quebrado la pierna!"
Y el padre, retomando su experiencia y sabiduría, sentenció:
- "¿Por qué le llamas desgracia? Veamos lo que trae el tiempo!"
El muchacho no se convencía de la filosofía del padre, sino que se quejaba en su cama.

Pocos días después pasaron por la aldea los enviados del rey, buscando jóvenes para llevárselos a la guerra.
Vinieron a la casa del anciano, pero como vieron al joven con su pierna entablillada, lo dejaron y siguieron de largo.

El joven comprendió entonces que nunca hay que dar ni la desgracia ni la fortuna como absolutas, sino que siempre hay que darle tiempo al tiempo, para ver si algo es malo o bueno.

La moraleja de este antiguo consejo chino es que la vida da tantas vueltas, y es tan paradójico su desarrollo, que lo malo se hace bueno, y lo bueno, malo.
Lo mejor es esperar siempre el día de mañana, pero sobre todo confiar en que todo sucede con un propósito positivo para nuestras vidas.

VER+:


martes, 7 de mayo de 2024

"EL PRINCIPIO DEL VACÍO" por JOSEPH NEWTON 🔘

 

EL PRINCIPIO DEL VACÍO 
Joseph Newton

Usted tiene el hábito de juntar objetos inútiles en este momento, creyendo que un día (no sabe cuándo) podrá precisar de ellos. 
Usted tiene el hábito de juntar dinero sólo para no gastarlo, pues piensa que en el futuro podrá hacer falta. 
Usted tiene hábito de guardar ropa, zapatos, muebles, utensilios domésticos y otras cosas del hogar que ya no usa hace bastante tiempo… ¿Y dentro de Ud.? 
Usted tiene el hábito de guardar resentimientos, tristezas, miedos, entre otras más. No haga eso. Es anti-prosperidad. 
Es preciso crear un espacio, un vacío, para que las cosas nuevas lleguen a su vida. Es preciso eliminar lo que es inútil en usted y en su vida, para que la prosperidad venga. Es la fuerza de ese vacío que absorberá y atraerá todo lo que usted desea. 
Mientras usted está cargando cosas viejas e inútiles, material o emocionalmente, no habrá espacio abierto para nuevas oportunidades. Los bienes precisan circular. 
Limpie los cajones, los armarios, el cuarto del fondo, el garaje. Dé lo que usted ya no usa. La actitud de guardar un montón de cosas inútiles amarra su vida. 
No son los objetos guardados que estancan su vida, sino el significado de la actitud de guardar. 
Cuando se guarda, se considera la posibilidad de falta, de carencia. 
Es creer que mañana podrá faltar, y usted no tendrá medios de proveer sus necesidades. 

Con esa postura, usted está enviando dos mensajes para su cerebro y para su vida: 

1. Usted no confía en el mañana. 
2. Usted cree que lo nuevo y lo mejor NO son para usted, ya que se alegra con guardar cosas viejas e inútiles. Deshágase de lo que perdió el color y el brillo y deje entrar lo nuevo en su casa... y dentro de sí mismo. 
Aprendamos de la naturaleza que todo lo circula! Eso se llama tener mentalidad de abundancia. 
¡HOY es un buen día para empezar a limpiar la mente, la casa, el cuerpo! 

¡APRENDE A VIVIR DISFRUTANDO! 

A. Camina de 10 a 30 minutos todos los días; mientras caminas, sonríe. 
B. Siéntate en silencio por lo menos 10 minutos cada día. 
3. Escucha buena música todos los días, es auténtico alimento para el espíritu. 
4. Al levantarte en la mañana, hazte un propósito definido. 
5. Vive con las tres E’s: energía, entusiasmo y empatía. 
6. Juega y diviértete más que el año pasado. 
7. Lee más libros que el año pasado. 
8. Mira al cielo al menos una vez al día y date cuenta de la majestuosidad del mundo que te rodea. 
9. Sueña más mientras estás despierto. 
10. Trata de hacer reír a por lo menos tres personas cada día. 
11. Elimina el desorden de tu vida y deja que nueva energía fluya. 
12. No gastes tu precioso tiempo en chismes, cosas del pasado, pensamientos negativos o cosas fuera de tu control. Mejor invierte tu energía en lo positivo del presente. 
13. Date cuenta que la vida es una escuela y tú estás aquí para aprender. Los problemas son lecciones que van y vienen; lo que aprendes de estos es para toda la vida. 
14. Sonríe y ríe más. 
15. No dejes pasar la oportunidad de abrazar a quien quieres. 
16. Deja de lado los juicios innecesarios. 
17. No te tomes a ti mismo tan en serio; nadie más lo hace. 
18. No tienes que ganar cada discusión; acepta que no estás de acuerdo y aprende del otro. 
19. Ponte en paz con tu pasado; así no arruinará tu presente. 
20. No compares tu vida con la de otros; no tienes idea del camino que ellos han andado en la vida. 
21. Nadie está a cargo de tu felicidad excepto tú mismo. 
22. Recuerda que tú no tienes el control de todo lo que te sucede, pero sí de lo que haces con ello. 
23. Aprende algo nuevo cada día. 
24. Lo que la demás gente piense de ti no es de tu incumbencia. 
25. Aprecia tu cuerpo y disfrútalo. 
26. No importa qué tan buena o mala sea la situación, ésta cambiará. 
27. Tu trabajo no se ocupará de ti cuando estés enfermo; tus amigos sí lo harán. Mantente en contacto con ellos. 
28. Desecha cualquier cosa que no sea útil, bonita o divertida. 
29. La envidia es una pérdida de tiempo; tú ya tienes todo lo que necesitas. 
30. Lo mejor está aún por venir. 
31. No importa cómo te sientas, levántate, vístete y asiste. 
32. Cada noche antes de acostarse da gracias por lo recibido y logrado. 
33. Recuerda que estás demasiado bendecido como para estar estresado. 
34. Disfruta del viaje. Sólo tienes una oportunidad; sácale el mayor provecho. 
35. ¡La vida es bella, disfrútala a cada instante! 

EL SECRETO Y EL PRINCIPIO DEL VACÍO 

La Ley de Atracción y el Vacío 

¿Tienes el hábito de guardar “por si acaso” cosas que desde hace tiempo no usas? ¿Estás acostumbrado a ir amontonando ropa que nunca más sale de tu armario, o papeles inservibles que sabes que un día u otro deberás tirar? ¿Almacenas objetos innecesarios por si dentro de unos meses e incluso años llegas a necesitarlos? Si es así (y la mayoría de personas lo hacen) deberías saber algo: ESO ES LO PEOR QUE PUEDES HACER si deseas lograr resultados con la Ley de Atracción. ¿Sabes por qué? La respuesta está relacionada con el VACÍO. Lo que vas a aprender en estas líneas es verdaderamente importante. 

La Ley del Vacío 

Si quieres algo, resérvale un espacio. Si quieres que algo nuevo llegue a tu vida, crea un vacío para que ese algo se encargue de llenarlo. De eso trata precisamente la Ley del Vacío, que dice que si quieres atraer algo, antes debes reservarle un espacio. Es por eso que la técnica de crear vacío resulta imprescindible si quieres lograr resultados con la Ley de Atracción. Básicamente eso es así porque si quieres que la prosperidad llegue a tu vida, antes hay que hacer espacio para recibirla. 

Así que si quieres atraer abundancia y prosperidad a tu vida, debes tener siempre esta frase presente: PARA ATRAER ALGO ANTES HAY QUE RESERVARLE UN ESPACIO. Por eso, si tienes más objetos de los que necesitas y usas (ropa, accesorios, bolígrafos, papeles, muebles... ¡TODO!) llegó el momento de empezar a vaciar y crear espacio para lo que venga. Piensa que lo que ocurre afuera, ocurre adentro... Y no puedes atraer prosperidad si afuera manifiestas sentimientos de carencia, dolor o miedo a perder lo que tienes. 

Las consecuencias de llenar todos los espacios 

¿Sabías que las personas no toleramos el vacío y por eso tendemos a llenarlo de lo que sea? No importa si no es lo que queremos... Tenemos tendencia a guardar todo por si un día nos falta, y eso precisamente lo que estamos transmitiendo al Universo: escasez y conformismo. Y como sabrás, eso es un grave error. ¿Sabías, también, que no dejar espacios es síntoma de rechazar el cambio y la prosperidad? Cuando más te resistas a crear vacío, menos dispuesto estarás a cambiar. Y mientras vayas acumulando cosas que no usas y no necesitas, serás incapaz de atraer algo nuevo y mejor para ti. Lo de guardar cosas “por si acaso”, no sirve, no funciona, y trae justo lo que quieres evitar: que la Ley de Atracción no te dé los resultados que esperas. 

Por ponerte un ejemplo: ¿Verdad que si quieres colocar un cuadro en la pared del comedor o de tu habitación te asegurarás que haya espacio para él antes de comprarlo? Básicamente, eso funciona así. Si quieres un premio reserva un lugar en tu estante para él... Pero no puedes decirle al Universo que te traiga algo mientras le estés transmitiendo que en tu vida no hay lugar para ello. Algo tan sencillo como no saber que HAY QUE CREAR UN ESPACIO para tener éxito con tus atracciones, ha provocado que miles de personas se quejen a menudo, se frustren todos los días, pongas trabas y límites a la hora de manifestar, se enojen, se lamenten... Y todo eso por pasar por algo la importancia de la Ley del Vacío. Si no creas vacío, estás diciendo al Universo que no necesitas nada nuevo. Recuerda que tus pensamientos, emociones y acciones definen tu realidad. 

¿Qué ocurre cuando guardas en el armario ropa, ropa y más ropa que llevas tiempo sin usar y que probablemente jamás volverás a usar pero que sin embargo dejas ahí “por si a caso”? Sin darte cuenta, con esa simple acción: 

1. Estás transmitiendo al Universo que lo viejo ya te sirve y que no necesitas nada nuevo. 
2. Estás desconfiando de tu capacidad para atraer de nuevo esas cosas a tu vida. 
3. Estás dudando de la Ley de Atracción y su poder para darte lo que le pides. 
4. Estás llenando vacíos impidiéndote a ti mismo manifestar lo que deseas. 

Y eso puede aplicarse a todas las áreas de tu vida. Por tanto, ¿qué es lo que debes hacer para atraer abundancia y prosperidad a tu vida? 
Efectivamente: CREAR VACÍO. 
Lo que queremos que entiendas es que mientras guardes cosas innecesarias solamente por si algún día llegas a necesitarlas de nuevo, NO lograrás resultados con la Ley de Atracción porque le estás transmitiendo que no las necesitas y no existe espacio para ellas. 
Si creas un espacio para cada una de tus futuras atracciones, estarás enviando al Universo la señal de que ya estás listo para recibir lo que quieres. Y además, tus pensamientos, emociones y vibraciones estarán dándote la razón.


domingo, 3 de diciembre de 2023

LA HISTORIA DE LOS MACABEOS, UN EJEMPLO DE FIDELIDAD Y DE TESTIGOS EN DIOS

La historia de los Macabeos, 
¡un ejemplo de fidelidad!

Cuando la ley de Dios está en juego, todos los sacrificios, toda la dedicación y toda la constancia en la fe valen la pena. Al ser Él Rey y Señor tiene derecho a ser alabado y obedecido, aunque eso nos cueste la sangre del cuerpo y la del espíritu.
La historia de los Macabeos es, sin lugar a duda, una de las más hermosas de la Sagrada Escritura.
El testimonio de un amor adamantino a la ley de Dios, de una fidelidad eximia a su santo Nombre y de una fuerza sobrehumana que se impone sobre la propia flaqueza distinguió el periplo de aquellos varones y damas que lucharon en Judea y los hizo dignos de marcar la Historia con su constancia.
El Altísimo se complace con la fidelidad de los suyos, sobre todo cuando ésta es demostrada hasta el extremo, «porque en el fuego se prueba el oro, y los que agradan a Dios en el horno de la humillación» (Eclo 2, 5).
Así trató el Señor a su pueblo durante las persecuciones que por entonces se habían desatado e igualmente así manifestó su poder…

Antíoco Epífanes, un vástago perverso

Nos encontramos en el siglo IV a. C. Alejandro Magno se había convertido en uno de los mayores potentados del orbe, hasta el punto de que ningún ejército conseguía hacerle frente: «Llegó hasta el confín del mundo, saqueó innumerables naciones… la tierra enmudeció ante él» (1 Mac 1, 3).
Sin embargo, tras someter bajo su yugo a algunos de los pueblos más influyentes de aquel tiempo —como el reino de los persas—, sintió que la muerte se avecinaba. Entonces convocó a los altos oficiales y repartió entre ellos su imperio. Todos ciñeron la diadema real y sus hijos los sucedieron por muchos años, haciendo que el mal se multiplicara por toda la tierra (cf. 1 Mac 1, 7-9).
No es de extrañar que de entre esos reyes surgiera «un vástago perverso: Antíoco Epífanes» (1 Mac 1, 10), el cual subió al trono de Sirioa en el año 175 a. C. «También se le conoció por el sobrenombre de epímane, maníaco, a causa de su orgullo, que le impulsaba a igualarse con Zeus».1
Llevado por la ambición, Antíoco planeó conquistar Egipto. Atacó al rey Ptolomeo VI, que huyó en desbandada, y de regreso a Siria marchó rumbo a Jerusalén, donde entró triunfante. Saqueó el Templo, apoderándose de los objetos de valor que lo adornaban, y volvió a su tierra, tras haber matado a los judíos que se le habían opuesto.

Dos años después atacó nuevamente Jerusalén, donde estableció una ciudadela. Decretó por escrito órdenes que los habitantes de Judá tenían que adoptar: «se prohibía ofrecer en el santuario holocaustos, sacrificios y libaciones, y guardar los sábados y las fiestas; se mandaba contaminar el santuario y a los fieles, construyendo aras, templos y capillas idolátricas, sacrificando cerdos y animales inmundos; tenían que dejar sin circuncidar a los niños y profanarse a sí mismos con toda clase de impurezas y abominaciones, de manera que olvidaran la ley y cambiaran todas las costumbres» (1 Mac 1, 45-49). Además, mandó que se irguiera sobre el altar lo que el primer libro de los Macabeos califica de «la abominación de la desolación» (1, 54), a quien, de ahí en adelante, los judíos deberían adorar como dios.

Nadie que viniera a contrariar sus órdenes se libraría del castigo.

Una conquista desde hace tiempo preparada

Gran parte de los judíos no presentaban resistencia, pues hacía mucho que sus almas estaban corroídas por el desamor al Dios de Israel y a su causa. A tal punto que varios de ellos ya se habían mancomunado con los paganos para adoptar sus malas costumbres y prácticas perversas (cf. 1 Mac 1, 12-13).
En efecto, el libro de los Macabeos describe que antes incluso de la invasión de Antíoco los israelitas partidarios del helenismo «construyeron en Jerusalén un gimnasio, disimularon la circuncisión, apostataron de la alianza santa, se asociaron a los gentiles y se vendieron para hacer el mal» (1 Mac 1, 14-15).
El deseo de una vida más adaptada a los hábitos nuevos de los griegos agitaba, cada día, el corazón de los aggiornati judíos de aquel tiempo. La religión, las costumbres, la moral y las prescripciones de sus antepasados estaban desfasadas y condenadas al olvido más completo…
Para ellos valía más vivir de acuerdo con los dictámenes de la tierra que con las leyes del Cielo.

Desolación entre los pocos fieles

Los pocos que osaron hacerle frente al conquistador fueron cruelmente masacrados por sus soldados. Dicen la Escrituras que «una cólera terrible se abatió sobre Israel» (1 Mac 1, 64): las mujeres que circuncidaban a sus hijos, los que habían realizado el rito y los propios niños eran asesinados por mandato del rey. Igual destino tenían aquellos que conservaran algún libro de la Alianza o persistieran en seguir las prescripciones de la ley divina.
Los que escaparon del furor de los paganos se refugiaron en lugares solitarios y allí mantenían, en la medida de lo posible, la práctica de la verdadera religión. Pero su situación se volvía cada vez más difícil…
Quizá sea por eso que, al inicio, al primero y segundo libro de los Macabeos se les llamara en las traducciones al latín Angustiæ filiorum Dei y Angustiæ templi,2 respectivamente.
Aceptar tal desolación y dejarse masacrar fue, para esos judíos, su muestra de amor a Dios y a su ley. No obstante, ¿sería eso suficiente?

Impulsado por justa cólera

«Por entonces surgió Matatías, hijo de Juan, hijo de Simón sacerdote de la familia de Joarib; aunque oriundo de Jerusalén, se había establecido en Modín» (1 Mac 2, 1) con sus hijos: Juan, apodado el Feliz; Simón, llamado el Fanático; Judas, apellidado Macabeo; Eleazar, denominado Avarán; y Jonatán, conocido como Apfús.
Emisarios de Antíoco llegaron a Modín para obligar a sus habitantes a que sacrificaran al ídolo. Su objetivo principal era conseguir la apostasía de Matatías, pues al ser un hombre influyente y respetado serviría de ejemplo a sus compatriotas de cómo se debía abandonar la ley divina sin escrúpulos ni pesar.
El día señalado para el sacrificio, Matatías compareció en el lugar para ver cómo se desarrollarían los hechos. Al ser intimado por los emisarios a cumplir la orden real, él se negó rotundamente, declarando que no se desviaría de la verdadera religión «ni a derecha ni a izquierda» (1 Mac 2, 22), junto con toda su familia.
No obstante, tan pronto como terminó de pronunciar tales palabras un judío se adelantó a sacrificar al ídolo ante toda la asamblea. «Al verlo, Matatías se indignó, tembló de cólera y, en un arrebato de ira santa, corrió a degollar a aquel hombre sobre el ara» (1 Mac 2, 24). También le quitó la vida al oficial del rey encargado de obligarlos a la apostasía y llamó a sí a quienes quisieran resistir, por amor a Dios, hasta el final.

Inicio de la resistencia

Instalada la rebelión de los Macabeos, se fortificaron en refugios alejados de la ciudad. La conducta de Matatías sería muy diferente de la que hasta entonces habían adoptado los israelitas. No venía para perder sino para ganar. En efecto, en la hora de la dificultad es cuando aparecen, con todo el ímpetu del amor, los verdaderos hijos de Dios.
Ahora bien, ocurrió que muchos de los judíos que se habían refugiado en el desierto fueron alcanzados por los sirios y masacrados sin ninguna resistencia, dejándose matar, pues era día de sábado y no querían romper el descanso prescrito por la ley…
Cuando Matatías supo esto decidió no actuar como ellos, incluso aunque fuera sábado; de lo contrario, nadie sobreviviría a los ataques de los paganos. Reunió a un ejército y empezó a recorrer el país exterminando a los judíos prevaricadores, destruyendo los altares de los ídolos y persiguiendo a los enemigos (cf. 1 Mac 2, 44-47).
La actitud de Matatías revela algo de aquella astucia de la serpiente que el divino Maestro les ordenaría tuvieran los hijos de la luz (cf. Mt 10, 16). No se ciñó a la letra de la ley, sino que supo discernir la necesidad de abdicar de una costumbre santa para defender valores aún más altos.
Por otra parte, digna de admiración es también la postura de sus seguidores: atendieron a la voz del hombre de Dios, seguros de que el camino por él señalado conducía a la victoria.

Martillo de Dios contra los paganos

Tras la muerte de Matatías, su hijo Judas Macabeo tomó el mando del ejército. Sus hazañas fueron simplemente innumerables.
Se cuenta que Judas era llamado Macabeo a causa de la forma de su cabeza, que se parecía a un martillo —maqqeneth en hebreo y maqqaba en arameo.3 Fue con ese nombre con el que su familia y la resistencia de los israelitas en Tierra Santa pasaron a la Historia, y ningún otro podría ser más adecuado, pues fueron verdaderos martillos de Dios contra los paganos.
Asumido por Dios en todas sus empresas, Judas Macabeo venció con la fuerza del Altísimo y puso en fuga a sus enemigos. Junto con sus hermanos derrotó a los sucesivos generales enviados por el rey Antíoco, el cual, humillado en su orgullo, murió de disgusto tras conocer que sus tropas habían sido aniquiladas (cf. 1 Mac 6, 8-16).
Después de incontables luchas y dificultades, los Macabeos consiguieron, por fin, romper el dominio de los paganos en su territorio. La religión del verdadero Dios volvió a ser practicada, con mucho más fervor que antes y «la tierra de Judá gozó de sosiego por algún tiempo» (1 Mac 7, 50).

Aparente desmentido y verdadera victoria

Sin embargo, tras la muerte de Judas «volvieron a surgir apóstatas por todo el territorio de Israel y levantaron cabeza todos los malhechores» (1 Mac 9, 23). Los judíos renegados proseguían sus maquinaciones (cf. 1 Mac 9, 58; 10, 61; 11, 25), y la perspectiva de una nueva apostasía del pueblo elegido se vislumbraba con claridad en el horizonte.
Ante esto, se podría pensar que la lucha de los Macabeos fue noble y heroica, pero inútil. No extirparon la verdadera raíz de la iniquidad: los falsos practicantes de la verdadera religión. Sus vidas habrían sido sacrificadas en pro de la realización fugaz de un «sueño de ojos abiertos», condenado a no tener continuidad en el tiempo.
¿Valió la pena tanta fidelidad a una ley que ya estaba olvidada en su nación? ¿Valió la pena tal lealtad a un Dios que, hacía mucho, había sido abandonado por gran parte del pueblo? ¿No habría sido mejor que Matatías y sus descendientes hubieran adoptado una política más conciliadora, cediendo parcialmente a las exigencias del enemigo en lugar de tratarlo con tanta intransigencia?
Dice el poeta Fernando Pessoa que «todo vale la pena, si el alma no es pequeña».4

Cuando Dios y su Ley están en juego, todos los sacrificios, toda la dedicación y toda la constancia se vuelven un deber de justicia. Como supremo Rey y Señor, tiene derecho a ser alabado y obedecido, aunque eso nos cueste la sangre del cuerpo y la del espíritu.
Por haber sido un ejemplo de fidelidad a Dios en medio de lo absurdo y de la desilusión, los Macabeos merecieron brillar en el firmamento de la Iglesia y de la Historia. Proclaman por todos los siglos que sólo en Él se encuentra la verdadera victoria. Por eso hoy son y siempre serán dignos de nuestra admiración.

Notas

1 ARNALDICH, OFM, Luis. Biblia comentada. Libros históricos del Antiguo Testamento. 2.ª ed. Madrid: BAC, 1963, p. 960.
2 Cf. Ídem, p. 949. Del latín: Las angustias de los hijos de Dios y Las angustias del Templo.
3 Cf. Ídem, ibídem.
4 PESSOA, Fernando. Mensagem. Lisboa: Parceria Antônio Maria Pereira, 1934, p. 64.


(1 de agosto)

Etimológicamente significa “fuerte contra el adversario”. Viene de la lengua hebrea.
Si quieres más información acerca de esta familia, ve a la Biblia y medita los dos libros titulados de igual modo.
En el libro 20 y en el capítulo 7 se habla de cómo prefirieron dar su vida por Dios antes que ofenderle.
Su madre fue un ejemplo fuerte para sus siete hijos. Vio morir a cada uno. Y tuvo palabras consoladoras, en esos momentos de crueldad, animándolos a que murieran por el Dios verdadero.
El rey que reinaba en aquel tiempo era Antíoco. Le tenía manía a los verdaderos judíos.
Ante las amenazas de cómo iba a matarlos y de su forma horrible, la madre le contestó:" El Señor cuida de todos nosotros y está presenciando lo que sucede. Siempre se cumplirá lo que prometió Moisés: Dios se complace de sus amigos".

Fueron siendo asesinados uno tras otro. Ya con el hijo quinto, el joven le dijo al rey: «¿Se imagina que porque tiene un alto puesto de gobierno puede hacer todo lo que se le antoja? Pero no crea que Dios ha abandonado a quienes pertenecemos a la verdadera religión. Ya verá que pasado un poco de tiempo, nuestra santa religión triunfará, mientras que a ustedes les sucederán cosas muy desagradables».
El sexto hermano dijo: "Cuando llegó el pequeño, el rey pensaba que se iba a ablandar. Le hizo muchos regalos para atraerlo".
Entonces intervino su madre y le dijo: "Hijo: ten compasión de mí, por amor a tu madre no vayas a renegar jamás de la santa religión de nuestros antepasados. Recuerda que estás obedeciendo al Dios que creó el cielo y la tierra. No tengas miedo a este verdugo que te quiere quitar la vida del cuerpo, porque si perseveras fiel, nos encontraremos todos juntos con tus hermanos en la vida eterna del cielo".

Tras estas palabras lo mataron, y a continuación a la madre de todos ellos.
¡Felicidades a quienes lleven este nombre!

10. La historia que se repite: Los Macabeos | La Iglesia Que Ilumina 🕊

Los jóvenes macabeos - Hna. Clare Crockett.

El 14 de noviembre, cumpleaños de la Hna. Clare Crockett, presentaremos el vídeo íntegro de ella tocando la canción de “Los jóvenes macabeos”. La letra es un poema escrito por la Hna. Estela Morales, como en el caso de “Prefiero el Paraíso”. La música la compuso la misma Hna. Clare. Esta canción exhorta a los jóvenes a no dejarse seducir por las mentiras que el mundo les ofrece y a ser valientes para defender la verdad, incluso hasta la muerte, como los siete hermanos del libro de los Macabeos. La canción termina hablando de la Virgen, capitana de nuestro ejército, que conduce a la juventud a la victoria del amor. El vídeo es de aquella famosa noche del mes de diciembre de 2015, en que la Hna. Clare no se encontraba bien físicamente. Ni siquiera tenía la letra de la canción, ni los acordes, ni voz…, pero se entregó generosamente a cantar con todas sus fuerzas sin poner excusas. Mientras la Hna. Clare canta la última línea: “¡María, por ti y siempre contigo!”, interrumpió la canción un momento y dijo: «Esto es lo que tenemos que cantar cuando nos estén matando». El martirio estaba muy presente en su mente. Veía a la Virgen como a aquella que le daría la fuerza a ella y a las hermanas, “ahora y en la hora de nuestra muerte”, como rezamos en cada avemaría.

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